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EL SISTEMA PENAL Y PENITENCIARIO PERUANO. REFLEXIONES POL{TICO-CRIMINALES ‘The peruvian criminal and penitentiary system Political criminal reflections Ignacio Brrnuco*, Carmen Gomez Rivero" y Adin Nisto Maxrin®** * Catedntieade Derek Pal Univer de Seomanes * Tinlr de Derecho Penal. Universidad de Sei Tider de Develo Pomel. Universe! de Conille-La Manche BIBLED (1130-2887 (2001) 28, 18-47) Fecha de ecepein: nio del 2001 Fecha de aepacia y veri final: ju dl 2001 RESUMEN: Ea este artcula se reflexiona sobre el contenido de Dezecho penal peruano a luz dela tealdad politics del pista el rgimen de Alberto Fujimori; se describe la srwecion de su sistema pentenciario se sealan ls problemas mis eiticos en esta materia, Se plant lt necesidad de abordas a rlormadel mateo normative y del sistema penitencario, a partie de una ‘serie de propuestas que canteen el principio de proporcionalidad y la resociaizacin, Pelabros Clive: derecho penal pean sistema pentencaio peruano eorma jc, Pers AUSTRACE: This article considers the nature of Peruvian Crninal Law given the politcal, ‘eae ofthe county in the alterath of the regime of Alberto Fujimes it deseibes he stuation ‘ofthe penal sytem highlightingthe most cial problems of dhe country in this area. Tt poses the rood to undertake reform of the normative Framework and of the penal system, starting from a teres of proposals which incorporate priciples af proportionality and of rsocalzation, Keywords: perwia criminal law, penitentiary system, judicial reform, Pest (© Eaiclones Unveridad de Salamancs ‘Ames Latina Hoy, 28, 2001, p. 1947 {IGNACIO RERDUGO, CANE GOMEZ VERO Y ADAN NIETOMAKS 20. ELSISTEIA PENAL YPENITENCLARIO PERUANO. REFLEXIONES POLITICO CRININALES 1. Inraopuccioxt Una constante histética es la especial sensibildad de la leyislacién penal a los eam bios politicos’, Esta receptividad de! ordenamiento punitivo tienen especiales carac teristicas cuando se abandonan regimenes totalitaios que se han earacterizado por su falta de respeto a los derechos del hombre y asus libertades civiles, es decin cuando se abandonan regimenes no democréticos. Las peculiaridades de cads caso se reflejan en los contenidos y también en los tiempos y en los modos de los cambios, al estar éstos cn gran medida condicioxados por los rags de la historia de cada pats TEn la década de los 90 en el Pert existié no s6lo un régimen costupto, sino un sis- tema que present6 todas as caracteristicas del toaltarsmo jurdico’,y ello por mucho ue la Constitucién de 1993, promulgada ya después del autogolpe, estuviera formal- mente vigente -tambign lo estuvo la de Weimar durante el nacionalsocialismo- y que se celebrasen elecciones periddicas con el fin de legtimar el «fujimorato», Lo més ue podemos decir de este sistema es que ha sido una dictadura intligent, si por tal entendemos una dictadura que utiliza exhaustivamente el ordenamiento juridico, que ecurre alos datos que leproporciona el estudio y ls instramentalizacién de la opinion piiblica y que, en éltimo imino, no duda en recurvir ala apariencia de una democra cia formal con clecciones que legitiman la presencia del presidente y con Ia implicacién cen las devsiones legisatias de un Parlamento con una mayoria titere del Ejecutivo y fuertemente impregnado por la corrupcién. Eno que se refiere ala leislacién penal el periodo de Fujimori ha presentado, jun- to a la caracteristica general de cualquier régimen dictatorial de recur al Derecho penal como forma de lograr una aparenteeficaiay de eriminalizar el ejercicio de dere hos, una serie de peculardades propias en el recurso a los delitosy las penas vincula- dlos ala realidad peruana, En Ia historia inmediata del Peri hay dos factores que se 1. marzo de 2001 pticin del Gobierno de transicién del Per, se traslad6 a Lima usa inside expert de Naciones Unidas eon el abjetvo de aborae un informe sobre Forealecimiento Tntitucional dela Justicia enel Pers. Lor autores de este trabajo tavimce la responsabcad de a Haar ls normative y la realidad penal y pentencaria Las pga que siguen contituyen pare del contenido dl eferdo informe, ampliad con lo acaecido