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Cuudernos de la UNED 35215CU01 Lecturas de Historia de la Psicologia lejandra Ferrandiz _ Enrique Lafuente PLATON (427-347 a. C.) Nacido en Atenas en el seno de una familia aristocratica, Platén se orient6 inicialmente hacia la politica, que le interesé siempre tanto desde el punto de vista tedrico como desde el practico. El magisterio de Sécrates desperté en él la vocaci6n filos6fica, a cuyo ejercicio iba a dedicar la vida. Su obra escrita est4 constituida por una serie de Didlogos en los que aspi- ¥6 a dejar constancia de las ensefianzas de su maestro a la par que desa- rrollar su personal elaboracién de las mismas. Hacia el afio 387 a. C. fun- d6 en Atenas una escuela de filosoffa, la Academia, donde enseiié hasta su muerte. El pensamiento platénico ha ejercido una influencia extraordinaria- mente amplia, profunda y duradera, y constituye uno de los pilares funda- mentales del pensamiento occidental. Muchos de sus rasgos caracteristicos, como la concepcién dualista (segin la cual el alma y el cuerpo poseen una realidad independiente), la tesis nativista (que afirma la presencia de ideas innatas en Ja mente humana) o la nocién de un alma que retine en su inte- Hior partes distintas y contrapuestas, han resurgido una y otra vez con for- mas diversas a lo largo de toda la historia de la filosoffa y la psicologia. En el texto seleccionado pueden advertirse con claridad algunos de estos rasgos. Perteneciente al Fedro, generalmente considerado como uno de los didlogos de madurez de su autor, el fragmento que se reproduce a conti- muacion presenta la teorfa del alma de Plat6n segtin éste la expresa metaf6- ricamente en forma de mito (el famoso «mito del carro alado»). Algunos autores han querido ver en esta teoria un temprano anuncio de la doctrina freudiana, en la medida en que en ambos casos se intenta una explicacién del comportamiento humano como consecuencia de la tensién y el conflic- to intrapsiquicos. El texto pone de manifiesto, ademas, la inextricable unién de la concepcién psicolégica platénica con las que el autor profesa sobre la Tealidad (la «teoria de las ideas») y el conocimiento (la «teorfa de la remi- niscencia»). 16 LECTURAS DE HISTORIA DE LA PSICOLOG Lecturas recomendadas Koyrg, A., Introduccion a la lectura de Platén. Madrid: Alianza, 1966. Un lib: cuya claridad e inteligencia hacen honor de modo magnifico a su titulo. PtarOn, Didlogos (varios voltimenes). Madrid: Gredos, 1981 en adelante. De I. obras de Platén existen numerosas traducciones al espafiol. Entre todas I: de los Didlogos completos (al menos de los que han llegado hasta nosotro destacamos ésta de la editorial Gredos, que incluye buenas introducciones cada uno de los didlogos, asf como una excelente presentacién general a ca go de Emilio Lled6. RoBINSON, D., Historia critica de la psicologia. Barcelona: Salvat, 1982. La Hist ria de Robinson hace particular hincapié en la significacién de la filosofi antigua en la constitucién de la psicologfa. El capitulo 2 analiza la contribu ci6n platénica. El alma, las ideas y el conocimiento [e. 370 a. C.] Ya hemos explicado. suficientemente la naturaleza inmortal dé alma. Ahora hablaremos de su forma. Para decir lo que es en s{ mism: harfan falta palabras divinas y una extensa exposicién; para dar un: imagen de ella y decir a lo que se parece, bastan las palabras meno: complicadas de los hombres. Diremos que el alma es como el grupo qu forman un tronco de caballos alados y el hombre que los guia. Los cor celes y los conductores de las almas divinas son todos excelentes y di noble estirpe; pero los de las almas restantes poseen una doble natura leza. El conductor que hay en nosotros lleva las riendas, pero de lo: caballos hay uno que es bueno y hermoso y de pura sangre y otro qu es todo lo contrario. Por fuerza tiene que ser dificil y enrevesado pare nosotros llevar un tronco asi. [...]. Toda alma gobierna lo inanimado J gira en torno del universo, mostrandose bajo mil formas diferentes Cuando es perfecta y alada lo abarca todo desde lo alto y rige al mundc entero; pero cuando est4 privada de alas, se precipita hasta que se adhiere a algo sdlido, entra en él como en su propia morada y se apo- dera asi de un cuerpo terrestre, que parece que se mueve por si mismo en virtud de la fuerza que ella le presta. A este compuesto de alma y del Cuerpo que est4 adherido a ella es a lo que se llama ser vivo ysele dael nombre de mortal. [...]. Ningtin poeta ha cantado la regién celeste ni podra cantarla nunca seguramente. Las cosas se presentan de este modo —pues hay que PLATON 17 ener el valor de decir la verdad, sobre todo cuando se habla de la ver- dad—. La esencia incolora, impalpable y sin forma que realmente es, a a que solamente puede contemplar el entendimiento que gobierna el espiritu y sobre la cual versa el conocimiento de la verdad, es la que xcupa ese territorio. Lo mismo que la inteligencia de Dios, nutrida por -l entendimiento y por el conocimiento sin mezcla, también la inte- igencia de las almas que tienen afan de recibir el alimento que les orresponde, cuando llega a contemplar el ser al cabo del tiempo, sien- € satisfaccién, y contemplando la verdad se regocija y se alimenta has- a que por fin Ja revoluci6n circular la traslada al mismo lugar de don- le partié. Durante el tiempo que dura esta revolucién contempla a la justicia misma, a la Sabiduria; contempla también el Conocimiento, 10 el que esta implicado en el acaecer de las cosas 0 de los que noso- ros Ilamamos seres en nuestra existencia actual, sino el conocimiento jue versa sobre lo que realmente es el ser. Y después de que ha visto y asitado las otras cosas que de esta manera son realmente, sumergién- lose otra vez en el interior del cielo, retorna a su casa. Y cuando ya esta qui, el cochero, instalando sus corceles delante del pesebre, les arroja n él ambrosfa y luego les da a beber néctar. ¥ asi es la vida de los dioses. En cuanto a las otras almas, la m4s xcelente, puesta a la zaga de los dioses y queriendo semejarse a ellos, evanta hacia el lugar que se halla en el lado exterior del cielo la cabe- a de su cochero y es arrastrada alrededor en el movimiento circular, unque sus caballos no la dejen moverse libremente y sélo con dificul- ad puede contemplar las cosas que son. Otra de las almas levanta unas eces la cabeza, otras las desvia y, como los caballos se lo impiden, ve nas cosas y otras no. Las demas siguen el cortejo, porque todas sien- el deseo de elevarse; pero como no pueden, son arrastradas en su mpotencia, se pisotean y se empujan las unas a las otras, y todas quie- en encontrarse delante. Allf es el tumulto, el forcejeo, el sudor ago- iante; muchas quedan lisiadas por la impericia de sus cocheros, a tras se les quiebran las alas. Todas, en fin, después de haber pasado rabajos sin cuento, se alejan sin llegar a la contemplacién perfecta del er, y cuando se han alejado tienen que recurrir a la opinién como ali- 1ento. Y he aqui por qué es tan general el deseo de ver el sitio donde 2 encuentra la llanura de la verdad: en sus praderas est4 precisamen- : el pasto que més conviene a la porcién egregia del alma; de él se utren las alas que levantan el alma y la hacen ligera. [...] Conviene ciertamente que el hombre llegue a la inteleccién a tra- és de lo que se llama la idea, pasando de las diversas impresiones a lo ue esté reunido en una sola cosa gracias al razonamiento. Y esto no es orosodoid peproray A pnyeeq 1ofeur anb Ja we ‘soLtaystur soy sopo} ‘ueqeIOIUT 9s sates so] A ‘0130 ap ofsz109 Jo usa sof[pnbe ‘sorp un op Z eB] @ SOTOSOU ‘seoyseaq UOISIA euN v A O[NoyIedsa uN ke soureNsIse INJUSABUDIG SO] eP O109 Jo Ud OpueNd ‘ezaT[eq ey] Te[duis}U0D sao JUS OSOTIAeIeUI eI_ ‘Opejuesatdal yIsS9 sey[o Ua onb oO] ev A sousseurL B SSOpUvd1908 [PUISLO [2 J9AeTUd & pey[NOYIp uos ueZaqT] soyoyreduat e819 souN ap spavyy v anb soy sovod Anur wos ‘sa.ysa.Lia) souaseult ue 1opurydsar unsure usesod ou ‘seuye sey ered ugioeumse op seu ) wos onb sesoo se] sepo} A eEmpiqes e| ‘eronsnf e] epnp urs ‘ayuoW INSIp Iqiojed ap sauoforpuoo ue ueTUaNdUe as ou anbiod ‘eye as ) ap Peplfeed Us uaqes ON ‘seUISTU Js op seuaNp UOs OU £ UO|OeGIN} op 9] 9S SooUOJUA ‘ITE Op SwsOO sey ap OIUNSey soared onb og]e usa op ND X Tepiosas ap peproedeo ve] ajuaweyusloyns usasod onb seuye sey od Anur Wog “eLI981} e| v Iefeq ap soy UOIe[dueju0S onb SOUIATP SO} 0 So] Ueprajo A ‘seueuny souoroeyar A oye] ap ase eungye od eo nfur e] & asreUT[UT ap oyund Ja vIseY sepeloesSsap ops ueY eLION zl os Iapusosap Je anbiod uarq o ‘We ap sozafqo sol oyueureprdes o}s1A ua wey onbiod vas ed ‘sewye sey sepo} ered [lovy vate) sa ou so.josou ojuejap UyIsa onb se[ ep elouesaid vy 10d sesoo seffenbe sepo} ap IOUT UI AVATAR [9 Olag ‘SO][a & OPTUsA URIAIqnY OU ‘osed OO Ua ‘UOS SBSO9 se] Ope|dutoyuco uey ‘ezafeImjeu ns Jod sepo} ‘sarquioy soy eul[e Se] ‘Opuatorp soutrusa unas ‘anb sa X ‘sopeioureue ayUeUTED0T $9 anb sdIp os sosouLiey soyseyonut soy e ueUre £ eINd0] e]Se ap ued ed anb soy sopo} ap 4 ‘eotunutos as eno ef e euosied x] ered oul09 Pp ugtsesod ua ejey as anb jo ered oyuey ‘soyuapeoxe sur sojuoU 9p oysenduros ¥4se onb Ja 4 A0feur Ja so 489 ‘ouIseIsNyUS op saseD sepo} ap ‘enb Jsy “ooo] un ap elouarrede ey e3uaq onb ered soqueroyns pour Aey A ‘elie e[ op sesoo set ap opuedny oye of eIoey ey ns o8turp ‘oxefed un onb ourstur o] ‘sore soy 10d asrenaya eyU9}UT ‘ap 1 ou onbune ‘seyja uoo & ‘seye sey uasa1d 9] aonb aquats ‘ezaqjaq v1opep 2] op epsenoe as £ ofeqe mnbe ezayjaq ey aA aiquioy Je opueng [*"] “O[J? ap BIUENd uKP as ou saquas sey A ‘SOI ep OUdS [a Ua ¥ISO ‘Opes Us ¥IS9 peplfead Us O1ed ‘Js ap eiony yyso anb ueyoordad 9] sowed sey AIP SBSOd se op UgIo¥[duraju0° eI e asreoIpap A saiquIoy so] ap sop Nd so[ op asreyede Ty ‘[“*] “eutarp sa osa 10d A peprurarp ey epuare jure} safend so] eB sojafqo soyfanbe eLioulsul ef Us Ieo0Ae & seZIONy op eprpeul e| uo A oJuouraJUeseoUT voyde as onb ojsend ‘sere eBus} oF [fy UN ap oyWaturesuad Ja o[gs anb ojsnf sa ose JOg ‘se ayuaUTeaI onb fey solo soy eqezueag] £ uaystxo aonb souroep eioye anb sesoo sey 9} O}[@ OT Spsop eIOA opuens ‘soIp un ap erueduroo Ue eqeysreul op 19 BUNTY BA]saNU Ope|durajuos ey anb o] ap Opsandai [9 OUTS BSOd 2.10 1OISd V1 Ad WRAIOLSIH Ad SVANLOAT sr PLATON 19 Ese misterio lo celebrabamos en la integridad y en la autenticidad de nuestro ser, libres de los males que nos esperaban después, iniciados como estdbamos en los misterios de las cosas integras, sencillas, inm6- viles y felices; y como éramos puros, todas esas visiones las contempla- bamos en la luz resplandeciente y pura, sin sefial alguna de este que lla- mamos cuerpo y ahora arrastramos como una concha. [PLaton, Fedro. En J. Marfas, El tema del hombre. Madrid: Revista de Occidente, 1943 (pp. 47-52). Trad., S. Fernandez Ramfrez.] ARISTOTELES (384-322 a. C.) Aristételes es, sin duda, uno de los mds grandes filésofos de la anti dad. Nacié en Estagira (Tracia) y fue discfpulo de Platén durante unos vein- te afios. Sin embargo, descontento con el.matematicismo de la Academia pla- ténica (la explicacién del mundo basada en las puras formas abstractas), decidi6 viajar a la costa jonia para estudiar biologfa marina. Tras esta expe- riencia, que imprimié a su pensamiento un naturalismo evidente, trabajé como preceptor de Alejandro Magno y fund6 en Atenas el Liceo. En este cen- tro reuni6 una extraordinaria cantidad de material cientifico y dicté los cur- sos en cuyos apuntes se basan los libros que hoy conservamos. Puede considerarse a Aristételes como el fundador de la filosofia tal como la entendemos en occidente, esto es, como un cuerpo de doctrina sis- tematica y perteneciente a una tradicién que tiene continuidad académica a lo largo de la historia. Arist6teles culmin6é lo que muchos autores denomi- nan el paso del mito al logos, o lo que es lo mismo, la superacién del pensa- miento mitolégico y la progresiva implantacién de formas de pensamiento racional. E] sistema aristotélico incluye ademas la primera «psicologia» explicita, articulada en torno a una idea naturalista del alma como funci6n organica. Esta perspectiva aparece desarrollada en un escrito titulado Acerca del alma, que es posible tomar como el primer tratado de psicologfa de la historia. Extraemos un fragmento donde podemos ver cémo su autor definfa el alma alrededor de dos rasgos: es privativa de los seres vivos y expresa en acto lo que éstos son en potencia. Pero antes de enfrentarnos al texto es preciso hacer una aclaracién sobre una de las ideas que aparecen en él. Aristételes indica que existen dos grados en la transformacién de la potencia en acto, equivalentes a dos maneras de entender el conocimiento. Se puede entender éste como posesién de conoci- miento o bien como ejercicio o empleo de ese conocimiento. La posesién de conocimiento equivale a la transformacién de la potencia en acto de un modo mas general que el correspondiente al conocimiento en ejercicio, por- que en el primer caso atin existe un abanico de posibilidades para que la potencia termine de transformarse en acto (el conocimiento en cuanto tal 9p soldroutid soy uaXninsuos soysp sond ‘saemyeu sodiend soy ‘soya anu9 ‘€ sodiand soy aye wWoUeUTUIseId UeJepisuod as sapepnuy ‘oyUSTUNIIOUOD Jap o1sToIefo 2 OUIOD UIQ O [e} OJUEND UD BIDUDID OUOD OJUATWIIOOUOD Je SoureJapIs UWOd onb [ensI ‘sopHuas sop Us asiepuajue apand onb ajso ourUL9} ‘oe > eInbejeyue so eULIO} e] onb sequarur ‘erousjod so eLayeu e| ‘seUOp | 10g “euL10J £ eLiayeul ap O}sanduroo ouIOd ‘TeBnq .199.10) ue ‘A i—oJa19 U0d O8]e eA So eLiayeuL e] nb ao1p as [end e| ap pnytA us— euLioy A en} DNLYSe OUIOD ‘TesN] OpuNses us ‘—opeurULiejep O8]e so ou OUISTUI Js 10d nb ojfanbe— eLiayeur our0o ‘teSny Jourtid ua ‘es1epusjue opend pepyue 2] Ola ‘pepryua ey So Jas [ap so1sug3 so] ap oun anb sep sowlajos [9 ears] a “Sa]P19ISLIV op ego eT ezI[eue as ¢ O[Nydeo Ja UY “eySofoorsd E| »P BLIOISTY &] Uo eNsHue eYyosoTY e] ap UOpKoyTUsIs ef us sideoury e~Moned wy [ENULUL aISq ‘7Y6] ‘TeATeS :euojsoreg ‘wsSojoo1sd y ap DUOIST “q ‘NOSNIGOY “soqLisa NS ap SIsl[vUe OsOINBLI A OpeyusUMdOp uN sJUKIPeUT sofaI9ISLIY ep TeNI99T oqUT BIyeISONG e] aL1O9aI anb OoIsypO UL) ‘E66 I ‘BOTWIQUOD BIND ap Opuo.y PHPeW ‘77NI99}91U1 O|jousvsep ns ap vuOIsIY I band sag ‘saaIOISUY “N\ ‘USOAVE *03Xa} OxISsaNU apadoid apuoOp ap ool[10}sLTe OpeTen op OWOUIBeY UN v OLTe]UIUIOD aJURSALAIUT °(¢Z-G9 ‘dd) E66] ‘Souda, :pLIPEW sojpjuauos & sojrxal “M3ojonsd ym ap vuojsiy ‘(‘spe) orayurdie “YK es OHO], yf ‘souOUINH “g UY ‘«s9[M9ISLIY ap eZoJoo[sd eT» “yy ‘WNLLHOD A “f ‘TIINOD “eule Jap wors08 pee Ns a1qos oo £ o8a113 OJoso]y [ep e2[duI09 wIgo YI egos sore ap UN ‘OATED SYWOY, ap SOLIOJONpo.yUt soIpnysa se[qepusuIosar Sop aAnpout anb Ja[duioo ejouedse ugIsIeA “ERE ‘SOpaiTn {pLipeW ‘viujp Jap vosaoy ‘SATALOISTAY SDpDpUuawMioras SD1N}IAT ‘ofo Ja woo odiand [a 81SIA B[ UOS eUITe [2 astereduroo vyIpod oyuSUIKOLIOJeIOW “JOA ap peprayjoe WO) EpIpuajua ‘UoIsiA K 19 Bp pepfoeded ev1oUr e[ OWOD eprIpuazud ‘DIS74 que oNZUNsIp sapsiOIsLy Iepws opyues un uy “(O}a1UOD OVquIY UN e Op eayde ey as ef anb Ja so opeyosefa oyerunooUOD Ja) pmyruad ns opezuesye Y [efousiod of ap ugrovzynjov e| K sapeprfiqisod sesa ap eun opeziyecd vy as IPS OSes OpuNges |e ue anb senuarur ‘(soyquiy soqUaJesIp & osIeor[de apand JOOTOOISd VT Ad VIMOLSIH AG SVUNLOAT” te RISTOTELES 23 ue nacen los demas. Ahora bien, de entre los cuerpos naturales unos enen vida y otros no la tienen. Con el término «vida» hacemos re- srencia al hecho de nutrirse por si mismo, crecer y envejecer. Asi ues, todo cuerpo natural que posee vida debe ser entidad, y entidad e tipo compuesto. Claro que, puesto que se trata de tal clase de cuer- o (con vida), el cuerpo no puede ser el alma, porque el cuerpo no es lgo que se predique de un sujeto, sino que mis bien es el cuerpo mis- 10 lo que se considera como sustrato del sujeto. Por tanto, el alma ebe ser entidad, en el sentido de ser la forma de un cuerpo natural ue en potencia tiene vida. Y, puesto que en este sentido la entidad es ntelequia o acto, el alma es la entelequia de la clase de cuerpo que emos descrito. Pero el término «entelequia» tiene dos sentidos, correspondientes a 1 posesion del conocimiento y al ejercicio del mismo. Evidentemente, | alma es entelequia en el sentido andlogo a la posesién del conoci- niento. Y es que teniendo alma se puede estar durmiendo o despierto, la vigilia es andloga al ejercicio del conocimiento, mientras que el dor- ir es andlogo a la mera posesi6n del conocimiento, sin ejercicio. Aho- a bien, desde el punto de vista de la génesis se da antes, en una perso- a individual, la posesién del conocimiento. Por consiguiente, el alma odria definirse como la entelequia primera de un cuerpo natural que n potencia tiene vida. Tal es el caso de cualquier cuerpo que posea rganos. Las partes de las plantas son también 6rganos, pero de una ran simplicidad. Por ejemplo, la hoja protege el pericarpio y éste pro- ege el fruto; las rafces, por su parte, son andlogas a la boca, ya que mbas absorben el alimento. Por tanto, si hay que dar con una defini- ién aplicable a toda clase de alma, se podria decir que el alma es la en- elequia primera de un cuerpo natural que posea érganos. De ahf, ade- nds, que no quepa preguntarse si el alma y el cuerpo son una tnica ealidad, como no cabe preguntarse si la cera y la figura moldeada con lla son una misma cosa, ni tampoco quepa preguntarse, en definitiva, i la materia de cada cosa es lo mismo que aquello de que ella es mate- ia (*) [...]