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Pritirre DescoLa Antropologia de la naturaleza IFEA de Estudios Andinos Liuvia Editores Coleccion Biblioteca Andina de Bolsillo - [FEA n° 19 Coleccién Alasitas - Lluvia Editores Edici6n original en francés: Par-dela la nature et la culture, Le Débat, mars-avril 2001, n° 112, pp. 86-101 Anthropologie de la nature, Annales HSS, janvier-tévrier 2002, n°1, pp. 9-25 Disefio de la caratula: Ivan Larco Cuidado de la ediciéu: Clelia Gambetta Gibert Traduccién: Edgardo Rivera Martinez Derechos reservados Philippe Descola De esta edicié: Instituto Francés de Estudios Andinos Av. Arequipa 4595 - Lima 18. Pert email: postmaster@ifea.org.pe / web: www.ifeanet.org, Lluvia Editores ‘Aw. Inca Garcilaso de la Vega 1976 Of. 501 - Lima. Perti email: Iluviaeditores@earthlink.net ISBN: 9972-623-23-8 Hecho el Depésito Legal Nro, 1501152003-4824 Impresa en el Pert indice Mas alla de la naturaleza y lacultura . Un cambio de cosmologia .... Antropologias materialistas, antropologia simbélica La identificacion: semejanzas y diferencias Totemismo y animismo Elanalogismo . El naturalismo Antropologia de la naturaleza ... 32 36 4B 46 El Museo de Historia Natural de La! Plata capital de la provincia de Buenos'Aires, ofrece una excelente imagen del mundo tal como lo hemos concebiclo por largo tiempo. Po encima del peristilo neoclisico de la entrada, una fila de nichos acoge bustos de sabios ilustres que. cada uno en su época ya su manera, contribuyeron a dar al hombre un lugar en el sistema de la naturaleza. Los rostros de Buffon, Humboldt, Lamarck, Cuvier, d’Orbigny Darwin o Broca estan alli para recerdar al visitant. cual era la intencidn del musce cuando fue levantade en el tiltimo decenio del siglo XIX: hacer prevalecer la ciencia sobre la religién recorriende ta larga historia de los seres organizados, inseribir tas producciones humanas en el curso majestuoso de la evolucidn de los organismos, dar testimonio de la inventiva complementaria de la naturaleza y de la cultura en la creacién de las multiples formas en las que se refleja la variedad de los seres existentes en el Philips Desvvla tiempo y en el espacig. Pero es diticil coneretar semejanteambicién, y, cn el Museo de La Plata como en tantas otras instituciones similares, la disposicion de los lugares defrauda la esperanza que habia podide hacer nacer la contemplacion de les figuras totemicas bajo cuyos auspicios se habia colocada el ran proyecto de sintesis. La planta baja esta consagrada enteramente a la naturaleza: 4 partir de una rotonda central se desplicgan en forma radial galerias polvorientas y mal alumbradas de mineralogia, de paleontologia, de zoalogia o de botinica, de una riqueza probablemente sin igual en un museo sudamericano. Millares de especimenes un poco apolillados son oftecidos a la curiosidad de los escasos aficionados, repartidos sensatamente de acuerdo con las grandes clases de la taxonomia de Linneo. Hay que subir al segundo piso para ver humanas, 0, mds exactamente, residuos esparcidos de sus culturas materiales —vestidos, cestas 0 puntas de arpon— y ejemplos de su curiesa propensién a modificar su propia naturaleza: craneos delormades, dientes incisos, tatuajes, escarif formas de marear el cuerpo, de las que José Imbelloni, uno de los fundadores de la antropologio argentina habia hecho su especialidad. Por razones obvias, predominan artefactos de los pueblos amerindios. En el piso de la cultura, sin embargo, las clasificaciones no ofrecen el hermoso rigor que reinaba en las colecciones de la planta baja. Con los faciones y otras Mar tla te i mation we caetone misteriosas, Hamadas Patagénidos, Fuéguidos + Amazonidos i distribuyen los objetos y las culturas segtin su escalo terios somaticos que distinguen a entidades se combinan critering diacrdnicos que de dignidad en una supuesta evplucién hacia | civilizacion: las mas hermosas salas, los mas grandes esfuerzos pedagogicos son los dedicados a la cerimica y a tos textiles andinos, mientras que los pobres testimonios de madera y de fibra dejados por los pueblos de los bosques y de las sabanas seven confinados a vitrinas tambaleantes con la nicos carteles, El mensaje es claro: aqui reina atin una én, una diversidad testaruda, que la etnolosia no ha podido desenredar con el sistematico modo de que han dado prueba las ciencias de la naturaleza contus Por caricaturesco que parezca este microcosmos de dos pisos, refleja bien el orden del mundo que nos rige desde hace por io menos dos siglos. Sobre los cimientos majestuosos de ta Naturaleza, con sus ostensibles subconjuntos, sus leyes sin equivoco y sus limites bien fijadtos, descansa el gran cajon de sastre de las culturas, la torre de Babel de las lenguas v de las costur bres. lo propio del hombre incorporady a la inmensd vatiedad de sus manifestaciones contingentes. Por cierto, son numerosos los buenos espiritus que concuerdan en ver en este curioso edificio algo asi como una ilusion de perspectiva; el mundo se convierte en naturaleza cuando lo consideramos bajo ef aspecto de lo universal, se hace historia cuando, ly examinamos bajo Jos aspectos de lo particular, En palabras de Heinrich Rickert, quien fue uno de fos primeros en) feorizar sobre las consecuencias episl Gta cosmologia de dos planos, el objeto os unica, Pere es aprehendida de dos maneras: por la santo Zacidn cuando uno se sittia en cl vista de Tas crencias de la lezap individualizacién cuando se opta por abordarlo a travds de las ciencias de Ja cultura,’ Pero esa sutileza general Kantiana nos os de magra ayuda en nuestros coticianos, en esas clasificaciones ontolégicas con las que operamos en todo momento con ef bello automatismo nacido de una larga interiorizacién det esquema dualista. He aqui un tapiz de jacintos, un ciervo que brama o un afloramiento granitico: es la naturaleza. He alli un ramo de flores, una monteria oun diamante tallado: es la cultura, Aquellos existen independientemente de nosotros, incluso si no juicios ignorames que en parte dependen de nuestra proteccidn y de los ambientes que hemos modelado; estos dan testimonio de nuestra industria, de nuesteo simbolismo o de nuestra organizaciin social, incluso sino hemos creade su materiaidad primera. En el pequeio museo interior que nos sirve de plantilla para orientarnos en el mundo, casi no ducdamos en 1 Heinrich Rucxrsy, Sewn fe culture of science ae Ia nature, segue por Toric de fa dijiautuo (traduccion de: Anne-Helene Nicol), Pats, Catlimar, 1997, p46 colocar lox primeros entre las colecciones de botanicgy de zoologia ode mineralogia, a los segundos en elg rubro de las bellas artes, de la Sociologia & de la historia de las wwenicas E desde hace bastante tiempo para abrir pas verdad también que se hacen estuerzos ajes entre fos dos niveles. Algunos guardianes del piso de La cultura hacen notar