hasta la toma de possign de Aljandeo Toledo, Los autores quicrn expresar su agtadecimienoatoas las insnucones que aclitaren su ayuda paca realizar dicho informe y muy specalmente a Defensora del Pueblo, queen una segunda "een julio de 2001, nos propcion i informacion neceraria pasa amphacin del informe orginal 72. Por todos puede cansultatse el 3s cisco BARHERO SANTOS, Police » Derecho Penel en spare. Mads, 1976, 5 Sobel problema judo del tetatarismo, con especial referencia ala Uni Seva, aia xy Alemania, vd. CATIANEO, Teeritmo e arbi. I Prolene totltarsmo, Padova, 998. “sul tambien imeresnte reflesiona acera de la smilies exetente ete los ordenamicn ‘os jutidicostealitaios ye mademo concepto de «Derecho penal del nemigo» acid por JARORS, ‘id aCeininaliaci en el exadio prvi al lex de wn bin joriicam. En Exar de Derecho penal (rad. yestucio prliminar argo de Pelaranda Ramos, Suarez Gonzilesy Cancio Mel. Madi 1997, pp. 295 ys Y mis rcknterente «La Ciencia del Derecho penal ante as exigencias del presen (rad, Mansé Posto) Es Esios de Devebo Judicial n° 20, 200, p. 121, specaimente pp. 137 ys. (© Eaicines Usherided de Sslanca ‘Amica Latina Hoy. 28,2001, pp. 19-47 {IGNACIO BERDUGO, CARMEN GOMEZ RIVERO Y ADAN NIETO MARTIN "1 SIMA PUNAL ¥ ENITESCIAR( PERUANO. REFLEXIONES POLITICO-CRIMINALES 21 proyectan sobre ls devsiones politico-criminaes: por un lado, la actuacién de Sendero Luminoso, surgido a comienzosde la década de los ochenta, paralelamente ala restau racién de la democracia formal tras el periodo de Velasco Alvarado; por otro, una rea lidad penitenciaria dua, polticamente muy condicionada y con una repercusin socal probablemente superior a la que tiene en otros paises, debida, sin dada, al impacto «que en su motento tuvo la intervencidn del ejécito en los penales de El Frontén y de Lutigancho, Por todo ello el principio general de que el eambio politico hacia formu las asentadas sobre el hombre y sus derechos tiene siempre reflejo inmediatos sobre la snecesidady demanda social dei rformas penaes, presenta en el Peri maties y arac- teristicts que no debe ignorar una rellexi6a poltico-criminal como la que nos ocupa. El proceso abierto en el Peni con la democratizaciéniniciada con el abandono del poder por parte de Fojimori ycuyas secuencias pasan por la ya concluida ectuacion del Gobierno de transicién del presidente Paniagua y por la del Gobiemo reciénclegido, tiene que reflejar en el campo pena y penitenciario, como primera linea de trabajo, el ‘cambio politico ya producido; >ues es innegable la demanda social, tal vez mayor en el ambito penitenciatio, de «que socialmente reflejen la nueva stuacisn polit ca, Seria de esperar que el Gobierno de Alejandro Toledo haga suyo el talante refor mista y conciliador que ha caricterizado al Gobierno de Paniagua, que aunque no he acometido grandes transforreaciones legsativas ha generado en la opiniin pblica tun ambiente dle reforma a través de [a ereacién de Comisiones, como la de lineamien- tos de reforma Constitucional yla de reforma del Gédigo penal. Ni que decir tiene que a forma en que se lleve a cabo esa transicién y, sobre todo, los tiempos en los que la mismase article, son cuestones cuya respuesta precise exee: ”, quienes vsitan mensualmente el interior 29. Elejoce de res en cSrcelnes una Figure bastante pculat Aneel cose econmic y dem po que suponia trasladar los interns en prsin preventiva ala sede judicial correspondiente para felebrar a juicio oral se deciis qnefoeran juxpaos en la prisin. Ello es eldgico» dentro de on Drocso penal en el quel act dlc oal apenas st tiene imporanca yen el que no sul resutar Freeuente, por eemplo el interropari de testis. (© Eisiones Universidad de Salamanca América Latina Hy, 28,20, pp. 19-47 JGNACIO SERDUGO, CARMEN GOMEZ VERO ADAN NIETO MAIS 40. SISTEMA PENAL. ¥PENITENCIARTO PERUANO, BEFLEXIONES POLITICO-CRIMINALES de los centros penitenciatis y tienen el control sobre la concesién de la semilibertad y la liberacién condicioral y sobre los permisos de slid Estos cometides resltan 4 {odes aces insuficientes para cumplir con las funciones que antafio se encomendaron al juez de vgilancia. As, por ejemplo, no existe