. Hemos proporcionado, pues, una definicién general de lo que es el Ima: es entidad en el sentido de ser forma, es decir, la esencia de un leterminado tipo de cuerpo. Supongamos que una herramienta cual- juiera —un hacha, por ejemplo—, fuese un cuerpo natural. La entidad (*) Es decir, la distincion entre materia y forma es una operacién del pensamiento. En 4 realidad son inseparables. (E861 ‘SOpery ‘pLipey) zourrey oayen “I A 786] ‘Te[INsy ‘pupey) youereures ‘gq op yf ap sey Ue epedode ‘oparoT ) “fap Pfouedsa “perl, ‘sg[Sut-o8o148 onsumpq ‘pA “(€L-L9 dd) 9¢6T py] WueWoUTey wer A sseig ‘AUQ prearepy :sarpuoy A e8priquies NOS 24] UC “ATLOLSTay] ‘OAIA Jas un uaknynsuos odiend Ja A eulye [a Ose 10 Ja Ua Jsv ‘ofo Ja UaANINsUOD e}s1A4 BY A Ofo Jap epdnd ey anb pent o1ad yusWUTeIoUa}od o]9s s2 anb oj se odseno fq JeWoo ered eyusTWeLIOy [ 9p peproedes ze] 0 eystA ef UOS oO] anb ua OpHues oUISTU [9 UD eINb [aUe se BUTE Je onb senusrur ‘eyoeY Je UOd 181109 ap 0198 [9 O UOISIA [ Uos o[ onb ua Oprjues ouIstU [a Ua eIMbajajua sa eITIsIA ap opejsa { ‘ose[p e\sa op odians un uaknyWsuOd sJUeWTeIOUD}0d O]Os anb ‘ony ) A epfrutes ey peptoedes ye} usssod osodurey, ‘earasuoo ey] anb Je ours Te [2 oprpsed ey onb odiand ja sa ou ata op peproedes ev] e1ousjod 2 aasod anb oj ‘sputap of Jog ‘sovzed searoedsai sns arjue Aey onb ugto 2[O1 BUISTUL B] INSTXe aqap ‘Te1 OUIOD Opereprsuod aqUets enb odiend Jap junfuos Je A pepryejo} ns ua epeispisuoo yeLosuas [ouers19] erousj}od | atu aonb ojsend ‘a\s9 op peplyejo} ey & usIquIe} ojreoT[de soulaq yp ajUaTATA Odiano Jap sozied sey e eoyde as anb oF ‘uatq seng ‘experd ua pidjnosa o opejurd ofo un v Jse soureurwiouap opuend outoo ‘eiqeyed p Jas ou v ofo [ej sa ou ofo Ja ‘ejsta e] apsatd as Ig “eISIA e] ap eLIoyeUL | so ofo [a ‘ajred ns 30g ‘ofo Jap [euL10y oO] eLIoyUYep peprus e| ‘epnp IS ‘SO Bl[q “VISIA B] BIS UTE Ns ‘OATA Jos uN vray Ofo Ja Ig ‘oqUaTALA od and [ap soyred sesiaarp sel e OYSIp soulsy anb oy esoye sowenbydy -osodai [a oyueTuTAOUL [ap sordroupid soy ousTu Js us sasod anb afopuy [e} ap yer yeu odiend un ap outs ‘ody 91s9 ap od.iend un ap eLIoiULap elouass so u eulye Je anb sa x ‘eysey ejduns eun ap asopuyyey angis ‘ugroisodns 1ysonu op uesieu [e ‘opo} UOD ‘waqeyed ap Jas ou & ‘eyoey uN vA vyIAs U eIUSIWeLIoYy eB] soouojUY “eredas as eure aso onb asesdugdng “euye S BLlas ‘eyoey uN eyUSTWIeLIZY esa ap soey anb oxjanbe eyes eyoey jep JOOTOOISd VT Ad VIMOLSIH Ad SVaN.LOdT ve LUCIO ANNEO SENECA (4a. C. - 65 d. C.) Séneca puede ser considerado como el m4ximo representante de Ja ul- ma época del pensamiento estoico, el llamado «estoicismo nuevo», que se ssarrollé en la época imperial romana a lo largo de los dos primeros glos de nuestra era, y que cont6, entre otras figuras destacadas, con las 31 esclavo Epicteto y el emperador Marco Aurelio. La obra de Séneca ha do muy influyente en la filosofia y la literatura posteriores de todo el undo. Séneca nacié en Cérdoba, recibié una educacién esmerada y marché a oma, donde ejercié la abogacfa. All comenz6 a cultivar la filosoffa estoi- ay establecié una escuela filoséfica. Acusado de adulterio, fue desterrado Cércega, pero regres6 pronto a la llamada de la mujer del emperador Jaudio, Agripina, para hacerse cargo de Ja educacién de su hijo Nerén. ‘uando Nerén se convierte en emperador, nombra a Séneca ministro suyo, na posicién en la que el pensador cordobés se mantuvo durante siete afios. ‘aido en desgracia por las criticas y enemistades que su gran fortuna Negs _provocar, se retiré de la vida publica, pero se le acus6 de participar en una onspiraci6n contra Nerén y fue obligado por éste a cortarse las venas. Una nuerte que afronté con la serenidad y entereza que cabfa esperar de la doc- rina que habia abrazado durante su vida. El texto que reproducimos procede de su tratado Sobre la felicidad. 3scrito entre otros motivos como una defensa frente a las acusaciones que renia recibiendo por el refinamiento y ostentacién con que vivia, este bre- ve tratado resulta sumamente expresivo de algunos de los rasgos mas salientes del pensamiento estoico. Por lo pronto, de su indole predominan- ‘emente moral, pero también de ideas como las de la felicidad en cuanto sonformidad racional con la naturaleza, y la imperturbabilidad como ideal de vida, que ilustran el caracter «terapéutico» y fundado en el autocontrol de su psicologia. outug Jap uoisnye & pepyiqeye ey A ‘ayqeynurut 2 gpuesd ozoz8 un ns pepios el ep OJUSTWITIOUODS [ep ‘sa10.119} SOT SOpoy sopeysosop yowgya ey A ones ue oysond nyuIdso jap euTed e] ‘Uatq a[qeutTy asa pleoeu saquojue ‘euNTIOJ ¥| Jod efousreyIpur ef onb seul ep ey eLOqI] BIS “peLaqy] e] eloey epryes eun ‘oyue} Jod ‘teyuooUs enb -sopereqaue £ sosoysiides seul sorutuiop soy ‘serojop soy £ soso so] sUOWTRATeUIa]e Uyteasod uamb e Janbe sLyns enb erpuay aq ALIS eIsouNy A eeu gnb ‘send ‘seq —‘orgns Jap pvi4aqi] VT *S ‘T7] (PepHgep PI oP oid pepisoiaj epo} sand ‘emz[np e] woo pepruueuseu ey A ‘eure yuouLre ey < zed ej odwiany ouustu ye £ ‘aqureysuoo A ayquiuesqonbut ye ULI LUN aUArA SoU ‘UapsOsap OUISTU [a Ue UNe Sosouep ‘sopiseay rmbzaut s9003 soso op £ sazaoxjd soy ap resnj ue sand ‘uetiye sou JLLII sou onb sesoo se] sepefeye zoa vun ‘peyoqy A pepyinbuey 24 309 BUN 99¥U O][9 ap anb ‘eiarpeye of ou anbune ‘sapueiduiog “soya ap Baepose Jes UIs “eunj1oy ) sauOp SOT ap SN Is ‘euNsuU ap asreMTUIpe UIs ‘eprA eT ered UoATIS sesoo seulop sel @ eyUaIe ‘eoeuayIed a] anb of ap 4 odreno ns ap en ue UIS eSOpepmMd ‘seToULJsUNDIID sey e a[quidepe ‘gyuotoed A eurugu 1 ‘gquarpre A eorS1gUA so Is ‘ZeBN] Opungas ud ‘pnyes ns ap ugtsasod ysu0o uo £ eues Ise eure Ja ‘orsumLd ‘Is enb seu Japaons epond ou OT ‘ezapeinyeU Ns WOO sULIOFUOS ¥ySO anb ey ‘oyue} 10d ‘so zi[oJ eprA y[dusafa ns 4 Aa] ns unas asreurio} A eT[2 op asreyiede ou ua 9}SIsu0d piges ve] ‘sesoo se] ap ezopeinyeu eT & OSUdye SUI ‘sOdTO}Se SO] SOPOT 0}S9 Ud Opienoev ap “oquoid oJ 10g ["*"] —véapopaaa popwoyaf DI '€ [gs *9] orqes [oP [P°P! 1H *(6LI-p91 ‘dd) oof0ysa oyaturesuad jap stsayuys op seutsyd sesoin3 gun aknpouy *("P2 -'€) OL6T Toqey] -euopaoreg “pdau3 nyfosopy VT “2 ‘WINYAN, “OOLIOISTY @ OLY} 0}X9}U09 Ns US dJUOUEpeNdape O]IoTeUIUS & nke SELILI! 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Ninguna diferencia hay entre éstos y 1éllos, pues éstos carecen de razon y la de aquéllos est4 corrompida élo sirve para su mal y para pervertirlos; pues nadie puede llamarse iz fuera de la verdad. [...]. 6. Placer y felicidad. — «Pero también-el alma —se dice— tendra sus ceres». Téngalos en buena hora, y erfjase en arbitro de la sensualidad le los placeres, Ilénese de todas las cosas que suelen encantar los sen- os, después vuelva los ojos al pretérito y, al acordarse de los placeres sados, embridguese con los anteriores y anticipe ya los futuros, apres- sus esperanzas y, mientras el cuerpo se abandona a los festines pre- ites, ponga el pensamiento en los futuros; tanto mas desdichada me recera por ello, pues tomar lo malo por lo bueno es locura. Y sin cor- ra nadie es feliz, ni es cuerdo aquel a quien apetecen las cosas dafio- ; como si fueran las mejores. Es feliz, por tanto, el que tiene un juicio to; es feliz el que esta contento con las circunstancias presentes, sean ; que quieran, y es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la z6n es quien da valor a todas las cosas de su vida. [...]. 8. Vivir segzin la naturaleza.— ¢Qué importa que el placer se dé tan- entre los buenos como entre los malos y no deleite menos a los infa- 2s su deshonra que a los virtuosos su mérito? Por esto los antiguos comendaron seguir la vida mejor, no la mas agradable, de modo que placer no sea el guia, sino el compaiiero de la voluntad recta y buena. es es la naturaleza quien tiene que guiarnos; la raz6n la observa y la nsulta. Es lo mismo, por tanto, vivir felizmente o segtn la naturaleza. Voy a plicar qué quiere decir esto: si conservamos con cuidado y sin temor estras dotes corporales y nuestras aptitudes naturales, como bienes gaces y dados para un dia, si no sufrimos su servidumbre y no nos yminan las cosas externas; si los placeres fortuitos del cuerpo tienen ra nosotros el mismo puesto que en campaifia los auxiliares y las tro- s ligeras (tienen que servir, no mandar), sélo asf son titiles para el ma. Que el hombre no se deje corromper ni dominar por las cosas [-(doronpen [ep sejOU se[ OPeUTUNe Wey ag) ‘seLeW *f “pea, “(BL-LL A SL-bL ‘8S-LS “ES-TS ‘By 4d) OB6T “eZUETTY ‘PUPP ‘popioyas Dj a4qos “WT “‘VOUNTS] cOUISTUT JS Ua seSOd Ss SepO} OpISoder BY aNb [9 JO}IE}xe [Op BISa00u 9nO? coesep opo} ep oyUoxe ¥ISe onb Je Ieyey apend gnb sang? ‘ajueroyns aonb syu s9 osnpouy grejseq ap ey ou gnb 40d? ‘eurarp A eyoajied Opuals ¢Z19} arata vexed pnyita ey eyseq? ‘gnb song ‘peunjoa ny & O ugtuido nj e oure.y -W00 epeu ‘lapeons 9} OsiaApe epeu ‘oasep M} B SULIO;UOS paeyoreut opo} ‘gatpedur 0} epeu ‘ours uo sprequsyu epeu ‘ouepUT ‘oinsdas ‘gigi Se.tas Sepeu syreyisooeu OU ‘epeu & Opest[go spias OU :SOUTATP SOT e sapensi 2 sepueid sorso[lALd gesoiduro eysa Jod ayoword 24 ano? “sorp un sesey 9} ‘OWDJ] Se OFWEND TO ‘anb opout ap {uerq jep apecoaid onb yeur Je exjUOd Osnpouy a]qiaourmoour seas onb ‘re8ny opunges ue ‘eloreu aod Tu pny Jod ru aoayuo008 Ou anb of ofeut © ouaNg seUITse OU eNO ¢PNiIA eso prefosuoce 3} 9NO? “‘pniia ef ue apiser peproley eropepsoa e] ‘oye Jog —"014DS ]2P popioyal UT “OT Co] pepriqeye 4 ezapuess woo opor prey Of 4 ‘opeuepio £ ow -o1as Bras [e} aquioy un anb ‘opirpeue o}{se00u anb us ‘apuaiduios ag -epusruiue eunsulU UeZU9} OU SojJe1DeP SNS A aaduwiets ered ueas souors -1ep sns anb ‘efoueysuoo op e1ouals ns Tu “eloua{o ap Bozered OU eZUely -U0d Ns an} ‘eplA Ns op soyye vas onb “euny10j yernbyeno e operedoad 91so A oumtuy ns ue ayyw0o ‘anb ‘oulstul js & alTumpe as oj9s A se10p18}xe ¥WINO109ISd V1 Ad VIMOLSIH AG SVaNLoAT 87 PLOTINO (204.270) Plotino nacié en Egipto y estudi6 filosofia en Alejandria Principalmente como discfpulo de Ammonio (242) viaj6 a Persia, luego a Antioquia y finalmente se establecié en Roma, donde se consagr6 a la ense- ‘0S, NO pocos de ellos pertene- agentes a las capas més altas de la sociedad romana. Aunque profundamen- Mosofia plai i Zan los aspectos misticos y religiosos. E] n yan repercusién en el pensamiento cristiano posterior, y su huella resulta erceptible atin en los autores renacentistas. La obra de Plotino, escrita tardiamente, fue recopilada por su discfpulo orfirio y agrupada en seis libros de nueve tratados 0 Enéadas. El fragmen- » seleccionado aqui pertenece a la Enéada cuarta, en la que se retinen los wcYitos sobre cl alma. La afirmacién del mundo inteligible como sede de la rcturas recomendadas BHLIS, J., Plotino. Madrid: Revista de Occidente, 1931. Una sencilla aproxima- cién a su vida y pensamiento, DTINO, El alma, la belleza y la contemplacion. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950. Lal Una util antologia de escritos Pplotinianos. Incluye un apunte biografico de Plotino asi como una sintesis de su filosofia realizados por el compilador, I. Quiles. PNER C J, f1...6. 9 SO] UOD aLINI0 aonb oJ sa O}sq ‘sodzond so] Us asie7IASUI [e Opout ) Bp SOpUsIPIAIp ‘sv.jO se] op aseredas as sayred sns ap eun epeo seOT[dH[NUI as eULIOJ e[ Is OWIOD ‘uL}NSeI anb sayred se, ap eun 9 Ua B19]U9 adarede as ‘9}Ue}SqO OU ‘aPIAIP as UZIquIe} SOT[a Ua ep nb euL10j ev] ‘soprptarp sod.zano soy 1eysa Ty “sodand soy e auSTA Op ND IpIAIp as onb outs ‘sodizeno soy oulos ‘eprprarp oquourean Td IanoUd dS OU LZITVINJCU BSA ‘[9 US OSNpOUT 2 [9 e BURIED ANUL ‘31q aS O] Op Sajue eyfey os onb ‘ess0191 eun ap 1e[qey soureigipnd une Sa[qIsuas Sopepl[eai se[ US epIpLAIp oyUOUIe}o[duIOD eIoUese v.10 9S ‘ZA BR] B ‘Olad ‘sa[qisijaqUl Sapeplyesr se[ op eins oulos ene S[QISTATPUT Jas uN AesnNy] Jud us A ‘oyue} 10d ‘Avy [-"] “T “IT “ephiedai oyuoule1op 193A ¥\S9 ‘Odiand Opo} Us BQUINDUe as anb ouIstUr OT od ‘onbune op Pepl[ei0} ve] Us esIAIpUT ddaueULIed A O10}U9 10d odiano [e ep UTE [2 ‘Se O}Sa ‘UgIOAed e] OZISUOD eAdT] OU BUTE [AP UDISIAIP VT ISLATPUI OSNIOUT OUTS ‘aTQISIATP Sa O[Os OU eUTe [2 Inbe ugIquie) enb { ‘pepl[eo} e] op ezayeinyeu ey earasuod onb 931d ¥jsa Jod resny ou ugista ns ‘Inbe epesal] so ewe Je onb zaa eun ‘Jse X ‘O.1jUed Ns ap I un OwlOd e][9 ap [eueUa Oo] any anb o1ed ‘eys9 ap spuadep anb > ap & oye oO] ua sooueULiod anb eloussa vun ap eYpay Ise onb 2} weet IDap aiatmb ‘sodieno so] ua a|qislarp elouasa eun ap A a]qis pur elouese eun op eyoey ¥Ise vue Jo onb euLiye [ugye[g] opueng uNUI 9}s9 e OpluaA ey OU ‘UgTOTIed ap ojefgo sa ou ezafernyeu 10d onb x ‘e[[a op oz1ed eun A ayuauresoyUe OpIprarp ey as ou onb i ‘epnp ulg ¢2|qIstatpur Jeooueuied apand saouojue owigs? ‘o19g jatp os A ajqistjayur opunu jap efaye as ‘aLmnd0 0}s9 opuend ‘oyaja ‘onbiod ‘sod.1end so] ue a]qIsIArp so eulye Ja enb ugzer Od adIp ag Iond Je Ua reUIEOUA eIed J[qISI[OqUT OpuNUI [ep Opefaye ey as anb [2 S2 ‘eplArp as e}s9 Opuend onbiod ‘eurye Je Wod ugIquIe) a99]U00e 2 Of ‘ugroried ap afqudeosns sa ou & estarpul oiduiats soaueuied ussI[OIU] VT “eloURISIp 10UaUI BT Inbe atpour anb urs ‘ooruN opunut Ua Up as seule se] sepo} ‘ourstunise ‘A ‘oundye oy1edal oO UOISIAIp Isod Us ‘Z9A ¥] & Bp ds eLOUSST]aIUT e] epoy a]qIZI[oyUT Opunut [a “soy] tod sepnaedai £ sodiano so] ua sepesrpes seulye sey] suaTU0S sonu ja enb ojue} ua ‘sodiono uls seule suaTUOS 9[qQIZT]oqUT opunut ‘a[qisues Opunul ye UoUdIA J][e epsep A opunul oso ue UeUANOUS seule Sel UsIquIR], “eIoUaSI[aIUy eT sa [9 op 1ofour oy1ed ey] fo10p JOA Jos [2 vIJUINDUS 9S opuOp aIQISI[a}UI Opunu fo us sq “] ‘T [ut *s] Bue [op ezoyeanqeu By OTOOISd VI Ad VIMOLSIH Ad SVAN.LOAT o¢ PLOTINO 31 res, las cualidades y cada una de las formas; pues la forma puede encontrarse toda entera a la vez en varios cuerpos separados, sin que ocupe ninguna parte de un cuerpo que experimente lo que cualquier otro. De modo que aceptaremos que esta esencia se halla toda ella dividida. Al lado de la esencia indivisible, e inmediata a ella, se dara una esencia que proviene de aquélla. Y esta esencia recibe la invisibi- lidad de la esencia indivisible, pero como, en su avance, tiende hacia la esencia divisible, resulta ser intermedia entre la esencia indivisible primera y la esencia que se divide en los cuerpos y se encuentra entre ellos. [...]. 2. La naturaleza del alma, pues, ha de ser tal que no pueda haber al lado de ella ni un alma que sea sélo indivisible, ni sdlo divisible, debien- do contar necesariamente con estas dos propiedades. Porque si el alma, al igual que los cuerpos, tuviese partes distintas en lugares también diferentes, cuando una de sus partes se viese afec- tada por algo, esta sensacién no alcanzarfa a ninguna otra parte; esto es, Unicamente aquella parte del alma, la que, por ejemplo, se encuentra en el dedo, y es diferente a las demas y existe por si misma, pasarfa por esa prueba. Tendriamos, por tanto, varias almas que gobernarfan cada par- te de nosotros. Y, a mayor abundamiento, el mundo no tendria una sola alma, sino muchas almas que permanecerian separadas las unas de las otras. [...]