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Anne Staples* UNA EDUCACION PARA EL HOGAR: MEXICO EN EL SIGLO XIX** rian los Gltimos afios del siglo x1X cuando Salvador Diaz Mirén -poeta ve~ ano célebre por su catiicter violento y machista~ escribi6 para un auditorio, \eantado con sus aires de superioridad masculina: iConformate mujer! Hemas venido areste walle de ligrimas que abate, ti, como paloma, parc el nido 1 y0 como lebn, para el combate.! Esta visién roméntica, acentuada con un nuevo discurso que describia a la ‘mujer como “reina del hogar", estaba dirigida a convencerle de no invadir los es- ppacios profssionales ¢ intelectuales reservados para los varones. Ya se habfan hnotado tendencias en ese sentido, mismas que habfa que frenar en seco, ante cl peligro imaginario de ver abandonados el hogar y los papeles domésticos tadicionalmente asignados a la mujet? La opinién pablica -cl qué disén-, la pre sidn familiar, la costumbre y la educaci6n ayudaron a mantener limitadas las ‘opciones de vida a la mitad de la poblacidn, justamente en el momento en que texistia Ia posibilidad de ampliarlas. Algunas mujeres querian seguir estudios superiores —hasta habfa una dentista y una médica-; otras querfan entrar al ‘magisterio aunque estuvieran casadas; muchas escribfan e incluso manejaban EL Coleglo de Messen ** Una vasién de este trabajo se pubis en Educa, cular 9 plc, ensayo ara comprensin de Ib educacn en Amexca Lana, Magaly Tele: (coord), Caracas, Universidad Cantal de Venera, 1997, pp. 50545, "A Olen Salvador Diaz Mit, Pests comple. Eden y pedlogo de Antonio Castro Leal, MEsco, Poi, 1945, 35 Fourdes Alvarado, La educa ner” fomenna en el México dl siglo a7. Demand social reo gu Iemameral, eis doctoral, Mésic,Faculend se Fowl y Lets, UNAM, 2001, Lous Alvarado (comm), Ligh xx ae feminine aa itxpretacin pst, Rico, UNAM, 19 & ANNESIARES imprentas. Las dedicadas al comercio, lejos de las paredes “protectoras” de sus casas, se contaban por millares, hecho que preferian no admitir los hombres con- vencidos de que el bienestar de la sociedad, sobre todo la urbana, dependfa de a domesticidad del sexo femenino. ‘Cuando examinamos las ideas decimonénicas sobre educacién femenina po- demos hallar varias constantes. Nadie estaba en contra de que las mujeres se instrayeran. Todos, fueran clérigas, polfticos, literatos, abogados o educadores, coineidfan en que era necesario, invocando tres razones principales: en primer lugar por el bien de los vastagos, en segundo para convertir a la mujer en me- jor compafiera del hombre y, por tltimo, un aspecto rara vez mencionado, pata hacer algo por la mujer misma. El propésito de este trabajo es rastrear en el discurso, en los planes de estudio y en los testimonios de la época la manera como se iba logrando la meta de formar a la mujer para que fuera la maestra de sus hijos y una amante compafiera del varén y c6mo intentaron convencerla de consagrar su vida a unos ideales que, en ocasiones, no coineidian con sus propias inclinaciones emotivas o intelectuales. La distancia entre el discurso y la realidad siempre estuvo presente; se puede escoger, arbitrariamente, la guerra de independencia como punto de pat- tida para fundamentar esta observacién en el caso mexicano. El conflicto enfrenté hermano contra hermano y hermana contra hermana. Un ntimero sorprenden- te de mujeres participé con entusiasmo en el campo de batalla, en los hospita- les de sangre, como espfas en los salones, como mensajeras, dentro y fuera del hogar en méltiples actividades.’ Fueron acusadas de “seducit” a la tropa de ambos bandos, no en un sentido estrictamente sexual sino convenciendo al ‘enemigo de sus puntos de vista politicos, gracias a su simpatfa y habilidad para ‘conversar. Hubo una asociacién secreta en México durante la guerra de indepen- dencia, Los Guadalupes; las mujeres ligadas a ella obtentfan informacién impor- tante en cuanto a movimientos militares y estrategias politicas, de tal modo ‘que Morelos, el comandante insurgente, a veces sabfa de los planes realistas antes que los mismos oficiales del ejército de la Corona.' Toda esta actividad sumamente politizada conllevaba un terrible precio. Las mujeres pagaron con su Ci, Anne Staples, Leona Vicarin, Msi, Departamento Ealcorll de la Sootetart dele Pret encie, 1976. ‘Tinginia Guedes Enlace dew goieme ale: Las Cua, UNAM, 1993. LUNA EDUCAGION PARA EL HOGAR a al que los hombres. Como dijo un juez en 1815, las mujeres eran “uno mayores males que hemos tenido desde el comienzo de esta guerra’ uenzemente, no habia que tener miramientos con ellas. Realistas y rebeldes ilaban por igual, Una mujer fue ejecutada por enamorarse de un apuesto la quien debfa envenenat. Otras fueron ejecutadas por seduccién, El coman- militar de Sultepec dijo al principio de la guerra que habia que ser caballe jeon las mujeres pero iego cambi6 de idea y dictaminé que “habia que fusi- todas". Dos famosas herofnas de este periodo tuvieron que enfrentarse Tnquisicién: la Giera Rodriguez y Leona Vicario, Y la archiconocida Josefa iz de Dominguez pas6 afios en un calabozo, luego de avisar a los insurgen- de un inminente golpe realista en su contra, Se calcula que unas 250 mujeres iparon activamente en la guerra. Como cualquier otro sector de la sociedad, spucs de estar involucradas en algo tan terrible y destructor como una guerra, il, no era posible pedirles, aunque de hecho es lo que se hizo, que regresaran intimicad de sus hogares, sin preocuparse ni interesarse ya por los asuntos iticos ni por su entorno inmediato. Desde luego que no fue el caso. Cuando ¥ Calderon de la Barca vivis en la ciudad de México a finales del decenio de 330, coments que nunca habia conocido a mujeres mas politizadas, que se apre- shan tanto de estar al corriente de las intrigas de palacio y de los debates del mngreso.? Esto fue el caso en la ciudad capital y también en provincia. Un comproban- de eate hecho c» una ley dietada en Veracruz en 1824 que permitia a las Imujeres asistt, desde una galerfa apartada para ellas, a las sesiones de Ia legisla- {ira local.” La primera patticipacién politica femenina, como tal, fue seguramente In firma de representaciones al gobierno nacional en contra de la tolerancia teligiosa en 1849, Este interés por seguir de cerca y participar de alguna manera en la construc- ifn de un nuevo Estado y de la sociedad que le daba legitimidad no era respalda- Sado en Siva Areom, Las mje em a cua de Mex, 1790-1857, México, Sigo XXL, 1988, p49. ‘Janet R. Kentney, The Sos plcl Role of Women nthe Mesan Wars of Indcendenct, 1810-1821 Aes doctoral, Loyola University of Chicago, 1975, Fanny Calderon de Dave, Life Mec, The Lets of Fay Calder debs Barca, Garden City Nueva JescCoubleday and Co, 1970, p. 329 "Calenders dene, distadse pore Kaorabe cnet consist de Vea, desde sia lac on 9d rao de 24 hasta 1 de debe de 1826 once au sens, lap, Inprenta del Gobir fy 1827, 208-200, “ANNE STAPLES do por el sistema educativo. Durante la primera mitad del siglo xix las mujeres tuvieron bisicamente cuatro opciones: instruitse en casa con maestros particu ares si sus padres tenfan los recursos financieros adecuados; asistir @ una amiga hhasta la edad de 10 12 afios para aprender doctrina cristiana, costura, bordado jy sila maestra tenfa los conocimientos necesarios, a leer y escribir; matricularse en una escuela pia, municipal, lancasteriana o particular; 0 quedarse en casa, donde le ensefiarian la doctrina cristiana y los quehaceres domeésticos la madre © la nana. Esta tltima era la més comdn. ‘A principios del siglo xix habfa 6 millones de habitantes en el pais. La ciudad més grande era la de México, con unas 200,000 almas. Le segufan Guadalajara, Puebla y Guanajuato, con 40,000 y otras cineo con 20,000.’ La ‘enorme cifa restante representaba la poblacién rural, dispersa en localidades encre ‘pequefias y muy pequefias,aisladas, incomunicadas, a veces con climas difici les, a veces amenazadas por indios némadas 0 por gavillas de bandoleros iguatmen- te destructivas. El transporte era incémodo, lento y peligroso. Las mujeres di ffcilmente viajaban de un lugar a otro, a no ser que fuera a pie. Las ricas tenfan tun caballo, las muy ricas un coche, pero casi todos os caminos, aunque oficialmen- tede herradura, no eran transitables mas que a pie o a lomo de bestia. En estas circunstancias, la mujer rural aprendia lo que necesitaba para sobrevivir sin ‘acudir, en muchos casos, a ningin establecimiento escolar. Una minorfa pasa- ba alggn tiempo en una escuela, pero los centros educativos para el sexo femenino escaseaban, Como decfa una ley en Veracruz: si después de poner una escuela para nifios sobraba dinero, entonces se pensarfa en una para nifias, Rara vez se disponia de fondos para un objetivo tan secundatio.° ‘Aun las escuelas para las ricas no garantizaban un mfnimo de conocimientos sacadémicos. Las memorias de la hija de un ministro de Hacienda nos cuenta que la autora habia salido de uno de esos lugares con una terrible ignorancia, hasta de los asuntos religiosos. No tenfa una idea clara de quién era Jess, ni quién José, nla relacién habida entre uno y arro. Pero eso s, aptendié a bordar paiue- Jos tan primorosamente que gané un concurso nacional." * ve ed Mies Lei es Bt ete i (184185), ME inion Rona de Anepe Hat, 176 olechin letn, ta osha manda jen Ge ie de 150, cn Rolain de seo er ender sie! 4 abe de Hl 24d de 132, aot tel abc dl Es, 907.434 "i Ganeepeién Lombardo de Miran, Memonas de. prekiminary algunas nos de Felipe Ted Mexia ore 1980. 3 w_, UNA EOUCACION PARA EL HOGAR a Hubo algunos predicadores en el desierto, desde fechas rempranas, que abo- por la igualdad educativa, pero solamente en el dmbito de las primeras is. Un periddico de Veracruz publicé un anuncio en 1824 donde se decla- que la instruccién primaria debfa ser pareja para hombres y mujeres, pero Ahasta ese momento se habia avanzndo poco en lograrlo. Atribuia eso a la yal descuido, raz6n por la cual ofrecia dar clases nocturnas a nifas, a quie- harfan acompafiar de sus casas a la del maestro y de regreso, todos los dias, taka: “Padres de sentimicntos mezquinos! Atended que la alma de vues- tmiyjer¢ hijas es en todo igual a la que poseéis..” Sin embargo, surgis una te discusion acerca de quién deberia acompaiar a las nifias: un hombre defenderlas en caso necesario, o una mujer para que no estuvieran a solas ‘un hombre. La solucién propuesta por el maestro era contratar a un vigilante lino, lo que provocs la acusacién de que comenzaba “con malos prineipios instruccisn de las nifias"." No faltaban més pretextos para evitar en lo posible Gtas csistieran a la escuela y que salieran, posteriormente, del estrecho {torno deméstico. La necesidad de una instruccién escolarizada se habfa sentido descle mucho tes. El diputado de Tabasco, José Beye Cisneros, habia propuesto a las cortes ‘Feunidas en Cfdiz en 1812 que los conventos de monjes abrieran obligatotiamen- escuelas para nifias." El Reglamento General de Instruccién decretado en “Madrid en 1821, que hubiera regido en México de haber legado antes del mes ide septiembre, ordenaba el establecimiento de “escuclas pablicas en que se tensefie alas niftasa leer, escribir y contar y a las adultas las labores y habilidades propias de su sexo”. Generalmente, las adultas estaban casadas; sustraerlas del Aimbito doméstico para asistir a clases iba en contra de la costumbre. José Joaquin Fernéindez de Lizardi habia hecho sus conocidas denuncias acer- ‘ade la ignorancia de las mujeres y la necesidad de remediarlo desde los prime- 10s alos del siglo XIX. Otras voces repesfan la misma quejas “Nuestros preceptores naturales, nuestras madres, nodrizas y tia, s6lo pueden ensefiarnos la leyenda 7 de septiembre p. 28, 23 de spcembre, p92, y2 do cere de 1824, 9.126 Certs (1810-1822) ya tefrma eclessiea en Espa y México" en Meso en la Cer de ‘Ci: 1810-182. Osho enxnor, intoduccién de Nee Lee Benson, México, institute de Investigaciones eyisivs, Cimara de Diputados, Lt Legler, 1985. Tito X atch 120, Reglamento General de IstrcsiénPablcs, 1821 ANNESTAPLIS de la cueva de San