control judicial alguno en la imposicién de sanciones, en Ia progresién y regresin en grado a excepcién de la semilibertad y la, liberacién condicional-oen laconcesién de otros bencficios penitenciarios. Con care ter general puede decirse que el interno se encuentra desamparado ante cualquier acto dela Administracin penitenciaria que vulnere sus derechos fundamentals, Tgualmente resulta bastante deficiente la regulacin del CEP en lo relativ al régimen de sanciones dsciplinarias. Las erties provienen esencialente dela ausencia de garan- tias. Brevemente: ademis de la ausencia de control judicial a la que se acaba de hacer referencia la ey no establece proceso alguno para a imposicidn dels sanciones. Por otro Jado, su siplicacién udoleve en muchos casos den grado de taxatividad minimo (ejem- plo: «realizar actos contretios ala moral», ar. 25.6 CEP y en otros no atiende al obje- tivo principal al que responde el régimen sancionador penitenciasio: garantizar la convivencia pacifica de les internos de modo tal que sea posible su resocalizacin. Untercer aspectocritcable es la cicatera regulacién de ls permisos de salida, Ela ticulo 43 del CEP tinicamente establece permisos de silidas en circunstancias excepcio- rales (enfermedad grave omueste de un familias, nacimiento de hijos, etc). En la mayoria de los sistemas penitenciarios los permisos de sada se conceden ardinariamente a los intemos de régimen ordinario con el fin de que no pierdan el contacto con la sociedad ir prepardndolos para st vida en libertad. El que no exists este tipo ce permisos dota al régimen penitenciasio de na dureza excepcional contratia al principio de bumanidad ‘en las penas. Algunos de estos defectos se han paliado, al menos parcialmente, con la sprobacidn en los iltimes dias del Gobiemo de transicidn del Reglamento del Cédigo de Ejecucin Penal por Dectto Supreme n.”023-2001-Jus (publicade en el Penano el 21- 7-200), La aprobacién de este Decreto vino a poner fin ala stuacién de inseguridad y arbitrariedad que su ausencia generaba, de tal forma que la vida en prisin se determi naba por un conglomerado amorfo de circularesintemas,y en iltima instanca la ejecu- cin de la pena y del réginen penitenciario dependia del talante del director de turn. Entre otros aspectos, son de destacar los arts 73 ys. del Reglamento, que eompletan el catilogo de sanciones disc pinarias contenido enol art. 25 del céigo, y ls arts. 81 35 aque regulan el procedimiento administrativo para imponer las sanciones disciplinaias «con las garantias del debido proceso», Deben destacarse también los ats. 16l ys, que detallan el régimen de los beneficio penitenciario y permisos de slid [La normativa penitensiaria peruana no puede comprendersc, como ya se ha repe- tido, sin atender a las disposiciones que el lepslador promulgé durante ls déeada de los nnoventa en materia de Terrorismo y Seguridad Nacional al amparo de la Ley n." 26950, en virtud de la cual, come ya se sefal6, se otorgaba al Ejecutivofacultades para legis Ja en materia de Seguridad Nacional. Este conjunto normativo dinamité los contenidos més innovadores del Cédio penal y del CEP y ageavé problemas como cl de la mas cacién yel del uso desmedido de la prisién provisional. El endurecimiento de las penas 1 del régimen de prsién provisional provoeé, obviamente, un considerable aumento del (© Eaciones Universidad de Slimane ‘Aisi Latina Hoy 28,2001, pp 1-47 [IGNACIO BERDUGO,CARMEN GOMEZ RIVERO v ADAN NIETO MARTIN PL SISTEMA PENAL PENITENCIAUO PERUANO. REFLEXTONES POLIO cunavales 41 :iimero de internes, con o sin sentencia, en las prisiones. Particularmente importante ‘en este sentido fue la elevacin desproporcionada de penas qve sufricron dos figuras tan tusuales como el robo agravade (art. 189 del ce) y el trifico de drogas, incluso en su ‘odalidad de microconsumo", Por otto lado, las penas excesivas para infracciones que no necesariamente revisten un alto grado de injusto (vgr. muchas de las modalidades de robo agravado o narcotrfico) impiden que sus autores puedan beneficiarse de las slternativas alas penas privativas de libertad ~suspensién de la ejecucién de la pena y del fallo- que se establecen en los arts. 57 2 67 del Cédigo penal, destinadas « que no ingrescn en prsién delincuentes primarios de deltos con penas inferiores a cuatro aios de duracién. ‘La normativa de cemergencia» excluy6 igualmente la posibilidad de obtener bene- ficios penitenciarios (semiliberad y liberacion condicional)" no sélo a los autores de delitos de terrorismo y triciér a la patria, sino a otros de deitos comunes como los incluidos en el Terrorismo Agravado (at. 8 del Decreto Ley n.” 895) yen la ley contra los deitos agravados (Decreto Ley n.