que sus colegas de abajo son tambien humanos, con una historia, Jenguas, prejuicios vy opiniones, y que el s stema de ta naturaleza que han elaborado es completamente cultural ya que, muda y sorda, la naturaleza no se expresa mas quea travis de portavoces autorizados, Detras del estandarte de la historia y de la sociologia de las ciencias, el piso de las convenciones humanas ambiciona, pues, anexarse una buena parte del ambito reservado a Ja naturaleza, no sin una viva resistencia de parte de aquellos que protegen las escaleras contra las infillraciones de toda clase sociales. culturales, econémicas 0 politicas- que podrian contaminar fa robusta trascendencia de las leyes de la materia y de lo vida! Sin embargo, si semejante ofensiva ha comenzado ya a ampliar el perimetie de las cien. fas también con unr ties y Humanas. che siduo de obstinada factualidad ante la cual la vanguardia de la cultura se siente asaz desconcertada. Los sacidiogos de las ciencias han 2 FL caso Sokal ua olrevnls rvaentemente aa ilustracién fest ipo de escacainuaa el ye aad smplar 18 Phitiype Descote penetrado en tos laboratorios y han descrito su arquitectura y Sus usos, han sondeado las practicas, valores y mentalidades de los cientificos, pero bajo Ja mirada de los observadores observados, dados a luz por dispositivos experimentales y sistemas de inwestigacién que no pueden ser ya mas humanos, las moléculas, los quarks, las proteinas, los planefas o las hormigas, parecen entregados a sus pequetios asuntos como si nada pasara. Decir que la naturaleza es una construccién cultural supone, en efecto, que la cultura construyea partir de materiales que ella misma nv ha proporcionado, que filtra, codifica, reorganiza o descubre entidades y propiedades primordiales indiferentes a sus intenciones. A pesar de estas grandes maniobras, la estructura de nuestro edificio no ha cambiado mucho, por lo tanto: los humanos han invadido en efecto una parte del piso inferior, pero se han visto obligados a reservar algunas salas para fendmenos sobre los cuales no tenian poder. Desde Darwin, Mendel y sobre todo Spencer, los conservadores de la planta baja se dedican también con mucha energia a ampliar su Ambito de competencia en detrimento de los saltimbanquis que se agitan arriba, Los enigmaticos comportamientos que tienen ocupados a antropdlogos, sociélogos ¢ historiacores, las costumbres curiosas o escandalosas que se destoman en describir y contextualizar, las instituciones para las cuales proponen tipologias sin cesar rehechas, tado ello descansa, se nos dice, sobre 16 Mutt te fa atures be etltson algunos resortes naturales bastante simples que los turiferarios de las humanidades se obstinan er no ver, cegados Como estin por su animesidad contra ¢] método cientifice y por su desen de conservar un territorio autonome, sin embargo| ahogado en la confusién, y tertitorie de vendetas permanentes Para qué escribir gruesos voltinenes sobre los sistemas de pareatesco o los mecanismos de control del poder, puesto que la sexualiciad y la dominacién, tanto en los humanos como en los no-humanos se explican siempre por la ambicién de maximizar una ventaja reproductiva, es decir de diseminar los propios genes con la mayor tasa de éxito? ¢Para qué tratar degcomprender la simbélica de las prohibiciones alimentarias 0 del canibalisme ya que esas practicas pueden explicarse muy simplemente por el encuentro de las exigencias del metabolismo —necesidades de calorias 0 de proteinas— con las imposiciones ecologicas que pesan localmente sobre el aprovisionamiento de alimentos? ¢Por qué, pues, describir y analizar la diversidad de las manifestaciones autorizadas 0 prohibidas de la violencia si esta no es mas que el retloja en Tstteaa de fas pasiones de comportamientos adaptativos desarrollados en el curso de la hominizacisin? Vale mas la verdadera ciencia, envuelta en mediciones y estadisticas, que se empefa en desvelar las causas naturales y las funciones biolégicas, lejos de la hermenéutica 7 Potipre Deseola mal llamadas brumosa en que se complaceri las cionviag deel cultura, A quien hace netar que ke vevelncidn ce una causa de uma faneidn --bastante hipotdticas atin a fa tue del estado acta! de la genética 6 de la teoria de fa evolucidin— no permite Je ningtin modo dar cuenta de fa diversiclad de Ins as par medio de las cuales estas s¢ expresarian, se le objetaré que esta pequeha perdicta de complejidad es por completo transitoria, y que las ciencias de la vida poseen estados de servicio le cificientemente sélidos come para poder verlas aportar wn dia una respuesta a muchos otres en}egmas dela cultura. Vista desde fa planta baja, sin embargo, va pesar de la esperanza que acarician algunos de iencias formas institui Convertir el piso superior en un anexo de I naturales, la disposicién de nuestro museo coxmologico nese ve realmente trastornado: fos mas vedientes sociobiologistas, los deterministas mas anaticos, coinciden adin en que ciertas provincias de I actividad humana, en primer lugar el arte, permanecen fuera de su aleance, Los protagonistas te la "guerra de las ciencias” tienen asi el mérito de na luz. los defectos mas saltantes en el mostrar a pl jcondivionamiento interno del edificiy dualista y, cobre todo, la imposibilided de trazar en él una Frontera consensual entre fo que pertenece a la naturaleza y lo que pertenece a la cultura. Sin embargo, tanto unos como otros se fas arreglan Buy bien con la disposicién de los lugares, prefiriendo Is Mids aera fv utnaterse we da eeecrnirae algunas ganar devastade al completo abandone del teatro d operaciones.’ jas territorialesen un campo de batalla Un cambio de cosmologia Apostemos, sin embargo, a que est construccian de dos pisos parecerd tan anticuads nuestros descendientes, dentro de algunos decenios. como lo es ahora para nosotres el museo de La Plata No hay’ ninguna audacia en esta prediccion, pues Las senales adelantadas de_un desgaste de nuestra Sgumelgn sn Ya Bisa ibs La mas destacada G que mas atraclaatenciin de los gobiernos v de tox ciudadanos, es por cierto la creciente preocupacion frente a fos efectos de la accién humana sobre el medio ambiente. Por to demas, la eleccién misma de la designacién de “medio ambiente”, preferida a la de “naturaleza”, indica ya un deslizamiento de perspectiva; en su sentido mas corciente, a naturaleza era antropocéntrica de manera cart clandestina, en la medida en que abarcaba per pretoricidn tn mbito ontoligico detinido por su falta 1 La mtable escepeioin ste Beane Patou de Sus tunics qui, partial el esto ae hs hibris che nataetes » Jinan pruslsictdios por loses Le tecas, se interesan nas bye Ios proceatinnontoseatistribuciin yale operant fis hspartiones ata Bran Lawes. P Wont Pa shes le Bas Win po meat ee ls case “pecouvencionales;f. parenmph Mtuquve de Th vtiurs Compact faucet Hes sc a