Patricio, la eficacia de la palma bendita contra la electricidad atmosférica, algunos versos toménticos y los figurines de las modas.”"" ‘Aunado a la falta de conocimientos, subsistia la bien vista ociosidad entre las mujeres que se apreciaban de pertenecer a las clases acomodadas: “Una seiio- ra de tono va a la comedia, después a una tertulia, después llega a su casa y asta dos horas en quitarse los adornos y preparar los del dia siguiente... duerme hhasta las 12 del da.” Llamaba mucho la atencién cuando estas mismas mujeres hacfan alguna obra de beneficencia, como visitar el hospital de San Juan de Dios. Con este esfuerzo se convertfan en “el omnato més delicado y primoroso de la especie humana”."” El remedio a la falta de conocimiento y de utilidad social estaba en la escuela, siempre y cuando no apartara a la mujer de sus funciones naturales de cuidadora yeducadora. Hubo continuos esfuerz0s por establecerlos, mantener y mejorar todo lo relativo a la vida escolar, tanto de parte del Estado y de la Iglesia como de los particulares. Se vefa a la escuela como “el semillero fecundo de buenas ‘madres de familia y de almas moralizadas para los estados a que se inclinen con el fandamento firme de una educacién ilustrada”.!* En los afos transcurridos entre finales de la Colonia y principios de la vida independiente se registré una continuidad de esfuerzos en lo referente a los establecimientos para la instruccién femenina. Por ejemplo, en 1825 se recibia 2 las internas del Colegio de Belén con los mismos requisitos que antes. Habia que entregar informes de testigos, comprobantes de legitimidad, etcétera.!” Pero también hubo instituciones nuevas, manejadas por mujeres y para mujeres, aunque las materias segufan siendo las tradicionales: primeros elementos de instruccién, més “toda clase de bordados y ottas curiosidades que satisfacern los "Ignacio Ramer, “Tstrucin plc, areuo tercero, en Marla Teresa Bermies de Braun, Bose gus de lca para lp: Inacio Ramer Inacio Mara Akaavano, México, st-H Cobalt, 1983, Pp 35.39. "Sk ax, 20 de enero de 1882 "tac que hace os ids que forma la venerable Mes del Hospital de San Juan de Dios de eta pil pora qu ve sschon lr nan Ln eto gue gua evar el nombre de Henna de le Caria, México, pees por JM. Lava, 1890. Biblioteca O82 MISI63, Archivo General dela Nacié, MEsco, eo snes Acs "SnstrceiénPablic, vl. 2, 440-441, aan *Dilgencis practical por dofia Maria del Carmen Monescuma para au ingres> en ol Colegio de Belem. Instrum Pllc, en proceso de casfcacn, AGN __, Recs cdescos de sus padres” ~cuya aceptacion era clave para el éxito dela escue- 10 establecimiento particular tenfa materias parecidas alas de una secun- sin usar esta denominaci6n, tal vez por no asustar a la clientela. Tan era en 1854 la Guda de Forasteros inclufa una escuela secundaria con casi 0 plan de estudios. Aquélla ofrecta francés ¢ inglés, aritmética, historia la'y de los pueblos antiguos, geografia, piano, dibujo y, por supuesto, ita y bordado.?" ‘Poco apoco se iban abriendo opciones para las nifias. En la ciudad de Méxi- 1842 la Compaiia Lancasteriana abri6 una escuela, Santa Rosa de Lima, barrio donde antes no habia ninguna, con 108 alumnas, de las cuales 70 se sntaron examen pablico de fin del curso. Un socio de la compan, que ademas taquigrafo del Congreso, preparé una cartilla de taquigrafia y prometié dar ss de la materia. Empezaba una carrera que después llevaria a las mujeres a tos de oficinista y secretaria, a pesar del deseo generalizado de retenerlas jos del mandillo de negocios. ~ Blincremento en el ntimero de escuelas significaba una mayor cantidad de pleos para las maestras, que empezaban a invadit un terreno todavia mayorita- yente masculino. Algunas mujeres de las clases acomodadas, venidas a menos, inaron dando clases. La viuda de Melchor Maizquis, gobernador del Estado México, “tuvo que establecer una pequeiia escuela para sostenerse” después de muerte de su marido en 1844.” La esposa de Juan Nepomuceno Almonte tam- in “dirigfa un pequefio establecimiento de