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de los LXX, no debe de ser fortuita, pues Mt cita varias veces a Isaas en su evangelio como
prueba de que en Cristo se cumplen los vaticinios mesinicos de aqul.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos sern consolados.
As como el Mesas debe llevar la buena nueva a los pobres, as tambin debe curar a los
de corazn lastimado y proclamar la hora en que se consolar a todos los que lloran
(Isa_61:1s). Los que lloran son aproximadamente los mismos que los pobres en el
espritu: todos los que presentan a Dios su sufrimiento, la inquietud silenciosa en el
corazn, y el grito del dolor penetrante. Hay muchas lgrimas en el mundo, un mar de
lamentaciones y sufrimientos. Llanto por la prdida de un ser querido, de bienes o incluso
de prestigio, por los desengaos y reveses de fortuna, pero detrs de todo esto hay una
gran tribulacin. Es el llanto por el estado perdido del mundo, en el que no son respetados
Dios y su ley; es el llanto inherente a toda pesadumbre particular. Es el llanto que tiene
toda persona que ve y est en vela. No slo ve su propio destino personal con sus miserias,
sino lo general, todo el mundo en un estado de confusin y sufrimiento. Pero los discpulos
no deben ser personas cuyos ojos parezcan lgubres y los rostros melanclicos; no han de
llevar la cabeza gacha. Aceptan el dolor sin asustarse, pero tampoco lo alejan de s a la
ligera. Abren su alma oprimida a Dios. Y Dios los consolar ya ahora, cuando el esperado
consuelo de Israel (Luc_2:25) manifiesta la promesa liberadora, pero sobre todo cuando
Dios enjugar toda lgrima de sus ojos, y la muerte ya no existir, ni llanto, ni lamentos,
ni trabajos existirn ya (Rev_21:4)...