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Polémica Editeda por el Centro Editor de América Latina S.A. © 1971 Centro Editor de América Latina S.A. Gangallo. 1228 - Buenos Aires, Secclon Ventas: Rincon 87. Buenas Aira Buenos Aires Primera Historia Argentina Integral iGcho tell eesosesiGcdlo7 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina ‘Sumario Los textos del presente fasciculo fian sido preparados y redactodos or Pablo’ Lejarraga, Jorge E. Roulet y Bernardo Kleiner EI asesoramiento. goners estuvo a cargo de Haydée Gorostegut ve Torres. ‘Se termin6 de imprimir en tos lalleres. grélicos de Sebastién de Amorroriu © Hijos S.A Luca 2228, Buenos Aires, fen unio de 1971 La Reforma Universitari, ne ‘autonomia: pledra del escéndolo Democratizacion de la universidad {Al encuentro de lo nacional y ‘cial: “0. burgués 0 profetario” Fautores dela unién fatinoamericana Factores de le union Imerpretaciones: generacional y clasista ‘ree. congresos memorable La experiencia del 30 {La decade del 70, Retorma_y relormismo ‘univeretarlos: nl tanto ri ten poco [Aproximacion a 108. contenidos os. grupos no roformistas Belance y perspectivas EL coformismo Cada uno de los autores que tratan el tema de la Reforma Universitaria, son representativos de otros tantos momentos de su historia y, por lo mismo, Sus interpretaciones difieren ‘en puntos fundamentales. para Pablo Lejarraga “el movimiento tuvo como primer escenario la Universidad; pero a poco que se desenvuelve y entra fen contacto con el pueblo, lo que inicialmente se revel como una rebelion estudiantil limitada a demandas universitarias de inmediato se expreso como un movimiento de aliento nacional y social, que agitaba en sus protestas e inscribia en sus programas reclamos y anhelos que eran ‘comunes de otras fuerzas © sectores y que trasuntaban por igual exigencias de una nueva conciencia social que se venia gestando en el pais y en América Latina’ para Jorge Roulet el hecho de que los reformistas no se conformaran con un programa universitario y pasaran insensiblemente a la “cuestion social” es la gran equivocacion de los estudiantes puesto que pretenden formular una ideologia global sin darse cuenta que no constituyen un verdadero actor social. “La distancia entre 1a desmesura de la pretension y la transitoriedad y ambivalencia de su condicién de estudiantes =continda Roulet- se pone dolorosamente de manifiesto y es el signo distintivo de una forma ineficiente, contradictoria y contraproducente de hacer Politica que tienen los jévenes latinoamericanos: el “reformismo universitario”. Frente a estos andlisis, Bernardo Kleiner, el protagonista mas reciente, conserva todavia el fervor combativo de los afos estudiantiles. De alll que su aporte constituya sobre todo una entusiasta defensa de la actividad desarrollada Por los reformistas con Posterioridad a 1955, El tema no se agota por cierto con estas opiniones ni aun con los testimonios estudiantiles que reflejan e1 pensamiento actual de sus actores y que publicaremos en el siguiente fasciculo, pero no dudamos que el lector podré, a través de ellos, elaborar conclusiones propias con perspectivas mas amplias sobre un tema indudablemente, controvertido. a La Reforma Universitaria Pablo Lejarraga, Jorge E. Roulet, Bernardo KI Tres protagonistas de otros tantos momentos en a ya larga historia de la Refor- | ma Universitaria ofrecen sendos anélisis sobre el | movimiento surgido en | 1918. Lo hacen desde una perspectiva critica, desde | una actualidad que les per- | mite una evaluacién serena de los objetivos que sucesivamente han movili- zado al estudiantado. Ca- | da uno de ellos asume sin embargo el compromiso de la época en que les to- 66 actuar, un compromi- 80 que hoy facilita la com- prensién de actitudes di- versas segun el contexto histérico en que se dieron Los afios primeros que se cierran con la quiebra del orden constitucional, 1a etapa _coincidiente con la gestién de gobierno pero- nista y la experiencia es- tudiantil_inmediatamente posterior @ 1955 son los de Pablo Lejarraga, Jorge E. Roulet y Bernardo Klei- ner. Y de ellos nos pres- tan testimonio. Otros le seguirén: los de quienes son hoy estudiantes, en una universidad y un pais donde se plantean nuevas situaciones y, por lo mis- mo, generan respuestas nuevas. Distintos momen- tos, distintos enfoques. Tal vez sdlo asumiendo el ca- récter cambiante del pro- ceso podamos aspirar hon- radamente a comprenderlo. tiempos, respectivamente, | La Reforma Universitaria (1918-1932) Poblo Lelarrags La Reforma Universitaria ha sido el més importante de los movimientos juveniles en el pais y en América Latina y sigue siendo la mas legitima y estimulante tradicién de los estudiantes argentinos y ame- ricanos. Lo es por la exten- sin geogréfica que abarc6, por la cantidad de jévenes que moviliz6, por su enverga- dura y gravitacién universita- ria y social y por su perdu: rabilidad Surgido el movimiento en la Universidad de Cérdoba en 1918, se extendié répidamen- te por todas las universide- des argentinas y latinoame- ricanas, respondiendo a sus particularescircunstancias historicas, pero con parejos reclamos y anhelos de reno- vacién universitaria y social e identificé a sus juventu- des estudiantiles en una co- min empresa espiritual de amplitud continental E| movimiento tuvo como pri- mer escenario la universidad; pero a poco que se desen- wuelve y entra en contacto con el pueblo, lo que inicial- mente se revelé como una rebelién estudiantil. limitada ‘a demandas universitarias, de inmediato se expresé como un movimiento de aliento na- cional y social, que agitaba en sus protestas ¢ inscribia en sus programas reclamos y anhelos que eran comunes de otras fuerzas 0 sectores y que trasuntaban por igual exigencias de una nueva con- ciencia social que se venia 197 1. Altredo Palacios. En Ia pagina 199 1. Estudiantes detenidos en Cérdoba en 1918, a la hora del rancho. 