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EMV ANANTH RINT Ce ESTUDIOS ETNOGRAFICOS PO Ce CCM Lol ae eC LCA EST Lac oe b Douglas, Bohannan, Murphy, y Steward Prologados por Jestis Contreras Compilados por J. R. Llobera SUBSISTENCIA DE LOS BOSQUIMANOS !KUNG: ANALISIS DE INPUT-OUTPUT ** I Inrronucci6n Este arfculo examina las bases ecol6gicas de un sistema econdmico de caza y recoleccién mediante un andlisis de input-output del trabajo y el consumo. El primer objetivo de este cjercicio es esborar Ia estrategia de subsistencia que permite a los bosquimanos ‘kung, disponiendo tan s6lo de Ia tecnologia més simple, vivir bien en el riguroso medio-ambien- © te del desierto de Kalahari. El segundo objetivo es mostrar que 1os bos- quimanos presentan una forma clemental de vida econémica. Y el tercer ‘objetivo es srazar, desde el punto de partida de los primates, el otigen y fevolucién de las relaciones energéticas humanas, La metcdologla que he utilizado es una adaptacién de Jos modelos transaccionsles de la economia de input-output (Leontief 1966) y de Ia energética exol6gica (Gates 1962; Kleiber 1961). Desde el principio debe Ihacerse uni distincién esencial entre estas dos perspectivas. Los ecé Jogos roman como unidad de estudio una especie que tiene relaciones 2, La investigacién de campo sobre los hosquimanos (aposto de 1963 a enero 1965) fue generosamente costeada por una becs de la U. S. National Science Foun 8 tinaladh «Studies in the Evolution of Human Behavior». A Irven DeVore, principal investigador de este proyecto debo especial agradecimiento por su infatigne ayuda y buenos consejos. Las primerss versiones de este artiulo fueron presen. fen le Conferencia de Ecologia Cultural, Ottawa, agosto de 1966, yen el se ario universitario sabre Sistemas Ecofépicos y Evolucién Caltural de ta Univer. ide Columbia, enero de 1967. Por sus crtces constructivas estoy en denda eon: Bates, Matio Bick, David Damas, Henry Harpending, Marvin Harts, June Helm, lone Howell Lex, G.P. Murdock, Rober: Murphy, Robert Netog, Roy Rappaport 'H, S. Smithers, Louise Sweet, A. P. Vayda y E. Z. Vost. PEESES a 35 Be mantiene gracias a la energla que se absorbe en el curso de las actividades tendentes a conseguir comida para sus miembros. En este caso, el centro se sitda en los intercambios teficos interespecies (Rappaport: 1967, pp. 18 419). Los economistas, por el contrario, se centran en las relaciones de in- tercambio dentro de una sola especie. La unidad productiva, como una industria en el sistema econémico norteamericano, se mantiene mediante los inputs de ottas unidades productivas, y a su vez destina sus outputs a otras tunidades similares o al sector de Ia del sistema econémico (Leontief 1966, pp. 14-20). Consideradas ecolégicamente, estas transaccio. res pueden entenderse como una forma altamente evolucionada del inter- cambio intraespecie. ‘A primera vista, Ia conexién entre, por ejemplo, las relaciones entre el predador y In presa en la sabana africana y las relaciones entre las unida- des industrisles del sistema econémico notteamericano parecen demasiado remotas pata que merezca la pena examinetlas. Sin embargo, esta conexién se catga de significaci6n cuando se considera en tétminos evolutivos. Antes que nada, una poblacién humana, como cualquier poblacién. animal, tiene que gastar energfa en forma de trabajo para incorporar energia a través del consumo. En este aspecto, Ia energética se aplica con igual raz6n al estudio del hombre que al estudio de otros animales. No obstante, en un aspecto importante, las relaciones energéticas hu- mants son tinicas entre todos los animales superiores, Mientras que todos Jos organismos vertebrados adultos no-humanos constituyen una unidad de subsistencia autosuficente, un gran porcentaje del gasto de energia del hombre se dedica a alimentar a otros, y un gran porcentaje del consumo individual consiste en. alimentos producidos por otros. Ast que, para los Fhumanos, la unidad minima de subsistencia auténoma supone por lo menos tun grupo social, tal como Ja familia 0 Ia cbanda», y en la mayor parte de Jos sistemas cconémicos implica a cientos de millones de personas. Este he- ho central del consumo cooperativo ha sido denominado «divisién del tz2- Bajo ¢ «interdependencia econémica», y el estudio de las ttansacciones ¥ asignaciones generadas de esta forma constituye In base de la ciencia eco- ‘némica. Sélo en el caso del hombre estos intercambios iniraespecie se ban vuelto extraordinariamente ubicuos y complejos, hasta tal punto que, en realidad, los damos por supuestos. Sin embargo, esta forma de intercam- bio tréfico es precisamente el lugar donde Ia adaptacién animal y Ia adapta- cién humana divergen por primera vez. Y éste es el punto en que el estu- dio enérgetico y Ia economia convergen. En términos evolutivos, el origen de Jo que lamamos el sistema eco némico es un fendmeno relativamente recientc. Aparece en el pleistoceno, probsblemente hace menos de dos millones de afios, cuando los primeros hombres comenzaron a reunit los recursos y a partir de aquel momento rompieron In sutosuficiencia individual de los animales. Habirualmente se supone que lis mujeres fueron los primeros ° « 1, Dobe—aveisi OR aa at aS ae 2 Dobe—womi//eve 5 72 6 5 1 % 12 14 462 3) lange bo 160 95561 Me sea 4 Bate—bome 3B Oo 30 Soa. .490 itz ana 5, BatoLiceko 1) 3.0004 01 ee a © 6 tabi—Kambara 3350100 9 3 4 WO TF tgcee—iise PTO sr ood Aaa, eal B Igose—ilay 060140 0 1 909 % lgoeKonguods 93 405 7 0 9 1 8 579 fai/ai—/ nla 12403 40 1 dna oem sifci— aba 12.1) Qt 23a eene fsifti—romawn 4 9:1 3:10 2 8 1 0S 5. fafa 2 5a reine ee DM. fijsi—romer 4 62 6 8 1 7 4 8 oul ca cimpancnios 29 “72-9 46 «80 12 248 12% 61% * Divsiones de edad: j6venes, 0-15 afos adultos, 1659 aos ancianos, + 60 afos ** ectivos Dependientes ‘adultos jvenes y ancianos CCuudro TI. Censo de la zona del Dobe pot unidades exstemtes ottos grupos Mujeres Totales ‘#20. ¥ ANON Varnes “Mla Residentes que viven com lor banties existen 21 grupos, M2729 38 1B Tih Abternontes existen 6 grupos OSS Ue Emigrastes : qxisten 3 grupos 107 0 6 ‘Tota Ts, mb y Ue 3448 2 27 64 2 ‘Total general de poblacisn 6 120 1 7 14 1 425) a ‘pamentos, es posible utilizar los datos del censo para calcular el porcen. “Trecho de cue Ia porosidad de Ja arena es tan grande que Ja lnvia xépida- taje de productores de alimentos y el porcentaje de personas dependientes. cs absorbida y es minima la cantidad que corre por la Los efectivos comprenden el 61,3 por ciento (152 de 248) del total de Is jsamicntos permanentes sélo existen donde han quedado al descubierto poblacién de los campamentos; en otras palabras, cada tres individuos vt “fos estratos ealizos subyacentes, Tks aportan la subsistencia de dos dependientes. Lo sotprendente es la am. Debido a estos factores del terreno, la distribucién de las fuentes de plia vatiacién del porcentaje de individuos sles entre los distintos cam- ‘agua es, con gran ventaja, el determinante ecolégico més importante de pamentos. En el campamento N° 11 (Cuadro 1), por ejemplo, tres indi- Ia subsistencia de los bosquimanos. La disponibilidad de alimentos vege- viduos ditiles se mantienen a si mismos y a seis dependientes (33,3 por tales tiene una importancia secundaria, y el mimero y Ia distribucién de ciento de individuos ‘iiles), mientras que en el campamento N° 8, diez fos animales de caza tiene escasa importancia. Puesto que los campamentos de los once miembros (90,9 por ciento) son iitiles. Estas variaciones eren osquimanos, por necesidad, estén pegados a las fuentes de agua, sdlo ‘més aparentes que reales, no obstante, puesto que los grupos estaban pueden exslotar aquellos alimentos vegetales situades a una distancia ra onstantemente cambiando de composicién y el resultado neto era crear gonable 2 rie de estas fuentes, Los recursos alimenticios situados mis allé grupos de trabajo en que Ia relacién entre individuos dtiles y dependientes de una distancia a pie razonable, rara vez se explotan. s€ aproximara a la media La vids de los campamentos que rodcan los ocho embalses permanen- ‘Ademds, estos datos muestran una proporcién entre los sexos favorable tes eparecen como puntos negros en Ia Figura 1. Durante los siete meses de forma poco habitual a las mujeres. En cl total de la poblacién, la pro- | sec0s del afio, desde abril hasta octubre, estos poz0s eran las tinicas fuentes pporcién entre los sexos es de ochenta y cuatro hombres por cien mujeres dde agua permanentes y todos los campamentos bosquimanos se: localizaban a proporcién segin los grupos de edad es: dentro de an citculo de una milla de radio alrededor de los pozos, Durante “fas Hluvias de verano (noviembre-marzo) aparecian embalses estacionarios joke 86 hombres / 100 mujeres © de agua en otros lugares y virtualmente todos los bosquimanos se iban @ ‘Adultos 83 hombres / 100 mujeres Ancianos 80 hombres / 100. mujeres Estos datos seiialan un mayor indice de mortalidad de los varones de todos los grupos de edad; aungue es posible que la proporcién entre los sex0s sca andmala cn los nacimientos, dando lugar 2 un exteso inicial de ‘mujeres sobre hombres que nazcan con vida, Otra posible explicacién con- siste en la préctica del infanticidio de los varones. Sin embargo, Ia inci dencia global del infanticidio (asf como del invalidiidio y el senilicdio) es tan pequefia, que es improbable que esta préctica por sf sola pueda explicar a desigual proporcién sexual del grupo inmaduro. IV PAUTAS DE SUBSISTENCIA ESTACIONALES El desierto de Kalahari septenttional se caracteriza por un verano ct Turoso con una estacién lluviosa de cinco meses, de noviembre a maiz, tun invierno frio y seco de abril a agosto, y une primavera calurosa y seca de septiembre a octubre. Durante ls primavera y el verano la temperatura diurne oscila entre un minimo de 60° F y un méximo de 100° F, regis- trindose a la sombra temperaturas de hasta 108° F. En invierno, la osci- Jacién diuma es entre un m{nimo de 30° F a un méximo de 78° F. Las precipitaciones annales oscilan entre seis y diez. pulgadas. El terreno arenoso y suelto sostiene una sorprendente abundancia de vegetacién, a pesar del 2 Figs 1 Inns de a wilacn de a cere ey fn. de distancia a los pozos permanentes. i B La necesidad de agua potable definia esttictamente Jas zonas que Ios individuos podian explotar para obtener alimentos, En la Figura 1 se se- fialan tres divisiones: 1) Los circulos sombreados cubren las zonas que se encuentran a un dia de camino, es decir, dentro de un radio de seis mi- Tas, de los pozos