Pagden Anthony: La Ilustración y Sus Enemigos

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QU sla sracion? La respuesta ala prequrta «qe LF Zoller se plants en 1783 cas de pasada sigue siendo, hay por hoy, uno de los retos principales para definir nuestra identidad intelectual. En este lx, Anthony Pagden, ono: do especalsta en los erigeneshstricos de la ‘modecrided intelectual, se popone defender a lustracin frente a os ataques de sus erticos ttadiconalistas y postmodermos. Para ello nos free una breve genealogla dea lustracon en la que tiene un papel fundamental la tension centres epicireos del silo XV (roci, Hobbes ¥ Locke) los estoicos de a sigulente generacin (Shaftesbury, Putendory Kant). Frente alos crtcos que slo ven en a astracién una dating secuarizaion y mecarizacon del mundo, Page insist en qu el estuerzo se puso en la recupe- racion de muchas de las ideas generales de los estoicos. Esta misma tension reaparece,segun Pagden, en el debate sobre la modernidad y sabre sus impcacnes alias aesala global. : Anthony Pagden La Ilustracion y sus enemigos Dos ensayos sobre los origenes de la modernidad ‘Anthony Paaden La llustracion y sus enemiaos 7 ANTHONY PAGDEN, LA ILUSTRACION Y SUS ENEMIGOS DOS ENSAYOS SOBRE LOS ORIGENES DE LA MODERNIDAD "DICION, TRADUCCION E BvTRODUCCION DEJOSE Mania HERNANDEZ p PENINSULA, Barcelona Tatas eeepc oes eer ie tt AScokerc neice CONTENIDO, Inroduin, por Jos manta nears [LA ILUSTRACION ¥ SUS ENEMIGOS Pref fz casootsuo nusrapo Noisia hig 3 ar » 9 INTRODUCCION Jost ante ueexnes Este libro empeas a gestarse durante una esancia del profesor An- thony Pagden en la Universidad Nacional de Educacin a Distancia ‘limo trimestre del curso 1998-1999. Gracias ala colaboracién de la Fundacion del entonces Baneo Bilbao-Vizeaya, ahora BBVA, fue posible contar con su presencia en Madrid y realizar un cielo de con- Ferenciasen tomo al tema «La Hustracdn y sus enemigos». El tuo de este libro, pues, sigue siendo fel al proyecto inci, aunque, Kgi- ‘eament, su contenido ha ido tomano después su forma defini” Estas primerasconferencias tenian por objeto revsar, desde a pers pectva de la historia intelectual, a noein de , “Madrid, julio de 2000) y el Seminario Publica de Ia Fundicin Juan ‘March (“EI pasado y sus eitcos>, mayo de 2001). Se trata, pcs, de un ibro breve, queen su mayor parte es fruto de un conjunto de in- + Ouir agradecer Fernando Quesada, tne dcr dl Departament se Flouiy Pont Mery Polite dels UNED, nconfanes deporte fe Teaganienin de ico coy tambien ein ete de pare de Jer ‘Muaguores: De forma muy ee quers datas paca «Jan Garc Mor pti paiaatincraianaaig anaes alls evo moment. Low exon aes mn lesa de ua recabon ef a aden Sins ere dich pide. ead Srinsacin am sido pores gaan» a clare del poten Antony IA ps wa ce comers poco revo 7 os wants numa tervenciones piblicas y que conser, por tanto, una buena pare de su tono oral, que no «otro que el tono ilustrado que tats de est blecer Ia complicdad con el lector » parti de una historia eritia y rhunea meramentedescriptiva ‘Anthony Pagden se form en el Oxford dels aos setenta, cuan- do ejereian ali su magisterio filésoos de la tlla de Iss Berlin, ‘Stuart Hampshire 0 Bernard Williams. No cs casual que su obra est plagada de preguntas tos par la flosoia moral y politica. Yaen su primer libro, Lcd del hombre navural (The Fall of Natural Man, 1982), propuso explora el modo en que los europeos, emperanda con los tedlogosespales del siglo xv, se enfrentaron a los role ‘mas inteletuales que devivaron del descubrimento de América.’ Este descubrimiento de un mundo hasta entonces no comparti- do supaso todo un redescubrimienta del viejo mundo de Tos exro- peos. De ahi la noble bisqueds de un terreno en comin para a comprensidn intercultural. En sus trabajos como historiador, Pag- dden nos dice que ests problemas pasiron a formar parte del iden tidad europea, que se convrtieron en el dstntvo de muestra mo- ‘deridad intelectual, Lo malo es que esta legtima demand de un ‘terreno en comin para la comprensin intercultural fue stisfecha ‘enka préctia con Ia imposiidn de una historia comin pero, una vee ns, eseasamente compart En cierto modo, est ha seguid siendo el tema de Fond dela ma- yor parte de sus investigacones, Polemos decir que se trata dena ‘obra que conecta un problema tan caracersticamente europe, el de 1a inconmensurabilidad de las culcuras, con la bisqueda igualmente ‘europea de un principio que permita la eomprensin universal de e+ ‘as ismas eulturas. La conclusién que nos ofrece Pagden, como 8 bo de sear, esque ésay otras preguntas similares conforman nu tra propia identidadinteleeual y que el mejor modo de apreciatlo es, reconstruyendo la historia de las «Ciencias del Hombre»—lr sree morales tplitiues—que derivaron justamente de ese encuent0 i 1. Vs a respec eee lad por JM. Heiney. Roepe Feo =Antopaogs trey Fills Plies (Un over 2 ony Prgms en Rest Itracoa efis Pi,ael 995.9. 