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TETANY ANNO} PENSAMIENTO CriTICO SoBrE DERECHOS HUMANOS ALICIA PIERINI (Coordinadora) aeunEeRA Eudeba S.E.M, Fundada por la Universidad de Buenos Aires en 1958 Primera edicién, 1996 © 1996 Ealtrial Univertaria de Buenos Ais ade Buenos Alcs Sociedad de Economia Mixta, . A Riva S773 109) Hecho el depésito que marca la ley 11,723 Diseio de tapa: Julio E, Malerino 1S.BIN. 950-23-0621-X Impreso en la Argentina PRESENTACION te del Ministerio del Interior ha realizado cuatro Seminarios (de capacitacién en cuatro regiones del pafs, destinados a fun- cionarios de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, Policfa y Servicio Penitenciario Provincial, como desarrollo del "Proyecto de fortalecimiento de los gobiernos provinciales en el marco del Con- sejo Federal de Derechos Humanos" que cuenta con el apoyo de la Direccién de Cooperacién Internacional de Cancilleria y el Pro- grama de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). I a Subsecretarfa de Derechos Humanos y Sociales dependien- El Primer Seminario realizado en la ciudad de Mendoza los dias 27,28 y 29 de octubre de 1993, organizado por laSubsecretaria de Derechos Humanos y Sociales del Ministerio del Interior y los Ministerios de Gobierno de las Provincias de Mendoza, San Luis, San Juan y La Rioja, conté con la participacién de aproximadamen- te cuatrocientos funcionarios pablicos del nuevo Cuyo. El Segundo Seminario realizado en la ciudad de Mar del Plata los dfas 29 y 30 de noviembre de 1993, estuvo organizado por la Direccién de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y nuestra Subsecretaria, con la colaboracién de la Municipali- dad anfitriona. Participaron aproximadamente trescientos funcio- narios publicos. El Tercer Seminario, que tuvo lugar en la ciudad de Posadas, se realizé el 14, 15 y 16 de junio de 1994 y participaron en su prepara- cién los Ministerios de Gobierno de las Provincias de Misiones, Corrientes, Chaco, Entre Rios y Formosa junto con la Subsecre- tarfa a mi cargo. Cont6 con la presencia de trescientos funcionarios piiblicos de dichas provincias. El Cuarto Seminario estuvo destinado al conurbano bonaerense, 10 PRESENTACION tuvo su sede en la ciudad de Lomas de Zamora i e y se realiz6 el 8, 9 10 de setiembre de 1994, Participaron en su organizacién la Digec. cin de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, la Municipalidad del distrito y nuestra Subsecretaria. Asistieron Cuatrocientos cincuenta funcionarios piblicos municipales y pro- vinciales. El material que a continuacién se presenta esté constituido por algunas exposiciones que hemos seleccionado cuidando de cubrir to. dos los temas abordados. Los textos, oportunamente grabados, han sido revisados por cada uno de los autores, , Esperamos que este documento constituya una adecuada herra- mienta para profundizar en el temall Dra. Alicia Pierini Subsecretaria de Derechos Humanos y Sociales Buenos Aires, mayo de 1996 PROLOGO a vocacién de nuestro gobierno por federalizar el 4rea nacional de Derechos Humanos fue expresada por primera vez el 28 de octubre de 1992, Entonces invitamos a todas las Provincias a designar representan- te para constituir el Consejo Federal de Derechos Humanos que nos vinculara en forma permanente y que nos permitiera lograr los acuer- dos conceptuales indispensables para una mejor gestién garanti~ zadora a todos los niveles. Reunidos en el salén de los Escudos, en Casa de Gobierno, nos propusimos acordar una metodologfa de trabajo conjunta, un sistema de capacitacién o actualizacién articulado, y un método de circula- cin de informacién que facilitara el intercambio y la homogeneizacién de criterios. En julio de 1993, en la Segunda Reunién del Consejo Federal se reafirmé esta vocacién y comenz6 la etapa constructiva para alcanzar a todas las Provincias con nuestra respuesta. Dos Seminarios Regio- nales tuvieron lugar a lo largo de ese afio. El primero para la regién del Nuevo Cuyo y el segundo para el sur de la Provincia de Bue- nos Aires. En marzo de 1994 realizamos la Tercera Reunién del Consejo Federal en Buenos Aires y contamos con la casi totalidad de los esta- dos provinciales representados en ella. Se concretaron dos Semina- rios, el primero en Posadas, Misiones, para la regién del NEA, en junio; y el segundo en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, para el conurbano bonaerense, en setiembre. La cuarta reunién la levamos a cabo en marzo de 1995 y ya esta- mos previendo la quinta para el otofio del 96. 40 EDUARDO RABOSSI 6 08 temas te6ricos relativos a los Derechos Humanos son serios y pro- fundos, y estén relacionados, de modo directo, con la accién. Destacar 50 ha sido uno de los objetivos de mi exposici6n. El otro ha sido presentar sumariamente una manera de teorizar sobre los Derechos Humanos que se propone servir de instrumento apto, no s6lo para conceptualizarlos adecua- damente, sino para dar un fundamento valido a la praxis efectiva de quie- nes luchan por vivir en un pais y en un mundo en el que todos los Derechos Humanos sean implementados de manera adecuadall TEORIA Y CRITICA DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN LA MODERNIDAD * Lic. Luis Alberto Quevedo Conferencia dictada en la ciudad de Lomas de Zamora el 8 de setiembre de 1994 en el II Seminario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires I I tema de los Derechos Humanos, tal como fue planteado en nuestra modernidad politica, es un tema de absoluta actualidad. Quisiera mos- trar esto desde una perspectiva hist6rica, haciendo un recorrido que parte de las huellas que dejaron tanto la declaracién francesa de 1789 —un texto fundante dentro de esta temtica— asf como las distintas versiones que existieron en Norteamérica —y que quedaron plasmadas en la Constitu- cién Federal de 1787— para llegar a la Carta de Naciones Unidas de 1948 y a las distintas Convenciones y Pactos Internacionales que se elaboraron ‘en el siglo XX. Finalmente, quisiera abrir el debate acerca de la importan- cia que tienen todos estos textos en el espacio ptiblico modemo y ubicarlos en la dinémica democrética de nuestras sociedades. ‘Si nos ubicamos en los comienzos de la modemnidad, sobre todo a partir del siglo XVII, vemos aparecer el tema de los Derechos Humanos acompa- fiando una tematica més general de secularizacién de la vida politica y so- cial, y donde el tema de la raz6n y la ciencia dominan el émbito del pen- * Licenciado en Sociologta egresado de la Universidad del Salvador. Diploma de Estudios Avanzados en Sociologia de la Universidad de Paris. Investigador del CEDES. 