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Violencias colectivas, | Linchamientos en México —_ E AMALLO - i | II. Hacia una aproximacién teérica de la violencia colectiva El enfoque relacional Ls mayoria de las aproximacionestericas sobre el fenémeno de a vio- lencia civil! suelen comenzar sus investigaciones tratando de responder tuna oscura pregunta: como es posible que individuos que suelen ser pa- «ificos en su vida cotidiana, “ciudadanos de a pie” que no pueden ser eti- 4quetados sencillamente como “delincuentes”, se conviertan en cuestion de segundos en serescapaces de atacar a otros individuos u objetos, ein- cluso de prowocar agresiones sobre su propio cuerpo? , mas ain: como ¢s posible que, en algunos casos, individuos que nunca antes se habian conocido coordinen entre sf acciones de violencia contra otros individuos wobjetos?| El enfoque con el que nos proponemos abordar el fenémeno de los linchamientos ¢ intentar esbozar respuestas a esas preguntas es el de la violencia cokctina 0, mas precisamente, el enfgue relacional dela violencia. La eleccidn de este marco tedrico supone ya acotar el universo infinito de teorias y definiciones sobre el estudio de la violencia (0 las violencias) "nao ellen dean amass “vlna ides | one!) Deen me mn ecompns apt et © Guesurgen como componene de relaciones sociales en una sociedad (inchuive la violencia Sieniqntaoe tester om hu aera Seeing seo {Wane “econ raga 98) oes as ee er elo dimenr loge mer Beene ar States ge opie nde Se nekparen mere figs omen ee = (60) Violencias colectivas. Linchamientos en México para centrar nuestros esfuuerzos en delimitar las dimensiones principales de éste. Slo por referir algunos, aqui no nos ocuparemos de La violen- cia producida en las guerras convencionales, ni de la doméstica (Brice. Leon, 2007), la simbélica (Bourdieu y Wacquant, 1995) o la estructural (Galtung, 1975, citado en Imbusch, 2003) u objetiva® (Zizek, 2009), nj de lo que se conoce como “violencia juvenil” o “violencia sexual” (OPS, 2003), entre otras, aun cuando podamos aludir empiricamente a casos que se remitan a esos tipos de violencia. El principal mentor de la mirada relacional fire Charles Tilly, quien en su libro The Politics of Collective Violence (traducido por Joan Quesada como Violenca colectiva), define la violencia colectiva como “una interaccién so- cial episddica que inflige dafios fisicos a personas y/u objetos (‘dafos) incluye la retencidn por la fuerza de personas u objetos pasando por en- cima de cualquier restriccién o resistencia); implica por lo menos a dos autores en los dafios, y es consecuencia, al menos en parte, de la coordi- nacién entre las personas que realizan los actos que provocan los dais” (Tilly, 2007: 3). ; Esta definicion, que aqui se suscribe, centra su analisis en la accién, des- cartando acercamientos como los descritos arriba y excluyendo también “as acciones puramente individuales, los dafios no materiales, los acci- dentes y los efectos a largo plazo o indirectos de procesos daitinos, tales como el vertido de residuos téxicos" (Tilly, 2007: 4). Observando la violencia colectiva a escalas similares, la Organizacién Panamericana de la Salud (o»s) la ha definido como el “instrumento por parte de personas que se identifican a si mismas como miembros de un grupo —ya sea transitorio o con una identidad mas permanente— con- tra otro grupo o conjunto de individuos, para lograr objetivos politicos, En este punto coineidimos con la critica de Tilly a aquellas lecturas que conceptualizan tun mimero indeterminado de interacciones sociales como “violencia”: “ampliar el término ‘violencia hasta abarcar todas las relacionesinteepersonales y acciones individuales que des aprobamos perjudica de hecho los esfuerzos por explicar la violencia (...] Nos impide pre guntarns por las relaciones causal efectivas entre la explotacién o la injusticia, por un lad, ¥ los dais fisicos, por otro” (Tilly, 2007: 4). Coincidimos, por tanto, en que “el aumento indscriminado de la extension del término no hace sino debiltar su valor descriptivo y e plicativo” (Aréstegui, 1994: 22). * Lasrefleriones de Zidek son buen ejemplo de una teoria que da cuenta de la violencia como reaction automatica ante procesos politicos y sociales de exclusion. Para Zizek (2009), b