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Conclusion En este trabajo he intentado proporcionar un panorama del feném ro del generocidio en fo que respecta alos varones y, en menor medic las masculinidades. Sostuve que, a pesar de sus profundas raices hist6rl- cas y su penetracién contemporénea, el objetivo generocida constituldo por varones no combatientes, en especial hombres “en edad para combs tir’, parece no haber sido objeto de un estudio sistemético y comparativo Jn idioma y en ningtin trabajo. Hasta hace poco, era uno de los abies" més impresionantes en las clencias sociales. He tratado de de- mostrar de qué manera el objetivo generocida constituido ha manifestado en los genocidios “cldsicos" y menos con« XX, y el rol de instituciones generocidas como el trabajo corvée y femenino. Se han expuesto algunas de las crticas hacia la es ¥y se han desorito diversas éreas de futura exploracién, isis fomente un estudio més profundo de este importan- os, tanto pasados como presentes. Primo Levi y el problema del testimonio Bruno Groppo 1s teflexiones acerca de jumatica, a partir del libro imo Levi, deportado a ssultado de una de este texto es proponer del testimonio y de la memor salvados* del est Shoal los campos de concent por el autor con la publicacién de continuada ininterrumpidamente hasta el ‘obra contiene ademis indicaciones de para el analisis de otras experiencias traumaticas del sigo Xin dictaduras miltares y el tertorismo de Estado en América Latina, como el caso de Chile. Es conveniente recordar que algunos conceptos utilzados nmente a propésito de estas dictadures, tales como los de genocidio 1en conta la huanidad, hacen referer ta a la experiencia de mos decenios, en una n, el pensamiento de como la memoria y el alvido, la responsabilida y su negacién. En este texto, nuestro interés es en la problematica del testimonio y de la me la memoria de las expe- rieneias extremas que ponen en tela de juicio la pertenencia misma del hombre a la especie humana, Se pregunta cual es el valor de los testimo- nos de los sobrevivientes cle estas experiencias y en qué medida pueden cont ‘establecimiento de la verdad histérica sobre estos hechos. Es italiana T cémaras de gas y de los homnos cremator tun cierto tiempo y reemplazados por un nuevo 6% rente, E| objetive era no y a medida que sus tropas se retirabar Rojo, las SS hacfan exhumar y quemar los caddveres de les masacres masivas perpetradas en el Este durante la guerra: habia que evitar que los innumerables apilamientos de cadaveres, sinvieran como testimonio de la magnitud de los erimenes. Antes de eva cuar los campos de concentracién destruyeron las instalaciones utiizadas para el exterminio, en particular las cémaras de gas, y quemaron todos los archivos. En cuanto a los prisioneros que atin quedaber efectuar absurcas marchas forzaclas, que fueron, en realidad, de exterminio. En un dliscurso secreto pronunciado el 4 de octubre de 11943 en Posen frente a oficiales de la SS, H miler definis ta mundo lo que designaron con el término yiddlish Hurbn: la destru Ya en aquel tiempo y frente a la barbaridad de los hechos, al mas se preguntaban si les creerian, como en el caso del historiador Ignacy Schiper: redeada por el silencio y el secreto. de los testigos y de las pruebas formaba parte de lo que ‘guerta del Tercer Reich contra la memoria” que se manifest las formas mas diversas... Por ejemplo, podemos recordar que, una \stada la insurreccién det gueto de Varsovia, los alemanes arrasa- itio mismo donde estaba emplazado el gueto y destruyeron luego todo el resto de la capital polaca. Estas acciones, inttiles desde un punto de vista far defiitivamente toda memoria. EF €l prefacio de su ‘que la perspectiva de no ser creidos ~en el caso de lograr ncia~ atormentaba a los prisioneros de los campos de concentracién y se repetia con frecuencia en sus pesadillas poctummas: rados, de viva voz 0 Lager y del exter sivamente por los responsal mas lograra hacerse escuchar 0 ia parece ser un terreno de lucha donde se ponen en. ‘cuyas consecuencias son trascendentales, y es comprensible que la per ‘ccupacién por dejar huellas, documentos que pudieran dar testimonio de lo que se estaba gestando, se haye manifestado con impetu, pot entre los habitantes del gueto de Varsovia que no escaparian a la d Varsoviia Esta voluntad de testimoniar a través de la escritura era un acto de resistencia destinado a permitir que la verdad se conociera algin dla. Asi pues, el testimonio de las vietimas se opone a la estrategja de ocultacién dla por los organizadores del crimen. sioneres de los campos de exterminio les era cién de