ensesianza” donde el mismo Almon- ddaba clases, seguramente de geografia, ya que redacté un libro de texto dedicado tema? Las escuelas normales para mujeres fueron en aumento constante a lo largo del siglo x1x. Desde antes de los tiempos fugaces de Valentin Gémez Farfas y su establecimiento de una normal femenina en 1833, hubo lugares donde una mujer podria prepararse para el magisterio. En Michoacén, por ejemplo, el 30 dde mayo de 1831 se expidi6 una ley que disponta la fundacién de dos escuclas ‘9 Lima del Veo, 2 de febrero de 1836, p 222. Ga dears ena cna de Mei pa el a de 1854: corn spares ples, Ilr y comercial, publica por Maviano Galvin Rivera, [Mésice), [Santiago Pz) 1854], p 16; La Lima ta Vidar, fer de 1836, p. 132. TAP, Méxn,htra de coral oma, México, Editorial Libro, 1945, ol 1p 315 Justo Sie, fre sen, Mesien, Usa 348. “ARNE STAPLES, rnormales lancasterianas, una para varones y otra para mujeres. Especificaba que Jos ayuntamientos de las localidades donde, ademés de un establecimiento ceducativo para nifios, “corresponda fundarse una escuela para nifias”, mandarfan “una sefiora ala normal de su sexo”, de 30 afios cumplidos, con buena conducta y que por lo menos supiera lees, escribir y contar. Se asign6 una pensiGn de 15 pesos mensuales para las y los estudiantes normalistas; Ja directora de fa normal femenina ganaria 800 pesos al afio, mientras que su contraparte vardn seria remunerado con 1,600 durante el mismo lapso. Estas instituciones continuaron formando maestras y maestros hasta su desaparicién en la época de Ta Inter- vencién francesa." El trabajo de maestra era una mejor manera de ganarse la vida que, por cjemplo, el oficio de costurera, pero el pago tampoco recompensaba el esfuerzo: Por lo general se pagaba a la mujer una fraccién del sueldo del hombre. Se creia que ellas no tenfan que mantener un hogar aunque, precisamente, muchas ‘veces ésa era la raz6n para dedicarse al magisterio. Ni la llegada del Segundo Imperio mejor6 la situacién. A modo de ejemplo, en Tepeji del Rio, en el actual estado de Hidalgo, el preceptor de la cabecera ganaba 30 pesos, la maestra de Santiago 12 y la que trabajaba en Acambay 10. La directora de la amiga en Tepe- jiidel Rio percibfa, ese mismo afio, 6 pesos mensuales.” Sin embargo, otra fuente indica que las preceptoras de las cinco escuelas municipales del centro de Querétaro ganaban 400 pesos anuales.¥* Treinta pesos mensuales era un buen sueldo mensual para una mujer. Bs lo que se pagaba en algunos pueblos de Querétaro, Veracruz, etcécera. El més vociferante defensor de la igualdad educativa, que significaba una mayor apertura social y econémica, era Ignacio Ram{rez, Luego de medio siglo de vida independiente, afirmaba que la jgualdad era necesaria, aunque le tacha- ran a él de utépico o imprictico. Consideraba que si la mujer tenfa la misma per- sonalidad religiosa y civil que el hombre, que si solamente le faltaba la politica, si tenta “los mismos derechos, iéntica inteligencia y las mismas esperanzas", si Jets Romeco les, Hv de Moa, Melos mprenta Clarida 1948p 616, 2S one sole innrecn blinds Tepe del Rel sobpreectur de Jlwepc' “1864 9 deftones pofect police Teel del Rens nore sobre nerucion pli." Acro, Sabseter deel Despcho de Junin, Negocio Eclesistins eInsruciGn Pébhica,Regecia, en proceso de alga, an. _ oO UNA EDUCAGION Pa EL HOGA a ‘no distinguia entre hombres y mujeres al juzgar sus actos, entonces, por luilas de la educacign? “s6lo porque no constan en el censo de eecto- clegitles”. Ram{ter es tal ver el dinico autor que buses educar a la mujer aN directo de ella misma, no en funcién de otros, fueran maridos o hijos, : “Las mujeres deben cuidar de su persona y de sus intereses, lo mismo Jos hombres; y para eso es necesari instruirlas, einsteuielas profundamen- Fen toda clase de negocios pricticos” 7 “Hlabia sido impensable brindar ayuda en este sentido alas easalas, erdfan su pendencia legal al quedarse bajo la tutela del marido; tras pronunciat los atrimoniales se consideraba que tenfan que dedicarse