Exsconverte, BA Ww Phitipp: Bes de humai se_desta expresion acl —sin azar niartificio—-, mientras que a claramente el antropocentrismo de la “medio ambiente hombre. De ly estratostera a los occanes, pasai Por los bosques tropicales, nadie lo ignora en la actualidad, nuestra influencia sv hace sentir por doquiera, y por lo tanto se admitira sin dificultad que, alestar nuestro entomo ” natural” antropizado por doquier en diversos gracius, su existencia como entidad auténoma no es mis que una ficcién filoséfica. Hay otra dimension de la naturaleza que se halla, de modo mas particular, puesta en cuestion por los progresos de la genética, es el sustrato biolégico de fa humanidad en cuanto materia, forma y proceso totalmente ajenos al control domesticador de la educacion y de la costumbre. La importancia cada vez mas evidente de la epigénesis en la individuacién, ef desarrollo de la reproduccién asistida, desde la fecundaciin in viirv hasta el clonaje de mamiferos, el perfeccionamiento de las téenicas de injerto y de trafsplante, la abierta ambicién de algunos de intervenir en el genoma humano en un estadio precoz de la embriogenesis, todo ello, ya sea que se lo deplore o se lo celebre, torna menos nitida que antes la separacién de derecho entre la parte natural y la parte cultural del hombre. La opinién publica ha percibido por lo demas que se hallaba en curso un cambio radical en este ambito, y que sibien 20 y' T Te Aristételes en cuanto sv hella habitado por ef fa inquictud gue manifiesta trente al clonaje reproductive, a los riesgos climaticos y a los organismos xencticamente modilicados se expresa sobre tody en términos ¢ticos v politicos, manifiesta también un desconcierte tredte a una nueva distribucién ontologica que va ne respeta las antiguas certidumbres, Si ef siglo XIX habria enterrado a Dios y el XX, segtin se dice, ha borrado al Hombre, ghava el XXI desaparecer la Naturaleza? Sin duda nadie piensa seriamente que la fotosintesis, fa gravitacion o la embriogenesis van 9 desvanecerse porque fa antropizacién del planeta y de los organisms ha aleanzaclo niveles no igualados hasta el presente. En cambio el concept de Naturaleza, por medio det cual los estudiosos que se ocupan de estos objetos calitican atin por costumbre su dambito general de investigacion, parece maltratado por pequeiios deslizamivntos ontoldgicos que le hacen perder su hermosa unidad anterior Tomaré tres a manera de ejemplo, y que conciernen una de las fronteras mas Asperamente disputadas entre la naturaleza v ta cultura, es decir fa que separa a ta humanided de le animalidad. E primer ejemplo proviene de los juristas, atentos por profesion a la evolucisn de las costumbres y a su traduccidn en las normas que rigen nuestros estatus nuestras pi ticas v nuestra relacién con el mundo: A mil leguas de los debates filoséficos sobre los a : ah Phitippe Be derechos de Jos animales, que oponen a los partidarios de ta deep ecology o de la libecacién animal a los defensores de! humanismo kantiano, un profesor de derecho ha mostrado hace poco, en una crénica del austero Recueil Daliez que, al menos vn ol dvrecho francés, los animales domésticos, domesticados o mantenidos en cautiverio, poseen ya derechos intrinsecos con el mismo titulo que personas morales, en cuanto la ley les reconoce un interés propio, es decir diferente del'de su amo o ducio habitual, y que les da una posibilidad técnica para defenderlo.’ junto a los crimenes y delitos contra las personas, contra los bienes y contra el Estado, el nuevo Cédigo Penal ha creado en efecto una cuarta categoria de intracciones, esto es contra los animales que, si bien no son domésticos, mostrando as definidos todavia como personas a plenitud, estos “peemanos infcriores”, para retomar la expresién de Michelet, no son ya considerados, desde el punto de vista del derecho, como bienes, es decir como cosas. Si se sigue a Jean-Pierre Marguénaud este estatus jntermedio est lamado a evolucionar rapidamente en el derecho penal hacia una personificacién mas marvada, yal gue nada seo} sapimales salvajes se vean investiclos de personalidad juridtics aTa manera de toda persona moral psi le reconoce un interés propio y posibilidades-de fe Mt oec o..b0, ha persnamaltejariiqaeedtes animows! 1998, pp 205-211 Hearst jxweil Datos, esadersys 2 ‘os at fe fh mdr he defender su vjercicio, En cuanto a los brganos susceplibies de representar en la escena juridica e! intends distimty de lo que nuestro autor Hama | “persona animal®, incluso contra los intereses de un amo 0 dueio, existen ya en abundancia bajo ias jones de protecci6n animal. Sin que los profanos se hayan dado cuenta, v on espera de que se constituya una jurisprudencia, los perros formas de las asocia gatos, vacas locas 0 no—, loros y gorilas del zooldgico de Vincennes estarian ahora, por lo tanto. en capacidad de hacer valer us dérechos a ta vida y al bienestar, ¥ ello no ya en virtud de razones humanisticas que justificaba la antigua le Grammont, a saber ef ptiblico esedndalo que podia suscitar su maltrato, sino mas bien porque se_han convertido sino en sujetos plenos de derecho, ai inenos en Cuasipersonas, CuyaS. prerrogativas se derivan claramente de las que feclamamos para nosotros. El segundo ejemplo proviene de ta psicologia experimental, Los psicdlogos del desarrollo s interesan desde hace ya tiempo en la expre: }ON eN fos, nies muy pequeios, en Jo que convencionalmente se Hama fa teoria de hy mente, es decir by aptilund ster en tre estades mentales idénticos a los propios. Se admitia corrientemente que esta aptitud era caracteristica de la especie humana, probablemente vinculacta con el lenguaje o la cultura, mientras que se consideraba que los animales no humanos Phitippe Vese interpretaban el comportamiento de los organismos nresentes en su entorno, y sobre todo de sus ongéineres, sobre la tinica base de indicios externos —posturas, movimieatos, sefales sonoras, ete— 1a a partir de la atribucién de estados psiquicos Mposibles de observar directamente: Ahora bien, nvestigaciones recientes sobre los chimpancés han mostrado que no era asi: confrontados con un dispositive experimental ya utilizado ain de probar cn nifios de un aie la capacidad de atribuir una intericion © un proposito a otro, en este caso un mavil desplazandose en la pantalla de una computadora, los siete sujetos animales han reaccionado como Jos sujetos humanos.