2 LUIS ALBERTO QUEVEDO samiento. Es la época en que se ponen las bases y los fundamentos de la nueva concepcién del universo y de la fisico-matemdtica, del arte y de la filosoffa. En este terreno dominado por las grandes transformaciones, los Derechos Humanos aparecen como uno de los elementos que enriquecen este debate, sobre todo en lo que respecta al vinculo que hay entre el hombre y el orden politico. Desde una perspectiva més actual, aparecen varias preguntas que avin hoy contintian sin una respuesta definida porque se nos presentan, més bien, ‘como un horizonte de pensamiento dada la multiplicidad de los derechos del hombre: {cuéles son las distintas fuentes de estas definiciones?; ,qué papel juegan estas distintas perspectivas en la sociedad contempordnea?; jc6mo se comportan en relacién a la politica y al Estado?; todas la defini- ciones de Derechos Humanos que conocemos, {no suponen una cierta teleologia histérica?. Es decir, ,no suponen una cierta idea de que la histo- ria y nuestras sociedades secularizadas tienen un sentido: el de realizar los derechos del hombre? Los siglos XVI y XVII representan un punto de inflexién en la historia del pensamiento, un momento en que la humanidad se desprende de ciertas ideologias que le dan sentido a la vida del hombre y fundamento a la legiti- midad politica. Un momento en que la humanidad se desprende de algunas bases religiosas y de ciertas explicaciones miticas sobre el origen de la sociedad y aparecen los Derechos Humanos como nueva respuesta a estas viejas preguntas: ,qué es el hombre?, ,cudl es el vinculo que se establece entre el individuo y la comunidad politica?, étcétera. Otro de los temas que queda planteado en relacién a los Derechos Hu- ‘manos tal como se Jos concibié en la modernidad, es que ellos mismos constituyan una suerte de nueva filosoffa de la historia: :no seré que una vez que se definen en la modernidad los derechos del hombre, la historia se termina?. De esta forma podrfamos definir cudles son los derechos del hom- bre, establecer de qué manera no son respetados en nuestras sociedades (no olvidemos que siempre los derechos del hombre son definidos para su de- fensa y que, en general, siempre estamos luchando para que sean respeta- dos), se podria decir, entonces, que el fin de la historia es cuando estos derechos se realicen en cada sociedad. De esta forma, podrfamos decir que los Derechos Humanos levan im- plicita una problemética teolégica que se reinstala en nuestras sociedades secularizadas. TEORIA ¥ PRACTICA DE Hay mil respuestas distintas y diferentes maneras de concebir los dere- chos del hombre y su lugar en la sociedad; me gustaria comenzar a plantear muy brevemente c6mo se justifican en la modernidad los derechos, partién- do de la justificacién del derecho natural clésico. Edmundo Burke, un pen- sador fundamental de origen irlandés que vivi6 siempre en Inglaterra y que reaccioné de manera politica y conceptual cuando se produjo la Revolu- cién Francesa, escribié unas reflexiones que pueden considerarse un enor me manifiesto en contra del espfritu de 1789. Burke estaba horrorizado por lo que la revoluci6n francesa venfa a traer de nuevo a la humanidad, esto es, inaugurar un nuevo periodo en la historia construido en contra de su propio pasado. Burke, que fue un personaje muy importante en esta coyuntura histérica, debate con Thomas Paine y con otros pensadores de la época sobre esta pretensiGn de los revolucionarios franceses del siglo XVIII de recomenzar la historia en un punto cualquiera, y reiniciarla desde un acto de violencia con la frase «nosotros, los repre~ sentantes del pueblo francés, venimos a decir cudles son los derechos fun- damentales del hombre», y no los derechos de los franceses, sino los de cualquier hombre que habite la faz de la tierra. Edmundo Burke’se enfrenta a esta concepcién y hace una lectura con- traria, no s6lo de la revolucién francesa, sino de cualquier ruptura violenta con el pasado hist6rico, diciendo que toda la problemtica del derecho con- siste en establecer las continuidades con Ia tradicién y no las rupturas en nombre de un sujeto universal, el hombre, que no existe en ninguna parte. Para ello afirma que lo nico que justifica el tema de la legitimidad del derecho es justamente la forma en que se ata a una tradicién, contraponien- do las revoluciones inglesa y francesa en este punto, diciendo con horror que la revolucién francesa nos trae una novedad nefasta: la idea de que es posible comenzar de cero el derecho, la legitimidad politica y por lo tanto, la historia. Burke se coloca en una perspectiva clisica del derecho, diciendo que el ‘orden jurfdico reconoce siempre historias concretas, esto es, de naciones y no de hombres genéricos. Burke afirma que en el mundo no existen hori- bres en general sino que lo nico que existen son franceses, ingleses, ame- ricanos, etc. Este debate de fines del siglo XVII es fundamental, no s6lo porque coloca en el centro de la polémica el tema de los derechos en gene- ral y de los Derechos Humanos en particular, sino porque también se vincu- la con los principios de fa revolucién. “4 LUIS ALBERTO QUEVEDO sostiene que en la modernidad hay dos grandes fenémenos: uno es la ilus- tracién la aufklarung 0 iluminismo— posibilitada por la aparicién de la raz6n en el espacio piiblico; y el otro es el tema de la revolucién, porque el debate en torno a la revolucién aparecié en el siglo XVIII como la posibili- dad del hombre de producir un corte a partir del cual podria recomenzar una historia, y esta idea era, en el siglo XVIII, absolutamente novedosa. En nuestros dfas, algunos autores reconstruyeron esta idea de revolu- ci6n y nos dicen que la palabra misma fue importada de la fisica y de la astronomfa a la politica con un sentido casi contrario. Mientras que en la astronomfa revolucién se utilizaba para describir la trayectoria de los astros y por lo tanto para explicar la repeticién de un ciclo, en la politica fue pensado como el punto de inflexién en la historia y del recomienzo de algo que no tenfa nada que ver con su pasado. Es decir, la revolucién politica fue pensada como un hecho histérico-politico que renunciaba a toda heren- cia y que comenzaba desde cero el pensamiento sobre el derecho y la autoridad legitima. Esta idea de la revolucién, dice Kant, es el verdadero sello de la moder- nidad, y en particular el gran invento del siglo XVIII. Razén y revolucién constituyen una pareja inseparable del pensamiento politico emancipatorio que habré de permanecer hasta el siglo XX, pese a que el gran debate de fin de siglo sea justamente si los principios de la modemidad han muerto y si podemos considerar que la humanidad ingres6 en una etapa postmoderna. De todos modos, los temas de la raz6n y la revolucién transitan la mayor parte de las dédas de este siglo y es dificil suponer que abandonen definiti- vamente la escena. La diferencia que podemos marcar —desde el punto de vista de la legi- timidad politica—entre el derecho natural clasico y el derecho moderno es que, en el derecho natural clasico, el derecho y la moral coinciden, esto es, el derecho establece normas pero establece normas para construir un ciuda- dano virtuoso. La virtud como