Habermas, Jurgen. 2001. “Conocimiento e interés”,
en: Habermas, Jurgen. Ciencia y técnica como
“ideologia”. Madrid. Tecnos
CONOCIMIENTO E INTERES*
I
Durante el semestre de verano de 1802, pronuncié
Schelling en Jena sus Lecciones sobre el métode dal
Sstudio académico. Enfiticamente renové, cn el len.
Buaje del idealismo alemén, aquel concepto de tors
ue, desde sus comienzos, habia determinado la tran
chon de la gran filosofia. «El horror a la especu,
lacion, el ostensible abandono de lo tebrico por lo
meramente prictico produce necesariamente en. of
obrar la misma banalidad que en el saber. El eet.
liariza del modo mis inmediato con ideas, y sola,
‘mente las ideas prestan al obrar impronta y signifiesdo
morab»'. Sélo puede orientar verazmente en el obeay
el conocimiento que se ha liberado de los meros
inlereses y se ha instalado en las ideas, adoptando
cabalmente una actitud teérica,
La palabra «teoriay se remonta a origenes reli-
siosos: theoros se llamaba el representante que las
Ciudades griegas enviaban a los festivales piblicos?
En la teoria, vale decir, contemplando, se enajena el
Publicado orginamente en Merkur, nim. 213, diciembee
1965, pp. 1139 bat 83.
erpgamelng Manu Gao,
lings Werk, ed. Seber tomo HL.
Bruno'Snel cThvore "und Pasion 1 Bi dca de
Geistes, Hamburg 1955. pp, ally vs Georg rch. ee St Seb
Unienceiding von Thora und Prov der ghee Pas.
ophien, Eeangelsche Ethit, 1964, pp 321) se
159mensajero ante el sacro acontecer. En el uso filosofies
del lenguaje la reoria se transforma en perspectiva del
cosmos, Como contemplacién del cosmos, la teoria
presupone haber trazado ya, de untemano, la frontera
centre ser y tiempo, que, con el Poema de Parmé=
nides, funda la ontologia y retorna en el Timeo de
Platén: ella reserva para el logos un ente depurado:
de inestabilidad ¢ incertidumbre y deja a la doxa el
reino de lo perecedero. Pero, cuando ¢l fildsofo con=
templa et orden inmortal, no puede menos de asi-
milarse él mismo a la medida del cosmos, imitar a
éste en su interior. A las proporciones que contempla,
tanto en los movimientos de la naturaleza como en’
la sucesion arménica de la miisica, procura darles
personal expresién; se forja a si mismo por mimesis.
La teoria induce a'Ia asimilacién del alma al movi-
miento ordenado del cosmos en la praxis de la vida:
la teoria acufia en la vida su forma, se refleja en la
actitud de aquel que se somete a su disciplina, en el
hos.
eiPste concepto de la teoria y de una vida en la
teoria ha determinado a la filosofia desde sus comien-
zos. A la separacién entre teoria en el sentido de esta
tradicién y teoria en el sentido de la critica ha con-
sagrado Max Horkheimer una de sus mis relevantes
investigaciones*, Hoy, casi después de una generacién,
reanudo yo este tema, remitiéndome a una diserta-
cidn de Husserl que aparecié aproximadamente por
el mismo tiempo’. Husserl se dejé guiar entonces
T araditionelle und kritische Theorie», en Zeltschrif fr Sozial
“Die Kriss der cvropiischen Wisenschaflen und dle ranszen-