* Considerada por largo tiempo como un signo distintivo del home sapiens. la atribucién de una intencionalidad a otros deberia, por tanto, ser considerada ahora también como ut atributo de nuestro cercano primo, el chimpancé. El tercer ejemplo se refiere asimismo. a chimpaneés, pero en libertad en su medio original. Los estudios llevados a cabo con ellos por los etdlogos indican sin ambigiiedad no solamente que son capaces de fabricar y utilizar una utileria de piedra rudimentaria, poniendo pie asi en el privilegio del homo faber, concedido desde hace mucho tiempo s6lo al primate huniano, sino también que bandas vecinas de monos elaboran y trasmiten familias de técnicas 5 Clauulia ise y Shaun Niwas, Gaal Attebation in Chimpanzes”, Cognition, 2010 en ef ste web pp. TS Mars te atest ho eatin bien diferenciadas. En la terminologia de los prehistoriadores, los chimpancés poseen asi “wadiciones” diferentes en el ambito de la cultura material, y los particularismo$ téenicos! v de comportamiento propios de cada banda pireden darse en unos cuarenta rasgos distiftives —tipos de herramientas y métados para romper las nueces, téenicas de caza, modos de espulgarse, ete—, todos independientes de las condiciones geograficas locales." Como este tipo de variacidn no puede, segtin parece, explicarse por una evolucién adaptativa de los compoertamiento ecologia, los etélogo a las imposiciones de la se han vista obligados asi ag atribuir a los chimpanceés “culturas” diferenciadase es decir una libertad de inventar respuestas sii generie, a las necesidades de la subsistencia y de la vider comin, primer pase hacia la ampliacién de la culturet al mundo animal. fA Whiten, 1 Geant, WEG. Mv Gets: otis, “Guanes i Chim panes" Naim, BSN, pp. 689-685; ver tambign FrddGric Jun van," Peak son park un systimve techni Comparce”sin Lean Lawes 8 himpanee? Prin re Lasser tba rss aus mses Uoitapnes’ all Fa Devouvere, 1004, pp. 868 slogie et arch adireecisn de, Oeht seve es techniques. Paris Philippe Descote Antropologias materialistas, antropologia simbélica \ don bs cazones que Ahora bien, si se compre han podide empujar a los primatslogos, ios cuales por lo demas se definen de buen grado como antropéloges, a conterir a los chimpancés ta dignidlad de una existencia comparable en algunos puntos a la de los humanos, se puede en cambio interrogarse sobre la pertinencia del térmvino “cultura” empleado para designar este vuelco. Pues si to en fos grandes monos muestran, de hecho, que la cesuira no os va absoluta entre naturaleza animal'y cultura humana, deberian desemboc Guestionamiento radical de esta distincidn, mds bien “que en un compromise por medio de una simple rectificacion de la frontera Si tal no es el caso, sia pesat de las sehales de un deteriore cada vez mas perceptible del editicio ta su estructura persiste como eco en nuestras cosmoligicas y ontoldgicas, sin duda duali clasificacion es en parte porque la antropologia, cualquiera que sea fo andiencia efectiva que tienen en Ja opinion piblica sus hallazgos centiics, ha aleanzade un éxito de talla al legitimar y consolidar el polo cultural de la vieja pareja de la modernidad. Desde Boas y Tylor, en efecto, el problema de las relaciones de continuidad y dliscontinuidad entre naturaleza y cultura usté en el centre del desarrollo de la gm pulso inicial on esta direccidn fue en fs Abe iL rsie S abante ofa ae antropologia, v algunos analistas, Michel Foucault ef primer lugar. no han dudado en ver alli alee ast somo una marta distintiva de esta forma original de conocimiento.” Quizd ineluso habria que decir qu un problema como esto anticipa el nacimiente de | etnolostia si con Lev Strauss, se reconace a Re el mérite de haber fundado vl future campo de ha disciplina al inaugurar ta reflexién sobre to 4g cuestionas que este problema isdita." Es civfto, el arty {o_expansivn colonial se circunstancial: co v Acumulaban Tas informaciones que relatabon le manera _extraha con gue muchos pueblos { promodorios concebian sus relaciones con Ja plantas v Tos animales, tratandoles como si tucras datados de Tas mismas humanos. Se hyo ontonce propiedades gue Jos 21a vlnolog yhe humanos que _no_respetaban las distinciongss suales entre el mundo natural vel mundo social Ca epoca, ademas se prestaba, va que fue oh’ ly gunda mitad delsigio XIX que naturaleza v culture han sido en fin compartimentadas en forma cstric diferenciados. La distincion entre ciencias de | naturaleza v cieneias de la cultura que en ese periode 7 Michel bans sore, fos Mote et Janna. Vas, Goality 1 Uw nein Sauk Heir Hhitiyyne Dose se estabiece va a definir entonces el campo en el cual podira desplegarse laetnologia, al mismo tiempo que se Ja condenaba desde sus comienzos-a no poder aprehender el entorno fisico sino como ese marco extecior de ta vida social cuyos parémetros definen las ciencias naturales: A falta de algo mejor, la antropologia se ha dedicado asia explorar el Ambito de fa cultura que habia recibido en la reparticién, ai mismo tiempo que trataba de acomodarse con esa naturaleza que limitaba su horizonte Se conocen los resultados de este dilema ivicial y es por tanto imitil detenerse al respecto. Ante la dificultad de analizar finamente las relaciones dialécticas entre las imposiciones del medio sobre la vida social y la parte de creatividad que cada sociedad despliega en Ja aprehensién y acondicionamiento de su medio ambiente, la antropologia ha tendido a privilegiar una u otea vertiente de la oposicisn polar: 6 bien la naturaleza determinaba la cultura, o bien la cultura daba un sentido a a naturaleza. De ello han resultado problematicas y programas de investigacion incompatibles. Las antropologias materialistas consideraban el medio fisico o fa fisiologia humana como motores de 1a vida social, e importaban de fas ciencias de la naturaleza modelos de explicacién causales que, lo esperaban, darian fundamentos mas solidos a las ciencias del hombre. Para la ecologia cultural, para la sociobiologia y para ciertas 28 i he We aatianatecae wa ent corrientes de la antropologia marsista, el comportamiento humano, la forma y la sustancia de las instituciones, las cepresentaciones colectivas, » podian ser percibidas a partir de elle como respuestas adaptativas a tos factores limitativos de ung ccosistema, como expresién de constrenimientos engendrados por la‘explotacién de cierte tipo de recursos, o come la traduccién de determinaciones gencticas. Se comprendera que tales aproximaciones hayan pouide dejar de lado el estudio de fa manera en que las sociedades no modernas conceptuatizan su cuerpo v su medio ambiente, excepto para evaluar las posibles convergencias o incompatibilidades entre los Ambitos mareados por la. ciencia y las concepciones marcadas por el prefijo “eto” ethobotinica, etnozoologia, etnobiologia, etnofarmacologia, etnomedicina...) para denotar bien sus estatus local y relativo. At hacerlo, se delimitaban a priori en estas sociedades ciertos campos de conocimiento y de practica de modo que se los hacia comparables a saberes naturalistas occidentales que poseen un valor de patrin, sin preocuparse demasiado por saber si estos ambitos discrctos existian somo tales en das categurias locales ae te pueblos estudiados. A Ja inversa, la antropologia simbélica se ha sesvidonde la oposicidee cutee