1516 5 sermon «ial entre Ed Vigjo Mando yl Nuvo, para servis ahora del ttlo de un conocido ensayo de John Elliot, uno de ls historiadores contem- porinecs que también ha cultivado este tipo de preguntas, a pesar de las diferencias en sus respectivas respuesta” Lahistoria que nos ftece Pagden el istria de los lengusjes de Ja modernidad politica. ¥ en este sentido es dill dejar de pensar en impacto que han tendo en ls tlkimos aos las trabajos de os his toriadoresbriinicos que han segudo este enfoque eric, Por ex, antes deciamos que Pagden se forme en el Oxford de los aos sesen- 1 es menos oportuno seal ahora sy vinenlo posterior con el gr- po de historadores que trataron de renovar la Historia Imteectal en Jenga inglsa desde la Universidad de Cambridge (eg, Quentin Skin- ‘Stefan Collin, Rickard Tuck, Ivan Honty John Dunn), donde Pag den permnanecié como profesor de Historia Moderna entre 1980 1997. Sipara fa mayoria de estos autores lhl dela historia lo propor= ciona el lenguae,en el caso concreto de Pagden esta es una historia «que, como deciamos se nici com La cae del hombre mataral—cn d= ‘deexamina los origeneseuropeos de a antropologi—, cantina con Ei Imperialism ex y la tmaginain police ‘Spans Impertalinn and the Palial Imagination, rogo), se detiene & examina los ‘europeos con el nuevo mundo (Europa Encanters ith the New World, 1993)—un libro en donde aborda I conceptualizacii del otro en af lesoa europea com resulta de ls sucesivasnterpretaciones del des ‘brimieno de América desde la pac del Renacininto asta apc ‘el Romanticisno—, para complear su visi particular de ete mismo pod con Ser de do ef mand (Lars fall be Worl, 1997), un ibro ‘en donde aborda el problema def idenidad intelectual europea desde el, punto de vst de a historia de os grandes imperis ulramarinos. En este timo libro el hilo conductor lo proporciona el lenguaje ‘qve srs tanto para justificar ome para etc las ambiciones im- Perils de las grandes potencaseuropessy para estblece limpres- inde inculoexpieativo entre sus distntas fase istricas, Porque somvene recordar que estos lenguajes extn sujetos asus props mi 2 J. Vigo Mandy Nar, 142-160, lanes El Made 5 a, 30, ost sans name tacioneshistrieas. En unos casos, etataba de Tos lengusies politicos «que partian de a raz «providencialse> del agustiismo, soporte ini al del imperialismo europeo, sobre todo en la primera fase de Ia ‘conquista;pero en otros casos eran los lenguajes neotomists dl si- ilo xv los que darian paso al lenguaje humanitario de los flésofos ilustrados que apoyaron la =comunieneiéns y el «comercio» como ‘vhiculos del progreso humano, (Otra de las carateriticas dela historia intel que ha eukiva- do Pagden es que dscurre dentro del campo seménticn introducido porel derecho romano. Esto es algo que ha sabidorecordarmos con tinuamente. La mayor parte de los eérminos de esta tradicn-—fnt na trae, rai itn, xe, gen, mperium—eran lo suficientemnen- te escurrdizos como para dar pie aun uso muy plural de ls mists, De ahi la importancia de una historia que reprodizcs cso se han, producido y todavia siguen produciendase estos desliamientes. [A grandes rasgos, demos decir que este campo semintico pas6 4el pensamieno romano al cristiano. No.envano la crstiandad scm- pre se consideré heredera del imperio juico y geogrifico de los Fomanos, aunque nunca se identifi con la defensa de un espacio ce- rrado como el europeo. Estamos, pues, en presencia de dos fend menos concomitantes, cays relacones mutuas han sido compleja y rikiples, ncloso a veces divergentes. Pero quirase o mo, ol cristo nism fu, al término del Imperio Romano, la nics idea dindmica ‘ve, en ausencia de otra solution, supo unir as causa ls fuerza an- tagonicas del Impero y las de los =drbaros> del nore. Por otro lado, a partir del Renacimiento se supo que la superficie {el globo er imitada, que con el tempo y los medios adecuades se- fa posible legar a tomar posesin de todas esas errasy mares que hasta entonecs habian permanecido inaeesibles al eafverza humano. Esta toma de conciencia del «limite» que acababs con la confusién, anterior determiné—seggin la conocida tess de Car Schmitt—Ls apa- icin del Fstado modemo y del derecho internacional, e iu public "urpacio,oSea, una manera eset de organizary ocuparl espacio. 