violencia subjetiva (interpersonal) e el reflejo de una violencia objetiva (de caracter sistmi> 0, eflejada en la explotacion), 1, Hacia una aproximacién teérica de la violencia coleciva + 61 econsmicos © sociales” (ors, 2003: 235). Esta definicién cuenta con la interesante sugerencia de advertir las interacciones de grupos (algo sobre lo que hablaremos mis adelante), pero tiene el defecto de considerar la vio- Iencia sélo como instrumento, toda vez que se la entiende como un medio “para lograr objetivos”. Si bien la preocupacién de Tilly por la “lucha politica” (contentious po- lincs)* pone el acento en la violencia como instrumento de la confronta- cién, su definicién mis acotada abre la posibilidad de violencias como manifestacén (Benjamin, 1998), situadas en un punto ciego del célculo me- dios-fines. Como afirma Crettiez (2009: 13), “la violencia no es sélo un acto de coercion: también es una pulsin que puede tener como finalidad su expresién, para satisfacer la ira, el odio o un sentimiento negativo, que tratan de manifestarse. El objetivo no seria coaccionar, sino s6lo ensuciar, destruir o construirse mediante el pasaje al acto”. Sin embargo, el hecho de que las acciones de violencia no puedan pensarse exclusivamente desde esquemas racionalistas de la accién (aque- Ilas teorias conocidas como rational ove)’ no deberia confundirnos y ha- cemos creer que dichas acciones son completamente ilogicas, voitivas 0 ‘meramente pasionales. Hasta las reacciones mas inesperadas tienen una “légica”, en cuanto que se producen como respuesta a acciones especifi- cas, en determinadas citcunstancias, a partir de relaciones y procesos so- ciales concretos y momentos determinados de la historia Es precisamente en este punto donde se ubica la obra de Tilly y su en- foque relacional. A diferencia de los puntos de vista centrados en explicar La traduccidn del téemino contentious al espafol ha suscitado una paradjica polimut La traduccion de Joan Quesada prefiere nombrarlo como “contienda politica”, dada la literal clad de la palabra “contienda” (Quesada, 2005; NIID); mientras que algunos aurores latinoa- rmericanos utilizan el término “politica contenciosa”, Retomaremos aqui la traduccién de Martinez ¢ Iranzo (2010) de “lucha politica”, Segin estos autores, “lucha da una idea mis clara de lo que Tilly quiere expresar con contentious, y€80, tanto sinos referimos ala poi como alos repertorios oa las performances, texts, ce lucha” (Martinez ¢ lranzo, 2010: 197). teorias de la “eleccin racional” y sus aplicaciones a la accién coleciva se encuentra en Paramio (2000), " La teoria de la accion de Pierre Bountieu, conocida como teoria de babu, da cuenta del caricter “razonable” de las acciones sociales, aunque sin ser racionaes (si entendemos por ‘onalidad el cilculo que proponen las teorias de Ia accién de la economia neoclisica: ‘Solo la nocidin de habits puede explicar el hecho de que, sin ser propiamente racionales (es cit; sin onganizar sus conductas afin de maximizat el rendimiento de los recursos de que os agentes sociales sean razonles, no sean insensatos, no cometan locuras” Un excelente repaso de k 62 + Violencias colectvas Linchamientos en Mexico la violencia solamente a partir de las desigualdades estructurales, las ideas © conductas individuales, el enfoque relacional de Tilly describe la violen- cia y su variacion basindose en las dindmicas interactivas de los actores. La mirada relacional, sin embargo, no olvida que los procesos estructura- les dan lugar a la aparicién de violencia,’ s6lo que especifica la determi- nacién que éstos tienen, obscrvando las bases relacionales que la originan, explicitando los mecanismos y los actors que generalmente juegan impor- tantes papeles en st desarrollo. Por otro lado, Tilly se distancia de los abordajes que enfatizan las ideas como fuente de la violencia y de aquellos que ven en Ja conducta el tigen de las acciones beligerantes. Segiin el primero, las creencias com- partidas, los valores y las normas sociales influyen de modo significativo en las ofientaciones de accién de los individuos y los grupos humanos, conformando “ideologias” que tienden en algunos casos a justificar, le- gitimar ¢ incluso legalizar la violencia (Rossi, 1969). En segundo lu- gar, las miradas conductuales