ala familia en cuer- yalma y no pensar en su propia condicién. De ellas mismas no podria venir ina iniciativa educativa, pero de los hombres sf. Uno escribié en 1851 que ya tiempo de cambiar de sistema, que por lo menos los esposos jévenes debian jerles “alquirir los conocimientos tities que no han recibido en su educacién tes de tomar estado”. Fs decir, petmitir que la tan admirada ilustracion también jara has:a ellas, Se empezé a pensar que tocar el piano y cantar no era pre- in sufciente para la vida, que habia que abandonar las “nitierfas” que man- fan a las mujeres en una minorfa permanente de edad, aun estando casadas. i les hablen de los grandes intereses sociales y las instruyen para que sean \pafieras y no esclavas” era la sugerencia de este pensador radical.”* Pocas personas compartian estos razonamientos. Una fue el gobernador de janajuato, que desde 1850 habia ordenado abrir cscuclas para nifias en todos os pueblos con los recursos suficientes: | porqueen nada més ventajoso puede emplearse el dinero, que en propore’ (0, que en proporcionar fala bella mitad de la especie humana, y que tantas influencias ejerce sobre la otra mitad, a instrucci6n con que ha de Hlenar sus deberes, con que ha de ser dil ala sociedad, y con la que ha de estimular a los hombres al cumplimiento de los suyos.? cia Rk, lita pt, as Mart Tres ei a owe Mar Tes Pres Be, Bo ug i pic onto i eC aa cee ‘México, 25 de octubre de 1851. enor dt see Ont yl pind en de 1881 kin fae cepts bert ts oeamctes greet paualecoer cet in enc stn pbc ence 15I- yp. 30 coo nase ae ‘ARNE STARS En ese momento habfa nueve escuelas para nifas y una de adultas, contra 41 de nitios, asf que todavia habfa un largo camino por andar. Por esos mistos afios Juan Soto, gobernador de Veracruz, lamentaba la falta de amigas, pues sin ellas “la mujer no puede salir de la ignorancia a que el egoismo y la injusticia de los hombres” la habta condenado. También queria que todos los pueblos tuvieran una amiga y que se obligara alos padres y madres a enviar a sus bijas a instruirse.® También fue un proponente decidido de la educacién femenina otro gobernador de Veracruz, Francisco Hernéndez y Hernéndez, quien la vefa como una prioridad para el Estado. En 1870 apoyé el funcionamiento de una escuela secundaria para mujeres, diciendo que la inversién era “tal vez de mayor urgencia puesto que la educacién de la mujer es de mucha més importancia y trascendencia que la del hombre”.*! Desmentia elargumento de que el papel desempefiado por la mujer siempre quedaria sue peditado al del hombre, ya que éste, tedricamente, era el nico intermediario que podia relacionarlas con el mundo exterior. Sin embargo, habfa épocas, como en 1843, cuando la penutia del Estado o de los municipios obligaba a cerrar los pcos establecimientos educativos que habfa. For ejemplo, la de nifias de Zongo- lica, Veracruz, llevaba meses sin funcionar por ese motivo. Cuando funcionaban, el nivel de ensefianza no cumplian con las necesidades de una sociedad que deseaba modemizarse. La municipal y ls tres particulares de Cérdoba informaban en 1839 que las nifias aprend{fan las primeras letras “muy rudimentariamente”* Pero en otras escuelas, como en Ia de la hacienda de Guadalupe, Veracruz, a la docena de nitfas que asistian sélo se les ensefiaha Ia doctrina cristiana, lo rismo que en los pueblos de indios donde, segin el criterio de Ia época, no hacfan falta mayores conocimientos. ‘Una opinién muy distinta a los esperanzados exhortos de gobiernos pro- sgresistas se express durante la Repiiblica Restaurada en una fuente curiosa, una revista dedicada a asuntos mineros, que publicaba articulos para distraer PE Zempadtoe, de gato de 1818, 3 2\ Menor renal for dC. Golem dl Esa Lire y obra de Vira ota H, Lian nil io, online de 170, en Ed de Varco de oben, 126-1986, Caren Blinqes Domingos tomy) Xap Cbs dl Eat, 1986p. 746 S993: Comansacon dl parade Zong. nsoesn Pai, vol. 86 #288293, A idem, 140. Dieser Fabia, vol. 86, 230-241, Aca ___*, {UNA EDUCACION Paka et HOCAR & Ivara los propictarios de riquezas subterraneas. Decfan los sesudos lentras mayores conocimientos posea una mujer, acerea de los grandes principios In moral, flosoftay felicidad humana, mayor importancia da a su situacién y al ombre de buena ama de casa. Sélo las que han sido educadas superficialmente, 0 {aya instrucci6n se ha limitado al arte de agradar por medio de las exterioridades, Alosprecian los deberes ordinaris de la vida como indignos de su atencion. Tales “Persons no poseen una rain bastante despejada para ver que la economia domésti- {a comprende todo lo adecuado para hacer que los hombres amen el hogar doméstico ¥ sean en 61 dichosos.> He aqut la exaltacién de las ciencias del hogar, la esencia misma de la jeacidn femenina, enfocada a hacer de la mujer un perfecto instrumento de icidac mascutina, Sin embargo, no cabe duda de que se habfa cambiado algo el enfoque dado a la educacién de las mujeres. Durante la Colonia, el eral znclaustramiento, con el fin de perfeccionar la edueacion crstiana, que Ja prictica era mas bien la pureza sexual de las j6venes. A partir de a indepen- a, poco a poco se le asignaba a la mujer un papel de mayor utilidad social, todo como educadora. El hincapié cambié de la salvacién personal a la ralizacién social; empero, la consecucién de esta meta se levarta a cabo to de un recinto encabezado, cuando era posible, por un hombre, aunque no. directamente. Se nota este cambio de rumbo en el niimero decreciente de iventos 7 recogimientos en el siglo xix y el posterior ingreso de cientos de mu- #5 al magisterio.** Bl darse cuenta de su lugar en la sociedad y conformarse con eso era otro fundamento de la ideologia reinante. Como se dijo en un discurso de la Compafiia Lancasteriana a mediados de siglo: “es claro que la mujer nunca sabré apreciar imo debe ser el destino que le corresponde en este mundo, si carece de educa- 6.” Mac que el entrenamiento intelectual, la educacién tenfa que acondicionar Camera de lon FM Mek 1 de mar de 875, volt 9.30 Thngetna des Ves, Dic axe proc el is 23 de cer de 1849, el. cmo Pree Ae a comiindeviglaeic dea Esucta de SaritRisade Lina nel earn y bc de ro de a is da nso esableirion, México, nprenta de Martane Areal, 1599. & ANNE STARS a la nia para desempefiar un papel en la sociedad, cuyo primer requisito era saber comportarse adecuadamente y, luego, saber respetar y obedecer a sus supe- riores. Era una educacién sentimental, mas que enciclopédica. Queda claro en. tun anuneio publicado en 1835, donde la maestra ofrecta que “su primer objeto seni formarel coraz6n de sus discfpulas, haciéndolas conocer y amar los principios de la religion y la prictica de todas las virtudes, que son la base de una buena educacién, y que prometen la felicidad para el resto de Ia vida" 38 En teorfa, la ensefianza de primeras letras, péblica, particular, en casa oen In escuela, era mas amplia para la mujer que para el hombre. A éstos se les ense- faba lo tradicional: doctrina cristiana, leer y escribir, y en algunos casos cuentas A las mujeres se les agregaba costura, bordado y otras habilidades domésticas que les permitiria, en caso necesario, ganars arte de la aguja, la tela ylos hilos, o proveer de ropa y adornos caseros a su familia, Pocas veces se les ensefiaba algo de atitmética. Por ejemplo, en una escuela municipal de Salvatierra, Guanajuato, de 115 inscritas en 1865 apenas dos sabfan sumar quebrados y ‘multiplicar y dividir enteros.”” Més bien cosfan mientras los muchachos trata- ban de sumar y restar, La diferencia se encuentra no en lo que se les ensefiaba, sino en las oportu- nidades que les ofrecfan después de dominar sus primeras letra. Para las muchachas habia, en el mejor de los casos, clases de baile, dibujo, mésica o idiomas. Nada académico, puesto que no tenfan la posibilidad de actuar en el mundo universita- rio, ni en el politico. No podtian estudiar leyes, la carrera més popular durante todo el siglo xix. Tenfan prohibido asistir a los tribunales como litigantes; so- Jamente en ciertas oeasiones podtan