SIMON 7 a
OBRA\
COMPLET.
*
Compilacién y notas de Vicente Lecuna, con la colaboracién
de la senorita Exther Barret de Nagarie
*
SEGUNDA EDICION
*
VOL. II
Cortes del Libertador comnrendid~s en
el periodo de 8 de mayo de 1824 a
19 de setiembre de 1828.
EDITORIAL LEX
LA HABANA, CUBA
1950 aol4 Osras CoMPLETAS DE BoLivan
males de la guerra civil: aquélla es la patria primitiva, la de nuestros
héroes, alli existen las reliquias de nuestros padres zy no nos esfor-
zaremos en su favor? Espero que tres dias después de recibidas estas
érdenes estaran navegando los recursos que he pedido.
Boxfvar.
“14233.—peu oniemat). 7
Coro, 23 de digembre de 1826.
AS. E. BL GENERAL EN JEFE José ANTONIO PAEz.
Mi querido general:
Al Iegar aqui he visto con satisfaccién una proclama de Vd. del 15
de diciembre, en manuscrito venido de Curazao: en ella estén mis
verdaderos sentimientos. Yo he celebrado infinito que la carta llevada
a Vd. por el coronel Ibarra haya causado este documento tan honroso
a mi como a Vd. jQuiera el cielo que los presagios de Vd. se realicen
ain mas allA de lo que yo deseo! Mi ambicién es la felicidad de Vene-
zuela y de la América toda, si fuera posible. Aseguro a Vd., con toda
mi sinceridad, que estoy sumamente fastidiado de la vida piblica y que
el primer momento dichoso de mi vida ser aquél en que me desprenda
del mando delante de los representantes del pueblo en la gran conven-
cién. Entonces se convenceran todos de mis-mas intimos sentimientos.
Y, a la verdad, za qué puedo yo aspirar? Yo tiemblo de descender
desde la altura en que la fortuna de mi patria ha colocado mi gloria.
Jamas he querido el mando: en el dia me abruma y aun me desespera.
No combatiré yo por él, digo mas, me harian favor en sacarme del
caos en que me hallo por una pronta muerte. Yo me estremezco cuando.
pienso, y siempre estoy pensando, en la horrorosa calamidad que amaga
a Colombia. Veo distintamente destruida nyestra obra, y las maldicio-
nes de los siglos caer sobre nuestras cabezas como autores perversos de
tan lamentables mutaciones. Quiero salir ciertamente del abismo en
que nos hallamos, pero por la senda del deber y no de otro modo.
La proclama de Vd.-dice que vengo como un ciudadano: ;qué podré
yo hacer como un ciudadano? ;Cémo podré yo apartarme de los deberes
de magistrado? ;Quién ha disuelto a Colombia con respecto a mi y con
respecto a las leyes?
El voto nacional ha sido uno solo: reformas y Bolivar. Nadie me
ha recusado, nadie me ha degradado. ;Quién, pues, me arrancara las
riendas- del mando? zlos amigos de Vd., y Vd. mismo?!! La infamia
seria mil veces mds grande por la ingratitud que por la traicién. No
lo puedo creer. Jamas concebiré que Vd. lleve hasta ese punto la ambi-
cién de sus amigos y la ignominia de su nombre. No es posible, general,
que Vd. me quiera ver humillado por causa de una_banda de transfugasCarTas.—Aiio 1826 515
que nunca hemos visto en los combates. No pretenda Vd. deshonrar a
Caracas haciéndola aparecer como el padrén de la infamia y el ludibrio
de la ingratitud misma. ;Qué no me deben todos en Venezuela, y hasta
Vd. no me debe la existencia? (*) El Apure seria la habitacién del
vacio, el sepulcro de sus héroes sin mis servicios, sin mis peligros, y
sin las victorias que he ganado a fuerza de perseverancia y de penas
sin fin. Vd., mi querido general, y los bravos de aquel ejército, no esta-
rian mandando en Venezuela, y los puestos que la tirania les habria asig-
nado serian escarpias y no las coronas de gloria que ahora cifien sus
frentes. :
Yo he venido desde el Pera por evitar a Vd. el delito de una guerra
civil: he venido porque Caracas y Venezuela no volvieran a mancharse
con la sangre mas preciosa. ;Y ahora me quiere Vd. como un simple
ciudadano! jsin autoridad legal! No puede ser. Este titulo me honraria
millones de veces recibiéndolo por fruto de mi desprendimiento.
