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HISTORIQS 45 Thomas Calvo EI norte de México, hispanizaciono americanizacién (siglos XVi-Xvill) ©) Carmen Castafieda, Laura Gomez La poblacionde Guadalajara , Propietariosyespeculadores gn jas regiones del Golfo de México (1900-1926) Cl Ariene Urdansta Las Keones on la construccién de la nacién venezolana LNaokil Yasumura, Kasuo Aoyama, Wakako Yokoyama, Hitoshi Takahashi Los mexicanistas del Japén: un ensayo historiografico [1] El norte de México, “la otra frontera” hispani 0 americanizaci6n (siglos XVI-XVITD) Thomas Calvo* nte desta dilatedteima pr oeorrida de ora y plata nfruetifera ‘minas de oro ni plata en tierras fértiles y fas-y peludas (| Be altisima y divina Pro. ara.que por este medio, sevaye poblanda ‘Nuevo-Mundo,y es el caso que af nerales rics que se descubren, luego acuden mut gente al eco sonoro de lap lugares hay de América, y como el sitin en que se ddescubren las minas es infructifero de ‘ios mantenimientos, logran los labradore dores de low conta 1s semillas ‘ganados; y como estos solus no pueden dar abasto Lu por de wants José Arlegui, Crénica de la provincia de N.S.P.S. Francisco de Zacatecas, México, 1851 [1737], pp. 120-1 roulo de cerea de 2000 kilometres de rao Is *u Tou, ideParisX. Traduesion: AraceliRodriguuer xico y delimitado por el segmento de San Fran- isco a Natchitoches (Texas), es decir 3 millones de kilémetros cuadrados de espacios abiertos, que durante cerea de cuatro siglos son el escena. rio de un western con mucho mais colorido que el otro. Sera necesario pues resistir en primer lu- gar a ln embriaguez, la exaltacion que produce la manipulacién de una materia ust. La inspiracion pica es hermana de la esquematizacién, sobre todo porque tanto ayer como hoy estamos sobre lineas de fractura, de las cuales la borderiine no 8 mas que el tltimo (pero no uno de los meno res) avatar. Eaté ademis la historia: al abando. nar este espacio hacia 1800, en el momento en que se va a fructurar, modificar totalmente st realidad, tenemos la impresién de quedarnos a inedio camino. Todo nuestro estuerzosersenuon ces para ayudaracomprender, por antieipacién, lo que puede sobrevivir, ozozobrar, después de 1821 (tratado Adams-Onis) y 1848 (tratado de Gua dalupe) Las dimensiones espaciales, miticas e ideols ggicas van a ncompafiarnos a todo lo largo de oste trabajo: ayer estabamos sobre el trazado de una eivilizados) y “las désnudos” o “bisburos", para retomar la terminologia del siglo XVI, a la cual ‘substituye ahora la de Nort @aiiente, los términos se invi nantes, al nOPe, FeShSlazArOR p rer. Lo que es mas, esus dominantes talvajes de sconstrive- on.su identidad a partir dela construccién desu frontera. Estamos prevenidos: tendremos no so- lamente que componer eon el mundo multifor- me de la frontera espafiola, sino también con el discurso mitico de F. J. Turner. — > Nuestra primera preocupacién deberia ser Ja de escapar al roproche que persigue a Turner de haber definido mal su concepto, oscilando entre pereepcién ideolégica (una identidad a formar) ¥ geogrdfica (un espacio a conquistar). No ten- dremos mayor éxito que él: para los contemporé- neos que vivian en el norte de la Nueva Espana, en los siglos XVI-XVIII, la frontera no era este eémodo” limite territorial que frecuentamos, Ellos tenian, porotro lado, otra palabra para eso, neutra, sin sabor, la raya, es decir, lg linea tras zada (en los mapas 6 en otro lado), Esta no im- plieaba forzosamente Ja separacién entre mun- dos diferentes, va que la raya delimitaha los difetentes reinos hispanicos en el interior mis- mio del virreinato (entre Nueva Galicia y Nueva, Expafia por ejemplo). En el Tesoro de {a lengua castellana. de S. de Cobarruvias (1611) hay una entrada para raya, no para frontera. Rsto no quiere decir, desde luego, que.el mun- do hispanico no haya conocido, v muy pronto, el ‘imino y no fo haya aplicado a gu realidad. La Reconqitista fire una larga guerrade frontoxa, de la cual la toponimia conservo huellas (Jerez de la, Frontera), y pasé al Nuove Mundo (Segura de la Frontera, Jerez de la Frontera de nuevo). El término se volvid asi connotado, ligado a este episodio violento: en 1531 el ayuntamiento de Leén (Nicaragua) se indigna de que el goberna: dor de Guatemala bubiera bautizado una ci dad, en los limites de las dos jurisdieviones, S: Miguel de la Frontera, “como si estuviera en frontera de morns”.® Con el tiempo, el t6 pierde (un poco) esta coloracién, y en e dieeionaria Ihamado de Autoridades (1726 rd upareeer fruntera, sindnime do ryt Per bre todo Ggura ali la entrada fronserizo, apoyada en dos elias que se refieren al universo america: no (Chile y Nueva Espana). Sigamos pues el concepto en su_perspectiva ‘americana: esta presente, a veces hasta la obse- sion, en toda la terminologia y la literatura liga- das a los “confines”, en particular del norte del Mexico actual. Esto significa que los contempo- vines tenfan el seritimiento de vivir en un mun- do de frontera, o més bien, para hablar como ellos, de fronteras w fronterizo. LQué quieren de- cir con esa? Nuestro mejor informador es José Hermenegildo Sanchez Garcia, miliciano del noreste mexicano (Nuevo Santander) en la se- gunda mitad del siglo XVIII, que nos dejo un li- bro de recuerdos muy personales y eautivado. res.‘ Repite el término a la suciedad, pero bajo formas que hay que analizar: aparecen fronte- ro, es decir en frente, cara a cara,’ y fronteras, que designa las zonas de ruptura, de vonflicto. Asisoderivan tres ti e-universo, de una misma raiz. Frontero nos remite a frente, 0 sise prefiere acnfrentamiento, desde la perspec- tiva de una de las dos fachadas. Frondertzo (muy extendido en el calificative reulza una situacion, una cui ralmente un contexto. Fr uuniverso fra e indio fronterizo) idad, 0 mis yene- nieras? describe un gmentado, una zona de fallas pro- fundamente plumeada, cada una individualiza- da y todas semejantes. Aqui ya no es cuestién de raya, de Limite compartido, sino de espacios v dos, fuertemente polarizados,y al mismo tiempo anclados en una larga tradicién.® Los cinco 1 ireulos del mundo hispiinico Suando se implantan en el norte de la Nueva aia, en el segundo cuarto del siglo XVI, los espafioles ya atravesaron tres efreulos: otras tantas fronteras. Las dos primeras son esencia les, fijan las reglas paralo queha de seguir. Fr turar el frente inicial va a exigir mucho tiempo (cerca de siete sixlos), es pues, ante todo, for- mador. Dominan el eareter privadoy semifoudal de las expediciones e implantaciones de fronte ra, la puesta en Lutela de las poblaciones —en- comiendas—, las eabalgatas y raring de esela- vos —cavalyudas—, las praclieas dee “fronter (concentracidin de las poblaciones, expulsiones, colonizacién), la exaltacion de la guerra san! Una epopeya tal (y sus mérgenes) no podria ser olvidada: hacia 1610, Gaspar de Villagra, autor de un poema con mucho ruido y poca gracia eo- bre la conquista de Nuevo México, se acuerda: Como espanoles bravos que se arrojan Por la famosa tierra berberisca @ cautivar los moros desmandad Franquear el segundo circulo es un episo dio de una extrema brevedad y brutalidad: se extiende on algunas decenas de anos a través del mediterréneo earibve. Pero ese momento esta mar- cado por un elemento nuevo: el descubrimiento (negativo en su aprehensién) de la dimensidn del Otro, canfbal, lyjurioso y no urbanizado,” La des- humanizacién, voluntaria o no, se aitade a los elementos ya evocados, aun ailacruzada se yucl. veaqui una guerra de mundos, muy desigual por su parte, Encontraremos otra dimension que se aflrma, maritima; es cierto que ya acompanaba los tltimos tiempos de la reconqiaista (desde me diados del siglo XLII Al desembarcar en 1519 en k xivo, Cort ostas de Mé- ysus hombres (luego inds tarde, en otro terreno, Pizarro) penetran en el tercer ‘eireu- 'o, abren una tercera frontera. Su duracion es muy breve (algunos aos); este episodio permite 4 la experiencia acumulada expresarse plena- mente, con un menor costo humano (tol es re, “ tivo), Esta mareada por el dnble sello de la evan. sizacion y de la urbanizacién. Reanuda, en fin, en lo eseneial, la tradicién continental. E cireulo fundamental porque se aplica a Jo es ial del espacio densamente habitado (unos 30 millones de hombres, para los “imperios” ustoca inca) El cuarto cireulo se abre en los atios 1540- SIT, concéntrico al precedente, princi al ro tedeTa Nueva Espatia (Nueva Gali icia), después: alsur dela Nueva Castilla (Chile). La guerra fuego y sangre”, como en los ’péores momentos” del fos primeros cicloa, sé vuelve iia reali. RL Y Por eerea de Cuatre SIelos- Puro retersinos taihbien aqui, én los inleéstieios, To esencial del mensaje Ghistiano y urbano de la frontera ante- De hecho, salvo