Tatar Heer-yeultunes como de un dispositive analitico a fin de esclarecer la sigivificacidn de los mitos, rituales, taxonamids, 29 en yyy Desvoe PE EATS TEE concepciones del cuerpo y-de la persona, y tants otros aspectos de la vida social en los give interviene de manera explicita implicita una discriminacion entre las propiedades de las & los fendmenos, segdn dependan o no de un efecte dé Ja accién humana. Los resultados de semejante aproximacién fugron miiy rices en_el plane de La interpretacion mURTaHTA Pero no siempre libres pidjuicios etmocentricos. Pues cuafesquiera que faesen Tes ETuposThumanes a los que se aplicaba esta fornia de lectura, y sus maneras de definir y de distribuir las entidades del mundo, cl contenido de estado de naturaleza en la medida en que*ciertos entidades que pueblan su medio ambiente sv contorman, por el contrario, a los'imperatives de Ie que para nosotros es la cultura. U dotada asi de ta mavor parte de Jos atributos de la sas, de los seres y de humanidad no cs ya una naturaleza, va que esta fondmenos que se distinguen de ta estera de fa accion humana porque peseen leyes de desarrollo propias. La adhesion de numerosal corrientes de la tropologia a una distincién entre naturaleza y cultura, en buena cuenta reciente dn oecictente, y que los conceptos de naturaleza y de cultura utilizados et = muchos pueblos siguen ignorando, pone asi en duda como indicios clasiticatorios se freferia siempre, fi He f en de 0 la pertinencia de los anilisis llevacos a cabo con una ifplicitamente, a los campos ontologicos cubiertos dooce ata cuiva universalidad ne ti no nr por estas nociones en el occidente moderne. Pues ovidente. Claude Lévi-Strauss. fuente de inspiracion bien, como se ha notado desde hace largo tempo, n eer eae ee io rrcblos no modemnos parecen indiferentes ~ para tantos estudios etnoligicos v historicos que usar’ muchos pueblos no modernos pare ‘ esa distineion por lo demas, decia, con toda razon frente a esta divisidn, va que atribuyen a lasentidades | que nosotros lamamos naturales _ciertas metodoldgico.” Frente a las seitales cada vez ma caracteristicas de la vida social: animales plantas, humerosas que dan cuenta de que el esquema meteors o elementos del relieve poseen un alma, es al que esta no podria tener otro valor que el eo en ee iva viven en” dualista resulta tan inadecuado para pensar nuestra decir ptencionalidad subjetiva, viven en propias practicas como para hacerlo con sociedades comunidades arganizadas segun regias, dominan las artes y técnicas de la humanidad, y, en suma, Son abandonarlo por completo. Se plantea, evidentemente concebidos y tratados como personas. Si bien es cierto la pregunta de saber con qué hay que reemplazarlo. que por una curiosa paradoja por largo tiempo se ha No nos aventuraremos aqui a predecir cual podria calificado a estos pueblos de “naturales”, estos no son de ninguna manera reliquias de un hipotético ne mindernas, bay que it 2 adticha mas lejees sri, Ph, 1962. re Frenne 30 Mu Melina 1 entre la ser la forma de un munde en el cual el corte Ja cultura se habria borrado." No es. imposible, en cambio, prescinelir de este corte cuando naturaleza ¥ se reflexiona sobre les medios que ha empleado la humanidad para objetivarse en el munde, tarea que edncierne en primer témino a la antropologia una antropologia renovada civeabjuto no seria ya las instituciones v las practicas clasiticadas segtin su grado de autonomia frente a la naturaleza, formas _y, propiedades de los diferentes sistemas posibles de relacian con ef entorno humano v no Timana, Talos como Tos que la etnologia y la historia Aumana, han comenzado a inventariar. una La identificacién: semejanzas y diferencias Entre las maneras de aprehender y distribuir las continuidades v discontinuidades que nos ofrece el espectaculo y la practica de nuestro medio ambiente en el sentido amplio. ta identificacion desempeia un papel preponderante. Hay que entender porelio el mecanismo elemental por medio del cual establezce diferencias v semejanaas entre mi Hi Sin dua Se pee aveptar con Heunes Latour ue tal sete jevnitide jamin por etante ls Modterivss nese bon conformed a msn fo st prictica (Brune Lawer, Ne inlirapaxa samntrayny, Vas, Va Découverte, [NL queda el heck de ‘que tal earizcesemyperia tn papel centrale nuestra teorizacidn cosmolgica Vernacular yen ka manera en que analizaenes tas que hon praxtucide 0 tesa avons nats te meer suche ino las Re Mt a ‘ Murs adit ate: fa anerb erates veultane persona y los demas mediante la inferencia-de analog diferencias de apariencia, de comportamiento y de propiedad entre lo que pienso que soy ¥ le que pienso que son los otros! Este mecanismo conformade por contingcneia dela experieneia o por las disposiciones individuales que por los exqtiemas que sy esti menos la he interiorizady en el seno de fa colectividad en que vive, y que estructuran de manera selectiva el flujo de la percepcién asignande y na significativa preeminencia a ciertos rasgos y procesos observables iP) enel entomo. Hay dos criterios determinantes que ¥ parecen desempedar una tuncisn central en la forma simbélica a la manera de Cassirer: la atribucion a otvo de_una interioridad andloga a fa mia, y Ta (xb a otro de una Materialidad analoga ala HWW Dariaturaleza de esta interioridad pucdle variar y teferirse a los atributes ordinariamente asociados con el alma, ef espiritu © la concienci —intencionalidad, subjetividad, reflexividad afectos, aptitudes para sonar o significa caracteristicas atin mas abstractas, como la idea que comparte con le i el como con ferns dea Hising esencia un mismo origen, » que pertenecemos a una misma categoria ontoldgica. El criterio de materialidad se refiere, en cambio, a la forma, la sustancia, los procesos fisioligicos, perceptives y sensorio- motores, incluso el temperamento en ta medida en Cle (225, Cre, MH nt Hteppe des que expresaria ia influencia de ‘los humeres corporales. Cualquiera que sea la diversidad de tas concebciones de la persona que los etndlogos se han preocupado en Mventariar, parece que ésta dualiclad dea interiordad v de Ta materiafidad se haila presente por doquicr, con modalidades’es verdad multiples de conesion y de interaccisn entre las dos éSferas, vy que ella no constituve, por tanto, wia simple proyeccion etnocéntrica de una distincién Qecidente. A quicn se asombraria asi de ver que un tipo de dualismo sustituye a otro habria que responderle que las oposiciones binarias ne son un i, que son ampliamente utilizadas por todos ees por lo malen los pueblos en muchas situaciones, ¥ qu tanto menos su forma la que debe ser cuestionada que la universalidad eventual desu contenido. Desde este punto de vista, y si uno se atiene solo a los @quivalentes terminologicus de la pareja naturaleza cultura son practicamente imposibles_de_hallar faorw de Tas Tenguas