3 ©. Schnoodle Tre exo Der he Gt el ut pudi (atctnnosra de Er Comes Bp AA parte de entonces el derecho territorial se caracterizaré por la fj ‘cin de fonterasimpermeables y el derecho internacional por la i- beread de los mares y de los terrtorios no ocupados. La estabilzaciin de las potencias europea yl organiacion de un pensamiento juridi- ‘9 aut6nomo respecto de la moral y la religin contribu decisiva- mente al desarollo de a idea dela unidad del mundo. Eneste sentido, por tanto, pate del descubrimiento y de e+ pacin de América, como insste Paden, se instal una tens per~ ‘manente en nuestra forma de vivir la identidad europea. Esta era tensin entre el impreseindible sentido de pertenencia a nuestra pro- pia forma politica (rapudlizecristian) y la implicacisn ineludible de ‘que, para cumple con el propdsito o fina de dicha comunidad, ‘acidn o citar, éstadeberf en certo modo, superarsea si mistma en- slobandoa todos los habitantes del mundo (espubln wins ori). Esta tension es imprescindible para comprender la historia de l madera 0 -=bitharom real ha sido tllzado de ete modo, ay exstencn moral econ ‘ere también en un aunt deimportania ea” La paradoja moral y politics que se exploraba en este libro podria ser resumida del modo siguiente: ses cierto que no podemos compren- der alos otros mis que en nuestros propios téminos, no es menos cierto que no podrfamos entendernos a nosotros mismos sin exe 6 fuerzo intelectual por comprender al oro; por eso cuanta mis fuerza tiene la idea de una identidad del género hurmano mayor ese impal- s0 compensatorio por defender sus propis diferencias. El nivel en el fexal se podrfan defender estas diferencias es materia de discus, 6 A. Pgden, Eran Enns wth the Now Word. From Rens Re imac, Yale niversty Press Now Haver-Londes, 993 8485 pero durante siglos ha venido a sitarse en alin lgarintermedioen= tre los defensores de lo valores de Ia Inracin y sus exteos. En La Uaracny su enemigos se han tratado de desarollaralgu- fos de los principioscontenidos en esta tltima paradoj. Aqui se quie- fen identifica auevamente los valores de la Tustracién para defen- thesis de sus eritcosactuales mis poderosos, El primer capitulo etd tledicado als idencidad de la naturslera humana y el segundo al cos- mopoltisma iustrado. La Hustracidn es considerada no sélo como perfodo sino también como proceso, en definitiva come el origenin- feleewual del mundo modemo. Porque, sein Papen, s poi fir mar sin temora ena que lon valores que se asentaron de forma de- finitiva en el siglo xvut som los valores que todavia gobiernan el mundo moderno. Estos valores han sido objeto dexde entonces de luna continua reaceién etic. El éxito mismo del proyecto iustrado Jn estado acompafado de la denunca permanente de su supuestafal- sedad'y perversin moral. Asi ocurré tempranamente con la reaccién, ‘el movimiento roméntico que comenzé en el segundo tecio del si lo xm y que todavia nos fects hoy. Segin la tipologa de Isiah Berlin, esto supuso la confrontacidn ‘entre ls valores de la «azn universal, del orden, de a justiciae ylos ‘alors dela integidad, I sincerdad y la propensin a sacrfca la vida propia por alguna slaminacion interior, el empeno en un ideal por el que sera vilido serificario todo, vivir y también mort». En. resumen, segiin Berlin, se tataria de la confrontacén entre el reino tle la ls werpocioneso—una confronacin que, sein Berlin, nos haba condcido al disolucin dl sujeto— conclu en ‘una reconclacién entree liberalism y el romanticism, o lo que es lo ‘namo, en un cierto grado de «autocomprensionracionab que secon sclidaria através da tlerancs, la decencay la aprciacin de as im perfeccones humanas «La noc de que existe una plurlidad de valo- res, de que son incompatbles toda esta idea de ploralidad, de lo inagorabl, de eariter imperfect de as respoestasyaregls humans, ¥ de que ninguna respuesta pee rechmar pereceGn y verdad todo {sto es lo quel debe alos roninticos.” El problema, como seal Pagilen, es que de exe modo la mayora dels filésofosilustrados, inch vendo Kant, pasiban a formar parte del proyecto contralustrad, “Algo my parecide pxrfamos decir que ocure ahora com rlcin a ‘Hume y la prferencia dada al sentiment humanitario dentro del, proyecto politico de a lutraion que propugna Richart Rory.” ‘De todos modos, frente 2 este optimismo reconeliador munca cestf de ms recordar como ha hecho recientemente entre nosotos Juan Garcia-Morin—que la confianza en la integracién de «senti- ‘miento y raz6n, compasion y comprensién, ensibilidad y reflesin, ‘educacién sentimental y conocimiento ético puede ayudar 2 forjar luna voluntad de resistencia frente las normas extremas de inhuma- rida! y deshumanizacion de las que hemos sido y continuamos sen- do tstigos. Aun a sabiendas, claro esti, de que se trata de instrumen- tos frigles que, no por necesarios, pueden llegar a ser suficientes." 