Está en la página 1de 28
Polemica Eaitada por ot Centro. Editor de ‘América Latine S.A. Buenos Aires © 1971 Centro Editor de América Latina S.A Cangallo. 1228 - Buenos Aires Seccién Ventas: Rincon 87. Argentina Buenos Aires Primera Historia Argentina Integral takisjoudapdeao eaten Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina EI texto de la Parte General ‘Sumario ha sido proparado por Haydée Gorostogui de Torres. La redaccion final {det Departamento Historia det Centro Editor de. América Latina a parte especial ha sido y redactads por igo: del Campo. El asesoramiento ftuvo a cargo. de Haydée Gorostegul de Torres Se termin6 de imprimir en los talleres graficos de Sebastian de Amortortu e Hijos S. A. Luca 2223, Buenos Aires, en Mayo de 1971 Parte general La clase media on el pod Democratizacion de le polities Parte especial: La_semana_trigica ganizacion context nacion: internacional La huelga de Vasena a Las primeras reacciones La represion El complot maximalisis y te reaccién "patrotiea El episodio conocido como “semana tragica’’, una de las grandes movilizaciones populares de nuestra historia, marca la culminacién de toda una etapa en el desarrollo del movimiento obrero y de las luchas sociales en la Argentina. Fue, ademas, una violenta conmocién que sacudié profundamente a la sociedad entera de la 6poca, poniendo en descubierto sus contradicciones: fundamentales y obligando a todos los sectores a definirse con urgencia. Es por lo tanto un tema de la mayor importancia para la comprensién de nuestra evolucién a lo largo del siglo actual. Asi lo entiende el autor de! trabajo que no se limita a la mera descripcién de los hechos, tentacién facil dados los aspectos dramaticos de los acontecimientos, sino que indaga las causas y analiza el desarrollo del proceso asi como las reacciones que provocara. Y sobre todo, se compromete en un juicio critico en el que deslinda la responsabilidad de los protagonistas. En su opinion “trente a la lucidez, coherencia y habilidad de las clases dominantes - que supieron presentar un frente unido y volcar de su lado a la pequefia burguesia-, la “ debilidad de los sectores obreros, sabre todo durante la declinacion del movimiento, resulta inocultable. La ‘energia y Ia unanimidad demostrada fen los primeros momentos no podia durar: entre el aventurerismo de los anarquistas y la “‘prudencia socialista, los eternos negociadores tendrian la ltima palabra, mientras la masa se desangraba DI re ee ee | ~~ a. La clase media en el poder Democratizacion de la vida politica Al finalizar la primera déca- da del siglo XX, el balance de los cincuenta afios prece- dentes aparecia como alta. mente positive. El programa expansionista_y modernizan- te, aplicado en sus principios con cautela, més tarde con la agresividad segura nacida de los éxitos materiales ob- tenidos, habia volcado sobre el pais’ una prosperidad sin precedentes pose a clertos altibajos dolorosos. La fe en el futuro, las orgullosas com- peraciones con el pasado que tanto abundan en el afio del Centenario no carecfan por cierto de fundamento para los contemporéneos: poco ‘auedaba en efecto de aquel pais despoblado, pastoril y colonial que romplera sus ta- z0s con Espafia en 1810; du- plicado su territorio, acrecen- tada su poblacién, la que también habia variado pro- fundamente en su_composi- cién con el aporte inmigrato- rio, convertido en uno de los primeros exportadores agri- colas del mundo, con miles de kilémetros de vias fé rreas, con un estilo de vida —por lo menos en los cen- tros_urbanos— comparable en muchos aspectos a lo més adelantado del viejo contl- nente, la Argentina se veta a