curopeas, mientras que la. na Organisms entre und iterioriddad Waterialidad parece estar marcada en todas/ias fenguas, cualesquiera que sean, por lo demés, la ‘extension que se da a esta clase y la manera en que esas nociones se traducen —generalmente por alma y cuerpo— en la lengua de los etndgrafos. Ahora bien, las combinaciones que autonzan estos dos criterios de icentificacion son muy reducicas: va sea que cl posee clementos de Materialidad y de itertoridadl andlogos a bios, O ya Sea que Sut ntcrioridad y su materiolidad son diferentes a las mias. ova sca atin que tenemos intcrioridades semejantes V iaberabdades ditercntes, 0 va sea inferforidades son ciferentes v pucstras materialicades alogas, Estas formulas definen cuatro grandes tipos dé ontolowias, es decir sistemas de propiedades de [os seres existentes, que sirven de punto de anclaje a formas ‘cosmologicas, modelos de vinculo social y teorias de la alteridad. Fluye por si mismo que estas in Fin que Nuestros cuatro modalidades de identitivacidn estan lejos de agotar las multiples mancnis de estructarar la experiencia individual y colectiva, y que otros principios -los que rigen la relacion, la figuracion o le temporalidad, por ejemplo actiian igualmente en la miriada ele soluciones que los humanos han adoptade a fin de objetivarse en ef mundo. Si insisto aqui en la identiticacin es simplemente para dar-una breve visién de una via alternativa que permitiria describis, asificar v hacer inteligibles ! relactones que tos humanos mantienen entreellos V-con los no-humanos, via que signiticaria la economia de una dicotomia, incluso metodoligica, entre la naturaleza y la cultura." TE Las propunsicintes fetus este articuls sendin expheitidos Je moxlirmascompletrn tn hbns publicaise prissemansen Pid Leese Totemismo y animismo. Tomemos el ejemplo del totemismo, uno de los mas antiguas problemas debatidos en le disciplina. Se habla ordinariamente de totemisme aida vez que un conjunto de unidades sociales —mitades, clanes, secctones matrimoniales, griipos cultuales, ele.— esté asociadio con una serie de objetos naturales. En une obra célebre, Lévi-Strauss ha mostrado que cl totemisme era menos una institucidn que la expresién de una légica clasificatoria que utilizaba las discontinuidades observables entre las especies animales y vegetales afin de conceptualizar las discontinuidades entre los grupos sociales." En caz6n de que espontaneamente exhiben cualidades sensibles contrastadas —de forma, de color, de habitat, de comportamiento—, las plantas y animales son particularmente aptos para significar las distinciones internas necesarias para la perpetuacidn de las sociedades segmentarias. La naturaleza proporciona, pues, una guia v un soporte, un “método de pensamiento”, dice Lévi-Strauss, que permite a jos miembros de ciertas culturas uictura social por medio de una concuptualizay ies representacisn icdnica simple. Puesto que la intencién inicial de Lévi-Strauss era disipar la “‘ilusién lotémica” para vincularla a una caracter ica universal del espiritu humano, se 12 Clouate Fi yeShiou ss fe Tisiniie mwa ha, Paris, POLE, 1962, starve ar by dione comprende que no haya asignade sino una importancia marginal en su andlisis a estas relaciones diadicas entre un humano y un no-humano alas que no individual’ En efecto, muchas socivdades concbden a las plantas a veees se ha calificado de “totemisi y animales un principio espiritual propio y estiman que es posible mantener con estas entidades rolaciones de persona a persona —de amistad, de hostilidad. de seduccisn, de alianza o de intercambio de servicios— que difieren profundamente de la relacién denotativa v abstracta entre grupos totemicos y las entidades naturales que les sirven de epdnimios. En estas sociedades, muy comunes en Sudameérica y en Norteamérica, en Siberia y en Asia sudoriental, se ha conferido a plantas y animales no sélo atributos antropomarficos —Ia intencionalidad, fa subjetividad, afectos, incluso fa palabra en ciertas circunstancias—, sino también caracteristicas propiamente sociales: la jerarquia de los estatus, comportamientos fundados sobre el respeto a las reglas de parentesco o de los cédigos éticos, la actividad ritual, cte. Resucitando un te: caido en desuso, vo habia propuesto, hace algunos anos, Minar animism sv ese mode de objetivacon de (os Sores dela naturaleza, y habia sugerido ver en el eee aaa ia sugerido ver en el Ti Simétrico inverse de las clasificacion micas Gcl sentido de Lévi-Strauss: en contraste con estas. 7 efecto, los sistemas animicos no se sirven de las Plantas v animales para pensar el orden social, sino Plantas y animales para pensar el orden social, sina. plantas y animales para pensar el orden social, sing. Phiigpe: Desesie 1 ue utilizan, porel contrarie, categorias elementales de Ta practica social a tin de pensar la relacion de los Hombres con los seres naturales." Admito de bucn, grado hoy que [a distincién propuesta era atin tributaria de una oposici6n sustantiy a entre lo natuialeza y la sociedad, dela cual no se enconteaba, sin embargo, ninguna huella expticita en las sociedades consideradas. Veamos ahora como podria presentarse la relacidn entre ef animismo y el totemismo, evitando recurtir a ese tipo de paralelismo entre orden natural y orden social, Lévi-Strauss propone que ha unidad attificial de esta nocidn procede de una contusion entre dos problemas. “El que plantea ta frecuente identificacisin de ser humanos con plantas o animale: [..] que remite a perspectivas muy generates sobre las telaciones del hombre con la naturaleza (las cuales) interesan al arte y la maya, tarite como a la sociedad y la religion”; “el segundo problema vs el de la denominacion de grupos fundadossobrecl parentesco, que puede hacerse con fa ayuda de vocablos animales © vegetales, pero tambign de otras varias maneras”"* Es sobre todo el segundo problema que atrae su atencion en Le Tatinsisne areaiend ies pase compreasible en vista de su ambicia nde desprender IR Philippe Diserny, “Societi en Adam Kuper (baje ha dineescion dh B92. pp. 7 of Nature and the Naan oF Society Conceptoatizing Sori 14 Lo Tatum ucout nut ye ity las clasificaciones totemicas de fa masa du las especttlaciones anteriores sobre ina pretendida inditerenciacion del hombre v de ta t pensamiento de los primitives, En su Ja estructura ¢ turaleza en el andlisis, como tn todos los consagratios a esta cuestion desde comtienzos del siglo XX, los dhotos austrafianos ocupar un lugar preterencial, Ahora bien, si los aborigenes australianos son conocides por fa barroca complejicact del juego de sus clases matrimoniales, a menude designadas con nombres de especies naturales, ofrecen también una concepeion muy original de ta identifi interior de fos parece ir mucho mas alld del principio de las discontinuidades invocado por Lévi-Strauss pata dav cuenta de las clasificaciones totemicas. En numerosas tribus, en efecto, cl totem principal de un grupo ——una Speci natural, un objeto, un clemento deLreliew arte del cucmpo humano— v todos, acton entre humanos y ne-humanvs en cl upos totémicos, una concepeion que yuna sustancia 0 una JossereS Ramanos ¥ no-humanos que le estan comparten, segun se les atti Ten, segin se les ati os Tisivlogicas, fisieas y sicologicas en virtue propiedad de un origen conan VTocalizado on el espacto, Estas propiedades Ae aeccsithinwa ond 7 riven de Ne de laentidad epdnima, tanto mas que, al menos en le gue concigrne @ los animales. ef termine que designa al totem no es, propiamente hablando, un nombre de pecie, del tipo “canguro”, “Aguila” 0 “cacattia”. sino mds bien cl nombre de una propiedad abstracte w duppe Desve —"duplicado”, “impetuose” 0 ” ejemplo— presente tanto.en esta especie comoen todos gracioso”, por los seres que pertenecen al grupo totémico."