9, «Esta spn lo ple compre, esac del movimiento min coved ye amb como cn, eo ago que no puede er desi {ee cu on peeve poste decency no eprtbl gies dei queen (Seddon eo, yu qo to ay ttl ha movimiento cl nl ‘Eromanicos L Ber, Laser romano pe 18) Sprereaseng 1 Rory «Derechos haanon, aioe ysentinonaida, en De er bana, 8. Shs y Hae, Trot Mai, 1998 aI Gute Mora, cin y quienes rechazan estos mismos valores. En 1783, en el Bor linzche Monatacbrif, «| tedlogo y reformador educative Johann, Friedrich Zoliner, en un articulo sobre la conveniencia de los ma- ‘wimonios puramente civiles, se preguntabs: «2Qué es ilutrar? Esta pregunta, que es casi tan importante como que esl verdad, deberta, ser respondida antes de empezar con la Tustracién.;¥ todavia no he encontrado una respucstals. Zéllner habia planteado la pregunta casi de pasada, pero ca menos de un ao habia recibido rexpuestas ‘muy dtalladas y diversas de Immanuel Kant y Moses Mendelssohn, Entonces se iniié un debate que se extendid por toda Alemania y «qu, hacia el final de la dGeada, haba Hegado aalcancar tal grado de Aifesin que cuando Christoph Martin Wieland, en su mis reserva- 4a incimidad, recog del suelo un trozo de papel en el excusado en- ‘contr impresa una lista de preguntas que empezaban con cqué es llustraciGn? La pregunta y, en particular, lt respuesta que le dio Kant, supuso—en palabras de Michel Foucault—aladisereta entra dds en la historia del pensimicnto de una euestin que la filosofia, movlern no ha sido expaz de responder, pero de I que tmpoct ha podido desprenderse hasta el momento». . Por supuest, los efi ‘0s de este tipo de pensamiento liberal ni permanecen calla ni son insignficantes, especialmente aun nivel local. Sin dud, es una ironia pensar que une potencia como los Estudos Unidos de Nortamérica, ‘que verte hacia el exterioe estos valores de la Tlustracin, sigue sen- do, en otros muchos aspectos, un Estado teoertico (fundamentals: ta) El relatvo silencio de ests critics en lo referente alos asuntos internacionales no debera hacernos olvidar su enorme influencia en las circus intlectales, dems de su conocida influenea en la vida academia. Quid su impacto puede verse con mayor claidad en los Estados Unidos, porque es alli donde el «eomunitarismor y aquello, ‘que rece l vags denominacién de sociedad civil» parecen ofrecer para muchos una clertaproteccin frente 2 un mundo en el cual se sienten desamparados. Después de todo, creer en la necesiad de or= fganizar el mundo de acuerdo con los principios de la raionaldad, Hlustrada exge una buena doss de autoconfanza. Como sus eritens liberals han sefalado con aciertor se tata de un credo intelectual [Estas dvisiones en la modernida estan enraizadas en un period {de la historia intelectual europea y americana, Este perfodo a sido rnombrado en otras machas lenguas-—Enlighronment, Iucracn, La tires, Aufblarang-, y también ha reibido distintas identidades, 6 tungue en hima instancia se trate de identidades convergentes, Sus origenes han sido trazados con dete y, de un tiempo sexta part, se han eserito voluminosos trtados sobre su composiin soci y pol tica Sin embargo, a pesar de toda esta enorme labor de estudio se- _suimos sin saber—o, mejor dicho, sabemos lo mismo que antes— scerea de por qué este perfodo en concreto sigue siendo un perodo de cri importancia para todos nosotros, “Tanto unos como otros esto es, aquellos que se adhieren a los va lores dela Hustracin y quienes los rechazan, se apoyan en filsofias de Ii historia y, de modo especial n sma filosoia de a historia, porque ‘odds parten dela historia y todos construyen alguna historia. De ab que se haya dicho, con mucha razén, que la Hustracidn, tanto en las ‘manos de sus amigos como en las de sus enemigos, no puede basse {enteramente en Vio Golbre esto dré algo en mi segundo ensayo) o en "Hume—sin dud, no en el Hume que declara ala razin sy slo poe- de sera eslava de las pasiones»—,eampoco enteramente en Diderot 1 en Montesquieu; incaso nos exgiria una cuiosa «senda lectara» de Kant ua Tenuta en la que, segtin la afirmacin de Francois Lyo- tard, por ejemplo, los eseits hstrico-poiticas de Kant y su Critica «dd Juice constinyyen los prélogos de una honorable postmodern ‘dade’ (También para Foucaul, en un esfcrzo evdente por evita el uso de a palabra sllustricim, Kant consinaye a figura de transicdn ‘entre lo que él lama la sea! cisica» la wedad moderna») Un esfuerzo parecido lo encontramos en algunos historiadores que, siguiendo en este caso el articulo seminal de Isiah Berlin («El Pensamiento contralustradon, han tratado de desarollary compli 1D. Hume, Tre Haman Nair Bsr H, on Pres, Oar a7 i par le Li, de Eel Duca Earl Tecnan Made gp 2. B Lyre fred, Eins de Mina, Pa, 985, p14 May ves cela er Eitri Geta, Barons 8 1 1 Bein «The Coume-Ealghetnent> en Dinar of he Hiro 5 val, ed Philp P Wiener, Chace Serer Son, Nua York 197, eh Bp. 00-15 rimgrsin en 1 Bern, um he Creme, aye eb Fy of {a comp. Henry Hardy, The Hogarth Pen, Landen 979. [Hay en case en Fondo de Cars Exotic, Meso, 1983) ch, The Chen "pay iin lls 7 Lu moernaci6n sus eNecos car om loa non de lla dvds en dos: De un Inde la hsracionprplmene dc aoa, exec em ma teri eligi Gnlso tances en mo decrement fee), sobre toto, serive—por deci Tos erninos uiados por Morne ¥ Hoehne! ens Din dee tracir~ eae Mh prsumiemoque seine lacy clacntcer como aqullo gue “Glo pede ser prehendia coisa ox acm 8 par {il col eta fo Soma signs De toad, enema alors tulcals de astra. Es lines no son ool ipo depen the eaccionaro~-ampsta pero al mmo enpo late co teprocnade porun Be Mate ino sue cmo