el maximo bien que puede tener un ciudada- no, tanto en su comportamiento en la politica —o sea en relacién ala comu- nidad y al Estado— como en relacién a la moral. L. Kant diré que lo tnico que diferencia al hombre es justamente esa capa- cidad de ser una persona moral, y en la politica esto es fundamental porque no se trata solamente del establecimiento de leyes positivas para el buen funcionamiento de un sistema, sino que también se trata del com- portamiento virtuoso de ciudadanos y funcionarios. MANOS ENLA MODERNIDAD __4S ‘reoRIA ¥ PRACTICA DE LOS DERECHO' Esta idea del derecho natural clisico es basa cesta es de la gran escisin 1a po 4 recho modemo y, en realidad, ja norma, fen la separacién entre norma y moral. Bn el derecho modemo I i " funciona regutando las relaciones entre los individuos, mientras 4° oe tral vsesarrolla en un Ambito diferente, dominado por el egofsmo intlv St Teste timo es un Ambito de libertad individual que tiene que Ver SO vpeciones privadas de cada individuo y alle abren casi todas las tes liberales del derecho. En la modernidad, el establecimiento .de el individuo es, como dic niger ‘cleamino hacia su felicidad personal, donde solo él es el individual que le i ‘ber una norma supra individual ‘abe lo que quiere. No puede hal n alqpele indique “como logrard esa felicidad. Esta es una idea fundamental de pen Junto contempordneo, la idea de que los individuos gozan de We ES de antonomfa que nadie puede arrebatarie, John Locke, uno 06 lou ane le ; i lismo politico, plantea, lores de la modernidad y del liberal ale pe ca ‘os esa esfera de libertad y de qué forma debe ser preserva "ademas lo hace en términos de derechos de una esfera individual de arbi- ‘en algunos liberales clasicos, el TL. Antes de continuar con Locke, conviene habla’ wn Pose a a fundamento de los Derechos Humanos, es decir, responder Ia pregwnt °o, hi ade donde surgen los Derechos Humanos? Hay dos comrionis Qu" 1 thstispuirfa en la modernidad. Una corriente més racionalisis Tr a encial de los derechos del hombre, que jinicia Thomas Hobbes, sost : B enciatpombre es portador de ciertos derechos naturales que est Bnsciptos en su eorazén desde su nacimiento, y son éstos derechos los que festin en juego en la constitucién del orden politico | : sarrollado en su libro Leviatén, Jlanteo de Hobbes aparece bien de 0 Toone xilio yy publicado en 1651, donde sostiene que ha comenzado vhea historia en lo que se refiere a la legitimidad politica, a natn 8 ores son portadores de derechos y son ellos mismos fos Ge ses ceal + su destino politico. Este destino politico puede s* a han bien la paz y el orden, pero esta una decision del bobs. cn Rie decisicn de los dioses, tampoco es un a decison gue deviene ee Ya historia sino que es una decisién que los hombres pueden !oma s Ia Asamblea Nacional de 1789 no 5 franceses que se reunieron en mbes Nav is _, aaaaieasio Yo mioma. Las Franceses dijeran que los Rerechos: 46 LUIS ALBERTO QUEVEDO ‘manos no son los que T. Hobbes, J. Locke o J.J. Rousseau enunciaron, sino que son los que dicha asamblea habria de decidir por mayoria. Es asi como establecen otra tradici6n, de la que tal vez nosotros s més herederos. Esa tradicin hoy, en el siglo XX. dice aque sl nes euninos ¥ decidimos nosotros cudles son los Derechos Humanos, esos serdn los Derechos Humanos. No lo decide Hobbes sentado en su escritorio, pensan- do y sirviéndose de la razén, sino que lo deciden los hombres que se re- tinen, debaten y votan, Con esta nueva tradicién lo que se abrié es una perspectiva de los Derechos Humanos basada en el debate sobre los dere- chos. Por este motivo, los franceses tuvieron una declaracién en 1789, pero la modificaron en parte en 1791 y la introdujeron en la constitucién de ese mismo afio, y la volvieron a modificar un poco més tarde, en 1793, y asi se fue modificando durante todo el siglo XIX. Por lo demés, todo lo que ocu- rri6 en el siglo XX no fue més que una ampliacién del debate sobre cudles son los derechos del hombre Si los Derechos Humanos no nos vienen dados por Dios ni son el fruto del discernimiento de la raz6n pura, sino que dependen del consenso que le presten los hombres, entonces cada vez. que nos juntemos vamos a definir cuales son, como si estuviéramos en Francia en 1789, como aquella prime- ra vez. Los pensadores jusnaturalistas, los pensadores del derecho natural, los pensadores de los siglos XVII y XVIII que sostenfan que el hombre tenfa derechos naturales y que se conocfan mediante la raz6n, no crefan que la forma de reconocer los Derechos Humahos era a través de la delibera- i6n, sino que era mAs bien el resultado de un proceso de conocimiento, como Io eran las leyes fisico-matemiticas. : Thomas Hobbes, por ejemplo, amante de la fisica moderna, crefa que se podfan conocer los Derechos Humanos como se podian conocer las le- yes de la naturaleza, es decir asf como se conocfa el movimiento de los astros o de los cuerpos. Hobbes también admiraba profundamente a Galile- ©, y viajé a Italia para conocerlo personalmente. Asf como Galileo era ca- baz de establecer las bases de la fisica por medio de la razdn y esto no era un problema de deliberacién de ninguna asamblea, sino que la razén era la que arribaba a esa conclusi6n, los derechos naturales para Hobbes surgirfan de la misma operacién cognitiva, El tema era demasiado importante como ara dejarlo librado al debate de una asamblea, Otra cosa fundamental de los Derechos Humanos es su relaciéin can el HUMANOS EN LA MODERNIDAD 47 poder politico. Los Derechos Humanos no eran solamente un cuestién ted- rica, por el placer del conocimiento; el problema radicaba en la justifica- cci6n del poder, sin recurrir a Dios o a las leyes de la naturaleza. Se trataba, en definitiva, de la forma cémo los hombres iban a construir un poder legt- timo sin un principio trascendente. Si somos nosotros los responsables de la historia y de la justificacién de la legitimidad politica, se trata, como decfa antes, de algo demasiado importante para dejarlo librado al azar. Por otro lado, la gran preocupacién de toda la etapa del iluminismo del siglo XVIII, especialmente en Francia, se centra en la manera de lograr la paz con nuevos principios de legitimidad politica. Gana fuerza entonces el tema del pacto social como origen de la legitimidad politica. La idea de que la sociedad justa se construye mediante un pacto entre los hombres no es nueva, pero sf lo es la forma en que se llega a ese pacto. Es verdad que se trata de una idea que tiene muchos siglos y por eso podemos hablar de un | pacto clisico, de uno medieval y de un pacto moderno, Esa es una idea rectora en el pensamiento de Hobbes, Locke 0 Rous- ‘Seau, aunque no todos hablan de! mismo tipo de contrato. No por casuali- “dad Hobbes lo Ilamaba pacto y Rousseau contrato , aunque como idea politica es similar y esta intimamente ligada al tema de los derechos de! _ hombre. Es necesario construir