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pesina, como autoridad con jurisdiccién y compe- tencias, asf como mantener y desarrollar el que ya existe, constitucional y legalmente, para las autori- dades propias de los indigenas. En tanto se aprueban todas las normas necesarias para ello es necesario por lo menos reconocer y afianzarla personeriajurf- dica y representatividad legal de las organizaciones, propias de los campesinos, y en particular de los co- lonos, tales como sus interveredales, comités y jun- tas. La fractura de la participacién politica y social ex- cluye siempre a la comunidad basica, la que como hipotesis podemos proponer como base de la con- versi6n en conflictos armados de los problemas agra- rios, de la propiedad de la tierra, de la colonizacion y de laejecucién de macroproyectos. Laclase politica es un actor que debe participar en el proceso de concertacién, pero no puede monopolizar los espa- cios de descentralizacién, Cuando tratamos de politica estamos hablando tam- bién de la estructura de participacién. La democra- cia participativa puede ser un cliché que encubre la participacién de unos pocos o de los de siempre. De por sf el término demos del griego, no significaba pueblo como a veces se ensefia (pueblo era laos), sino los que votaban, excluyendo a las mujeres, par- tede la plebe y los esclavos. Curiosamente la demo- cracia actual en la mayorfa de los pafses conlleva la abstencién de la mayorfa de la poblacién. Conocer Jas zonas de colonizaci6n es precisamente encontrarse con grandes masas de poblacién excluida de los cen- ‘ros de decisi6n e inclusive de la periferia de las deci- siones. La propuesta de politica inicial esta en partir de tener en cuenta a la poblacién sujeto (actor protagonista 0 victima) de ta colonizacién, en que el Estado reco- ‘nozea competencias a sus formas propias de ongani- zacién y expresin, si se quiere que ellas tengan al- ‘guna responsabilidad con respecto al Estado. Una meta inmediata es lograr que las Corporaciones del Ambiente, las entidades territoriales y el Minis- terio del Medio Ambiente concerten con las organi: zaciones comunitarias convenios 0 contratos para di- seflar y ejecutar programas de gestiGn ambiental que permitan preparar el ejercicio de la autoridad ambien- tal comunitaria, Se trata de pasar de la mera partici- 86 pacién delegada y minoritaria ala gesti6n directa por las comunidades y sus organizaciones. Esto debe de- sarrollarse en aplicacién de las normas vigentes yen particular de la ley 99 de 1993 y del artfculo 103 de la Constitucién Nacional. Una segunda meta tiene que ver con la modificacién de las normas y estructuras de las autoridades del Sistema Nacional Ambiental, de manera que se re- conozca expresamente a las organizaciones de cam- pesinos colonos como tales. En especial, las Corpo- rraciones del Ambiente y las unidades ambientales de las entidades territoriales deben basarse en la gestidn comunitaria. Una meta subsidiaria tiene que ver con Ia articula- cidn de los incentivos econémicos para la conserva- cin de los bosques y demas recursos renovables, ¥ con la gestién comunitaria. Instrumentos similares a los Certificados de Incentivo Forestal y especialmente el pago de tasas compensatorias por la conservacién, el manejo adecuado o el restablecimiento de recur- sos renovables deben ser pactados claramente con Jas comunidades, de forma que se articulen a sus pla nes y proyectos regionales y comarcales. Se requiere promover una conciencia y una normatividad nacio- nal e intemacional en el sentido de la necesidad de valorizar econémicamente el papél de las comunida- des para la preservacién de los recursos renovables. Por otra parte, es indispensable reconocer dentro de una politica de colonizacién en qué medida la pe- quefia produccién puede ser fundamental para man- tener sistemas de produccién diversificados y con- servarlos recursos naturales. En efecto, dentro de tal politica cuentan seriamente los sistemas agricolas tra dicionales, campesinos e indfgenas, como una forma tecnolégica y cultural altemativa de abordar el pro- blema del equilibrio entre el desarrollo y la sosteni: bilidad de éste. Conviene descartar una mentalidad que “ha desconocido la existencia de culturas