2. La segunda toma de la Universidad de Cordoba en setiembre de 1918. gestando en el pais y en ‘América Latina, Fue fécil advertir que causas generales y profundas deter- ‘minaban la insurgencia juve- nil. Es corriente asi en el anélisis del_ movimiento re- formista argentino relacionar- lo, en el orden internacional, con la guerra de 1914-18, la revolucién rusa y la crisis mundial en que se las sitia, y, en el orden local, con la formacién en el pais de nue- vas clases medias en ascen- 50, originadas en los aportes inmigratorios, el advenimien- to del radicalismo al poder y la agitacién social de los tra- bajadores, hechos, unos y otros, de los que los estu- diantes son en gran parte re- flejo y expresién de lucha. Por eso se ha podido decir que el estudiante de la Re- forma salié a la busqueda de un maestro, un maestro que la universidad no le daba y, avanzando, fue a dar con la crisis de la institucién, luego Pea ialmente, con la crisis 0 la sociedad. De ahi qui a partir de entonces, los es: tudiantes empezaron a con- jugar la ecuacién Universidad- Escucla-Sociedad. La Reforma Universitaria y la Reforma Escolar— la escuela en todos sus grados— vinieron a ser para el estudiante reformis- ta inseparables de la Refor- ma Social. En Giltimo término debe des- tacarse que el movimiento reformista, con variadas al tornativas ‘de auge o de re- troceso, ha perdurado duran- te medio siglo. En el trans- curso de los cincuenta afios cumplidos se han sucedido varias generaciones de estu- diantes que han actuado con desparejo impulso y someti- dos a distintas influencias. Pero, con mayor 0 menor mi- litancia, con mayor 0 menor acierto y ain con error, es dable comprobar que al ser- vicio de los Ideales procla- mados se ha mantenido una linea de continuidad histé- rica. Constantes de la Reforma Durante este tiempo, la Re- forma Universitaria a través de la accién, fue reveléndo- se profundamente demoord- tica, laica, anticapitalista, so- lidaria con la lucha reivindi- cadora de los trabajadores, americanista y antiimperialis- ta, Estos principios, que, en un sentido general, podria- mos denominar el ideario de la Reforma Universitaria son sus constantes a lo largo de estos cincuenta afios, en su doble expresién universitaria y social. No tuvieron una formulacion definida y orgénica desde el inicio, aunque debemos, con- siderarlos enunciados desde 1918, en el ya famoso “Ma- nifiesto” de junio, dirigido por los estudiantes de Cérdo- ba a los hombres libres de Sud América y que redacta- ra Deodoro Roca, firme com- batiente del movimiento y una de sus figuras més Id- cidas. “Hombres de una repdblica libre —empieza este Mani- fiesto— acabamos de romper la Gltima cadena que, en ple- no siglo XX, nos ataba a la antigua dominacién monér- quica y monéstica. Hemos resuelto lamar a todas las cosas por el nombre que tie- nen. Cérdoba se redime. Desde hoy contamos para el pafs una vergienza menos y una libertad més. Los dolo- res que quedan son las liber- tades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonan- cias del corazén nos lo ad- vierten: estamos pisando s0- bre una revolucién, estamos viviendo una hora americana”. 198 Participacién estudiantil y autonomia: piedra del escéndalo La Reforma, desde 1918, pro- pugné una honda transforma- cién de la universidad en su estructura orgénica y en sus fines. En su estructura orgé- nica, para hacer de la univer- sidad una libre y armoniosa comunidad de profesores, alumnos, egresados y cuan- tos participan en sus tareas y estudios; y en sus fines, para ponerla al servicio del pueblo como institucién fun- damental de ta cultura pabli- ca. Decia el Manifiesto ini- cial: “Las Universidades han sido hasta aqui el refugio se- cular de los mediocres, la ren- ta de los ignorantes, la hos- pitalizacién segura de los invalidos y —lo que es peor atin— el lugar donde todas las formas de tiranizer y do insensibilizar hallaron la céte- dra que las dictara. Las Uni- versidades han llegado a ser asi el fiel reflejo de estas so- ciedades decadentes, que se ‘empefian en ofrecer el triste espectéculo de esta inmovili- dad senil. Nuestro régimen universitario— ain el més reciente— es anacrénico” Para ello, el movimiento em- pez6 por reclamar la partic pacién estudiantil en la vida universitaria. Quiso hacer del estudiante el centro del acto educativo integrarlo en el funcionamiento y_go- bierno de la universidad. Este reconocimiento de la perso- nalidad estudiantil, en su do- ble alcance pedagdgico ¢ ins- titucional, se present6 como el punto de partida y la con- dicién del programa de trans- formacién universitaria. Correlativo con este principio de la participacién estudian- til se anuncié el de la auto- nomia universitaria, el dere- cho a darse su propio gobier- no y regular su funcionamien- 1, La inconclusa Facultad de Derecho de Buenos Aires, hoy ocupada por dependencias de la Facultad de Ingenieria. nie to, que no implicaba “fuer especial” 0 privilegio algu- no, sino exigencia fundamen- tal de la universided para su propia existencia en plenitud. La autonomfa no podia sino interpretarse como sindnimo de libertad para su obra crea- dora, sin imposiciones ni li- mitaciones, abierta a todos los pensamientos y a todas las tendencias, a todos los hombres que tuvieran autori- dad moral o intelectual para ensejiar en sus aulas. Estos dos principios han sido la piedra de escéndalo, ata- cados permanente y sefiuda- mente desde todos los éngu- los de la reacci6n universita- ria y social y arrasados por los gobiernos autooréticos y antipopulares, llamados siem- prea Imponer ol “orden” y la “disciplina” en la univer: sidad De estos dos principios que la definen institucionalmente, se derivan los otros_princl- pios de la libertad de catedra, la asistencia libre, la docen- cia libre, la periodicidad de la cétedra, los concursos pa- ra la provisién de cargos. la publicidad de los actos uni versitarios, la gratuidad de la ensefianza, los seminarios y demas formas de una inter- vencién activa del estudiante en la ensefianza para dejar de ser simple y pasivo recep- tor de la leccién repetida; y, finalmente, la integracién cul tural y la exclaustracién de Ja cultura, Democratizacién de la universidad Este proceso de transforma in nos llevaba a la demo- cratizacién de la univers dad— la universidad abierta al pueblo— concordante con la democratizacién que, en todos los érdenes, se venfa operando en la sociedad ar- gentina. os eta De ahi también la lucha re- formista por la supresin de todas las trabas que impidie- ran o limitaran el ingreso a la universidad, sobre todo las trabas de cardcter econémico que son las que més directa mente afectan a las clases modestas de la sociedad. De ahi su lucha por facilitar los estudios mediante la institu: clon de becas y horarios ade- cuados para los que trabajan y contra todas las formas de limitacionismo. Este proceso de democratiza- cién de la universidad tenia y tiene sus limites en cier- to modo “infranqueables Estos limites estan dados por las condiciones socio-econd- micas de la sociedad en que la universidad existe, cuya modificacion, por lo tanto, se impone como una exigencia del planteo reformista. Estos limites estén