resaltan la autonomia de las motivaciones, los impulsos y las sensaciones, haciendo hincapié, por una parte, en las propensiones evolutivas y genéticas a actuar violentamente y, por otra, entendiendo a la violencia como medio para acceder a bienes y servi- cios, acentuando una mirada reduccionista y economicista de las accio- nes humanas. Aun cuando se utilicen para dar cuenta de la violencia grupal, estos dos enfoques conceden demasiada importancia al aspecto psicologico 0 mental. Ellos “resaltan el papel de la conciencia como base de la accién humana” (Tilly, 2007: 5). De este modo, a partir de agregaciones indi- vViduales, se conformaria una “conciencia colectiva” que seria la base de las acciones grupales. En estas perspectivas, “el ‘comportamiento colecti- vo' refiere a las acciones que emergen de conciencias compartidas dentro de muchedumbres u otras colectividades informales” (Tilly, 2011: 16). Estos enfoques, en definitiva, olvidan precisamente lo que deseamos en- fatizar aqui: el hecho de que la violencia es, ante todo, una relacién social Pata Tilly y los partidarios del enfoque relacional, la violencia nace prin- cipalmente de interacciones humanas concretas que posibilitan su ap2- ricién, acrecientan su intensidad, la disminuyen y vuelven a eliminarla: ” Fae precisamente Tilly quien concentré sus estudios en el proceso de larga duracién de com formacién del Estado moderno, que supuso la monopolizacién de la violencia en sélo un actor social I. Hacia una aproximacién tebrica de la violencia colectva 63 “como partidarios del enfoque relacional, nuestra atenci6n se centrard en los procesos interpersonales que propician, inhiben o canalizan la violen- cia y la conectan con la politica no violenta” (Tilly, 2007: 20). El enfoque relacional de Tilly, sin embargo, tampoco niega que las ideas o las motivaciones humanas estén presentes en las interacciones hu- ‘manas, s6lo que éstas actiian en tn contexto relacional concreto: Jos humanos desarrollan su personalidad y sus practicas através de los inter- cambios con los demis humanos, y [...] los intercambios mismos siempre implican un grado de negociacién y de creatividad, En consecuencia, las ideas pasan a ser medios y productos del intercambio social, mientras que las moti- taciones, los impulsos y las oportunidades sélo operan dentro de una interac- cidn social continuamente negociada (Tilly, 2007: 6)* Son precisamente los mecanismos de interaccién social los que “per- miten observar cémo se articulan en un espacio particular las ideas, las re- laciones y los comportamientos constituidos en una sociedad” (Arteaga, 2007: 47).” De esta manera, el andlisis relacional debe complementarse con el estudio de las motivaciones e ideas operantes en el marco de inte- racciones en las que se da lugar a la utilizacién de violencia.” Un autor cuyos trabajos van en el mismo sentido que Tilly es Hans Jous Para éste, si bien es cierto que la violencia puede asentarse sobre caracteristicas socioestructurales o sobre formas cultural especifica,ésta se produce en el marco de interacciones cats, En ese sentido, la violencia puede concebirse como una respuesta contingente ante situaciones especificas. Asi “los actos violentos deben entenderse con las mismas categorias que otros actos creaivos” (Arveaga, 2007: 47) y, por ello, a violencia “no resulta en ningtin momento en un mecanis- ‘mo automstico sino que responde a la capacidad ereadora de I identsad de las experiencias violentas de los seres humanos” (Arteaga, 2007: 48). De todos modes, este énfasisexcesivo cn la “creatividad” de las acciones (en contraposicibn a nociones como la de “repertorio” de Charles Tilly) y la pobre operacionalizaciin de sus categoria, nos alejan de este marco teérico, ° Asi por ejemplo, Tilly explica por qué la violencia colectva era un reprtorio frecuente de accin en la teansicin de has sociedades europeas modernas entre ls sighos xvi y xtx. Ello no se debia una valoracion positiva de la rebeldia, sino al desarollo de interacciones que comenzabnn pacificamente y se convertian en actos de violencia, en gener por actuaci6n represiva de ls fuerzas del onden (Till, 1978). Ast, “que una accion acabe siendo violen- ta depende no tanto de la naturaleza de la actividad, sino de otras fuerzas, en particular, de ‘Smo respondan las autoridades” (Aréstegui, 19944: 47) Tilly admite luego que en st investigacién “las motivaciones, incentivas, oportunidades Y controls reciben mas atencion que las ideas, pero siguen sin consttuir el mileo de las 64 -Violencias colectivas, Linchamientos en México La centralidad puesta en el origen relacional de toda violencia hace gue el socidlogo estadounidense ponga un énfasis mucho mis descriptiyy en su estudio, Como a lo largo de toda st obra, en este libro Tilly preten de aproximarse a las explicaciones de la violencia mediante descripciones puntuales de procesos historicos en los que se produjeron distinas for mas de ésta, preguntindose mucho mas por el cémo que por los por gu! Destacado representante de la corriente historiogrifica “sociologia histérica”, el historiador estadounidense rechaza la formu. lacion de leyes generates, concentrindose en la construccién de procesos formales generales a partir de comparaciones histérico-empiricas siste- miticas. En este caso, conocida como las explicaciones que nos ocupan se centran en las transacciones violentasen- tre enclaves sociales, describen la acter y la intensidad de as transacciones violentas en el tiempo, el espacio y entre escenarios sociales, para cion en el ca ar Juego buscar mecanismos y procesos causales recurrentes responsables dela a- riacion en el caracter y la intensidad de la violencia colectiva (Tilly; 2007: 79. Asi pues, en esta obra Tilly repasa dos grandes preocupaciones conee- tadas intimamente entre si,!? preocupaciones que guiarin nuestro dest rrollo analitico, Por un lado, intenta describir las distintas formas de l violencia, tratando de encontrar las causas que llevan a su variabilidad y su intensidad diversa. Por otro, Tilly intenta demostrar la indisoluble unién entre violencia colectiva y politica institucional, indagando en las interac ciones inextricables entre ambas. En primer lugat, Tilly intenta construit una tipologia de la vio- lencia que dé cuenta de las distintas interacciones sociales que le dan origen, Ahora bien, zqué aspecto de las interacciones sociales debe con- siderarse para realizar un anilisis sistemtico y comparativo de la vio- lencia? Tilly organiza su indagacién teniendo en cuenta dos grandes variables. Por un lado, segiin su “relevancia de los daiios a corto plazo’. explicaciones que aqui siguen” (Tilly. 2007: 20). Esto seri importante para retomar desart- llos conceptualesulteriores de nuestro marco tedrico que dan prioridad a las motivaciones * Como afieman Martinez Iranzo (2010: 195), “su predileccién por los métodos cust tativos y comparativs perseguia explicar,no el motivacional por gué sino el eins, cindy pt 4nd de la movilizacién popular; no buscaba ‘leyes’ del cambio histérieo, sino descripcion’s analiticamente fértiles de acontecimientos historicos semejantes”, " Seguimos en este punto a Rogado (2007), IL Hacia una aproximacién teérica de la violencia colectiva + 65 se pregunta “hasta qué punto el hecho de infligir y recibir daiios do- mina tales (2007: 13), yendo de vinculos esporidica- mente violentos hasta relaciones exclusivamente violentas. Por otto lado, teniendo en cuenta el “grado de coordinacién entre actores vio- ", Ia violencia se ubica desde acciones escasamente coordinadas e ovisadas (aunque, por definicién, se requiere un minimo de coor- én) hasta la alineacién de organizaciones que institucionalizan interaccione: @ de Ia violencia partir de estas dos dimensiones, Tilly construye una “tipologia de plencia interpersonal”. Segtin su grado de coordinacién y relevancia, -os de violencia pueden clasificarse en: reyertas, oportunismo, ata- es dispersos, destruccién coordinada, negociaciones rotas y rituales entos (véase la figura 2). Cabe aclarar que esta clasificacién es de ca- et analitico, ya que empiricamente un mismo hecho de violencia pue- ar de ser tin ataque disperso, de coordinacién y centralidad bajas, a stituirse como una destruccién coordinada con altos niveles de ecién. fio | ‘ merci | 5 Sporn e 5 portunismo | 4 8 Seance Sateen 3 INDIwOUAL yresion 3 " ingracat = | | j —_— Relevancia de los dafos a corto plazo 715) igura 2. Tipologia de la violencia interpersonal. 