una legitimidad politica a partir de lo tinico " yerdadero en el mundo y en la historia: nosotros, los hombres portadores de derechos, libres e iguales y capaces de pactar. Entonces cualquier autori- dad politica legitima que de ahora en més se constituya sera a partir de josotros. La idea que tienen los contractualistas es que un orden politico sgitimo se va aconstruir cuando los hombres consientan, de comtin acuer- do, ceder ciertos derechos naturales y fundar una ciudad. Una ciudad en el tido clsico: una comunidad politica. La novedad serfa que, como el orden politico viene de los hombres, ios podrfan decidir construir una ciudad o no, y esto también marca un umino totalmente distinto para la politica y para la legitimidad politica. erra perpetua y tiene la posibilidad de renunciar a sus derechos natu- -y construir un Estado que le dé seguridad, paz, etc. Pero puede no hombre le conviene hacerlo, por raz6n pero sobre todo por pasién. bes crefa que los hombres pactaban sobre todo porque tenfan miedo a muerte violenta, y por supuesto, la raz6n venfa a asistir a las pasiones. Lots ALBERTO QUEVADO Los hombres tienen miecl ue deben estar defendiendo su propia vida siempre, solos y con s S annas, estén en una situacién de in- certidumbre permanente. ‘Ticiicn que estar en perpetua guerra con todos. Como dice Hobbes, e! otro, el projimo, es siempre un peligro para mi. Si todos renunciamos a las armas y decidimos construir un Leviatén para de- fendernos a todos, la vida tendré sentido. La idea de Hobbes es entonces la de un Estado fuerte, que introduzca la ley y que debe sobre todo defender nuestra seguridad e introducir la paz. Es verdad que Hobbes es un te6rico del absolutismo mondrquico, pero también es un pensador del orden politi- co como construccién libre de los individuos y del Estado moderno con fundamento puramente humano, El hombre pacta por miedo, aunque sea la raz6n la que le dice que le conviene pactar. El hombre quiere renunciar a la espada y vivir bajo la protecci6n del Estado que le dar& seguridad, pero puede no hacerlo y vivir en estado de guerra permanente. En realidad, Hobbes y los otros autores que he comentado, mostraron siempre su pesimismo en lo que hace a la naturaleza humana, La huella que dejan los contractualistas es que Ia legitimidad del orden politico se Funda en el pacto, en el consenso, ya que solo los hombres pue- den renunciar a sus derechos naturales para entrar en la sociedad politica y 0s derechos son los que los hombres traen inscriptos en su corazén desde que nacen: son los Derechos Humanos, La tradicién francesa tiene otras caracteristicas. En algiin sentido es menos pretenciosa que la escuela del derecho natural. Para ella los dere- cchos son elementos de debate y la legitimidad se construye por un consenso mucho mis artificial. Hobbes crefa que todos los hombres debfan renun- ciar a la totalidad de sus derechos para constituir el Leviatén. Esto a los revolucionarios franceses les parecfa casi imposible y si bien todos decfan que el pacto era una ficci6n, ningin autor del siglo XVI o XVII crefa que un dfa se iba a juntar toda la humanidad ¢ iba a decidir entrar en un pacto. Sin embargo, aspiraban a una decisi6n humana de ese tipo, y esto explica porqué los franceses decidieran en Paris declarar cuales eran los derechos del hombre y no sélo los derechos de los ciudadanos de Paris. Los repre- sentantes de la Asamblea Nacional declararfan cual ibaa ser la constitucién y cual serfa el lugar de esos derechos, que més tarde habrian de colocarse como fundamento de la nueva legitimidad politica. Aspiraban también a iniciar un periodo hist6rico donde esto ibaa ser un debate. La caracteristica ‘ 08 DERECHOS HU ys franceses es que permilié ¢ ‘cules eran los derechos del hombre y de ahf en myis se von cone juvar lo que hoy conocemos como las distintas generaciones de der los Veamos esto mas de cerca. IIL. En primer término aparece una definici6n de los derechos civiles ¥ politicos modernos, donde podemos ubicar a John Locke como uno de los padres de esta idea. Mas tarde encontramos -ya ubicados en el siglo XIX, toda la discusi6n de los derechos sociales, donde Ia preocupacién principal serd contener la Hamada cuestién social. Finalmente, los Derechos Huma- nos terminan por plasmarse en la Declaracién Universal de Derechos Hu- manos de Naciones Unidas del 48. En dicha Declaraci6n estin menciona- dos tanto los derechos civiles y politicos de! siglo XVII y XIX como los derechos econdmicos, sociales y culturales, que son los ligados al trabajo, a Ia salud, a la educacién, ete. Hacia fines del siglo XX, aparece otra generacién de derechos: los refe~ ridos al medio ambiente, al desarrollo, a la democracia, a la paz, etc. Son Iamados «derechos de tercera generacién» ode la solidarjdad. Estaexpan- sién de derechos fue vista como una ampliacién de los émhbitos de libertad. Fi individuo era un sujeto que estaba llamado a acrecentar'su libertad por el lado de los derechos y en el transcurso de la historia fue descubriendo dife- rentes tipos de derechos. Otro gran debate, que atin subsiste en este siglo XX, es el debate sobre 108 derechos de los animales. ;Hay derechos del animal, de la misma mane ra que hablamos de derechos del hombre? Ustedes saben que existen mu- chas organizaciones llamadas ONGs, de carécter nacional o internacional, que defienden los derechos de los animales de 1a misma forma que se defi- nen Derechos Humanos. Pero, ;pueden los animales ser sujetos de dere- chos? {Bs un tema moral lo que les pasa a los animales?, jes el derecho de Ios caballos igual al derecho de los hombres?. Esto esta hoy bastante de moda y hay muchos organismos que defienden los derechos de los anima- les, hasta grupos terroristas que abren las puertas de los circos para liberar alos animales, o que pelean contra la vivisecci6n, o estén en contra de los laboratorios que experimentan con ratones, etc. Lo interesante de esto es que se pelea por los animales en nombre de sus derechos. Por eso traigo esta pregunta: jes posible hablar de los dlere~ cchos del animal? Todas estas organizaciones son hijas de una ideologfa, de tuna marca cultural, que es propia de la modernidad, que podemos res urnir as{: para que una reivindicaci6n sea legitima tiene que ser puesta entérmi- nos de derechos. Pero piensen ust (0 discusiOn no es pequefia sino que fue una gran discusién ceniy.s} p derar que e] hombre esté en una disc« icon Ja naturaleza? Para la ilustracién, por ejemplo, la libertad de! omibve no tiene nada que ver con la libertad de Jos animales. La libertad de los animales es una libertad conde- nada al ciclo; el hombre es el tnico ser que puede hacer una historia distin- ta, Los leones vienen haciendo la misma historia desde hace siglos; no existe nada menos libre que un le6n o un animal cualquiera librado a su naturaleza, nodemnidad. ;Se pude consi- El hombre es el nico sujeto sobre la tierra que tiene