permanentes. Esta zona, de unas 600 millas cuadradas, sostiene a los 248 bosquimanos de los campamentos durante la mitad del afio. Por tanto, la densidad efectiva de In poblacién durante la estacién seca cs de 42/100 millas cuadradss, 2) Los circulos no sombreados compren. den Jas 400 millas cuadradas adicionales situadas dentro de un radio de seis milles de los grandes pozos estacionarios estivales. Estas zonas sos nen ala mayor parte de Ia poblacién residente durante la otra mitad del sho. 3) Por tiltimo, las lineas de puntos abarcan todas les zonas situadas dentro de un radio de veinte millas de las aguas permanentes, No se ob- servé que ningiin bosquimano acampase o recclectase fuera de esta linea de puntos, y de hecho las demés zones definidas de esta forma rara vez tran utilizadss por los bosquimanos. Por tanto, alrededor de 1000 millas cuadradas bastaban pare sostener a toda la poblacién, ademés de a los vi- sitantes, con una densidad efectiva de 25 personas por 100 millas cuadra- das, es decir, de cuatto millas cuadradas por petsona. El Cuadro TIT muestra el verdadero ndmero de residentes junto a cada ‘pozo durente la estacién seca de 1964. Dos de los pozos, el Ixabe y el Mabopa, no tienen ningtin campamento independiente de residentes. Los ‘otros seis pozos sostuvieron a los 248 bosquimanos de los campamentos. a poblacién media permanente por pozo fue de cuarenta y ocho personas y le oscilacién entre un minimo de dieciséis en !angwa y un maximo de noventa y cuatro en /ai/ai. Estas diferencias de la poblacién estable pue- den reflejar diferencias en la densidad de alimentos, Es probable que los noventa y cuatro residentes en /ai/ai cuvieran mis comida més cerca de ‘Gusdro TIT. Gifs y distibucién de los bosquimanos y bantées residentes por los pozos de agua ablacién Node de ler Otros Total Nombre del_pozo * exmpamentos campamentos hosquimanot hquimanos antler Dobe 2 37 Bh 7 ee fangwa 1 16 B 8 & Bure 2 30 2 2 a lui 1 19 = 19 6 ‘pose 5 2 9 4 18 Bila 5 4 B 107 a ‘abe ps 8 8 2 Mahopa = & 3B B B Toles 4 248 8 336 340 = Para la localizacién, véase Figura 1 “4 que en el pozo de !angwa, con sélo diecistis residentes, Dobe, con una ‘poblacién estable de treinta y siete, era el més préximo a la medi, y fue | sometido a un intenso examen sobre la relacién entre trabajo por Ia. sub- © sistencia y consumo de alimentos El campamento sirve de base a sus miembros, Todas las mafianas al | gunos individuos salen » recoger alimentos vegetales y/o a cazar_ani Tales, y todas las tardes los trabajadores vuelven al campamento y reénen Jos recursos recogidos con los de todos los demés y con los de los “bros que se quedaron. La obtencién de alimentos no es una actividad coo- “perativa, Los recolectores salen en grupos de dos o tres y cada mujer © tecoge alimentos veactales por su cuenta, Los cazadores suelen operar indi. ¥idualmente © por parejas, y cl éxito de la caza depende en gran medida de Is habilidad personal pata el rastreo y del entusissmo de'los perros de caza; no existen pruebas de que el esfuerz0 coordinado produzca més fearne que cl esfuerz0 individual. INo obstante, Ia cooperacién se pone claramente de manifiesto en ef onsumo de alimentos. No s6lo retinen las familias la produccién del dia, sino que todo el campamento —lo mismo los residentes que los invitados— omparten 2 partes iguales la cantided total de comida disponible, La co- ida de la tarde de todas las familias se compone de partes de los slic | entos de todas las demis familias residentes. Los alimentos se reparten f@rudos 0 bien son preparados por quien los recoge, y luego repartidos. Existe una constant circulacién de nueces, bayas, raices y melones de un | fiego familiar a otro hasta que todos los residentes han recibido una (cf. Marshall 1961), A Je mafana siguiente, una combina- 1 de aprovisionadores sale del campamento y, cuando vuelven al final del dia, se tepite la distribucién de comida. Excepto en el ctso "de un golpe de suerte, como cézar un gran ungulado, Ia comida rara vez fale de los mites del campamento, No obstante, la gente se traslada con cia de un campamento a otro. Por tanto, los limites del campa- Mento pueden considerarse determinados por los limites del grupo que time cooperativamente; y el tamafo de la unidad de consumo depen- er del nximero de personas presentes un dia dedo, : recursos alimenticios de la zona del Dobe son a la vez vatiados | Y sbundantes. Contabilicé mas de 200 especies de plantas y 220 de anima- Be Seed ee J begs Ue 1963, es 8121 © tas, ochenta y cinco especies veyetales y cuarenta y cuatro especies “Blimules estan clasifcadas por los bosquimanos. como comestbles, El Los éeterminantes ccolégicos y demogriicos de la estractara te ss y demog: del grupo 45 ‘alimento bésico es la mez mangongo (mangetti mangetti), Ricinodendron rautanenii Schinz, ella sola constituye la mitad 0 dos tercios del peso de Ja dicta total de vegetales. Esta especie era tan abundante, que millones de nucces caian al suelo todos los aiios para quien quisiera recogerlas. La ‘energie que ptopotciona la came de Ja muez es realmente grande: 600 cals./ 100 g. (véase seccién VITT) Dé Jos noventa y cuatro animales consideridos comestibles, s6lo diez especies de mamiferos eran normalmente cazados para comida. Las diex especies, puestas por su orden de importancia en la dieta, son: cerdo s vaje, kudu, diuker, sebeco, ganso, bucéfalo, liebre spring, puercoespin, 00 hormiguero y liebre comin. ‘VI EsrRATEGIA RECOLECTORA Se observ que los bosquimanos eran muy selectives en sus hébitos alimenticios. Demuestran fuertes preferencias y aversiones en cucstién de comidas, y las ochenta y cinco especies vegetales consideradas comestibles estaban claramente clasficadas con respecto a su deseabilidad: gusto, valor nutritivo, abundancia y faclidad de recoleccién, Por regla general, l gente tiende a comer sélo los alimentos més abundantes y sabrosos disponibles, dejando de lado los alimentos menos deseables. Puesto que cl otro factor importante de subsistencia era la distancia entre la comida y el agua, es posible resumir ef principio bisico de le estrategia recolectora bosquiraana fen una tinica frase: En un momento dado, los miembros del campamento brefieren recoger y comer los alimentos descables que estén a la menor distancia de las aguas permanentes. Dado este principio, Ja situacién éptima se presenta cuando el agua permanente y las nueces mangongo estén juntas, y la peor situacién se presenta cuando el agua y las nueces estén muy distantes. Las dinémicas de Ia situacién de subsistencia resultan claras cuando comprendemos que 1 alimento que puede consumirse en una semana esté en funcién de lo ‘que ya se ha comido en las semanas anteriores, TLo caracteristco es que los bosquimanos ocupen un campamento du- ante un petiodo de semanas 0 meses y se coman los recursos que Jo ro- dean, Pot ejemplo, en un campamento en los bosques de nucces (que forman una estrecha franja a lo largo de las crestas de las dunas fijes, véase Figura 1), los miembros agotan las nueces dentro de un radio de tuna milla en Ia primera semana de ocupacién, de dos millas en In segunda semana, y de tres millas en la tercera semana, Conforme pasa el tiempo, Jos miembros del grupo deben alcjarse mis y més para legar hasta las rnueces, y Ia distancia de ida y vuelta en millas es una medida del (dias/hombre de consumo) es 10 x 30 300 eCuintos dias/hombre de trabajo sern necesarios para abastecer 300 ddias/hombre de consumo? Si todo el mundo trabaja todos los dias duran- te el perfodo de treinte dias, entonces: T=10x3 y S$ a iS 300 = 300 aa 300 = 1,00 Puesto que todo el mundo trabaja todos Jos dias con objeto de comer todos los diss, el valor de «S» es la unidad. “Fjemplo 2. Si todo el mundo trabsja dias aleernos, entoncea: L 5 _ 10x15 300 =05 9 El Ejemplo 1, en que todo el mundo trabaja todos Jos dias, no es simplemente un caso hipotético. De hecho, «S = 1,00» es aproximadamen, te Ia situacién de los primates no humanos (y de la mayor parte de los ddemés vertebrados) en la que cada animal (excepto los pequeios lactantes) Fecoge su propia comida todos los dias del sfio. Para los monos y los simios (DeVore 1965) el valor de se aproxima a la unidad y el ver dadero valor de «S» simplemente esté en funeiéa del porcentaje de pe uefios en lactancia de Ja poblacién. El grupo de cinocéfalos, por ejemplo, sale de Ja zona de dormir todas Jas mafienas y pasa el dia moviéndose en grupo por su campo de accida (Hlall y DeVore 1965, p. 70). Aunque se mantiene la cohesiSn espacial del grupo, cada miembro de la banda acta como una unided auténoma de Ssubsistencia, recolectando y comiendo sus propios alimentos micatras se desplaza. No hay intercambio de comida entre los individuos y verdadera. mente se trata de una cxistencia «de Ia mano a la boct». Lo dicho no sig. nifica que Ia subsistencia sea precatia para los cinocéfalos y otros prima. tes, Por el contrario, el animal individuelmente considetado puede empleat tan s6lo unas cuantas horas del dia en recoger alimentos, y esta actividad esté intercalada de periodos de actividades sociales, comportamientos se. ules y competitivos, y de suefio. Lo que importa es que el ritmo del trabajo es tal, que cada individuo debe hacer su trabajo de subsistencia todos los dias de su vida adulta El ritmo de trabajo del grupo humano es radicalmente distinto. Todas las sociedades humanas destinan algunos dias al trabajo y otros al oco, ¥en todas las sociedades humanas unas personas ttabajan més que otras, No obstante, la formulacién «S = 1,00» puede considerarse el punto de ppattida desde el que ha evolucionado el hombre. Compartir la comida for ma parte del puiado de instituciones humanas bisicas que también in cluye la divisiGn del trabajo de subsistencia, Ia base hogatefa, los atilugios lementales de transporte (para llevar alimentos a Ie base para su re- ‘Patto) y el prolongado mantenimiento de los individuos jévenes y ancianos ‘no productives. Estos desartollos representan un paso cufntico en los Aasuntos humanos, pues su presencia significa que 10 todos los individuos tienen que trabajar todos los dias. La consecuencia inmediata de la division del trabajo fue que el valor de 4S», el indice del esfuerzo de subsistencia, debi6 caer de forma radical durante les primeras fases de la evolucién de los homfnidos. Es el mo- ‘mento en que se mantienen tnidas la economia humana y le energética animal. Las consecuencias a largo plazo de Ja divisién del trabajo son multiples, £1 intercambio abre la posibilidad de formas cada vez més