66+ Violencias colectivas. Linchamientos en México Sin embargo, zcudles son las causas de la transformacién de un tipo de violencia en otro? Son precisamente los “mecanismos” y “procesos los que explican la variabilidad de la violencia. Dichos mecanismos, de- finidos como “causas de pequefia escala: acontecimientos similares que producen en esencia los mismos efectos inmediatos en una amplia gama de citcunstancias” (Tilly, 2007: 20), no son mas que algunos concep- tos de la “lucha politica” desarrollados en toda la obra previa del autor y traidos al anilisis de la violencia colectiva.'’ Como sefialabamos mis arriba, “cada mecanismo implica las mismas conexiones causa-efecto in- ‘mediatas en cualquier lugar y tiempo en que ocurra. Pero las trayectoras y los resultados de los episodios en su totalidad son diferentes porque ls condiciones iniciales, las secuencias y las combinaciones de mecanismos forman un compuesto que produce efectos globales variables” (McAdim etal, 2005: 140). Asi, pues, Tilly encuentra principalmente tres mecanismos que operzn en la variacién de la violencia. El primero de ellos es la correduria,* def nida como la “intervencién que establece nuevas conexiones entre per sonas y grupos previamente desconectados” (Tilly, 2007: 22). Por su intermedi, sujetos y grupos con localizaciones y demandas dispersas conectan entre si, logrando articular reivindicaciones y acciones en con- junto, En este plano funciona el eje incorporacién-separacién, segtin el cual " Dichos concepts se encuentran sistematizados en el Kibeo que Tilly esceibi junto a Doug McAdam y Sidney Tarrow: Dinimica de contenda pla. Alli, por ejemplo, Jos autores res ‘nocen la influencia de los trabajos de Robert Merton en la conceptwaltzacion de los mec rismos y los aportes postriores de Jon Elster (McAdam etal, 2005: 26 "Al igual que con el término cone, el concepto de brokrage a trad mumerosos po blemas para los traductores al espaiol de las obras de Tilly. En este caso, nos quedanos con Jn eaduccin de Joan Quesada de cord, aunque el propio autor reconazca que el uso dt dos términos comer y condor “es poco frecuente actualmente en lengua castllana ¥. pot «flo, suenan antcuados ¢ incluso extraios, por fo que pueden hacer que la lectura sea menos fh meron arabe o cs mis dif” (Quesada, 2005: XVD Tal ve a mej abe cin serial de ‘in. Al especto, nos resultan interesantes las conexiones que puxde2 haber ene el canto d kf por Medam ea 200T)y el dee ‘sbozado por Lach y Mouffe. Estos autores entienden por articulacién “toda prictca get «stable una ebeidn tl entre elementos, que la identiad de éstos resulta moslificada com resultado de esa peitica” (Laclaw y Moutie, 2004: 142 Si bien ellos intentan mos tear precisamente como se modifican ls identidades preexistentes mediante ese ejecicio de articulacion, posta pensarse que el proceso que estin describiendo es similar al descrito FOC los autores estadounidenses para la “conteduria”. r 11, Hacia una aproximacion teérica dela violencia colectiva + 67 se vinculan o apartan distintos actores y demandas a las identidades po- - Titicas en disputa. Elsegundo mecanismo es la activacién de divisorias. Este consiste en un io en las relaciones sociales, en las que éstas, cada vez mas: “a) se or- en torno a la tinica linea divisoria nosotros-ellos y b) diferencian ‘entre las relaciones internas dentro de tal divisoria y las relaciones exter- nas que atraviesan esa divisoria” (Tilly, 2007: 20). Como puede intuirse, Ia activacién de divisorias es un mecanismo fundamental para compren- der la aparicion, variabilidad, coordinacién y relevancia de la violencia, puesto que, mediante el establecimiento de esta divisién politica entre ami- {gos y enemigos,"® se van conformando las miltiples identidades de los individuos en una sociedad. En este plano se encuentra el eje activacin-su- presi, segiin el cual se impulsan, crean, enfatizan divisiones identitarias previas 0 se atentian, cancelan, minimizan. Elddltimo de los mecanismos que describe el autor es la polarizacién."