Cada maana iba a la calle a por limosna, pero nunca
se quejaba de su situacin o sus vicisitudes. Coga lo que le daban sin dudar. Un da, al volver de su rutina, vio que su cabaa haba sido ocupada por alguien. Un joven estaba comiendo su comida y cogiendo el dinero que haba podido guardar. El anciano lo mir con compasin y entr en la cabaa. - Quin eres? - pregunt el joven mendigo, abrazando la comida que haba encontrado. - Yo soy t, pero en un cuerpo diferente. El viejo le dio tambin su abrigo. El extrao, en vez de fijarse en su compasin, lo tom por un loco. Cogi el abrigo de sus manos, y despoj al anciano de pies a cabeza, dispuesto a llevarse todo cuanto tena. -Esto es todo lo que tienes?- pregunt. - Cuando lo tienes todo, no tienes nada, y cuando realmente no te queda nada, lo tienes todo - respondi humildemente el viejo. El chico estaba confuso. El viejo sonri y dijo: - Nio ignorante, ests atrapado en una ilusin que no puedes ver, sentir ni tocar y atado con cadenas invisibles. Mientras no nos demos cuenta de quines somos en realidad, no importa lo que poseamos. Incluso si te conviertes en el ms rico de los ricos estars atado por el sufrimiento. El joven mendigo se qued fro y sinti que haba comprendido algo de lo que el viejo estaba diciendo. El viejo cant "Gate Gate Paragate Parasamgate Bodhi Svaha". Ningn tesoro se le puede comparar, ningn dinero lo puede comprar, ninguna riqueza lo puede llenar, ningn placer lo puede satisfacer, ningn ojo lo puede encontrar, ningn odo lo puede or, ninguna lengua lo puede degustar, ninguna mano lo puede tocar, ninguna mente lo puede imaginar. - Oh querido nio, qu es este tesoro? - pregunt el viejo - Encuentra para qu hemos nacido, solo para darnos cuenta de esto. El mundo ilusorio del joven se rompi, su cara brill y despert. El anciano se inclin ante l, dijo "concete a ti mismo" y se desvaneci.