. Si el alma es una y, ademas, totalmente indivisible en su misma uni- dad, si nada tiene que ver con la naturaleza de lo que es multiple y divi- sible, un cuerpo ocupado por un alma no podra ser animado en su tota- lidad; y asi, colocada aquélla en el centro del cuerpo, dejaré de extender su acci6n a toda la masa del ser animado. Conviene, pues, que el alma sea una y miltiple, divisible e indivisi- ble. No pongamos en duda, por tanto que una misma cosa pueda estar en varios lugares, porque, si no admitimos esto, no serA posible tampo- co que una naturaleza retina y gobierne todas las cosas, abarcandolas a todas ellas y dirigiéndolas con sabiduria; ni que un ser sea multiple por- que las cosas también lo son, 0 uno, porque lo es igualmente el ser que lo contiene todo. Este ser, por su unidad multiple, deberd distribuir la vida a todas partes; y por su unidad indivisible, la conducira con pru- dencia en todas ellas. [...] Asf pues, el alma es una y miltiple; y por su parte, las formas que se dan en los cuerpos son multiples y unas. Los cuerpos, por consi- One} [ap SeIOU Se] OPeUTUAT| UY ag) ‘ZONByW “V ‘f XL “(bS-0S 4 gb-Lp “d) (pe "€) O86I TeTMBy ‘seury soueng, pnd vpogug ‘ONLLOTd] “peprun ojos 1) oye seur ofdrounid je ojue} ue ‘peproydnnur ojgs ueuen ‘gyuemn3 VIONISd VT AC VIMOLSIH Ad SVaNLOAT ram SAN AGUSTIN (354-430) Suele considerarse a San Agustin como el autor que llevé a cabo por pri- era vez de una forma plena la integracién de la filosoffa griega (funda- entalmente de corte neoplaténico) y la religién cristiana. Nacido en Tagas- (Numidia), estudié retorica en Cartago, y a la ensefianza de esta disciplina dedic6 durante buena parte de sus afios de juventud y primera madurez. |predicacién de San Ambrosio y la lectura de Plotino le aproximan al cris- mismo, al que se convierte en 386. Inicia entonces una intensa actividad mo escritor de la que brotard una obra ingente: Sobre la Trinidad, La ciu- d de Dios, las Confesiones... Ordenado sacerdote en 391, es consagrado al Co tiempo obispo de Hipona. Y en esta ciudad norteafricana moriria afios is tarde, tras més de treinta de incansable labor episcopal. En la historia del pensamiento psicolégico, la figura de San Agustin wesenta un importante punto de inflexién. En él se produce, en efecto, el scubrimiento del alma como intimidad, como reducto interior subjetivo weptible de observacion, descripcion y anilisis (de todo ello ofrecen las nfesiones numerosos y finos ejemplos). Puede decirse, asf, que la obra astiniana ha contribuido decisivamente a sentar las bases de una tradicién rospectiva y de indole fenomenoldgica que, con mayor o menor presencia fin las épocas y los lugares, se ha mantenido viva en psicologfa hasta nues- § dias. El reconocimiento de que la unidad del alma no es incompatible ‘la diversidad de sus funciones, ademis, ha hecho también a San Agustin eedor al titulo de iniciador de la psicologia de las facultades, otra tradi- n de amplios y fecundos desarrollos. El fragmento que sigue se ocupa precisamente de una de estas funciones cultades, la memoria, e ilustra bien el cardcter introspectivo y fenome- Sgico del pensamiento agustiniano. Extraido del Libro X de las Confesio- el texto pasa revista a los distintos objetos de la memoria y a sus varios dos de presentacién subjetiva. Nos recuerda asimismo que el interés ulti- de este tipo de indagacién no era para San Agustin otro que el de facili- el camino al conocimiento de Dios. A] B[ OULD ‘epe.ue op eyond erdoid ns suan opoy, ‘eLIoSaye0 eidoud unas A BjJa1IDUOD BULIOJ ap OpeUs.vUTe ¥ISe OPO} LLIOWIOW Be] UA “eLIOUIOUI ap Osfe [991 Opuend apeons |e], ‘esamnb oun opueno sendsep ayes ered sepeu DeUTe UOs ‘oplaped [e ‘A uanis saj anb se] e re8n] ns oZan] uefeg ‘ep WIe][ 9p OsoInBit uspso 10d A ayuauITIO"} UBUEseid as anb sesoo seo H “21SIA IUI & a}Ipuoosa ns apsap eyes £ oraINb anb oj orp aoey as ib BISeY ‘UOZEIOS Jap OULU | UOS BLIOWIAUT TU op OVIEde SET OX “«¢seO ng onb se] seosou eimuan 1od soulog?» :opus!orp oulos ‘ajuejep od aur as BSOd BJO JeOSNq oJetnb opuend 4 Jado.1y ua OWOS UE}UES id as S¥.11Q ‘So}2.19as seur softipuodsa soun ap OUIOD seyIeoes A oduren UI aJUBINp sepieosnq anb o8ue} seo ‘oyUSUIOUI Je Ue}Uasaid as sesoo ung[y ‘o1einb enb oF ere. ow anb eLiowiewl ey e opid ‘Wye Zea eu) ‘oplsjo [29 tod epeyndes A epeseny opts | ou une onb A eLioulsul e] & epeyUuod esoo ev.ijO JaInbyeno A —sop uas so] sod optimbpe of opow ssmmbyens ap opuertea o opuasnurut Ip ‘opuvjusseise— souresued oywend eusoeulye as ef[a U_ ‘sopHues | tod sepeasivoe souaseull seulisipetrea A so[qeiauinUUl ap so1ose} | UeUsOeUTTe as epuOp OsoOT]IAvIeUI OLDeTed A apuesd odureo ‘eLIoWAUI ap Je se osed souitid [gq ‘ozry our anb jgnbe eroey sauoyedsa 10d UO Jopusose vied ‘ezayeinyeu Tu es ‘sond epusosey op oH [oor *?] BLIOUIIUL BI 91qOg “zauyLeW “Vy Jopepiduios j2 10d epeziy 21 UNSNSy ues ap OWorTUIesUed [e U9ISONpo.qUr eUN ap eprpedaid BA °s0}Ko} eyZojoyue [HD eun “op6] ‘edjeg-esedsy :semty soueng ‘ouvepy ‘NIISNOY NVS ‘unsngy ues ap jenundse eyyer3 qoINe eT] op OJa[dUIOD OFXaL, ‘N66T “EZUETTY :pEIPEI “sauorsafuoD ‘NJLSADY NVS “(CO€T-8TT ‘dd sey asuega uNsnsy “S a1qos) [eAsrpour oyuaTUT suad [ap wOISyIO ELIOISTY BUN “("P? y'Z) ZL6T ‘SOPAID :PHIPEW ‘AIX O]31s Jap { Ja vispy soousjarod sauastso So] apsaq “vipayw popy vj ua vyosopy VT ‘A ‘NOSTID “eysojooisd ered uysn3y ues op UgTOvOIUaIs e] ap sIsITyUe UN asreTUOOUD spend 9 oO} yideo [a UY ‘[eAaTpaur oWATUIeSUAd JOP JOpsd00U09 UaNq UN sa OIqI] 9389 ep INE [FI “('P? eZ) 696T “CIBIOW :pUpeW “MSojoosd y] ap vUoIsIET “AY ‘NVNNV Sopppuawmores sD.1N}99T DO TOSISd V1 Ad VIMOLSIH Ad SVANISaAT re AGUSTIN 35 colores y las formas de los cuerpos, que entran por la vista. Toda la 1a de los sonidos por el ofdo; todos los olores por la nariz y todos los ores por la boca. Lo duro y lo blando, lo caliente y lo frio, lo suave y spero, lo pesado y lo ligero, sea interior sea exterior al cuerpo, por sentido del tacto que cubre todo el organismo. Todas estas sensacio- son retenidas en el gran almacén de la memoria, que las archiva en sé qué inefables y secretos fondos suyos. Pueden ser trafdas y recor- as cuando fuere menester, pero cada una de ellas entra por su pro- puerta para ser allf almacenada. No son las cosas que sentimos las que entran en la memoria, sino imégenes, siempre dispuestas a presentarse a la llamada del pensa- nto que las recuerda. Pero ¢podra alguno explicar cémo se forma- estas imagenes, aunque esté claro por qué sentido fueron captadas abadas en el interior? En la misma oscuridad y en el silencio puedo, uiero, evocar los colores. Puedo distinguir entre el blanco y el negro s demas colores que quiera. Y mientras los evoco, los sonidos no tur- ni se confunden con las imdgenes del color que llegaron a mi a tra- de los ojos. No obstante, mi memoria también graba los sonidos, si 1 los almacena aparte. Si quiero, también a ellos los llamo y al pun- .cuden y puedo cantar cuanto quiera, aun cuando mi lengua esté 2ta y mi garganta no emita sonido alguno. Y cuando recuerdo en mi rior esta reserva de sonidos, que entré en mi memoria a través de oidos, las imagenes del dolor que estan también en mi memoria no nterfieren ni perturban. Del mismo modo puedo evocar a voluntad todas las demas cosas que sentidos trajeron a mi memoria y las depositaron en ella. Puedo dis- uir el perfume de los lirios del de las violetas sin que huela nada en nariz. Y, con sélo acudir a la memoria, puedo reconocer que me gus- nds la miel que el arrope y lo dulce que lo Aspero, aunque en ese mento ni guste ni toque nada. Todo esto lo hago dentro de mf, en el Ambito inmenso de mi memo- En ella se me ofrecen el cielo, la tierra y el mar, junto con todas las as que he percibido en ellos por medio de mis sentidos, a excepcién as ya olvidadas. En la memoria me encuentro también conmigo mis- Me acuerdo de mi y de lo que hice, cuando y c6mo lo hice, y de los timientos que ten{a entonces. En ella estén también todos los acon- mientos que recuerdo, ya se trate de cosas que me han sucedido a 0 que he ofdo a otros. [...] [...] 2] Ua Opeqeis Openb soja ep ounSuIN ‘souotsuaunp < soxoummu So] p sea] A sordiourid sojqeisumuut soy epoursut e| ugiquie) uaTUOD Cl [7] Tenaiqey opour ap 4 epyORJ UOO eLIoWeUT eT e eA UdyUasaid as onb ap uy e —sepeuepsosap t sesiodstp ‘seynd0 ueqepenb soyue send— eyoursu ej ua oueu er sp eouBd[e [e OUIOD se|1ouod ap ugIOUa}e UCD OpuepMd ‘esnyuod A BUN SPU! BISULUL ap BLOWOUT LT BJUA}UOD BA anb sesoo se] souradooe anb [a od oyuoruresued jap osacoid un sq ‘soue8eur urs o1ed ‘uos Teno [eq seur STUI JS Ud SJUSULIOLIOIUT sepIoa e afeaInbe —sopruas soy ap seve] & SOUT eydeo ou souaseum seAno— sesoo se] Jopuaide onb ise soumLiqnosaq wonjer & sopreces ered soya ap oprieape erarqny aur H UaINye 1s sojja us 1esued oprpod eyiqey ou anb oyuey, “seulIs}puny oid seaand Ua UBIOIANYSa Is OUIOD sopIpuodse A sopeIIjas Ue} £ eLIOWIOUL ut ue ueqesa eX anbiod epnp ulg ¢«pepsaa sa ‘sa Jsy» :0K oop A Opeiquiou Jas [e JoouodaI soj gnb 10g? gueqeise spugp u_? ‘eLIOWSUT [ Ua sojuasaid Ussatanjsa ou anbune ‘eserpuarde soj Of anb ap sowue snpour euuye [Ul Ua Iejso UeIqop ‘oJUe} Jog “eloIsMb opuend sopreses epod 4 ox1sodep us outoo sojesiypueuiooua sendsap ered ‘gqoide soy SOJaPEPIIA OUIOD BULTE [UI Ua JOoUDDaI Soy ajUauIaTdultg ‘ouefe oruour 1189] Jod Oypg49 Ip sey OU ‘puede soy opueng 9s oO] ON {UOTE HUA ap UOp Jog? ¢eLIOWISU TUE Us UOTeUS SoYdeY sojse ‘seouO}US ‘oulgg? ["] ‘soqoay soisa ze.qua optpod wey opugp sod offey ou 4 od IoNd IW ap sayied sv] sepo} OLIODeY ‘;wW Ua UOIeUS apuogp od ‘uapend 3 ‘sand ‘ue8Ip oul on} ‘souIsTUI soydey SO] OUTS BLIOUIOUI TW UD OUDD Puy? onb se] SouaseUT sns UOs Tu ‘eUlTe Tur ap eIonj 120A Optpod ay soy oo odurey, ‘od.eno Jap oprues unZuru uod eounu opedo} ay soy Ou sopruos 03Sa Jod sopesyrusis soysay so] O1eg ‘Ua}stxe ou BA anb { on1deasa u0o Ire [9 Uoreseaene anb ugiquie) 9s X ‘seiqefed sejsa usuoduI09 as onb P SOpruos so] ap seuasyull se] O8t9}01 —so [end A so gnb ‘aystxe esoo | IS— sequnsaid op sejiogeye9 sey sax uos aonb o810 Opuend o10g a [‘"] ‘2 op ereny opepanb ey pepreas eno ‘esoo eun op epru jor USTeW] BUN OOD OU OJad “eLIOUIEUL TUT Ud ‘a}UAUTE}IOID ‘yISO SETI Pp 98 aonb Oo] opoy, ‘seyundad ap septo%eye0 soyuasayip sey £ eonogleIp [ ‘eonpurers ej so onb of ‘ojo9J9 Ua ‘9s OX “SEUISTU SESOO SET OUTS ‘Sesod 2] OP souaseul! s¥[ Uyjse OU O1eg IeBN] so ou onb ToLeyuT reSny uN 9 Seprpuocosa OOD Uys X ‘OpEeplalo ay OU BJAepO} anb safesoqiy soure 2] 9p Jpusade onb souorsou se] sepo} ugiquie) ueUeNoUa as Mby “eL UISU BISWA TU Us SOPeUSdBUL[e SO1OS9} SOOTUN SO] SO}S9 O[OS UOS ON [9O1OOISd V1 Ad VISOLSIH Ad SvVaNLOaT oC AN AGUSTIN 37 nemoria por los sentidos del cuerpo, pues no tienen color, ni sonido, ni jor, ni han sido gustados 0 tocados. Cierto que oigo los sonidos de las yalabras que expresan su significado, cuando se discute sobre los ntime- os, pero una cosa son las palabras y otra los principios de los mismos. -orque los ntimeros suenan de un modo en griego y de otro en latin, ero los principios y leyes no son griegos ni latinos ni de ninguna otra engua. Veo las lineas trazadas por arquitectos y, a veces, son tan finas somo un hilo de arafia. Pero los axiomas de las mateméticas son dife- entes. No son imagenes de cosas que me entran por los ojos de mi cuer- 90. Las conoce quien las reconoce interiormente sin referencia a pen- samiento alguno material. [...] L.J Grande es el poder de la memoria. Algo que me horroriza, Dios mio, 2n su profundidad e infinita complejidad. Y esto es el alma. Y esto soy yo mismo. ¢Qué soy, pues, Dios mfo? ¢Cual es mi naturaleza? Una vida siempre cambiante, multiforme e inabarcable. Aqui estan los campos de mi memoria y sus innumerables antros y cavernas, llenos de toda clase Je cosas imposibles de contar. Aqui las cosas materiales por medio de sus imAgenes, o por sf mismas, como las artes, o por no sé qué nociones o notas especificas, como las pasiones del alma, pues la memoria las retiene aun cuando el alma no las padezca. Pues todo lo que esta en la memoria se halla también en el alma. Discurro por todas estas cosas y vuelo de una parte a otra. Penetro cuanto puedo en ellas, sin llegar nun- ca hasta el fin. {Tan grande es el poder de la memoria! jY tanta la fuer- za de la vida en un hombre que tiene una vida mortal! ¢Qué hacer, pues, Dios mio, mi auténtica vida? Trascenderé, pues, esta fuerza que hay en mi y que llamamos memoria. Si, la trascenderé para poder llegar a ti, mi dulzura y mi luz. [...] Trascenderé, pues, la memoria para poder llegar a aquel Dios que me hizo distinto de los cuadrapedos y més sabio que las aves del cie- lo. Trascenderé, pues, la memoria para encontrarte a ti, mi verdadero Bien y mi suavidad segura. Pero ¢dénde me Ilevaré tu busqueda? ¢Dénde encontrarte? Si te encuentro fuera de mi memoria, es que me he olvidado de ti. ¢Cé6mo, entonces, podré encontrarte si ya no me acuerdo de ti? [San Acustin, Confesiones. Madrid: Alianza, 1990 (pp. 267-279). Trad., P. Rodriguez de Santidrian.] SANTO TOMAS DE AQUINO (c. 1225-1274) Toméas de Aquino nacié en el Castillo de Roccaseca de un linaje noble, la smilia de los condes de Aquino. Estudié en la Abadia de Montecasino y la Iniversidad de Napoles. En 1245 entré en la Orden de Santo Domingo y se ie a la Universidad de Paris. Aunque algunos familiares quisieron apartar- » de la vocacién religiosa, consagr6 toda su vida al estudio de la teologia y a filosofia, influido por su maestro parisino San Alberto Magno. Santo Tomas es el gran filésofo de la cristiandad. Su pensamiento defi- 1e de manera caracteristica lo que suele denominarse Escoldstica: una \daptacién de la filosoffa clasica a los principios de la religion cristiana. ~oncretamente, el sistema filoséfico adoptado por Santo Tomas es el de aristoteles, cuya teorfa sobre la estructura del alma acepta en términos yenerales, aunque la modifica en una direccién teolégica, no naturalista. Si bien atin no desarrolla el dualismo que cuatro siglos mas tarde defendera Descartes, la pretensién de conciliar la ciencia y Ja teologia conduce a San- 10 Tomas a ahondar en Ja distinci6n entre seres bumanos y animales subra- yando la funcién del entendimiento agente como facultad vinculada a la divinidad y encargada de abstraer conocimientos universales a partir de las «imagenes» procedentes de las formas sensoriales. El siguiente texto, reple- to de términos aristotélicos y escolasticos, expresa todo esto de una mane- ra condensada. Lecturas recomendadas Brennan, R. E., Historia de la psicologta. Madrid: Morata, 1969 (2.* ed.). El autor de este libro es buen conocedor del pensamiento medieval. En el capi- tulo 8 puede encontrarse un anilisis de la significaci6n de Santo Tomas para la psicologia. CHESTERTON, G. K., Santo Tomds de Aquino. Buenos Aires. Espasa-Calpe, 1938 (2.2 ed.), Una amena lectura jntroductoria a la figura y obra del filosofo medieval. ‘ajuady ojualuipuajua un AnUpD ap pisaoau D] Sa VIS & ‘SeTeLIeyeUI SaUOLO[pUOD sns ep UgTDIeINsqQe eT Jod 1edsa sef oye Ud saTqidToqUT eSey onb pnyA eunsyfe ojuerwTpuayus Ua Ja00UOdaI ap pEpIsedaU B] aLAYUT as ‘0J9¥ UA aIqISUaS OT 10d OJOR » a&nj|SUOD as OpPHUas Je OUIOD ‘019e UA JOS UNSTe ayUETpauT OUTS 0,08 erousjod ve] sp sonpal os epeU OUIOD X “O}De UD SaTqISIOIUT URIS OU tuapus}ue anb sa[qisuas sesoo se] ap SeULIOJ se] O sezofenyeu se] onb nos as ‘(0j08 Ua So[qISI[aIUT Uos OU eLID}eU FE] Ud SoyUaySIKe SeULIOJ SE] BLIoyeUI UIs UTISIsqns soyeInjeU SeSOd Se] Op SeULIOJ se] onb eyuodns I ‘outed ns 10d ‘sajaj9isLty OULOD “sesoo se] ap satsedsa A so.au93 so[ ap WSTUTOUOD soy AINbpe ueserpnd anb exed ‘soyuerupusyue soysonu Iquiey A ‘satsadsa A sosougs sordo.d sns ua sopmnnsuoo ayueuenjeu seponb sonprsrpur soy anb ap uy e ‘Terod109 eLloyeur eB] UNe osIeULIOY Dep ‘seep! safe} op ugIedioned e] og ‘svapn o satzadsa [9 eqeure]] 01se ‘TeLoyeurUT Jas ap auataord oye ua aIqQISI[O1UT O8e Jos [9 onbiod sa[q TSUY UBJe ‘efoUaNdasUOd Ud ‘anb A vLIa}eUI UTS UENsIsqns sopemnyeu SOO Se[ op seuLIo} se[ anb eyuodns ugye[g ‘o1eya ug ‘[""] a[qIstezUT | SWaST[OyUT Jas ye Teysruruns ered zaa [e} OUTS ‘OWE Ue SaIqISI[OIUT Soo se] Ja0ey vied ojuase oyUaTUIpusque ap eLIqey pepiseocou eunsuTL ML] _ ap uogrurdo e| unseg —¢azuasy ojuanuspuaqua synupo asaqaq? “oqUe8T[OIUT Jas Jep efouajod eun sa oyuaTWpuayS SoTeN{oo[aIUT SeINjeLIO syUap Se] Sepo} UD A ‘eIOUASA Ns so OJUOTUT u9}U9 J SOI{ Ue s}UEUIeOTUN anb ans as Yas ns anb ourstur of so pUdID [9 SOI UP O]9S OUOD X “Jas [e UapiO ua eIOUASe eT] a}USWUTENST oe NS B OUIOD vY as UgIOeIado eB] ap OJedsaI eIDUajOd eT] OUIOD anbiod s ofdoid ns ugtoesedo euistu eB] Jes op osed ojos Ja ua a1tIeIAd0 Jes ) BUISTUL BloUasa EI Se UgIOeIedo e] op OJerpeutUT OrdrouLd Ja ‘ojDeyo [ “8? ap eulstur elouesa ey] ou A ‘pup Jap vIDUaJod DUNS] sa o;uaU uaua [(q) ["] —cpuyo jap viouajod vundyp ojuanurpuazua ja sq? Lozzt *9] equese oyusruNpusque 4 euy ‘ayqisaooe spur eT dey ep UgIoUEyUT e] UCD Joye ordoud [a 1od o;LIOSa BISTWUO} BIJosOTY eB] Op LINsay “O61 ‘dlery :pupeyw “v30j0a7 ap orpuadwoy ‘oNIndy Ad SYWOL, OLNVS ‘(ss & gay IIIA ofnaydeo Jap A ayeadida Jo us opeyexy ‘oumby ap syuroy, oyueg OWOD omne ap OyUaTUIesUed Jo IeoIeUIUD ap LIOY eT] & eIOUAJeJor euN akin 09 [eAaTpaul ByJOsOTY L] ep UgTIsodxe epeUaUINdop BANd ODISHIS UN “(pa ) 9L61 ‘SOpery :prIpeIN “vIpaw Pupy v] ua vyfosoif v] ap vuojsipy ‘| ‘NOS OTOIISd VT Ad VIMOLSIH Fd SVANLOTT Ov sANTO TOMAS DE AQUINO. 41 ¢Es uno solo en todos el entendimiento agente?