el primero, todos los eirculos nacieron de un quid pro quo ligado una barrera desconocida, interpuesta en la ruta de las espe- cias. Hay que hacer desembocar entonces esta via comercial desviada por un tiempo. Y asi se abre el quinto y tltimo circulo, uno de"cuyer 08 de norte del Mexico del XVI. Navidad) que partird en 13 inaugura verdaderamente |: Filipinas, en relacion con a mundo amenesne Aventura maritima y que, conducida paralole: mente exploracién y construccién del ¢ arto, circulo —el que nos ocupa—, tendrii ciertas re pereusiones sobre él De una frontera a ln otra los lazos con estro- chd3! @stait lis herencias, las continuidades va evocadas. Por el momento subrayemos lo mas Gvidents, ligudo a las personalidades que pose ron de uno a otro de estos o inextricabl estrépito de e: js principale Duar de Corte ademds en el limite de allf (Puerto de os, que los unen ones vecinas al 08. Uno de los persona la conquista de México (des Ped de Alvarado: venia de las Antillas (segundo eireulo). Partieipé en la in. Facién de la tercera frontera, en México, en. Guatemala, en, Quite: Sé'aprestaba a partir ba cia el Extremo Oriente (quinto efreulo) cuando murig en 15d. surso de los primeros orte de la Nueva Es to ‘citeulo’, Dondequiera llevo su lustre, pero sobre todo su brutalidad; caballore érranite Sin fe ni ley, fie el guerrero de una fron tera dilatada, marcada por el hiorro candente de Ineselavitud. Fue sin duda uno de los pocos para quien no hubo nunca sino un solo efreulo, rodea do de fuego y de san Igualmente significativa es la carrera de Scbastisin Vizcaino, que en 157 sitve al rey er Ja lronterade Portugal, con armas y caballos.L volvemios a ericontrar én Manila en 1586-158: Diez antes mis tarde (1596 1597), cosecha un frH6aE0"en las costae do California. Esto no lo desalienta pucsio que en 160% se dirige a-ana nueva expediciiii, Fea en ensefiaiizas. Manifies tament® este aventurere no"téfila madera de diplomético, sin embargo, en 1611 conduee unn embajada (otro estrepitoso fracaso) en la corte: de Japén; terminaré sus dias tranquilo en el lin, dero del norte mexicano (provincia de Avalos), 4Una actividad desordenada? ‘Tal ver, pero le «lebemos wl primer acereamiento cartografin de. tallado de California, Retengamos la leccidn: la frontera, puesto que se define en términee ae nie y dan colora de enfrentamientos, de falta de conclusién, puesto que extiende todas las situaciones al extremo, supone la Fepeticion, ta acumulacién de fracasos para lograr un conoeitiento —una domina- cidade los parainetros del espacio, De ahi un gigantesco gasto de medios que puede rebasar las posibilidades inmediatas de un imperio tan dilatado, De una frontera (americana), la otra Para Turner, la frontera norteamericana se bo: rra en los anos 1880-1890, con la desaparicién de ‘odo frente pionero. En el marco mexicano, este rente de avanzada se estabilizé a finales del si glo XVILP* —pero habia aleanzado lo esencial de sus limites desde 1600—. Constituyé entonces un dimes que entremezclaba Tortines (presidios) y misiones; deSan Agustin (Florida) a San Fran- isco (Alta California), de una orilla la otra; dos veces més extenso que el del Rin-Danubio al al: bade nuestra era." No es sin embargo sino has- ta los anos 1930, con la pacificacién definitiva de los yaquis de Sonora, que los tiltimos fuegos de frontera se extinguen en México. Bsa no es sino una primera diferencia, que afecta la apre- hensién del espacio, progresivo, metédico de un lado, rapido, casi compulsivo del otro (esque- matizando por comodidad). A.de Tocqueville, anticipsindose a Turner (yen: do incluso mas lejos) lanzatel principal debate: la frontera norteamericana es portadora de demo- eracia, [a hispéinica es retrograda, De un lado ‘avanzan lefiadores que penetran los bosques, alejan a las bestias feroces, exploran el earso de rios y preparan la marcha triunfante de la civi- lizacion a través del desierto’ suparte, “hicieron ; los espaftoles, por triunfos""Notemos cuanto influye ia leyen- da negra en su pensamiento.., Pero va mas lejos en qué porcién del mundo encontramos de- siertos mds fértiles, rios mas grandes, riquezas mas intactas y mas inagotables que en América del Sur? Sin embargo América del Sur no puede soportar la demoeracia”. ¥ concluye, “las causas no influyen pues tanto como se suponeen lestino de las naciones” Resumiendo: Ulosrasgos del Septentrién mexi- cano, esta “Aridamérica” (Paul Kirchhoft), po- drian depender tnicamente de Ja realidad hu- mana? (La conquista de este espacio vacio por colons homéloyos de los lenadores y tramperos ‘cantados por Tocquevilley Turner habriapermiti- do aflojar el garrote de una sociedad demasiado jerarquizada? He aqui dos (grandes) senalamien- tos para nuestra reflexién. Podemos afiadir otro: 4rido o no, sanguinario y reaccionario o no, este conjunto gigantesco, situado en sus confines a tres o cuatro meses de distancia-tiempo de Mexi- _co (ins qué la travesia de Atlantico), se mantu- vo, al menos hasta 1821, Después se disloc6. Ginieamente hajo el empuje externo (angloame- rieano/? Es éste un buen revelador de las capa- cidades de integraeién (espaciales entre otras) de este imperio, innovador, nental en algu- nas de sus facetas, constituido por la Monarquia espanola. Tocqueville destribe un espacio angloameri- supueslainente vacio, Turner sugiere ape- indias y menos aiin_la sociedad mestiza (por ejemplo la que Estados Unidos he- reda de la {ragmentaci6n del imperio espaol, después de Mexico). De entrada, al tratarse de nterizo hispanieo, la dimension in- fit tn relieve eseneial: es Ia mayor diffeultaerxvencer, durante cerca de cuatro si- 168, ¥ Tehistoriogratia —desde las primeras eronitas— hace eco ampliamente de ella, por lo demasen otro norteamericano, Bolton Hato tra- una sensibilidad diferente al problema pre= sentad porel-ptro: Un punto de geourafia fisica—no hay que mar- ginarlo demasiado, digalo quediga Toequeville— contribuye a diferenciar las modalidades de do- cio. En el marco de la progr: na, las barreras se levantaron como tantos obstaculos perpendiculares (Apa- laches, Rocallosas). Egtos macizos fueron hia tos, actuaron de manePPaSterminante, Segun Turner, aislando los centros de colonizacién y garantizando con ello eu “americanizacién oeratia mexicana tiene In misma disposiel (por To demas unos dos millones de kilémetros cuadrados son comunes a las dos fronteras): dos moles (la Sierra Madre Occidental y la Oriental) "nmarean tierras altas (la Mesetacentral) que al Torte'desembocsn’en las altas planicies ameri- canas (Nuevo México, Texas). Pero aqui, salvo Para ciertos reductos (Sierra de Nayarit, por ejemplo), la incidencia de esas barreras rocdsas es debil. Es quie ef frente de conquista subi del Sur hacia él norte, desde Mexico y sus postas ‘Zaeatecas, Duratigo, Parral, Saltillo), y corrié paralelo a los accidentes del terreno. La “conti- nuidad continental” no fue nunca rota verdade™ ramente, gracias al largo cordon umbilical de mas de 2000 kilémietros que desde el final del ilo XVI unia Santa Fe a Mexico, ol Caring de. Tierra Adenéro. Las drdenes, las conminaciones,) los productos y los hombres se distribuian am. nliamente ao largo deste hilo y de sus rami} ficaciones, evabai aT Corazon de lt OHESrA loal instrumentos del dominio hispanico (ab andoble centro, Madrid | son las principales Te Won.” Ame- nicanizacién e hispanizacion, rel debate esta lejos de estar cerrado? Las hereneias prehispanicas: la frontera chichimeca iasta aqui hemos valorado el aporte hispanico, oT IARI TWPaF aa existenCTA ae tn {rents prERIspanico muy” active hasta.cl siglo XVI-Esta frotitera chichimeca es hoy, en la geo- grafia humana, una curiosidad real: vs uno, de osiimites Ho“ WatUralés"* mas antiguos ain en actividad, ¥ esto después de mis de dos milenios uuenosy leales servicios... Actualmente sepa. rael norte “dolarizado” y “nareo” del resto de la republics. Podenios concebirlo también como el limite meridional de tina hipotéiica Mexamérica {) queseria, territorfalmente, la heredera do nues- i io Speen Tonial, del paralelo 36” al 20° AV iienos hasta eT aigio XV, esta linea, que 840, separaba toma el territorio mexicano al | losmundos némada y sedentario, con una bruta: lidad que tiene pocos equivalentes, Alsur, hasta Jaactual Honduras, un conjunto relativamente coherente de civilizaciones, identificado por téc nicas agricolas comunes (irrigucién), una orga- nizacién social jerarquizada, estaba sembrado de ciudades santuarios, dividido en estadoscons- tituidos, de la simple jefatura al imperio en ges- tacién, y comprendia noblezas en vias de per- petuacion. La parte mas visible de esa unidad Teposaba en las religiones, los milos y diversos elementos culturales (arquiteetura, calendarios, incluso