> Hay fundamento, por lo tanto, para pensar gue la hoteroetita colecciin de los humanos v de los nox humanos que forman un grupo toemico se distingue cTBlngue de otros cor Vdiferente que'simpt matrimoniales 0 cultuales, a saber por el hecho de, poseer en comuin ciertas caracteristicas morales ¥ njaterialos Sustancia, de _humores, de Temperamento, de apariencia—, las cuales definen una esencia identitaria en cuanto tipo singular s afiliaciones sociales, =ae En los sistemas _animicos, se_atribuve de una interioridad similar: se concibea muchos animales y plantas como personas dotadas de un alma que les permite comunicarse con los humanos; ¥ es en razén de esta esencia interna comtin que se dice que no-humanos Ilevan una existencia social idéntica a la de los hombres. Sin embargo, la referencia que comparten la mayoria de Tos noel hombre como especie. Dicho de otra modo, los Rumanos y todas las clases de no-humanos tienen materialidades diferentes en ef sentido de que sus {Gael Georg von Bleysrstias, Naanes did Subst a te Austin Sule tow Susteat, Chicago Fondren. The University of Chicago Pres, 1982, cap. Vil 4 xuntos similares por algo mas é sie vWF @ @ \ esencias internas idénticas se enearnan en cuerpos de propiedades contrastadas, cuerpos a menudo descritos localmente como simples “vestidos” para subrayar de las Interioridades que los habitan. Ahora bien, como ha mostrado bien Eduardo Viveiros de Castro. part clsentide de que tos consireaimientos fisiolégicos y cada clasyde seres una posicion v un punto de vista particu "or gempheatirdonde un ser humano Vora un jagtiar lamiendo la sangre de su victima, el independencia mejor su ae jaguarse vera en el acto de beber Masato; de la misma re vers una serpiente manera, alli donde un hom! pronto a atacarlo, la serpiente vera a un tapir al que se acerca para morder. Unos vatros tienen, pues, ana matcrialidades corporales, Se ve bien que estas dos ontologias contrastadas involue formas socioldgicas sui generis. En ol totemismo smning australiano, en efecto, humanes v no humanos son distribuidos conjuntamente en colectividades In Paduarde Vavriiem ta Cysie, “US prunames ecamaliigicas 11 perspectivismesamerindie”, Alona 2121 fms pyp HSE 41 "witiype Deserts diferentes y complementatias, los grupos totem cuvo principio de composicidn es idéntice, perv cuyas propiedades intrins no 16 sen, condicion para una generalizada exogamia, Siti dude porque Jos humanos v los no-humanos constituyen ambos colectividades singulares de un género diferente al formado por las especies naturales, las cuales son endogamicas, existe la posibilidad de una unién matrimonial entre grupos humanos no obstante designades por r ombres de plantas y animales que ho pueden aparearse. En los sistemas animicos, por el contrario, humanos ¥-no humanos se distribuven multip cada _una definida por una corporalidad de onjuntos sociales formalmente isomorfos y vinculados por relaciones, que Re Se casan entre ellos: Los principins que organizan estos dos modos de reparticion ontologica son igualmente bien distintos. En ef totemismo austratiano de colectividades en que se mezelan humanos \ no- humanos es significado por las discontinuidades entre Jos neshumanes que hacen funvion de tote espec eS cierto el ordenamiento general —asi como habia visto bien Lévi-Strauss—, mientras que las caracteristicas especificas de cada colectividad, © grupo totémico, se fundan sobre propiedades compartidas entre humandés y no humanos. En los sistemas animicos, en cambio, la estructura y propiedades de las colectividades no humanas son integeamente derivadas de la colectividad de los humanos: los animales —pues se trata sobre todo de animales— poseen capacidades Cinstituciones modeladas sobre las de los hur al menos sobre las del grupo de humanos particular que disposiciones. Svria evidentemente posible definir estos sistemas en el lenguaje de ia modernidad y decir que, en el ‘animismo, fa naturaleza se balld especiticada o englobada por la cultura, mientras que el totemismo australiano ofreceria el ejemplo de una continuicad entre fa naturaleza v fa cultura interiormente seymentada por el repertorio denotative de la haturaleza. Sin embargo, no se ve bien como dualismo que pierde inmediatamente su propiedad dicotémica cuando es transpuesto a otro conte ue anes, les presta estas podria permitir-esclarecer los fenémerios que sv propone ealificar Ela Un tercer modo de identificacion es de algtin de intermediarig catre ob totemismes yietevtiane ny y el animismo. Deseansa sobre la idea de gue ios propiedades, los movimientos o las moditicaciones de estructura de ciertas entidades del mundo ejercen. tina_influencia a distancia sobre ef destino de los hombres o son Influencias por el comportamiento de Una buena ilustracién al_respecto “ creencia comin a toda América “nag s Central, segtin la cual cada persona posee un deble animal con el cual ella no entra jamas en contacto, pero cuyas desventuras —por ejemplo, si es herido © se enferma— pueden afectar en su cuerpo al hombre oa la mujer que le estén emparejados. Se inscriben también en esta categoria cl sistema de correlaciones entre el microcosmas y el macrocosmos que sirve de fundamento a‘la geomancia y la adivinacién chinas, 0 la idea, corriente en Africa, de que ciertos desordenes sociales son susceptibles de acartear catastroies climaticas, e incluso, ya mas cerca gnaturas que Se apoya sobre las semejanzas que presentan ciertas de nosotros, la teoria médica de la: Sustancias v objetos naturales con sintomas o partes del cuerpo humane a fin de determinar ia etiologia © la terapéutica de las enfermedades. Se podria Hamar “analogismo” a esta manera de distribuir Jas discontinuidades v las correspondencias lewibles en fa cara del mundo, que fue dominante en Europa animism, el oi o meee dou bite una _relacion directa de persona a persona entre humanos y_no-humanas s implica