— La verdadera solu- sién de esta cuestién es una consecuencia de lo que hemos expuesto, oorque si el entendimiento agente no fuera algo del alma, sino una sus- ancia separada, no habria mds que un entendimiento agente para todos os hombres, que es lo que entienden los que suponen la unidad del sntendimiento agente. Pero si el entendimiento agente es algo del alma, somo una de sus potencias, serd necesario afirmar que hay tantos enten- limientos agentes como almas, cuya pluralidad corresponde exactamen- e a la de los hombres [...], porque no es posible que una sola y misma potencia numéricamente lo sea de diversos sujetos. LJ ¢El conocimiento intelectual se recibe de las cosas sensibles?— Sobre este punto hubo, entre los filésofos, tres opiniones. [...] Aristételes adopté un término medio suponiendo, con Platén, que el entendimien- to difiere del sentido, pero que éste no tiene operacién propia sin inter- vencién del cuerpo, de modo que sentir no sea acto exclusivo del alma, sino del conjunto. Lo mismo creyé acerca de todas las operaciones de la parte sensitiva. Y asi, por cuanto no repugna que los objetos sensi- bles que se hallan fuera del alma ejerzan influencia sobre el conjunto, Arist6teles admitié con Demécrito que las operaciones de la parte sen- sitiva son efectos de las impresiones producidas por los objetos sensi- bles sobre los sentidos, y no a modo de emanacién, como dice Demé- crito, sino mediante ciertas operaciones [...]. Aristételes, empero, suponia que el entendimiento tiene operacién sin intervencién del cuerpo, y como nada corporeo puede influir en un ser incorpéreo, no basta para producir la operacién intelectual, segtin Aristételes, la sola impresion de los cuerpos sensibles, sino que se requiere algo mds noble, por cuanto el agente es mds digno que el paciente, como él mis- mo dice: no, sin embargo, como si la operaci6n intelectual sea en noso- tros exclusivo efecto de la influencia de algunos seres superiores, como pretendfa Platén, sino que el agente superior y mas noble, que él llama entendimiento agente, del cual ya hemos hablado, transforma las im4- genes recibidas de los sentidos en inteligibles en acto mediante cierta abstraccién. Seguin este parecer, por parte de las imagenes, la operacién intelec- tual es causada por los sentidos; mas como no bastan las im4genes para inmutar el entendimiento posible, sino que deben hacerse inteligibles en acto por el entendimiento agente, no puede decirse que el cono- cimiento sensible sea la causa perfecta y total del conocimiento intelec- tual, sino mds bien es, en cierto modo, la materia de que se vale la causa. 2j0U SE] OpeUlUaT]a UeY 9g) ‘oforedy ap AV "H “PRAE “(€6-06 4 88-98 “dd) zp61 ‘adjeg-esedsq :soury soueng Q}OI9[9s) vIISoJOAL DUNG ‘ONINDY Ad SYWO], OLNVS] [-"] ‘sopersoyeur sey usd0u09 soperrayeurut se] sod anb [esUy SO] op OLe.qUOD |e ‘SoTeLIayeUIUT se] ap OJWATUATOOUOD UNZTe sour ues[e ‘SepeIopIsuoo Ise sofepioyeUr se] op Orpour sod & ‘sauaSpuin sv opuakn.sqn ‘sajpysarpun svsoo sp] apuaiua ojuatutpuajua o4sanu anb ap Oupsazeu ‘sand ‘sy ‘saueSeurt set ueyaserder onb yenprarpur et PUL EP] OP BULIO ET JoVYSge So ‘e]Jo Ud ETTeY as OUOD Ye} OU [eNPIAIpUT a7yeul | US 34SIxo anb O[ I990U0D ‘eLIo}eUI Bsa Ud Sa OUIGD ye} ou seu 1odi09 ¥LIO}eUI | Us o}UAWTENpIAIpuT aystxa onb eULIOJ eT 1290109 eidoad ugfouny ns ‘oyue} of 10d ‘[-] odiano jap euLtoy e] sa onb ‘eye ) BPuajod e11919 Is ood ‘ouwZi9 unSye 2p ojDe sa ou sand ‘orpour fag} UN ednd0 ounuNY ojUanUIpUaqua J] .€ “SOI US O SOUISTUT IS © so[eLa}eUIUI Sesoo se] UD OUTS ‘ajUe}sqo OU ‘UAA SET OU ‘soTeLIayEUT 09 sel UIZOUCD se[osuy so] onbune onbiod ‘erreyeur urs 9yua\sIsqns id eULIO} eB] So BATIIOSOUZOD pnzIA visa op oyalgo Ja ‘oorpSue oyueTur Ua}Ud J? OULOD ‘eaIpdioo eLIayeul e] e OUNS[e Opoul ap eprun ¥Iso ‘Te10d.109 oueZig ap oye so qu enb ‘Key eantosougoo viouajod DAO ‘soremnonied sesoo oj9s Je00u09 apand eamisuas ay1ed ve] ap efsusjod 91 enb asangIs ‘ugroenpiarput ap ordiourid Jo sa eLioyeur wyso OUIOD [etod1o9 eLiayeu e[ Ud aysIxo onb oyueno ua “eULIOJ SO SEATHISUAS SEID jod se] ap eun eped ap ojalgo Jo ‘fend of 10d ‘opruas ja se Teno “jerod 9 ouesIO UN op OjOR Ja Sa BATTOSOUSOO ezIONy DUA!) ,| :sopels sai 1 [end e] ‘earosousoo peynovy ey e opeuorssodoad sa oyuatuTD0U09 oyalgo [2 ‘oysIp oO] uNsag —¢saygisuas sauaSpun sv] ap UQ1IIDAISGD D] i sajpuaru & spasgdioo spsoo sb] apuattua ojuanuipuajua o4jsanN? TOUSd VT AC WTHOLSIH AC SYMALIAT wy GUILLERMO DE OCKHAM (1285-1349) La figura de Guillermo de Ockham, escoldstico inglés perteneciente a la den franciscana, nacido en la localidad de Ockham (préxima a Londres) ormado en filosofia y teologfa en la Universidad de Oxford, polemista ansable y pensador vigoroso e influyente, ha venido a representar en la toria de la filosofa la ruptura del equilibrio entre la fe y la razon que fa ensayado Santo Tomés un siglo antes. Sus ideas estuvieron siempre el borde de la ortodoxia, y algunas de ellas llegaron a ser condenadas por glesia. Enfrentado sucesivamente a los Papas Juan XXII, Benedicto XII lemente VI, Ockham se refugi6 en la corte del emperador Luis de Bavie- a quien apoyé con la pluma en sus conflictos con el papado. Murié en nich victima de la peste negra. De Ockham suele recordarse en psicologia su principio de economfa inte- ual (0 «navaja de Ockham»), una forma del Principio de parsimonia cteristico de la ciencia moderna que, en la formulacién de C. Lloyd Mor- (el llamado «canon de Morgan»), tuvo una notable repercusién en la psi- gia comparada de finales del siglo xix. También sus ideas sobre la for- m de conceptos entendidos como habitos mentales (notablemente cimas en algunos aspectos a Posiciones bien recientes) han sido evocadas frecuencia por los psicélogos modernos. Reproducimos aqui dos fragmentos de los Principios de teologta, un escri- 1e sintetiza el pensamiento ockhamiano por el procedimiento de deducir onsecuencias légicas que se siguen de dos principios fundamentales: el | omnipotencia divina («Dios puede hacer todo lo que, al ser hecho, no ica contradiccién») y el de la Parsimonia («nunca sin necesidad se ha de de la pluralidad»). E] primer fragmento recoge la explicacién que ofre- ckham de este ultimo (la «navaja de Ockham» a que aludfamos antes), ¢ntandose en el segundo algunas de las consecuencias que tiene la apli- n de este principio a la inteleccion del conocimiento. Entre otras, la de istencia de un conocimiento intuitivo directo, susceptible de darnos diatamente la verdad de las cosas del mundo. 44 LECTURAS DE HISTORIA DE LA PSICOLO‘ Lecturas recomendadas Gitson, E., La filosofia en la Edad Media. Desde los origenes patristicos hasta el del siglo x1v. Madrid: Gredos, 1972 (2.* ed.). Una historia clasica del pen miento medieval (sobre Ockham, véanse las pp. 591-607). GUILLERMO DE OckuHaM, Principios de teologfa. Madrid: Sarpe, 1985. Texto co pleto de los Principios de donde procede el fragmento de nuestra antolog Precedido de un apunte biogr4fico, un pequefio estudio preliminar y u seleccién bibliografica. RApabeE, S., Guillermo de Ockham y la filosofta del siglo x1v. Madrid: CSIC, 19 Un riguroso estudio de la filosoffa de Ockham que atiende particularme: al marco histérico y teérico en que se inserta. La «navaja de Ockham» y el conocimiento [e. 1337] Nunca sin necesidad se ha de usar de la pluralidad. [...] Este es | principio razonable, porque sin él seria posible multiplicar las cos arbitrariamente. Se podria decir que, mas all4 de la octava o de la not na esfera, hay cien mil esferas como se dice del cielo empireo, y jam podria esto desmentirse eficazmente y asi pasa en otra cualquiera co: se pondrian en todo sujeto infinitas cualidades insensibles y se pc drian, admitido esto, otras muchas. De acuerdo con esto, se ensefia que en el alma hay que admitir t1 habitos: fe, esperanza y caridad, porque la escritura lo ensefia asi exp’ samente: mas ahora permanecen en nosotros la fe, la esperanza y caridad estas tres. : De acuerdo con esto, se ensefia que no se ha de admitir en el alr una gracia que sea realmente distinta de la caridad porque no hay raz ninguna que obligue a esto. No se tiene experiencia sobre esto, ni au’ ridad de la escritura. [...]. Seguin esto, se ensefia que el todo no es distinto de todas las part tomadas simultaneamente, porque para establecer distincién de toc las partes no urge nada de lo dicho. Seguin esto, se ensefia que la existencia y la esencia en nada se d tinguen realmente, sino que son completamente lo mismo porque pa establecer la distincién no se encuentra ninguna de las predichas nec sidades. [...]. JILLERMO DE OCKHAM 45 C.J [...] Seguin lo dicho, se niega que hay especies impresas en la sensa- én y en el entendimiento y en general toda representacién por la cual diga que una cosa representa a otra de manera que Ileve a su conoci- iento, primero aunque una cosa haga que nos acordemos de otra mocida primeramente. La raz6n es porque no debe admitirse la plu- lidad sin necesidad. Para el conocimiento intuitivo bastan la facultad spuesta y el objeto presente con las causas extrinsecas, porque expe- mentamos que no se requiere nada més para ello, ni la raz6n pide mds la autoridad nos obliga a ello. Por lo tanto, para el conocimiento uitivo no conviene poner estas especies; ni tampoco para el conoci- iento abstracto, pues para esto basta el habito creado por la intuicién ‘ecedente con la facultad y causas extrinsecas. Pues experimentamos to: después de que hemos visto algo, podemos pensar de aquello, aun- 1e esté ausente. De acuerdo con esto, se ensefia que con relacién al mismo objeto hay »s conocimientos distintos en especie, esto es, el abstractivo y el intui- 70. Que se distinguen especificamente se demuestra por esto: que empre que se procura uno de ellos, no puede procurarse al mismo -mpo el acto del otro. Mas el conocimiento intuitivo es aquel por el al asentimos a las verdades contingentes de la cosa intuida; por ejem- 0, que tal cosa est aqui o alli, que es blanca o negra, dulce o Acida, y ras similares. E] conocimiento abstracto es aquel por el cual no asen- nos a lo predicho, cuantas veces se forme o se intente. Ejemplo: si veo 1a pared presente, sé que es una pared y, una vez formado este com- ejo: «es una pared», inmediatamente asiento; si gusto de la miel, for- ado este complejo: «aquello es dulce», inmediatamente asiento; si co fuego, formado este complejo: «el fuego es cdlido», inmediatamen- asiento; y estos conocimientos incomplejos que hacen asentir a tal mplejo formado, se distinguen especificamente de aquellos conoci- ientos incomplejos que no hacen asentir asi. De ahi que, por bien que conozca una pared, si est4 separada de mi, x bien que sepa su tamafio y calidad, pero si no sé que existe ahora y, r consiguiente, si es tanta o tal, éste se denomina conocimiento abs- acto. Estos conocimientos tienen diversas causas eficientes, porque el imero es ocasionado por el objeto y el segundo por el h4bito dejado r el conocimiento intuitivo. Sin embargo, se dice que Dios puede cau- r inmediatamente en la mente entrambas como causa total y asi Dios ede ocasionar el conocimiento intuitivo sin estar el objeto presente y conocimiento causado por el objeto Dios puede conservarlo sin el eH “T “peal 1-971 4 071-611 “dd) (‘pa '€) ZL61 ‘reEmBy :pupeyW 2104} BI ap sordioursd soy asqos opoywsy, “WVHXOO] “esoo Jamnbyens ap eo 2 Sa}USBUT}UOD SepepsaA e] SePO} ap Jse Opesed ye oyUeNd ua OUISTUT ON Ny OUICD Jaqes soeY 2] ‘OININy so seQUATU :so onb Jaqes sovy ISTXO Se.UBTUL eSOd JoInbjend ap anb oyay1ed ue} sesoo se] sepo} ALINYAUT OJUS{WUTSOUOS UN $3 OUIAIpP OJUETWIOOUOD Je anb aorp as «$9 OU Oj[gO 2189» 9189 ‘ojdutafa 40d ‘oysando ofe;duros ye Ijuese SNe B}Ias ‘ojo[qo 3489 OpIn.ysap ‘oFony A ‘se ojalqo a1s9 :ofetduros ¥B anuese ep esneo Iesn] Joullid ua eyias ‘oyafqo Ja opmnsap ereA 109 O[ SOIq IS ‘SONOsoU Us OATIMIUT OJUATUNTDOUOD [a OUIOD onbiod eBUI}U09 sonny Sof 300U09 soIg anb eyasud os ‘oYDTp o[ uNSog “Bso9 e| ap ordoud A ajdurts oydaou0s jap sa £ ‘Jas OU J O Jas Ja IeUTULIOJap ered oars ou oyeTsqe O]USTUIID 9 Ja anbsod ‘oan mur oyarwTou0d Je UIs UOIsN|SUOD euN k eBdqT] Os B3[e Op pepleai e op eyqey as Is onb eyasuo as ‘oypsIp of unsag ‘serouajod sexo £ peyunoa ey uoo esed yse pusHue Of anb gs £ ojuatse oyoUIE}eIpauUUT ‘D opuanua ‘ofsduros OpeULIO; Z9A BUN ‘y OpustuS OpueNd ‘anbiod syuaureANINyUT Us90u 9S SAIOLI9}UT SO}9e SOsanu anb eyasus as ‘o}sa UCD OpsaNoe og: *0/B.I]Sqe OJUSTUTISOIOD Ja edeY OT OU 0}Sa | '@ISIXe OU Oja[go Ja ‘a}sIxa oJalgo Ja :opeuLiog ofefdurcs aysa v eI ISB OJWSTULIpusjUa [2 onb ap esneo eT eLIas eIS9 sooUOqWA ‘UQTOINIUT BIBAIBSUOD SOI ‘OJalqo Ja OpINNsep zea euN Is se; ‘a}Uasaid 04 > [2 9489 anb urs opeuoTseso sa ou aJWOUTTeINyeU ‘odrequia uts ‘oyafqo TOSISd WI Hd VIYOLSIH Ad SVANLOAT or MICHEL DE MONTAIGNE (1533-1592) Nacido en el castillo de Montaigne, en la regién del Périgord (Francia), recibié una esmerada educacién a cargo de excelentes: maestros. Estudié derecho en Toulouse y fue magistrado en el tribunal de Burdeos, ciudad de la que, afios més tarde, llegaria a ser alcalde. Retirado temprana y temporal- mente en la propiedad que habfa heredado de su padre (1570), comenzé entonces a redactar su obra fundamental, los Ensayos, en que trabajaria ya —-si bien de forma intermitente— durante toda la vida. Viajé6 por Alemania, Suiza e Italia, frecuenté el trato de literatos e intelectuales, y tomé6 una parte muy activa en la vida politica de su pais. Con sus Ensayos, Montaigne inauguraba un género literario particular- mente adecuado para reflejar la honda crisis de ideas y valores que se estaba produciendo en Europa por aquellos afios. Se trata de una coleccién de escri- tos breves, profundamente personales y carentes de la menor pretensién sis- tematica, donde con fino gesto de escéptico el autor abordaba los asuntos mis diversos, desde el suicidio a la educacién de los niiios, la hechicerfa o el arte de la conversacién. El texto elegido toca un tema de larga e ilustre tradicién psicoldgica, el de la inteligencia de los animales. Como puede apreciarse, Montaigne defien- de en él una posicién critica del antropocentrismo (eco tal vez de la critica al geocentrismo emprendida por Copérnico no muchos afios antes), en la que se rechaza la idea de las diferencias cualitativas entre hombres y animales y se defiende en cambio su equiparacién en tanto que integrantes del orden natural. En definitiva, una temprana aproximacion a la psicologfa compa- rada que anticipa en tres siglos las emprendidas al calor de la teorfa darwi- niana. Lecturas recomendadas Burke, P., Montaigne. Madrid: Alianza, 1985. Un breve y esclarecedor estudio sobre los Ensayos y su autor. Uno de sus capitulos aborda especfficamente la significacién de «Montaigne como psicdlogo» (pp. 50-59). | ap UIORIOUINUS ayUaTOyNs ey ap A seyunfuos A seprptarp sauoroi0d id ap osn 94sa 4 ‘oonjogyeip ajuaureind ‘ofsei a1sq “U9ZeI B| 9p BZIONy op opryea ‘[9 10d reaaqy efap os aonb outs ‘eapuos of Tu OUTUTeD 190191 [9 ed ojuaTuITUaS Ns ea[duis ou ‘osinosIp A UOISNpIUOD |e} 10d ssopuRt 3ase ‘aonb A ‘«oxj0 [9 Jas ap BY a}USUTE]qITeyUT sand ‘fgnbe mw o1s9 sa ‘souyWIeS sa) SO}se op OUN IeUIO} ep OpIgap ey sIUEUIeLIesooaU ‘ep TONAOUe ¥ISe BISeY OUIe TU! ap seT[ENyY se] Opes oH» de aceptar sobornos, tuvo que retirarse de la vida publica (1621) y 5 en Londres a los pocos afios. Entre sus obras cabe destacar La gran iracion (1620), en la que propone una reforma radical de las ciencias, y eva Atlantida (1627), un esbozo de sociedad uté6pica fundada en la cien- la técnica puestas al servicio de la humanidad que ponen de manifiesto leas de reforma social. onsiderado en ocasiones como uno de los iniciadores de la modernidad, n ha sido visto también con frecuencia como un pensador anclado en as de pensamiento arcaicas més propias de épocas anteriores. Su obra te, en efecto, ambas interpretaciones. En todo caso, y aunque permane- al margen de los esfuerzos que se estaban realizando por entonces para -a Ja ciencia natural de un lenguaje matematico, Bacon aspiré a llevar o una reforma en profundidad de las ciencias basada en la sustitucién vieja metodologia deductiva de la escolastica aristotélica por otra nue- tipo inductivo que hiciese posible el aumento real de los conocimien- 31 apoyo firme en la experiencia, el interés por la técnica y la intencién ica son algunos de los rasgos caracteristicos de esa nueva ciencia por él ugnada. ] texto que sigue estA tomado de su obra fundamental, La gran restau- n (1620). Pertenece a la presentacién de su plan general, donde se des- n en abreviatura las seis partes de que el libro consta. En concreto, el nento seleccionado hace referencia a la segunda de ellas, sin duda la conocida, el Novum organum o Directrices para la interpretacion de la raleza. En él se expresa el rechazo a la argumentacién silogistica por su sa relaci6n empirica y prdctica con la realidad natural, a la par que se de la induccién como el método requerido para el desarrollo de las as de la naturaleza. 