com- plejas de acumulacién de excedentes, sea con la finalidad de reparttlos fntte un grupo social més amplio o con Ia finalidad de consumitlos los propios productores en un momento posterior. Por tanto, junto con la evo- Iucién econémica, una de las dimensiones importantes que puede rastreatse 50 iad TW Joma bora en Dobe po de i at conte Nepwent dl Dobe dune pada de 2 ds % Se lod denen, 68 o 8 ade Conse per Dishombe Li de out a. oo oe 7 4 9 2B & ccd oa es i Poa tee eet Fk oe re ee ee ae Be 3 eo ee fe Se ; is ee oe) a ae Agosto 1 ora te 35 8 u 3 + Cada eouade de i clumoa 3 equiva «ta uma de fs entradas de Ia = Tumnas 1 y 2 de su misma fecha. Ta wenn TT (1519 de jlo) presents un ono de eblo etaaent bajo. Eirlipde aes ‘comida el 12 y el 17 de julio, dando eee 8 oe “titan eer demain ee el pss se le Sean Too se be ico oy dice fier de le proposcn Gate ¥ cs la creciente sepatacién entre la produccién de alimentos y su asignacién a Jos consumidotes, Formalmente, el sistema econémico de los bosquimanos !kung corres- ponde a una temprana ctapa de esta tendencia, puesto que la relacién entre la produccién y el consumo de alimentos es inmediata en el espacio y el tiempo, Los alimentos producidos por el grupo local se consumen dentro de sus limites, habitualmente en las cuarenta y.ocho horas posteriores @ su produccién. La principal tarea, pues, consiste en utilizar Ja férmula para el andlisis de la subsistencia de los tung. En cualquier grupo humeno autosuficiente, la magnitud de «S» (el es fuer20 de subsistencia) esté en funcidn de la facilidad 0 dificultad de ali- mentar al grupo, Podrfa suponerse que los cazadores-recolectotes como Jes bosquimanos tkung, con una tecnologia simple, que viven en un me dio ambiente desietto marginal, tienen dificultades para conseguir los ali- mentos; en consecuencia, el indice del esfuerzo de subsistencia deberfa ser relativamente alto, En un grupo de diez personas, por ejemplo, si los seis adultos tienen que trabajar 5/4 dias a la semana para sostenerse « s{ mismos y a los cuatto dependientes, entonces el valor de «S» seria aproximadamente 0°5 Una semana Iaboral de 54 dias no es excesiva desde el punto de vista de los estandards occidenteles industriales. Por otra parce, si la semana Ieboral sélo tuviera tres dias de duracién, entonees el valor de «S» descen- deria_a 0,26. El caleulo del verdadero nivel del esfuerzo de subsistencia es, desde Juego, un problema empirico, El Cuadro IV tabula el diatio laboral de ‘cuatro semanas del campamento del Dobe durante cl perfodo comprendido entre el 6 de julio y el 2 de agosto de 1964. Se elzié este perfodo porque no corresponde a la época més fécil ni a la mas difcil del afio en cuanto a la subsistencia, y abarca un perfodo de transicién de las mejores a las peo- res condiciones. La columna 1 presenta el nidmero de adultes presentes cada dfa en el campamento, y Ia columna 2 el nimero de nifios. La columna 3 tabula el ‘ndmero de diss/hombre de consumo (e incidentalmente documenta. las varlaciones diatias del tamafto de! grupo). La columna 4 da el néimero de Personas que salieron a por comida cada dis, La columna 5 cataloga el output de carne, en libras de porcién eruda comestible, pot dia, El Cusdro V es un resumen, por semanas, de la jornada de trabajo. El tamafio medio del grupo (columna 1) oscila entre 25,6 y 35,6; la ver. dadera suma del personal disponible rara vez era la misma dos dias se- guidos, La semana Iaboral (columna 7) oscila entre 1,2 y 3,2 dias de tra. bajo por adulto. En otras palabras, cada individuo productivo se man- 52 CCuadro V. Resumen de la jornada laboral de Dobe De 8 @ BO mw 2 2 dee $8 oe 2p 488 j 22a a gu 2 2450 a, 7s 'S aug 1 He iM. @ 18) on ead 612 julio) (23.29) T m1 Dw «12 OM (9 jl) in it Se: ae) re (wae le) ety iv eg ee ow, 52 Ost (27 Jao gum) 320) ‘semanas Tous 309 5623046617845 Totals ajustados* BT Bi 6856025 05 + Véave now ** del Cusdro IV. CLAVE: Columoa 1: tamafo medio del grupo = tots! disshombre de consumo T CColumes 7: semana laborsl = nimero de dias Iaborables por semana y por salto: diashombre de trabajo Else 6 mks eel tate soni a phair rie oe ‘dias hombre de consumo (es der en la mana I, el valor de «Se = O21, dei 21 dias de trabajo en 100 das de concomo o Bena t di de trabajo en 5 las de conto) tiene a sf mismo (sea hombre 0 mujer) y a sus dependientes y todavia tiene entre 31% y 5% dias disponibles para otras actividades. El Indice del Esfuerzo de Subsistencia (columna 8) oscila entre 0,11 y 0,31. Por ejemplo, durante la Semana T (6-12 de julio), se invirtieron treinta y siete dias/hombre de trabajo para proporcionar 197 dias/hombre de consumo. El valor $= 0,21 indica veintiin dias de trabajo por cien dias/hombre de consumo; 0 bien que cada dia de trabajo proporcioné comida para el trabajador y otros cuatro dependientes. Durante Ia Semana IV (27 de jue io de agosto), setenta y siete diss/hombre de trabajo. porporcionaron 249 dias/hombre de consumo, con un valor de «S» de 0,31 (31 dias de trabajo parx 100 dias de consumo). El input de trabajo durante In Se- mana IV cs el 50 por ciento mayor que en la Semana J. sta elevaciOn tefleja la cteciente dificultad de conseguit alimentos, aunque, planteado en términos del tiempo real dedicado a Ia bisqueda de comida, la media pasa de dos a tres dias por semana para el trabajador individual. Al calcular el valor medio global de «S» para este perfodo, he omi- 33 tido Ja Semana Il por las razones anotadas (Cuadro IV, : tanto, el Indice del Esfuerzo de Subsistencia ve eed ee quimanos thang es 0,23, Puesto que los mieinbros no productivos suponen £33 % dd a poblacin, ca forma de expresar el Indice es decir que el 5% de ia poblcin eb cl 36 % del empo y o 35% dee gate Dos de las condiciones ecoldgicas anteriotmente sefialadas se represen. tan en ls jornada laboral. La primera semana ocucte en la situacn IL fn que Ia comida es abundante pero sélo se dispone de ocho pozos de agua, La gente hace viajes de ida y vuelta a los bosques de nueces, dands lugar a un valor $ = 0,21. Al llegar a la cuarta semana ha aparecido la situacién II; ya no es posible legar hasta las nueces en el dia, puesta que se ha agotado el espacio comprendido en el radio de siete millas. Le distancia de ida y vuelta a las nucces més prérimas supone més de catorce mills y la curva de «costes» de las nucces ha hecho una subida brosca (véase Figura 2). El mayor valor de «S» (0,31) reflea un notable incre mento de los viajes que incluyen cid, iento de los vijes que inclayen perocacén pare llegar los bosques VII Inpur-ourrur: sivenes caxénicos ete a ee cee Boel nau ea re ee tease ea Passe asl ies mat casi aoe core, ed ite te tm os eal Tos principales constituyentes de la dicta du 1. nueces mangongo 33% 2, cane 37% 3. otros alimentos vegetales 30%, 100 % Darante el tiempo del trabajo de campo no se hiciex foe tes calércas. Resultaba dificil cuantificar In ingestiGn datia de ae de un individuo, puesto que se consumfan durante un petiodo de vatias 5. Al caleular cl Indice, sélo he tenido el trabaj i | li, slo he tendo en cet el aso relent dena 4 ccet nli Hl tepo gw te emia cy mena ge enor os bili, apc oto de pepsi emi Ne eae al calcular las necesidades caléricas (seccién VIII), he incluic us energlt ‘que se gasta en tales actividades. a uae 4 ‘entte el final de la tarde y la noche, y constaban de pequefias por- ‘de las provisiones de las distintas familias. Sin embargo, como Jos Glimentos se reparten equitativamente por todo el campamento, era posible “Galcular aproximadamente el: consumo per capita midiendo el peso total Ge la comida entrada al campamento y dividiéndolo por el nimero de per fonas participentes. Una cifra neta de entrada per capita se calculé dedu- iendo los velores de los desperdicios (trozos incomestibles, huesos, cés- ‘caras, etc.) y pérdidas en las operaciones de cocina, Sigue una descripcién de los métodos utilizados y de los resultados obtenidos. 4, La mez mangongo, que constituye el slimento basico, es especial. ‘mente apropiada para este tipo de anilisis; es facil de contar y de pesar ¥ se sabe con exactitud el porcentaje comestible, La nuez consta de una ‘efscata exterior dura y una cfscara interior blanda (ambas no comestibles) y una semille de carne de nuez comestible. Toda la nuez pesa 5,0 g. y la fame comesiible supone el 14% del peso total, o sea 0,7 g. (Anon. 1917; observaciones sobre el terreno, del autor). Un kilogramo contiene aproximadamente unss 200 nueces, Cada Kilo- jgramo de nucces enteras rinde 140 g. de carne de nuez. Pesé a diario la farga total de nueces trafdas por una muestra de mujeres. La recolecci6n diatia, por una mujer, de nucces enteras pesaba entre 10 y 15 kg, aunque se registreron cargas de nueces enteras de hasta 20 kg. Cada carga contenia tuna media de 2.500 nueces enteras, asi como pequefias cantidades de otros, ‘alimentos, Puesto que la porcién comestible de la nue entera es el 14 %, ada 12,5 kg. de carga de nueces enteras contenfa 1.750 kg. de carne de ‘muez.comestble. También se hicieron anotaciones del mimero de nueces cascadas y ‘comidas por los individuos y por las familias en un solo dia, Las mujeres asin cierta cantidad de nueces en los carbones del hogar durante unos mic ‘mutos antes de comerlas. Las nueces son iguelmente sabtosas crudas, pero fl breve toitado sirve para suprimir algo del jugo y facilita romper Ja dura céscara exterior. Luego se abre Ia nuez rompiéndola, utilizando como imattillo un guijarro calizo del tamafio de! pufio y un blogue calizo plano algo mayor 1 modo de yunque. La céscara es extremadamente dura, 1o que explica las notables propiedades de conservaciGn de las mangongo. Las Inueces son perfectamente comestibles después de levar un afio caldas en el suelo, | El ritmo de cascar y pelar se hace a una media de cinco o seis mueces Por minuto y varia poco de una mujer a otra. En una hora, tuna mujer abre y pela unas 300-360 nueces, 0 sea una octava parte de une cage, y une hora de pelar proporciona 210-252 g. de mueces comestibles. Par: tiendo de les anotaciones sobre el ritmo del pelado y el tiempo que se dedicaba a pelar, y a partir de los pesos totales de las nueces trafdas al ‘campamento, se observ5 que les bosquimanos comfsn alrededor de 300 ‘ueces por persona y dia, lo que significa unos 210 g. de came de nuez, 55 De este modo, una carga de nueces enteras alimentaria a una familia de cuatro personas durante dos dias, quedando un pequefio remanente para el tercer dia. Los componentes de la carne de nuez han sido determinados (Web- met 1931, vol. 2, p. 678)¢ y puede calcularse su rendimiento nuttitivo (Oser 1965: 1336)." El rendimiento es de 600 (+ 1 %) calotias por 100 g, de parte comestible, y el rendimiento proteinica es de 27 g. por 100 g. El valor calérico de las mangongo es muy comparable con el de especies cul- tivadas de nueces, como las almendras (600 calorias por 100g.) las nue- ces del Brasil (653) y los cacahuetes (583). Sin embergo, en protefnas ex- cede los niveles de estas nueces (27 % en la mangongo versus una media del 19 % en las otras especies). 