Está en la página 1de 5
El néufrago de Coco Hueco Ee la época en que abundaban los néufragos, abundaban también los men- sajes en botellas. El Océano Pacifico, sin ir més lejos, estaba tan sembrado de islas, néufragos y botellas lotantes como el campo de marga- ritas. Cualquier marinero habilidoso podta recoger hasta una docena de mensajes por dfa con la facilidad de quien saca merluzas de una pecera. Los viejos navegantes au- guraban que pronto no habria sitio ni para nadar, Raz6n tenfan. Algunos mensajes eran tan tristes que hacian lagrimear hasta a los fogoneros de Ia sala de maquinas. Decfan cosas asf: Estoy muy solo, iA, si tuviera un loro, o algo! ‘Tom Pitt (1426) Amvecife de la Palmera Tierna Otros eran mucho més desesperantes: ‘Por favor, sdquenme de aqui o me voy! Prof. Zorba, Isla Papecte Otros decfan cada cosa que era como para matar al que lo habfa escrito: Sinadie me rescata diganle a Malele que no se olvide de regar mis plantas de albahaca. De paso, idénde estoy? Humberto Locierto es que bastaba pararse en cual- quier punto del océano para ver pasar todo el botellerio flotante. Pero ningiin capitén que tuviera un poco de honor dejaba de atender un mensaje, asf tuviera que des- viarse millas y millas de su ruta. Allgunos néufragos hasta podian comu- nicarse entre si Era simple cuestién de cal- cular el viento, las mareas y las corrientes ‘oceénicas para que la botella viajara en la direccin deseada. Muchas se hacfan mi- gas contra los bancos de coral, pero otras Iegaban a destino. En la isla de Coco Hueco, por ejemplo, vivfa un néufrago que tenfa una correspon- dencia muy fluida con otros néufragos del Pacifico. Hasta habian pensado en formar un club... Elnduftago se llamaba Juanito Tomasolo yy habfa llegado a Ia isla abrazado a una tabla de picar carne porque en el momento en. que su barco se hundié estaba en la cocina tratando de robar queso. Juanito mandaba cantidad de mensajes. Con el néufrago de la isla vecina tenfa cconversaciones asi: {Qué tal, Pepe, cémo anda eso? Y volvia la botella con la respuesta: Bien, Juanito, Asoledndome.... Con un néufrago uruguayo que vivia trescientas millas al norte jugaba al aje- drez. Allé iba la botella con un papelito ma- chucado que decta: Ge, Y volvia con otro que decia: AxP ++ iJaque mate! iChupate esta mandarina! Juanito también escribfa poemas y los cambiaba por semillas. Las semillas son muy importantes para Jos naufragos porque de las semillas —si la humedad no las pudre— siempre brota algo que se puede comer. Son mucho més importantes que la ropa, porque en los lugares donde los naufragos naufragan casi siempre hace calor y no la necesitan; ade- is, si la gastan y se les pone harapienta no importa, total nadie los ve. Eso al menos era lo que decfa siempre el capitan Filipot, un honrado marino y elegante persona que andaba por el mar como las botellas: de aqui para alla. Cuando pasé lo que pas6, Filipot na- vegaba en un barco carguero cerca de las islas Marianas. Transportaba medias de sefiora y aceite de ballena a Nueva Zelandia. Una tarde en que paseaba distratdo por el puente de mando descubri6 una botella que flotaba. De inmediato ordené que la subieran a bordo y comprobé que, como de costumbre, contenia un mensaje El sacacorchos! —le grité Filipot al primer oficial. El primer oficial le repitié la orden al cocinero y el cocinero al pinche de cocina, que aparecié media hora después con el sacacofchos, cosa que siempre se perdia a bordo porque lo dejaban en cualquier lado. Cuando abrieron la botella, leyeron un, pedido patético: plz m 150 iSocorro! Este es mi titimo mensaje. Para un hombre de mar astuto como Filipot el mensaje era claro como el agua. La“p” significaba “paralelo”. La “m’, “me- ridiano”, Un hombre situado en la esquina del paralelo 17 y el meridiano 150 pedia ayuda, Filipot no lo pens6 dos veces. iLo sal- varia, si! Lo salvarfa atin afrontando mil peligros! Casualmente estaban sobre el paralelo 17. ‘Asi que Filipot no tuvo mas que recorrerlo

También podría gustarte