Jueves 03.06.

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04V GENERALES DE LA PAZ EL CORREO

Peshawar, al norte del país, bajo la in-

> fluencia talibán. Allí asaltan con fre-
cuencia la comisaría de policía y «no se ve ni
una sola mujer caminando por la calle», sal-
vo ella, que enseña en las escuelas a niños y
promueve la educación como «una solución
de base a todos los problemas de mi país».
Quiere ser un ejemplo para otras mujeres
oprimidas y encerradas. «Si cinco o seis me
siguen, será mi triunfo».

Defangmbeng John Belebema

Camerún, 42 años. Sociólogo.

«África caminará
sola cuando haya
democracia»

Roque Pascual, Alicia Gámez y Albert Villalta en una imagen difundida en marzo por los secuestradores de Al-Qaida. :: AFP

do por guerrilleros chechenos

Human Dimension International
Supervisa procesos electorales y abusos de po-
der sobre la población de Camerún.
El destino no es lineal. Al menos el de
John Belebema, que encontró trabajo en
Linbe, una ciudad costera de Camerún,
llegó a dirigir proyectos de ingeniería civil
y terminó supervisando el desmadre elec-
toral de Camerún. En 2007, las últimas
elecciones que ganó Paul Biya (en el poder
desde 1982), Belebema denunció todo
tipo de irregularidades: desde colegios
electorales fantasmas hasta votos de per-
sonas que no existían. «He visto cosas te-
rribles, como la detención en mi ciudad de
medio centenar de opositores al gobierno
o las palizas y torturas a las que les some-
tían en las comisarías». El peligro de en-
frentarse al poder es su cruz; su cara, saber
que lucha para «proteger a la gente y que
las cosas sean más transparentes». Esa es,
según él, el arma que tiene su continente
para salir del agujero: «El día en que África
tenga gobiernos limpios, claros y demo-
cráticos, podrá comenzar a andar sola».
El precio de ayudar
51 españoles han sido secuestrados en los últimos
14 años. Albert y Roque siguen en manos de Al-Qaida
:: F. A.
En un planeta regido por leyes
lógicas, los que ayudan no
tendrían que estar en la diana
de nadie. Tampoco se debería
disparar sobre las ambulancias
en las guerras, pero ocurre. Es-
paña lo ha aprendido en los
seis meses que ya dura el se-
cuestro de los cooperantes ca-
talanes Albert Vilalta y Roque
Pasqual, del que hoy se cum-
plen 187 días, el segundo más
largo en la zona del Sáhara en
los últimos años y el que más
ha durado con rehenes espa-
ñoles. Sólo lo supera los 247
días del cautiverio del matri-
monio austríaco de Wolfgang
Ebner y Andrea Kloiber.
En la noche del 29 de no-
viembre de 2009, Vilalta y Pas-
qual, junto con Alicia Gámez,
liberada el 10 de marzo, fueron
secuestrados por un grupo ar-
mado de Al-Qaida en el Ma-
greb Islámico, a unos 170 kiló-
metros de Nuakchot (capital
de Mauritania). Transportaban
veinte toneladas de material
de ONGs catalanas para pro-
yectos en Marruecos, Maurita-
nia, Senegal y Gambia. En el
ataque resultó herido de bala
Albert Vilalta.
El secuestro es el más largo
de los nueve que ha vivido la
comunidad de las ONG y que
han implicado a 51 españoles
desde que un grupo de Acción
contra el Hambre, entre ellos
Álvaro Parages, fuera reteni-
en 1996.
La estadística no es desas-
trosa, pero basta para asustar.
Unos 1.400 españoles trabajan
profesionalmente como coo-
perantes (remunerados, no
voluntarios) en países en vías
de desarrollo, según la Asocia-
ción Profesional de Cooperan-
tes. Los grupos terroristas o
guerrilleros amenazan a unos
200 compatriotas que desarro-
llan su labor en países en gue-
rra. Y lo hacen desarmados.
Presas fáciles.
¿Dónde se mueven? Aun-
que los españoles trabajan en
unos 60 países, América Lati-
na concentra el mayor nú-
mero de expatriados
(58,5%). Sólo en Ecuador, el
que cuenta con el mayor nú-
mero de españoles desplaza-
dos, viven 101 cooperantes, y
otros tantos en Angola.

Vanessa Ramírez, coordinadora del proyec-
Vanessa Ramírez to ‘Mi Llave’ de Trust for the Americas, en
Colombia, 29 años. Lic. Lenguas Modernas. Washington, sabe que es una privilegiada
en un país como Colombia «en el que se ha
«En Colombia se perdido el valor del ser humano y el respe-
to, donde cada uno pasa por encima del que
ha perdido el valor tiene enfrente sin la menor duda». No ocu-
rre siempre. Con su programa (dependiente
del ser humano» de la Organización de Estados Americanos),
atiende a poblaciones de desplazados en zo-
nas en las que reina la miseria y enseña, en-
tre otras materias, alfabetización digital.
«Resulta increíble cómo una madre cabeza
de familia que ha perdido su bienestar, su
casa y su sembrado, puede apreciar que la
educación que se le brinda en unas clases le
ayuda a salir adelante a ella y a sus hijos»,
relata emocionada. Dado su puesto en la
OEA, no se mete, prudente, en los proble-
mas que existe en su país entre gobierno y
Trust for the Americas (OEA) guerrilla, pero lanza un mensaje a los líde-
Desarrolla proyectos educativos y de alfabeti- res políticos: «Escuchen al mundo: hay bue-
zación digital en zonas deprimidas de Colombia. nas ideas por ahí».
María Cadahía-Pérez
España, 32 años. Ingeniera de Montes.
«A veces se oculta
información entre
las propias ONGs»
Programa Desarrollo de la ONU
Ejerce labores de coordinación entre diversas
agencias de Naciones Unidas en Montenegro.
María Cadahía-Pérez vive lejos de su casa
coruñesa en una relativa paz aliñada con
«bastante corrupción» en la República de
Montenegro. Su trabajo no es tan plácido.
Se dedica a coordinar el trabajo de las dis-
tintas agencias de Naciones Unidas en el
país de la antigua Yugoslavia, una maraña
de estamentos parecida al caos.
«El problema es que muchas veces que-
remos ayudar, pero erramos en los objeti-
vos y no damos lo que realmente se necesi-
ta», confiesa esta Ingeniera de Montes. Las
buenas intenciones no son siempre bue-
nas ideas: «En ocasiones no se cuenta con
la gente local y se oculta información en-
tre diversas organizaciones. Nuestras prio-
ridades pueden no ser las de las personas a
las que queremos ayudar», asegura. El suyo
es un trabajo «agotador en todos los senti-
dos». Por esa razón, descansará emocional-
mente durante dos o tres años en América
Latina y más tarde volverá a la carga en
África, probablemente en El Congo.