eleccién, el tinico ser moral, por eso todo iluminismo se pele6 contra esta idea de que los hombres pueden ser pensados en una continuidad moral con los animales, ‘Yo dirfa que a los animales les fue bastante mal con el iluminismo porque degradé la naturaleza de los animales y Ia puso al servicio de los hombres. Descartes asimilaba los animales a méquinas al servicio del hombre Siguiendo una tradici6n aristotélica que crefa que entre un esclavo y un buey no habia ninguna diferencia, La diferencia entre un esclavo yun civ- dadano era la ciudadanfa, el hecho de que ese hombre ingresara a otro or- den cultural, politico, social, etc. La ilustracién es un momento de la histo- tia donde se reconoce una naturaleza humana —que nos hace a todos libres © iguales— pero que deja a los animales en un plano de inferioridad. John Locke, por ejemplo, plantea que toda ta dignidad de la naturaleza, no sélo la de los animales, depende de si estn o no al servicio del hombre. Podrfa decirse que este tipo de pensamiento del siglo XVII es para la modernidad el comienzo de la posibilidad de destruir toda la naturaleza, siempre y cuando se la ponga al servicio del hombre. Esta ideologia, ustificatoria de la destruccién de.ta naturaleza, dirfa que no importa termi- nar con la selva amaz6nica si eso le sirve al hombre. No hay una dignidad de los arboles ni de tos animales fuera de su relacién con los propietarios de esa parte de la naturaleza, y su posible destrucciGn representa simplemente los costos del progreso. El derecho a un medio ambiente sano y saludable se enuncia en la Cumbre de la Tierra, organizada por Naciones Unidas en Rfo de Janeiro en 1992. En la declaraci6n final de esa Conferencia se impuls6 que el Derecho al Medio Ambiente fuese expresamente declarado como un derecho huma- no indivisible ¢ interdependiente con los demas derechos humanos yaenun- 0K {UMANOS EMIA MODERNIDAD__ 54 ciados {018 medida, una linea de continuidad con io que penss! s:los derechos al medio ambiente no son dere- chos de los <:boles © de: jos animales, son derechos de los hombres al uso y alla preservacién (0 no) del medio ambiente. Los Derechos del Hombre en el siglo XVII no eran iguales a los que se reconocen hoy. Cuando los franceses decfan «derechos del hombre», no hhablaban de las mujeres, eran declaraciones que se referfan al hombre como ser contrapuesto a la mujer. Pasarfan muchos siglos para que se incorporara Ja idea de que hombre era género, y después pasaron muchos siglos més Para que se incorporaran otras ctegorias de humanidad, Primero se dscs- ti6 la inclusién de las mujeres, finalmente se les reconocieron sus derechos; Jo mismo sucedié con los indios, luego fue 1a lucha de la gente de color, y asf sucesivamente. Todo el siglo XIX y también el XX es una lucha por definir qué entra en esta categoria de derechos del hombre, quées lo huma- no, quiénes participan de la esencia de lo humano, a quién le corresponde la historia de la humanidad. t La tradicién de la filosofia politica moderna nace de una reflexién que contrapone el estado naturaleza al estado politico. Recién decfamos que Hobbes, Locke, Rousseau eran pensadores que cuando reflexionaban sobre el hombre y la politica, lo pensaban en funcién de esa contraposicién entre dos estados. El tema que se plantea, y esta cuesti6n es fundamental para el derecho, es que para entender el orden politico, para justificarlo y legiti- marlo, hay que pensar algo que no es politico, que es pre-politico y hasta anti-politico, Se trata justamente de concebir un hombre en estado natural Para decirlo en términos de Rousseau, tal vez el pensador més radical en este sentido, se trata de pensar un individuo despojado de todo lo que es adguirido en relaci6n con los otros hombres. Rousseau estima imposible definir al hombre en estado de naturaleza, por eso lo define de manera negativa; imaginemos al hombre contemporé- neo, saquémosle ahora todo lo que adquirié a través de Ia cultura: el len- guaje, el trabajo, la familia, a guerra, etc. Pues bien, lo que queda es el hombre en estado de naturaleza, Rousseau es un pensador demasiado inte- ligente para caer en la trampa de definir al hombre de manera esencialista, Pues bien, eso que queda cuando sacamos lo adquirido en sociedad, eso es el hombre. Y por supuesto, éste no es un problema histérico 0 social, es simplemente un problema te6rico, En sus escritos Rousseau no esté discu- tiendo si existié alguna vez un hombre desprendido de la cultura, del len- _ LUIS ALBERTO oUF uaje, de Lo que més bien parece afirmar es que todo ello es fruto de 163, de la historia. ¥ lo que intenta es despojar al hombre «i »s alributos que devienen de su contacto con los otros hombres, dis'inguiendo de esta forma lo contingente de Io esencial y dejan- do al hombre simplemente como portador de pasiones y de derechos. Es ue para Rousseau sélo desde lo no politico es posible pensar lo politico, s6lo desde algo que tiene su legitimidad ganada en otra cosa —como los derechos que traen los hombres inscriptos en su naturaleza— se puede pen- sar la legitimidad del orden politico moderno. En un lenguaje mds contempordneo, Ia idea es que para que un sistema cualquiera sea pensado siempre hay que dejar algo afuera, de lo contrario no puede ser pensado, y ese afuera es Ia esencia in mutable de los derechos del hombre. Otro gran pensador del orden politico con fandamento humano fue, como lo hemos sefialado, John Locke. Este inglés padre del liberalismo hizo una operacién te6rica y politica absolutamente original, pero fue ade- Imdis uno de los que mas participé en politica inglesa de su época y también contribuy6 a redactar las constituciones que se daban los americanos, Es decir, le interesaba la politica préctica. Locke era un pensador excepcional Yreflexioné acerca del hombre en esta especificidad que tiene en el estado previo a la politica, ¢ imaginé un estado de naturaleza donde el hombre tiene relaciones con los otros hombres, donde hay familia, trabajo y, sobre todo, propiedad, antes que se constituya la autoridad politica. Para él este hombre portador de derechos naturales es capaz de ejercerlos directamen- te, mientras que Hobbes pensaba que el hombre tenfa derechos naturales Pero como Ia vida era una guerra permanente, le iba mal y debfa renunciar aellos. La solucién de Hobbes para que los hombres no vivieran matindose los unos a los otros era que cedieran todos sus derechos naturales al Estado, el cual les garantizaria la paz e introducirfa la ley en la sociedad, De no hacerlo, se cumplirfa su famosa sentencia que dice que «el hombre es el lobo del hombre», casi una forma de terrorismo verbal. Locke pensé de una manera bien distinta. Dijo més bien que el hombre tienen derechos naturales que puede ejercerios directamente, sin la necesi- dad de'la mediaci6n del Estado, Aunque un dfa, por desarrollo mismo de la Propiedad y de la historia, deviene la guerra y los hombres