52 LECTURAS DE HISTORIA DE LA PSICOLO Lecturas recomendadas Bacon, F,, La gran restauracion. Madrid: Alianza, 1985. La obra mas importz de Bacon, de donde procede el texto que aqui seleccionamos. FARRINGTON, B., Francis Bacon, fildsofo de la revolucién industrial. Madrid: / so, 1971. Una sugestiva visién materialista de Bacon como idedlogo d aplicaci6n de la ciencia a Ja mejora de las condiciones de vida. Quinton, A., Francis Bacon. Madrid: Alianza, 1985. Breve y clara exposic general de la vida y obra del Gran Canciller. RoINsoN, D., Historia critica de la psicologia. Barcelona: Salvat, 1982. El cap lo 7 contiene una exposici6n de la contribucién de los autores empiristas tanicos a la historia del pensamiento psicolégico. En esta exposicién Ba ocupa un lugar destacado. Hacia una nueva légica de las ciencias [1620] [...] El arte que presentamos (que solemos denominar Interpretac de la Naturaleza) es una especie de légica, aunque entre ella y la lég ordinaria hay una diferencia inmensa. También la misma légica vul pretende procurar y preparar ayudas y auxilios para el entendimier Solamente en esto coinciden. La nuestra difiere radicalmente de la 1 gar principalmente en tres cosas: en el mismo fin, en el orden dé demostracién y en el punto de partida de la investigacién. E] fin que esta ciencia nuestra se propone es el descubrimiento de argumentos, sino de artes; no de cosas conformes a los princip sino de los principios mismos; no de razones probables, sino de de naciones e indicaciones para la accién. De esta manera a la diversa fi lidad sigue un efecto diverso. Pues alli se vence y se encadena al ad sario en la disputa, aqui a la naturaleza en la acci6n. Y con un fin de este tipo concuerdan la naturaleza y el orden de demostraciones. En la légica vulgar casi todo el trabajo tiene por ol to el silogismo, pero los dialécticos en la induccién apenas pare’ haber pensado en serio, menciondndola de pasada y corriendo a t prisa a las formulas de la disputacién. Nosotros, por el contrario, rec zamos la demostraci6n silogistica porque procede confusamente y h que la naturaleza se nos escape de las manos. Pues aunque a nadie f de caber en duda que dos cosas que convienen en un término me convienen también entre sf (lo cual es de una certeza mateméatica), ante ela i6n ftu- bri- con ica yar to. ul- no 0S, ig- \a- 2r- as je- FRANCIS BACON . 53 embargo, hay en ello un engafio, porque el silogismo consta de propo- siciones, las proposiciones de palabras y las palabras son las etiquetas y signos de las nociones. Y asi, si las nociones mismas de la mente (que son casi el alma de las palabras y la base de toda esta estructura y fabri- ca) han sido abstrafdas de las cosas mal y temerariamente y son vagas y no lo suficientemente definidas y limitadas, sino defectuosas por muchos conceptos, todo se viene abajo. Rechazamos, por tanto, el silo- gismo y no sdlo en cuanto a los principios (a los cuales ni siquiera ellos lo aplican), sino también en cuanto se refiere a las proposiciones medias que produce y genera, sin duda, el silogismo, pero que son esté- tiles en lo que afecta a la acci6n, alejadas de la practica y claramente inttiles para la parte activa de las ciencias. As{ pues, aunque dejemos al silogismo y a esas famosas y jaleadas demostraciones, su jurisdiccién en las artes populares y basadas en la opinion (pues en este 4mbito no alte- ramos nada), sin embargo, en lo que se refiere a la naturaleza de las cosas nos servimos de la induccién en todos los estadios, tanto para las proposiciones menores como para las mayores. Pues pensamos que la induccién es esa forma de demostracion que protege el sentido, abraza la naturaleza y mas préxima esta y casi se mezcla con las obras. De esta manera el orden de la demostraci6n se invierte completa- mente. Hasta ahora la cosa solia hacerse de la siguiente manera: de la sensacién y de los particulares se volaba a las proposiciones mas gene- rales, como polos fijos en torno a los cuales giran las disputas; de ellos se derivaban las demas proposiciones por otras intermedias. Es una via sin duda muy rdpida, pero apresurada; impracticable con la naturaleza, aunque apta y apropiada para las disputas. Segtin nosotros, sin embar- go, las proposiciones deben extraerse con moderaci6n y gradualmente para que sélo al final se llegue a las mas generales. Pero estas proposi- ciones generalfsimas no resultan meramente nocionales, sino bien determinadas y de tal clase que la naturaleza las reconoce como verda- deramente las mas conocidas para ella y las mas adheridas a la médula de las cosas. Sin embargo, introducimos una gran modificacion en la forma mis- ma de la induccién y en el juicio que ella lleva a cabo. Pues la inducci6n de que hablan los dialécticos, la que procede por enumeracién simple, es algo pueril y sus conclusiones son precarias y estan expuestas al peli- gro de una instancia contradictoria. Ademas, sdlo contempla los hechos acostumbrados y no obtiene ningtin resultado. Por eso las ciencias necesitan de una forma de induccién tal que disuelva y separe la experiencia, concluyendo necesariamente tras las UNSTP 2142/99 l9poul e1Iouald U2] Ua O}LIDSS wuseYy JouLid yoid us eisur | URquoEIE as ono e eysand lgisnoiadal er 1 OSANN BIgojoorsd ua A oursteyuaur ¥ pepleiuour e] ap seungye SBOTJBUIO JEU 1 [ap ugIdonp IN Ng ‘osIeVtas {LUOD eT UOIIDAISOWAap ep opnd une ® ugroIsinbuy qo a] anb ‘oro FuLIadoo seapt Iopurge & seo YY Jod e}s9 ep ploap ua asop [) euvosoy ap hn e ezeiduia aT pepnio esa nped op pepis ap ‘Te1eu pep pnjsa ‘esig ua eInsy ey [(Goronpe.y jap sejou sey Opeuruntya uey ag) “epeuely “VW “Peal (99-79 dd) cg6] ‘ezuery :pupey, “UOIDVANDISAL UOAS VT “Y ‘Noovg] c&Z2[INJLU B] ap SeIBOSIA SeUISTE SP] 9p U9IqUIL} OUls ‘s}UaUL LI ap SoNpUgoaI seUT saxeZNy So] ap Oprenx So O[OS OU anb ono 9389 Ua Aetogey sp Biqey 9s OU seUr oyuens? soTuast sojue} eqonid & oysond vy 4 ozienjsa oye} Opmsixe vy soonogyerp sc 2p Opes|narp ue} off ap opout [a Is X “sozeypad A sauoisnpoxe sepiqa VJOOTOOISd VT Ad VIMOLSIH Ad SVANLOAT P COLOGIA zado de tantos sdlo es 1 de las racion. ranada. uctor).] GALILEO GALILEI (1564-1642) La figura de Galileo encarna el comienzo de la ciencia moderna. Nacido en Pisa, estudié medicina, matemiticas y fisica en la universidad de su ciu- dad natal, de la que fue nombrado profesor. En 1592 se traslada a la univer- sidad de Padua, en la que permanece dieciocho afios. Durante su estancia en esta ciudad investiga la caida de los cuerpos y perfecciona el telescopio, que empieza a utilizar con fines cientificos. Entra entonces al servicio del Duque de Toscana (1610) y se consagra a la investigacion astronémica, convirtién- dose en decidido defensor de la teorfa heliocéntrica de Copérnico. Condena- da ésta por herética (1616), Galileo es instado por las autoridades eclesiasti- cas a abandonar la causa del heliocentrismo. Una nueva apologia suya de las ideas copernicanas, sin embargo, le llevar4 a ser procesado por el Santo Ofi- cio, que le obligara a abjurar de ellas (1633). Vigilado estrechamente por la Inquisicion a partir de entonces, continus sin embargo sus investigaciones y atin pudo dar a la luz su obra cientifica fundamental, Consideraciones y demostraciones matemdticas sobre dos nuevas ciencias (1638). La contribucién de Galileo al desarrollo de la ciencia apenas puede exa- gerarse. Su utilizacién del telescopio en defensa del heliocentrismo, la intro- duccién del método experimental en la investigacién, la aplicacién de las matematicas a la fisica y el impulso dado a la mecdnica como ciencia, son algunas de las aportaciones que posibilitaron un cambio revolucionario de mentalidad filoséfica y cientifica que habia de ser ya irreversible. El experi- mentalismo y el mecanicismo que arrancan de Galileo, ademas, han tenido en psicologia consecuencias particularmente fecundas. Nuestro texto recoge dos de las ideas galileanas de mas amplia y durade- ra repercusi6n. Procede de El ensayador (1623), un escrito compuesto en res- puesta a otro de Lottario Sarsi (seudénimo del jesuita Orazio Grassi) en que se atacaban los puntos de vista de Galileo. Este presenta en él, por vez pri- mera en profundidad, las caracterfsticas del método de la nueva ciencia. El primer fragmento seleccionado incluye la famosa tesis de que e] universo esta escrito en lenguaje matemitico, una afirmacién de la que se nutre toda la ciencia moderna. El segundo, no incongruente con aquél, recoge la no menos célebre distincion entre cualidades objetivas y subjetivas (las «cualidades pri- einjeu anb of ib spur [2 eur aues Inbsoo 290} [@ ey ‘eur osu 21 aonb /‘seis9 oyrede anb 39 serpin “noe auqos 9S SES [ ‘Sarq SO ‘Sd} UIST nd uy uesed wD rquiey sajual pu ‘O38 ) opeu rest ) Ja ua d ofa UT eT O U ‘sau USUI peise > orad yonur Ib ‘os ITVS -odai ua ¥1sa enb o aaanui as anb ‘odurer janbe us o 9}s9 ua Iesny janbe ua 0 a1s9 Ua ¥ISa aNnb ‘euanbed o apuLid sa seo UOD UOTOe[aI Us aonb ‘euLioy eyfanbe o ejyso oueT onb A epeyunep Isa eLeyeur visa onb ‘od WOT} OUISTUT [e “TeUIseU ap pep{sedeu Py] Ua oJUOIS our ‘ear9d109 eIoURT -sns 0 BL19}eU eUN OUTZeUII anb ua O}WeUIOUT [a Us anb o81q [""] “8h CJ ‘oyULIeqe] O.NdsO UN Ue ayUaWIeURA IeIIS OWOD so sOT[e UIs ‘eaqered eun rH Jepuaque a[qisodurt so sayend sey uls ‘seoLnguroed sendy seo A sopnoyyo ‘sopnsuyLy wos saiojovred sins A voreutoyeur ensue] ue 0111089 BIsq “0L19S9 ¥ISa enb so] Ud SatajoeIED SO] 1a50U09 & ‘ensudy, e] Jopusjue & apuside 9s OU SojUe IS Jopusajuea op -ond as ou oad ‘ossaarun ja ‘“I9ep oratnb ‘sofo so] a1ue OVaIgGe SOUTaUAy anb oiql] OWIs!puesd asa Ud BILIOSO YISA BYOSOTY eI “Jse UOS OU SesOd SB] ‘ISIES IG ‘OLIVID Bas B.LIBU 9S seI[e Ue anb ojanbe anb sa ayueyodut SOUdUI O[ 9puop ‘osounf{ OpuvpC [Pe O vpvyT e{ o[dutafa 10d OWOd a1q Woy uN ap vIseyURy ef ep OJONpord ‘seaaou se[ OUIOD sa BLosoTY ve] aonb esuotd zaa [e} ‘epunosyzut a [L19}se 1epanb eLiaqap ‘eo op oyuaTWIeUOzeI Je wos eresodsa as ou oJUeUI vysonU Is onb erouReU ap ‘One a1qQa[90 aambyens ap ugruido ey ua asrekode ofresadou sa rejosoyy ered anb ap UOIDSIAUOD SULIT vf aUeT) [s1eg onb ‘seurap oF 10d ‘aoared ay [**"] “9 [ezot] peprnolqo 4 vopvuroey] “BUIOPOUL BIYFUILD UOTINJOAAL kT & OATTTEH ap UTINgLNUOD eB] aIqos sayeyusUepuTy sorpmisy ‘O86 ‘IXX OBIS :PUPe ‘souvaljys sompnisy “Vy ‘AYAOM ‘TeluourLedxe opoigur oaenu ns ap sordiourid soj auodxa oaprpey anb [a ua OIt1oss op oa]dutos o1xaL, “PEGI ‘edueg :pupey soppdvsua Jq ‘TAWIVD OaIrIvy -ugrorsmbuy ey A sool[g}0}sLte sojosg[yy So[ WOO oWIUOS ns ayfe1ep zejmonured uos ezrpeue as anb [9 uo ‘oapyeD op oyuauresuad jap UgIO -NJOAO eT Op OIpNyso oreo K anc.iq UN ‘OY6T ‘EzURITY :PLIPeW ‘OATH “Ss “AIVAC “OWOpoOUl OIYFIUeID OUaTUIESAd [op eLoisty e] Ue OoT]TeD op upToNqLuOS P| renqIs ered ooreur ayuapaoxy *(‘pa © 7) IL6] ‘Shinel :pupeyy “Muapows viouais v) ap saua8uo soy “YY ‘aTaWALLNg sppopuawosas svanqoe] olsaysod os1Z9yoo1sd oyaturestad Jo 10d opmngas oquini [a Ua eAIS}DIP vias anb ‘(ajuejope Seu ayoo'] BLezENe Set UNSas ‘«seLTepundes» A «SeLTeUr VIDOTOOISd V1 Ad VIMOLSIH Ad SVANLOAT 9S )LOGIA e seria 71 (2.* ria del evolu- detalle escrito ntal. entales iccién quier con el piensa ) hom- menos rsi, las ro que pue- cer los Atica y as, sin o girar 0 sus- tiem- orma, >o en repo- GALILEO GALILEI 57 so, que est4 0 no en contacto con otro cuerpo, que es una, pocas o muchas; ni con gran imaginaci6n puedo separarla de estas condiciones; pero que deba ser blanca o roja, amarga o dulce, sonora o muda, de olor agradable o desagradable, no me siento en la necesidad de forzar mi mente para tener que representarmela acomodada con tales condicio- nes; mAs bien, si los sentidos no las hubieran advertido, tal vez la razon o la imaginacién por si mismas no lo hubieran logrado nunca. Por todo ello pienso que estos sabores, olores, colores, etc., por parte del sujeto en el que parece que residen, no son mas que meros nombres, y tienen unicamente su residencia en el cuerpo sensitivo, de manera que elimi- nado el animal sensitivo, se eliminan todas estas cualidades; sin embar- gO, nosotros, puesto que les hemos puesto nombres particulares y dife- rentes de aquellos primeros y reales accidentes, quisiéramos creer que también éstos son verdadera y realmente diferentes de aquéllos. Creo que explicaré mas claramente mi idea con algtin ejemplo. Voy pasando mi mano sobre una estatua de marmol, o sobre un hombre vivo. En cuanto a la acci6n que viene de la mano, respecto a esa mano, es la misma sobre uno u otro sujeto, pues pertenece a esos primeros acciden- tes, es decir, movimiento y tacto; no la solemos llamar con otros nom- bres. Pero el cuerpo animado que recibe tales operaciones, siente diver- Sas sensaciones, segtin sea tocado por ejemplo en las plantas de los pies, sobre las rodillas 0 bajo las axilas, siente aparte de la comtn sensacién tactil, otra sensacién a la que hemos puesto un nombre particular: cos- quillas; esta sensacin es totalmente nuestra, y no de la mano, y me pare- ce que se equivocaria en grado sumo quien quisiese decir que la mano, aparte del movimiento y del tacto, tiene en sf otra facultad diferente a éstas, es decir, cl cosquillear, como si las cosquillas fuesen un accidente que residiese en ella. Un trozo de papel o una pluma, estregada ligera- mente sobre cualquier parte de nuestro cuerpo, hace en cuanto a si mis- ma, la misma operacién, cual es la de moverse y tocar, pero en nosotros, al tocarnos entre los ojos, o en la nariz, o dentro de las narices, excita un cosquilleo casi insoportable, mientras que en otras partes apenas se deja sentir. Ahora bien, ese cosquilleo es totalmente nuestro, y no de la plu- ma; eliminado el cuerpo animado y sensitivo, de esa sensacién no queda ms que un mero nombre. Asf pues, de igual y no mayor existencia creo yo que puedan ser muchas cualidades que son atribuidas a los cuerpos naturales, como los sabores, los olores, los colores y otras, [GaLILEO GALILEI, El ensayador. Madrid: Sarpe, 1984 (pp. 60-61 y 292-293). Trad., J. M. Revuelta.] RENE DESCARTES (1596-1650) Considerado a menudo como el primer pensador moderno, Descartes estudio con los jesuitas en una selecta institucién educativa francesa (La Flé- che), pero tan pronto como pudo decidié poner en practica una libertad de espiritu que le llev6 a alistarse como soldado y viajar durante algtin tiempo por diversas partes de Europa. A su regreso se establece en Paris y mas tar- de, ya de modo definitivo, en Holanda, donde se dedica a estudiar y a elabo- rar una nueva filosofia basada en el ejercicio de la razén y no en la autori- dad. Muere prematuramente durante una estancia en Succia, invitado por la reina de este pafs —al parecer, el clima frio de Estocolmo y la temprana hora a la cual la reina exigfa sus lecciones, las cinco de Ja madrugada, hicieron mella en su salud—. Segiin muchos historiadores, Descartes es también el iniciador de la psi- cologia moderna. Su fundamentacién del conocimiento en la conciencia racional 0 cogito le exigié una reorganizacién tedrica que aclarase las rela- ciones entre la conciencia, entendida como sede de la actividad intelectual, y jo que en la filosoffa antigua y medieval se denominaba «alma», que inclufa todas las funciones vitales (no sdlo el pensamiento). Descartes llevé a cabo esta reorganizacién asumiendo un dualismo radical. Dicho de otro modo: si la filosoffa escoldstica, representada por Santo Tomas, suponia la existencia de una escala gradual desde las sustancias materiales a las espirituales, la filosofia cartesiana elimindé cualquier «mezcla» entre éstas y dividié la reali- dad en dos sustancias independientes, res extensa y res cogitans. La segunda es una sustancia espiritual, especificamente humana, que constituye la sede del conocimiento. La res extensa, en cambio, es pura materia inanimada sometida a leyes mecanicas. E] cuerpo humano forma parte de la res exten- Sa, aunque debe interactuar de algtin modo con el alma (la res cogitans), defi- nida ésta en términos puramente espirituales. En el texto que presentamos a continuacién, Descartes formula su con- cepcion espiritualista del alma (en torno a la célebre frase «cogito ergo sum», pienso luego existo), as{ como su idea mecanicista del cuerpo. Plantea ade- mas algunas diferencias esenciales entre el ser humano y el animal, concebi- do este ultimo como animal-maquina. [STU POUT] anb 0d SBUI eu