No hay mas autoridad legitima en Venezuela sino la mia, se entiende
suprema. E] Vicepresidente mismo ya no manda nada aqui, como lo
Sice mi decreto. Ya no habré motivo para queja ni desobediencia. El
origen del mando de Vd. viene de municipalidades, data de un tumulto
causado por tres asesinatos. Nada de esto es glorioso, mi querido
general.
Ofrezco a Vd. con la mayor franqueza toda mi amistad, todos mis
servicios y cuanto pueda serle honroso; mas todo debe marchar por la
senda del orden, por la verdadera soberania, que es la mayoria nacional.
Cumana misma no ha desconocido al gobierno. Ojala que el general
Marifio haya sido bien recibido, para que Cumané no se convierta en
Nueva Guinea y se entienda conmigo para restablecer la paz publica.
Lo que mas me asombra de todo es que Vd. no habla una palabra
de mi autoridad suprema ni de mi mediacién. Vd. me ha llamado, y ni
siquiera me escribe una letra después de tan graves acontecimientos;
todo esto me deja perplejo. Crea Vd., general, que a la sombra del
misterio no trabaja sino el crimen. Quiero desengafiarme: deseo saber
si Vd. me obedece o no, y si mi patria me reconoce por su jefe. No per-
mita Dios que me disputen la autoridad en mis propios hogares, como a
Mahoma, a quien la tierra adoraba y sus compatriotas combatian. Pero
él triunfé no valiendo su causa tanto como la mia. Yo cederé todo por la
gloria; pero también combatiré contra todo por ella. Sera esta la sexta
guerra civil que he tenido que apagar? {Dios mio, me estremezco!
Querido general, conmigo sera Vd. todo, todo, todo. Yo no quiero
nada para mi: asi Vd. lo sera todo sin que sea a costa de mi gloria, de
una gloria que se ha fundado sobre el deber y el bien.
La prueba mas invencible de mis sacrificios a Venezuela y a Vd.
es mi decreto que ahora le mando. Yo me comprometo con el deber
(*) Péez, prisionero de los espaiioles en Barinas, en diciembre de 1813, ealv6
la vida por Ja Vietoria de Araure.516 Osras CompLeTas De Botfvar
y con la ley al convocar la convencién nacional; no le debo, y sin em-
bargo me inmolo para evitar una guerra civil. ;Y aun quiere Vd. mas
de mi consagracién?
Crea Vd. que no pretendo, (*) hacer triunfar un partido sobre otro
ni en la convencién ni fuera de ella. No me opondré a la federaci6n;
tampoco quiero que se establezca la constitucién boliviana. Sélo quiero
que la ley reuna a los ciudadanos; que la libertad los deje obrar y que la
sabiduria los guie para que admitan mi renuncia y me dejen ir lejos,
muy lejos de Colombia. Testimonio de este sentimiento es la venta de
Aroa y la venta de todos mis bienes, que mi hermana negocia.
Adiés, querido general, yo parto mafiana para Puerto Cabello: alli
espero la respuesta de Vd. Puerto Cabello es un gran monumento de
su gloria: ;OjalA que alli se alce tanto que pase la mia! Este voto es
sincero porque no tengo envidia de nadie.
Reciba Vd. la expresién de ardiente afecto con que le amo de corazén.
Botfvar.
EI original tiene la siguiente nota: ‘‘Esta carta se ha recibido hoy 15 de
febrero de 1827’’.
1234.—pe1 onta1vaL).
Coro, 24 de diciembre de 1826.
AL ExMo. sENoR GENERAL EN JEFE
RaFaEL URDANETA.
Mi querido general:
Mando a Vd. la importante proclama que ha dado el general Paez.
Este documento nos dara infinito bien porque alentara los buenos hasta
el Ultimo grado; y autoriza a todos a abandonar la mala causa. Pero
observe Vd. la clausula en que dice, “Su patrio suelo le llamé para su
consuelo como un ciudadano”.
Esto quiere decir que no me han llamado como a presidente ni como
4rbitro: en una palabra, que me consideran como un stibdito. Después
afiade, “que no vengo a desvirtuar la autoridad civil y militar, sino a
dar consejos”. No hay la menor duda de que insisten los amigos de
Paez en sostener lo hecho.