eserituras) cercanos. Todo esto conducia Paul Kirchhoff, hacia 1940, a bautizar a este conjunto con el nombre de Mesoamérica,’” lis es- te vasto ferritorio (alrededor de un millin de ki- Jometros euadrados), densamente poblado a la Hegada de loz esparioles (tal vez 25 millones de habitantes), que la Triple Alianza, dirigida por Tenochtitlan, trata de federar a principios del siglo XVI. rtiente norte del frente, un conglome- AUSTOE Tedoleclores vive disperso en andas de 30 a 40 individuos, Un semisedenta- emo y una agricultura itinerante sobreviven adlo en la Sierra Madre Occidental. Bstos gru- pos se quedaron en la edad de piedra tallada, pe- ro son temibles gracias a sus ircos y sus lechas envenenadas.» Este conjunto, lingiifsticamente muy diversificado, réeibié de los azteeas el Aom- bre genéHeo"dé Chichimecas** Enlre estos dos universos se levanta un muro de o& ido de terror que vaa heredar elcolonizador espariol, Esta muralla es porlo de- mas eldstica y va a fluotunt sop Tos presi de thay otra parte del Tents, En el primer milenio de nuestra era, apro- vechando las condiciones elimaticas favorables, Mesoamerica sube hacia el norte, alo largo dela cordillera occidental, apoyada en la cultura lla ada chalchihuites. Estos sedentarios, rodeados or un contexto hestil, desarrollaron su propia préetica de “Frontera”, con reductos militariza- dos (ancestros de los presidios). Las ruinasde La Quemada 0 kilémetros al sur de Zacatecas) 50n sus vestigios mis impresionantes. ZEstuvo este emporio centrado en su impulso hacia el norte, como Zacatecas lo estardé menos de un mi- lenio mas tarde? Otra anticipacidn: la vocaciin minera de esta avanzada, que perfora el suelo en busqueda de cinabrio (producto de lujo, lo mis mo que la plata) o la obsidiana. Alrededor del ano 1000 la sequia se acentitia, rompe el equili- brio “armonioso”# que habia terminado por E “iacab:o: nar entre sedentarios y némadas, Unos progre- san, los otros deben retirarse (éo se trata de los mismos, vueltos sedentarios?). Para los sedentarios, al sur del frente, el norte se convier'e en ese primer cfreulo del infierno que descr'ben los informadores de fray Ber nardino de Sahogtin a mediados del siglo XVI Es easi un terror sagrado el que emana de este texto, y que sobreviviré mucho tiempo en el norte. Por un lado sera transmitido por los espanoles que le afadiran su propia experien- ia, Hay como un deleite masoquista a través de Jas larga: deseripeiones de las torturas que los desnucios ixacian sufrir a sus vietimas®. Por otro lado, los indios sedentarios que acompaian a los espanole eoHGuista- de! norie (otomies, taraséos, Taxtaltecas, Mexicanos) llevardn con ellos sus ‘errores y su sed de venganga, Ein fin mas O-Tmres inst wamniente, los “barbarus” “denote hablar eiiniprendido que este miedo Yovereiti que los acompafiaba era su major ar ma. Subicn jagarcon ella, a veces con un humor segtin el misionero § wntarén (1604), declaran con gusto: “el espafiol es carne de ter. hero, «! indio de vaca, y los negros de tocino, lo cual experimentaron, por nuestros pecados, en Ja guerra..." E ‘ontexto, el frente némada desborda, a prineipic del siglo XVI, del dominio climatico semiaride, Calzado de eada lado por dos rios (Lerma “\ oeste, Panuco al este), roza al centro el paralein 20°, a menos de 200 kilémetros de Tenochtitlan, Esteriliza entonces las mej tierrns asricolas, las del Bajfo, futuro almacén de grano de la Nueva Espaha. Hay desde el princi- pio una amenaza inminente sobre la capital del Virreinato, Una de las primeras tareas. de los conquisi-vlores sera la de hacer subir-hacia el norte es muralla sangrionta, Mitos y frontera GDe qué armas disponen para esto? Son inconta- bles y no podemios analizarlas todas en detalle. Como la Trontera era un mundo escondido de. tras dé tin tel6ii aterradur y atractivo, los mitos tienen un papel iniciador importante. Por lo de- més van a grabarse para siempre a, Copala, Quivira... Desde uistada Tenochtitlan, Cortés plensa en eI Pacifico donde “se habtan de hallar muchas islas rieas dé oro y perlas y piedras pre- ciosas y especierin”.** Para un lector apasionado de novelas de caballeria, como Cortés, esto lleva tun nombre: Ia isla de California, el reino de las amazonas. Yen su cuarta relacion hace referen- cit ella: “se afirman mucho haber una isla toda poblada de mujeres, sin varén ningun” *"¥ an- tes de que él mismo llevara a cabo sus proyectos de exploracién (entre 1632 y 1539), Nuito de Guz. tmsin se habia ido hacia el norte “en bisqueda de Jasamazonas, que me dijeron estan a diez dias”. El episodio al que se ligaron mndis mitos poten- ciales es la extraordinaria odisea de Albar Cabe- za de Vaca y sus tres compafieros, tinicos resca- tados de la expedicién a Florida, Atravesaron a pie todo el continente norteamericano y fueron tecuperados por la “eivilizacién” en las costas del Pacifico en 1536. Las descripeiones que hace Cabeza de Vaca al virrey Mendoza inflaman la imaginacion de éste, activan toda una multitud de mitos, esta vez continentales. Hay en el lejano norte otro México por descubrir, TRas-HeO que este: El virtey fio dejara de intentar suplantar a Cortés con otra conquista, Envia como explora: dor a'un franciseano pasablemerite fantasiosd (o al Wenos imprésionable), Marcos de Niza. Este aleanza él actual Nuevo México y afirma haber entrevisto ahi Cibola, niés grande que la chudad de México, la priniera de Sicte Ciudades miticas Asi, en 1539, Mendoza envia en persecucién de e3e espejismo a la expedicién de Vazquez Coro. igU6. Esta Sibe hash Arizona, despucs penetra aNueVo Mexico. Es desde luego un fr Ber eehseciienitias son decisivas. La expedicion dej6 dosprotegida froritera adentro (Nueva Gat Len ylosiiidios se sublevaii(gileira del Maxton) (2540-154 resian moments determinanteen la construceion de la realidad del norte. Por ota part Ta’expedicisn relanza la taja mds lejos: los soldados traen el mito del reino de Quivira, cuya vajilla era toda de oro y de plata. Bn.fin, fue la primera exploracién de lo que se volvera, sesen. tal ANS tnas Lard, la pleza central del litmes es. paigl en el Septentritn: Nuevo México geogra- Estas diversas experi este espacio inestable, i mitosse réciclay, resisten fédaé las desilusiones, tienen siete vidas. Aunque desde el siglo XVI se tuviera Ta priiéha de que California era una pe- ninsul vid6: el reino de las amazonas no ‘Podia ser sino insular. Ca demostracion cientifi- cadeljestilts Kino a principiosdelsigio XVIII no bast, Hubo qui: esperar la expedicion del padre Consang a lo lergo del golfo de California para que se admitier al fin la realidad, en 1746." Y porlo dais, aiin en 1723 se seguia especulando grutaé 0 ciudades”, sobre el es- y sobre naciones de cristianos io de las tierras, de origen mas omEHOS is ver‘os0. Habla que ir entonces plus ultra a expiorar nuevas tierras, jas prucban que en ‘ode la Trontera, los La avanzada de los rebafios Estos mitos fucron una especie de luces que, al desplazarse det "as del tolén, attaian @ los aven Sureros como a luciérnagas, Pero al mismo tiom: oun arma mucho mis temible, que adquiris su propia fiterza de inercia, perforaba la fronte- -a.Se trata de jos grandes rebafios. Primero los s, alneeiia ambulanie ue acompana to- Tas expediciones, entre otras Ta de Nuio de Gazman-S in fue sin embargo contro © pronto ¥ restringida a los alrede- dorés urbaitos™inspivaban por lo demés cierta repulsién aos adios. Con el restodel ganado fue otra gosa, j-imero los bovifgs. Sir iitreduccion fue re ticular a parti de lag Antillas donde proli:craban. Su multiplicacion en Méxi- entral, ccnsamente poblado, amenaai el equi. rio desde los anos 1540. Como eran consus. auviales a la colonizacién espanola junto ean Cristo, el trigo y Ta ciudad—, no habia otra co: i repISHIOY huetarel norte, donde fue ron elxodillo cam présor ds la avanzada hispani- ca. El virrey Mendoza (1835-1559) impuleé ese movimiento: éMrmismmera poseedor de una es- tancla em Mara Taffon- tera chichimee subiendo periédicamente a los confines del no- reste (Nuevo Leon, Nuevo Santander): pasaban ahi el verano, estacién biimeda, luego bajaban a Nueva Espana, En su apogeo, a prineipios del siglo XVIII, cada ano un millén de cabezas pa a Nuevo Leén y procreaban alii 00,000 Esta riqueza, como muchas otras, no quedaba en oT RBFe, presto: quewstos borTeiGg pérteniécian A Tos grandes propietarios dé Mexi- co ote Querataro: grandes contros textiles: Esto erapor otro ladon transferencia dé mecaniétios i exp amos erate frontora, lade oeste ti, praclicaseomparablesdetrans- ia, orguestadas por la Mesta (asoeiacién (eTos grandes ganaderos), habian hocho de tod: Espana occidental tina regién inestable, somet ‘alas depredaciones. Bstos movimientos de pé dulo, estacionales, que afectan zonas