ono 3139 ure] sTHyLI ayuoure}a19 A ayuaptaa Anul evonpap as ‘sesoo seuIap se] ap pepsaA vy] 9p Jepnp op eqesuad onb oursiu 0389 op ‘oLresyu0d [a Jod ‘anb 4 ‘epeu aa ou onb osa sod s18uy erpod ou anb oad ‘aseyfey our oA onb [a uo oungye 1e3n] tu opunur erqey ou anb & ‘oungye od.iend eyus} ou enb 313 -uy eypod aonb Jaa [e A via oA aonb of Ug 1OUS}e WOO IeUTUTexa [e ‘oSanT] “eqeosng anb eyjosory ey] op ordrourad sound [9 oui09 ‘ojndniosa urs ‘epreydooe eypod anb gngznf ‘epieaouuos ap sadedes ues ou soondgosa so] ap soyuesea -B1]X9 SPUL SeuOIdIsodns se| sepo} onb einsdas ue} A aULIY Ue} Bla ‘«AOS o8anq ‘osuatd» :pepiaa esa aonb us opuviedai ‘4 ‘esos eunsye asany ‘eq -esuad oj anb ‘oA anb ajyuaurettesaoeu ostoaid via ‘os[ey v.10 opo} aonb jse desued elienb sexjuoru ‘anb mreape spndsap ajuawiejerpauiul o13g *souans STU ap SOUOISN]I sey aonb selopepiea seu Uva ou niLydsa Tu Us Ope.nue URIQeYy saduo]Ua BISeYy anb sesoo se] sepo} anb 18ury Jajosai ‘o1apepsea vas onb ounsuru ehey saouojyus anb uls ‘sowTULop Opuend soutUeAatgos usIquie} Usapend sovlaidsap opuejse soulous} onb soyueruresued sourst sol anb opues -9pIsuos ‘uy us ‘K ‘souoloesoUlep tod opeidace eiqey sajue aonb sou -OZE1 SE SEPO} SESTR] OUIOD 90"Y901 ‘O10. getnbreno OUIOD Jee e ojsand. -xo eqeise anb opuesznf ‘[-"] elsjeui0es op sajduris spur souonsand se] a4qos OsnjpoUur “teuozed ye UedOAINbs as onb sarquioy Aey OWIOD X “eUIs -BUUT UadeY O] SOU SOT]>a OUIOD [e] asany anb epeu eyqey ou anb zsuodns as -Inb ‘uvueZuo sou sauoiseso ua sopruas so.jsonu anb ojsand ‘Isy ["""] [ze9T] vumbeu jeurue jo A vuvwmny vue [y “a]qepusur -oda1 ayusUTTEIDadsa OSTORpIp [eo wu uN aXnPuUr o7xa} [> Opyelyxa souley @puop ap BINED UQIOIpe a[qiseoce eISY ‘ZI[EZUOD zaLignNy ‘|W ‘¢ A neury “Y ap o81eo & “py 066] ‘BaAQUIeYTY :PLIpEW ‘oporaw Jap osAnosig “Y ‘SALIVISTC “(E1S-Lpp ‘dd se] asuega soyieosag o1qos) esoysaaoid Anui opuals ansis ‘epes -ned a}WoweLesazou onbune ‘e.nj99] BAND BOISEPD BIgO BUN Sy “ESET ‘BOTUIOU -OoF BINI[ND 9p OPUOY :OoTKaTW "T [OA ‘O/UaNUIIOUOD Jap DuLaqoad Py “A ATAISSVD, “(€01-66 “dd) g opniydes Ja sayteo -soq ap ednso ag ‘oorsojoosd oyuaTuesuad jap eLtoisty ey] od opLuosai aque] -2OXY “9661 ‘OPIUALg :pUpeW ‘svo7To;0I1sd svap) sv] ap DUOISIH] “H ‘OWALNIGVD Sppypuawuodas SVANqIAT VJOOTOOISd VT Hd VINOLSIH Ad SVaNLoaT 09 sICOLOGIA 196. Exce- 1a de Des- tura Eco- lente pau- 447-513). rgo de H. de donde nte reco- ian, qui- cen ima- so sobre taba ex- jas razo- conside- piertos ntonces sas que daderas | pensar > pensa- 0, luego is extra- gué que Filosofia dia fin- -alguno > no era udar de amente RENE DESCARTES 61 que yo era, mientras que, si hubiera tan sdlo dejado de pensar, aunque todo el resto de lo que habia imaginado hubiera sido verdadero, no tenfa razon alguna para creer que yo fuese, conoci por esto que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza es pensar y que, para ser, no necesita de lugar alguno ni depende de ninguna cosa material. De modo que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es ente- ramente distinta del cuerpo, e incluso més facil de conocer que él y que, aunque él no fuese, (el alma) no dejaria en modo alguno de ser todo lo que es. [..J [...] (M)e contenté con suponer que Dios habia formado el cuerpo de un hombre enteramente semejante a uno de los nuestros, tanto en la figura exterior de sus miembros como en la configuracién interna de sus Organos, sin componerlo de otra materia que de aquella que habia descrito y sin poner en él, al principio, alma racional alguna, ni ningu- na otra cosa que sirviese de alma vegetativa o sensitiva, sino que El exci- taba en su coraz6n uno de esos fuegos sin luz que ya habia explicado y que no concebia de otra naturaleza mas que de aquella que calienta el heno cuando se lo ha enterrado antes de secarse, o la que hace fermen- tar los vinos nuevos cuando se los deja en la cuba con su hollejo. Por- que [...], examinando las funciones que podfan hallarse en este cuerpo, encontraba en él exactamente todas las que pueden existir en nosotros sin que nosotros las pensemos, ni que, por consiguiente, contribuya a ellas nuestra alma [...]; y que se puede decir [que] nos asemejan a los animales irracionales, sin que en ellas pudiera encontrar ninguna de aquéllas otras que, por depender del pensamiento, son las tnicas que nos pertenecen en cuanto hombres; en cambio, todas éstas las encon- traba enseguida si suponia que un Dios habia creado un alma racional y que la afiadio a este cuerpo [...]. L..1Y, en fin, lo mas notable de todo esto es la generacién de los espi- ritus animales, que son como un viento muy sutil, o mds bien como una llama muy pura y muy viva que asciende continuamente del corazén al cerebro con gran abundancia, y de alli vuelve por los nervios a los muis- culos y pone en movimiento todos los miembros, sin que sea preciso imaginar otra causa que haga que las partes de la sangre que, siendo las més agitadas y las més penetrantes, y por ello las mds aptas para com- poner estos espfritus, vayan al cerebro mejor que a otros lugares, sino que las arterias que alli los llevan son las que vienen del corazén més en linea recta de todas, y que, segtin las reglas de la mecdnica, que son las mismas de la naturaleza, cuando varias cosas tienden a moverse con- DIAaT Ipap joyue “‘sHagoH MNIDIT oyWaTUT uo ey ua u9TD ypungas ] ezarer ed e193 ‘eel, OUD ET, 1919onp ioenuy oq ) BLION} OS O80] ) Baan, odsied d oped AISIOap ; Op ov [90U09 8A ap > fea ) B] ua onsnyy qL [(zeyezuoy zarignny ‘wf A newly “H “Peal (86-28 4 02-69 “dd) 0661 ‘eaquieyyy :pupeW “Opojput Jap osanosiq “Y ‘SaLavosaq] uejnonsed ugisoe epeo ered peroadsa ugtoisodsip eungje ap pepiseseu USE] SOURZIO Sosa ‘seIoURIsUNDIID ap asepD Epo} Ua IMAJOs apand anb [estaaTun oJUOUIN.YSUT UN se UOzeL Be] seIjUeTU sand ‘soueS.19 sns ap ugID -Isodsip ey 10d oj9s ue} ours ‘oyuaruTo0U0d 10d ueqeago ou anb eyiLiqno -sap as anb se] Jod ‘seo seungye us ayuswefqrfeyur ueLIe.0AmMbo as ‘so.n -osou ap ounguru enb sofeu yzmb o ‘uaiq ue} sesoo seyUNsIp ueIO1OTY anbune ‘anb sa opunses PA *sad.10} seul SaIquioy SO, OSsnSUI OF199eY uapand ouros erouasaid ns ua e8Ip as oJUeND Opo} ap Opnuas [e dapuod ~sai vied sopoul soyunstp ap a]da.re as aonb ajqisod sa ou o.ad {[""] ouep soy a] as anb 91118 anb ‘ono ua Is 0 ‘ajasysep etemb onb of ayungeid anb ‘“esny UNs[e Ua z90} kT as Is OUIOD ‘soURBIO sns Ud soIquIed soungye uasnes anb sae1odios sauoisoe se] ap UgIseo0 UOd seuNs[e wIayoid anb ugiquiey A ‘seiqeyed eiayjoid anb e1ouew je ap eypay 91so eubyur eun onb uarq 1qaou0o apand as sand ‘sgurep soy & soyuaturesuead son -sonu Terepsep ered sSo..jOSOU SOwWa2ey Of OWI0S sojopugruodui0a sousIs sozjo Ju sesqeyed se] 1esn uejapod eounu anb sa soya ap osourtid [q ‘sag -WOY SOJepepidA OUNS|[e OpoUul Ud UeLIas Osa Jod ou anb Ja90U0NaI Bred soye1s Anu sorpaut sop ap eadurals soweprpuodsip ‘ayuauer0u atqisod. eiony OWS 0]UR} SUID" SeIsONU USSP}TUWI 9 sodiano so.senu op eID ~ustede ey] uasayan} aonb sejo exaiqny Is ‘onb sexjuotur ‘safewrue sojso anb eBZoyeInyeu CUISIUL | 9p Opo} ua Uesany OU anb 1a90u0001 op oungye olpaur soures pus} ou ‘ugzel UIs [ewTUe Oxo Jamnbyend ap o oruts un ap vainsy ey £ sours.19 so] Uosatan} onb seumnbyur safe} exarqny 1(S) [*""] “sBlOs I]]Te Tesay] UeAZO] ‘orpeut asa 10d ‘anb sayieny spur se] tod sepeze[dsap sas uagap sepenze SOUaUI A SaTIgap SPU Sey ‘oLqaI99 [9 BIDeY UapuaT A UOZRIOD Jap epaetnb -Z1 peplaeouod ke] ap uayes anb asus e] ap sazied se] U0d OUIOD ‘sepo} eaed re8n] oyuatoyns Aey ou spuop us ope Oust uN eIOeY ajUoUTe}MNf VJOOTOOISd VI AC VIMOLSIH AC SVANLOAT ra} ie au z.J THOMAS HOBBES (1588-1679) Thomas Hobbes suele ser considerado como el primero de una larga e ilustre serie de filosofos empiristas britanicos. Nacié en Westport y estudié en la Universidad de Oxford, donde adquirié una sélida educacién clasica. Viaj6 extensamente por Italia y Francia como preceptor privado al servicio de varios miembros destacados de la nobleza inglesa. En sus viajes trabé conocimiento con algunas de las personalidades intelectuales de mayor relie- ve de su tiempo (Galileo, Mersenne, Gassendi...), cuya influencia iba a ser decisiva en la formacién de su propio pensamiento. Profundamente preocu- pado por los problemas polfticos y sociales, ensayé su solucién desde una perspectiva mecanicista que quiso congruente con las leyes y principios de la nueva ciencia fisica. Por ello se le ha saludado a veces como el primer psicé- logo social de la edad moderna. Leviatdn (1651), el libro donde presenta su teorfa del Estado, es su obra mas importante. De esta obra fundamental se ha extraido el texto que se reproduce a con- tinuacién. Consta de dos fragmentos. El primero forma parte de la Intro- duccién, y pone de manifiesto la fundamentacion psicolégica y mecdnica de la concepcién hobbesiana del Estado (entendido éste como «un hombre arti- ficial», para decirlo con las palabras de su autor). En consecuencia, la pri- mera parte del libro va a consistir precisamente en un estudio sobre la natu- raleza humana en el que se contiene la doctrina psicolégica de Hobbes. El segundo fragmento pertenece a esta primera parte, y nos ofrece una explica- cién en términos psicofisiolégicos del conocimiento sensorial. E] texto ilus- tra con claridad los rasgos empirista, mecanicista y materialista del pensa- miento hobbesiano. Lecturas recomendadas Hossts, T., Del ciudadano y Leviatdn. Madrid: Tecnos, 1999 (5.* ed.). Una util antologia de textos hobbesianos, con una amplia seleccién de los que el autor dedica a la consideracién de la naturaleza humana en la primera parte del Leviatan. Cv] ‘[o] wo ~8a1Q P| Ua solg 10d opelounuoad ‘aiquuoy je souresey o ‘Jn2/ janbe & asuefpulese ‘Js a.QUa uoUN A UeUTqUIOD ‘uvaid as OoNJod odzend aya ap soyed se] sayend so] ajueIpeul Sopusauod soy ‘ouMN|N 10g ‘ayTaNULT | ‘AIO eLIINs vl ‘pepeuLiayus ke] ‘UgIoIpes e| ‘pnyes ey so “elpioouod Be] ‘sayero -giue peyunjoa eun 4 ugzes vun ‘sad2y sey A pepmbo x] Sepiowour ey wos ‘Ja00U0d esIoaid sesoo seyueNd aiqos UeULIOFUT onb ‘so1afasuos So] ‘Solo -o8au sns uos (opqand Jap ugloeares ey) yndod snyps e| Setsuajod ns uek “NaYsuod sorejnonsed soiquiatus soy Sopo} ap efouepunge xy £ ezonbt ey ‘qeanyeu odsond Je ua oust of UadeY anb sorru Soy UOS (aqap Ns .1e1 -noafe ¥ Opronpul sa eluBLaqos ke] ap apas eT B OpEpNoUTA oiquistur eped 4 oxou eped sojeno soy ajuerpout) Osseo [a A esuaduiooal eT ‘soperoynse soxou ‘oatndefe sapod Jap A eanjeorpnf vy ap sorreuorouny soo £ sope.n -s{3eul so] ‘o1oyua odiano ye oyuaTuAOU A epia ep anb jepynie eure UN Sa vyURIEQOs eT [eNd [2 ua £ ‘OpmMsUr ony esueyap A UOIODa}O1d VANS vaed ‘femjeu Ja onb zaysngox A vnqeysa Jokeur ap anbune ‘[epoynsze aaq -woy uN ouIs so ou enb (sp7]479 ‘uI}e] Ua) OpeIsy oO voI[qnder sowrewey] anb uyyeraa’y ue13 aso volo as are [e seloeIs :o}DaJo UG ‘aIquIoYy Je :ez ~9[eANJeU B] ap wS[sox9 seu Ee] so anb TeuOTOKI Bago ¥ysa OpueITUT ‘sofoy spur une ea ayre [gq cosndoud of as soYfIy [9 OWIOD [e} OLDJU OdaNd Te OyWarwtAouI uep onb sepen serrea outs ‘souosefnorse sey A ‘seqy SeSI9AIP OUTS UOS gnb ‘sofAlau soy A ‘a}1Osa1 UN OUTS UZeIOD [a Ppeply -eal Ud sa anO? ¢TeIoyye epra eun ususn (fopar Je eoey O[ OurOD ‘sepont A sayiosai ap orpeu tod sowisjui Js v uaaonur as anb soyoeyjay.te) seyeur -9ink SOT sopo} anb «Dap soureyipod ou gnb 10d? ‘sours soy ap pedis -unid oyred eungye uo eyypey as ugTeroTUr BAN sorquiaru op oWUOTtUTAOUT UN EpIA &] Opuals X ‘TeoyTse Tewyue un seis spend ays9 anb arquoy [ep ee fo dod ‘sesoo seyOnu seo Ua OWLOD ‘opout [#3 9p epeyu visa (Opunur Je eurarqo’ A oysay ey sorg anb uod ayre Ja) ezayemyeu eT (ts91] feanjeu eaquioy PP & Perey oaquioyq PP BOMBA “sayenqxey seuofoetsnit ap ugisnjoid uos saqqoy ap oyuarurestiad [e ugIDonpo.yUT eUQ “CLOT ‘]P9U0d :PLIpeW ‘saqqoz] ajuaiuvsapypsaa oYnp DY AND “N ‘NM ‘f ‘SNDLIVM, “6 O[NITded Ja asega saqqoy 2190S “ZR6T ‘HeATeS -eUOpeoIeg “yISO]OoISd DY] ap vIIILIO vUOISI “CQ ‘NOSNIGOY VJDOTOOISd VT Ad VIMOLSIH AC SVANLOAT 9 o) el BEwvPae DTS THOMAS HOBBES 65 Por lo que respecta a los pensamientos del hombre, quiero conside- rarlos en primer término singularmente, y luego en su conjunto, es decir, en su dependencia mutua. Singularmente, cada uno de ellos es una representacién o aparien- cia de cierta cualidad o de otro accidente de un cuerpo exterior a noso- tros, de lo que comtinmente Iamamos objeto. Dicho objeto actiia sobre los ojos, ofdos y otras partes del cuerpo humano, y por su diversidad de actuaci6n produce diversidad de apariencias. El origen de todo ello es lo que llamamos sensacién (en efecto: no existe ninguna concepcion en el intelecto humano que antes no haya sido recibida, totalmente 0 en parte, por los érganos de los sentidos). Todo lo demas deriva de este elemento primordial. Para el objeto que ahora nos proponemos no es muy necesario cono- cer la causa natural de las sensaciones; ya en otra parte he escrito lar- gamente acerca del particular. No obstante, para llenar en su totalidad las exigencias del método que ahora me ocupa, quiero examinar breve- mente en este lugar dicha materia. La causa de la sensacion es el cuerpo externo u objeto que acttia sobre el 6rgano propio de cada sensacién, ya sea de modo inmediato, como en el gusto 0 en el tacto, o mediatamente, como en la vista, el ofdo y el olfato: dicha accién, por medio de los nervios y otras fibras y mem- branas del cuerpo, se adentra por éste hasta el cerebro y el coraz6n, y causa alli una resistencia, reaccién o esfuerzo del corazon para liber- tarse: esfuerzo que, dirigido hacia el exterior, parece ser algo externo. Esta apariencia o fantasia es lo que los hombres aman sensacion, y consiste, para el ojo, en una luz o color figurado; para el ofdo, en un sonido; para la pituitaria, en un olor; para la lengua o el paladar, en un sabor; para el resto del cuerpo, en calor frio, dureza, suavidad y otras diversas cualidades que por medio de la sensacién discernimos. Todas estas cualidades se denominan sensibles, y no son el objeto que las cau- sa sino distintos movimientos de la materia mediante los cuales acttia ésta diversamente sobre nuestros 6rganos. En nosotros, cuando somos influidos por ese efecto, no hay tampoco otra cosa sino movimiento (porque el movimiento no produce otra cosa que movimiento). Ahora bien: su apariencia con respecto a nosotros constituye la fantasfa, tanto en estado de vigilia, como de suefio; y asf como cuando oprimimos el ofdo se produce un rumor, asi también los cuerpos que vemos u ofmos producen el mismo efecto con su accién tenaz, aunque imperceptible. En efecto, si tales colores o sonidos estuvieran en los cuerpos u objetos que los causan no podrian ser separados de ellos como lo son por los [ours zayours “W “Peay “(0S-6r 4 Lp-9p ‘dd) ("pe .