las campos fueron quemiados p lugee, 2De qué manera pues podria recor personas? Es aqui donde e! testimonio de los sobrevivientes se tora in- dispensable. Como lo sefala Lev in porque los responsables de los campos, y no dejaron ningén testimonio sobre lo . to, un elemento indispensable pe a, pero es al mismo tiempo un elemento problem: cuenta la fragilidad de la memoria humana y la “escasa fia tros recuerdos", La fraglidad de la memoria ha sido objeto de observa mente interesantes por parte de Levi. En primer lugar, ho bien conocido: P La memoria no es pues una imagen fiel de! pasado, ni un pasado ido de manera idéntica, Es siempre una reconstruccién, una repre- , certs aspectos 0 elementos que la han marcado més ‘mente, mientras que otros permanecen en tinieblas, Este proces erosiona poco a poco los recuerdos. Y si bien es cierto que la evocacién frecuente de un recuerdo permite conservarlo, tak Primo Lov ya problema del testa Levi se pregunta especialmente sobre los mecanismos qu de experiencias limite, ulos a la memoria hasta vole sible, 0 bien tienden marla, Entre estos mecanismos se de: tanto de los que han sufrido como de los qu puede cumplir una funcién terapéutica y ser determinade momento, para tecuperar cierto equilbrio que perm) viviendo. Jorge Sempr cién nazis, cuenta lam 5 posible alcanzar una distancia considerable del embargo, come lo destaca Levi, la herida infligids a fa fa, es inreparable: ‘solu plo, los eufemismos linglisticos izaban para ocultar la verdadera realidad Para esto senian, por én final", etc.) que los naz de la masacre. Desde su regreso de la deportacion y por ef resto de su vida, Levi se esforzé en transmitir su testimonio a través de la palabra y de la e: Como lo sefiala Giorgio Agamben en un libro dedicado enteramente a una sobre su obia y el problema sobre los limites inherentes a todo testimonio -teniendo en cuenta la fra mente en lo que concieme a las situa- ‘estimonios de los sobrevivientes constituian la fuente esenci reconstruccién de la verdad sobre los Lager nazis, Levi destaca los limites podria decirse estructurales- de la mayor parte de estos testimonios. £1 primero de estos limites surgla de la difcuitad, casi de la imposiblidad, } Las vietimas, por et contrario, no tienen necesidad de inventarse otro pasado para excusarse por un crimen que no han comet también al sin embargo, rancon frecuencia sus recuerdos, fitrandolos conscientemente: El sujeto hace “una separacién siemp tables y los que, a su juicio, harian q En cuanto a los testigos que tuvieron una situacté haberse sometido a las autoridades del campo, podrian haber tenido una \isiGn més amplia que la de los prisioneros comunes; su perspectiva, sin embargo, estaba desvirtuada precisamente por esa misma situacién de privilegio. Estas personas Fueron pocos los moral habiendo ocupado, Nnetos que lograron consenvar su integridad por obra del azar, pare! ealidad de conjunto, Pero en qué medida -se pregunta Levi~ estos testimonios pueden ser considerados representativos? Liega a una conclusion paradéjica en cier: tos aspectos. En efecto, considera que los sobrevivientes (los “salvados") no son los testis letimeos, puesto que apenas representan a una mino En este punto, nos contfor de encontrar un test Come lo sefiala G. Agamn {que no han brindado testimonio ni habrian podico Universo de! Lager, tampoco hay tes- mas de las cdmatas de gas, pues nadie sobrevivid a elias. Los tinicos que hubiesen podio testimoniar eran los verdugos ~no lo hicieron por razones evidentes- 0 los muy escasos sobrevivientes del Son derkommanclo que se ocupaba de los cadaveres de las vietimas.** Siguiendo el pensamiento de Primo Levi, si los sobrevivientes dle fos campos nazis no son los verdaderos test 2 su testimonio? Su respuesta es que var, de recordar, de reflexionar y de expresarse. Nosotros 1a que se sah, comenta Agamben, es un “seuco- ue da testimonio, en realidad, de “la imposibilidad de testimoni Las observaciones de Primo Levi que acabamos de mencionar sugle- ren varias reflexiones. La primera esta referida al valor ieemplazable de! testimonio de las victimas para el establecimiento de la verdad hi En todas las grandes “masacres adm bles siempre procure stos testimonios y en ausencia de otras fuentes, es! ndo un elemento esencial. Como Io sefiala Giorgio Agamben, la esperanza de lograr dar testimonio algin dia era una de las razones para 5 campos de exteminio.2” Cita a otro sobreviviente de Aus: El testimonio no representa, en si mismo, la verdad histériea (ain cuando poses la evidencia de la verdad para quien lo da, puesto que se ‘rata de una experiencia vivida en primera