dados por ‘ni agotan la democratizacién de la universidad que, si- guiendo las variaciones. del cambio social, debia vivificar ‘su comunicacién con el pue- blo, recogiendo sus influen- cias_y proyecténdose sobre el mismo, sirviéndolo en sus necesidades y aspiraciones. Al encuentro de lo nacional y social. “O burgués 0 profetario” Desde el primer momento, lanzado a la calle, por fuerza de los acontecimientos y por el _dinamismo propio de la accién, el movimiento refor- mista amplié sus horizontes, yendo al encuentro de lo na- ional y lo social, al encuen- tro del. pueblo. Desde entonces al calor de la Reforma Universitaria se avivé la preocupacién politi- co-social de la juventud y los estudiantes empezaron a pro- nunciarse tomando posicio- nes frente a los grandes pro- blemas de la vida nacional e internacional, especialmente latinoamericana, comenzando @ gravitar como una fuerza social en {a politica general de nuestros paises. Es asi como haciendo de la politica, aunque al margen de la militante y sin disciplina de partido, la sustancia de su pensamiento renovador y la materia viva de su accién combativa, la Reforma Uni- versitaria estimul6 el desper- tar de vocaciones sociales y la formacién de generaciones politicas. Desde entonces, la Reforma Universitaria se ver- tebré como capitulo de la vi- da nacional y como parte de la reforma social, en que so mezclaban y eran’ parejos los afanes escolares y los afa- nes politicos y sociales. Para ser reformista legitima ¢ in- tegralmente, se debia al mis- mo tiempo que propugnar la reforma de la universidad, ocupar un lugar de avance en la arena politica y en la lu cha social. Eran dos aspec- tos —el universitario y el s0- cial— que no podian escin- dirse. Se complementaban o influian mutuamente, conju- géndose en un consecuente bregar. Anibal Ponce, que al respecto escribié paginas es: clarecedoras, en una oportu- nidad resumi6 tajantemente la posicién del estudiante convocado por la Reforma: “9 burgués 0 proletario’ Fautores de la uni6n latinoamericana Dentro de este ideario social de la Reforma Universitaria destaquemos dos manifesta- ciones de su accionar que en nuestros dias han cobrado extraordinaria significacién y que se expresaron desde la primera hora del movimiento: su latinoamericanismo y st antlimperialismo, que se con- fundian en una ‘misma posi- clén y en una misma lucha de liberacién latinoamericana. Desde 1918, los estudiantes 201 reformistas de la Argentina y de los paises latinoameri- ‘anos en que el movimiento estallaba, retomando el viejo estandarte de los fundadores de nuestras_nacionalidades, empezaron a moverse en nombre y en funcién de Amé- rica Latina, propugnando la unidn politica de los pueblos al sur de Rio Grande y, por encima de gobiernos y canci Hlerias y, muchas veces, con- tra los gobiernos y las. canci llerfas, empezaron a vivir esa unién, denunciando al impe- rialismo como enemigo de la misma y causa principal del drama de sometimiento y en- trega latinoamericano. Devi nieron los fautores de la for- macién de una renovada con- ciencia latinoamericana, en el rumbo de la emancipacién. Esta posicion habia tenido en el campo del pensamiento y de la accién brillantes. pre- cursores y es justicia recor- dar, entre otros, a Rod6, con su Ariel y a Manuel Ugarte que recorrié América urgien- do la unién con su prédica encendida. Pero la juventud reformista e dio a la lucha antiimperia- lista nuevos fundamentos y sentido realista y perentorio. Al par que al imperialismo denuncié a las oligarquias que actuaban de cémplices del_imperialismo, es decir, sefialé al enemigo de fuera y a los enemigos de dentro. De ahi que la lucha debia librarse contra ambos por igual, imponiéndose una poli- tica de unidad popular latino- americana, Este papel jugado por la Re- forma Universitaria ha sido unénimemente exaltado por hombres preclaros de nuestra América, como José Carlos Maristegui. Entre nosotros, recordamos el testimonio de José Ingenleros, en su_dis- curso de Paris, en 1925, cuan- do dijo que “ia nueva juven- tud americana habia precisa- do la ideologia de la lucha contra el imperialismo yan qui y que todos los hombres mayores sumados a-las files juveniles debian declararse guiados y no guias”. No es necesario reeditar la varlada y rica cronologia de esa accién latinoamericana y antiimperialista. Interpretaciones: generacional y clasista Pasados los primeros afios de la accién juvenil reformista, tras las primeras experien- clas vividas y ante tanto ma- terial acumulado de hechos @ Ideas, los dirigentes y es- tudiosos de la Reforma Uni- versitaria se dieron a la ta rea de interpretar el movi- miento, desentrafiando sus causas, los factores que lo dinamizaron, las ideologias que lo habjan inspirado y sus Perspectivas y posibilidades en ol porvenir de América Latina, floreciendo una abun- dante ¢ interesante literatura. Aparte de los negadores y de los que no quisieron ver en el movimiento més que una significacién docente y cultu- ral, dos interpretaciones de las ensayadas cobraron relie- ve: la generacional y la cla- sista. La generacional pre~ sentaba a la reforma como la ‘obra de una nueva generacion que llegaba desvinculada de la anterior, que trata sensibi- lidad distinta e ideales pro- ios y una misién diversa que ‘cumplir; la clasista la presen- taba como una repercusin en la universidad del fend- meno de la lucha de clases, atendiendo a la composicién social del estudiantado prove- niente, en su mayor parte, de las clases medias. la teoria generacional, de de amplia aceptacién en Amé- rica, estaba tocada de cierto sentido mesignico y resorva- ba para la juventud un papel hegem@nico en la renovacion social, y eso fue su debilidad Sirvi6 sin embargo, a la lu- cha durante los primeros tiempos, dandole al_movi- miento una bandera, aunque provisoria, contra las viejas clases dirigentes posesiona- das del pais-y de la univer- sidad, EI mismo Julio V. Gonzélez, que fue su elocuente teoriza- dor, superando en cierto mo- do su propia teorizacién, pudo decir que, si en 1918 un re- formista era el estudiante su- blevado contra sus maestros yen 1921 el americano de la Nueva generacién que decla- raba su divorcio con el pasa- do y su disconformidad con el estado de cosas y siste- ma de ideas por que se regia la comunidad continental, en 1925 era un hombre entrega- do a un ideal reconstructivo, tocado de un fuerte sentido socialista. En cuanto a la interpretacion clasista pecé de cierto senti- do sectario al descalificar la ideologia de la Reforma co- mo ideologia pequefio-burgue- sa, que