2, Se efectuaron contajes completos de todos los animales de caza cobrados y de las cantidades de carne traidas al campamento del Dobe du- ante el perfodo de veintiocho d{as de jornada laboral. Dieciocho animales, totalizando 206 kg. de carne comestible, fueron cobrados y consumidos por los miembros de! campamento.* Dividiendo esta cifra por los 866 dias/ hhombre de consumo (véase anteriormente), resulta unc asignaciOn di de 256 g. de carne sin guisar por persona. Incluso concediendo un 10 % de pérdidas en las operaciones de cocina, el rendimiento calérico de esta asignacién se valoré en unas 690 calorfas (de acuerdo con un indice de 300 calorfas por 100 g. cocidos). El contenido de proteinas se calculé en un 15 % del peso, o sea en 34,5 g. por porcién guisada. 3. La restante porcién vegetal de Ia dieta consistia en pequefias cat- tidades de veinte especies de rafces, melones, gomas, bulbos y frutos se- 0s. No se hicieron mediciones celéricas sobre estos alimentos y su ren- Aimiento cal6tico global se estimé en 100 calorfas por cada 100 g. El endimiento de proteines es omisible y se valoté en un 1 por cient. En el Cuadro VI, las tres principales fuentes de slimentos (carne, nue- ces mangongo y alimentos vegetales) se ponen juntas con objeto de mos- trar la aportacién de cada una de ellas a la dieta de los bosquimanos y para poder deducir Ia entrada daria per cepa de calostas y proteinas. Los resultados muestran una asignacién diaria de 2.140 calorias y 93,1 gramos de proteinas por persona. Debido al alto valor proteinico de las mangon- go, el consumo de proteinas es desacostumbradamente alto, incluso pata Jos esténdars americanos. Tampoco era de esperar que un pueblo de ca- 6 Grasas 59,496, proteinas 27%, fbras crudes, 59%, ceniza 3,02 7, Se utilizaron, modificadas, las férmulas de Arwatcr que utiliza la RAO, be scat en Tos siguientes valores: 837 cal/g. de grase, 34 cal/e, de proveina, ‘8, Lae proporciones comesible/desperdicios fueron calculadas por R. HL. S. Smi- ther para diversos mamiferes 56 Guadro VI. Nivees calércos y proteinicos de ta dieta de Jos bosquimanos kung, julioagosto de 1964 eM Soo ene Porcentaje Consumo per capita Calorias Case de me ee ‘ de comtribucién a Peso en Protelngs en por persona oa 1a diew ramos ramos y dla Came 37% 230 M3 60 Nusess mangons> 3% 210 567 1260 Otros vegetales 30% 190 19, 190 Total, de todos fos orfgenes 100% 60 Da 2140 zadores obtusiera una proporcién tan alta de proteinas de vegetales en ngar de animales. Pr aSaisfecr el coasume de 2.140 calories las cigencis enenpsica él grupo? Los bosquimanos son de pequefia estatura y poco peso. La altura media de los varones adultos es de 157 centimetros y el peso de unos 46 kg., y en las mujeres de 147 centimetros y 41 kg, (Bronte Stewart et dl, 1960). Las necesidades del metabolismo basal de los individuos de tal altura y peso se calculen en 1.400 calorias por dia para los hombres ¥ 1.100 eslorias por dia para las mujeres (Taylor y Pye 1965, pp. 45-48). Pera caleular las necesidades cal6ricas diarias del grupo estudiado como ‘conjunto, es necesario tomar un peso medio de acuerdo con el poreen- taje de cada clase de edad-sexo de Ia poblaci6n. Puesto que 1a poblacién fonsta de un 30 por ciento de hombres adultos, 35 por ciento de mujeres adultas y 35 por ciento de nifios menores de quince afios (véase Cuadros Ty Tl), la media de necesidades energéticas diatias de un grupo de treinta ¥ twa personas es de 61.300 calorias y, para cada miembro del grupo, de tunas 1.975 calorias. El produsto per capita de alimentos durante el periodo estudiado se ‘alculé en unas 2.140 calorias (Guadro IV) y, por tanto, resulta claro ‘que el output de alimentos excede las necesidades energéticas en casi 165 ‘ellotfas por petsona y dia La conclusién que puede sacatse es que los osquimanos no subsisten por debsjo de los estandars al borde de Ja indi- Sencia, como generalmente se ha supuesto.? los bosquimanes, entonces hay que postular un input laboral todavia infetior os aos de precipitacones medias o més alts. 37 ‘Una parte de estas calorfas extra se absorbe en la comida destinada al mantenimiento de los perros de caza. La poblacién canina del Dobe ‘oscila entre cinco y ocho animales. ‘Los perros comen lo que sobra cuando las petsonas an comido lo suficente, y merece la pena sefialar que el estado fisico del animal parece presentar més variaciones estacionarias que ¢l estado de Jos humanos. Es posible que, en términos de input-output, fos pertos bosquimanos absorban la mayor parte de las vatiaciones mar. ginales en cuanto a abundancia de bienes que llegan al campamento.” Las restantes calorias extra pueden destinarse a la acumulacién fisio Togica de grasas por los bosquimanos durante la estacién buena, acumulacién que luego se metaboliza durante la peor estacién del afio (septiembre-octu- bre). La futura investigacién deberd incluir pesos y medidas corporales ‘tomados mensualmente a todo lo largo del ciclo anual. Durante la estacién de escasez, la disponibilided del alimento bésico constituido por las nueces ‘mangongo aleanza ¢] minimo anual, y las personas tienen que caminar més lejos y trabajar més para mantener una dieta adecuada, En otras palabras, ‘un mayor input de energia produce un output calérico comparativamente ‘menor. Ahora puede apreciarse la importancia de las distintas actividades de los j6venes y los adultos. Los miembros més capaces del gtupo, los que tienen mayor movilidad, tienen mayores necesidades energéticas y cuentan con los medios para satisfacerlas haciendo largas expediciones hasta los bosques de nueces mangongo. Los ancianos, con ‘exigencias energéticas mas modestas, se quedan en casa y recolectan una dieta més ecléctica de raices, bulbos y gomas comestibles de menor rendimiento. El grupo como con- junto reparte los recursos colectivos de tal forma que se satisfagan las necesidades de calorias de todos los grupos de edad y sexo. En términos de input-output, es una forma de reafirmar el clisico aforismo: cada cual segiin sus posibilidades y a cada cual segin sus necesidades, En principio, el campamento bosquimano es una sociedad comunista, En la practica, ‘el reparto nunca es total, sino que las partes en conflicto tienen la opcién de reorganizarse espacialmente de tal forma que, cuando se rompe el com- partir, pueden constituirse nuevos grupos que ascguren la patidad del consumo y Ia producén erspectiva input-output de la subsistencia ha mostrado que los bosquimanos !kung de la zona del Dobe pueden conseguir una ek cuada contando con sélo un pequefio gasto de tiempo y esfuerzo. El and isis puede ayudar a corregir la impresién de que su vida es una constante Tucha, sostenida contra Ia adversidad, y que desemboca en la muerte pre- matura. Como ha sefialado Sahlins (1968, pp. 85-89) en una reciente iscusién, nuestza concepcién del cazador ha estado condicionada por la 10, Los cerdos pueden desempesar una funcién similar en el sit eo ee nee Oe Si i ems cle A lox selaneris, que comen ss cerdos,nincn te ha sabido que ln boaglmanos se coman sus perros. : 58 “tradicional sabiduria de Ja economfa de la escasez. Hemos tendido a igualar ¥y ausencia de bienes materiales, Sablins sugiete la interpretacién “flterativa de que Jos cazadores pueden ocuparse nicamente de su salud “corporal, y que este modesto fin puede ser conseguido incluso con los tredios téenicos rudimentarios de que disponen. La consecuencia es que los teuzadores pueden disfrutar en realidad de més tiempo libre per capite que "Jos pueblos que participan en otras actividades de subsistencia (véase tam- © ign Service 1966, p. 13), En el caso de los bosquimancs, la obtencién de ‘limentos es la actividad productiva fandamental, pero la mayor parte del ticmpo de los individuos (cvatzo 0 cinco dias 2 la semana) se emplea en coftos objetivos, tales como descansar en el campamento 0 visitar otros lads. peerndg que el dexierto de Klaheri septetrionel cs, desde cualauier punto de vista que se mire, un habitat marginal para ser ocupado por los feres humanos, es probale que los cazadores del pasado hayan tenido in- luso une base de subsistencia todavia més fuerte. Hoy, los cazadores que Goedan estin reducidos al medio ambiente menos atractivo del mundo, pero en los dias del pleistoceno debieron hacer su cosecha en las zonas | nds ricas en cuanto a animales de caza, alimentos vegetales y provisién de ay TX FoRAs nLEMENTALES ¥ LA LOGICA DE LA RECIPROCIDAD GENERALIZADA Una de las segularidades intercultursles més sorprendentes hasta abo- ta descubjertas cs a casi universal préctica de compartir voluntariamente Jos alimentos que se da entre los cazadores-recolectores en pequefia esc@- Ia Sahlins he etiquetado este préctica de reciprocidad genetalizada y 1a define como la entrega de alimentos, o de otros bienes, sin una concre- 48 esperanza de devolucién (1965, p. 147). Es el tipo de transaccién que fecurie en nuestra propia sociedad entre los miembros de J familia nu- clesr, y ocupa el extremo de Ia solidaridad (sociable) del continuo de zeci- procidades de Sahlins, que aberea desde Ia reciprocidad generalized, pax sendo por la equilibrada, hasta la reciprocidad negativa, siendo esta sltima el extremo insociable (1965, pp. 147-149). Considerada como un sistema de asignaciones, la reciprocidad genera. fizada puede ser un resultante sociolégico necesatio de la forma elemental 11 Ta memerrneciin de Ine habitat prehistéricos de los cxzadoresrecolectores hha ido tratada con detalle en otto lugar (Lee 1963 y 1968) 42. Algunas de les prucbas acumvladas por Shalins en su excelente critica de la teciprocided (1965, pp. 18691, 2001, 21518). La prictici de Ie reviprocdad gene- fulizida dentro de'loe grupos locales Se encuentza entre: los mbuti, los pigmeos, los habitantes de la islas Audamén, Joe sborigenes ustralianos, los esquimales, los sem ‘ag y los shoshones de le Gran Cuenca. Para rlerencas, consltse Sahlin (op. cit.) 59 de vida econdmica definida en la seccién I de este articulo, La clave se ‘encuentra en las implicaciones de esta préctiea para la orgenizacién de lp subsistencia. Por supuesto, el anverso de compartir es atesorar o retener, De este sitimo se dice que es un pecado cardinal entre los cazadores. ecolectores (Service 1966, p. 18; Sablins 1965, pp. 200-201, 215-218). Sin embargo, el atesoramiento no es sino una parifrasis moralmente ne. gativa del respetable término econémico «acumulaciéa de excedentes ‘La accién de apartar « un lado una parte de Ia propia produccién para el consumo 0 el reparto en fecha posterior es Ia esencia de la economfa bur. guesa (los «ahorros»), pero se considera ruindad y dureza de corazén en. tre los cazadores. Puesto que, en el campamento de cazadores, todo el mun. do debe alimentarse de la provisién de alimentos disponibles y puesto que no puede negirsele « nadie, Ia constancia de la demanda tiende a mantener dl inventario de alimentos en un m{nimo. También tienden a mantener las diferencias de , en The Relevance of Models for Social Anthropology, A. S. A. Mono- graphs 1, Londres, Tavistock; Nueva York, Praeger. — 1968, «Notes on the Original Affluent Society», comentario. sobre RB. Lee e I. DeVore (eds,), Man the Hunter, Chicago, Aldine. Sercice, Elman R., The Hunters, Englewood Cliffs, N. J., Prentice Hall. Silberbaer, George B., 1965, Report to the Government of Bechuanaland on the Bushman Survey, Gabatones, Bechuanaland Government. Sillery, Anthony, 1952, The Bechuanaland Protectorate, Londres, Oxfotd University Press. Taylor, Clara M. y Orrea F. Pye, 1966, Foundations of Nutrition, 6.