® Esta “implica la ampliaci6n del espacio social y politico entre reivindica- dores en un episodio de contienda y la gravitacién de actores previamen- te no comprometidos o moderados hacia tno, otro o ambos extremos” (Tilly, 2007: 21). La polarizacién supone la extensién del ambito de una linea divisoria y la inclusién de individuos en un principio ajenos a ella en una de las dos identidades. Estos tres mecanismos, combinados de distintas formas en situaciones concretas, favorecen el paso de un tipo de violencia a otro y explican en tun nivel relacional micro la aparicién y las variaciones de la violencia co- Iectiva. Por ejemplo, “la correduria (...) propicia regularmente el paso a formas mis coordinadas de violencia colectiva” (Tilly, 2007: 22); mien- tras que “la activacion de lineas divisorias y la corredurfa aparecen jun- tas con mis frecuencia, por ejemplo, en la zona de elevada coordinacién y relevancia que hemos denominado destruccién coordinada que en la zona de baja cootdinacion y relevancia Hamada ataques dispersos” (Tilly, 2007: 22), * Reeordemos la definicion de lo poi liiea a a cual es posible reerir hs ac 5° (Schinit, 1984: 23) + in verdad, Tilly designa la polarizacién como un “proceso nes y se o que da Cael Schmitt: “La especifica distincién pox nes y los motives politicos es la distincion de amigo y efinido en las “combinacio- ias de mecanismos que proucen efectos siulares en una ampliavariedad de sireunstancias” (Tilly, 2007: 21 68 +Violencias colectivas. Linchamientos en México Ahora bien, en el seno de estos mecanismos y en las dindmicas rela- cionales de la violencia colectiva intervienen algunos actores y factores sociales que los facilitan, obstaculizan o condicionan. Tilly observa la im- portancia en la variabilidad de la violencia de: 1) los emprendedores po- Iiticos, 2) los especialistas en la violencia y 3) el control de los regimenes sobre las diferentes formas de reivindicacién, todo lo cual en distintas combinaciones crea un matco de oportunidades politicas para el accio- nat violento, El papel de los emprendedores politicos, “‘cuya especialidad consis- te en organizar, vincular, dividir y representar a sectores de la poblacién” (Tilly, 2007: 29), es el de activar las lineas divisorias en determinado sentido, promoviendo la correduria © conexién de distintos actores para determinados fines o impulsando la desconexién en otros casos. Ellos “tealizan su tarea de activacién, conexidn, coordinacién y representacién” (Tilly, 2007: 76) demarcando en determinados momentos quién es ¢l enemigo a enfrentar (activacién de divisorias) y quiénes son los amigos (correduria). En segundo lugar, los especialistas en el empleo de los medios violen- tos son “personas que controlan los medios para infligir dafios a perso- nas y objetos” (Tilly, 2007: 34), como es el caso de los soldados, policia, 6rganos de seguridad privada, sicarios y jefes de bandas clandestinas. Esta “ categoria social” se ocupa de organizat y perpetrar concretamente la vio- Iencia en determinadas circunstancias. Estas dos categorias se solapan, ya que existen obviamente empren- dedores politicos que son especialistas en violencia, como los “lideres de mercenarios”, dirigentes militares © cualquier figura politica que cuen- te con la conduccidn exitosa de hombres capaces de ejercer la violencia. El control del gobierno, por tltimo, se relaciona con la cantidad y el tipo de acciones que se encuentran prescritas, toleradas 0 prohibidas. Esto dependera decisivamente del tipo de gobierno de que se trate, cues- ti6n que ataie al segundo punto que le preocupa a Tilly. De este modo, el segundo de los temas que Tilly aborda en su libro es la problematica relacidn entre violencia y politica. Como deciamos arriba, el enfoque telacional de Tilly se enmarca en sus investigaciones sobre la “lucha politica”, la cual consis te en “acciones reivindicativas discontinuas, publicas y colectivas en las que una de las partes es un gobierno” (Tilly, 2007: 9). Esto significa que “cuando hay un gobier- no implicado, la violencia colectiva se convierte en un caso especial de contienda politica [contentious politics]” (Tilly, 2007: 9), En este punto. II. Hacia una aproximacin tebria de la violencia colectiva* 69 Tilly no deja de ser confuso, ya que, por otro lado, més adelante afirma que la violencia colectiva siempre implica la actuacién gubernamental "aunque sea de modo indirecto. En consecuencia, “la violencia colectiva tuna forma de la contienda politica. Se la puede considerar continda que los participantes reivindican algo que afecta a sus respectivos intereses, y de politica porque siempre esta