sf misma como un ejemplo de las bondades del pro- greso. Cuidadosamente conducida Por una elite que se revelé excepcionalmente habil para mantener los resortes del poder a lo largo de toda la experiencia, se habia organi- zado juridicamente, modorni- zado sus instituciones, modi- fieado sus tradicionales es- tructuras demogréficas en las regiones afectadas directa. mente por la expansién eco- némica. El fenémeno, percibido ast- mismo en otras éreas del con- tinente latinoamericano en tanto fueron afectadas por el mismo proceso de universa- lizacién del capitalismo, ten- dria sin embargo inesperadas Teperousiones para sus pro- pulsores locales. Si en una primera etapa de crecimiento hacia afuera, los sectores gobernantes se identificaban con las elites urbanas de tendencias reformistas, en los afios posteriores y con el afianzamiento del sistema, la conduccién habria de concen- trarse en un grupo atin més reducido pero més homogé- neo en cuanto a sus intero- ses, Un grupo que no, desde- fi6 el calificativo de “oligar- quia” porque el término no encerraba el matiz peyorati- vo agregado por sus suceso- res, sino la pura y simple ‘aceptacién de constituir la Gnica clase con la capacidad econémica, intelectual y po- Iitica para dirigir al pats. Hubo sin embargo un aspec- to del programa que, desde- fiado 0 no perfectamente eva- luado, al comenzar su puesta ‘en practica, se volverfa con- tra sus propios creadores Ya hemos sefialado que la organizacién moderna que se quiso para la Argentina exi- gid la modernizacién de la sociedad a la que iba dirigida y que la urgencia por alcan- zar prontos resultados Ilevé a indueir un proceso que nor- malmente es consecuencia de fuerzas internas que lo auto- ‘generan; tal politica —exito- 97 1, “Cosas del tiempo. Compadre: —Che, gringo, gqué thacés ahora? Gandhi: —jLo que tutto i! mondo! jAgora sonno radecale!” Fray Moch, 27 ds sil do 112 En las paginas 58 y 59: 1. Roque Séenz Penta abandona el local donde ha votado y dos curlosos se preguntan: “gCuanto le habrén pagado a ése por el voto?” 2, Hipdlito Yrigoyen se retira de! Congreso después de haber prestado juramento como Presidente de la Naclén. sa_en muchos Saspectos~, desde el punto de vista s0- cial desembocé en una hete- rogeneidad de intereses y valores que si no incidjé fa corto plazo, se manifesta- fa més\ tarde’ con toda’ vird encia, cuestionando en_pri- mer término ef derecho de la, oligarquia gobernante a per petuarse en el poder. La lucha no serfa fécil ni bre ve. La maquina: politica del “régimen” pudo resistir la reciente presién de los sec- tores excluidos a lo largo, de dos décadas durante las. cug~ les la oposicin eché mano de diversas: estrategiag que: oscilaron entre la abstencién total a participar, en ‘lo que se calificaba de “farsa elec- cionaria”, y la lucha armada. Al mismd tiempo esta’ oposi- cién se fue: definiendo en contenidos y gbjetivos. Si en 1890, la crisis agrupé bajo la Unién Civica a obréros, sec- tores medios y representan- tes del agro —también’per- judicados por: la politica de la oligarquia—; en-los afios « que siguieron estas tenden- cias tan diversas se orienta- ron —cada, una de ellas— en forma mds definida en totno a distintos nucleamiontos po- Iiticos. 5 La creacién del Partido So- UARO cialista y de la Unién Civica EVOWUCION DEL COSTO DE LA VIDA Tada wort lon cola {(ndmero indice: 1910 = 100) manifestaciones de este tipo toc cue potaricaron ticle wo * ‘come en stake: — abutter ‘tat, mente el mayor ndmero de eo eS =| _fuerzas; al marge de.poste- ee | inves agrupacionce uo’ so 1911 8 105 402 03 107 101 fueron credndo, desdé el pun- it 100105 to de vista dol futtiro dela 1919128100 00st t08 jarquia como Gnigo sector 1914 127 105, 102 at 101 108 gobernante, los dos’ mencio- tis te tos = tar «meter | “aden son fos qo introducen pe pier ote: of aueles tr tt tm me met | Hs ogra 04 lear 3 por primera vez |e ee Nee wee a Be + = tante al congreso —el dipu- Fuente: Alejandro E. Bunge. Los problemes econémicos del pre- tado Alfredo L. Palacios— y | sante. Buenos Aires. 