alguna vez presents ‘como contrarrevolucionaria, y poner limites insuperables a las posibilidades de la accion ‘ostudiantil. No basta, ni nunca ha basta- do, la sola caracterizacion de la composicién social del es- tudiantado para sefialar el Ii- mite estricto de su_accién. Aparte de que tal interpreta- cién, asaz mecénica, nos lle- varfa @ negar el poder de la doctrina y de la educacién, no parece advertir que el es: tudiantado, por razén de su juventud y del manejo que hace de las ideas, escapa en un amplio margen al mecanis- mo riguroso de cualquier em- plazamiento. Algo de esto parece verse en la rebeliGn estudiantil de nuestro. tiem- po, en tantas partes del mun- do, que nos muestra a los 202 estudiantes, a pesar de sus origenes, no solicitados toda- via por las exigencias practi- cas de la vida ni incrustados como profesionales en el sis- tema, rebelados contra el or- den dominante que cuestio- nan. Con todo, la interpretacién clasista iluminé el juego de las clases y fuerzas sociales, contribuyendo a despejar tlue siones y dar un sentido més real y profundo a la lucha jue venil. Tres congresos memorables En tres congresos_memora- bles, dos nacionales y uno internacional, el movimiento estudiantil reformista ha ex: presado el pensamiento y la actitud que lo definieron. To- mo en cuenta solamente el periodo de tiempo que podria- mos considerar de gestacién y elaboracién y hasta donde alcanza mi expericiencia di- recta de militante de la Re- forma Universitaria. EI primero, realizado en Cér- doba en julio de 1918, en medio de la conmocién, ‘san- cloné tas bases del gobierno democrético de las universi- dades con la participacién de los profesores de todas las categorias, los estudiantes y los graduados y las otras ba- ses de su renovacién peda- g6gica. El segundo, realizado en Mé- xico en setiembre-octubre de 1921, por el momento y el lugar en que se realiz6, puede considerarse la pri mera y gran exteriorizacion de los estudiantes latinoame- ricanos. Este congreso, des- pués de acoger como una ne- cesidad las reformas univer- sitarias que habjan lanzado los estudiantes argentinos. y de pasar revista a los proble- mas de América Latina, pro- clamé que lucharian “por el advenimiento de una nueva 1. Uno de los actos celebrados en 1918 por los estudiantes cordobeses. 2. José Ingenieros. 203 1. Firmas del acta de fundacion de la Federacién Universitaria Argentina ‘en Buenos Aires, el 11 de abril de 1918. humanidad fundada sobre tos principios modernos de just cia en el orden econdmico y en el politico, destruyendo la explotacion del hombre por el hombre y la organizacién actual de la propiedad, eve tando que el trabajo humano se considere como una mer cancia”. El tercero —segundo congre- 30 de la Reforma Universita ria— se realiz6 a casi tres lustros del primero, en Bue nos Aires, en agosto de 1932, tras la crisis institucional de 1930, sefialada por el golpe militar que derribé de su se- gunda presidencia a Yrigoyen @ instaur6 la dictadura mill- tar del Gral. Uriburu, prolon- gada hasta febrero de 1932, fecha en que lo sucede el Gral, Justo impuesto por el fraude. La experiencia de! 30 Fue ésta, la dictadura de Url- buru, la mas dura experiencia de reaccién que habia sufri- do la universidad argentina desde 1918 —y desde luego el pais tado— y sometiendo a prueba los ideales del movi- miento reformista y la for taleza de la, juventud. Para desterrar la “anarquia univer- sitaria”, que figura en el ma- nifiesto de la Revolucién co- mo uno de sus méviles, las universidades fueron interve- nidas, arrasada su autonomia, liquidada la representacion estudiantil y expulsados pro- fesores y alumnos. Los estudiantes que, desde el primer momento, enfrenta- ron la dictadura del Gral. Uri- buru, ofreciendo el ejemplo de una resistencia heroica y prolongada, reorganizacion a principios de 1931 la Federa- cién Universitaria Argentina (F.U.A.}, sin funcionar desde 1925, la que se puso a la ca beza de la lucha. En este segundo congreso de la Reforma se sometié a re- visi6n la teoria y préctica del movimiento de la juventud desde su iniciacién, y tras amplios debates en’ los que se volcaron las meditaciones y las experiencias de casi tres quinquenios de lucha, tanto en el aspecto univers tario como en el social, a los que se prest6 igual preocu- acién, se definieron los rum- bos de la accién juvenil. “Todo intento de legislacién docente —empez6 declaran- do el congreso— deberd ajus- tarse a la concepcién de la formacién humana como un proceso de formacién conti nuo y total. De tal manera que la escuela primaria se considere condicién de la en- sefianza media y ésta, a su vez, condicién de la ensefan- za superior”. Y agregaba que “el ideal de este régimen educacional es incompatible con la actual realidad econd- mica y su realizacién plena s6lo puede Ilevarse a cabo en una sociedad fundada en un distinto régimen social” En el orden universitario con- cretamente declaré “que no entiende la Universidad como el organismo del estado para la formacién de las clases di- rigentes y para la cristaliza- cidn de las verdades norma- les de la época, sino como un organismo de’ los estudio: 508 para transmitir sus cono- cimientos a todo el pueblo y el laboratorio donde se anali- ‘cen las ideas cientificas, fi- los6ficas, artisticas y socio- légicas con el propésito de dar una cultura en funcién so- clal para una actuacion cons- ciente en las mas diversas manifestaciones del. vivir in- dividual y colectivo”. Gon lo cual se precisa el concopto de la universidad democrati- ca y social que venia propug- nando la Reforma Universita- ria desde 1918, incompatible ‘con cualquier concepcién de universidad de élite, oligér- quica, confesional, cientificis- ta 0 ompresarial, modelos de universidad estos ultimos que se han pretendido ensayar a favor de transitorias circuns- tancias politicas. Tras mantener el concepto de que “la Reforma Universita- ria es parte indivisible de la Reforma Social”, resumié la consideracién del problema en el reconocimiento de “la crisis de la sociedad capita- lista fundada en la apropia- cién privada de la riqueza y en el derecho individual”, y “el advenimiento de una so- ciedad ordenada por la eco- nomia colectiva y el derecho social”. Consecuentemente estableci6 la necesidad y reivindics el derecho de agitar la cuestién social en la universidad por parte de la masa estudian- til, propugnando el estableci miento de relaciones perma- nentes con los organismos de maestros y obreros” para la realizacién de campafnas solidarias” La experiencia