¢) 6661 ‘soUDaT, :PLIpey “uvsTeD OUaL] “| ap eysopolUe A aeuturyjaid orpnisq, “upyplaay] & ouvpwpnig jag Uq “UpIDIATT “L ‘saaq0H] “sour310 sono 4 sopyo ‘sofo sonsanu 21QOS SCUIAIXO SESOD SET AP SOJUAIUITAOUT So] od ‘“IDap sa ‘ugTsaid ¥] od ‘oystp ey eA owod ‘epesneo ‘eUrsLI0 Bisejuey anb esoo BO UOS OU ‘SOSBD SOT SOpO} Ua ‘sauoloEsUas set anb Isy “eIseULJ O UASeUI! ef BIO £ oyafgo J sa eso9 vUN anb sa o1J919 OF ‘aonpoad so.josou ua anb ByseqUey ey] tod oprysased aoared ‘oysia oyalgo Ja ‘Tear Of BIOUeISTP eLIETO v anbune A eyo us eouauede ey A ayted eun ua ejUanoUd as eIsIA soo ET anb ayuoplse v}[Nsel opuop aq “Uorxe]Jo1 e] a]UeTpeut soda soy us A ‘sofadsa vJOOTOOISd V1 Ad VIMOLSIH 3d SVUNLOAT 99 ICOLOGIA evidente 1 otra. Y lo por la el objeto 9S CaSOS, cho, por as sobre eviatdn, Tecnos, z Sarto.] RUCH SPINOZA (1632-1677) Procedente de una familia judfa probablemente oriunda de la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros (de ahf el apellido familiar), Spinoza nacié en Amsterdam, en cuya comunidad hebrea recibié una amplia educa- cién religiosa, filoséfica y cientifica. Profundamente influido por el pensa- miento de Descartes, aspiré a desarrollarlo hasta sus tiltimas consecuencias, lo que le condujo a elaborar un sistema sumamente personal por el que fue tachado de ateo y expulsado de la sinagoga (1656). Residié en diversos luga- res de Holanda dedicado al oficio de pulidor de lentes, una actividad profe- sional que no le impidi6 continuar cultivando la filosoffa ni frecuentar el tra- to de algunas eminentes figuras intelectuales del momento (Huygens, Leibniz, de Witt...). En 1677 vio la luz la Etica, su obra més importante. Uno de los grandes problemas teéricos a los que Spinoza hubo de hacer frente fue el de la comunicacién entre las sustancias extensa y pensante (el cuerpo y el alma), cuyo tratamiento cartesiano le resultaba inaceptable. La solucion espinosista consistié en reconocer la existencia de una sustancia unica (que Spinoza denomin6 indistintamente Dios o Naturaleza) de la que el pensamiento y la extension son atributos. De este modo, la concordancia entre ambos no se deberia a la interaccién, segtin la insatisfactoria propues- ta de Descartes, sino a su pertenencia a una realidad comun de la que no son sino aspectos. En época més reciente, esta teorfa de Spinoza ha cobrado relieve bajo la forma de la llamada «teoria del doble lenguaje», de acuerdo con la cual los fenémenos de conciencia y de conducta deben verse como dos maneras distintas de describir un mismo tipo de acontecimientos reales: en términos subjetivos (cuando la descripcién se refiere a la vivencia intima del propio sujeto que los experimenta) 0 en términos objetivos (cuando es reali- zada por un observador externo). El texto ilustra la aproximacién espinosista a este problema fundamental de la filosoffa y la psicologfa modernas. En él puede apreciarse también la caracteristica preocupacién por el método que Spinoza compartia con mu- chos de sus contemporéneos. En un esfuerzo por eliminar de su pensamien- to toda posible fuente de error, adopté el pensar matematico como modelo, una tentacidn a la que han cedido numerosos filésofos y psicdlogos desde Doe dt eek” asd” ‘eSq[qsoUuod Tu Jas fu apand ou —esoo x] urs onb o7] -anbe ‘essaaao1a A— vs0o BI [eNd Of UIs OT[aNbe ‘eas o ‘ep as ou a]uadUTeLI ~BS300U BSOD ey ens of opeymb & ‘epep sUSWIeLIesaoou ey[Nsal esod eR Teno of opep ofjenbe esos eun ap wouasa vy & aoauay1ad anb o81q ‘Tl *] esusyxa BSO9 BUN OUIOD BIOP|SUOD E] aS OJUND Ua ‘soIg op vjOUASA UI BIOULU ep -euruliajap A ey1a19 ap esaidxe onb opow un odiano 10d opusnugq ‘T SHNOIDINISAC ‘Peproyey ewoadns ns ap A eueumy ewe Jap oywarwts0u09 [e ‘ouvw ey 2p CUutCD ‘soureaal] Uapand anb sey of9s ours ‘[-"] sepoy g1voydxa sey ou Olag “OWUTUL 9 OU19}9 ag [Pp ‘eas O ‘soiq 9p eBlouese e| op oyuoUTeLIES ~a00u asutnes Oprqgap uey onb sesoo seyjanbe sesydxe & eloye oseg [z291] opadse a[qop Joep v1100) ey] ‘oyusturesuad ns ap 10pso0u0. uang ‘eueg ‘A ‘lojonpe] ns ap ugisonporyUt aqua[aoxe oad aaoiq vun u0d ‘ezoutds ap [endes eq BT ap Oya[durod o1xay, “0861 ‘SIQIO :pupeI “oomspu0ed uapso ja unSas bpvaisouap vou “q ‘WZONIA§ “ezouldg ap oo189joo1sd ojuaturesuad [Pp Yournsas [VN uN auaTtEs g OT -nides [yl ‘7861 ‘Teayeg :euojoreg ‘nydojoo1sd v] ap vou. vUOISIET “G ‘NOSNIGOY “eysisourdse ojustuesuad [ap oyunfuos OP UOISIA esoInsLI A erep BUN ‘Z7g6T ‘ezueyy :pupew ‘vzourdg “sg ‘awHsawvyT sDpDpuaulosas snanqaay Jouejsod ojuomuesuad Ja ua ofnyur opungord un ssa10f9 & O89] ‘SOT]a ap spa “en eK SaUBUIDT? SOOTUPUTOI SO] ap INGEN Jo £ up|SwATUIpe EF] OIDoIDUT ‘eood Ns 9p saropesuad so| Jod osnpour opejsouap ‘opezeyser ‘opeonig “eisieu ~OfBI BOSO|Y L] 9p SeUITD se] ap BUN aknysuOd ezoudg ap eUIAISIS [q “(owapour ousTyeu “opel jap eonvurayeut A vayonpap uoToeUTIO el ap ouxeUL opdutofa ‘oa -plu0as Uapso Ja uNSas vppalsouap doug ‘oUsuleAleoyTUsis ‘so Tedioursd v.1qo Ts ap odio ofa} ja) PyzeUIOAs ¥] Sp saTenuqey sojuATLUIpedo.d soy UNZas soutejoios £ sauolorsodoid ony opueronpap a1 opnd anb SO[ op seuorxe 4 SouoprUyep ap aseq e] a1qos soWUaUMBIe sns EANYsUOD ‘opouT 9189 9¢ “(TINH BisHonpuosoau Ja owlod oduon omsenu e ouvs1ed ue] OUNSTe) seauOjua VI00100ISd VI Hd VIXOLSIH 4d SVANLOAT 89 sICOLOGIA nductista finiciones -orolarios leto de su en geomeé- del racio- fia racio- res de su es y, a tra- posterior. vision de El capftu- noza. rbis, 1980. > excelente amiento. irse nece- nito. Pero /como de felicidad. etermina- ) una cosa do lo cual sa necesa- rsa, aque- BARUCH SPINOZA 69 Ill. Entiendo por idea un concepto del alma, que el alma forma por ser una cosa pensante. EXPLICACION: Digo concepto, mas bien que percepcién, porque la palabra «percepcién» parece indicar que el alma padece por obra del objeto; en cambio, «concepto» parece expresar una accion del alma [...]. AXIOMAS I. La esencia del hombre no implica la existencia necesaria, esto es: en virtud del orden de la naturaleza, tanto puede ocurrir que este o aquel hombre exista como que no exista. IL. El hombre piensa. III. Los modos de pensar, como el amor, el deseo o cualquier otro de los que son denominados «afectos del 4nimo», no se dan si no se da en el mismo individuo la idea de la cosa amada, deseada, etc. Pero puede darse una idea sin que se dé ningtin otro modo de pensar. IV. Tenemos conciencia de que un cuerpo es afectado de muchas maneras. V. No percibimos ni tenemos conciencia de ninguna cosa singular mas que los cuerpos y los modos de pensar. [...] Proposicion 1 El pensamiento es un atributo de Dios, o sea, Dios es una cosa pen- sante. DEMOSTRACION: Los pensamientos singulares, 0 sea, este 0 aquel pensamiento, son modos que expresan la naturaleza de Dios de cierta y determinada manera [...]. Por consiguiente, compete a Dios [...] un atri- buto cuyo concepto implican todos los pensamientos singulares, y por medio del cual son asimismo concebidos. Es, pues, el Pensamiento uno de los infinitos atributos de Dios, que expresa la eterna e infinita esen- cia de Dios [...], o sea, Dios es una cosa pensante. Q.E.D. ESCOLIO: Esta Proposicion es también evidente en virtud del hecho de que nosotros podemos concebir un ser pensante infinito. Pues cuan- tas mAs cosas puede pensar un ser pensante, tanta mas realidad o per- feccion concebimos que contiene; por consiguiente, un ser que puede pensar infinitas cosas de infinitos modos, es, por virtud del pensamien- BUISTUI A BIOS BUN ‘vas O ‘Uapio OUISTUT A Ofos UN sowlareley ‘eromnbrens ON0 apsap kA ‘oyuaTUIeStag Jep OINLe [2 apsap vA ‘ugISUAIK|, 2 ap 07 “NQLUe J apsep eza[eANyeU v[ SOUTeqIDUOD kA ‘oso od ‘{ ‘soyUNsIp soInq -Le ap orpaut tod eoydxa as anb ‘esoo euistu & eos Bun Uos ‘soIg ua $2 ugiquiey onb ‘ayusystxo OyNd.439 ase op vopt vy A ‘ezapeanyeu B] Ua aqua} ~SIxo ofMoqo un ‘ojdurafe 10g ‘ourstur of & oun opo} uos seprpusyua Bp dod sesoo sey X ‘soiq ap oyuarwrpueque Ja ‘sorg anb ueuLye sausinb & o1 -oel our :BTQoru PT op spaey ye ouwros SO91Q9Y SOLIOID OFSIA Opfeqey ued -ered 0Sq “seioueUr sop ep epesasdxo osad ‘esoo eurstur & eos eun uos Opoul OYSIp ap eapt eI 4 ugIsuazxa e] sp Opow! uN ‘UaIquIe} sy ‘o.0 op -sap e€ ‘onqLye uN apsap eA eprpuayarde ‘erlouejsqns euistui 4 ejos vun Uos esud}xe BIouRjsgns BT £ oJUesUad eIOUR\sqns Be] nb ‘ayUSUISIUAINSIS -woo ‘é ‘eroueysqns worm vun ¥ O[Os a09uUD}.I0d voue)sqns Bun ap elouasa ¥] 9P CANNINSUOD OUIOS OUYUT OWUETUUTpUaud Ja Jod oprqiosed sas ap -and oyuens opo} anb :zaqes & ‘ope.ysour sowey eqiire seu anb oy Inbe SHOUISUI Ef & Jav1} SoWogap ‘ajURfape IINZas ap soy :OITOOSA “UOIX ~9U09 BUISTUL B[ UOD A UapiO OUISTUT [2 UD ‘soI ap vapt el op ansed e ‘a7 -uaueanolgo [9 ua angis as ‘sorg ap ezaTenyeu BWUYU! e] op ayuaujeur ~Ioy angis 9s oyUeNDS OPO} :so Ojsy weigo ap yenjoe epuajod ns & qenst S@ sorq ep 1esuad ep visuajod ey anb mnbe ap an3is ag ‘OlaVIOWOD “sa oyaja oknd BSNL P| 9P OJUSIUN|D0U0d Jap apuadep epesned esoo samnbrens ap vapt BL Sond ‘Teed | ap p eWorxy Jo 10d syuaprae sq :NOIOVULSOWHA ‘SDSO9 Sv] ap ugxauod 4 uapao Ja anb owsnu Ja sa svapi sv] ap upixau0d « uapso 1 IIA ugzoisodosg ‘["] sonejue ey onb opow ourstur jep apasoid uorisodoig visa ap uopensoWep YT :NOIOVULSOWAC “psualxa DSO DUN Sa SoIqy ‘Das O ‘soIg ap OINquyD UN sa UOISUaIXy VT II uowisodorg ‘soureypuejaid ourod ‘sorq ap somngqiye soyuyUr soy ap oun ojueTtuesuad [@ Saou0jUo sa ‘oyueturesuad ojos [a ua souopuely 07 -Tuyur Jas un sourqoouod enb jse opuats x ‘o1UyUT ayUSTeLIesadou 0} VWJOOTOIISd VI AC VINOLSIH Ad SVANLIAT OL > i- 10 BARUCH SPINOZA 71 conexién de causas, esto es: hallaremos las mismas cosas siguiéndose unas de otras. Y si he dicho que Dios es causa, por ejemplo, de la idea de circulo sélo en cuanto que es cosa pensante, y del circulo mismo sélo en cuanto que es cosa extensa, ello se ha debido a que el ser formal de la idea del circulo no puede percibirse sino por medio de otro modo de pensar, que desempefia el papel de su causa proxima, y éste a su vez por medio del otro, y asi hasta el infinito; de manera que, en tanto se consi- deren las cosas como modos de pensar, debemos explicar el orden de la naturaleza entera, o sea, la conexi6n de las causas, por el solo atributo del Pensamiento, y en tanto se consideren como modos de la Extensién, el orden de la naturaleza entera debe asimismo explicarse por el solo atributo de la Extensién, y lo mismo entiendo respecto de los otros atri- butos. Por lo cual, Dios es realmente causa de las cosas tal como son en si, en cuanto que consta de infinitos atributos. Y por el momento no puedo explicar esto mds claramente. [Spinoza, B., Etica demostrada segiin el orden geométrico. Barcelona: Orbis, 1984 (pp. 107-109). Trad., V. Pefia. (Se han eliminado las notas del traductor).] JOHN LOCKE (1632-1704) El empirismo britanico tiene en John Locke su figura mas importante ¥ Tepresentativa. Locke nacié en Wrington, una localidad proxima a Bris- tol, y estudié filosofia, medicina y ciencias naturales en la Universidad de Oxford. Se relacioné con algunas de las principales personalidades de la ciencia y la medicina inglesas del momento, como el médico Sydenham o el fisico y quimico Boyle, con quien particip6 en las reuniones cientificas que contribuyeron al establecimiento de la Royal Society. En 1666 entra al servicio de Sir Anthony Ashley Cooper (més tarde primer conde de Shaf- tesbury), una destacada figura politica a la que asiste como médico y con- sejero, ademas de encargarse de la educacién de su hijo. Retirado en Fran- cia por motivos de salud (1675), comienza la redacci6n de su obra capital, el Ensayo sobre el entendimiento humano. Al poco tiempo de volver a Ingla- terra, su asociacién con Shaftesbury, caido en desgracia, le obliga a mar- charse de nuevo, esta vez a Holanda, para escapar a la persecuci6n politi- ca del rey Jacobo II. El triunfo de la Revolucion de 1688 y la subida al trono de Guillermo de Orange, cuya causa constitucional habfa defendido Locke frente al absolutismo de los Estuardo, hard posible ya su regreso definitivo. La filosoffa de Locke ha tenido una enorme repercusién. Desde el pun- to de vista politico, significa el inicio de una tradicion de pensamiento libe- ral cuyo influjo aun sc deja sentir en nuestros dias. Desde una perspectiva gnoseolégica, su teoria del conocimiento ha representado el impulso deci- sivo a las tendencias empiristas y asociacionistas que, arrancando de Bacon ¥ Hobbes, han Ilegado a convertirse en Yasgos permanentes del pensamien- to britdnico. Desde un Angulo estrictamente psicolégico, su exigencia de esclarecer el funcionamiento de la mente como requisito tedrico previo a la consideracién de cualquier otro asunto, no sdélo ha favorecido el desarrollo de la psicologfa moderna, sino que ha proporcionado a ésta uno de sus principales apoyos intelectuales. Tomado del comienzo de la segunda parte del Ensayo sobre el entendi- miento humano («Sobre las ideas»), el texto que sigue expresa con toda pre- cision algunas tesis basicas de la posicién empirista lockeana: el rechazo de -sodosd anb vn] sa (sowupuorxajfas anb sp] asgos & sowigiosad anb) aqua vajsanu ap spusajur sauolsvsado se] a1goS 0 sousajxa sajqisuas sojalqo SO] e1gos eprosefe ‘ugIORAIesgo BIseNN “eIoURISU! BLUTN us UvAlop as sojs9 anb e] ap A soyuaTUId0U0d so.senuU SOpo} UepUNy as [end eT Ua ‘niduauadxa e| ap veaqeyed eos eun uos opuodsai ojsa YW ¢O}UaTWTDOU0S [PP A uozet Be] op sopeLioyeur soy sopo} usuengo as apugp oq? gazquoy Pp Uoroeurseur epeyUNT! 9 eATOR YT eT]e Us Opezutd vy anb ‘eyuTUT Iseo pepatiea ap ‘seapl ap ugtstaoid sulous esa a}U9UI eB] Bows apUOp aq? ¢SPI[P Op asaTuNs v eBa]] OUND? ‘svap! uIS ‘saroIORIe ap ordunTy] ‘oour]q ua jaded un ‘aarp as oul0d ‘sa ajuaut eB] anb ssouojue souresuodng °7 ‘oun epeo ap elouatiadxe £ ugioeAlasqo &| guejede fend oy vied ‘oyUoU E| & Iedal] seisp Uspend sopeis A soured gnb 10d 4 ‘ouan anb svap? se] sepo} oyUeTUIpusiue Jo reoes apand spugp ap asenut opuens ajueUovy seu OYONUT RINTWIpE as JoLIa}Ue OIqI] JP ua OYprp ey anb of anb o8uodns 4 ‘uoruido eyse ajuaurerfdure opeuru -exa ay eA ‘20eu onb apsap a}UeUT E] US sOsatdUIT SOLIeUISIIO sorojOeIeD & seyeuut svapi sasod aiquioy [a anb epiqisa1 euLNoop sa anb 9g ¢sey[a & eSaT] OUND? se8ny] oUNLId Us seoUojUS asieyUNsaid enb Aey ‘se.110 & vaayovisog ‘onjosgla ‘ajunjaja ‘aaquioy ‘ojuanujaou ‘ojuarupsuad ‘panz -[np ‘vzainp ‘panounjq seiqe[ed se] woo uesaidxa as anb se] Owl09 spap} SBLIRA 9}USU B[ US UST} SOIQUIOY SOT enb op epnp eqes ou ‘erye us key anb svapt se] uos esuaid opuens oyueur ns ednoo as anb ap ojjenbe enb oysend 4 ‘esuaid anb ap ajuafosuos so aiquioy opo} anb ojsang ‘| Loot] SBapl S¥[ Op UaSIIO [] “ayoO'| ap [ejuauepuNy eoyOso]y e1go ev] ap OJeTdUIOD oxaL, “9C6] ‘eoIWIQUODY BININD op Opuoy :Oo1xgW “OUMUNY OJUanUIpUajua Ja eaqos OdvSUT “f ‘AXIO “ROTUBIEIG BST -o1sesose A B1SLIIdUIa UIOIpey eB] ap OaJUap 9Y907] ap BQO k] ap OpeoyLUsis P peplae[p uoo auodxa Zz opnides [gq *266T ‘SISAIUTS :PLIPeI “I ‘JOA ‘Ousapou onsgjoosd ojuanuvsuad jv ugloonpodqUy ‘vISojooIsd v] ap DUOISIH “W ‘f ‘WAINOD SppopuawWorat SDIN]IIT “OUI8}Xa OJWDTUFOUOD [Op [eLIosuas UasLO [ap Bsuayap e] A Bap! BPO} ap ayuany OULD eIDUALIadxe e] ap U9TORULIYe eB] ‘seyeUUT Sap! sel WIDOTOOISA V1 Ad VIXOLSIH AC SVANLOAT el JOHN LOCKE 75 ciona todos los materiales del pensamiento a nuestro entendimiento. Estas son las dos fuentes del conocimiento, y de ellas brotan todas las ideas que tenemos o podemos tener de manera natural. 3. En primer lugar, nuestros sentidos, al ocuparse de los objetos sen- sibles concretos, transmiten a la mente varias percepciones distintas de las cosas de acuerdo con los diversos modos en que esos objetos les afectan. Asi accedemos a las ideas que tenemos de /o amarillo, lo blan- co, lo caliente, lo frio, lo blando, lo duro, lo amargo, lo dulce, ya todas las Namadas cualidades sensibles. Al decir que los sentidos las transmiten a la mente, lo que quiero decir es que ellos, desde los objetos externos, _ transmiten a la mente lo que produce en ella esas percepciones. A esta gran fuente de la mayor parte de las ideas que tenemos, que dependen totalmente de nuestros sentidos y son enviadas por ellos al entendi- miento, la llamo SENSACION. 