Yo le escribo hoy mandandole mi decreto de Maracaibo para que lo
haga cumplir, o me diga si me obedece 0 no. Mi carta est4 concebida en
términos muy fuertes, pero modificada con esperanzas muy lisonjeras
si se pone de acuerdo conmigo. Todo esto haria efecto si no se hubiese
adelantado tanto la cdbala contra mi: el delito debe aterrarlos y poner-
los en posicién de preferir todo a mi autoridad. Asi temo mucho una
(*) En el borrador, ‘ni pretenderé jamAs’’,Cantas.—Afio 1826 517
guerra civil; y no he tenido inconveniente en asegurarle a Péez que
estoy resuelto a combatir contra todo por no soportar la degradacién
de la repiblica y mi autoridad. Espero en Puerto Cabello su respuesta.
He mandado suspender el embarque de mulas, porque no las hay
sino tan sélo para embarcar. Parece que se quiere saquear la repiblica
para abandonarla después. Cada dfa me convenzo ms, por lp que veo
y oigo en todo el pais, que la hermosa organizacién de la repiblica ha
convertido al pais en otra gran Sierra Morena. No hay mds que bando-
leros en ella. ;Esto es un horror!!!! y lo peor de todo es que, como otro
mirtir, voy a batirme por sostener la santidad de nuestras leyes.
Entiendo y aun lo veo, que los pérfidos o mas bien los viles que han
manejado los créditos contra el gobierno de esta provincia han robado
a la patria cruelmente. Lo mismo habra sido en otra parte. ;Benditas
leyes!!! Yo las he rhandado suspender con respecto a pruebas suple-
torias y no supletorias. Me han pedido estos sefiores que facilitare mas
las pruebas, ;,qué tal?
En este pais esté prohibido el comercio licito y sus habitantes no
sor/‘mas que contrabandistas y los empleados del tesoro bodegueros.
Asi va el mundo.
El coronel Borras esta adorado del pueblo, segin me dicen todos,
y todavia mas el sefior Hermoso, que han ganado con su tactica popu-
lar a los que no pagan derechos. Estos dicen que son muy patriotas: se
entiende, los que hacen contrabando. El] resto del pueblo lo creo tan
godo como antes. Ni aun por mi llegada se acercan a verme, como que
sus pastores son jefes espafioles. Yo creo que si los espafioles se acer-
can a estas costas, levaritaran 4 6 5.000 indios en esta sola provincia.
La nobleza de este pais permanece renuente y abstraida de todo; pero
cévranao millones’ y Coro no" na vaiiao“jJanias un-miifon.
Yo sigo esta tarde para Puerto Cabello por tierra y a pasar muy
malos caminos y mas muerto que vivo de fatiga y de calor; pero si
lego y termino la guerra civil, mejor no puedo salir de este mundo.
Espero que Vd. acelere sus mar_has tanto cuanto sea posible, o diré
mejor espero que Vd. prepare cuanto sea necesario para sus marclras y
que aumente y mejore la fuerza y la organizacién de su ejército. Insto
a Vd. mucho porque no‘olvide nada, nada que pueda contribuir al éxito
final de nuestra empresa.
Soy de Vd. de corazé6n.
Borivar.
Memorias al general Salom. El padre Torrellas esté en Valencia:
no sé quien manda el Occidente.518 Oseas ComPLetas pr Bofvan
1235.—vE UNA, COPIA). a
Cumarebo, 25 de diciembre de 1826.
AS. E. BL GENERAL EN JEFE RAFAEL URDANETA.
Mi querido general:
Remito a Vd. el oficial que me trajo el pliego de Guerrero. A éste
le digo que Vd. es el jefe supremo por ahora, a fin de que le obedezca
en todo. Déle Vd. érdenes. Dice el oficial que se puede levantar un
escuadr6n en Guanare y otro en los otros cantones. Yo creo que Apure
hard su deber. Hable Vd. sobre esto con el oficial.
De Vd. amigo. ‘Bou fivar.
1236.—peu sonnapox).
Puerto Cabello, 81 de diciembre de 1826.
AL ExMo. SENOR GENERAL EN JEFE J. A. PAE.
Mi querido general:
Acabo de llegar a esta plaza, y al poner pie en tierra he sabido con
sumo sentimiento que Vd. se habia alarmado por noticias falsas 0
ciertas; y que habia tenido una incomodidad tan fuerte, que habia
sido preciso llevarlo a la cama desde la plaza de Valencia. El motivo
mas positivo que Vd. tiene para todo esto se funda, segtin se dice, en
“que yo mando venir tropas a Venezuela. Yo he escrito a Vd. esto mismo
desde Pamplona y Maracaibo. La comunicacién de Pamplona no sé si la
ha recibido y la de Maracaibo ha legado hoy mismo conmigo; porque
el oficial conductor se ha extraviado por los malos caminos de la pro-
vincia de Coro. No mando a Vd. estos pliegos porque no probaran
nada; pero los he abierto solemnemente en publico para que hnaunas
lo pudiera certificar.