de 1918 a 1932, que orient6 las resoluciones del segundo congreso, pod resumirse asf: 1) Una més afinada concep- cién del problema universita- rio y su integracién dentro del proceso educative y s0- cial; 2) Una més cabal compren- sién del ligamen entre la po- litica nacional y la universi- dad: 3) Una mayor politizacién de la juventud y una mds estre- cha vinculacién con la clase trabajadora y la afirmacién y extensién de las tendencias de izquierda en el movimien- to reformista, con la liquida- cién de las posiciones pater- nalistas 0 mesiénicas que en algunos momentos aquejaron al movimiento, 205 La década del 70 ‘A poco més de 50 afios de la Reforma Universitaria otra 8, on comparacién con 1918, 1930, 1945, para sefialar s6lo fechas claves, demarcatorias de periodos histérioos, la rea- lidad nacional y latinoameri- ‘cana y otras naturalmente las condiciones de la accién po- litico-social de nuestros puc- blos y las posibilidades de la accién juvenil. Una realidad varia y compleja, también confusa, pero en la que es dado advertir un proceso po- pular de emancipacién que cobra ritmo acelerado y plan- tea rigurosas disyuntivas. de definicién. Los paises her- manos de América Latina, ca da vez més, tienen concien- cia de que’ estén inmersos en una situacién de explota: cién y dependencia a que fos someten el imperialismo y las oligarquias dominantes. Los pueblos maduran_pollti camente y se lanzan a la ac- cién, la clase obrera cobra fuerza decisiva y trasciende en su lucha al mbito polit co general, las juventudes se radicalizan y apresuran la re- belidn en el rumbo comin de la liberacién nacional y_so- cial La unidad_ obrero-estudiantil que desde 1918 viene alen tando la Reforma Universita- ria, en nuestros dias ha fruc- tificado en hermosas realiza- clones y busca y encuentra bases orgénicas de perma nencia. Las aspiraciones y los ideales de los trabajado- res y los estudiantes se mez- clan en los programas co- munes. En este proceso de emanci- pacién, fa juventud univers taria reformista, ligada cada vez més a la clase obrera, amplfa las perspectivas de su accién y se afirma como una fuerza de transformacién. Expresién y factor al mismo tiempo del cambio que se avecina. Si en 1918 la Reforma Uni- versitaria eclosioné como una expresion de las clases me- dias en ascenso en algunos paises, deprimidas 0 aletar- gadas ‘en otros, en 1971, en la década del 70, a través de una comprensién més honda del proceso histérico latino- americano y en la fragua de tun contacto cada vez mas es- trecho con la clase trabaja- dora, est llamada a alcanzar su sentido més realista y trascendente, aquel que pro- pugna su. “incorporacién al vasto movimiento emancipa- dor y constructivo del socia- lismo, que es la direccién del desarrollo histérico, que vie- ne forjando la fuerza revolu- clonaria por excelencia: el proletariado” (1930). Como en 1918, mas que en 1918, en 1971 los estudian- tes reformistas pueden decir, como en el Minifiesto. limi- nar: “Creemos no equivocar- nos, las resonancias del cora- z6n nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolucién, estamos viviendo una hora americana”. Reforma y reformismo universitario: nj tanto ni tan poco Jorge E. Roulet Aproximacién a los contenidos “Reforma Universitaria” es un rétulo genérico que suele colocarse a contenidos diver- 808, por més buena fe que se tenga. Y algunas rotula- ciones de mala fe manifiesta contribuyen a hacer aGn més dificil su definicién precisa. Debemos por tanto tomar en cuenta varios érdenes de co- nocimiento y efectuar nues- tro anélisis en planos dife- rentes. 1. El hecho hist6rico La “Reforma Universitaria” 8 un proceso cuyo comien- zo tiene fecha y lugar preci 0s {la ciudad de Cérdoba, el 15 de junio de 1918) y ou ya propagacién, sin duda ful- minante, puede seguirse on el espacio y en el tiempo. Reconoce antecedentes y fuentes de inspiracion diver- 808, y aunque algunos exége- tas los reduzcan curiosamen- te a las Revoluciones Sovié- tica y Mexicana, nos parece més sensato buscar mas cer- ca las variables explicativas del fenémeno y considerarlo esencialmente vinculado al proceso general de cambio social que se estaba operan- do en ese momento en la Argentina y del que el radi- calismo yrigoyenista era el agente politico més visible. Puesto que la “chusma” yrigo- nista habia irrumpido en las funciones politicas y en el aparato administrativo, resul- taba anacrénica la vieja es- tructura universitaria del “ré- gimen”, cerrada y cerrilmente controlada por sus persone- ros. Y era natural que la pri mera resquebrajadura se pro- dujese en la mas obcecada y oscurantista de las Universi- dades, la de Cérdoba. El tono inspirado, ol vuelo Ii- rico y la brillantez del estilo del “Manifiesto liminar” no deben hacernos olvidar que el cardcter mayoritario de los reformistas en Cérdoba nun- ca fue del todo demostrado (y hubiera sido extrafio que lo fuese en la Universidad de los privilegiados) y que sin las guifiadas de ojo compla- cientes (y a la hora de la ver- dad, el apoyo decisivo) * que Cérdoba}, solicita al Gobierno na. ional una nueva intervencién ala Universidad, que fundamenta en el 206 le venia desde el oficialismo yrigoyonista, es probable que el movimiento hubiera tent- do otro alcance y otra deri- vacién. El caso es que, sea por fuer- za propia 0 por el apoyo ex- terior que le prest el go- bierno radical, el movimiento se extendid y en el plano unk versitario logré obtener con- quistas significativas que hi- cieron posible el acceso a la Universidad de sectores so- ciales mas amplios. Ello re- dund6, durante la década de los afios Veinte, en su conso- lidacién como tendencia es- tudiantil mayoritaria, Hagamos notar que el movi- miento estudiantil, como vol veria a hacerlo afios més tar- do, combatié frontalmente a la fuerza politica protagonis- ta del proceso de cambio so- cial que estaba provocando, “entre otras cosas, la demo- cratizacion de la Universidad. Furibundas declaraciones de la FUA (Federacion Universi- taria Argentina) y FUBA (Fe- deracidn Universitaria de Bue- nos Aires) de 1930 hacen eco a las de los politicos mino- ritarios que intentaban crear el clima favorable a la cons- piracién reaccionaria. Cierto es que producido el golpe de estado del general Uriburu, y puesto en eviden- ola su cardcter represivo y ultramontano, lo enfrentaron decididamente y fueron vic~ jas de una persecucién en- carnizada. memorial del 17 de junio. Dos me- ses después el presidente Yrigo- yen designa como interventor nada Menos quo a su_ministro de Ins- ‘rucelén Publica, Dr. José 8. Sall nes, dando como fundamentos que a alta ‘razon do Estado debe Durante ese lapso las ne ‘ociaciones entre Goblorno dirt ‘entos ostudiantilos han sido direc: {as y permanentes. 