° 896). Esta ley impide que puedan obtener el régimen de semilibertad y liberacién condicional los autores de asesinsto,secuestro,vio- lncién sexual de menor de eatorce afos de edad, robo, robo con fuerza en la cosas, robo agravado y extorsién. Tel como se sefalé en Ia primera parte del informe el Decreto Legislative n.” 895 rebj6 la edad penal a los 16afios en los casos de Terroris- mo Agravado, seialando para los mismos penas de entre 5 y 35 afios que habrian de cumplitse obligatoriamente en centros de reclusin de maxima seguridad, con sisla- mento celular continuo durante el primer afio de condena, prohibiendo también para este grapo de condenados los keneficios penitenciaries. Conjuntamente a cuanto acaba de sefilarse la legislacin de emergencia contenia también disposiciones especifcas relativas al régimen de cumplimiento de la pena para autores de delitos de terrrismo y de otros delitos comunes calilicados de «fc readaptacin>. La regulacin original, que supone, como ya se apunts a respuesta leis lativa al momento més ilgido del terrorismo (el atentado en Miraflores en 1992)", disponta un ségimen penitenciario extremadamente severo con mumetosesrestricciones 30, Vid p.7 de as etaistens del Instituto Nacional Penteneario,Eién 12001, 531, Aungue es una eveston purmente técnica debe reseiarse qe ila semiliberta nila ibe. tad condicional son en rela beteicos pentencaris sino mis bien pares del ssema progresive te jecuci de fa pena. Su tratamiento como ebeneficioes las aetea cancepualmente a premios ‘forgo porellxslador que tendian gue vermis con el ederecho de graca» que con el sistema de ‘eee dela pena pivativn de ibertad. Este error ténic iene sin embargo imppoeantes reper ‘ones prtcas en cuanto qe permite justia con mayor faclidad el que deerminados autores poe thin er cxclaidor de st aplcacion 532, Larnormas md imports son los DeeretosLegilatves n° 25475 de 6 de mayo de 1992 yn'25795 de 27 deseptembre de 192 yel Deere Suprema "O03 96 US, Debe seialase que esta ‘etulacén cansagra dos epimenes dtintos de maxima sepridad: el presto paralosterronstas ie later y el estpulado para lor interos de difel adapacion. Aunque ambos sistemas contenian tpectoe diverse, compte la seveidadexcepconal del égmen peniteneiaco. Tgulment a primers Iepislacinestableis que los maxis drigentes de Sendero Lumines y del wit habrian de cum- lira pena en una pisin mia ae que slo recientemente han tenia acceso las autsidades cies (© Eaicones Unvesdad de Salamance Asia Latina Ho, 28, 200, pp 19-47 IGNACIO REROUCO, CARMEN GOMIE-RIVERO ¥ ADAN NETO MARES 42. ELSISTEMA PENAL VRENITENCIARIO PERUANO, REFLEXIONESPOLITICO-CRIMINALES en el régimen de vista, permisos, acceso al pati (en el mejor de los casos 4 horas lo ue slo puede alcanzarse tras varios aos de prisi), visitas intimas, trabajo y educa- cin, Esta extraordinariaseveridad afecaba tambien alos internos mas jovenes (16 a 25 fos), pues el Decreto Lerislativo n° 895 ademis de prohibir la concesidn de beneficios penitenciries, imponfa un régimen con aislamiento celular durante el primer condena. Debe resefarse, sin embargo, que paulatinamente este régimen de maxima seguridad se ha ido relajendo, a veees como consecuencia de modificaciones legisla tivas y en otras ocasiones por situaciones de hecho, motivedas por las presiones efectuadas por los interes, sobre todo por los condenados por delitos de terrorismo. ‘De cuanto hasta ahera se lleva dicho, pueden extraerse algunos puntos claves pare la esperada reforma bisicos para el afianzamiento de las garantias del Estado de Derecho. El primero de els, la reinstauracién del principio de legalidad, ha sido cum- plimentado