extremas, séinldridas, eran [rigilés” ToS pastores @stivie ron entre las primeras victims de los apaches, almenos én Nubve Santarider = ‘Todos estos aliados de la “ci temibles agentes aculturadores, ol menosinte- gradores. Transformaron los paisajes, destruc yeron los suelos, modificaron la dieta dé los indi- gettais: los chichimecas tomiaron gusto a Ta carne de caballo y de res. Hubo que atiborrarlos pata obtener la tranquilidad, y mientras tanto; se lanzaban sobre los rebahos, matando todo a su paso. Sobre lodo'el gaiiado, agociada ala éxplo- tacién minera (por él sebo, la alimentacion, el tr bajo), riqueza principal de las comunidades in dias (misiones, cofradias), arienté la economia, la apropiacion del suelo, hizo la fortuna y el po- deriowte tos “seiiores de rebanos”* Pero el hecho deterininante para la frontera fue ja adopeidn det caballo y de la mula por Tos hombres der norté, Desdwel sigio XVII, los coras, feroces adversairios de la colonizacidn, disponian de recuas de mulas que les permitian comerciar entre la costa y str maeizo montanuse, Deale ha segunda mitad del siglo XVI los chichimecns sa- bian manejar el caballo; a principios del sigio XVIII los guerreros de’las grandes planicies (apaches) lo integraban a su modo de vida y de combatir. Asi perdian los espafioles una ventaja esencial y las zofias deinseguridad, a través dela frontera, se dilataban peligrosamente. izacién” eran 28 “Civilizacin y barbarie”, a la manera del Septentrién En la heroneia que recibié en el reparto la fron- tera (y primero la del Septentrién), algunos ele. mentos le son mas originales (la mayoria acaban de ser evocados), pero recibié también partes del conjunte del sistema colonial. Y por lo demés, den qué medida toda América no fue, durante un tiempo, ‘ina gigantesea frontera, cizallada po Ultiples? Estan en particular las cir- frentes cunstancias de lacolonizacion hispanica, mar da por ol coble sello de una conquista guerre: yennoblecedora— y de una civilizacién urbana. Asi, a p-quena nobleza es numéricamento im: Portante entre los conquistadores.* Lo que es mas, el rey otorgaba la hidalguia a lo habitanios de Tas cfudades fundada: iritu de conquista (y de pacif "Por mds Flempo en las Zora S, mvs més duraderamente a sus habita- Aun en 1784 un potentado del norte podia bir que lo que dirigia su accién era la imi cién de sus glorivsos ancestros conquistado- res.#* No se habia percatado de que los tiempos habfan cambiado: ante ¢l no tenia ya indio: reglade conductu (aparente...) sino un funciona- rio quiswuilloso. ¢Estaba aun en la frontera? Esta cbundarcia de fronteras recubre de he- cho una sola fractura verdadera: la que separa a de la civilizacién. Podremos definir estado del barbaro al tomar la descrip. tos indios de Nugvo Santander que hace les del siglo XVII, el milicianoJ.H. Sanchez ‘: Viven en grutas 6 en eimas, desnudoe, con un simple taparrabos. Ausencia de ropas y de hubitacién: es precisamente lo que puede traecies la civilizaciGn si se siguen las Nuevas onde ‘iseles ensenado policia, visteny calzan,y tienen otrosimuchos bienes...”™ Es el estado de naturaleza contra el de civili- zation. & decir contra la ciudad, cuyo valor de eiemploy poder aeulturador son determinantes. Este molde urbano es tan ssencial que es repro. al que bien, en las misiones donde los nas se'encuentran “réducidos”, Feunidos, Algunios misioneros qe tenian perepectivasain- plias, como el jesuita Kino, estiman por fo demas imeros que misién y presidio, las dos antesalas de “la urbanidad”, no bastan: se necesitan verdaderas ciudades, como puntos de anelaje y también to- ni fuente deimpulso."*¥ la red de reales de mi- nas, algunos effmeros, otros desafiando a los sic glos, ho restituye nada mds que esos oasis de cultura urbana que propaga Espafia para su iiayor beneficio, y cualquiera que sea el desor- den que reine en eSas “avanzadas de la civiliza- cin” Sucede, sin embargo, sobre todo en el siglo XVI, que esta fachada “civilizada” no sea més que un seiuelo, Luis de Carvajal, findadorde la provincia de Nuevo Leén, se hizo un especialista de la fundacion de ciudades fantasma, Estas le permitian “mnarcar” su territorio, cumplir eabal- mente con los compromisos tomados con la cu- rona.® Aun asi, de operacién “fallida” a subter- fugio, de error a manipulacién deshonesta, la frontera se poblaba, los frentes se multiplicaban y luego se desdibujaban. YY tomaba una eoloracion cada vez mas marca- da: Gurbsna, raral? Si regresamos al modelo nor- teamericano, tal como Turner lo edific6, eon sus ganaderos, sus tramperos y sus agricultores, apa- Fecia como eminentemente rural. El caso his- panoamericano es menos seguro: ya evocamos el ideal, la voluntad politica (y religiosa) que empu- Jan hacia la ciudad. Pero estén estas grandes haciendas a veces més pobladas que las ciue dades... Pero justamente hay una tendencia al agrapamiento, friolento, protector. Hacia 1800, en el extremo Septentrién, al borde del limes, apenas una dovena de “ciudades” (comprenda- mos aldeas)-se dispersan en-cerea de dos millo- nes de kilémetros cuadrados.** Pero es ahidonde se refugiaba a menudo mig de Ja mitad de toda la poblacidin; es ahi donde los grandes propiota- rios locales tomaban la costumbre de consttuir sus hoteles particulures (at ho ex en Méxicolyes ahi donde se encoxttraban los centros de decision y los capitales (mas raramente, es cierto) La segunda mitad del siglo XVIII acentué la tendeneia en este punto. Se vio multiplicarla com lonizacion “a la romana” (a partir de grupos de colonos originarios del imperio, de las Canarias en México), la poblacion se acrecenté rapida- mente, la autonomia politica del norte se Wen- Sonoraen 1779) vino a coronar el edificio de una frontera que se consolidaba y se integraba. Notemos que en todo esto hay muchas soli- faciones extersias —espafiolas para decirlo en ~. La frontera, a pesar de sus (distanctas; dispersion, estado Permanente ‘le uerra) parece haber respondi- do siempre cn lealtad al poder central. 2Bato impli panizacion o simplemente er econoch Te un estado de debilidad per. TUNE que olrecia Una Sumision amphiada a canibio de ta pr steceiin? La construccién de las fronteras 41530, la conquisa de Nueva Galicia por Nuio de Gieman, mirc el nacintentrde-una primera zona de front. No tiene ain sino 300,000 a 400,000 Kiforiietros cuadrados de superti remonta has! o de la Sierra Madre Oceideual, hasta alcanzar lo que fue, hatia‘elafio 1050, 1a “vieja frontera” chichimeca, ro al centro y al este, esta primera expansion siondo pr:idente, roza apenas el verdadero dominio chichi:teca Habra que esserara los aitos 1540 para que la Parte central «1 quebrantada, El aplastamien- to brutal de ln cebelién de los indios eaxcanes, gue bloqueaban el acceso de Nueva Galicia hacia la Meseta central, permite levantar este cerrojo, Las exploraciones desombocan en 1546 en el deseub: “de urammontanede pinta satecas, Futaro polo magnético (norte dicen los aRtOST de i colonizacion en eleje tral: Paraiclamente, desde la regiin de Méxi- Go egai al rescate los rebaios, pero también los primeros indigenas enrolados en las tropas con- quisiade dadores de los primeros nt cleos enel camino hacia el norte (Querétaro, San Miguel el Grande...), primeros jalones solidos del Camino de Tierra Adentro, Sin embargo, tereer wie, el oriental, sigue aun nico, como amorlo. Ai su tnica riquezsies esexplotado exten i nelado en Paix do, sin minerales (9 c Tnanode obra. Este “filon” ivamiente, poreniradat repe- rapidame Are y su “mineral” exportado hacia México 0 los centros mineros, En la segunda mitad del siglo XVI, ol esfuerzo sential Se concentra en la zona central, se tien- n doe diFecciones, Por una parté una rta de exterminio es conducida contra los dés- nuidos. Bstos, desde 1550, caden a la endicia de Ss que pasan a su aleance ly que, ‘eomo él gatiadoy los mineros, per turban su eeosistema). Se agrupan en bani cada vez mds numerosas, se ponen bajo el mando degrandes jeles de guerra"! —modificaron pues ie, en la urgencia, su propia organiza- cién militar—. Atacan a los convoyes y vuelven las comunicaciones entre la frontera y México muy dificiles, to no altera on nada el apetito de dinero la Negnda prooeiipacion, Los eentrae mT heros se MUltiplican, asi eomAa6 las expediciones ia él norte, a partir de Zacatecas. En 1855. San Martin, otra posta determinante- conto # retumbar con ol ruido de los picos de los mi- neros. En 1562, la conquisia de Nueva Vize: ya —vtro esealén en la progresién— comienza a partir de Durango: En tos anos que siguen, uni (RildmetFOs mnas al norte, el distrito minero de Santa Barbara se consolida a pesar dé los in cesantes alaques. Es de wate titime punto do-apo- Yo que e1'1598 partira la expedicién de Juan de Ofale, quien al fin integrara Nuevo Mexico al universo fronterizo, Katimulad sp rangas pllestas on aly unos Tom it jomend® por los descubrimientos de iain pemardelfardo de la guer estaré en su lugar desde 160 Al mismo tiempo, los anos 1590 eonocian cam: bios decisivos, La guerra “a fuego y sangre” se revelo un frac (oso Vsangrienite:Seadupts una politica mas tmmang, que pore BaF delante coneitiseion y evangelizacion. Como la manse- dumbre ésta lejos de sof suficiente, se aoutana olla el pFesidio —un fortin mantenido-por algai= ‘os hombres, cuando mucho una cincuentena sirve de abrigo its pobluctones-vecimas.