constituyen la autoridad politica —renunciando a ciertos derechos— a fin de corregir los Problemas que acarrea el estado de naturaleza. Uno de los principales dere- 3 umawos 3 os que enuncian es a «ser jueces ea ci eos el gran \erecho de la modemnidad. Bl tema para ef hon! so, libre e igual frente a los otros hombres, es no tener que vivir spada debajo del colchén para dirimir sus conflictos, sino tener Ia posivilidad de acudir a un tercero: el Estado, Renuncian, entonces, al ejercicio directo de la fuerza, se Jo ceden a la autoridad politica, y se someten a quien tendrd el monopolio de la fuerza. La relaci6n natural entre los hombres se desarrolla en la socie~ dad, y el objetivo final del Estado es defender esa sociedad. All los indivi- duos establecen vinculos esenciales y la autoridad debe defender sus dere- chos mas elementales, resumidos sobre todo en el derecho de propiedad. Este derecho es, segdin Locke, el derecho mas importante porque resume el vinculo que tiene el individuo con su propio cuerpo, con la naturaleza y con los otros hombres. Por lo tanto es un derecho natural, inalienable e irrenunciable. Es muy importante esta idea de propiedad en Locke porque funda una tradicion absolutamente nueva en occidente. Locke sostiene que un hom- bre es propietario de una cosa cuando le afiade trabajo. ¥ que este trabajo puede ser directo (recoger frutos, por ejemplo) o indirecto (perseguir un animal), Es decir que el derecho -que es una relaci6n establecida entre los, hombres- se establece entre una persona y una cosa la tierra, una manzana, etc. Esta es la gran creaci6n de! liberalismo del siglo XVII que luego seré duramente criticado por los pensadores socialistas del siglo XIX, entre los que se cuenta Marx, Pero serfamos injustos con Locke si no mostréramos la idea compleja de propiedad que elabors. No se trata solamente de ser pro- pietario de cosas, sino que elabora una idea mas Compleja que incluye, ‘como decfamos, el propio cuerpo (tener personalidad es ser propietario de su cuerpo y por eso todo los hombres son propietarios), la familia, el traba- jo, etc. Por eso la diferencia entre propiedad y libertad es muy dificil de establecer, dirfa més bien que Locke cree que el hombre es propietario por- que es libre y es libre porque es propietario. Este pequefio juego que hizo Locke supone fundar una autoridad polit- cca que tiene como fin garantizar aquellos derechos que el hombre es capaz de ejercer directamente en la sociedad, reservndole adems la posibilidad de actuar contra el Estado si este no cumple su cometido, esto es, rebeln- dose de forma legitima, Segiin esta concepcién, el Estado ejercerd su auto- ridad politica de manera legitima, siempre que obre en defensa de los dere~ -chos naturales, mientras que el individuo se reserva el derecho de rebelién siel Estado rompe este contrato fundacional. El que siempre aparece como sa LUIS ALBERTO QUEVEDO Portador natural de derechos es el individuo, mientras que el Estado debe estar a su servicio, de lo contrario perderd su razén de ser. La idea que tienen los contractualistas, y sobre todo Locke, es dejar algo fuera del Estado para poder oponerse al Estado. La férmula de Hobbes es muy fuerte, ¢s el absolutismo, consiste en entregar todo a ese rey 0 a ese Estado absoluto, que puede no ser una persona, pero nunca mas podremos reclamar nada, salvo que garantice el orden y que introduzca la ley. No ha juego politico en los términos que piensa el liberalismo o las teorias deme, criticas, Por eso en un autor como Hobbes no encontramos diferencias en- tte sociedad y Estado, porque éste tiltimo es el depositario de todos los derechos naturales del hombre y por lo tanto de sus vinculos. Locke es el ue dice que debemos reconocer dos cosas: por un lado el Estado, que es la autoridad politica constituida y legitima, limitada por el derecho, y por el otro la sociedad, donde los hombres desarrollan sus relaciones naturales, En el siglo XIX surgen los problemas sociales. Todos los que se ocupa- ron de la cuestién social, los anarquistas, los socialists y los marvistes coincidieron en que el problema era el cardcter de clase que tenfa el dere, cho. Estas observaciones alas teorasliberalessurgen en todo el siglo XIX. ¥ apuntan @ mostrar que el derecho no fue pensado pata todos los indi duos, sino que fue pensado para regular, sobre todo, el derecho de prop dad, y que si bien al hombre puede considerérsele propietaio de su cuerpo lo que realmente importa es la propiedad de las cosas, sobre todo de as que se vinculan con el proceso productivo, ‘Sin embargo, a mi entender, el erro fue colocar todo en la misma bolsa, Hay que distinguir dos cosas, por un lado est lo que yo llamarfa una socio logia del derecho, estos: c6mo se funda el derecho, de dénde surge, cudles son los grupos sociales que lo impulsan, lo aplican y lo utilizan a su favor, todo lo cual esté fntimamente ligado con el tema del poder; pero por otro lado, hay que admitir que todo este proceso de secularizacién del derecho, abrié la posibilidad hist6rica de seguir enunciando derechos, esto es, de definirlos como un ambito de lo inacabado y de lo incierto. Las declaracio. nes de derechos clisicas del siglo XVIII dejan, es verdad, una marca de clase que seré insoportable para el siglo siguiente, pero también es verdad. como lo ha sefialado Claude Lefort, que marcan la posibilidad de seguir ampliando los derechos, y de hecho han dejado abierto el espacio pablico Para el debate sobre la cuestién de los derechos. La ampliacién de derechos es un tema infinito ya que cuando el dere- Sena na Re RHE IS ENLAMODERNIDAD 55 TEORIA ¥ PRACTICA DE LOS DERECHOS I cho se desprende de los fundamentos trascendentales y pasa a ser un pro- blema de enunciacién humana, siempre es un problema indeterminado, Las nociones de lo que eran Ia felicidad, la justicia, la libertad, etc., se contestaban con toda claridad en el siglo XI; en cambio en los siglos XIX y XX quedan como un problema abierto y sometido al debate y la deli- _ beracién. * Cuando se juntan los representantes de los estados norteamericanos en Filadelfia en 1787 y empiezan a debatir la Constitucién de los Estados Uni des, los constitucionalistas llevan los Derechos Humanos para incorporar- Jos al texto que dard origen al Estado de Derecho en ese pais. Sobre todo lo hacen los representantes del Estado de Virginia, que tenfan un catélogo de derechos muy similar al franeés, y que habfan sido enunciados y estableci- dos ya en 1776, Se establece un gran debate en torno al lugar que estos derechos ocupan en el nuevo texto. La cuestién es si corresponde incorpo- ~ rarlos a Ja Constitucién 0 no, qué clase de derechos son, y este debate dura cuatro afios. La Convencién de Filadelfia funcioné durante cinco meses y leg6'a un texto, pero no todos lo firmaron, Muchos Estados firmaron affos después, a medida que se incorporaban los derechos a través de las enmien- das a