* edi- ign, Nueva York, Macmillan. a ‘Thomas, Elizabeth Marshall, 1959, The Harmless People, Nueva York, Knope. ‘Vayda, Andrew P., Anthony Leeds y David P. Smith, 1961, «The Place ‘of Pigs in Melanesian Subsistence», en V. E. Garfield (ed.), Proceedings of the 1961 Annual Spring Meeting of the American Ethnological So- ‘ciety, Seattle, University of Washington Press ‘s ‘Wehmer, Carl, 1931, Die Pflanzenstoffe, 2 vohimenes, 2.* edicién, Jena, Fischer. ‘White, Leslie A., 1949, The Science of Culture, Nueva York, Farrar, ‘Strauss. — 1959, The Evolution of Culture, Nueva York, McGraw-Hill. Wolf, Eric, 1966, Peasants, Englewood Cliffs, N. J., Prentice-Hall. 63 R. WOLF _ COMUNIDADES CORPORATIVAS CERRADAS DE CAMPESINOS | EN MESOAMERICA Y JAVA CENTRAL * 4 ‘Uno de bos objetivos sobresalientes de la moderna antropologia, enten- | dida como ciznca, es determinar las secuencias recurrentes de causa y efec- 4, ¢s decir, formulas leyes culturales. Este articulo trata de los rasgos re- “cuttentes en la organizacién social, econémica y religiosa de grupos cam- “pesinos de dos zonas del mundo muy distantes por Ia historia anterior y “por el espacio geogrifico: Mesoamérica* y Java central? Se han escogido Te configuracién cultural de que deseo ocuparme abarca la organiza "Giga de grupos campesinos en comunidades corporativas cerradas. Por cam- | Pesinos entiendo los productores agricolas con control efectivo de la tie- “#74, que levin a cabo las opetaciones agticolas como medio de subsisten- | Gia, no como negocio para obtener beneficios? Tales productores agricola “éstin organizados en comunidades con caracteristicas similares en Meso- | smnética y en Java, Son similares en el mantenimiento de una masa de Fuente: Souchwesiera Journal of Antbropoiogy, vol. 13, n° 1 (1957). 1. Para ura defnicin de Mesoemética en términos de zona cultual, véase Kit “shoff, 1952, pp. 1730. En este articulo se utiliza el término como abrevatura de las _Gibidde mescnas y putes que proentan la confiuscn de gure Wk ta, Véase Well, 1955, wnitaria y Ia densided de poblacion. Jeva occidental se caracteriza por la ria de ga “Rado vacuno wis bien que por agricultura. Java oriental esté ocupade por peque- os vilorios, desperdigados por campos de propiedad individual (Furnivall, 1939, 386). Java central se_utiliza como abreviatra de las comvnidades javancsas que ten Ja cenfiguracién de que se tata 3. Wolf, 1995, pp. 433-434 derechos sobre las posesiones, tales como Ja tierra, Son similares en que hhacen presiéa sobre los miembros para redistribuir los excedentes de que disponen, especialmente mediante el funcionamiento del sisteme religioso, y les inducen a contentarse con las compensaciones de la «propiedad com. ppartiday. Son similares en que se esfuerzan por evitar que los extrafos se conviertan en miembros de la comunidad y en poner limites a las posi bilidades de los miembros para comunicarse con li sociedad més amplia, Es decis, que en ambas zonas existen organizaciones corporativas que man. tienen a perpetuidad los derechos y la pertenencia; y son corporaciones cerradas porque limitan estos privilegios a los de dentro e impiden la par- ticipacién de los miembros en las relaciones sociales de la sociedad mayor. En algiin momento la franca tenencia comunitaria estaba generaizada en ambas zonas, En Java, tal tenencia todavia sobrevivia en un tercio de Jas comunidades en 1927, mientras que en més de una sexta parte de las comunidades se seguia redistribuyendo anuelmente la tierra. ‘Tal tierra consttufa la més valiosa de la comunidad: los campos de arroz de reg Sin embargo, incluso donde habla desaparecido Ja tenencia comunitara, segule siendo importante la jurisicciGn sobre Ja tierra por parte de la comunidad. Las comunidades podian denegar o confitmar los derechos de Jos herederos que habian abandonado la aldea a heredar tiers de la. al: dea; podian recoger y cntreger Ta tierra a otta persona si un miembro abandonaba la comunidad; * 0 bien podian recoger la tierra entregada @ un miembro.si éste cometia un delito.’ Los extranjeros podian asentarse en tal comunidad como aparceros, pero no podtan heredar ni comprar Ia tie. rma en que trabejaban.* Los miembros de la comunidad tienen prioridad en la compra de las tirras de Ia aldea? Y los miembros no tienen derecho a dejar sus tierras en garantia.® Las estimaciones sobre la supervivencia de las comunidades propietatias de tierra en Mesoamérica tienden a vatiar ampliamente. McBride calculé ‘que en 1854 habla en México unas 5.000 Tl dirigente religioso —en el pasado normelmente el jefe, eto shora con mayor frecuencia el supervisor de la tierta y adivino de Te comonidsd—* es considerado «una personificacién de la relacién es- PPititual del pueblo con su tierra». En Mesoamérica no existen prucbas 1B. Simpson, 1937, p. 31 14. Gonallez Navarro, 1954, p. 128. © _ 35, Aguime y Porss, 1954, pp. 192-198; Cartaxco, 1951, pp. 101102; Tex, 1952, bo, 16, Aguine, 1952s, p. 149; Cartaco, 1951, p. 17; Lewis, 1951, p. 124; Tax, 1855, vp. 6849; Wapley, 1941, p. 65 17. Tax, 1952, p. 60. 4B. Hear, 1948, pp. 51 y 71; Lekkerkesker, 1938, p. 568; Guitera, 1952, pp. 99- 100; Redeld'y Tas, 1952, p. 33 19 Haar, 1946, p. 155; Redfield y Tox, 1952, p. 31. 20. S'Jacob, 1951, p. 140. 21, Harr, 1948, pp. 24 y 28; Kattenbarg, 1951, p. 16; Ploegsma, 1936, p. 4; So- Petmo, 1943, . 9 22. Hisar, 1948, pp. 91:92 Biden. 3 de culto a Jos antepasados ni de expiacién como tal Sin embargo, cada comunidad tiende a sostener el culto a uno © més santos. Las funciones asociadas con estos cultos son delegadas a miembros de la comunidad, El individuo gana prestigio social ocupando una serie de cargos religiosos oe se encargan de estas funciones; éstos tienden a estar clasificados se. gin wna escala precestablecida de logros. Muchas veces conllevan un de. echo decisivo a opinar en los asuntos politicos. sociales de la comuni. dad En apariencia, s6lo los miembros de la comunidad son notmalmen. te admitidos a participar en tales asuntos politico-eligiosos. En ambas zonas la comunidad impulse a los miembros a gastar exce. denies en el sostenimiento de wna economfa de prestigio. La economia de prestisio opera, en gran medida, en apoyo del eulto religioso comunitario y extd asociada a las actividades religiosas. En Java central, donde el ganada bovino simboliza le propiedad de la tierra ia riquezn se gasta ostensible- mente en sactificios de vacas as{ como en gran nimero de fiestas rituales (Slametans) que ofrecen los particulares para prevenir los males 0 las dificultades, pata celebrat los acontecimientos especiales del ciclo vital, para sefilar las fiestas y peta resaltar las etapas del cultivo del atroz.” De ma- neta similar, los peregrinajes « le Meca dan prestigio a cambio de grandes cantidades de excedentes de riqueza. En 1927, el coste de tal peregtinaje se calculsba en 1.000 florines. Aquel aio, 60.000 indonesios hicieron el viaje, gastando 60 millones de florines, 195; Tamin, 1932, pp. 6554, | 32. Bocke, 1955, . 34, Véase también Geertz, 1956, p. 141 8. Vense Keoef, 1956, p, 124 85 adelante, No obstante, este sislamiento de la comunidad campesina con especto & la sociedad més amplia es reforzado por las actitudes localo. céntricas y provincianas de la comunided. En Mesoamérica, cada comuni- dad tiende a mantener un sistema econémico, social, lingifstico y polftico- religioso relativamente aut6nomo, asi como un conjunto de costumbres y précticas relativamente exclusivas* Con palabras de Gillin, «el universo indio es espacialmente limitado y su horizonte, de forma catacteristica, no se extiende més allé de los limites de la comunidad local o la regidn>.* De ‘manere similar, en Java central, cada comunidad constituye un universo sociocultural diferenciado* Tal localocentrismo es una fotma de 0 s sible que la desapaticién de 1a diferencia de status entre nobles y plebe- 68, Piers, 1951, p. 131. ® Wolf, 1956 70, Farnivall, 1939, pp. 140.141, 71. Zavala y' Miranda, 1954, p. 85. 