Vio o Bare Herder anan os como myo de losin stn tore dean ver nrefsvent a stacon incl p= tina dios J separ cnr glen yl Extao. Sn embat- son sin ape a I sempre exc veia que encuentran en [Thar yon lnc qe es odes prs deci a proclamar cantencia deus -ntariera hmane> tbl, dan dee nro incomodid'y sora ate a iagen dun mo ido fncramente pr lain, Elproblema que os planes el pest temo sonisradon par deci de maeo com nino 308 fad por Bec que cud quero: dros cto het uedado con un puhal desinpls atria como represenatcs eninos de a nstracin (La Messi, Halluch, Hvedus 0 DA IEmber ena uc el, nye al rio Kat, einen, tarde o tmprano anda a cogs l las de propio proyecto onto (Alun om Deo, pata ene (erin en los rcs apse de materia acon el Sonali y cl de ati postoderno wont ere) De ah que Teynauincsafmen que no ene sent aad inracin con tmyieaasinode stron con ines coe gv lo era tn Nols fc dina occur en Pars en Edinburg. “Hevikamente ui esr enlingues han ado de gran aya 4.7, Abe y M. Hartimer, Dish dr ftir, en Teor W. ‘Aetna Wr, Subanon Min, 1973986, 23 ec cnn den Jo Sines nu Bit Tra, Madi, 1994) prods pero no aondan cuskn cil Puc im sien {ve Giambi Vion Antonio Genome, dc uml, yeaa tues Rowssauo Adam Sith deo ad, paren deo conjamn ty erent de presapacioes inca que xb en do tas dsinony que ta de esse problemas en cero mao di tnton Como noe meno i iu exe dis prescmpecones idiomas x problem ren,» stem dea de nal Kant 9 Moses Mendeobi}, apr Seat tampoco pede coer saa en conta de cxtencia de ona cer ended intel Ha ‘maa slain, Mien ne tongue sume ten enon aut ‘bir xa nga sur huts hi un Ha ac, io ui dng cen de eras con proyectos ses tan so en paren, sungue cos errs no Rucan peed {uc en aida esatan giados probes dsinan oda en Sho tendamon qu sequen cl esl contenido que ellos sq ceian qo ea xs categoria supusaees vaca de ase, Cin. En fi, puede ocr qu el tol dopo mo de ver el boegee, tn efecto, per, con miso que mo spout elininar en mo Signo, el concep de shone Sin ds cada cual eon props hora yo torres empinciare—como lem Ganetenen todo el derecho del mand acon ls yas per ushisodias no resielven nnco prolena pnp saber el pro Viena deeémecomprendernmoderidad nos memos cota sta historia coma a Nora de Har snl principe, "En tr enayor he quero ofece ama nogen ban: isin de lalla poral servi dun progama deo tp. Ea Cie sentid, quer defender alsa tran de masta ln fabedad anaratea hii dela que por desga,pr eta tis ene ss dfesore yee: Por pcs eo que Sec que no bap abide, ede Plt cn acon uens estes gan que el somes extn sme cpa de conse su mando ‘propia agen prs stiscer props fines y aquellos ques tienen gu semen dels aes de storia ase lator Sade fail d sce ode a sli se pute condi ala destruc ima de ti cada ma desta nsttioes in evn, y no rae orca ders onde » a uusriscion ¥ sor eco nado a muerte. Pero dado que, hoy por hoy, esta divisin se concibe ‘como la herencis—realofigurada—de un movimiento intelecaal en particular, no queda ms remedio que hacer frente ala necesidad de tuna reconsderacion en seri de la signifiacion de este movimiento Jnteleetal, Slo una acttud semejante puede ayudarnos a recuperar ‘algo de esas hastos recursos intelecuales que todavia esconde ese mo- ‘imiento que llamamos la Hustracién. Estos enayos se bata, como ba explicado Joné Marfa Hemnderen la In- troiucion, en tes conferencias inialmenteinpartdas en Madi entre Tosmeses de may yuo de 199 dentro del programa Catedra dela Fane dein BBV. Quiero agradecer al Banco Billuo-Vizeya (ahora BBV-Ar- iemtara a generosiad que le ha comverido en uno dels mis destacals, ‘mecends de las cencasy las ars en la Europa moderna. A paride cxe mo {mento fue tomando forma eta pect obra. Tambign quiero dr ls gr ‘Gas 4 mis anfiriones en ia UNED y en Institsto de Flsofia de CSIC, “Jove Maria Hern, Fernando Quesada yJvie Mager, pr tod Is ‘molest que hayan paid ocsionares Is pestones eliza en inom tre, por sw amistad orl compas que hizo de aquells semanas tans ‘ida en Madrid una vista an aradabl. Con Jose Maria Herninder tengo to dea may expsil de grata que se remonta ahora aos meses in- ‘eros posterior: al derrumbaniento del angus Bloque Sonn y pe ‘ios a la Guerra dl Golfo Pésca, cuando nos conocimos en Cambridge No slo me coeedé un tempo ineimable pars prepara la adc de ‘Gas primers cnferenciasy mejorarmi dick catllan, sino que tambien he podido neice de un nimeroinealealable de eamversaciones con cn Cambridge, Madrid, Bakimors, Nuera Yor, Paris y Florencia. Fsta ‘brit Te debe gran pare de wu coerencia y wa su clegancia, ya él—con pride dic, ~ LA IDENTIDAD HUMANA, [La modemidad ha recibido cas tantos comienzo como dstntasiden- tidades. Hoy en dia, por ejemplo, existe una poderosa naratv hist rica sobre los orfgenes de nuestro mundo intelectual que deseo tomar como punto de partida. Esta narraiva, que probablemente ha encon- ‘eado a primera y mis duraderaversiaen una serie de leciones del fldsofoalemsn Friedrich