la Constitucién Americana, El problema que se plantearon los americanos no era menor. Por su- puesto la historia nos muestra que los debates tenfa argumentos referidos al © equilibrio de poderes en la Unién. Pero el lugar donde se ponfan esos dere~ chos refleja mi concepcién de Derechos Humanos. Si los pongo fuera de la Constitucién (como en Francia, que son algo asf como el preémbulo), lo que hago es establecer algo que esté afuera y que obra como Ifmite al poder constituido. Si los pongo dentro, los termino positivizando, cuando la fuer- za de los Derechos Humanos es justamente no terminar de enunciarse. La solucién americana consistié en ponerlos como enmiendas, al final de tex- (o. Las enmiendas, a pesar de su lugar geogréfico en la Constitucién, han demostrado un poder muy grande, pues hay una dinémica del derecho en la historia americana que pasa por las enmiendas, mucho més que por el texto bisico. En Francia, en cambio, los derechos aparecen en el preémbulo y no al final, por ejemplo, en la Constitucién de 1791. Los Derechos Humanos encabezan el texto en razén de la relacién que tienen con el aparato del derecho y también por el lugar simbélico que ocupan. Es decir que los Derechos Humanos actéian como fundamento y como Ifmite frente a un 36 LUIS ALBERTO QUEVEDO Estado de Derecho con leyes positivas, lo cual implica, en algtin sentido, ue estén afuera. Si una constitucién enuncia de manera definitiva cual es el derecho a la vida, por ejemplo, se termina el debate sobre ese derecho humano inalienable, En ese sentido hay un adentro y un afuera, que es en , en setiemibre del 1083 apareeie :Jcunz6 tambign a los grapos guerrilleros y | madas como forma de lograr la pacificaci6n nacional. Hista decisién pro- dujo malestar en el seno de las fuerzas armadas por dos motivos, primero Ja equiparacién mediante una ley de amnistia a los militares y a los guerri- Heros era insoportable para las fuerzas armadas en general, pero esa fue la ‘gran concesién que pretendfan hacer los responsables de! Proceso. Pero habfa un segundo motivo de malestar con ese documento y esa ley que podemos resumir asf: hasta la guerra de Malvinas, las fuerzas armadas no solo no aceptaban el juzgamiento sino que aspiraban al arco de triunfo, es decir, ala glorificacién por lo actuado durante la represi6n y no aun pedido de perdén ante la sociedad, La ley de amnistia que eximia a los militares de crimenes estaba de algtin modo diciendo que esos crimenes se habfan co- metido y que no fueron actos de servicio que debfan ser agradecidos por el cuerpo social Ya ubicados en la campafa electoral de 1983, vernos aparecer el tema de los Derechos Humanos y su propuesta de solucién en democracia desde el primer discurso de Rail Alfonsfn, Quiero dejar planteado el tema en este momento porque la propuesta de Alfonsin durante toda su gestién va a remitirse a este discurso de campafia con el que gané las elecciones presi- denciales, Allf planteaba tres niveles de responsabilidad en el tema de las violaciones a los Derechos Humanos:-por un lado estén los que dieron la 6rdenes, por otro los que cumplieron las Grdenes, y finalmente estén los que se excedieron en el cumplimiento de esas rdenes, y son los que Alfon- sin, con cierta ambigiiedad, planteaba castigar junto a quienes dieron las 6rdenes. Esto es interesante porque Alfonsin va a remitirse muchas veces a sus discursos de campafia para justificar la ley de punto final y la obedien- cia debida, y sostener que desde un principio, desde antes de ser presiden- te, él tenfa una idea de que en cualquier juzgamiento pot violacién a los ‘Derechos Humanos hay que distinguir responsabilidades. Sin embargo, el tema de los excesos funcion6 siempre como un proble- ma para la estrategia politica y de persecucién penal del gobierno de Alfon- sin, ya.que al abrirum debate sobre lo que se considera o no un exceso (0 lo que més adelante, en la discusién parlamentaria, seré planteado como deli- tos «atroces y aberrantes») resulta de imposible determinacién. Ademds, desde la perspectiva de los Derechos Humanos, que el mismo Alfonsin se cencargé de instalar en la sociedad argentina, ghay crimenes, torturas 0 se- ‘cuestros que no sean aberrantes?, zhay delitos atroces que se pueden come- (er on una instilucién -aunque sea militar- en n obedieneia debi «ia? ghay algo que pueda justifiear la muerte d ~e embarazada o el asesinato de un nifio? Por este motivo el gobierno de: Aifonsin estuvo siem- pre encerrado en su propia légica de defensa de los Derechos Humanos y de necesidad politica de poner Ifmites a los juzgamientos de quienes los habfan violado durante la dictadura El juicio a las Juntas Militares fue la primera resoluci6n que tomé el Dr. Alfonsin en materia de Derechos Humanos apenas asumi6 como Presi- dente de la Nacién. La idea era proceder al juzgamiento de una lista limita- da de personas —que ni siquiera la construyé el propio Alfonsin, sino que fue el resultado de una serie de negociaciones entre su grupo de asesores juridicos (que planificaron la politica de persecucién penal) y los sectores politicos del partido radical— y hacer un juicio répido, corto y contundente que sirviera para sacar de la agenda publica el tema de las violaciones a los Derechos Humanos. Pero en este brete estuvo toda la gestién radical: 1a idea de que es posible abrir una compuerta tan complicada como la de juz- gar y castigar los crimenes cometidos y después pretender cerrarla con la misma facilidad, fue una ilusién que terminé costando muy caro al gobier- no de Alfonsin. Por otra parte, la comisi6n investigadora formada por decreto presiden- cial (la CONADEP), habfa dejado como herencia un trabajo minucioso sobre las condiciones en las que se dio la‘represién, que volvia dificil de saldar con el solo juzgamiento de los jerarcas méximos de las instituciones militares. La construccién de la CONADEP, que fue resistida por muchos sectores politicos y por el movimiento de Derechos Humanos, podrfamos decir que significé también un tiro por la culata para Ia estrategia radical, ya que el contenido del informe Nunca Mas permiti6 conocer no solo las formas concretas de la represi6n, sino a casi todos sus responsables (por lo menos en el plano militar y politico). El informe fue no solamente un pilar politico y de memoria hist6rica para nuestro pafs, sino que fue ademas un verdadero best seller por sus ventas en la Argentina. Digo esto porque para nuestra sociedad fue un texto que se incorporé a la memoria hist6rica, mas allé de la fancién politica que cumplié en su momento. Por otra parte, la repercusién del Nunca Mas en América Latina fue tan grande que en Bra- sil y en Uruguay se hicieron informes similares, aunque no contaron con un decreto oficial para su realizaci6. No ocurrié lo mismo en Chile, donde existi6 una comisién investigadora que produjo un informe oficial (conoci- do como Informe Rettig) que permitié un tratamiento