4. En segundo lugar, la otra fuente desde la que la experiencia sumi- nistra ideas al entendimiento es la percepcion de las operaciones de nues- tra propia mente en nuestro interior cuando se ocupa de las ideas que ella tiene. Estas operaciones, cuando el alma las considera y reflexio- na sobre ellas, proporcionan al entendimiento otro conjunto de ideas que no se pueden obtener de las cosas externas. Tales son la percepcion, el pensamiento, la duda, la creencia, el razonamiento, el conocimiento, la voluntad y todas las diferentes actividades de nuestra mente. Al ser conscientes y observarlas en nosotros mismos, de ellas recibimos ideas tan distintas en nuestro entendimiento como las que recibimos de los Cuerpos que afectan a nuestros sentidos. Todos los hombres tienen esta fuente de ideas integramente en si mismos; y aunque no es un sentido (va que no tiene nada que ver con los objetos externos) se parece mucho a un sentido, y se la podria denominar con bastante propiedad sentido interno. Pero ya que a la otra la llamo sensacion, a ésta la Iamaré REFLEXION, puesto que las ideas que ella proporciona sdlo se obtie- nen cuando la mente reflexiona internamente sobre sus propias opera- ciones, Asi, en lo que sigue de este discurso, se entender que por REFLEXION quicro significar la noticia que la mente tiene de sus pro- Pias operaciones y del modo como se realizan, en virtud de la cual llega a haber ideas de estas operaciones en el entendimiento. Estas dos fuen- tes, digo (a saber: las cosas materiales externas como objetos de la SEN- SACION, y las operaciones internas de nuestra propia mente como obje- tos de la REFLEXION), son para mi las imicas fuentes originales de donde surgen todas nuestras ideas. Utilizo aqui el término operaciones en un sentido amplio, para englobar no sdlo las acciones de la mente sobre sus ideas, sino cierto tipo de pasiones que brotan a veces de ellas, |? OUIS BJaIA OU apuOp Aen] UN Ud OUTU UN ¥v aseLIgoUA as Is aNb UA 9} -UaUTIORy PIPUIAUOD as aonb oasd ‘osIequie UIs A ‘ayUSU BT VISeY Osed as -Iage op & soptjuas saquerpuodsaio sns v reunjiodunt op uefep ou saqq -Isuas sapopyons seunsye & sopiuos so] ‘sofo soy age ap [e) uod ‘sayred Sepo} Us UYISa sasojoo so] K Zn] VT ‘svapi so[dynur ap uotsosduy ey o}UOUT eB] Us uaqioa1 A ‘usdeu onb apsep oyuewesiaarp A ayUe}SU0D ueyoaze say anb sodiano ap sopeapol uyyse souru SO] ‘S¥sod sv] Ise ou o uesuodsip os ‘O1ag ‘eynpe pepo BT BIsey sauNUIOD sevopt seood seun ouIS as3aTAn} ou enb opout {2} ap outu un e Jauodstp eyrpod as onb ap epnp aqzo ou ‘euad ey asajoaiaul Is % “Zed vaaurtd Jod effo ap OyETWID0U0D UOIETAN} opugno sepiosa1 uepand ou anb saiquioy soysnur Key ou aonb unuics oood peprjens eunsye uo aostdoxy as ouru je anb ap sajue oduiay ojue} esed ‘uapio jo A odtwen Jap onst8er un seaaT] e aoatduia eLiowreur Re] enb ep soyue uourLidut as sounuios X sayuaprao sapeprfend sel ap svap se] onbune X ‘se][a ap asopuyuorstaoide ay e yreBol] o}UaWTENpeIs O[9S “SO}USTUIIDOUO0D soinjng sns op TeLieyeu [9 IINjysu0D op uBiqey anb Svapl Se] ap OUBT] vISe onb resued vred soanour sosod yzpudy ‘opunu je sUusIA opuens oul un 3p opejsa |? sueWIe}UN}e SJapIsuod USINH “9 ‘spndsap soura10A OUIOS ‘SepeLieA oJUOUTLUYUI seAaUeL op S¥.O UD OpEUIquIO. O Op ~eyfdure ejzaqey epand oyuorupuoqua ja anbune ‘sazuan{ sop svjsa ap vu -ngjp 40d pyja ua vseaduny opis vkvy ou anb nunsyp vapl ajuaui ns ua auaiy ou anb v.t9A JO8LI U0d OyUNse [9 Operoptsuod vAey OpueNd ‘sopeusoewye Je 1oua7 surseuy anb soyuatwtfooucs ap esvul ef vos anb epuesd 10d A ‘ugixajfad ns ap soya[qo Ould sepeiapIsuod 9]UdUI Ns op sauoTovredo SE] ep O sopiuas sns ap sojalqo so] ap svapi outs uos ou [9 ud Aey onb SelIeUlsLIo svapl se] Sepo} Js OZan] ouresyp A ‘oyuoTwTpuajua ns ua ajUOUT -eaysneyxe onbsnq A sojueturesuad soidoid sns e1oinb uamnb auturexg “sourured sop sojsa ap oungye 10d educa ou enb ayweu! e.Nsonu ua epeu soutsus} ou enb & ‘svapi ap uorstaord e.ysonu vpo} UsueTUOD seTja anb SoWarLIqndsap ‘souo}oulat A SaUOLIBUTGUIOD ‘SOpOUT sosiaaIp sns OUIOS Js sajuany sop sejso ayuoureja[dutos opeuruexe souexey opueny “sauo19 -viado svidosd sns ap seapt se] ojuatumpuazua jp vasiununs aqua mys ‘sonosou ue usonpoid soja aonb sauoldaosed sayuero}ip sey sepoy wos anb ‘sajqisuas sapypiyona sj ap seapl se] ajuai vj D UDAIsTUTUNS soUarxA soralqo soT ‘sayuany sop sejsa op vung[e ap eqisa1 ou anb svap} se.y0 ap Of8Nsaa JoueUt [e eesod ou oyueTwpusjue jo ‘undo Tu Ug *S “ovUSTUNeS -ued ambyend ap 120.19 uepend anb pmyambut ey o uorayysiies eB] OUD WIDOTOOIS VI Ad VIRIOISIH AG SVUNLOAT OL JOHN LOCKE 77 blanco y el negro hasta hacerse mayor, no tendria mas ideas del rojo o del verde que la que tiene del sabor de la ostra 0 de la pifia quien no las ha probado nunca en la infancia. [Lockg, J., An essay concerning human understanding (2 vols.). Ed., J. W. Yolton. London: Dent, 1967 (vol. 1, pp. 77-79). Trad., E. Lafuente.] GEORGE BERKELEY (1685-1753) De origen irlandés, Berkeley fue nombrado en 1734 obispo anglicano de Cloyne, en su pafs natal, tras un fracasado intento por fundar un College en las Bermudas y después de haber sido profesor en el prestigioso Trinity Colle- ge de Dublin. Su produccién de interés para la psicologfa versa sobre el pro- blema del conocimiento y la teoria de la vision. Llevando al limite los principios epistemolégicos empiristas —la funda- mentacion del conocimiento en la experiencia—, Berkeley desemboca en una perspectiva solipsista. El solipsismo es la teoria segtin la cual los objetos slo existen en nuestro pensamiento. Berkeley la defiende afirmando que, puesto que sélo contamos con la experiencia sensorial de los objetos, es imposible demostrar que nuestras representaciones mentales (ideas) corresponden a objetos externos (cosas), por lo que aquéllas son lo inico que poseemos como conocimiento del mundo. En el texto seleccionado, el autor razona su postura. Notese que la posicién de Berkeley borra la distincién entre «cualidades primarias» y «cualidades secundarias» de los objetos. Esta distincién habia sido formulada por Locke y se recoge en el texto de Galileo seleccionado en este mismo libro. Para Berkeley, las cualidades primarias no existen sin las secundarias, de modo que no hay razén para considerarlas reales, y por tan- to los objetos a los cuales pertenecen esas cualidades tampoco son reales. Ahora bien, esto puede conducir al escepticismo: si no existe la realidad obje- tiva, no hay ningtin conocimiento al que quepa considerar verdadero. Pero Berkeley no desea defender una posicion escéptica, y por ello intenta evitar el solipsismo radical acudiendo a la teologia: Dios garantiza que nuestras ideas son cosas reales, pues la mente divina las abarca a todas (las piensa permanentemente) y asegura asf su existencia objetiva al margen de que nuestras mentes individuales las contengan o no. Lecturas recomendadas BERKELEY, G., Tratado sobre los principios del conocimiento humano. Madrid: Alianza, 1992. Este es el libro completo del que se ha extraido el texto. Su lec- aLoUl eIouRisns wun elo} 10d J9puajua soulaqap ‘ore 10g “vuaIDUt uewre] onb e ojuesuad-ou efoueysns eun Ud ‘o]UeUI BT ap o]USUTa]UeIpP -uadaput uaistxa anb sesoo ap sauadeurt 0 sauo;oejuasaidat uos seLeul -lid sapepryeno sey op seapt se.rysonu anb wousrueur o1ad foprqiosed ou 0 dqueul e] ap erany o1s1xo aonb o8fe ep soue#vurr uos ou seisa ap soursuay enb seop! se] onb uadouocsy ‘syutap & satoges soy ‘sopruos soy ‘sa10jo> SO] OUIOD ‘saqIsUas SapeplTeNd sPULap Se] SepO] UapuaTuS sepuNses se| dod ‘oraumu Jo £ ‘pepyiqe.zjauedur o zapros ey ‘osodas Ja ‘oyuatwutAouL JP ‘Vandy ey ‘UgTsus}xe e] USpuaTjUD seroUULd sey 10g ‘spiuDpunsas K spi -puijid sapeptfend a.ud UOTOUNSIp vuN udda{quIsa anb sounsye Avy tJ “uaqioied sey anb sajuesuad sesoo 0 sojuaul sey ap eiony vuNzye efousystxo ueasod anb ajqisod sa ou 4 ‘[oprqioied zas] idi94ad ns sa [as] assa ng ‘9[qistfayurut ausue}a[dwoo eisai oul ‘sepiqiosed Jas ap oYDay Je OD eUNZe ugIO -B[Al UIs ‘sepesuadull sesoo ap vnjosqe eIoUDIsIxe eI ap aoIp as onb o[ send ‘sojuefauias souorsaidxa seajo A seis9 uvetdura os opuens Japuayua opand of anb of opo} sa oisgq [-"] “efopugiqrosod oysay ap visa mitt -Jdso oo unsle anb o ‘eprqio.ed eLipod ‘orpnysa tu ua OAanu ap e.re.nUa of Is ‘anb sa opuarorp eyiisa of anb oj ‘ajstxo esaur ey anb esalip orpmsa TUI ap wrong OA OpuL}so Is X ‘oyUATs EB] A ODA ET ‘Sd OJSO ‘a]SIx9 —OSIP— 0q -uose aonb x] ua esaur ey [""] ‘eqioaed sey anb ayuour eun ua outs ANsIxe uapend ou ‘(uesuodutos anb soyafqo eszombsopens ‘Dap $a) sv.10 Woo seun uoUTqtuoS A usjozeu as anb wiamnbouros ‘oprues je ua sesaiduit svapl 0 souoloesuas selva sey aonb ajUaplAo sous adered ou X “eaNTUIpE opunur [9 Opo} anb ose sa ‘ayuaul e] UIs UdIsTxa UOTeUIseUN ef 10d SepeULLIOJ Seapl Se Tu ‘sauorsed sey Tu ‘soyuoruresuod so.nsanu Tu ano forz1] oqwouL eR] ua WoaIstxo ojos sesoo sey “Bago ns epo} eztjeue anb ‘sgpueyit oJosopy J? e4gos elyeisouow euaNg BUY “pR6] “eZURITY :PUpeW “ajayag “QO “f ‘Wosan ‘Aa|aY1Eq_ ap OWATUTDOUOD [ap BLA} e| B OPedIpap FIS2 wd -Ise[d vigo ajueyodurt esa ap (ggz-7¢7 “dd) AT oynydes gq “9G6T ‘voTUIQUODT BINYND op Opuoy :oo1xgW “[] [OA “OluazUII0U0D Jap DULa|qo4d JY “| “ATAISSVD “OJOSOTY [PP SBIISEq SeOPT se] Be UO|ONpo.nUI vuang euN spUL -ope adnytsuod ‘ozTT]aW ‘D ‘Jouedsa sj9npey [ap oso[o.Ad aaarq [_ ‘opeuapso Anus oarisodxo opnsa ns 4 [188 se Aapayseg ap esoid ey onbsod euoure sa vim) VISOTOOISd V1 Ad VIAOLSIH Ad SVANLIAT os GEORGE BERKELEY 81 e insensible, en la que la extensi6n, la figura y el movimiento subsisten de hecho. Pero [...] resulta evidente que la extension, la figura y el movi- miento son tinicamente ideas que existen en la mente, y que una idea no puede parecerse mas que a otra idea; y que, en consecuencia, ni ellas ni sus arquetipos pueden existir en una sustancia no-perceptiva. De lo cual resulta claro que la misma noci6n de materia o de sustancia corpérea implica de suyo una contradiccién. Hay quienes afirman que la figura, el movimiento y el resto de las cualidades primarias u originales existen fuera de la mente, en sustan- cias no-pensantes; y quienes afirman esto reconocen al mismo tiempo que los colores, los sonidos, el calor, el frfo y otras cualidades secunda- Yias semejantes no existen fuera de la mente. Y nos dicen que dichas cualidades son sensaciones que tinicamente existen en la mente y que sélo dependen y son ocasionadas por el diferente tamajfio, textura y movimiento de mintisculas particulas de materia. [...] Ahora bien, si es verdad que esas cualidades originales estan inseparablemente unidas con las otras cualidades sensibles y no son susceptibles, ni siquiera en el pensamiento, de abstraerse de ellas, se seguira claramente de esto que sélo existen en la mente. Quisiera que todos reflexionasen y trataran de ver si, mediante algtin tipo de abstraccién mental, pueden concebir la extensién y el movimiento de un cuerpo, prescindiendo de todas las demas cualidades sensibles. Por mi parte, yo veo con claridad que no tengo el poder de formarme una idea de un cuerpo extenso y mévil, a menos que le dé a ese cuerpo algtin color o alguna otra cualidad sensi- ble que se reconoce como existente s6lo en la mente. [...] (L)a extension, la figura y el movimiento, abstrafdos de todas las demas cualidades, resultan inconcebibles. Por tanto, alli donde estén las otras cualidades sensibles, también deberdn estar las primeras; y su lugar habra de ser la mente, y ningtin otro. C.J Pero aunque fuera posible que existieran fuera de la mente sustan- cias sdlidas con figura y con movimiento, que se correspondieran con las ideas que tenemos de los cuerpos, ¢c6mo nos serfa posible saberlo? O bien tendria que llegar a nuestro conocimiento mediante los senti- dos, o bien mediante la raz6n. Por lo que respecta a nuestros sentidos, mediante ellos sdlo tenemos conocimiento de nuestras sensaciones, ideas, 0 aquello que es inmediatamente percibido por el sentido, llamé- moslo como queramos; pero los sentidos no nos dicen que las cosas existen fuera de la mente, ni nos dicen tampoco que hay cosas no-per- cibidas semejantes a aquéllas que percibimos. [...] S6lo nos queda, por [Oz °O “PeAL “(60T-80T 4 $9 ‘19-6¢ ‘9S-S¢ dd) 7661 ‘ezuerY :pupeW ‘OUDLUNY OJUAIWUIDOUOD Jap sordioulid SO] a4gos OpvyvAL ““D ‘KATIMUA] “onjosge Ua [ead OJUATUITIDOUOS UNSUTU 199S0d ap So1J019 4e]sa UOJerpnd ou ‘sajvas spsoo UOd eypuodsaLIOd as Is Jva4 ASTI -aptsuod eypod o[gs oyUetutID0U09 ns anb K ayuaUuI e| ap B1oNy UeTISIXo sa[ear sesoo se] anb uoresuad sarquioy so] sequatul sang ‘owsio1daosa [ep eurstur zyet Ee] sa [**] osq “smdsa 10d seprqrosed sas op ef ap BUT) -sIp ‘Teanyeu BIOUSIsISqns BUN SBUISIU Is Ua UsUaTT sayuesuad-ou sesoo sey onb opionpep ey as ojfa ap 4 ‘oyueur e| & JOLIO}Xo A joad BO A ‘oyUOUL P| 9p oNUap o ‘ajqisyaju2 euN :opyuas Jap sojalqo soy ap eIIUO}SIxo a[qop eun Avy onb sjduodns [e sosox8yjod Anur saioi1a & sopeadl] opis souray A ‘opipunjuos £ oppaimoso Anur o}sIA BY as seI[a ep OyUATUNIDOU0D oxjsanu ‘sayuesued-ou Sesoo O S¥apt Se] & a1a]JeI as aonb oj 10(g) [""] Cv] “eIUd.LINDUOD ns uts aidwats uesznpoid as ‘soyjanbe urls sadaa e uaonpoud as seis9 anb opout ourstu jap ‘anb ajqisod sa sand ‘seapr se.ysenu ap ug1sonp -oid ev] vied souia}xa sodiand uaystxa onb 19uodns o1resadau sa ou aonb aJUOPIAS eINSaI [eNd OT aq ‘seTja & uafaurese as onb soutayxe sodiano uejsIxo Ou onbune ‘souraua} eioye anb seapt se] 10d sopesaye soureas anb ajqisod sa anb (a[qnnosrpur o8je ole ap soey ‘seulap A sersejuEy ‘soyons so.jsonu Ud Iesnj euat) anb oy A) supe OpunuT Jo opoy, gseept sensonu A sodians soy oud elesodou UgTxsuUOD euN eAeYy anb opIp -uajaid uvy spurel eLiayeur ey ap sorosuayap souIsTUI so] eIsey OpueNd ‘soumqioied anb oj ua asopurseq a1UaUT eB] B SOULIa}Xe sodiano ap eIDUa} -SIX9 B] U9 Jaadd v SOWMONpU UOZeAI Ee] BIpod OWIOS? oJag ‘Opnuas [a 10d opiqioied sa ajuatelerpourny anb of ua asopuyseq ‘uaystxa sesoo seyoIp anb PALiojut Teno ey ‘Ugzer eB] o1UeIpeut OplMbpe sas ap BIqey ajso ‘seu ~49}X9 SESOD SE| ap OPWATWUTIOUOD UNZye soulsus} Is onb senquaar ‘oUL} WOOTOOISd VT Ad VINOISIH 4d SVUALOAT 78 DAVID HUME (1711-1776) Escocés de Edimburgo, David Hume comenzé a estudiar Derecho en la Universidad de su ciudad natal, pero abandoné esta carrera para dedicarse a la filosoffa. Pas6 unos afios en Francia, donde escribié el Tratado de la natu- raleza humana, su primera obra importante, aunque de escasa repercusién inmediata. Con el paso del tiempo, Hume refunde sus ideas en la Investiga- cidn sobre el entendimiento humano y gana una catedra en la Universidad de Edimburgo, y mAs tarde otra en la de Glasgow. Durante algunos afios volve- ria a cambiar de residencia, trasladandose a Paris y después a Londres. En 1769 regresa a Edimburgo, donde —ya retirado— asiste a un rdpido creci- miento de su fama entre los pensadores liberales e ilustrados, de los que él mismo es un representante conspicuo. De hecho, durante la ultima etapa de su vida Hume es especialmente estimado por los circulos politicos y sociales de las capitales europeas intelectualmente més activas en la época. Al igual que Berkeley, y como representante de la filosofia empirista, Hume cree que no hay conocimiento més alla de la experiencia, y que el conocimiento se basa en asociaciones de sensaciones. Hume no acude a la mente de Dios, como hacfa Berkeley, para salvaguardar la existencia de un mundo objetivo. Hume quiere evitar el escepticismo recurriendo a una filo- sofia practica que renuncia a las certezas absolutas y se contenta con una fundamentaci6n verosimil de la moralidad. Pero el] texto seleccionado no pertenece a los escritos morales de Hume, sino a uno de los escritos representativos de su epistemologfa empirista. Los wo empiristas pueden verlo como una reduccién al absurdo de dicha episte- mologia, porque en él se defiende que el yo no existe como tal, ya que se reduce a un goteo de sensaciones inconexas. Es interesante, por otro lado, comparar esta perspectiva con la de Kant, que estudiaremos més adelante. Para éste, el yo funciona como un principio activo que garantiza la unidad y ewganizacién de la experiencia, aunque él mismo no pueda ser objeto de nin- guna experiencia (de ahi la imposibilidad de un conocimiento cientifico so- bre el yo). Para Hume, en cambio, el yo no es mas que un escenario donde tiene lugar la representacién de las experiencias sensoriales, que se organi- zan por si solas en virtud de las leyes pasivas de la asociaci6n. ‘ AB otis net ion tes all = => = = 7? s = _ a _ aD | = 7 ee al Bs a] ap osimosue.t) [2 Opo} aUeNp s[qeLeaur JoosueuLied eyragep ugiserdury eso ‘oA [op evapl ke] eseuoIseso vremnbyens ugissidut eun Ig “Wsroljer as ajuaureisondns sauotsaiduit sestaatp sexsanu onb of & oyjenbe ours ‘ugiseidwit eunsutu so ou euosiod e] 0 O4 [2 Olag ‘Tea vapt Epo} oUOTS -e90 anb oj uoiserduat un Jas op eH “a[qisrpat 2 ezepo 10d e8uay as oA [Pp eapr e] onb sowasonb ts ajuewreptesadou eysondsai rep aonb Avy onb R] B UOSono wun so o1equie uls A ‘soysaytuvUI OpiNnsge A UgIOOIpe.yUOS UIs UQHseNnd eso ve Jopuodsai ajqisodul sq ¢vepl esa asieALIop elIp -od ugisaidu gnb ap? ‘enbiog “ea1dxe as ynbe ungas of Jap vapl euns -ulu sourous} ou A ‘Joary ns ua eBaye as onb euatiedxa euISIU eT B SPL -BU0S UOS SoUOLLULIE sepuNjor svjsa sepo} ‘ajUSUTepEloLIsseq ‘o\so ap sourepnp Is soineas 1e}sa sourepod onb oj ep epeu Aey Tu ‘sayuatosuoo syUSWIeWIUT Ue} SOWIOS aonb Jep oysey un ap ugleljsoulop vun IBA -Liap apand as tu anb ed ‘elouapiie ns Iey[Iqop elias 0jse syu TeysOWep qeyoyu] seoefd ns 10d uaiq ‘Aojop ns tod uaiq ‘od Ja argos eloUeN{sUt Ns Iesapisuod ev uvsyqo sou X ‘oyUtesuSIUT se eIefy OUTs UedeY ou ‘vapr e189 op SOULoeNSIp op TeBn] Ua ‘—uso1p— vyUEIOIA seul UOIsed R| ‘along syur ugTowsuas eT “eayied peplordums ns op Ouro pepruspt Byapiod ns ap oyu} soinSes uyIse ‘UOIOesOWAep JamMbyens ap evousp -lnd P| ap ele seur ‘anb & ‘e1ouaistxe ey Ua UO|OeNUTIUON Ns A eloUa)sIxo NS sourejou aonb ‘OA O7]sonU SOULUIETT anb O] Op OJUSUIOW Opo} Ud $o}UsI9, -su0o o}UaUTeUITTUI Souos anb ueUIseu] anb sojosg[y sounsye Avy leet] of pop visisidura ugrodeau0s euy) ‘auianul ef ap apsoq je auNyy un 30d opeziear eprAa eidoad ns ap oye[er ojffouas X anarg Uf *Sg6I ‘eZURTTY :PLIPeW ‘ypl4 IW “Cd “AWOH “sees ap “f ap O80|9d a[qepueuosay ‘seapl sns op vinpew ugIIsodxy “O86I ‘BZURTTY :PlpeW ‘ouvIUNY O}JUAaIUIIDOUOD Ja a4gos uolvsysaauy “q “AWOH “(Zee-687 “dd) o1mND o1qrT PP A onde Ja ue eyey as oumnp ep OlerEsued Py ‘OgET “BOTUIQUODA BATY[ND ep OPUO :OO[XZW “IT [OA ‘OMUanUI20U09 Jap vutagoad JT “A “UAUISSYD *« [aiengey “a “peat (10¢-667 “dd) 6961 ‘umn8ued :xese[pplW ‘quomspuouley “oussop ‘9 “gq Aq uorSnpoxuT ue WIM papa ‘aanjou upiuny fo asitpaa y “q “‘awoy] ‘oysandwiod ¥4se anb soy ap sayeLiayeur soy ap fu seuoosa s¥ysa UejUasaidal as anb ua 1e8n| Jap UIDOU eJOUIAI SBUI ey sowiausy ou A ‘ajuaur ey a{nqnsu0s anb 9] Seaisaons sauojodaosad sey ops HOS ‘SOUIE}USEIOSap aqap OU O.Wve} Ja UCD UQ|ORreduIOD eT ‘pepriuSpT eso A peproryduns eso reuse & sJUOUITeANJVU SOUtaysa aonb soysandstp -aad Anui tod ‘sayuesay1p soyuaurowr ua Povpijuapi tu ‘opep oyaurow un YIDOTOOISd VT AC VIMOLSIH AG SVANLOAT 98

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