en los ities dias del Gobierno de transicién al aprobarse el ya citado Reglamento de Cédigo de ejecucién penal, con objeto de poner punto y final ala situa cin de anomia y caos ncrmativo. Es de destacar el contenido de sus articulos 3 y 4. Conforme al primero, laeecucién de las penas se llevar a cabo respetando les dereches fundamentals de la persona consagrados en la Consttucién Politica del Per, los tra- ‘dos internacionales sobre la materia y el ordenamiento juridico peruano. Conforme al aniculo 4, toda persona privada de libertad continia formando parte de la sociedad como miembro activo y tene los mismos derechos que el ciudadano en libertad, con las “inicas limitaciones que leimpone la le y la sentencia El segundo punto es garantizarel control judicial de la Administracién penitencis- ta lo que supone reintrocucirla figura del juz de vigiancia otorgindole competencias, al menos, en relacién con aquellos actos de la Administracign que puedan implicar una vulneracién de derechos fandamentales. Este sigue siendo el defecto mis importante del Reglamento penitenciario, que establece un control judicial minimo en la ejecucién de |i pena. Ni en las progresiones o regresiones de grado, ni en la imposicién de sancio- nes existe posibilidad de recurso ante los tribunals de justicia, El tercer punto basico, obviamente, es la supresién de la normativa de emergencia Pues no se trata tinicamente de disposiciones que impiden cualquier politica resocali 2zadora, sino que si sumamos los dstintos mecanismos represivos consagrados e obtiene tn régimen penitenciaric cercano, cuando no coincidente, con la nocién de strato inhumano y degradante», 33. Conforme al art. 262 del Reglamento Peniten caro ela Direcin Regional de Peas linia tivas de derechos informani mesnualmenteal jez de orgen sobre el curpliminto dela pena impaes ‘a, adjuntand cl reporte, segin lca, de In Entdad Receptors de Servicios sla commnidad o de limitacin de Dias Libres. (© Ediciones Universidad de Slmanca América Latina Hoy 28, 2001, pp. 1947 IGNACIO HEKDUGO, CARMEN GOMEZ RIVERO ADAN NIETO MARTIN EL SisTEaA PENAL Y PENTTENCIANO PERUANO, REFLEXIONES POLITICO CRIINALES 43 1b, La realidad penitenciaria “Tras la exposicién de los msgos mis destacados de la legslacin penitenciaria, corresponde seguidamente situarse en el plano de la realidad de las prisiones y de su gestion Las circcles peruanas tienen tna poblacién de 27.216 intesnos yuna capacidad Sptima de ocupacién que se sia en torno a los 19,000, por lo que evidentemente el pprimer problema que aparece es el de la masificacién, que aunque generalizada pre~ Senta una intensidad muy variable. De hecho, de entre as eregiones penitenciaras en {que estédividido el pais, Lima es la nia en in que la sobrepoblaciin resulta tealmen- te alarmante, con 6 puntos de ocupacisn superior a su capacidad, La situacin de mas: ficacidn es especialmente dramética en el penal de Lurigancho (Lima), ano de los centros penitenciatios més superpoblades de toda Latinoamérica, Debe subrayarse, ssdemis, que la superpoblacién no se debe al hecho de que el Gobierno de Alberto Fujimori no haya realizado inversiones piblicas con el fin de crear nuevos centros, pues en la déeéda de los noventa se construyeron un niimero relativamente ato de stablecimientos. Las causts son algo més complejas. Los nuevos centros fueron construidos en lugares alejados y a veces de dificil acceso, pues se trataba fundamen- talmente de centtos de méxima seguridad en donde la ubicacia representabs una pena adicional ala privacin delibertad. Algunos de ellos, como el de Challapales, fue ron ubicedos en zonas que por saltiud generan mumerosos problemas de salud los intemos. Por otta parte, ello resulta dificimente compatible con el contenido del tex- to constitucional,y en particular, con su artculo 139-21, que consagra «el derecho de reclusos y sentenciados de ocu>ar establecimientos adecuadoso. En estas circunstan- cas Ia solucin del problema de la masificacién no resulta nada sencilla, Reubicar 8 ‘muchos internos que cumplen su pena en la ciudad de Lima equivaldria de facto a un Cmpeoramiento de sus condiciones, pues supondria romper todo vinculo