5, y Ia aparicién de las cofradias religiosas como distribuidoras de zi. {uces en el ceremonial religoso foctan en parte una consccnencia de Ja tendencia hacia le nivelacién. ‘Mi opinién es que la comunidad campesina corporativa cerrada de am- bas zonas representa una respuesta a estas distintas ceracterfsticas de la sociedad mayor. La relegscién del campesinado al status de trabajadores femporeros que ganan la propia subsistencia de unas tiertas escasas, junto on ia imponicga de cargasnivelaas y fomentadas por ls comunidades lo ‘ales semiauténomas, tiende a determiner la situacién vital normal a que se enitentaba el campesinado en ambas sociedades, La comunidad campe- sina corporativa cerrada es un intento de afronter esta situaciGn. Su fu cin interna, en cuanto conttapuesta ¢ su funcién extema en la malla so- cial, econémica y politica de Ia sociedad dualizada, es igualar las oportuni- dades vitales y los riesgos vitales de sus miembros, Los tiesgos vitales del campesinado aumentan con cualquier amenaza @ su fuente bisica de subsistencia, la tierra, y a los productos que ctecen en Ja tierra, Estas amenazas proceden tanto de dentro como de fuera de la comunidad, El aumento natural de la poblacién dentro de la conmnidad serviria para disminuir In cantided de tierra disponible pera los miembros dde Ja comunided, lo mismo que ocasionarfa Ia compra y acumulacién de tierra por los miembros individuales de la comunidad. De este modo, mien- ‘ras sea posible, las comunidades campesinas corporativas cerradas tende- rén-a expulsar la poblacién excedente hacia una aldea filial de mueva crea- cién. Mas importante todavia, tenderén a obligar a los comiembros a que redistribuyan 0 destrayen cualquier masa de riqueza acumulada que po- tencialmente pueda utilizarse para alterar Ja tenencia de la tierra en favor de unas pocas familias individualizadas 0 personas aisladas. La compta de Bienes producidos fuera del sector campesino de la sociedad y su exhibi cién ostentosa también se consideran importantes amenazas sociales, pues- to que constitvyen pruebas prima facie de Ia falta de voluntad de continuar Ia redistribucién y destruccién de los excedentes acumulados. Son indicios de Ia no voluntad de compartir los riesgos vitales de los compaiieros de fldes de acuerdo con Ie pauta cultural tradicional. Entte Ia mayor patte de los grupos campesinos, como de hecho ocurte en la mayor parte de los {grupos sociales de todas partes, las relaciones sociales representan una es Becie de seguro de vida a largo plazo. La ampliacién de los bienes y set. Yicios en cualquier momento dado se espera que rinda resultados en el futuro, en forma de ayuda en caso de peligro. El alejamiento de la tradi. ‘ional distribucién de los riesgos, que en este caso se manifiesta en un ale- jamiento de los excedentes disponibles aceptados, es causa de inmediata Preocupacién para el campesinado organizado de forma corporstiva, y de $ inmediata oposicién. De manera similar, la inmigracién no restring y Ta compta no resttingida de tierra por parte de los extraiios contribuyen a isminuir la cuntidad de tierra disponible para los miembros de la comu- Ridad, al mismo tiempo que pondrian en peligro Ia pauta de distribucién 93 cde los riesgos creada por los miembros de la conmunidad 4 lo largo del tiem- po. De ahf el mantenimiento de fuertes barreras contra Ia amenaza extetior, Debe resaliarse que estas defensas son necesaries porque Ja comunidad cor pporativa cerrada existe en el interior de una sociedad capitalista dualizada, No son simples «supervivencias» ni consecuencias del eretraso cultural», ni se deben a Ia putativa tendencia al conservadurismo, caracteristica de cual- quier cultura. No ejemplifican la «contemporancidad de los no contempo- rineos». Existen porque sus funciones son contemporiness, Esto no quiere decir que sus funciones defensivas sean en tiltimo tér- ‘ino adecuadas al reto. Le desaparicién de las comunidades campesinas corpotativas certadas donde existieron en el pasado, y el decreciente ni. meto de comunidades de este tipo que sobreviven, dan testimonio de la ppropesicién que a largo plazo son impotentes para impedir el cambio. Los excedentes interos de poblacién son expulsados a una nueva aldea ‘lial fen cuanto se dispone de Ia tierra. Mantenidos dentro de los limites de la comunidad, ejercen una presién siempre creciente sobre su capacidad para sexvit a los intereses de sus miembros. La comunidad corporativa puede, eentonces, verse cogida en un cutioso dilema: s6lo puede mantener su inte. stidad si apactina a le emigtacién y urbanizacién 0 proletarizacién de sus hijos. Si el sector empresarial no es capez de aceprar a estos advenedizos, tales individuos verdadetamente «margineles> Megardn a representar una doble amenara: ina amenaza pata su comunidad de origen, en la que in. twoducen nuevas formas y necesidades, y una ameneza pata la paz del. sec- tor no cempesino, al que pueden minar con exigencias de justcia social y econémica, muchas veces defendidas con Ia desesperacién de quienes no tienen neda que perder. En segundo Tuger, si bien la comunidad campesina cosporativa cetrada opera en el sentido de disminuir las designaldades de Jos riesgos, nunca ‘puede eliminarlas por completo. Las familias individuales de los miembros pueden suftir pérdidas de cosechas, ganaderfa u otros recursos, a conse- euencia de accidentes o mala gestiGn. Algunas familias de miembros pue- den ser excesivamente fértiles y tener.muchas bocas que alimentar, mien- tras que otras son infértles y pueden pasar con poco, Los individuos cu yos tiesgos vitales aumentan stibitamente a consecuencia de Ia entrada en juego de alguno de estos factores, pueden buscar la ayuda de los demés, quienes se Ix prestarén. Algunos de estos riesgos pueden resolvetse me- diante las releciones sociales culturalmente normativizadas de mutua ayo- da y sostén al necesitado; otros, sin embargo, por miicho que se esfuer cen estén més allé de sus posibilidades. Los individuos pueden, pues, en un acto de desespetacién, buscar ayuda entre fos miembros de st camnnidad oventre extrafios, cuya ayuda-esté tefida de interés personel. Parecerfa que ni en la més eficiente economfe de prestigio puede tener a su disposicién todos los excedentes de riquera de la comunidad. Las concentraciones de sta riqueza tienden a sobrevivir en manos de figuras locales, como los di- rigentes politicos y nobles, o los usureros o tenderos. Tales individuos sue- 4 Jen estar exenitns de los controles serios de Ia comunidad, porque ocupan tuna posicidn privilegieda dentro def aparato politico de la sociedad més amplia; 0 bien son personas dispuestas a pagar el precio del ostracis- ‘mo social a cambio de las compensaciones de perseguir el Iucro y el po- det, Tales individuos ofrecen al campesino nevesitado una posibilidad de re- ducit sus riesgos momenténeamente, mediante préstamos o favores. A su ‘vex, el campesino se convierte en su protegido, y refuerza el grado de re- Iativa autonomia e inmunidad de que disfrutan en la comunidad, Tales leal- tades internas pueden debilitar las defenses comunitarias hasta el punto de que Ia organizicién corporativa legue a no representar otra cosa que tn cascerén vacio, o bien sea absolutamente suprimida.® REFERENCIAS. BIBLIOGRAFICAS Aguirre Beltrén, Gonzalo, 1952a, Problemas de la Poblacién Indigena de a Cuenca del Tepalcatepec (Memorias del Instituto Nacional Tndige- nista, 2.° 3). — 1952b, El Gobierno Indigena en México y el Proceso de Acultura. cién (América Indigena, vol. 12, pp. 271-297). Aguirre Beltran, Gonzalo, y Ricardo Pozas Arciniegas, 1954, «Institucio- nes Tndigenas en el México Actual» (en Caso et al, Métodos 9 Re- sultados de la Politica Indigenista en México, pp. 171-272, Memoriss del Instituto Nacional Indigenista, n° 6). 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En ens secontuceién me be visto obliged por los datos separarme dé la versiGn ortodoxa del potlatch kwakiutl y a desarrollar ctr versién basada en datos desdefiados en la literatura, Sin embargo, no existe ninguna necesidad de rechazar la versién ortodoxa del potlatch como vuna descripcién aproximadamente acertada del potlatch kwakiutl tardio, ya que la forma tardia puede deducirse del modelo propuesto de potlatch * Puente: Southwestern Journal of Anthropology, n> 21. 4, Esen investigaciGn referente a las relacioned ecolégicas en el potlatch kowakiat! 4% Inicié en 1959-60 como parte de un seminario sobre las cukuras de la Costa Noroes fe realizado en la universidad de British Columbia pot los doctores Wayne Suttles y AL P. Veyda, que deben ser considersdos como los que inspiraron este atticalo y ara quienes se escribié su primera version. Una segunda version fe leda a fines el ofofo de 1960 en Is London School of Eeonomics en un seminario sobre teotla ‘niropolésics dirigido por el profesor Raymond Firth, cuyas crlticas han beneSciado ‘profondaments tanto este artculo en particular como mi pensamiento en general. Se face teferencis a esta segunda versin inédita en un artic del Dr, Vayda de 1961; Y la Deenaracisn y publican de eete vereién final cs por Io tanto la conclu i ‘ural del hasta ahora demorado cumplimiento de ‘una dbligacion académice. 2. ‘on Suttles (1960- 296305), en donde muestra en qué forma el Potlatch de los salish de Ia Costa, la rvalided de statue, las actividades de subs: fencia, las variaciones en la preduccidn en los recursos de los talish costeros, asf Gamo su sistema de intercambios entre parintes alive, estaban todos relacionados ‘como partes de un tnico sistema socioecondmico, 101 abotigen cuando se introducen ciertos procesos histéticos efectivos, es de- ‘is, los acontecimientos del petiodo de contacto, como condiciones que per- turban el estado de equilibrio original especificado en el modelo. Por Jo tanto, sunque no pretende ser una reconstruccién de la historia kwakiult, este articulo provee una explicacién a alguna de las retcciones que efecti- vamente acontecieron durante el periodo histérico. En particular, deseo argumentar las siguientes’ proposiciones: (2) Los kwakiutl han sido descritos cominmente como poseedores de ‘euna fantéstica economia de excedente» que se distingue por una gran abun- dancia de slimentos y otros recursos naturales maximizados por métodos eficientes de explotacién y almacenamiento de los varios productos; este enorme abundancia, conservada durante el verano, alimentaba a la pobla- cién durante el invierno, en que le abundancia de tiempo libre permitia a Je poblacién desarrollar sus extraordinarios potlatches y sus ceremonias de inviero (Codere 1950: 45, 14, 63-64, 68, 126; Ford 1941: 8), Lo que pretendo demostrar es que la abundancia de alimentos que se suele atri- Ibuir a los kwakiutl, aun siendo quizd correcta si se los considera en su t0- talidad, no es cierta en el caso de:los distintos grupos locales individual- mente, Para éstos, la escasez de elimentos era-una amenaza continua que dependia de la productividad variable de mar y tierra; y'sin Ja distri- Buci6n de alimentos de los grupos ricos a los mis pobres, estos tltimos a menudo se hubieran muerto de hambte. (b) En tiempos aborigencs, el potlatch estaba reservado a los jefes 0 cabezas de grupos de patentesco locales 0 numaym, que constitufan las tx- bus 0 grupos de oblados de invierno, y de esta forma, los potlatches entre los distintos jefes eran de hecho intercambios de alimentos y riquezas en- tre tribus y mumayms. Mediante este sistema de intercambio se minim. aban los efectos de la variacién en Ia productividad y se mantenia un ni vel de subsistencia adecuado para toda