1920, p. 268. el radicalismo, a través de Hipélito Yrigoyen — 1 poco des- pués E,, lez anun- claba la icia , re te las de- mandas La asam- blea de reunida por el C.F. resolvié entonces levantar la huelga general, haciendo un llamado para qué “la misma unién mantenida durante el grandioso_movi- miento sea mantenida al vol- ver al trabajo”. Pero esa exhortacién sélo se- ria escuchada parcialmente. Muchos consideraban que era por lo menos inoportuno el levantamiento de la huelga a cambio de tan infimas conce- siones en momentos en que estaba en su apogeo y mien- tras se practicaba_una san- grienta represién. Otros acu- saban a los dirigentes sindi- cales de traicién, negéndoles el derecho a liquidar un mo- vimiento que no habfan ini- ciado. La FORA (5°C.) resolvié con- tinuar la huelga por tiempo indeterminado: “A las. iras populares —dice su declara cién— no es posible poner- les plazo: hacerlo es traicio- nar al pueblo que lucha. Se hace un tlamado a la accién iReivindicaos, proletarios! iViva la huelga general revo- lucionariat"*. También se- guian en hueiga —aunque por motivos particulares— los maritimos y los ferroviarios, ‘a los que se sumaron los tranviarios, que obtuvieron la solidaridad de carreros y cho- feres. La circulacién cont nuaba entonces paralizada, dificultando la reanudaci6n de otras actividades. Se agrava- ban los problemas de abasto, ya que no llegaba leche, ver- duras ni hortalizas; tampoco habia matanza y frente a las panaderfas se formaban lar- gas colas. En las desoladas calles las basuras seguan sin recoger. Los tiroteos tras tanto no cesaban, y os allanamientos de locales y domicilios provocaban fre- Cuentes enfrentamientos.en- tre obreros y policias. Las razzias “patriticas” que man- tenian el ter blanco en los barrios obreros contribufan a la perduracién del ambiente de violencia. Habia, ademés, oscuras ma- niobras dentro’ del gobierné mientras Dellepiane asegura- ba a una delegacion de la FORA (5°C.) que cesaria la represion, fuerzas policiales allanaban’ los locales anar- quistas y detenfan a sus ocu- pantes. Denunciando esas in- trigas, el general anuncié su intencién de renunciar A todo esto el gobierno no cumplia con su promesa do liberar a los presos y una delegacién de la FORA (9°C.) se entrevisté con. Yrigoyen para reclamarlo. En los dias siguientes los detenidos fue- ron recuperando su libertad y se permitié la reapertura de los locales sindicales. Asi, lenta y parcialmente, la. si- tuacion se fue normalizando en la ciudad. Pero mientras tanto la agita- cién se habia extendido al in- terior: en muchas localidades las reacciones de protesta tomaban la forma de huelga general; en otras era la soli- daridad con maritimos 0 fe- rroviarios la que paralizaba la actividad. Santa Fe y Cor- doba fueron las provincias ms afectadas por estos mo- vimientos, y sus gobernado- res solicitaron el envio de tropas para dominarlos. La situacién llegé a ser también bastante grave en Buenos Al- res y Mendoza, y tuvo reper- cusiones en Entre Rios, San- tiago, Tucumén y Salta. Ante esta multiplicacion de los Conflicts, ol goblerno debid convocar ‘a las reservas, y Diputados aprobé el estado de sitio. Las medidas resul- taron sin_ embargo innecesa- rias: el 15 los