1. E19 de setiembre de 1918, después de la toma de /a Universidad de Cordoba, los estudiantes son detenidos y conducidos al Regimiento 3 de Artillerta. 207 1. La vieja sede de la Facultad de Derecho, hoy ocupada por dependencias de la Facultad de Filosofia y Letras de Buenos Aires. Los afos iniciales de la dé- cada del 30 marcan el creci- miento de la influencia del ala stalinista (nucleada en Insurrexit) en el movimiento reformista, una paulatina cai da do la representatividad de los centros y federaciones estudiantiles y una marcada regresi6n a patrones tradicio- nales en los aspectos univer- sitarios que es congruente con la que se opera en otros Grdenes de actividad durante la “década infame”. La crea- tividad ideolégica es disputa- da en esa época a los refor- mistas por una fuerza origi nal, Forja*, a la que ahora lamariamos “nacional”, es decir ni reformista ni reaccio: naria, que centraba su prédi ca en lo estrictamente_poli- tico, con un fuerte énfasis nacionalista, y dejaba delibe- radamente de lado los aspec: tos universitarios. La guerra civil espafola y la segunda guerra mundial divi- den profundamente a nuestra clase media al entrar en la década de! cuarenta. Los “re- formistas” constituyen enton- ces el ala, “democratica y an- tifascista” del estudiantado y ‘wuelven como tal a enfren- tarse al segundo movimiento histérico popular argentino: el peronismo. La nueva op- cién tal vez haya sido més confusa en términos de los origenes de clase del estu- diantado, pues el radicalismo era un tipico movimiento de clase media y el peronismo es un fenémeno nuevo, que més tarde seria denominado “populismo", y que une a una efectiva capacidad de movilizacién y a una concreta participacidn de sectores pro- letarios y marginales, com- Portamientos econémicos y estilos de conduccién bona- artistas. * Fuorza Oriontadora Radical do la Joven Argentina. El peronismo debi6 sin em- bargo haber tentado a por lo menos algunos de los refor- mistas. Luchaban éstos por “una Universidad abierta al pueblo” y Perén suprimié los aranceles univeritarios y los exdmenes de ingreso, con lo que una avalancha de nuevos alumnos desbord6 las aulas y multiplicé por dos en pocos afios la poblacién estudiantil Postulaban_incansablemente a “unidad obrero-estudiantil” y era muy facil enterarse de lo que pensaban los obreros. Lo mismo pasaba con algu- nas otras de sus consignan esenciales y, sin embargo, no dudé nadie. Paradojalmente nunca estuvieron tan unidos, y esta vez fueron mucho més Iejos, pues una vez caido Pe- én no hubo, como en 1930, el inmediato enfrentamiento al régimen de derecha que lo sucedi6. Por otra parte, pocas veces debe haber sido mas representativo el movimiento estudiantil que en aquellos afios que van de 1952 a 1956 La de los afios sesenta os historia reciente. De nuevo el auge del ultraizquierdismo, la pérdida de representativi- dad de los contros y federa- ciones y el surgimiento, al margen del “reformismo”, de nuevas corrientes no reaccio- narias que le disputan la crea- tividad ideolégica: los huma- nistas en un comienzo y aho- ra la variada gama de las corrientes “nacionales” Los hechos mas recientes se- fialan como tendencias més dostacadas las siguientes: * un claro monopolio de la capacidad organizativa y de movilizacién por parte del es- tudiantado del interior; + una manifiesta pérdida de fuerza relativa del ultraiz- q mo entre las huestes reformistas, en beneficio de las posiciones que adjudican 209 mayor peso a la tarea sindi- cal concreta; * el estancamiento de los efectivos y creciente radica- lizacién en cuento a estrate- gias, técticas e ideologias en- tre los “nacionales” * la. desaparacién, probable- mente definitiva, del "huma- nismo” como fuerza univer- sitaria, 2. El programa reivindicativo Movimiento laico, democréti- co y socializante, la Reforma Universitaria nace en un ém- bito determinado, a Univer- sidad, como respuesta con- creta aun conjunto de pro- blemas que concernian espe- cificamente a los estudian- tes de ese momento. Asi, en el plano universitario, los’ postulados reformistas ‘son coherentes y tienen una vigencia total. Hay un correc- to diagnéstico de los males del sistema educativo en ge- neral y especialmente univer- sitario, y se proponen para ellos ‘remedios adecuados. Valgan algunos ejemplos: 2) Puesto que los cuerpos de profesores constituyen en to- das partes cerradas camari llas, los reformistas proponen reemplazar el sistema de co- optacién en las designaciones por el concurso publico de antecedentes. Y como ain este recaudo les parece insu- ficiente (iy con cudnta, ra- z6n!), propician la libertad de catedra y la posibilidad de dictar cétedras paralelas. b) Puesto que el sistema en vigencia ha llevado a la ge- rontocracia profesoral y a la docencia rutinaria, los refor- mistas postulan la poriodici- dad de la cétedra como una forma de asegurar la necesa- ria renovacién de los cuadros y estimular un esfuerzo de actualizacién por parte de los titulares. Los colegios nacionales dependientes de las universidades de Buenos Aires y La Plata: 1, Colegio Nacional de Buenos Aires. 1 Cortain 2. Colegio Nacional, en La Plata. 1. Cota ¢) Como son cada vez més numerosos los estudiantes que trabajan y tienen dificul- tades para asistir a los cur- sos, los reformistas luchan por la asistencia libre y por horarios nocturnos optativos 4) Como quieren dejar de ser objetos pasivos del pro- ceso educativo y se slenten con capacidad y vocacin pa- ra protagonizarlo, reclaman la participacién estudiantil en el manejo universitario, de la que el gobierno tripartito no es sino la mas conocida de sus modalidades e) Como la fuerza del cleri calismo seguia siendo grande en la vida cultural, los refor- mistas hacen del antidogma- tismo una bandera y exigen que el método cientifico sus: tituya a la ensefianza esco- lastica. f) Apoco andar los estudian- tes se dan cuenta de que sus razones, por sdlidas que les arezean, no se imponen por si mismas y descubren la ne- cesidad de organizarse para poder derrotar con capacidad de movilizacién y de lucha a los partidarios del statu-quo. Postulan para ello la agremia- cién obligatoria en Gentros y Federaciones tnicas. Con estos y parecidos postu- lados logran los estudiantes reformistas formular un pro- grama de reivindicaciones concretas que es adecuada respuesta a las necesidades que experimentan y