con su entorno social” El problema de la masificacién debe ponerse en conexin igualmente con el ele- vado niimero de internos sin condena (55,3%) que supera cuantitativamente al de condenados”. Las causis de este alto nimero de preventivos se encuentran en una uti> Tizacién indebida de a prisién provisional, hecho que por cierto no descansa exclu sivamente en un problema lepil, es decir, en una mala regulacin de esta institucién fen el Codigo procesal penal, nitampoco en una lentitud excesiva de los procesos. Es tis, cuando se aborde la reforma del proceso penal con el fin de adaptarlo a as fgarantias constitucionales del debido proceso es casi seguro que su duracién se larga lo cual puede agudizarel problema. El abuso de la prisién provisional descansa 34, Como yas indice, hasta shra on el Pert el problema de a malian se ha eatado de resolver a traves dela concesion de ndltosmasivos. Elo pasado futon ndeltados 2.00 interos, Tp que contrasts con el «promedie> de indultesensituaciones de normalidad que se estimaba en tomo 20 por ano. Este prictica no viene sino a conlimar el caricerctalitario del régimen de ‘Fujimi con a ormnipretenca del Ecco en tds os ramos del sta penal 35. Vid-estaistins del Tnstiato Nacional Penitencario que se citaban en nota 29 (© Ediciones Universidad de Sslamannt Ania Latina Ho, 2,200, pp. 19-47 IGNACIO BERDUGO, CARMEN GONIC-RIVERO Y ADAN NIETO NARTIN 44 BLSISTEMA PENAL VENTTENCIARIO PERUANO. RETLEXTONTS POLITICO CRIMINALS ‘en Factores més complejps. En primer lugar, lo elevado de las penas en los deltos pattimoniales hace que el riesgo de fuga el motivo mas importante que puede llevar ‘un juez a decretar la prisién preventive sea clevado. En segundo lugat, existe una tendencia a utilizar esta institucidn aun cuando no exista material probatorio sufi- ciente para inculpar a ura persona. Resulta sintomitico en este sentido que un 41% de los internos tiene un promedio en prisién de entre dos dias y un aii. Esta cifra no se debe a que se impongen en las sentencias penas cortas de libertad, sino al uso de la prisidn preventiva, La secuenca sla siguiente: se ordena alegremente la medida caute lar y poco después se decrets la libertad por falta de pruebas. En conexién con lo anterior resulta significaivo observar c6mo lt mayorfa de los internos sentenciados lo estén por penas muy largas:sdlo el 21% esté condenado a penas infriores a cinco siios*, En realidad, come icidamente pone de relieve Zafaroni, es los paises latinoa- mericanos a verdadera pena es la prisin provisional, que ademas se impone exenta de sgarantias", Por lo que se refiere al estado de los establecimientos penitenciarios debe rese: fiarse que en general la situaciGn de las pisiones es bastante deficient. Sélo un 17.5% de los centro se encuentia en un estado aceptable",Igualmente también resultan defi- , lo cierto es que el niimero de abogados que pueden realizar esta labor e5insignilicante: s6lo existen 61 abogados para los 82 estableci- rientos penitenciarios y los 27.216 internos. Otra alternativa que se ha intentado poner en funcionamiento, pero que igualmente ha fracasado, es que la asistencia legal se presteen régimen de pricticas por fos alunos de los iltimos cursos de la carrera 36. Pueden encontatse clas més detallada en el Informe dela Defensoria det Pueblo n*29 ‘Derechos humanos y sistema pentencario. Spervsin de Derechos furans de Personas Pivadas elibertad, 1998-2000, Lime, 2000, p. 33. 37. Vid. Cigospenale defor patter de América Latina, op, ct p25 38. Ein lo que sigue, para més detalles, vid informe cit el nota 34 (© Baciones Universidad de Selamancs Asie Latins Hoy 282001, pp 1947 {IGNACIO RERDUGO, CARMEN GOMEZ RIVERO Y ADAN NIETO MARTIN "HL SISTEMA PENAL ¥ PENTTENCIANUO PERUANO. REFLEXTONES POLITICO CRIMINALS — 45 de Derecho. En cualquier caso, y por lo que se refiere la prevsion del cep, lo cer toes quel figura del asesor lel resulta problemstca, Dificlmente puede pensarse en tuna asistencia legal adecuacl sda se realiza por funcionarios que pertenecen a la mis ‘ma institucién ante lacual se deben presentar las queas. El sector de la Administracién piblics que tiene como misin ejecutar la pena pri