person: rad), una fuente, que come cualquier otra, necesita ser lugar, contribuye al escl presentar hechos que se oponen al menos parcialmente, tenidos-desaparecidos: pudo saberse por qué of tencién clandestina habian pasado, dénde habian sido vistos rime Lely problema det testimonio vez, etc. Y no es casual que las comisiones a logas creadas en tida contra las victimas y evitar asi que su memoria se pierda. “Podemos ensar ~escribe A. Wieviorka—que reunir testimonios es también una ma nera de reparar lo irreparable" Sin embargo, como lo hemos constatado al leer a Levi, e! testimonio es una reconstruccién a posteriori y como tal proporciona con que con certeza sabe que no encontvard: esolarecimiento de sucesos det lugares, fechas, ciftas que, con absoluta regularidad, resultan isos. Pero sabiendo también que los testimonios encubren rique- zas extraordinarias: el encuentro con una voz humana que atravesé la histo- indirecta, la verdad; no la de los hechos, sino la verdad més ble de una época y de una experiencia’.*° Ante todo, el relato realizado desde el punto de vista de la viel Muchos sobrevivientes de los campos de exter su impresién de haber vivido ya una especie de muerte. J. ejemplo, describe asi la sensacién que experimenté en liberacién def campo de Buchenwalc, en abril de 1945: para escuchar los testimonios de los sobs leg6 mucho més tarde, luego de q) fo que A. Wi conveniente agregar que la disposi No solo permanece el recuerdo de la muerte de de la pro sobreviviento ut fo pasado en los campos, la expesién “Los dias de nuestra muerte.“ La conciencla de haber vido una experiencia situada al También era necesaria la disposicién pare creet, dado que humane en las victimas, en cuanto a la posi ientes de la Shoah parecian ina ero se puede contar? éPocré contarse alguna vez?", mos visto, a este respecto, 10 que las §S decian a los pat) o io que devia Schiper, Escrbe Robert © que tenlamos para cecir comnenzé aginable a nosotros mismos". Es lo que tam fiscal del ucio a Eichmann, a propés sehala: 9 de otro mado, la memoria individual puede ima para la construccién cle esta otra forma tos diferentes a los de los archivos tradioraes, peo que pueden igualmen- ‘te complementar de enorme valor, siempre que se cconozean sus limites: recordar, por ejemplo, que hay que consicerar la si- tuacién det testimonio, ol contexto y el lugar, la época, la edad del testigo. jo tener presente, como lo destaca A. Wieviorka, que: ‘Muchas veces se ha evocado un “deber de memoria” que “asigna al testigo y a su testimonio una finalidad que supera ampliamente el relato de una experiencia vida’. Se trata, como en el caso de Levi, de hablar “por delegacién”, en el lugar de aquellos que no pudieron hacerlo; de ‘otorgar a posteriori un significado al sufrimiento padecide por las de evitar que el conjunto de las vietimas caiga en el olvido, lo que confr- ‘aria a victoria de sus verdugos, Con frecuere! idea conductora pue- petir**® atin sino hay, gprantia alguna de.que la memoria pueda evitar la repeticién de tragedias y masacres. Sin embargo, hay un imperativo social pe Lejeune, Le pacte * De esta manera, en Argentina P (Comisién Nacional sobre Desaparicign de Person mca mis! (254) Ahora bien, dentro de la ideologla de los derechos del hombre, la referencia a la Shoah se ha wuelto ineludible, dado que la politica nazi de ‘genocide de la dictadura, a a partir de la referencia escribe al respecto: de las masacres de Occidente Videla 0 Pinochet ya no son Indice de conceptos en todas partes".2° Nos referimos a la Shoah y fos tales como “genocidio” o “erimen contra la hu s inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundi mente como consecuencia de ella~ para ane de otras memorias tra res argentina y chilena, En especi importancia del contexto histérico y politico para la aceptacién del 108, partir de ese momento fue reconocido como uno los testimonios mas importantes sobre el universe de los campos de coneentracién nazis. Fue necesario que se reconociera a Auschwitz como a del siglo XX para que muchos sobre- n permanecido en silencio comenzaran a dar su te sscuchado. Este ejemplo demuestra que el testimonio no surge en un marco social histérico fundamental para su econocimiento como manifestacién de una experiencia que trasclendle al individuo, Para concluir, se observa claramente que les problemas Por Primo Levi con tespecto a la memoria y. la experiencia Vivientes que h 121, 122,237, 7, 427, reflexién comparativa y clarifi en la Argentina y en otros paises la problematica ce la memoria en inoamericanos® a partir de una

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