que entre ellos existe una similitud de efectos, una se distingue de la homologia mas sustancial de las propiedades que oxiste en ef totemismo australiano. Contrariamente a lo que sosteniar Durkheim y"Mauss a propdsito de la adivinacion china, ejemplo, las corresponden simbélicas © Jas “a Ry manifiestan de ningtin modo ausencia de conceptos detinidos © una indiferenciacidn de las ‘ cosas, sino mas bien una voluntad maniaca de agotar todas las discontinuidades posibles de lo. Desde_un punto de vista ontoldgico, of analogismo se distmgue, pues, de Tas dos formula piecedentes en cuanto no se funda ni sobre_und homologia de las interioridades y una diferencia de qd fas materialidades, como el animismo, ni sobre usa! homelogia_de Tas_interioridades _v_de_las sobre una discontinuidad gradual de las esencias, Tuya Tormulacién mas clasica es la teoria de la cadena de los seres, y sobre una serie de pequeias discontinuidades entre las formas y las sustancias necesarias para que puedan establecerse entre elias correspondencias significantes. En tat! Gisu. Jos hunvanos y ~humanos pertenecen guna. misma colectividad, el mundo, cuya organizacis ‘De quelques formes primitives por ciones simpaticas” no YF teas We Fee me O° 17 Fine Dusxurase Magcel Mates, de classification, Contribution a Tétide des représentatinns collectives perceptibles entre Tor seres existentes, En lenguaie antropologica, se podra hablar _ag ui_de cosmocentrisms, por contrasty col el co mo del totenusme ‘austratiang oe! Shtropocentrisme del animisno: momMorlis El naturalismo Queda una cuarta formula, la nuestra, que se podria lamar naturalismo, Pues el naturalism ne os simplemente la idea de que la naturaleza existe, 6, para decielo de otre modo, de que ciertas entidades deben su extraito tanto al azar como tencia y su desarrollo alos efectos de la voluntad humana; no .califica s6lo a ta aparicion, convencionalmente asignada al sigle XVLL de an Ambito ontolégice singular, un lugar de orden y necesidad donde nada se produce sin una causa, va sea que esta se halle referida a una instancia a la textura del mbién una de libertad. aun principio no trascendente o que sea inmanente mundo. El naturalismo implica ta contrapartida, un mundo de artificio cuya complejidad se revel progtesivamente bast hacer necesario, en el curso del sigho XEG ta emergencia de ciencias especiales que fijaron sus caracteristicas y sus contornos: la diversidad de fas manifestaciones de a accidn creadora de los hombres en cuanto productores de normas, de signos y de 4) UotronoePan? «Donte prernnsie® O) osnoesiTeise = “i ye oils » * Y anneal! > poremus 2 promi utasosmolngits £ 4 e “\e 4 Ahora bien, si se hage cl estuerze ce orar el natural —es decir la coexistencis catre una naturaleza vinica yuna multiplicidad d Culturas— no come 1 patron que permite objetivar toda realidad, Sine como un modo de identificacion chiro otros, entonces las propiedades distintivas de acon mucho mas nitidas, Por riquezas si se hace el estuerz0 de co Gntologica del_animismo porque en lugar de una identidad de las almas yu diferencia We los cuerpos, presupone al contrario. una discontinuidad de las interioridades y una continuidad material, Le que distingue a los humanos de lox To-humanos. para nosotros, es ciertamente ¢Lalma, a cancieneia- la subjetividad o ef lenguaje. asi como los grupos humanosse distinguen unos de otros por una especie de disposicisn interna colectiva que per auch tiempo ha sido Hamada el espiritu de un pueblo, Desde Descartes, en cambio, vy sabre todo: desde Darwin, se sabe que ta parte fisiea de los humanes Jos ubica en un continuum mate rial en CU diferencian poce de Jas demas entidades del mundo. Desde el punto de vista de la organizacion fo seno se cosmohagics que instat ralisena, be humanos se ven distribuides cn ef sene de colectividades nitidamente diferenciadas, las derecho no solamente al sino también, en un cultuiras, que excluyen de conjunto de los no-humanos, can, humanoser pasado atin ce Sticos o marginales Mhubippe Desevia a los que sus costumbres incomprensibles, y ia carencia de alma, di: espiritualidad © de elevacién moral que estas senalaban, inducian a ubicar en el Ambito de la naturaleza en compaiia de los animales y de las plantas. Poco fundada con respecto a las propiedades materiales que compartimos con los organismos no- humanos en virtud de la continuidad filética, ia discriminacién ontoldgica que recae en los animales, y antanio en los salvajes, manifiesta asi de inanera muy nitida el privilegio concedido en nuestro mode di identificacién: a los criterios fundados sobre las expresiones de la interioridad, del lenguaje a la subjetividad, pasando por los afectos o la conciencia reflexiva. Los principios que rigen esa cosmologia son simples, tan simples en su luminosa evidencia que tenemos tendencia a creerlos universales: las fronteras y las propiedade’ de la colectividad de los humanos se derivan de la divisién fundamental que puede trazarse entre humanos y no-humanos; dicho de otro modo, en el lenguaje de Ja modernidad, la Cultura extrae sus especificaciones de su diferencia con la Naturaleza, es todo lo que la otra no es. En términos antropoldgicos, ese ¢ llamani antropocentrismo. Seria bastante temerario predecir lo que seré el modo de identificacién quese perfila con el quiebre del naturalismo. Es poco probable, en efecto, que se 48 pue poseen todas las caracteristicos de lo que he llamade animismo, totemismo © analogismo, La preferencia de quesiguen disfrutando la asinblogia o las ciencia ocultas, el floreeimiento de an cierto tipo de antropomorfisme —en los Movimientos di cin animal 6 del ati Ape Project”, por gjemplo—, o la fascinacién que se aprecia en Io literatura o el cine ante ta figura de Cyborg —una creatura que mezcla propiedades humanas y ne humanas— constituyen menos indicaciones sobre le evolucidn de un futuro en proc sehales de la persistencia, en un modo menor, de actitudes yv mentalidactes compartidas por todos Jos hombres. Pues si bien se hacen preponderantes en ciertos lugares y ciertas épocas, los modos d identificacion evocados en estas lineas no Son en expresion discreta de los tres otros,de manera mas 0 menos publica segun el grado de apertura de los stemas sociales, con tal que esta expresion no ponga en duda la funcidn instituyente del modo que prevalece en un momento dado. A medida que vaya acelerdindose el movinvienty planetario de circu de las ideas, de los hombres, de los valores v ule las regresar a distribuciones ontoldgicas que libera ‘0 de parto que las riquezas, no es imposible que el modo de identificaciéw dominante tome la forma de una mezcla que retina, en proporciones mas equilibradas. los criterios de reparticin ontolgica que antes se presentaban como combinaciones fuertemente Ww

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