en juego la relacién de los articipantes con el gobierno” (Tilly, 2007: 25). Lo cierto es que si bien Iuego afirma que “a veces, la violencia co- Tectiva se produce mas bien fuera del radio de accién de los gobier- nos” (Tilly, 2007: 9), su preocupacién central estar4 en las formas que adopta la violencia colectiva como forma de “lucha politica”, es decir, en telacién con los distintos tipos de régimen gubernamental y coman- -do en cuenta las principales dimensiones de dicha lucha, como por cjemplo, las reivindicaciones del colectivo que actda. En esta impreci- sa distincion, tomaremos partido por incluir los linchamientos dentro de la “lucha politica”, ya que son fenémenos de violencia colectiva que interpelan al gobierno central o local en alguna forma, ya sea como objeto de reclamos (cuestién que, ya veremos, sucede frecuentemen- 6) 0 bien como organismo de control y de represién de violencias que le disputan el monopolio, Sobre esto nos explayaremos en el capitulo siguiente. Tilly intenta demostrat con mucho énfasis que los procesos de vio- lencia colectiva estén intimamente ligados a la politica institucional, no sélo porque “defiende la idea de que la violencia resulta esencial en la génesis y la articulacién [. ..] del Estado moderno” (Rogado, 2007: 2), porque los distintos tipos de regimenes politicos influyen deci- ente en a forma que podré adquirir la violencia colectiva en un itorio determinado. Asi pues, rechazara enféticamente la distincién entre fuerza legitima general, estatal) y violencia ilegitima (por lo general, civil). Basindose “tres objeciones insuperables”, Tilly argumentara que el uso de la estatal no puede distinguitse objetivamente de la violencia ilegal. primer lugar, porque los limites de la fuerza estatal son la mayoria las veces difusos. Los debates en torno a como deben actuat las fuer- estatales y en qué momento se produce un abuso de la fuerza por te de éstas reflejan esta cuestidn. En segundo lugar, porque lo que fxiste concretamente es un continuo dificil de clasificar, que va desde las acciones del gobierno socialmente aceptadas hasta la violencia per- Petrada por agentes y organismos oficiales que violan flagrantemente la 70 Voki colestvas. Linchamientos en México legalidad de la fuerza estatal y son percibidos como ilegtines yey poblacién, En el medio de estos dos extremos se encuentra um ing. ta eantidad de acciones (actos de negligencia, abusos menots i, nas legales) que hacen imposible fijar una froncera entre qué aq, conssten en uso de la fuerza, y cudles son en verdad actos de vies, Por tiltimo, existe gran ntimero de actuaciones de violencia cules, (disturbios, revoluciones, rebeliones) que tienen a agentes del gobi como principales causantes, instigadores u objetos de violencs. End finitiva (nos extenderemos sobre esto en ef punto siguiente), hay 2 de li politica y de la violencia solapadas que no pueden diferencia, ‘en kis que los emprendedores politicos estatales se conjugan con ap. cialistas en la violencia clandestinos, instigando, fomentando o dejan actuara los perpetradores de las destrucciones. Hecha esta aclaracién, Tilly define un régimen politico como “a transacciones entre agentes del gobierno, miembros del sistem: pole co, desaadores y sujetos” (Tilly, 2007: 29), cuya varacin se ei en dos dimensiones principales: su eapaidad, entendida como el “ga ‘en que los agentes gubcrnamentales controlan los recursos, actividad} las poblaciones dentro del territorio en que ejercen el gobierno” (Tik 2007: 40), y la demecracia, concebida como el grado en que la poblaiis, civil sometida a un gobierno sostiene relaciones generales con el gobi: no, ejerce control sobre él y gozan de proteccién frente a posibles uss gubeenamentals. En un ej cartesiano de dos dimensiones, los gobieenos se ubicande- dde-una “zona de tirania fragmentada” (bajo nivel de democraca y bit nivel en la capacidad de gobierno) hasta una “zona de ciudadaria (an rive! de democracia y alto nivel en Ia capacidad de gobierno), sins por la zona de autoitarismo (bajo nivel de democraciay alto nivel ea Para Smelser, “el comportamiento colectivo no es 82 +Violencas coletvs. Linchamionos en México sélo si actian en conjunto con los otros determinantes, agregidos cong nivel de jerarquia necesaria, Por esta razén, para