ferroviarios le- vantaron su huelga y desde ‘entonces también el interior se fue apaciguando poco a poco. 80 Asi se extinguié finalmente el movimiento, dejando —se- gin fuentes obreras— un sal- do de 700 muertos y 4.000 heridos, El complot “Maximalista” * y la reaccién “Patristica’ Mientras todo volvia a la nor- malidad, cada sector buscaba para los hechos. la explica- cién que le resultara mas fa- vorable: los conservadores culpaban al gobierno por su anterior tolerancia; los anar- quistas denunciaban la trai- cién de socialistas y sindica- listas; los socialistas insinu ban una maquiavélica combi nacién anarco-radical, ete Una de estas versiones —gra ta al partido gobernante— tuvo répida aunque efimera difusion y contribuy6 a pro- vvocar una reaccién algo ines- perada. Las primeras noticias llega- ron desde Montevideo: la po- licfa habria descublerto alli un soviet de agitadores rusos dedicados @ organizar un mo- vimiento revolucionario coor dinado con el de Buenos Al- res. Poco después la policfa nortefia demostraba su efica- cia deteniendo a los 40 miem- bros del Primer Soviet de la Republica Federal de los So- viets Argentinos, incluyendo al futuro dictador Pedro Wald, al secretario general del ma- ximalismo uso en la Argen- tina, al jefe de policia y otros importantes personajes... Por esos dias, la prensa radical publicaba una noticia “que tiene suma importancia por- que irradia mucha luz sobre los sucesos de que es teatro nuestro pals, y que sirye pa ra rastrear el origen de las perturbaciones producidas. y el mévil que las dirige”. El cable, fechado en La Haya, * Traduesién de bolchevique usade en la 6p0ce, Patridtica in sentido "0. (fol El “descubrimiento” del com- plot maximalista venta a re- forzar la derivacién xenéfoba Y antisemita que desde los Primeros momentos habia te- ido la reaccién “patriética”. Desde Ia tarde del 10 hubo grupos civiles que colabora- ron con las tropas en Ia re- presién. Seguin Romariz, es- tos voluntarios habfan recibi- do revélveres y proyectiles en la armeria de la Guardia de Seguridad. El Comité Na- cfonal de la Juventud —enti- dad opositora de reciente creacién —intent6 coordinar la accién de estos elementos, pero el verdadero lugar de Feunién fue el Centro Naval, donde ademas de armas y vehiculos recibian rapido adiestramiento por parte de algunos marinos dirigidos por el vicealmirante Domecq Garcfa. La consigna era ir a buscar a los “rusos” (= ma- ximalistas) y a los “catale- nes” (= anarquistas) en sus propios escondites. Esas guardias blancas se dedica- ban entonces a allanar con- ventillos, practicando deten- ciones arbitrarias, y a asaltar locales politicos y gremiale: sometiendo a los. presunt, agitadores y a sus famps a todo tipo de velacione manifiesto de la colectividad Israelita— han sembrado en nuestros hogares el panico y la desdicha desde hace cin- co dias, como si, redivivo el terror en las calles de Bue- nos Aires, se necesitara sa- crificar, a millares de inocen- tes..." (La Epoca, 154-1919) De todas partes se elevaban demandas en el sentido de expulsar a los extranjeros in- deseables, controlar la inmi- gracién, etc. Varias institu- ciones 'proponian campafias de exaltacién del sentimien- to nacional para oponerlo a “esa runfla humana sin Dios, Patria ni ley". Esos proyec- tos se concretaron finalmen- te con la creacién de la Liga Patridtica Argentina. El 20 de enero, bajo la pre- sidencia de Domecq Garcia, se rounieron en el Centro Naval los representantes del Jockey Club, Circulo de Ar- mas, Club del Progreso, Yacht Club, Ciroulo Militar, Damas Patricias, los obispos Piaggio y D'An stros distingui- do’ Ung. + Fundaron