que los transforma en agentes de cambio en el émbito univer- sitario. La reaccién, que suele no equivocarse al identificar a sus enemigos, nunca les per- donaré su pretensién de abrir la Universidad a las mayorfas para transformar la cultura en un bien de consumo masi- vo, cuando ellos la entienden ‘como privilegio de una mino- rfa y prefieren una Univers- dad restriotiva, reservada a la formacién de las “élites dirigente: Pero los reformistas no se conforman con un programa universitario. Segtin un movi- miento muchas veces des- cripto, pasan del problema universitario al del sistema educativo en su. conjunto y de él, insensiblemente, a la ‘cuestiOn social”. Y es en- tonces cuando se equivocan, en la medida en que preten- den formular una ideologia global sin darse cuenta de que no constituyen un ver- dadero actor social. La distancia entre la desme- sura de la pretension y la transitoriedad y ambivalencia de su condicién de estudian- tes se pone dolorosamente de manifiesto y es el signo distintivo de una forma ine- iciente, contradictoria y con- traproducente de hacer poli- tica que tienen los jovenes latinoamericanos: el “refor- mismo universitario”. 3. postura politica reformista’" Denominamos asi a una acti- tud politica que se tiene a rta edad (de 18 a 25 aos). en ciertos lugares (las Universidades) adonde en la actualidad tiene acceso nada mas que cierto estrato social (clases medias y altas). Nuestra definicién, al mismo ‘tiempo que acota el universo que analizamos, pone en evi- dencia algunas de las limi- taciones que juzgamos esen- ciales para la validez del in- tento. a) La limitacién de la edad. Se trata de una ideologia que pretende dar respuestas de validez general y que, sin em- bargo, es profesada exclusi- vamente por adolescentes 0 en la etapa de la primera ju- ventud. No hay, en efectos adultos “‘reformistas”, y a 212 medida que sus partidarios Hegan ala madurez caen en una indiferencia politica que en el fondo es conformismo, como sucede en la mayoria de los casos, 0 bien asumen compromisos concretos con las verdaderas corrientes po- liticas y dejan de autodefi se como “reformistas”. Cier- to es que algunos “maestros de la juventud” han vivido en- quistados. en un “roformis- mo” crénico, pero atin en es: tos casos, cuando su activi- dad ha tenido alguna tras- cendencia, ello se debe a que han sido, ademas, otra cosa. Su “reformismo” ha sido, por lo general, no mas que’ una ubicacién téctica en su ca rrera universitaria 0 una for- ma sencilla de ganarse la benevolencia de auditorios estudiantiles. Este hecho no es, por lo ge- neral, percibido por los estu- diantes y, sin embargo, es tan notorio que debiera pro- vocarles algunas dudas 0 por lo menos instarlos a la mo- destia. b) La limitacién del émbito espacial, La postura_refor- mista sdlo se encuentra en Ambitos universitarios 0 vinculados en forma més 0 menos directa con la Univer- sidad. No hay, en efecto, ni chacareros reformistas ni empleados reformistas_ni mucho menos obreros refor- mistas. Toda la historia de las rela- ciones entre organizaciones sindicales y estudiantiles, mk- rada en la éptica del postula- do reformista de la “unidad obrero - estudiantil”, aparece como una comedia’ de equi- vocos. En general, ambos tl pos de organizaciones se han movido en lineas separadas y con frecuencia divergentes. Cuando coyunturalmente han coincidido en acciones con- erotas los problemas de co- 1. Anibal Ponce. 1. La Facultad de Ingenieria de a Universidad de Buenos Aires. 214 municacién han sido serios y la desconfianza reciproca constante. Miradas a la distancia, las experiencias personales en ese terreno suelen traer re- cuerdos penosos: del lado de los estudiantes una per- manente y pedante preocupa- cién de rigor doctrinario que los coloca, aun sin quererlo, en la posicién de “maestros ciruola”; del lado de los diri- gentes sindicales la intima y transparente conviccién de estar tratando con dilettantes © revolucionarios de café ou- yo izquierdismo, como sus amores, segin el tango, no pasarén de ser flores de un dia. Cuenta Jauretche en Filo, contrafiloy punta que una patada oportuna aplicada en el lugar adecuado hizo mas por centrarlo en la realidad Cotidiana que sus largos afios de préctica reformista (0 fu- bista, como él la llama). Es poco’ probable que cada re- formista encuentre al anar- quista providencial que le re- vele ciertas verdades por via posterior. En vez de ese tra- tamiento’ shock, el proceso suele ser més largo y fisio- légico: tienen que dejar de ser estudiantes mantenidos Por sus familias y empezar a vivir como los demés; traba- jar, es decir participar en pro- esos productivos concretos y con relaciones de depen- dencia reales; y luego militar ‘on fuerzas politicas verdade- ras, es decir que articulan in- tereses, representan a grupos y luchan por el poder a tra- vés de procesos sutiles de conflictos y transacciones. ‘Al poco andar desaparece la petulancia del joven, capaz de arriesgarlo todo porque no tlene casi nada que perder, y resulta cada vez més inge- nua la pretensién de cambiar al pais desde la Universidad, como si alguno de los gran des enfrentamientos se dir! miese en esa arena. Llegamos aqui a una de las incongruencias tipicas del reformismo": su sobrevalo- racién de la importancia re- lativa de la institucién uni- versitaria. En efecto, sdlo en las socie- dades tradicionales, 0 en las etapas muy iniciales de los rocesos de modernizacién, tiene importancia la Univer: sidad como superestructura, pues ejerce un cuasi monopo- de la vida cultural y ade- més el monopolio efectivo del otorgamiento de diplomas habilitantes para el ejercicio de las profesiones liberales, Haves mégicas que abren el camino a la condicién de pri- vilegiados del sistema. ‘A medida que la sociedad se hace industrial y moderna, la vida cultural se diferencia’ de la Universidad, y ésta queda relegada a una funcién esen- cialmente docente. Aunque sigue vinculada a las tareas de investigacion, pierde el control do las mismas, que pasa a ser ejercido por orga- nismos especializados (Ilé- mense Academia de Ciencias, como en la URSS., 0 Cen tros Nacionales de Investiga- ci6n Cientifica, como en Fran- cia) y atin a ser realizado en buena parte en instituciones privadas 0 para-estatales, so- bre todo en materia de inves- tigacién aplicada. Las profesiones liberales pierden también importancia relativa y la Universidad pa- sa a formar cada vez en ma- yor medida cuadros interme- dios, es decir, proletarios con diploma y sin conciencia de clase, La Universidad, “morada de la