Schelling, Para la itor de la fila mo- ern, del curso 1833-1834, vendriaen resumen a decir lo siguiente: See aes et ee eee es Sete cee ee Set een ean teen oe pear oeryoerssiomabaenpancer te Seinen eee dete tee once deer stapes elect SL ae ee rien nds tage See ies etna ee Seops nie nec eee fe vos aor ogee, Sooo eee wee eer 1. FLW. Von Schelling, Zar Grieder erence Angee ‘Scr, Shap, Pak ats Main, a. 1 a ‘a mosmcin vse eacos sociales que habian caracterizado al hombre antiguo. En definitva crearon unser sin ataduras: el sujeto moderno. AI mismo tempo, es tos eseitores rompieran con aquella venerable imagen del hombe ‘como soon olin, eqn la famosa expres aristtéica, es dec Inimagen del hombre como una eriatradestinada por natralza ala vida en sociedad. Por dkimo, un cuando por lo general estos esrito- res no eran ateos, también se deshcieron de Dios como un fctorexu- salen [a explicacin de los fendmenos natures y sociales, Deahors en adelante las eyes que iban a gobemar en I naturalray en la sociedad serian vidas, segin el oxo comentario de Groci, aunque tier ‘mos qu admitr—per impusibe—que Dios no existe En una palabra, sun esta narrativa sobre los origenes de a mo , hace hineapié en que el objeto de estudio, aque la propia lustracin define, li humana, simplemente es que no existe. Fn realidad, carecemos de un lenguajeapropiado para dex cribir semejantecriatrs, ysn un lenguaje propia tampoxo es po sible adguirr un eonacimientoadecwsta del mundo. Seg la defini ‘in que hizo fame Lyotard a postmovdemidad es una reaccion de \desconfianza hacia los =prandes relatos» y I Tistracion seri el gran, ‘metarreato» europeo.’ En su lugar se nos brinda ahora Ia imagen de 2: LR Lyn Lata per ret rai i denial Pts 79,13 fay erin cela en Forel Cited, Madi, 198). se ‘un mundo en donde todas las formas de certeza lingtistiea (lo qu sig- nifcs igualmentecertrsepstémics) son reemplzadas por el entrcr- ‘amiento de una mlkilicidad de narativas en principio sila. Eso ‘so que, en otras palabras, Lyorard lama con Derrida: le difrend ‘La postmodernidad posi ser aqui considerada como una nueva forma de escepticismo. Fl espacio asigaado al shombre> es ocupado por lo que Lyotard llama sun pago, una zona froteriza en la que los tistintos géneros del discurso entran en conflict en torn al forma ‘misma de vincularse> ‘Debo advertir queen estos dos ensayos no voy a ocuparme macho «de a postmodernidad. En pare porque ls flsofes postmodernos, en su cilidad de escépicos,tenen muchos rsgos en comin con Tos f6= sofsilustrados, (La dependencia de Derrida, Lyotard o Delewze con respectoa Kant es sobradamente conocida; lo mismo puede decise ‘dela dependencia de Diderato de Rousseat-—por citar slo dos ejem= ‘lox com respect al excepicismo antigo y, en especial, con respec tal escepticismo de un Montagne.) Para el oso postmodemo el, ‘conflict com la Thstracin es soe todo un confit lingustico. Lyo- ‘ard ha insistido mucho sobre este punto. En realidad, se traara de ‘una batalla contra un lenguse, contra una «metanarrative» que-—por “tar nuevamente a este autor-extarwfirmementeasentad ene lec- tor tras sgl de humanismo y de “ciencias humanas"». Supuestamen- te este lenguajehabria elpsado una imagen mis ric satsetoria de a iversidad humana, En resumen, esta emetanarrativayvendria a d= Cir lo siguiente: equ existe el “hombre”; que existe el lengua; que el, primero se sire del segundo pata sus fines: y que sno logra satsfcer ‘tos fines es porque require mejorar su control del lengusje “por medio” de un “mejor” lenguaje~ [Lo que me propongo hacer en estos dos ensayos es contarrestar tun cierto ipo de critics a a Thstracin que podriamos consierar can ‘ela como la propia Hustracién. Est es el tipo de eitica que ha he- cho del supuesto compromiso ilustrade con la «racionalidad>—y de las consecuencias de este miso compromiso para la vida moral en Europa, tanto en el pasado como en el presente—su objeto de preo- 3. Lyotard edi. 0 3B path 4 dl po cupcién principal, sin que esto presuponga, por otro lado, remuncia alguna ala posiilidad misma de construire tipo de «metarrlatos» {que tanto preocupan a los postmodernos. A Tos efectos de esos dos ‘ensayo, seguir identiieando este tipo de erties como «tradiciona- lista», por mds que en los EE.UU (y ahora tambin en Europa) se la ‘canozca bajo la denominacién de ertea «comunitarst al moder nidad. El «tradcionalismos al que me referir€ aqui arranca con wn antiquo dscipalo de Inmanvel Kant, Johann Gottried von Herder, Yeon otro de sus coctincos, Johann Georg Hamann legard hasta c= Critorescontemporineos como Hans-Ceory Gatlamer, Charles Tay Jor, Alasdair Macintyre y John Gray. Se tata de na posicdn intel tual que puede sercaprada eon toda su brillante aunque eambien ‘on su excesivarepeicin, una repetiiin que por momentos Neg a rozar la caricaura histérea—en tres libros de A. Macintyre: fier Virme (198), Whase Juice? Whidh Rationality? (1988) y Three Real