vativa de libertad y gestionar les eentros penitenciaros es el tN? (Instituto Nacional Penitenciatio). No obstante la xealidad es otra. Mucho més de la mited de los estable- cimientos son gestionados por lt policis, lo que tiene su origen en que los centros peni tenciarios fueron declarados en situacidn de emergencia durante la década de los rnoventa. En cualquier caso debe sefalarse que Ie lamentable situacin en que se encuen- tra esta institucién hace muy eomplicado que pueda pensarse en una normalizacién de la misma a corto e incluso a medio plazo, En algunos centros penitenciarios en los Cauales se he planteado el traspaso de poder los internos han presionado pare seguir en ‘manos dela polica ELINFEs una de ls institusiones de la Administracin pablica peruana con mayor inrado de desprestgio social. Las causas son varias y no todas provienen de la época de Fujimori. En primer gar, estainstitucién no ha conocido ningtin periodo de estabil dad en su direccién y sus presidentes se han sucedido a un ritmo vertiginoso, Ello ha provocado que en realidad la gestion haya estado en manos de multitud de «camarillas» ¥ de grapos de presién, La inestabilidad cn la cGpala se corresponde con la movil dad de los funcionarios, en espesial de aquéllos que ocupan puestos de responssbilidad, como es el caso de los directores de centtos penitenciarios. Este factor tiene una impor tancia singulat, Como antes ind cabs, el ordensmiento penitenciario peruano est alta mente deslegalizado, es decir, e deja amplios mangenes de discrecionalidad al director de cada centro, Este hecho unido a lo anterior provoca que no exista ninguna cont ‘nuidad en la gestin y en los programas que se realizan en ls centres. “Tampoco ¢s posible encontar algo parecido a una carrera administrativa, De un dia a otto puede pasarse de ser director de un establecimiento penitenciario a consere. Existen también numerosos problemas en la gest de recursos humanos derivados de una normativa caética. Los seldos son bajisimos, alrededor de tres veces menos de lo que cobran los agentes polciales que realizan las mismas Funciones. Resulta obvio sefialar que los funcionarios estin desmotivados. La gestién esti ademas tremenda- mente burocratizada: desde soliitar una bombilla hasta laformacién de los expedientes aque los internos necesitan para seceder alos beneficios penitencarios todo lleva mult tud de trimites. En este caldo de cutvo no es de extrafier que lacorrupeién germine con fuerza, (Otro gran problema del nvr es el formativo, La mayoria de sus miembros se sien ten mis polcfas que funcionaios penitenciarios. Resultara dificil que el visitance de una prisién, sin preguntar,distinguizra entre qué centros penitenciaries estén en manos de Ia policiay cuales pertenccen als Administracién, El nivel cultural de estos funcionarios emis bastante baje. Resulta dudoso que conozcan incluso In normativa ica, Los casos de tortura y malos ratos& iternos son ms frecuentes ‘en los centros penitenciarios que gestions el INPE queen ls asumidos por la policia, En (© Edsiones Universidad de Slaance Amrca Latina Hoy 28, 2001, 9p. 19.47 {GNACIO BEEDUCO, CARMEN GOMEZ RIVERO ¥ ADAN NIETO MARTIN 46 EL SISTEMA PENAL Y PENFTENCIARIO PERUANO. REFLEXIONES POLITICO CRIMINALES 4 actulidad lu Escuela de Estudios Penitenciarios se encuentra cerrada por problemas presupuestarios. En sus iltimos ios de funcionamiento la formacion proporcionada ‘era estrictamente eastrense ‘A partir ce cuanto se leva dicho hasta shora no es dificil imaginar cual es el ‘estado de las prsiones, En algunas de ellas no se sabe el nero exacto de internos ‘que existen, ni en qué pabellén o celda se encuentra cada interno; logicamente tampoco se hacen recuentos. De facto la organizacién de los centros se autogestio ‘na por los internos,en algunos casos son ellos los que deciden por ejemplo queé lugar le correspond ocupar al interno que llega. Perse este sistema no tiene por qué ser snegativo,¢ incluso en el faruro deberia pensarse en ulizaresta cultura autogestionaria. No obstante,y con bastante frecuencia, este sisterna degenera en que la vide en prision sca dominada por «mafias>y grupos organizados de poder