y te nologfas altemnativas en los procesos de planificacién tradicional, con lo que se han ignorado miltiples re~ cursos o se han minimizado o magnificado las res- tricciones cuando s6lo se interpretan a partir de una cultura y una técnica doble”, como lo sefiala Luis Tais, Como se ha anotado antes, las concepciones indige- nas del espacio se caracterizan por una adaptacién al, Medio ambiente y poz ambiente - domesticacién del ambiente o unidad de cultura y ambiente, es decir por ser sostenibles. Asf, “para los movimientos indfgenas, el hecho de haber convivido siempre de forma més 0 menos armonio- sa son su entomo natural les ha dado una gran legit midad frente a la opinién piblica urbana y se ha con- vertido en un poderoso argumento a favor de sus de~ mandas territoriales”, como lo plantea David Kaimowitz. 2, Desactivar la renta absoluta para respetar a los seres humanos que habitan el campo y usar adecuadamente el suelo El segundo objetivo estratégico es lograr que el sue- lose use de acuerdo con su potencialidad, de acuer- do.con sus caracteristicas agroecolégicas. Para cum- plireste objetivo en Colombia es necesario reducir la renta absoluta del suelo, de manera que la rentabili- dad de su uso adecuado sea superior a su precio, a la vez que aplicar medidas que eleven la rentabilidad del uso adecuado del suelo. 87 Durante los afios 20 y 30 se desaté en Colombia una amplia gama de conflictos, derivados de las confron- taciones entre las relaciones sociales, econdmicas y politicas imperantes, y las demandas que ejercfa el proveso de modemizacién del pats. En el Ambito agra- rio, examinado por numerosos especialistas, fue apro- bada la Ley 200 de 1936, dirigida basicamente al ‘ordenamiento y clarificacién de la propiedad, con al- gunas consideraciones sobre proteccién ambiental (Preservacién de bosques y acuiferos, articulos 10 y 1). A pesarde haber sido considerada como marco legal de una reforma agraria, no tuvo los alcances redistributivos de la propiedad que algunos espera- ban, pero sf plante6 limites a la expansiGn de las ha- ciendas sobre las tierras baldias como mecanismo de exclusiGn de los pequefios campesinos del acceso a latierra y a los mercados. Esta legislacién se inscribié en los propésitos modemizadores ya sefialados, y no obstante sus res- tricciones, suscité rechazo en los sectores més recal- citrantes de la sociedad, agrupados en tomno al mo- nopolio de la tierra y a Ta preservacién de relaciones laborales de indole pre-capitalista. El vigor de estos intereses y la confluencia de condiciones intemacio- niales que frenaron la modernizacién econémica y politica del pais impidieron avances de importancia en la racionalizacién de la propiedad agraria, con lo cual se agudizaron los conflictos que previamente se trataron de superar a través del proyecto moder- nizador. Durante los afios cincuenta se produjo un importante desarrollo de las condiciones técnicas de la produc- cién en medio de una profunda crisis social y politi- Asociada a estas condiciones ocurrieron despla- zamientos de poblaciones rurales hacia las zonas pre- viamente marginales en donde habria de configurar- se luego el escenario de las conflictivas colonizacio- nes de los afios sesenta y subsiguientes. ‘Segtin lo sefialan los distintos estudios sobre el tema y lo ratifican las evaluaciones mas recientes de la problemética agraria colombiana, la tenencia de la tierra en el pafs esta caracterizada, definitivamente, por una elevada concentracién de la propiedad. Un acelerado proceso de concentracién de la tierra en manos de los mas grandes produétores ha ocurri- do en Colombia en los tiltimos 10 aos, a la vez que se hareducido en forma dramatica el érea sembrada, La ampliacidn de area de grandes propiedades dedi- cadas a Ja ganaderia extensiva es un retroceso ala formacién de latifundios en el pafs. En este proceso, 1a compra de tierras se consolida como un negocio cn si mismo y el precio pagado por las fincas no esté determinado por su productividad agropecuaria, sino pporllas posibilidades de valorizacién del predio, Puede detectarse el proceso, tanto al comparar los resulta dos de las encuestas nacionales agropecuarias como al comparar los datos registrados en el catastro. Vea- mos: Cuadro1 Distribucién de los predios y sus superficies ‘segiin tamafios (sin ncluirlos departamentos con ‘superficie predominantemente en Resguardos in- digenas) el segmento que concentra propiedad comience en las 200 ha, se debe solo a que se trata de pedazos de unidad de produccién en el segmento de la muestra (PSM), es decir fincas incompletas. Por lo mismo, en la encuesta de 1996 no hay pedazos de més de 1.200 Ha., mientras que en los predios del catastro se registran los predios en la totalidad de su tamaio, En una segmentacién minuciosa de la informacién del catastro, la concentracién mas fuerte se produce en los predios de més de 2.000 Ha. Esto tiene como paralelo en la encuesta de 1996 el crecimiento del rea de los PSM de mas de 500 y 1000 Ha. Unestudio de CEGA sobre la distribucién de la pro- piedad, de Luis Lorente y otros, mostré que entre 1970 y 1984 la proporcién de érea cubierta por pre- dios de més de 500 Ha. se redujo en forma importan- te, en favor de los predios eritre las 20 y las 200 Ha. que ganaron un amplio porcentaje de superficie como resultado simulténeo de la modemnizacién de laagricultura y la colonizacién. Es decir, entre 1970 y 1984 se produjo el proceso inverso al ocurrido entre 1984 y 1997. A mediados de los 80 ya podfa observarse la inver- Fuonte: Rinoén, Claudia "Estructura do la Propiodad Ru ral y Mercado de Tierras", U. Nacional, Bogola 1997, sobre la base de informacion del GAC. Cuadro2 Distribucién delas fincas y su superficie y uso agricola segin tamafio sién de la tendencia y el inicio de un nuevo proceso de concentracién:el tamaiio promedio de los predios de mas de 1.000 Ha. pasé de 2.674 Ha. en 1970 a 3.562 Ha. en 1984. En Barrancabermeja 3.204 pre- dios registrados en 1981 se concentraron en solo 2.318 registrados en 1983. Efectivamente, el modelo de concentracién del Magdalena Medio en torno ala construccién de la Carretera de la Paz, con la pre- sencia de grupos paramilitares, las compras de predios por par- te de narcotraficantes y otros & cespeculadores, condujoal ace- lerado desplazamiento de la poblacién, Combinando los datos del IGAC con las encuestas agro- pecuarias, puede verse que en a actualidad la concentracién Fuentes: DANE, Encuesta Nacional Agropecuatia, 1995 y 1996 Los datos de! catastro guardan una coherencia muy ‘grande con Jos de las encuestas agropecuarias y el hecho de que en Iaencuesta de 1996 (y en la de 1995) 88 de la propiedad es mas acele- rada en el Cesar, Bolivar, el Valle del Cauca, el Quindio, Caqueté, Putumayo, Meta, Casanare yCho- 6. El retroceso a Ia formacién de grandes latifun- dios se produjo como resultado de Ja conjuncién de fenémenos econdmicos y politicos: + La expansién de los grupos paramilitares que han propiciado desplazamientos de la poblacién y han apoyado procesos de concentracién de la propiedad en cabeza de narcotraficantes, ganaderos, espe- culadores y de los mismos dirigentes del para- silitarismo, + La economia del nareotréfico produjo, en primer lugar, un nuevo estrato de latifundistas que elev6 los costos del dinero y del crédito fortaleciendo las c: sas de especulaci6n de la tierra, y al mismo tiempo generé una salida econsmicaa los campesinos y jor- naleros de las zonas de colonizacién, desplazados por la violencia 0 por causas econémicas. * La apertura econémica aument6 en 700 % las im- portaciones de alimentos y provocs una dréstica re- duccién del drea sembrada, especialmente en cerea- les, Aunque los cultivos permanentes fueron menos afec- tados por la crisis agricola, no absorbieron el érea que se dejé de sembrar en cultivos transitorios y se produjo en cambio una praderizacién para la gana- deria extensiva. Comparando las encuestas de los afios 95 y 96 se aprecia claramente que los estratos mas bajos que venfan perdiendo tierra desde la década de los 80 lograron recuperarse, mientras que el estrato medio alto siguié vendiendo sus tierras en alta proporcién a Jos mas grandes propietarios. Los medianos resta- blecieron asf la proporcién del drea sembrada de sus fincas, mientras los grandes aumentaron el drea en ganaderfa extensiva, Entre tanto, por ta dinémica de compra de tierra por los grandes propietarios, se ha extremado la distribucién del érea sembrada segtin el tamagio