en- ¥ el cali institucion, entre quia" poi. es se destacan: "es- encerrabe obre tode el sent vo agree de argentinidad”: res, si’ tit, constantemente al aceptriijero que si la Repiibli- Estas patotas se ensafardw“wa Argentina es el pais mas particularmente con los ‘ru: sos". Aparentemente, a la tradicional confusién judio = uso se agrogaba ahora la de ruso=maximalista, con lo que —decia L. Lugones— “el odio al uso no es sino la for- ma vengativa del miedo a la revolucién”. Pero lo absurdo de la segunda identificacion pone en evidencia que otros mecanismos psicolégicas de- bieron actuar sobre la menta- lidad pequefio burguesa de estos rusos y su tipico resen- timiento frente al éxito eco- némico de los judios. “Una ‘obcecacién popular 0 un so- bresalto patridtico— dice el hospitalario de la tierra, es también el més celoso de su libertad, y que ha de velar por la integridad de sus ins- tituciones contra el avance de elementos extrafios a su soberania”; “‘constituirse en guardianes de la argentinidad, oponiéndose por todos los medios legales posibles a la propaganda contraria, acusan- do ante la justicia a’ quienes la realicen y recordando a los poderes publicos su obli- gacién de impedirla”; “coope- rar con las autoridades en ol mantenimiento del orden pd- blico, evitando la destruccién de la propiedad privada, co- 83 munal_y del estado, contri- buyendo a mantener la paz de los hogares, Gnicamente cuando movimientos de ca- récter anarquico o huelgas violentas perturben la paz de la repiblica”; “inspirar al pueblo amor por el ejército y la marina”, ete. (La Nacion, 21-4919). ias brigadas de la LPA tuvieron intensa ac- tuacién, mereciendo al poco tiempo estos juicios de un diputado socialista: “Jamas se ha exteriorizado en forma més imprudente el odio al obrero organizado, sea argen- tino 0 extranjero: jamas se ha mostrado una incapacidad mas irreductible para _com- prender y adaptarso a las ex! gencias del actual estado so- ial argentino. ..”"*, Asi se cerraba el dramético proceso desencadenado por la huelga de Vasena. Los sentimientos de rebeldfa acu- mulados durante largos afios de miseria sin esperanza ha- bian hecho sdbita explosién. Sin objetivos claros y con- cretos, précticamente sin di- reccién, la reaccién esponté- nea de’ las masas se volcé en la violencia inmediata, dis- perséndose en infinidad de acciones inconexas. Fra, en el fondo, una manifestacién de desesperada impotencia frente a un régimen que no se podia soportar pero que tampoco se sabia cémo de- rribar. El estallico fue tan undnime, violento e incontro- lable, que el gobierno pare- ci6 por momento perder el dominio de la situacién. Las clases dominantes advir- tieron entonces el peligro y, deponiendo todas sus diferen- clas circunstanciales, se ali- nearon en defensa del siste- ma. El gobierno arbitral y populista pudo asi encabezar la sangrienta represién con \ el total apoyo de sus enemi- gos de la vispera. La unién sagrada se realizé bajo el lema de la “argentinidad”, enarbolado precisamente por los beneficiarios y soste- nedores de un sistema que incluia como ingrediente fun- damental la dependencia. Pa- raddjicamente, el argumento sirvi6 para justificar la repre: sin de quienes, al impug- nar ese régimen en su tota- lidad, luchaban objetivamente —aunque en forma confusa e inconscientes por la verda- dera liberacién nacional, inse: parable de la revolucién so- cial. Frente a la lucidez, coheren- cia y habilidad de jas clases dominantes. —que supieron Presentar un frente unido y volear de su lado a la peque- fia burguesia—, la debilidad de los sectores obreros, 30- bre todo durante ta dectina- cidn del