Elintemo que desce seg Fidad en la pisién debe contar con ellos. Esta descripcin puede variarlogicamen te de centro a centro y modificarse més o menos dependiendo de quién ocupe la diceceién EL. CEP dedica un capitulo entero a regular a asistencia yl apoyo alos recluses que han abandonado la prisién, sin embargo no existe politica piblica alguna en este ambi to, Esta eircunstancia, ya de por sf negativa s acrecienta cuando se conecta con la rea lidad econsmica que viveel pas. Sicualquir ciudadlano tiene problemas para encontrar un puesto de trabajo, el ex ecluso casi tiene el acceso denegado. Ni que decir iene que «lla dificlca su einsercin y le obliga a continuar su carrer delctiva Resulta mucho més complejo arbitrarsoluciones para correyr la realidad peniten- ciara ala que acabamos de referimes que para modificer les normas, sobre todo si se tiene en cuenta su eoste econdmico en un pais que atraviesa un importante periodo de crisis, No abstante, debe sefalarse que el solo acomodo del Derecho penal al Principio de proporcionalidad y resocialzacién mitigatd, en una suerte de efecto domi 16 a la invers, algunos de los problemas como el dele masificacén. Ast por ejemplo tuna reduccién de las penas en los deltos patrimoniales Hlevara a Ia excarcelacién de ‘uichas personas por aplicacién del principio de retroactividad favorable, otras saldrian de la pris al serles apicados los beneficos penitenciatos, la prisin provisional se usaria mais comedidament, et Tgualmente también en este Smbito es may complicado predecir cues van a ser los «ciempos de la reformay. Incluso en pafses con alto grado de cultura constitucional y de respeto alos derechos humanos Ia mejora de las prisiones y la humanizacién del réi- io suele encontrar un fuerte rechazo socal, ya que se trata de realizar lca que favorece precisamente a ciudadanes que han inftingido las nor- ‘mas més basieas de convizencia. El que la condueta delictiva se desencadene en muchos casos debido a problemas sociales y econémicos es algo que se suele olvidar en este ‘momento, lo que resulta por otra parte comprensible si se piensa que muchas de as vie timas pestenecen al mismo estrato social del agresor. Siempre exstré por tanto una parte mis o menos importante de la sociedad que piense que los recursos publicos deben asignarse a otros fines priortarios, Este problema, con el que toda reforma debe conat, es de prever que se agudice considerablemente en el Per. La historia leisat (© Basins Universi de Sane ‘Arca Latina Hoy 28,2001, pp. 19-47 IGNACIO BERDUGO,:ARMEN GOMEZ RIVERO ¥ ADAN NIETO MARTIN EL SISTEA PENAL Y PENTTENCIARO PERUANO, REFLEXIONESFOLITICO.CRDMINALES 47 va recite propicia que en la stualidad exista una estrecha conexi6n entre la refor- rma penitenciaria y el problema del terorismo y Ia inseguridad ciudadana, hasta el punto de que ambos términes, fl como se ha seialado repetidamente, han sido refun- dlidos conceptualmente por ei egslador. En este contexto, toda reforma penitenci tia de signo garantista puede ser interpretada por amplios sectores sociales como un signo de debilidad ante los que han sido considerados «enemigos del pueblo» o, si se quiere ante personas que de aco han perdido su sats de ciudadanos”, Repéese ade- ris en que una vez que ha desgparecido el terrorismo la «superaciin del pasadon des- cansa en gran medida en la poltica penitenciaria. En este contexto resultard un factor de gran importancia cul seal setitud que adopten los miembros de Sendero Luminoso y el Mts; es decir, i existe un defnitivo «adios alas armas»®. 539, Prueba dello es que el Gobierno de ransicin de Valentin Panga ante la presin dela “opin pic reid en marzo dl presente ao Un anteproyecto de DecretoLegslaiv cone fin de ‘genenlizarlrégimen de benefcospnitenciarios +40, De nevo un ejemplo: el rcente Dereto Legislative de 23 de marzo en el que se concede alos directors deestablecinients pniteniarioe de mixima segridad la posiblidad de restingir ‘eterminadas derechos dels interrs, lo que supone un paso ais en la pola peitenciaia del ‘Gobi. Esta dts dsposicinrerponde aa tensa stein vida durante las primera semanas

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