Ia poblacién. (c) Dentro de este sistema, los alimentos podian intercambiarse por objetos de valor como mantas, esclavos y canoas, y étos a sui vez por un inctemento de prestigio. (d) El deseo de prestigio y la tivalidad de status entre los jefes mo- tivaban ditectamente el potlatch, ¢ indirectamente la continuidad del siste- ma de intercambios entre la poblacién; y Ia continnidad de estas précticas asegurabe la supervivencia de Ia pobli [La historia de los kwakiut! puede dividirse en cuatro perfodos: el abo- tigen 0 petiodo de pre-contacto, que se extiende desde un pasado indef- nnido hasta 1792; el perfodo de primer contacto, de 1792 a 1849; el pe- Hiodo de potlatch, de 1849 a principioc de 1920; y el perfodo de post potlatch, de 1920 2 nuestros dias. Lo que aquf he diferenciado como los ppetiodos aborigen y de primer contacto, corresponde al perfodo pre-pot- atch que distingue Codete (1961: 434); las dos tiltimas divisiones son las de Codere. En 1792 la civilizacién europea, en las personas del capitin Van- conver y sv expedicién, entr6 en contacto con los kwakiutl en el lugar co- 102 ‘nocido como «Cheslakee’s Village (Vancouver 1801: 268.73) Desde en- tonces Ia iafluencia europea fue aumentando lenta pero fitmemente hasta 1849, en que la Hudson's Bay Company establecié su puesto de intercam- bio en For: Rupert (Dawson 1887: 66) y poco después se instalaron en Tas cercaniss Jas cuatto tribus kwakiutl més tarde conocidas como las tri- bus de Fort Rupert. Esto marca la aparicién, dentro de la zona kwakiut, de tma fuente directa de riqueza no-tradicional, en comparacién con el in- tereambio indirecto a través de los nootka o el comercio relativamente irre. ‘gular con barcos mercantes. Y con esta nueva fuente de riqueza aparecie- ‘ron cambios en la sociedad kwakiutl, principalmente una intensificacién en Ja rivalidad de status y un inctemento en la frecuencia y volumen de los potlatches, hasta tal punto que ef potlatch se convirtié en la institucién ‘vakiutl predominante. Este perfodo de potlatch termina hacia 1920, cuan- do el principio de una depresién econdmica kwakiutl coincide con el pri- ‘met éxito notable de Ia campatia del gobierno pars acabar con el potlatch de los indios. ‘Sussisrecia Las principales actividades de subsistencia eran la pesea maritima y flu: ‘ial, Ia receleccién de bayas y la cxza de animales terrestres y matinos, Si se observa Ia lista de peces, animales y plantas que comian, uno recibe, 4 primera sista, una imptesién de abundancie: salmén, huevas de salmén, arenque, huevas de arenque, eperlano (notable por su aceite), bacalao, per. 2, rodaballo, Iubina, raya, limaco de mar, percebes y ctracoles matinos; fos, matsp,» Scasonsmente bllnasvaadas; cabras moneses; bays sauco, grosellas silvestres, beyas de aréndano, frambuesas, bayas de vi- Frumo, de como, de cas, y manzanas slvestres; races de tebol, de quinguefolio, poligala de mar, raices de helecho, de polipodio, de etitro- fio, de altramuz, zanahorias silvestres, y bulbos de litio; espadafias y al- unas alzas, Una parte de esto se consumfa en verano y el resto se conser- vaba para utilizarlo durante el invierno (Boas 1921; 173-514). Esta sensacidn de abundancia, sin embargo, no puede sostenerse tras tuna investigecién més profunda. Por ejemplo, las disintas raices y bayas no Girisn en todas paris, Solo podian cogersehuenes maneanasslvestes en 8 lugares; en el resto cstaban apodtridas». Las bayas de viburno se co- eo: ae el verano on la eabeceta del estuario Knight Tnlet (Boas 1921: 213, 216). Y de moc races y las ofan res a eae El abastecimiento de pescado suftia restricciones similares. Las distintas Yatiedades de salmén aparecian s6lo en ciertas épocas del aio y no desova. 3. denieado or Drvaon (1887: 72) como el pb nim fuado en la desembocadura del rio. Nimkish. i 103 bban en todos los arroyos. Los arenques tampoco desovaban en todas partes. Los eperlanos aparecfan en primavera (Boas 1921: 198), y, segin Curtis (1915: 22-23), sinicamente en tres cursos fluviales; a saber: Tos del rfo Kingcome, en la cabecera del Knight Inlet, y en la cabecera del Rivers In. Jet; ademés, «este pez no puede pescarse por su aceite sobre las aguas de ‘mateas. Curtis (1915: 24-25) nos informa asimismo que s6lo los grupos cenumerados estaban especializados en la pesca de bacalao (aunque otros pudieran también pescar el bacalao ocasionalmente): cuatro tribus de Quat- sino, dos tribus (una de las cuales se ha extinguido) en el Cabo Scott, los newettes de la Isla Hope, los goasila del Smith Inlet, los naqoaqtog del Seymour Inlet, y los owikeno del Rivers Inlet; los principales bancos de bacalao se encontraban cerca de la Isla Hope, de la Isla Galiano, el grupo Gordon ciertss islas de los estuarios mayores. Los rodaballos debfan pescarse en aguas tranquilas, cuando subia la marea (Boas 1921: 413), Los ‘aracoles marinos se recolectaban sélo cuando desovaban (Boas 1921: 509), Los lobos de mar no se atrapaban en grandes cantidades, y en general una partida bastaba tnicamente para una familia (Boas 1921: 397, 400, 405, 408). De esta aparente abundancia de productos, sélo algunos eran de uso cotriente; el resto eran adiciones, muy bien recibidas y muy necesatias para Jos kwakiutl, pero a pesar de ello segufan siendo tinicamente suplementos 1 Ia dicta bisica, Estos productos bésicos eran el salmén, el arenque, el eperlano, las bayas y en menor medida las cabras, las focas y las mar- sopas ‘Los Iewakiutl peleaban entre ellos por los derechos sobre tertitorios de caza, estaciones de pesca en los tios, uso de los cafiales de pesca y de las trampas, y los territorios de recoleccién de bayas; la violacién de territorio ‘ra tina causa frecuente de conilicto (Boas 1921; 1345-1348; Curtis 1915: 22), Se emprendian guerras para equitarle Ia tierra a la gente> (Boas 1935: 60, 6667). El hambre no era desconocida para los kwakiutl, Los relatos sobre le inanicién son més numerosos entre les tribus que vivian en las islas de Jos estrechos de Queen Charlotte y Johnstone, pero todas ellas padecfan ham- bre. Las razones que se dan de esta inanicién incluyen los largos periodos de mal siempo, que impedian la caza y Ia pesca, y la ausencia de migra- eiones en los peces. Los relatos subreyan Ia especial dependencia de la gen- te respecto al salmén (Boas 1935; 24). La gente comia raices de polipodio ‘cuando tenfa hambre y no habia otro tipo de alimento, o bien cuando se vefan obligados 2 acampar con mal tiempo durante un largo perfodo, La ralz de altramuz provocaba mareo y suefio; sin embargo, se consumfa en primavera «cuando las tribus estin hambrientas», antes de que el eperlano Iegara al Knight Tnlet (Boas 1921: 196, 198). Como es de esperar en ta les circunstancias, aprovechaban al méximo los alimentos existentes; as, por ejemplo, hay recetas para colas de salmén y para espina de selmén asada (Boss 1921: 329) Esta evidencia sélo puede levarnos, pienso yo, a concluir que la abun- 104 “4 una poblacién mayor de lo corrient de recursos de los kewakiutl he sido algo sobreestimada y su signi- do mal interpretado. Era sufcientemente grande como pars mantenes en sociedades de cazadoresrecole ores; pero esta poblacién vivia lo bastante en el limite de la subsistencia ‘como para que variaciones en la productividad pudieran amenazat Ja sub- sistencia de algunos. grupos. “Hasta aqui la evidencia del archivo etnogréfico, Describe 1a localizacién de fos recursos de subsistencia kwakiut! e indica —pero no documenta— ‘yariaciones en la productividad. Sin embargo, encontraremos evidencias adi- ‘onales respecto a las variaciones cn las estadisticas pesqueras sobre la pro- duccién de salmén y de arenave. EL arenque Las estadisticas sobre los atenques muestren tina gran variacién, ya ‘que aparentemente slgunas zonas de desove no son utilizadas con continui- Gad. Las épocas de desove varian de un lugar a otro. Los cambios en la abundancia de poblacién se deben, segtin Outram (1956: 7; 1957: 7; ef. también 1958), principalmente a variaciones en las condiciones del entor- no, que su vez causan variaciones en el «vigor relativo de las clases de ‘edad contribuyentes», més que a un desove inadecuado 0 2 un exceso 0 cescaser de pesca. TLos kevakiutl consumfan arengues y huevas de arenque, que consegufan ‘en Ias zonas de desove. Por otra parte, ademés de la variacién anual en el ‘imero absoluto de huevas de arengue depositeds, medido en millares de hhuevas suponiendo una intensided estindard de deposicién), la intensidad del desove variaba en cada tea, y podemos suponer que esto afectara en alguna forma Ia pesca de los kwakiutl. EL salmon Del mismo modo aparecen variaciones anuales considerables en las estadisticas de partidas enlatadas de salmén rojo y de otras vatiedades, rea- Tizadas en el Rivers Inlet de 1882 a 1954 (Cobb 1921: 172-174; Godfrey 19588: 333; cf. también Hoar 1951, para un estudio genetal de las var iaciones en la abundancia del salmén rosado en las costas de la Columbia Briténica), Estas variaciones en las partidas de salmén estén relacionadas ‘con variaciones en el tamafio efectivo de Ia poblacién de salmén, y éstas 4 su vez se deben « varias causas, Las principales son la varisbilidad de Jos niveles de agua y de las temperaturas en los fos de desove, las ve taciones de la permeabilided de Jos lechos fuviales, las inundaciones oca- sionales importantes, le variabilidad de lax temperarnras y de Tn salinidad G2 ol octino, Ia variablidad de las pérdias de agua fresa y la acién de ‘ares, cortientes, vientos, asi como la turbulencia de las aguas fondas del estuary el ltoral, que constivayen el hibitat de lor levies de salméa durante semanas y a veces meses antes de que alcancen el mar 105 abierto (Godfrey 1958b; Neave 1953, 1958; Rostlund 1952; 16; Wickett 1958). Probablemente todas estas causas infiuyeron en el pasedo como lo hacen hoy en dia, y por Jo tanto indican a existencia de vatlaciones antes cde que se empezaran a realizar estadisticas de le poblaci6n piscicola, Rostlund (1952: 16-17) ha sugetido que 1a pesca india, antes del ad- venimiento de la pesca comercial, ayudsba a mantener la poblacién de sal mén éptima al evitar que los rios salmoneros estuvieran sobrepoblado: Puede que fuera cierto, y es una posibilidad que hay que tener en cuenta al evaluar la productividad de los recursos de subsistencia de Jos kewakutl, Sin embargo, cl efecto de la pesca india no climinarfa las variaciones del das a les causas enumeradss més arriba. Ademés de Ia variacién del miimero efectivo de los peces y de la caza disponibles para el consumo, debemos