-y-de apoyo al trabajo misional—. ¥ para llevar lns eo sas al extremo, se afade a ello el ejemplo: sé ing talan colonias de Indios sedentatios que venfin del sur entre las poblaciones nomads Carbone espe mt . el tronco central \ eZ 4 m 'e/7QpQd0" A Fama | elegantes 5, Se echa mano particularmente de los tlax. caltecas, alindos tradicionales de los espanoles.* Al mismo tiempo un hombre de personalidad cautivadora fue encargado de aplicar este pro. grama; ol capitan mestizo Miguel Caldera, el ti- poexacto del hombre de frontermhispanico. Este ~ hijo de un explorador espatiol y de una chichi nreterestabir en Condiciones de sarvir dé puente entre las dow eultitras. Con diplomagia —aistri buyendo regalos firitincindos por el fisco'®, acom: Pafando hasta México a ciertos jefes indios—, Paeifieé una vasta regién de unos 300 kilometros de radio, con Zacatecas-San Luis Potosi como centros. Este territorio era esencial a causa de su actividad minera, 7er0 también porque o articulacién entre los “eontros"-CMEKi drid) y Ta tierra Hamada “de i mente la guerra chichiméea se lermina on 1600, continu subsistiendo en forma larvada (robos de ganado, ataques a los viujeros aisladus...). El menor ageidente meteorolégico, una simple ransformacién del paisaje humano (aparicion de minas, de estancias, de caminos) arrastraban un recrudecimiento de la violencia, mantenida Por otro lado por los cazadores-de-esclavor, Es por esv que la dobletmandibula hispanica) sision y presido, vid su fundion refuradda a par: ‘iF We estos itismos afios 1580-1590. Ein lav dos vertientes de la Sier#a Madre Oceidental los jo- suitas exploraron metédieatiente, luego col zatona todo lo largo del siglo XVII, valle Fala iw expansion jestiita hacia él nor 4 lintites eon la pact ‘ion de Tos conlines de So- nora y de Arizona (bra de Eiisebio Kino) y'el principio de“lacolonizacién de la peninsula de California, La Mescta central, que tiene como desembocadura-a-Nuewir Mexico —“su obra” corresponde por derecho a los franciscanos. Se esfuerzan, con fortuna’ ti 1a “eivitizacion ar urruniverso- Si Timites, tan dificil de trabajar como el ovéuno, De ahi un cierto desalionto, incluso una netitud negativa, que se distingue en elcronista-Arleguraprine!. pios del sigh XVIIT— eee “Noes que los propios jesuitas, trado en un lecho de rosas: en 164 Ribas dedica sus Triunfos de la fe (c Pérez de nica de las areas, por extender misiones de la Compania en el norte) a los martires, “hombres apostélicos que vertieron su sangre predicando ol evangelio... entre los bar- baros”.* En el transcurso de la unica rebelién tepehuanade 1616, ocho de ellos fueron muertos (con eerea de 200 laicos). ¥ lo que le siguis fue también tragico: la rebelién de los tarahumaras de 1646, ademas de la masacre de unos cuarenta habitantes de la misién de San Franeiseo de Borja, impide la progresién en la region durante dos décadas, El momento culminante, el de todos los peli gros, Se sitid entre 1680 y 1700." La frontera se inflama-en toda su fachada septentrional, la gFANTebelion de los Pueblos dé 1680 constituye el @pisodiowmas grave. Es la primera vez olvidamos al Chile méFidional— que los espano- les deben abandonar un territorio ante la Tutte india. "Habra que esperar 15 afos antes de que Nuevo Méxied soa reconguistactg— En el oeste, und nueva rebelion tarahumara (1697) paraliza de nuevo a los jesuitas, Menos grave, pero sobrestimada por las auitoridades, In ainohiiza rancesa que-parte'de Mississippi se procisa. En respliesta, Texas eg ocupado una ‘primera yez en 1691, con el apoyo di 8, y después de manera definitiva a partir de 1715. Este primer enfrentamiento europeo per- mite dibujar dos tipos ‘diferentes de’ coloniza- ign; los espafioles practican la unién del sable y del agus bendita (crean en Texas un presidio y.cuatro misiones), los franciseanos cuentan con laTiier2a)BerSiasiva del comercio ante los indios ™ Hacia 1700 se comprucba que la frontera ré- sistid bien: incluso rectificd su linea de (rente in corporando a ella Texas y Sonora septe No le queda ya, con el tiempo, los francis- trional ino enquistarse progresivaminte (sedentarizarsc, si se quiere), Sinaloa y Una parte dé Chihuahua estan cada ver mis imprepnados por las implanitactones c3- panolas. Et real de minaisde Chihuahua se funda Apritteipios del siglo XVII y se vuelveasu vez un Pivote de la colonizacion en la Meseta, Pero sub- isten algunos enclaves no i al oeste (hay que esperar a 1722 para su conquis- ta), Nuevo Santander al este (mas o menos hasta 1748). Mas grave ain, Gionaliza” (EF. Bannon’ la frontera “se interna- Sobretode hacia eles te, la avanzada se topa con grupos mas dificil. mente asimilables, en particular los apaches: 1u dominio propio es externo ala frontera: ellos mismos son invasores que disponen de su propia earne (los bisontes). En fin, subsiste una dificul- ‘estructural, la escasez de poblacién: el valle altillo, a pesar de estar en el corazén de una igua colonizacién, no tiene atin sino 4,200 ha- bitantes en 1700.” Hacia 1700 se alcanza un punto de equilibrio. El anillo externo —de ‘Texas a Sonora septen. frional— pobre en metales, constituye el limes detras del cual la franja argentifera puede traba- Jar; Feabsorber ‘progresivamente sus manchas indémitas. Es ése un panorama clisico, casi “a la antigua” sin embargo, tres circunstancias van a alterarlo: a partir de 1765, el visitador general ‘To36 Galvez organiza todo el bloque septentrio nal (ineluyendo en él las “viejas” fronteras de Nuevo Leon y Nueva Vizcaya): hay que ractona- liza y eeonomizur a la vee... El virrey, que ests lejos, es suplantado en el lugar por un coman- dante general de las Provincias Internas (1776), luego por intendentes milita viene otra medida “ilust da”, pero de consecuencins mas contrasladas: a expulsién de los jesuitas én 1767. Eran ahi una verdadera polencia econémica y social, tanto cOmo religiosa, consis T17 misiones (en 1749 Nevadas ampliamerite por apenas una céntena de misioneros." Eldisposilivo, retomado al prin- cipio por las otras érdenes Feligiosiis (sobre todo los franeiscanos), es de hecho totalmente des. mantelado, en beneficio de algunos poderosos, en gran perjuieio de lo esencial de la poblacion Asi, en algunos afos, Ins 28 misiones de la ‘Tarahumara son vaciadas de sus rebaiios y los ne6fitos se retinen a menudo con los indios “de guerra” la inseguridad se instala de nuevo alve dedor de la citdad de Chihuahua." Finalnvente, después te-1750; la sombra de tro8 dos INETUROS §€ proyeeta sobre la frontera, Ina es mis Tantasmagoriaquereal-pero'con duce -amunr paso deeisiver 8 voSpeChT Hie los rusos quiere ocupar Ia Alta California, Se ém. prende pues St colonizacion desde 1769. Ta cla iia Maestra us un religioso, de Junipero Serra, w en se debe, entre otras, [a fuindacion de San Francisco (17 La expansion rusa es bloquea- da: es una dulce ironta de Ta historiarel Ver hoy al franciscano J Capitolio fornia: EI otro vecino incémodo, que los _espafoles descubrerrerracasionde diversos juegos de gato yraton alrededor de Louisiana, 5 el mundo an gloatmerieano. Este se vuelve particularmente agresivo después de-1789. Afirma su voluntad de quérer detener a los espafioles en el paralelo 31° mientras que éstos reivindican hasta el 36°. El choque de las fronteras, dé heeho, comienza/ape: nas; loyespanoles tienen aliados: los comanches, que tienen como contrarios a los apiches, alu hos irumperos franceses (coinio Piorre Vial) dis- pueslos a abrir Ins ruitas a la lejana periferia,® En su juego de equilibrio en la froptera, los espanoles se alejan hasta cerea de 000 kilome- tros (Ohiot de sir centro. Son jalados por el vagio? SEs Ta Togiea expo i de tin impario alin tradiei6nal, estrechamente e&pansionista y exclusive? Hay que conmoverse puir'ta fragili dad de esta construccion jams lerminada, a esa de los esfurerzos de Galvez y de sus suceso- Yes para corrar el limes de Texas a Sonora? La envoltura exterior desaparecera en ol transcur- so'de la primera mitad del siglo XIX y el reste serd barrido por un recrudecimicnto de la activi: dad apache, O édebemos admirar la perseverai= cia, la obstinacién que permitieron extender pro- gresivamente, alo largo de tres