de las fincas que ha caracterizado a Co- lombia y segiin la cual entre més grande sea la finca menos proporcién de drea sembrada posee. En Colombia, segtin estudios y mapas del Instituto Geogrifico Agustin Codazzi, para el afio 1988 ya exitfan 9 millones de hectéreas aptas para la agricul- tura y se utilizaban para este fin 5 millones tnica- mente, En cambio, para ganaderfa, a pesar de existir solamente 19 millones de hectéreas aptas, se estaban utilizando 40 millones. Del total de tierras utilizadas para la ganaderfa en la actualidad, s6lo 5 millones de hectéreas tienen pastos mejorados, mientras que 35 millones de hectéreas se explotan como ganaderia extensiva. Ademis, hay que considerar que la esti- 89 Medio ambiente y paz macién de 9 millones de hectéreas aptas para la agri- culturaes bastante conservadora y estiticasise tiene en cuenta que el suelo se puede mejorar, adecuar y construir, tal como se ha hecho en Europa, y que realmente una parte de los suelos de vocacién gana- dera son adecuables para la agricultura. El 45 % del suelo esté siendo utilizado en forma que no corres- ponde con sus calidades potenciales. En 1996 la distribucién del drea total sembrada del ppafs por tamafio de finca era’ Cuadro 3 Porcentaje del érea sembrada del pais seguin ‘tamafios de finca Tamato Ha. | % Da 20 43.3 20a 50 20.3 soa too | 184 vooa 200 | 12.8 2008500 | 7.8 de soo | t Fuonte: DANE. Encuesta Nacional Agropecuaria 1996 Esta distribucién del érea sembrada del pafs no sig- nifica, de ninguna manera, que las tierras ttiles se encuentren en las unidades pequeiias sino queen ellas Jaexplotacién es mas intensiva. Las éreas ganaderas de gran propiedad tienden a ser expulsoras de poblacién y por lo tanto escenario de conflictos agrarios, con la presencia de paramilitares y guentilleros. El trinomio ganaderos - gamonales - grandes narcotraficantes es, en la actualidad, el polo de concentracién de la contrarreforma agraria que ocurre en Colombia, Los esquemas de colonizacién en nuestro pafs se sostienen bajo la espontaneidad, debido a factores de expulsién de la poblacién por la violencia politica y de presi6n por la tierra, y a la falta casi absoluta de presencia del Estado, El minifundio, como lo han seftalado desde hace tiem 0s los expertos como Antonio Garefa, es la otra cara de la moneda de la gran propiedad. La dindmica expulsora de poblacién de los minifundios, aunque puede ser moderada con programas de desarrollo ru- ral campesino y asistencia social, tinicamente puede ser sostenible dentro de esquemas macro de desarro- llo industrial que no estén vigentes en Colombia e implicarfan cambios en la politica econémica actual. © también puede ser sostenible en las condiciones de Colombia si se dirige hacia la gran propiedad, es decir, mediante una reforma agraria que para Boyacé! Guaviare tendrfa como eje Casanare/Mera, para Caqueté /Putumayo/Narifio tendrfa como eje Cauca/ Valle y el latifundio ganadero del Caquetd, para el alto Sinti/San Jonge/Urabi se dirigirfa hacia Cardo bafSucre,en tanto que para Cesar, Norte de Santander, Magdalena, Magdalena Medio, Caquetd y Natifio se deberian realizar procesos de redistribucién de pro- piedad en su interior. Es asf como la politica de creacién de reservas cam- pesinas, de acuerdo con los propésitos explicitos de a Ley 160 de 1994 con respecto a estas economias campesinas, no puede limitarse a su constitucién en las zonas de colonizacién, puesto que se trata de con- solidar un destino diferente para la migracién dentro de la actual frontera agricola. Es importante tener en cuenta que el proceso actual se verifica en medio de una realidad que esté muy lejos de producir una reduccién en la poblacién ru- ral, y en particular en el campesinado, que algunos se imaginaron para el fin del siglo. Aunque la pobla- cién rural se ha reducido en términos relativos, ha seguido aumentando en términos absolutos de 6 mi- Hones de personas en 1938 a 11,6 millones en 1993. Otro tanto ha ocurrido con la poblacién econémica- mente activa del sector agropecuario, que pas6 de 1,9 millones en 1938 a 2,7 millones en 1993. Los trabajadores por cuenta propia del sector, campesi- nos medios, pasaron de 600 mil en 1938 a 70 mil en 1964 y 800 mil en 1993. Sehareducido en cambio drésticamente, desde 1964, el ntimero de patronos del sector agropecuario, espe- cialmente por la quiebra de los pequefios empresa rios. En 1964 habfa 2,3 trabajadores agropecuarios por cuenta propia por cada empleador, mientras que en 1993 eran 4,7 cuenta propia por empleador. En el mismo perfodo los jornaleros pasaron de 3,3 a 7,7 por empleador. Segiin las Encuestas de Hogares del DANE el niimero de patronos rurales se redujo entre 1988 y 1985 en un 10% y la proporcién de asalaria- do por patrono pasé de 6,3 a 8,3 asalariados por empleador. 