Si yo traigo tropas tengo mil motivos para ello. En el Oriente se
estan batiendo hermanos contra hermanos; y en el Occidente lo mismo.
(Ademds, yo sabia desde Bogota que habia tramas secretas contra mi
vida, y aun al mismo Guzman lo quisieron asesinar siendo amigo de
Vd. y viviendo en su casa). En la iglesia de San Francisco se ha juzgado
rhi"rdéilada -y thi patriéusmo:* noy rmsmo" ne Visto un~ pasquun*ae
Valencia en que se dicen horrores de mi. (Como mi autoridad. no esta
reconocida en el territorio que Vd. manda, he debido traer conmigo una
fuerza necesaria para hacerme respetar) en una palabra, general, Cu-
mana y Vd. le hacen la guerra a los que me obedecen a mi y a la
reptblica y yo no puedo dejar sacrificar a los que se consagran a su
deber y mi persona.
Mi querido general, un libro no bastaria para explicar de una parte
y otra los motivos de queja que podemos tener. Diré mi excusa: que
no he tenido parte en las turbulencias de Venezuela; que he venido
porque Vd. me ha i:amado; ninguna ambicién me anima, puesto queCartas.—Afio 1827 519
no he querido aceptar las ofertas de Vd. ni la, dictadura que me han
ofrecido las actas de los pueblos. Ahora bien, tampoco quiero la guerra,
porque ella matara la patria. Yo ofrezco convocar al pueblo para que
determine lo que quiera y haga cuanto alcance su poder. Haré mas,
me iré de Colombia el dia que se reuna; por consiguiente, ninguna mira
politica me animara a tomar partido por nada.
Undmonos, pues, para salvar a nuestros infelices hermanos. Basta
de sangre y de ruinas en la pobre Venezuela, jmil maldiciones le acom-
pafien al intierno al que pretenda levantar su poder sobre escombros
amasados en sangre! Entenddmonos, general. Nadie sera infeliz, nin-
gun espiritu de partido me guia. Jam4s la venganza ha entrado en
mi pecho, y en cuanto a Vd. toda la vida lo he amado y aun en el dia
excita Vd. a mi corazén una ternura mezclada de pena. ;Vd. se pierde,
y Vd. se pierde!
Si Vd. quiere venfr a verme, venga. Morillo no desconfié de mi leal-
tad y desde entonces somos amigos. Si Vd. no tuviere por conveniente
hacerlo asi, mande Vd. una persona de su confianza a tratar conmigo.
Mande Vd. a quien quiera, todos me son iguales. Me han dicho que
Ferguson ha detenido al Dr. Pefia: no lo creo porque Ferguson sabe
muy bien que O’Leary por haberse excedido ha perdido su empleo.
En fin, yo espero con ansia la respuesta de esta carta que la lleva
el teniente coronel Wilson, hijo del general Wilson, tnico edecan que
tengo ahora a mi lado. Le ruego a Vd. trate muy bien a este oficial que
tiene mucha recomendacién para mi.
1237.—bet. soxzavor).
7 Puerto Cabello, 1° de enero de 1827.
(Au Exo, seXor Generau J. A. PAgz).
Mi querido general:
Es indccible el gozo con que he visto llegar al general Silva y apenas
lo he oido cuando he extendido el decreto que mando a Vd. Jamas he
pensado hacer otra cosa que lo que consta de este documento. Me es
imposible tampoco hacér mas. Yo no puedo dividir la repiblica; pero
lo deseo para el bien de Venezuela y se hara en la asamblea general si
Venezuela lo quiere. Vd. vera, por una carta que tengo del general
Santander para Vd., que he logrado convencer al gobierno de la nece-
sidad de dividir a Colombia en tres estados. Santander quiere que todo
se olvide para quedar como buenos amigos y vecinos. Yo creo que Vd.
esta loco, cuando no quiere venir a verme y teme que yo lo reciba mal.
General ;Vd. puede persuadirse de que yo sea menos generoso con Vd.,
que ha sido siempre mi amigo, que con mis propios enemigos? No crea
Vd. tal cosa. Voy a dar a Vd. un bofetén en la Cara yéndome yo mismo
a Valencia a abrazar a Vd. Morillo me fué a encontrar con un escua-