siglos, la mancha de civilizacion? ipero Serra en una ostatua en el inuy conservador estado de Cali Presidios, misiones y fronteras Cualquiera que sea su complicidad soreién de los fres ln reab- , son dos instituciones de origenes muy distintos. El presidio demostré ya u fectividad en el limes romano 'y en el trans: cursode los diversos episodios de la reconquista, hasta Alrieadet norte. Aur eunndo ef iiisionero, urmado con su fe ¥ abnogiigién, os también un pesonaje conocido de la-historia medieval, al me- nosdesde Gregorioe! Grande, es muy distintoen aimision, Este punto de eristalizacion, que coin bina Ta Tucha conéra la idolatria y el nomadismo através de una vida ordenada.en colectividad, es propiamente americano. Es incluso, en sus ori. genes, mexicano, La misién nace ey ol norte, en. tre los semisedentarios de Ia Sierra Madre, y en los confines del propio mundo chichimeca (San Luis de la Paz), en los afios 92 La realidad de la misién es bien conocida,en particular bajo su forma jesuitay paraguaya, Es poco diferente en otros lados, aun. si francisca hos y jesuitas tienen sensibilidades diversas, Los hermanosmenores fueron (a menudo) menos ri. sidos, y un tiempo al menos (el XVI) mas “pos. ‘élieos”. Ku los aftos 1620. los franciseanos con- sideraban.que.en Sinaloa la unidn del sable y el ‘agua bendita jesuita era demasiado estracha.#+ Pero poco a poco, las diferencias sobre éste punto se borraron; e§_ probable que el torriblé [aca so gue represents la rebelisn de los Pueblos en 1650 haya influido en ello: en 1749 ui Traneisea- no encabez6 una expedicién militar contra los En conjunto, la actividad de los fran. fue ihas desordenada (trabajaban en un io mas vaso, commomadas muy reacios), sus misiones fueron més inestables,”*y su ntime- rohacia 1760 no aleanzaba la mitad de lag de los iesuitas, E] modelo jesuita merec cién, sobre todo porque su alfin de propaganda permite toner amplias informaciones. Gracias 1 Neumann, misionero en la Tarahimara, pode- mos seguir Jas diversas etapas de instalagien, A’ partir de 1672, durante dos anos, cuatro religio- sos preparan el terreno, construyen una capilla y 84 choza. Aun cuando los jesuitas no ¢ ‘odavia ninguna coercién, los indios compren den el sentido de esta actividad y se alvjan. ‘Todo slarte de los evangelistas consiste.en usar la per- suasién: “para ensefarles a vivir como ei todo el esfue Tos misioneros tendia a r_poblados indigenas”. Su arma sera en aliados, “escogidos entre los indios que sozan de una mayor autoridad”. Y Neumann sade: “mas o menos en todos lados, el misione- ro quedd decepcionado de esos jefes indigenas”.” sin embargo a partir de ese primer eit ano al jesuita, que comicnza la Tite material primero, Poco a pocs sl dominivge.ex. ende, Ta disciplina se endurece, y la “paternal 05 tonces toda la aten- Conreccisin” se vuelve la regla.® E] indigena debe wumilde, algjarse del vicio y mante- nerse Tejos del contacto. de Ja sociedad eriolla corruptora. Hay en eso una parndoja que los ad- versarios de los misioneros sabrén expiotar: son a lu vez los promotores de la “civilizacion” y sus Suita esté a menudo solo, tiene que ad- ministrar tres a cuatro poblados, es presa del desaliento y del miedo. Se necesitan alias par- i bien templadas. Nohay mejor ilus- e estado de dinimo que un pasaje de una carta de Santarén, después do 19 anos de vidammisional (1613); “mds da Dios en un desame ‘, on un desvio de verse en un monte ‘Tas bestias o cansadas o huidas en tina tempestad de nieve que le coge en una noche obscura, el sereno y agua sin tienda ni abrigo, muchas de oracién y encerra- ” Eneontramos en esta mistica de la mn. tino de los motores del hombre de fronte ra. (Kis una herencia del Renacimiento curupeo’ Tal vez, pero enudurecido al fuego de la adversif dad y de la hostilidad de otro mundo, Por lo demés, las misiones supieron adaptar- se, en particular cuindo fueron confrontadas, en la primera mitad del siglo XVILL, al medio mas dificil encontrade hasta entonees, el rido de Ba. Ja California. Fue imposible instaurar ahi prac. Ueas totalmente sedentarias, y se esiablecen misiones “por turnios”: las familias indigenas aban algunos meses con Tos religiosos, luego na irsea sus terrenos de eaza, L te los nifios pequefus eran educados permanet. temente en la inision, desprids erin devuclios SS fainilias. EI resultado [ue desastroso: no habian recibido el aprendizaje de supervivencia que solo sus padres podian incilearles y morian "ipidamente. Habia cerca de 50,000 indlios en Ia peninsula en 1700, no quedaban mas que 3,000 en TSOD. ¥ la Febelién de 1735 acompana la ago- nia de una frontera nicamen. No todo fue tan trigico y las misiones, a veces en defensa propia, sirvieron perfectamente al objetivo ultimo: integrar a las poblaciones mar- ginales, “en Ja frontera”, al sistema occidental on una economfa que disponia un sobran. partir de bienes y de trabajos colectivos, Los productos eran intercambiados en el interior de lamisma provincia jesuita, o vendidos en elmer. ido libre, Procuraban los medios pura obtener ios bienes manufacturados (textiles, que eran para los indios la justifieacién material de la mision,” La misién ereaba progresivamente una man- cha de aceite sobre un oeéano agitado, donde las erspectivas podian arriesgarse con menos te mores. Como lo constataba el jesuita Neumann, los isiones a apensados por el jento de nuevas y ricas minas de_pla- todo porque la misién ofrecia una nnd de obra pacificada, si no es que aculturada, E. 1715, el visitador jesuila de Sonora se taadela foe hae amen- jade sfectivos, dela huidade los neo- alas minas."* Pero a pesar de las apo taciones materiales, no Importando la coercidn igivsa, la comunidad indigena seguia siendo profuidamente hostil. Neumann recordaba que a fines del siglo XVII se habian puesto al dia las manivbras de “magos y magas, familiarizados con los malos espiritus”. La epidemia de viruela que se abati6 sobre la Tarahumara en 1692 mitié afinar Ja veaccién antiespafola: “habia ue alejarse de las campanas cuyo sonido atraia alos eafermos, Les decian también que el bautis mycontamingbaa los nifios..."" Elcaricter muy untireligioso y antimisional de las sublevaciones ¢s manifiesto,”* empezaindo por la primera, lade Mixton en 1540, 3 la que se vio a fos indios | varse la cabera con tinta negra para borrar boutismo y elevar tortillas de maiz como hos- tas A pesar de todo, eon el tiempo, las misiones se tonsolidaban. Se.planteaba entonees otra pre- ‘ta: éla institucion era un fin en si, estatica en nundo en movimiento? Habia que saber pa- ano y trasladar los esfuerzos mas al nor- Eso 3 To que éscribia en 1744 el visitador de las “viejas” misiones de Sinaloa al provincial en México."* De hecho, el provestodusecularizaciin montabva a.1637,"Y permanecers.asi-hasta 1767. CPor qué esta resistencia? Sinduda hay on ello. egotamo de la Compania. Pero también, par ra los indios, dejar de ser “frunterizos”, volverse tributarios, ‘no los tentaba forzosamente, y los refugios inaccesibles de las sierras esta ban cer- Las misiones no tenian como Unico papel el angelizar @ 10s nediitos. Tenian un lugar eniial en el dominio del conjunto del espacio “onterizo. No olvidemos que en 1767, contando Jeshitas y (ranciscanos, son cerea de 180 implan 6 (Y Urios 600 poblados) los que permitian ‘adrieular y controlar eficazmente, en particu. Iatos reductos todavia inhospitalarios, La dis posicion de las 28 misiones jesuitas de Chihu hua es edificante. Una parte rodea la sierra, « ra sus puertas de acceso dominando los valles en sus dos vertientes. Las otras estan a lo largo de los dos caminos (caminos reales) que atravie- san la cordillera hacia Sonora y Sinaloa. Elpropio presidio tiene muchas otras vocacio- hes qué Ta simplemente militar. Al garintizar un miniino de segufidad'2n Sus alrededores, &@ Wuelve # menudo un centro de colonizacign eco nomica y politien. El personaje determinante aqui es el eapitéin de prosidio: la mayoria del tiempo é§ también gobernador (alcalde mayor, y, mucho mas oficiosamente, eomeyciante (ma: yorista). Rela sobre sus hombres, sobre la pri vineia, y pone (demasiado a menudo) sus dos primeras funciones al servicio de la tercera, Podremos encontrar en sus filas a algunas personalidades excepcionales, como Juian Bau- tistade Anza, que pertenece a una tercera gene- racign de capitsanes.dle frontera, 173 la ruta que une Sono que abre en ala Alfa California. neluso con una gloria literaria ola, el eapitén Alonso de Contreras, perdi ‘n momento eu América y eapitan de pr dios de Sinaloa de 1637 a 1638. Pero los otros, “muis expertos en pesos y medidas que Gon la € pada”, effin mas numerosos. Era por lo demas login del sistema, puesto que enelsigio XVIII el cargo se Vol¥id-venal. El oficio de capitan de presidio de Sonora valia de 12. 