ciencia y la cultura” como Ja querfan los reformistas de hace 50 afios, es o bien una supervivencia’ mitica de una Arcadia Feliz en la que nunca ha estado nadie o bien, cuan- 215 do la realidad puede descri- birse asi, un sintoma mani- fiesto de’ subdesarrollo, ©) La limitaci6n sociolégica. Tipico movimiento de clases medias del que se forma par- te en un momento de la vida ‘on que el estudiante o su fa- ia realizan sacrificios du- ros para ascender algunos escalones, en la pirémide de status, el “reformismo” es de condicién ambivalente. Con- tiene un elemento legitimo de critica y de rechazo a un modelo de sociedad quo se percibe injusto y frustrante. Es el resultado positive de una experiencia traumatica para la mayoria de los j6ve- nes: su insercion en el mun- do que le han preparado los adultos. En la Argentina, ef capitalismo dependiente y la ley de la jungla que es su re- gla del juego. Pero contiene también un ele- mento negativo y pernicioso: su falta de compromiso con la realidad cotidiana y con los verdaderos actores de los, procesos sociales. La tendencia a la abstraccién y a la utopia, el tremendismo de los gestos que suele ir de la mano con la inexistencla de los compromisos efecti- vos, la preocupacién indiscrl- minada por el conjunto de los problemas de la humanidad y la despreocupacién sistemétt- ca por los problemas concre- tos de la sociedad en que se vive y de los préjimos con quienes se interactia, suelen ser sus sintomas caracteris- ticos. En todo caso los desencuen- tros hist6ricos del ‘“reformis- ‘mo universitario” con los dos movimientos auténticamente populares del siglo XX en la Argentina, al que hicimos mencién mas arriba, son de- masiado graves como para pasarlos por alto o explicar- los livianamente como des- viaciones transitorias de una cierta “linea correcta” a la que se retorna mecanicamen- te una vez resueltos ciertos “accidentes superada la giin niicleo de “falsos refor- mistas”. En nuestra opinion se trata de la consecuencia necesaria de, cierta “inercia sociolégi- ca" que hace que los estu diantes, cuando actuan auté- nomamente en los conflictos sociales coneretos, tienden a adoptar comportamientos liticos muy semejantes a los de sus estratos sociales de origen. Asi es frecuente ver- los combatir por la mala cau- sa, enfrentando a las fuerzas populares, hombro con hom- bro con ese otro grupo social al cual acaban integréndose en su gran mayorfa, ol de los intelectuales. Y cuando sé ubican bien y pelean del buen lado, rara vez lo hacen en tanto estudiantes (y nunca lo han hecho como “reformistas") sino integran- do los movimientos populares como simples militantes. Nuestra afirmacién no es el resultado de una especula- cién te6rica sino de la obser- cacién de la realidad latino- americana tal como la cono- cemos (y recordamos al pa- sar cuél fue el comportamien- to de estudiantes e intelec- tuales frente a regimenes po- pulares como los de Getulio Vargas en Brasil y el General Ibéfiez en Chile). También tenemos muy especialmente fen cuenta cdmo se les plan- tea el problema y cémo lo en- caran regimenes verdadera- mente revolucionarios (cual- quiera sea la opinién que nos merezca el contenido de sus respectivas revolucio- nes) como los de la Unién Soviética y Cuba, en donde el yrueso de la emigracién cali- icada se registra entre los dos grupos sociales mencio- nados y en donde, para con- seguir una modificacién sus- tantiva de sus comportamien- tos y lograr su participacion activa en el proceso revolu- cionario, los respectivos Es- tados han debido cambiar totalmente los origenes so- ciales de sus integrantes a través de sistemas de becas especialmente orientados a los hijos de campesinos y obreros. Y es tan serio el problema y tan rigida la ten- dencia a comportarse como sectores privilegiados de am- bos grupos, que uno de los aportes originales de la Re- volucién China ha sido preci- samente, a través de la Re- volucién’ Cultural, cuestionar a fondo el rol y la funcién de la ensefanza superior y de la actividad de los intelectuales en un proceso de cambio ace- lerado. Asi fue como, a pe- sar de ser el régimen revolu- cionario que experimentaba la més aguda carencia de cua- dros capacitados, considers necesario suspender por _un periodo de casi cuatro afios la actividad de la universidad para que. en ese lapso, los verdaderos protagonistas de la revolucion redefinieran ol contenido de la institucién. Sin duda las que hemos cite- do han sido opciones duras y de costos elevados, y es Probable que la escasa efi- ciencia del aparato producti- vo de estos regimenes en los afios inciales de funciona- mionto sea una consecuencia necesaria de las mismas. No nos parece que el debate haya concluido ni que esté demostrado que el camino se- guido por esos tres regime- nes sea el tinico ni el mejor. En cambio creemos legitimo desechar por irreales y utd- picas las estrategias de ac- cién politica que consideran a estudiantes © intolectuales de una sociedad burguesa co- mo vanguardia en un proceso 216 de cambio revolucionario. No son, no han sido y no estén lamados a ser fuerzas de choque. Es de esperar quo una poreién apreciable de ellos se sume a esos proce- sos, protagonizados y enca- bezados por otros actores. Y es de temer que como gru- Po tiendan a frenar el ritmo de los cambios. Los grupos no reformistas 1, Los defensores del statu quo El reformismo ataca a la su- perestructura cultural del ré- gimen en el bastién donde se ha institucionalizado, y como ‘su programa reivindicativo es consistente y eficaz, la sacu- de y la conmueve. Concita asi la oposicién activa y mi- litante de los usufructuarios del sistema de privilegios existente, Este antirreformismo de los partidarios del “orden” y del “respeto a las jerarquias na- turales” es totalmente lic do, tan esclarecido como el antiparlamentarismo y antl- electoralismo de la derecha tradicional argentina. Unos y otros (como que en realidad son los mismos) saben que tanto la Universidad como el pais ya han camblado y que el control de ambos se les es- capa de las manos dia a dia Saben también que lo perde- ran del todo y para siempre el dia en que los nuevos ac- tores logren institucionalizar las nuevas relaciones de po- der. Su Unico recurso es entonces el uso ciclico de la violencia, que ejercen, con toda cohe- rencia aunque en apariencia el hecho pueda parecer para- dojal, no cuando la Universi- dad y el pais andan mal sino cada vez que comienzan a andar bien y se aproxima una etapa de consolidacién. ees

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