Smelser (1995-234) factor precipitante “no es en si mismo, necesariamente, un determina de nada en particular”, ya que debe agregarse en el contexto de os ty decerminantes para provocar una accién colectiva. Estos Factores, ey ces, “proporcionan un contexto concreto al que puede orientase b x cin colectiva” (Smelser, 1995: 232), en el marco de tensiones previa De este modo, el soci6logo estadounidense nos recuerd por un bia, que los estallidos inesperados se asientan siempre sobre conflicts, fs traciones 1 hostilidades latentes, ausentes en el ordenamiento social hie ta que un suceso particular las hace detonar. Por otro, Smelser expcia tuna categoria central para pensar algunos procesos violentos: os acomte cimientos de diversa indole que los preceden y que son necesaios pan que ést0s estallen, ambi desde una mirada fanconalia, para Lewis Coser, ls com secuencias de los procesos conflictivos en las sociedades podiantraerbe neficios y ser totalmente funcionales para el desarrollo de las mismax “aun los actos de violencia y destruccién aparentemente irracionaes ss sentido, en los que estin embarcados minorfas pequefas y desesperads, pueden tener difusas consecuencias de ajuste y funciones sociales post tas para los grupos sociales despojados.” (I96I: 105). Coser incorpoa al aniliss la distinci6n entre privaci6n absoluta y relativa,” asi comols nocién de conflicto real y conflicto irreal, importante para comprende 1a dinmica de muchos episodios de violencia colectiva. Mientras qu ks conflictos reales tienen origen en la frustracién de demandas especiis y en el cileulo de beneficios de los participantes , por elo, se diigen a ‘objeto presuntamente frustrante; los conflictos no reales esti ligacs la necesidad que tiene uno de los antagonistas de relajar su tension, Ls sefiales que indican la presencia de un conflicto no real apuntan ala a sencia de cualquier otra alternativa concebible para los medios que estin usando. Por esta r276n, las contiendas no reales, muchas veces ong inadas en conflictos de cardcter real, no se orientan hacia la obtencin de Lewis Coser hace uns dnc desi en la eos de los movimientos soles Pare lender por qué algunos colectivs se movlzan y otros no cl autor construye el cones racion eatin, ete como la “gu surg, no tanto del mono abso ert Feomo del dscrepancnexperimentada ene assert de un y lade otras person © gr Fue srven como marco de referencia” (Coser, 1986: 61 I, Hacia una aproximacion teérica de la violencia coletiva + B3, resultados especificos, sino que constituyen un fin en si mismo: “cuanto iis intenso es un conflicto, més altas son las probabilidades de mezclar elementos no reales en lo que pudieron haber sido, en sus origenes, con- tiendas bastante reales” (Coser, 1986: 101). En tercer lugar, desde un punto de vista histérico, tanto para Rudé como para Hobsbawn, este tipo de acciones no eran casuales, puesto que ccurtian en marcos de transicién entre una sociedad tradicional y una industrial moderna, Asi, para Hobsbawn (2001: 21), las revueltas tenian que ver basicamente “con la adaptacién de las agitaciones populares a la economia capitalista moderna”. De igual manera, Rudé crefa que la ac- cién de la “muchedumbte” era la forma de protesta “tipica” del periodo transicional hacia sociedades industriales: “en nuestro periodo de transi- cidn, la forma tipica de protesta es la revuelta del hambre y no la huelga del futuro” (1979; 14), Para George Rudé, la literatura conservadora ha- bia cometido un persistente error, consistente “en aplicar la etiqueta de ‘tuba’ o ‘populacho’ sin discriminacién a todos los participantes de dis- turbios populares” (1979; 15). Por esta razén, tratando de “huir de es- tos estereotipos”, Rudé se formula una serie de preguntas con el fin de profundizar en las descripciones y encontrar posibles explicaciones a las causas de los disturbios en Francia: (Qué pasé realmente, tanto con respecto al hecho mismo como con respecto. asus origenes y consecuencias?[...] Qué dimensiones tenia la muchedumbre en cuestion, como actuaba, quiénes (si los habia) eran sus promotores, quié- rics la componian y quiénes la conducian? [...] ¢Quiénes fueron el blanco o las vietimas de las actividades de la muchedumbre? [...]

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