14,000 pesos: se Ageesitaba una buena fortuna para adquirirlo, yesto retiraba todo cserapulo en cuanlowsiriti- ligaeiin. Y sus exacciones, sus malversaciones fg eran totalmente negativas: contribuian. a hacer entrar ala fronteraenlaeconomiademer- cado. Eran también llevados a demostrar —cuan. do no encabezaban tina entrada, siempre fruc- cia jedumbre extraordinaria ha- s indios, incluso los rebeldes. 2No-eran Sstos sus clientes, al menos potenciales? Esta bondad, (totalmente comercial, exasperaba a los miso nefos que teclamaban siempre cast plares, Enelsigio XVIII, otracircunstancia contribu- yo a ihtegrar maS-al presidio en la vida de la frontera, Mientras que en el siglo XVI los solda- dos provenian esencialmente de la disiocaciinde los tercios de Flandes —sv llegs ineluso a evocar a"Fiandes de las Indias"—,” elpeclutamionto se yolvio Jocal en el siglo siguiente. El impulso de- mogralico en la frontera se conjugaba entonces coi uit agotaimiento de las riquezas (tierras, in dios éoncentradas entre las manos de los misi eros," Progresivamente, al sonido clarode los reales, alginos présidios, con él capitan 20, TRE Joraban su Vida... Fs en todo caso lo que descr betun testigo en 1645 a proposito del presidio de San Sebastian (Sinaloa), donde, al llamado, del toque de alarma, capitén, soldados ¢ indios se lanza al ataque del baneo de camarones que es laba'a lo largo de la costa, y del que extraen lo “sligidle sus recursos.” Pero otros, mas al nor i este, se despertaban al sonido de los tambores de guerra, eomo lo révalca el milicianc J. H, Sanchez Gareia en su “Convite de caja”, que coloeé a la cabeza de sus memorias, Encon. ramos abf el mismo brio —si no la misma cali- dad poétiea— que en Bertrand de Born, pero en una tonalidad americana, bien restablecida por a diltima estrofa: os jem: s tropas celestiales estan a nuestro auxilio. rampién y viruelas, Contagio el mas nocive, Soldados milicianos No temdis a los indios Rendidos y postrados Nos tienen a los indios. Al cabo del tiempo, y de los sobresaltos del enemigo (entendamos el Demonio y sus ras, los indios, para los io neeaban entre institueién de guerra (religiosa 0 no) ¢ institueion de'paz (evonomica ono). Bs tal ver esta Tuidez Wet tiempo la que te- hemos que restituir en sus diferentes niveles, Tiempo, espacio y cotidiano en los frentes primero el tiempo histérico) manchas ind6mitas desplazarse, acentuarse sobre la piel de le el que ve alas ‘opardo quo consti- tuyen las fronteras, La maneha eivilizadora pro- gresa desde el sur y més al norte, a partir de a gunos puntos, en aureola, Hacia 1600, toca la franja sur deja de pertenecer a Ta Trontern, A propdsito de Guadalajara, en 1620, un obser vador eseribe que los ejerciciog que preparan a la guorra declinan ahi desde hace § 0 6 anos.” La rebelién tepehuana de 1616 no logré desbor dar de la Sierra occidental hacia la Mesota een tral: de hecho, entre Zacatecas y San Luis Potosi Jos chichimeeas desaparecieron mente asimilados.* Después de 1604 y de la t nguista de Nuevo México, éste eon abilidady prosperidad, de su alejamiento y In amenaza apache Sin embargo, en el borde oriental (Nuevo Le6n, Nuevo Santander, Texas), el siglo XVII y la colonizacién traen una multiplication de los conilietos, en particular ligados a las entradas en “tierra de guerra”. De hecho, aunque la esclavi- tud indigena fue abolida hacia 1550, continta de tna forma semidisfrazada (eautividad a tiem: po...) incluso mds alld de 1671, cuando la au. diencia de Guadalujara trata de poner un Uérmi- noi Tos abusos. En la Meseta central (Nueva Vizcaya), la pacificacion progresa a partir de Pa- tral en el siglo XVII, de Chihuahua en el XVIIL Pero nunca podr alejar a Nueva Vizcaya del spectro Frosterizo, es decir de Ja amenaza india ten 1649, los habitantes dle uno de los barrios de Parral declafan necesitar “tnaiglesiaa qué adi dir en tiempo de guerra”.”* Para los cinco afios 71-1776, el gobernador dela provincia llevaba ule Conbabilidad rigurosa: de hecho, de los in- dios braves, habia habido 1674 muertos, 15: capturados, 116 haciendas y ranchos abandona: una a pesar dos, 68,256 cabezas de ganado robadas.” {El tiempo se habia inmovilizado en esta region? Vol- vemos a encontrar esta evolucin errdtica, es- te tiempo quebrado propios de la frontera. A nivel del microcosmos, del individuo, de qué estén hechos el tiempo | frontera? Aun mas que en Ta tra nal, la escasez del hombre conduce ala negacion ‘We toda especializacion, y por lo tanto a la frag- mentacién y a la diversificacion del tiempo. Fl hombre de la frontera es un hombre universal, capaz tanto de lachar, como de doiar un caba. Mo, de fabricar una silla.6 dé condueir wh proceso asu termino.” De esta manera puede acceder a una cierta forma de libertad que Turner recorio tia mas tarde, Pero el peligro y la ociosidad con. sumen también ese tiempo, camo para cl Nuevo Santander del miliciano Sénchez Garcia“ En su erénica, mas que la universalidad de los dones, son las cualidades guerreras las que predominan: saber esquivar las flechas sin escudo, por ejem- plo. Bs una sociedad guerrera, sino es que mili tarizada, Ia que se describe, diferente de la que observe Turner. El tiempo esta ahi mareado por labrutalidad deirrupciones externas (masacres, epizootias) o meteorolégicas.* Un tiempo entonees, suspendido de lo eoyun- tural, como lo estd la vida incierta del frunseré 20. Yes éste el mismo “accidente” que el hombre de frontera ahiere al espacio. Lejos de la “gran” toponimia prehispaniea (inspirada en el mito y en la propia naturaleza), o misional (eristiana), 0 politica (caleada de la de Espafia), la que mangja, Sanchez Garcia esté ligada a la memoria de los hechos. “El chareo del muchachito" recuerda el episodio traigico en el transcurso del cuul los in- dios, después de haber matadoa una familia, aho- garon a un nifio. Fl extreme de una meseta es bautizado “la averia”, porque fue el escenario de otro ataque.*’ Detalle notable, toda referencia a una toponimia —local—preexistente esti ausen. te: como si Nuevo Santander hubiera ido una tabla rasa hasta mediados del sigio XVIII. Los incos en esta region fueron repelidos asi, fuera «i: tiempo y del espacio, al menos como agentes, positivos Y precisamente, équé efectos tenia el tiempo para los indios, incluidas todas las categoria io—, indio de gue- tra)? La primera constante es la lucha por la supervivencia, y antes que nada biolgica. Des- pués del caso de los chichimeeas, el de los ca- lifornianos, tendriamos que evocar aqui el de los opatas de Sonora (5 4,550 en 1800). Por lo demés, la a no es lo tinico deter- minante: la desereidn (hacia las zonas no some- tidas, hacia las minis y las haciendas) era otra causa de la decadencia de las comunidades. A pe- sar de los progresos materiales introducidos por la “civilizacidn”, la situacidn indigena se degra daba con el correr de los aftos. Los seminoma- das habian sido agrupados: de unidade= do200 a 00 Babitantes, pasaban a oiras que tenian has- ta3,000 personas (como en el Yaqui), mas fragi- les* Cémo conciliar précticas extensivas, 1a. caza, con tales concentfaciones? La incitacion al regreso al asentamiento disperso ofa riticho mis filerte puesto que cra contraria a las autorida- des, cada vez mas burocratizadas, centralizadas, cada vez menos evangélicas. Uno de los textos mas sombrios sobre la figura del indio es la crénica de la provincia franeiscana de Zacatecas de Arle gui, escrita hacia 1730. Incluso los antiguos alia- dos, tlaxealtecas, otomies y mexicas, no encuen- tran gracia a sus ojos.% El Siglo de las Luces, que vio desarrollarse el mito del “buen salvaje”, fue aqui una edad de bronce, con el regreso a los frentes endureeidos con ciertas practicas, en las que se incluia la 2 xterminio:*" después de todo, elcreci- Miento rapido de Tos grupos mestizos permitia resolver Tayorablemente el problema de ls de obra, aunque Luvieran que exportar hi Antillas a los indios capturados en el transcurso de expediciones punitivas, ast como lo practiea- baya, hacia 1527-1529, Nufio de Guzman en la inismia ragidn."