considerar los efectos del clima al ‘bstaculizar o impedit expediciones de caza y pesca. Ya nos hemos refe- ido a ello como una de las causas de inanicién entre los kwakiutl. La evidencia, creo yo, es suficiente. Para los varios grupos locales kwa- KKiutl, la escasez de alimentos era una amensza constante, que dependta de a produccién variable de la tierra y del mar. A menudo ocurria que un grupo local se hubiese muerto de hambre de no haber adquitido alimentos de otros grupos. El resto de este articulo trataré de mostrar en qué forma el sistema de intercambio kwakiut! aseguraba un movimiento continuo de alimentos de aquellos grupos que disfrataban tna abundancia temporal a aquellos otros que suftian una carencia temporal, contribuyendo de este modo a Ie supervivencia de toda la poblacién implicada en el sistema de intercambio, ‘Unmapes soctatzs La unided bésica de Ja sociedad kwakiutl era el mumaym, que puede escribirse brevemente como un grupo nominal ssociado mitol6gicamente ‘con un lugar tradicional de tigen; poseia propiedades de pesca y caza, asi ‘como tina 0 més casas en el poblado de inviemno; y estaba encabezado por tun jefe o cabeza que descendia, en tcoria, de la linea primogénita de un antepasado fundador.' Los miembros del numaym eran personas relaciona- das de cerca o de lejos con el jefe, en general por via patrilineal, pero tam- ign a veces a través de sus madres 0 mujeres. Las visitas entre miembros de distintos numayms eran muy frecuentes. En el periodo de pre-contacto, 4, Aparentemente 1a sucesién podla recaer sobre una mujer a condicién de qe eridien eo el numaym de su alte. Quizi la mejor forma de desebit la sucesion ‘© como siendo de primogenitura con una tendencia patrlines! y una presripca de ‘esidenci, Parece ser que cl matrimonio era generalmente vitioeal, por lo, menos ‘ara personas de elto rango, con lo cual la presripeiin de residencin tendetia a de> ‘attar 4 las hijs, aun cusndo existicran, por supuesto, excepcones uxorilcales, Vee se también mis abajo el epartedo concerniente al rango, 105 1a unided de potlatch, Ia unidad de explots- ‘recursos y la unidad de control social > |r picts unidad de la sociedad lcwacl era la tibu,compuesta de mayne oe comparcan una Inca comin pra su poblado de ivi "Ben veto, in nmays se pean ype ac os nsf forma, numayms con tes. pob fais Ue Peet cba en Tor testoron de vero, Esta migrasGn. st ‘cional es un rasgo importante de la vida kwakiutl, ya que implicaba en- satatros inter-tibales ast como la posiblidad de compartir de alguna for- Goa el acess0 alos recursos (Curtis 1915: 21-23, 108; Dawson 1887: 64, 72). TerATURA posicién i los del jefe 0 cabeza de numaym aparece descrita entre Ioyakiel como cel ofcio de dar potlaches entre las tribus» (Boss 1925: 51, 99, 105), expresién que subtaya Ia posicién del jefe como tepresen- faote del numayan y su tares especial de dat potlatches, En tiempos an tiquos, edlebrar potiatches era una prerrogativa del jefe, Dawson (1887: 7) fofrece un pasaje interesante a este respecto: sefior George Blekinsop, que ha vivido durante muchos afios is Tt me informa de que anteriormente la costumbre (dal potlatch) etch limitada cast por completo os jes rennos ¢iéos, peto que en los ‘ltimos afios se ha extendido a la poblacién en general, y se ba tomado mucho mis comin de lo que era El Rey- A, J, Hil porta su testimonio en el mismo sentido, Eo la Poet los jefes era un medio de adquirir y mantener el prestigio y ¢l po- des: Fadavias le considers as, peo se hn extend a sodas las as sex de Ia comunidad y se ha convertido en el modo seconocido Tograr rango y respeto social. i iutl de Fort Para la época en que Boas hace sus estudios sobre los kwakiutl Roger 7 syle y cl ton teroh de George oat el pottch ya bo s6lo una prerrogativa del jefe, y quizé haya cambiado también su papel so- Gil Ete cambio parece ser debido Ie legada de los comercanes oto: eos, que aportaban riquezas distintas a las que oftecia tradicionslmente cultura Evakiu,y 2 Ja dsminucién de le poblacén, que provoré que al ‘gunos grupos tuvieran més «asientose (véase més abajo) que miembros (cf, Codere 1961; Drucker 1955: 121-122; Wike 1952: 98-99). roblema de la naturales del_oumaym kowakit! sigue siendo espinoeo. Ses ben herr aa W9SEE; 1925: 5758, 91, 101; 1935: 173), en Curtis (1915: 28, 132), 7 en cE i 2 inn Se a lun (vee mis abs). 107 El jefe custodiaba y administraba los recursos del numaym, Por tanto, cea su deber realizar los rituales que concernfan Ja explotacidn de los re. ccutsos en la estacién apropiada. Por ello recibfa cierta parte (a veces l- ‘mada «tributo» en los textos) de los peces, focss, cabras, etc., capturados por los hombres, mientras su mujer recibfa una porcién de las bayas y raf- es recolectadas por las mujeres. Con este excedente pods celebrar pot. latches (aunque no siempre sin acudir a una ayuda suplementatia), y po. dia pager Ia talla de los totems, la construcci6n de las canoes y de una ne. ya cast (Boas 1921: 1333-1340; 1925: 311ss, 331; Curtis 1915: 28)¢ Ranco Se distinguen tres niveles de status entre los kwekiutl, que se designan en Ja literatura con los tétminos de nobles», «plebeyos» y «esclavosy. Sin embargo, las distinciones entre ellos no son del mismo tipo. Los esclavos, esctibe Boas (1897: 338), no solfan pertenecer al numaym, eran més bien cautivos de guerra o personas obtenidas por compra; podian cambiar de propicterio como cualquier otto objeto de propiedad y eran entregados, por ejemplo, como regalo de matrimonio (Boas 1921: 856, 865-866, 881), ofre. dos a los invitados de un potlatch (Boas 1921: 1027), o utilizados como ‘parte del pago del precio de una plancha de cobre (Boas 1921: 1024). Se- ‘gin Un antiguo relato, en efecto, una esclave fue muerta y comida durante ‘una danza canfbal (Boas 1921: 1017). El matrimonio entre personas libres xy esclavos eta posible, pero se consideraba como una desgracia que se trans- Imitia a los hijos y nietos del matrimonio e incluso a genetaciones poste. Hotes. Ni siquiera la acumulacién (en los tiempos del postcontacto) de ri- queza y titulos podia erradicarla (Boas 1921: 1094ss, 1104s). La distincién entre «nobles» y xplebeyos» difiere de la existente entre personas libres y esclavos. Codere (1957: 474-475) la resume en estas pa labras: «Plebeyo», en términos kwakiutl, se refiere a aquél que en el momento presente carece de posicién en el potlatch, o de posicién de jefe, o de posicién «de pier —siendo estos términos intercambia- bles, pero In posicién inferior de un rango social noble; hermanos y het- ‘manas, hijos de los mismos padres, recibian posiciones que vatiaban mucho en rengo social, y los més jévenes podian recibir una posicién tan baja, que fuera «plebeya». Estas posiciones de potlatch o «asientos», como los lamaba Boas (1897: 4338), estaban ordenadas serisImente, y el jefe del mumaym ocupaba le po- sici6n de més alto rango. Boas describe estos asientos como asociados cada juno de elles con una tradicién de origen («que generalmente se refiete a Ja adquisiciin de un manitin), ciertos blasones y ciettos privilegios que el detentador del asiento podria disfrutar; el rango se reconocia en el orden en aque se sentaban los detentadores de un Tugar en los potlaiches; de esta for- ‘ma, la posicion y sus privilegios vinieron a ser denominados como un sasiento». Curtis (1915: 137-158) describe las propiedades del asiento in- cluyendo en ellas , y Ia segunda parte también estd implicitamente sustentada en ese apartado. Se ha descrito el numaym y se ha resaltado st fancién como explotador de los recursos. La ordenacién en rangos de los Jewakiutl y su relacién con el numaym también han sido descritos, y hemos sugerido algo de su importancia dentro de la estructura social, Lo que queda por describir es el sistema de intercambio, las conversaciones xis- 110 alimentos, riqueza y prestigi, y el factor que motiva la «ziva- ide situs, Tod ello se aprecia con clasidad en la institucién del pot- que estudiaremos seguidamente. jue puede lamarse Ia visi6n ortodoxa’ del potlatch kewakiuel se I rnetainents en el sumario y el andlisis de Helen Codere en Fight- tig with Property (1950: 63-80), que a su vez segufa la interpretacién dada por Bors en su primer estudio de {a organizacién social kwakiutl y las «50> Gedades secetas» (1897: 341-358). Como la propia Codere he admitido (4950: 89), su reconstruccién no se refiere al potlatch aborigen sino al del filimo perlodo de contacto, Entre el potlatch aborigen y el reconstruido Codere existen importantes diferencias Ta primera diferencia consiste en que Codere sitia el potlatch «en el ‘contexto de una fentdstica economia de excedente» (1950: 63). No existe i Seine ‘rar6n vélida para dudar de la aparicién entre los Iewakiutl, en el Viltimo cuarto del siglo diecinueve, de un gran excedente més alli de las idades de subsistencia, Pero en tiempos aborigenes este excedente no Yate demortwlo ol comieao de enc exo oe lt «anaes ‘excedentesr de los kwakiut! han sido sobreestimados, y que se sproximaben mucho més a los mérgenes de subsistencia de lo que se ha pensado gene- ralmente, La apaticién de enormes riquezas y de «excedentes, por encima de cualquier necesidad concebible> en Ia época del postcontacto se debi6 probablemente a (8) el dréstico declinar de la poblacién « causa del saramn- pidn, las enfermedades venéreas, etc., asegurando que la productividad de ‘mar y tierra, variable © no, fuera més que suficiente para las necesidades dd los supervivientes; y (b) a un incremento en la tiqueza procedente de Ta venta de pieles de nutria a Jos comerciantes de pieles, y més tarde a ‘otras fuentes de riqueza no tradicionales, posibles gracias la situacién de contacto. En tiempos aborigenes no existia ninguna fuente de riqueza si- ilar, y puede suponerse que la poblacién rozaba entonces los limites de Ta subsistencia. De ahi Ia amenaza de hambre y ta funcién pro-subsistencia feal de los intercambios del potlatc. En segundo lugar, Codete enfatiza no s6lo el hecho de dar regalos en al potlaich con el consiguiente aumento de prestigio por parte del donan- fe. sino le obligacién por parte del receptor de ofrecer un potlatch a cam- | bio, so pena ce perder prestigio. Dice en particular lo siguiente (1950: 68-69), [La propiedad recibida por un hombre en un potlatch no era un «1, Ee por ejemplo la que ha seguido Herskovits (1952: 165, 225, 306) en su ee coy ige stints vices sw Seton ae a is assay Fo m1 regalo gratuito. No tenia posibilided de rechazarlo, aun cuando

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