90 Es decir, el lento proceso demodernizacién del cam- po colombiano no ha producido ni una reduccién de la poblacién rural en términos absolutos, ni de la poblacién activa en el sector agropecuario, ni del ni- ‘mero de campesinos, pero sf una reduccién del nt ‘mero de empresarios rurale No faltaron en el pasado economistas dogmiticos que anunciaron la extincién de a funcionalidad del cam- pesinado, su descomposicién. De hecho, esto pare- fa estar sucediendo aceleradamente. Sin embargo, otros analistas se dieron cuenta de la capacidad de la economia campesina para sostenerse a pesar de los procesos de diferenciacién, descomposici6n y de las condiciones adversas. El fenémeno caracteristico de Colombia ha consisti- do en Ja disminuci6n paulatina del porcentaje de la poblacién rural, aquella dedicada a la produccién agropecuatia y el campesinado, en proporcién a la poblacién total del pais. Sin embargo, esta poblacién, rural ha aumentado continua e ininterrumpidamente debido, en parte, ala colonizacién que ha mantenido el crecimiento del niimero absoluto de campesinos Frente a tal realidad se enfrent6 la visi6n de Lauchlin Currie sobre el desarrollo, la cual ha guiado los pla- nes oficiales colombianos desde hace 45 afios. Lauchlin Currie considers siempre como una mision historica el rompimiento de este modelo demografi- co. “Sobra mucha gente en el campo y en la agricul- tura” se ha repetido desde entonces. En Colombia, sin embargo, todos los censos de po- blacién de este siglo, incluidos desde luego los de 1964, 73, 85 y 93, han seguido registrando el au- mento de la poblaci6n rural y aquella dedicada a la agricultura, ganaderia, caza y pesca, ¢ inclusive los trabajadores independientes en estas ramas de acti- vvidad y en el sector rural (aunque el aumento de cam- pesinos jornaleros haya sido més veloz). Este resultado podrfa ser una sorpresa para los dog- méticos, pero no lo era para Currie quien constataba ‘cémo a pesar del descenso relativo de la poblacién del campo, “la fuerza de trabajo rural ha seguido cre- ciendo en términos absolutos en varios paises”, y pensaba que dada “Ia cantidad de personas de que se trata, debemos suponer la continuacién de la agricul- tura tradicional por mucho tiempo” y “en cualquier Medio ambiente y poz ‘caso no podemos esperar que se movilice el grueso, de la poblacién rural” Otro desarrollista, Edith Whethem consideraba que “la politica apropiada para un gobierno que persi- gue la eficiencia econémica consiste en estimular el éxodo de la agricultura y la consolidacién de pre- dios por todos los medios que no creen una conmo- cién politica intolerable”. En 1966, Lauchlin Currie recordaba la recomendacién 4e John Coppock de reducir anualmente en 4 % el nime- rode personas dedicadas ala agricultura, que para Colom- bia significaba 800 mil agri- cuTtores menos en diez afios, ntimero cercano al de los des- plazados por la violencia en- tre 1987 y 1997. Lauchlin Currie mismo reco- mendaba un programa deli- berado de movilidad acelera- dapara conseguirla suficien- te emigracién del campo y partiendo del andlisis hist6- rico sostenfa que la guerra puede tomar el lugar de tal programa, tal y como algu- nos intentan que pase ahora en Colombia. Consecuente- mente, Lauchlin Currie se oponia a que el problema agrario fuera resuelto hacien- doa muchos agricultores pequefios ms eficientes y productivos pues ésto mantenfa demasiada gente en laagricultura. La vision de Lauchlin Currie de un campo modemo ‘con grandes fincas capitalistas mecanizadas como clave del desarrollo nacional fue la base del Acuerdo de Chicoral y la clausura de la reforma agraria en la

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