* CHuy queso "sede que ol soy actor) de estos altos hechos. de armas forzado a admitir, “asl eomenzo.a introdu- e, hacia esos anos [1780-1781], la guerr Asi, en este espacio, aunque rigd, yarialo, po- ¢o poblado, el tiempo no habia Jogrado hacer su I con un muro de odio, éVendria razon Tocqueville que no veia en la frontera hispénica sino rastros de sangre? test f Hacia otra percepcién de Ia frontera hispanica Esta afirmacién de Tocqueville proviene de! cli- ché: una vez més Ja frontera muestra su capaci dad para fomentar mitos... Falté aqui un Turner capa de daries un valor positivo. Después de todo, el mismo odio habia separado barbiirié’y civilizacion en tas otras Wneas de diverzencia (rontera angloamericana, Chile, Pampa). Hay tal vez un agravante.en el caso mexicano to-fendra repercusiones esenciales—: os er frentamientos no tuvieron lugar ante el dimes, 0 bre él, sino dotras de él, en el corazin del dis pusitivo de la “civilizacion” (a algunas leguas de Chihuahua, incluso, en ol sixlo XVI, de Guada- lajaraode México). Durante los, el estré- Pitoy lasangre vertidaen la Trontera conciernen alos dos tereios del ter¥itorio de la Nueva Fapa- tha. No hay duda de que esta integracidn de! mie- doen el tajido mismo dela sociedad fronteriza es un dato fundamental. Detras se perfilan la ne- eesidad de proteceién y.los “ricos y poderosos hombres del norte, tinicos capuces, con sus ar- nas privadas, de otorgarla.” Es otrocliché, bien conocido. (Otro mito? En todo caso, un mito bien encarnado, cuyos archivos nos dejan las huellas cada paso. Exhumemos a.uno de estos persona Jes elsargento=mayor Antonio Lopez de Villegas seinstala en Monterrey alrededor de 1700. Vino de Bin Luis Potosi, a la cabeza de un grupo de mas de 300 personas. Ee a Ia'vex labrador, ga- nadéro y minero. Con sus armiis, sus caballos sus hombres participé en dos expediciories éon- tarebeliones.”' No hay dudaalgunadequeiales hombres y.los latifundios dominan el paisaje Pero por esa razén, ddleben ocultar el bosque de las pequenas y medianas explotaciones, que son lorigen de la Sociedad ranchera deh eq Nuevo Santander, en 1795, habia 17 hack fra 437 Panchos, ¥ Ta proporeién es com parable. en! 1783, para las provineias de Sonora Funchos." El esante. Por parle, tina Buna parte We Ta poblaciaii ho indigena vive dispersa, entre Fealés dé inirias Poblados indios: en 1730, una inspeccion jesuita sefiala en cerca de la mitad de las misiones “mu. cha vecindad espafola”,” Por ello esos grupos escapaban al dominio directo de los poderdsos Por otra’ parte, ln fase-tttimede-lar Revolucion mexicana de 1910-1980 est precisamente do- minada por caudillos de Sonora, que pertene- cen a esta clase media cuyos origenes vemos dibujarse aqui. Otra ironia de la historia, condu- jeron asus coldados yaquis hasta México, donde estuvieron un tiempo acantonados en los patios del palacio presidencial amente, hay que coneebir a las fron. teras del septentrién como mas abierias social Tiente, mas intogralivas de lo que los estereoti- pos del latifiiidio y de la misin dejarian prever Yesto incluso para los indios de guerra: ui apa. che logré convertirse en alvalde de San José, en California, los cautivos en proceso de acultu- racién —representan hasta 10 por ciento de blacion de los indios dé’ Nuevo México en 1 Hay que tener en cuenta también la fuerte de- manda de mano de obra, aun si esto es variable segun las épocas, y sobre todo cierto en las zonas situadas al sur (Nuova Vizeaya, Zacatecas). Aho~ bien, aqui el trabajo forzado (esclavitud di ada, repartimiento, incluso encomienda) se adapta mal a esta poblacién némada. Desde el siglo XVI, el Septentrién sera el territorio del trabajo asalariado libre: en 1585, el obispo de Guadalajara declara: “van los indios de su vo- luntad destas tierras de México, de Tlaxcala, de Mechoacan y de otras partes lejanas de mis de cien leguas por la ganancia que tienen en aque- las minas (de Zacatecas, Sombrerete, San Mar- tin]”.* Lo que es mas, se traza de una mano de obra bien retribuida. Los mineros mili experi- mentados (barreteros) eran pagados en especie y adestajo (un tercio del mineral extraido).” La pericia del carpintero era particularmente re- qquerida, y algunos amasaron verdaderas fortu- a pal aestra, aun cuando Ia mano de ‘supofifa forzada, era inestabilidad: en él cura de Monterrey afirmaba que no se podia ¢ iendas (depo: sitados en casas de particulares) porque, de un afio_n otro, se iban a territorio de los gentiles (genililidad),"* Esta inestabilidad de las personas era también a menudo profesional, ligada a ls nisar a los indios de enco importaneia de los transportes en estos univer- sos dilatados: a finales del siglo XVIII los mule. teros v carreteros representaban cerca de 10 por ciento de I poblacién activa de Sonora y de Si- naloa, 14 por ciento de la del distrito de Fresni- lo?” Es un sector por definicion en movimiento, pero también portador de libértad, si no-es que de desorden. En todo caso, aportaba ala fronte- | ramexieaina el mismo soplo que Turner se com: | placiat en encontrar en los tramperos y otros tra~ tantes, Toda aventura minera,y ladel norte es tal vez antes que todo, carga su lote de vencidos y de beneficiarios. Al analizarla bonanza de Real de Catorce (1779-1790), D. Branding erige una ga leria de retratos ilustradora: esté el descubridor, a menudo un pobre diablo para quien la suerte que se le ofroce es un regalo envenenado."® De hecho, la suerte easi no sonrie mas que a los que yala tienen, y el primero en aprovecharla fue un potentado local, ndiente de los eonquista: dores, por lo demas teniente eoronel de la mili cia. F ado Finalmente por otros que llegaran (otra vez este ecu sonoro...): por una parte notables criollos (entre ellos el hijo ilegiti- mo del mas grande minero de la época, vl conde dela Valenciana), por otra parte mineros pobres u ocasionales (entre ellos un médico milanés). Todo este pequefio mundo entra rapidamenteen conilicto, con la sonada victoria de los criollos Asi, las posibilidades de promocién real ofreci- das por la mina —el gran espejismo— son en buena parte un senuelo. A pesar de todo tic- nen incidlencias politieas importantes: la bonan- consolida a las élites erioll entre ellas a las de Mexico. De esta manera la frontera se integra mas solidamente al resto de Ja Nuova Espana, sera despla Integracién y frontera Pero no podria haber verdadera integracién sin los fTujos regulares, nutridos, de hombres ¥-de productos. No es nécesatio’insistir en Tow obs aculos. Estan los de cardcter geografivn (distan cias, aridez, pantanos, relieve) que determinan por lo dems dos tipos de transporte: mulero en la parte oeste, mas accidentada, acarreo en la Mesetay al este." Esta sobre todo la hostilidad de los hombres: bandidos de grandes caminos que pululan en la parte sur del Septentrién, in- dios de guerra por todos Iados (sobre todo en la Meseta), Esto dicta condiciones especiales de transporte, una organizacion de armada, con to- noles de agua y de galletas, todo embarcado en pesados carros, y otros tantos cruceros. Esto sobre todo para el transporte mas largo, el mas expuesto, el que tenia destino en Santa Fe. La flotilla que unia Chihuahua a Nuevo México (el tramo mis expuesto), no se arriesgaba mas que cuando los efeetivos eran al menos de 500 hom- bres. Tales condiciones no pueden actuar sino como un freno, pero déste bloqueuba verdaderamente Ja miiquina, fuera de los periodos (numerosos) en que les indios de guerra estaban particular- mente turbulentos? 4 nivel interno, las com. plementariedades cumplicron bien 3a papelén particular la red de las misioné® jesuifas faneio- naba'eon todo tn juego de compensaciones; de ayuda mutua, las mas antiguas alentaban a las mas nuevas (por ejéplo con dotaciones de rebut ios): Por otro lado estiis misinag misiones enitra- ron desde el siglo XVII en un proceso de inter- camabios activos con el Sector mninero.!® =~", De cierta manera, la inestabilidad cronica de este espacio explica esios_intercam: bios inicesantes. Pero no hay que ver en estos movimientos brownfanos un simple desorden: la inmensidad, las historias diferentos de los diy S05 Trentes (0 Fegiones) creiron células autono- mas. La provineia de Santa Barbara (Parral), bien analizada por Ch. Cramaussel," puede ser vir aqui de modelo, sobre todo porque est a me- dio camino entre las bases de atras (Durango, sas) y of fimes (Nuevo Mexico), fo que le preservé una relativa autonomia, Su historia, hasta Ja fundacién de Parral en 1631, es muy agi- tada: los dos principales centros (Santa Barba ray el real de Indé) seran abandonadosen varias ocasiones, una parte de la poblacién participara la conquista de Nuevo México. ¥ sin embar- »,en medio de estos azares, hay como una cohe- sidn de conjunto, puesto que las élites pasan de un centro al otro, al interior de la provincia, hasta aleanzar una Pansién racion Las diversas etapas de analisis. A de la (uy revela que los in ta estabilidad, iniciar una exe ‘a prineipios dol siglo XVID. las migraciones apo- si, el descuento de los decesos idacién de Parral (1649-1676) igrantesdominan (forzosamen- te), pero entre ellos hay numerosas indios de So. nora o ineluso ai oe0s colonos qu (Nueva Galicia, que el norte er even infiltrar B68, Los que vic excepeionalm directadesde las trion. Bisel caso, ¢ dadera colonizi enelsigloXVI, La transhumanc de Querétaroy N

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