Version of Moral Enuiry (1990). El tradicionalismo afiema que el concepto de y, por tanto, el conceptn de «naturalera humana» es una mera isin En el mejor de los casos se trataria de una proveccida de lo simple ‘eno complejo, de lo pequeso en lo grande, de lo poco en lo mucho ysen el peor de los casos, seria una abstraccdn vacia de todo conte nido, El tadicionalismo afirma que los seres humanos slo existen ‘como miembros de un grupo. En conseevencia, su nauraleza es 60 lectiva y contingente. Se trata de entidades incrusadas en la natu- raleza y en la historia. La primera naturales que eompartimos como seres humanos es aquella que nos corresponde como anima les: la necesidal de alimentos y defensa, la necesidad de procrear, la necesidad de proteger a nuestros vistagos, vai sueesivamente. Por Jo demas, con respecto a todo aquello que es distintvo de nosotros ‘mismos en cuanto seres humanos, el tradicionalist afirmars que somos eriacuras de lat sociedades las que pertenecemos. Coma, “Hy vesiones en utalane de exasts ons, orl miso en, rad doe como Tha ra, Earl Cote, Balan, road ions Inermchnales Unrest, Harel, ny Teves ede ia, Eitri, Made 9, ” Alo en su dis el eatlico y conservador francés Joseph De Maistre: ‘he visto franceses, italianos,rusos, ete; s€ incluso, gracias a Mon- tesquiew, de Is existencia de Ton persas; pero en cvanto al hombre, debo confesar que no he visto-a ninguna en toda mi vidam’ or si [puesto, esto no significa que estos nuevos escritorestradicionalisas ‘compartan las opiniones de un De Maistre ode un Herder en tor- hoa la nacién como entidad pedxima a lo natural. La mayoria de cellos tampoco ha querido refrendar la deseripein que hace De Maistre sobre la naturalezs comtin de los hombres: un naturaleea ‘empefiads en exterminar, ana naturaleza que «mata para defender se, mata para aprender, mata para divertirse, mata por matar»s* tampoco han querido asumir la opiniGn herderiana sobre la absolu- ta inconmensurabilidad de todas las cultras humanas, Sin embar- 0, esta misma mayoriaestaria de acuerdo en que la vida humana, si aspira a tener algin sentido como ta, necesita de un mundo moral permanente y precxistente. La razdn no puede isarse de las perso- has que razonan, de las tradiiones, de los limits y de las ercencias, {que forman parte del mundo en el que todo razonar acontece. En ‘realidad, los prejucios que los ilstrados querian sileniar eran para alguien como Edinund Burke la Gnica base firme desde a cual desa- rrollar la certeza que precisamos para vivir nuestras vides, Los in- fleses, que segsin Burke no forman parte del «clan de los lasts ‘los, o al menos eso deseaba creer, pues «en lugar de arremeter contra los prejuiios generales,emplean su sagaeidad en busear la sabiduria latent que hay detrs de cada uno de estos prejuicios: =Si encuentran lo que van buscando, y raramente fallan, consideran ‘nds sabio conservar el prjuicio con la rzén implicit, en lugar de dlesprenderse dela envoltura que éte proporciona y quedarse slo, ‘con a raz6n desnuda,’ Y este es el modo en que deberfan proceder J: De Matte, Comrise Fro en Osea compte de J. De Maret vols Lyerly, vol ep 74 lay en cela de}. och Eo Biri Teens Mads 930) (6 Je Maite, Sed Sent Perry 0 Ore cmp, sc oA V peas ay cots i Rad Cont cn Ete Eager i Cal Nel Maa oo 35 ‘ULmermacion ses exescos todas las personas sabias. Hans-Georg Gadamer trata en la sec= ‘iGn TI de Verdad y méode de resicuar cl concepto de prejuiciy esto ‘lo que dl lam la «preestructura> de la comprension que todos necesitamos si queremos encontrar algin sentido en el mundo. La scllustracin y su ertica de la religidn» se apartari justamente de cesta posiciin.* Por tanto, para todo tradcionaisa, no importa ahora su persus- sin en particular, el fracaso general de la Hstracion consistié—ha- blando también en términosglobales—en lo que Hamann deseribis, ‘como «el itento en parte equivocado y en parte instil» del iloso- fia efticakandana por «liberar a a rartin de la train y de la eos tumbre,as{ como de la ereenciaen ambas».? La Tustraci, nos dice Alasdair Macintyre, apel a =principios que no pueden ser negados por una persona racional, por lo que deben de ser principios indepen dientes de todas ess particularidades cultures y sociales gue los ppensadoresilustrados consideraban el envoltorio meramente ace dental de la azn en tiempo y lugar partculares».” «Vivimnos nos 7K Burh flection the Resin it Promo. G.A Booch Haske, Indianapolis 18, pp. 777 [ay ein atlas de Engi Tere alc (Cena Fats Consaconais, Mad 1978 ‘% GH. Godane, Watt wal Meta Cmdr snr pliepbinh Hermenot Mo, Tang, 98, p25 lence de pees paca, es tmade de Heeger Game ace wna sn de ps ey Yoede que ten ea mente dees pre qe ct [Hay reson eel Eons Sigveme, Solananc "ed 199] Emel segundo cso dee pc ‘br enconreros nn remanc dete el eh due Hans Ger (Galatea de cope el wel recon, cared nl dec oe no como unser elem noosa prs ompenir cuir stain hen, ‘> 