movimiento, resulta inocultable. La energia y la unanimidad demostrada en los primeros momentos no podia durar: entre el aventu- anarquistas y socialista, los eternos negociadores ten- drian la dltima palabra, mien- tras la masa_se desangraba inatilmente. Toda la historia del movimiento obrere argen- tino preparaba esta tragedia: si_el _marxismo s6lo habia cafdo en las manos de Juan B. Justo y sus discipulos pa- ra ser vaciado su conte nido revolucion: ~ las ma- sas seguian cares las consignas y cquistas, que nop mnducirlas més que al sacrificio y al fra- caso. No existia un partido obrero revolucionario que pu- diera proponer otra salida. La masacre de 1919 sdlo sir- vid entonces para desacredi- tar definitivamente las técti- cas anarquistas, dejando paso a otras actitudes menos com- _ purtunistas, como las que predominaron en el movimiento obrero has- ta 1945. La etapa que enton- ces se inicié parece estar agotando también sus pe bilidades. Encontraré_final- mente la clase obrera argen- tina su camino? Notas 2 Git. por Jacinto Oddone: Historia del sociaiismo argentino. Buenos Aires. La Venguardia. 1934, p. 111 2 Git por Martin S. Casaretto: His toria del movimiento obrero argen- tino, Buenos Aires. 1947. p. 119. 3 Idem, p. 182. 4 Discurso de Oyhanarte en la se- sign del Bde enoro de 1919. En Diario de Sesiones de la Camara de Diputados. 1918-19. Tomo V. . 68 Juan Ramén Romariz: La semana trégica, Buenos Alres. Ed. Hemiste- io, 1952. p. 178 * Palabras de Agoto. Diario de Se- slones cit, p. 101 * Palabras de Mario Bravo, loo. cit. . 102, © Romariz, op. cit p. 100. » Git. por Diego Abad de Santillan: a FORA Ideology trayectora dol Imowimlnto abrere Fave ign. 12 Repuibiles Argentstane ‘res. Ed. Nervio. 1983 Ba aero © Definiclén de la. Liga, eaten Argentina (Guia del bue.*™ soll buonos Aloe, ozone to). 1X Discurso de. Repetto en * tn dl 10 de Junio de 199, Orato ddo Sasiones de la Camara de Dipu- {ados. 1919. Tomo |. p. 422, Fuentes Tercer Censo Nacional (1914) Boletines del Departamento Naclo- inal del Trabajo. (1907-21) Crénicas mensusles del Departe- ‘mento Nacional del Trabajo (1918- 1819) Diarios y poriddicos: La Pransa, La gn, Darl, La Vanguard, Ls Protesta, La Epoce, La. fazén, 4a Unidn, €1 pueblo, ke Argentina, Us Mafiana; Cares y Caretas, Mun: do Argentino, Vide Nuestra, etc. Folletos: Mario Boratto, La huelga de los talleres Vasena: Liga Patel. ties Argentina, Al buen sentido. de los trabajadores argentinos; ete 4 Bibliog Bunge, Alojandro E.: Los problemas ‘econémicos del presente. Bs. As. ‘o20, Panettieri, José: Los_trabaladores. Bs. As. J. Alvarez. 1968 Spalding, Hobart: La clase trabajo. ‘dora argentina (Documentos. para ‘su historia. 1890-1912). Bs. As. Ga Tema, 1070) ‘Abad de Santillin, Diogo: La FORA. Ideologia y_trayéctoria del_movk- Imlento obrero revoluclonsrlo en la Republica “Argentina. Bs. As. Ed, Nervio. 1833, Oddone, Jacinto: Gremialismo pro- Tetario argentino, Bs. As. La. Van ‘uardia. 1949, Iscaro, Rubén: Origen y desarrollo do! movimiento sindica argentino. Bs. As. Ed, Anteo, 1958. Marotta, Sebastian: £1 movimiento Sindical’ argentino, Bs. Re. Ed. Le cio. 1960. Belloni, Alberto: Del anarquismo al eronlsmo. Historia del movimiento ‘brero argentino. Bs. As. Ed. Petia til. +960. Piero, Octavio A: Los origanes y la ‘trégica semana de enero de 1919. Bs, Ae. 1956. Zeballos, Estanislao 8: Goblerno radical. Los sucesos de enero. En evista de Derecho, Historia y Le tras. ANo XXI. Tomo 62, 1919. pé sinas 273.288, Babin, NicoGs: La somana tpn, la do una slesta de verano, En la pégina 82: y 2. Dos plantas industriales de la primera década de este siglo.

También podría gustarte