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"Prólogo" a mi librería favorita

[Lunes] 7 de mayo

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Mi librería favorita está en la intersección de dos vías (carrera 11a con calle 96), en el número 46.
Es una casita amarilla, esquinera, y ya el amarillo se ha vuelto en mi vida un color recurrente por
estos tiempos. Amarilla la cama del poema de Hall, amarillo el baño del diluvio en un piso de
Brooklyn, amarillo también el último libro de Hilario. Amarillo el girasol al óleo que un amigo pintor
me ha regalado. Amarillos los sueños, y el perro que mordió a mi madre en una pesadilla reciente.
Pero mi librería favorita es de un amarillo de helado old style, se puede decir, un amarillo bajito
cubre sus paredes, rodeadas de jardines. A veces es amarillo de passion fruit, depende como lo
tome desprevenido el sol.
Las calles son pacíficas, y aunque las oficinas tratan de penetrar y pasar desapercibidas en ellas,
todavía es un barrio residencial de casitas pulidas, es la extensión de mi barrio del lado occidental.
Quien llega por la carrera (horizontal) sólo ve el jardín y la terraza, los toldos azules y el amarillo
cremoso como manteca recién apretujada. No hay puerta, sólo expectativa. En cambio, quien viene
por la calle (vertical a las montañas), solo puede preguntarse si acaso la pequeña puerta puede ser
la entrada a la casa, o acaso el prólogo. Todo en ella es un prólogo a algo, y no por acaso Mauricio
Lleras y su socio le llamaron así, "PRÓLOGO".

Lo que me gusta de PRÓLOGO es esa sensación de sentirse en casa una vez llegas, los pisos, las
ventanas (prólogo) al exterior, la forma como un salón amplío acomoda libros que no consigues en
otras librerías de la ciudad, al menos no los que tú buscas, y la salita contigua con sus sillones que
te permiten leer sin necesidad de luces de bujías, porque las ventanas son enormes, los cristales
son un prólogo a la oscuridad de estos días. Mauricio es callado, diría cualquiera reservado, pero
son apenas prólogos a un hombre de excelente gusto literario y con ideas sumamente envidiables
sobre el oficio de librero. Un poco más chico de estatura que yo, de vez en cuando fuma o bebé
una taza de café, eso sí, muy atento a su clientela, pensando siempre en este o aquel libro que le
interesa, que siempre sabe como importar desde dóndequiera que esté.
A PRÓLOGO un escritor como yo puede ir a escribir, pasa dentro de mí algo maravilloso cuando
sentado a una mesita del balcón, tienes la posibilidad de contemplar, hacia dónde mires, a través
de los cristales los anaqueles de libros, libros todos nuevos, y hace la diferencia entre la propia
biblioteca tuya: en casa, los libros son familiares, leídos, subrayados, anotados, cansados;
en PRÓLOGO, siempre son nuevos, respiras vida, y por fortuna para un artista es un paraíso en el
que aún las masas no llegan. La librería de Mauricio, no es para cualquiera, se requiere de mucho
amor por los libros, mucho cuidado sobre lo que se lee, para sentirse allí como en casa.

PRÓLOGO es una ventana a la buena idea de una librería de libros nuevos, muy apartada de los
escándalos editoriales comerciales. Hablar con Mauricio es en cierto modo fascinante, de por sí su
tono de voz es apacible, no gasta muchas palabras y sólo acierta con las necesarias, termina
sintiéndose que ha estropeado y gastado uno más de sus propias palabras. De por sí, la librería es
nueva, pero demoró casi toda la vida en concretarla. Ahora, ya con excelentes títulos, un amante
de las joyas perdidas de editoriales chicas de España e Hispanoamérica, me confiesa con toda
seguridad: "y a pesar de todo los libros buenos que ves, todavía falta por limpiar mucho". Creo que
no dudaría en la opinión de Mauricio sobre lo que sirve y no sirve o valdría la pena leer. De todos
modos, creo que me enamoré definitivamente de PRÓLOGO al saber que la idea de Mauricio es
hacer un recorrido literario por Hispanoamérica, de la manera de traer joyitas publicadas de país a
país por editoriales pequeñas y desconocidas; representa un proyecto original que creo que de por
sí está protegido por derechos de autor, que nadie podría robarle, pues sólo él sabe que es lo que
necesita y debe encontrar.

Por ello PRÓLOGO es mi librería favorita de libros nuevos en Bogotá, y adonde voy


frecuentemente, ya sea a buscar entre sus anaqueles, o a beber una taza de té en la terraza,
rodeado de las bellas plantas silvestres del altiplano y donde las ideas amasadas de súbito son el
prólogo a páginas de inesperada prosa algunas horas después.

Publicado por © La Redacción de Adentro y Afuera   

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