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El tiempo!

Una nocin de la ms sincera realidad solo nos aseguraba esperarlo


en cada una de sus fracciones para llegar al momento determinado, un
encuentro con nosotros mismos.
Nos reunimos nosotros cinco el 21 de noviembre de 2014, fecha en que
ansiamos profundamente explorar la vegetacin existente en los llanos de
Colombia. Para partir, meditamos sobre todas las labores que debamos de
ejecutar ese mismo da, sin descuidar nuestra misin de transformar un mundo
lleno de atrocidad.
Nos vemos unos a otros con ojos de admiracin y a la vez de arrepentimiento,
porque aunque podemos decir que estamos animados, nos duele pensar que
todo podra abatirse en un milisegundo. Cabe decir que nuestro dinero se
desvanecera entonces en solo dos das y medio.
El momento se haca prximo! Pero inesperadamente nuestro autobs choc
con un carro que vena alrededor de 80 kilmetros por hora, y que, se
escabull en unos instantes, favorablemente, ninguno de nosotros se lesion.
Sin embargo, nos localizamos en medio del desierto y por lo tanto, nadie
apareci para auxiliarnos.
La noche se formaba fra y apagada, solo disponemos de la luz del autobs, sin
lugar a duda estamos alarmados, lo nico que nos conviene hacer es dormir o
esperar si alguien viene en nuestro rescate. Efectivamente fue as! Cuando en
el reloj son las 10:35 divisamos dentro de nuestro transporte una luz brillante y
esplndida que se avecinaba desde el oriente, posteriormente nos dimos
cuenta que son tres hombres cabalgando en direccin a los cinco.
-Cmo se sienten?
Dijo uno de ellos, con voz fina y clida.
-En buen estado. Pero, Quines son ustedes?
-Vern. Respondi uno de ellos.
-Somos tres campesinos unidos por un solo ideal servir a quienes ms lo
necesiten.
-Y, por qu lo hacen?
El ms noble de ellos dijo el mundo no se trata de salir a buscar sin tener el
motivo de tu marcha, sin poseer primero el don de la sabidura, ni averiguar
cmo vivir el mundo desolado en el que habita la incertidumbre y el miedo. El
mundo es algo ms que eso. Es apreciarlo y no subestimarlo, es entenderlo y
no eludirlo. He aqu nuestro argumento del porque estamos aqu.

En ese preciso momento los tres se alejaron como un rayo veloz y


desaparecieron misteriosamente.
Al entrar en nuestro autobs, este se restaur enigmticamente. Deducimos
que lo ms esencial no era llegar, sino ver la divinidad hallada en la naturaleza,
solo que, con otros ojos, con amor y sencillez.

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