del tema de forma ORLICAS Ue TOS oHUN-en distinta al que se diet ye latinoamericanos. El juicio a las Juntas termi con Ta condena de cinco is mee Comandantes,y aris la discusi6n sobre el tema de los limites a}a pest cin penal a los responsables de la sepresion y a is ves acne iat mie se refiere a las violaciones de Derechos Hum: - este que Tos mismos juristas han discutido a to en a or 1a de los limites iba a ser siempre ae Tuego ingresar, obviamente a Ta esfera judicial, Porane fomamas lo sucedidoen el bito judicial, y si eonsideramos en Partiiiet €l fallo que condené a los Comandantes del Proceso, veremos ave 42% de las investigaciones y de los juicios. La : tiaes por todos conocida, los juicios continuaron en Jo gue St eae fe responsables de la represiOn en : ae 1 a ave beta pasar eins 1s de la Provincia de Buenos Leet incihier), pero luego se detuvieron al comenzar los ae con las FF-AA.,que se negaban a aceptar un juicio permanente, So°%® 1° asus hombres en actividad. Los sucesos de Semana Santa, Monte Cases ete., dieron como resultado la legislacién que también es conocida Me tedes y que puso punto final al tema de los juzgamientos y Vale © criterio de la obediencia debida para exculpar a los responsal tos de la represién. Mi interés en traer estos hechos de a historia reciente de nest eee debe a que quisiera terminar estas reflexiones sefialando tres clement! Cconsidero centrales en la transici6n politica abiertaen 1983 y que S\gtE Vigentes en estos aios que podemos considerar de democracia cons” #8 en la Argentina, Por un lado creo que el Juicio alas Tunis se insite 0 memoria politica e institucional del pafs como un punto central entre historia de los Derechos Hurnanos. Si tuviéramos que sefialar un hecho © tomo al cual se asent6 este tema en el horizonte politico de la sociedad. 9 cestablecié un antes y un después, ese hecho es sin lugar a dudas e] jung: Tmiento a los integrantes de Tas tres juntas militares del Proceso. ‘De ie valor politico y juridico, pero también su valor simbélico en la histone nuestro pats. En segundo lugar, creo que este Juicio dejé abierto un inkere gante sobre larelaciGn que se establece entre Ia verdad Ta justicn, £0 proceso de transicién politica uragnayo fue posible conocer Ia verdad © Fepresién sin que por ello haya actuado Ta justicia; en el proceso brastiett hho se conocié la verdad de los largos afios de Ta represi6n y tampoco act recomienda la continuidad 66 LUIS ALBERTO QUEVEDO Ja justicia; en el caso chileno hay un conocimiento de la verdad (estableci- da oficialmente en un informe) y hasta hoy el poder politico tiene muchas dificultades para imponer una minima accién de la justicia, En la Argentina se conocié la verdad y hubo algo de justicia, pero dejé también una sensa- cién de proceso trunco y de que los juzgamientos no saldaron el pasado represivo. Pero hoy este tema ya no forma parte de la gente y fue el tiempo y la imposicién de nuevos problemas lo que sepult6 aquellas demandas que tenfan tanta fuerza en el seno de la sociedad en los afios 85, 86 y 87. Finalmente, un tercer elemento referido a los Derechos Humanos. La sociedad argentina de la transicién conocié el tema de los Derechos Huma- nos en términos de sus violaciones durante el perfodo autoritario, pero si- guen en su agenda los otros temas referidos a-la vida en democracia y que involucran desde los derechos sociales hasta las nuevas generaciones de derechos referidos al medio ambiente o a los derechos a la identidad o de ‘minorfas. Esto nos muestra que el tema tiene una vigencia enorme —prue- bade ello fue la incorporacién masiva de tratados y convenciones a la Cons- titucién de 1994— y que atin queda mucho por hacer en materia politica, social y econémica. Por este motivo creo que el poder de los Derechos Humanos sigue siendo enorme, porque en este fin de siglo siguen coloca- dos como un horizonte de legitimidad en nuestra sociedades, y tienden a servir como referente de los debates que se plantean en el espacio pablico. Y allf reside justamente su fuerza y su vigencia: en producir una interroga- cin permanente al poder desde principios generales que no quedaran nun- ca plasmados en ninguna formulacién del derecho positivol™l SISTEMA UNIVERSAL DE PROTECCION (ONU)” * Dr. Rodolfo Mattarollo Conferencia dictada en la ciudad de Men- doza el 27 de octubre de 1993 en el I Semi- nario de Derechos Humanos del Nuevo Cuyo. Vv ‘a tratar de ser sintético en un tema que ya es muy vasto y para esto voy a proponer una idea basica. La caracteristica fundamental de es- (0s casi 50 afios, desde el fin de la segunda guerra mundial hasta el presen- ¢s el desarrollo progresivo de la proteccién internacional frente al Ila- ‘Tensién entonces entre la competencia de los organismos internaciona- s y la del Estado-Nacién. Esta tensién surca la historia de estas cinco ‘cadas. Y sin duda no se ha resuelto y vamos a ver nuevos desarrollos de a dialéctica en los préximos afios. Los estamos viendo ya en este mo- nto en determinadas misiones de Naciones Unidas que tienen una finali- d humanitaria pero que plantean interrogantes referidos precisamente al recho de libre determinacién. bogado egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Diploma de "Estudios Superiores Especializados en Organizacién Politica Administrativa y * Social de la Universidad de Paris I - Sorbona. Consultor de las Naciones Unidas, ‘en materia de Derechos Humanos y Profesor en las Universidades de La Plata y Lomas de Zamora. Autoridades Presentaci6n. Prologo.. Por qué federalizar?. «Estado y Sociedad en la construccién de Derechos Humanos en Democracia» + Dra. Alicia Pierini..... «Estado y Sociedad en la construccién de Derechos Humanos en Democracia. Transformacién del Estado» * Lic, Emesto Villanueva. 25 «Cémo teorizar acerca de los Derechos Humanos» * Dr. Eduardo Rabossi.. 5 31 «Teoria y Critica de los Derechos Humanos en la Modernidad» * Dr. Luis Alberto Quevedo....0:0 el «Sistema Universal de Proteccién» * Dr. Rodolfo Mattarollo....... 67 «Jerarquia de los Pactos Internacionales» + Dr, Juan Carlos Hitters.. 85 «El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el Derecho Constitucional de fin de siglo» * Dr. German José Bidart Campos... «Sistema Penal y Derechos Humanos» + Dr, Lutis Fernando Nilo... son 107 OO «Actualidad y Reforma del Sistema Carcelario y la Proteccién de los Derechos Humanos» *Dr. Eugenio Freixas. «Sistema Carcelario» * Dr. Luis Fernando Niifo. «Seguridad Urbana y Derechos Humanos» * Dr. Emilio Fermin Mignone.. «Medio Ambiente y Derechos Humanos» + Dra, Susana Castiglione. nA 53 «Derechos Humanos y Desarrollo» * Sr. Timothy Painter... 163 «Educacién y Derechos Humanos» * Dr. Daniel Filmus. «Nifios y Derechos Humanos» * Dra, Lucila Larrandart.. a ‘Se torminé de imprimir en septiembre de 1996 en Artes Grificas Delsur Santiago del Estero 1961 - Avellaneda

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