1G. Hamann, Mariya ote Peto of Eee (e784) en Wa Eabycrment Eghct-Crary Anccr end Toth Conary Quen, ‘Schmid, Calor Univers ren, Beriley-Las Angele Lando 35 {Una sles preci pro lg mis reve deren de JB. Ears) Bech J.G Viamann, |. Hee, Kant GE Leaing, M. Mondlcho, A Rae Scillery Ch M, Wind, ex {Qu Iara, Mote, Earl Tec Madr. 1. A Milagre, Woon Junie? Whi Ratnln?, Londres, Duckworth 8h 6 6 dice Joh Gray, sentra rns de proyecto sad, gue fa rye led psn mmo La cesta it {ste proyecs ea spromocin dea rin automa y a coecsin dun lugar prea aa cen con relacin vd x demo Ins de tlc uae, ¥en cr aerate que fo habla lnseguidoceoctary dst a fom tainly particles deeonocimiet scaly moral. Ea lager de dar pao algo ques pa reve una mer lcci, seed alec iiom ‘Dich cn ets palibas, as conscseaci del supuewo fo de lan sobre expos habia id desastonn Lo gue Maclay lal defn aon de moral nos har pet dh dee sconjntonarratvo= que constaye el fondo drm de {ola sociedad, Nos hemos quedado como nos «altos de reatom, “Tararoue en ss aeons y ens tmundon" Necatamos, pot Gant, vole clocr deforma agente el renpeto por ncreenclay Ietrliin en el centro mismo de mast vide moral Mas an, a- func de cies nuevos scores tradconlias hen sone ue Semis de fra parte de una tdi, como srs humane a0 “ebevamos descr, para comple noes moraiad apostle pertnena a una Ils, pc x sabi que la mejor base pr “alii I a proporconudo dese sempre yen odo laa a tenenciaaalgin sca religion, Me reer aqua algunos coten= {anos de Taylor, Macinre y Gadsne, augue e cer que ete timo et algo mi alejudode exetipo de manfestaciones,Tam- Vida e obligato dec que nino de ello cn alr ex precio ‘rerenlo que gles prediqu, Sobre cate puneovolveré mista de De momen, espero masta que rel qe ls traionai- ts quien que crsos @ccacaicnte un pln lo y que ompreninadccnada de a stracin nos offers una nara tncho mis atractva qu et tipo de neoesolastcsmo al que Mac Inge dss que vemos 1. J. Gen alihcomet’ Wate Plt and care a te cof he mdr a Rove, Lone Noor Yr, 197.45 aA’ Malaige, er Vrs, & Stay Meal Thy, Usvery of Noe Dame Pes, Nowe Dame, 189206 ta morrmcin sus exesaos ‘Aunque en un sentido distinto, también los racionalistas del si to xvi y sus herederosiustrads se inteesaron por ls narrativas del progreso humano. De Grocio a Kant, para entendernos, todos estos autores empezaron en el mismo punto: el estado de naturalera. Todos ‘empezaron con una imagen presocal del hombre, com una narrative ‘cuidadosamente construida sobre emo eran los hombres antes de entrar en la historia, ya partie de agut derivaron una imagen invers dd cui seria su futuro en caso de desarollar las opciones que lar 26n les brindaba, Si bien es certo que los modernos citcos tradi cionlistas 0 postmodernos no se han detenido a examina de forma, directa esta clase de procedimiento, en realidad este recurs narrti= vo esté em Ia base de la mayoria de ls cosas que tanto tos como ‘otros nos dicen sobre la concepeién iustraa de la rcionalidad. Es ‘obvio que un ~experimento mental» como el desarollado por Rous ‘eau comienza separando la nocidn de humanidad de esas mismas traticiones, normas y costumbres que, seg la opin de los tradi cionalistas, el ser humano deberia absorber para llegar a ser plena ‘mente humano. Parece como st todas estas historias hipottics, por mas que lleguen a conclusiones bien distintas sobre su fin sl timo—ofreciesen una tiniea trayectoria posible para la humanidad ysis importance ain, una nia expicacién posible sobre las fuer- 1238 psicolgeas que determinan este proceso histérico. Por mi par te, sostendré que esta lecrura dels narativas del contrato es basic ‘mente una lecturaerr6nea. Me consta que lor eritcos postmodernos de fa Hustracin han identifiado esta mista preocupacién por los ‘origencs y los fundamentos de la sociedad humana como uno de los errores capitales de l Ilostracin, un error que en este cis0 NOS habria levado a abrazar la idea de wna certeza insostenible a causa de ‘su manifesta ingenuidad sobre el poder del Lenguaje para construir etmundo. oh es ‘Como he dicho antes, el empleo de una estrategia semejante al servicio de una teoria de a soiabildad humana empens en el siglo xvi Sus representantes mis leidesv,en este sentido, ls mas influyentes fueron, sin duds, Thomas Hobbes, John Locke y Hugo Grocio. (Hay ‘marcadas diferencias entre Hobbes y Graco, pero tambign hay nu cho de certo en laenérgica afirmacién de Rousseau en Emilia de que 3 ss principios «son exactamente los mismos: slo diferen en sus ex- presiones. También diferen en sus métodos. Hobbes se apoya en s0- fismas y Grocio en los poetas el resto es lo mismo». En principio me referié a Hobbes y Groci. Aunque ambos fue- ‘rom ms bien parcos en lo tocante ala itada deseripein dl hombre cen au condicin orginal. El famoso pasaje de Lzcivain—aquel que termina con Ia frase ay la vida del hombre [es] slitaria, pobre, su

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