declarar en favor de otros. Cuando se casa- ban perdian el derecho de firmar contratos, a menos que el esposo se lo diera especificamente. El sentir de la sociedad es que sus mujeres tenfan que dedicarse al hogar, y que era una pérdida de tiempo estudiar materias que no mejoraran Ia calidad de su desempefio dentro de la casa. El hecho de que cierto niimero de mujeres no se casaban o no tenfan hijos no cambiaba esta idea. Como no se podta saber quiénes no se casarfan, haba que edueara todas para la dinica vida que realmente aprobaba la sociedad: de regidora del espacio doméstico. Para ello ida con Anuncios", La Lina de Video, México, 30 de lo de 1835, cm, p. 360. 191865: Manicipaldad de Salvatiera Inatrucién Pali y Calter, Segundo Imperio, en clasifea- ibn, aos Aeros ap ___. LUNA EDUCACION PARA EL HOGAR lf estudiar higiene, economia doméstica, jardinerfa, cualquier tema que se lerarz compatible con este fin. Cuando se establecieron las primeras secun- para mujeres en Ia ciudad de México, a mediados del siglo xrx, el plan de fue elaborado con este propésito en mente." Seria hasta principios del XX cuando la mujer logrd, en casos excepcionales, el acceso a conociinientos hho ten‘an la misi6n de hacerle mejor ama de casa. Esto no quiere decir que mtribucisn a la cultura no fuera importante, sino que el sistema educativo ayuds, més bien la frend, en su lucha por aprovecharse de los conoci- ¢ntos modernos, técnicos o universales, que no habfan sido considerados de umbencia. El principio de una educacién uniforme, més allé de las pri s letras, para ambos sexos, se enfrent6 al obstéculo del papel Gnico asig- ‘a las mujeres, Este prejuicio fue vencido parcialmente hasta el estable \ien- de escuelas normales para maestras a partir de la década de 1880, Jemente el acontecimiento més importante en la formacién intelectual mujer a lo largo del sigho xix. "Lorde Alvarado, 2001, Maria Teresa Yurén Camarena” 2PARA QUE EDUCAR A LAS MUJERES? UNA REFLEXION SOBRE LAS POLITICAS EDUCATIVAS DEL SIGLO XIX** jalidad en la mira os ojos hacia aquello que en el pasado se vefa como normal, nos permite Criticamente el presente, siempre que esa mirada nos ayude a develar las jones ue hicieron posible lo que hoy somos. Esa fue la intencién que animé si6n que aqué hacemos de las concepciones que en el México del siglo xix man la normalidad de las relaciones de poder y la peculiar eticidad de una lad androcéntric: posicién de inferioridad que “normalmente” se le ha adjudicado a las mu- leh priicticamente todas las sociedades, es un producto politico-cultural. Esta tesis ampliamente aceptada por estudiosos en diversos campos, que se ve jente concretada en las politicas educativas del siglo x1x y concretamente en josicidn de los fines educativos que aquf comentaremos. femos wealizado un examen de los fines educacionales a partie de dos premi- primera establece la distinci6n analitica entre la praxis educativa, de ma- coloquial llamada “una verdadera educacién’, que consiste en preparar las ws para contribuira Ja formacin de una persona y una actividad seudoe- iva que consiste en socializar y enculturar a otros para mantener un orden i injusto e inequitativo. En congruencia con esto, los proyectos que orientan_ lamamos “verdadera educacién” tienen un caracter praxeolégico y emanci lor, mientras que los que orientan los procesos educacionales tienen un carscter jentemente politico, un fuerte peso ideolégico y una intencién conservadora ‘statu quo. La segunda premisa asienta la correspondencia entre la politica de leo, en mutua implicacién con la politica de clase y la politica educativa. ‘Universidad Avedon de Morelos #14 peer vere de ete eno fu lara en 1986 en se dl Seminario de Fla de aE feck que iri doctora Graciela Ferro en la Faculad de Flosoflay Lets del Una En la presente ‘etn he resp el argutnents nial en loesencl per he inuodeldo algunas categories qu ch alguna Me stuntizan el enfoqe, & ARIA TERESA UREN CAMARENA Aunque volveremos ms adelante sobre estas premisas, es menester aclarat que al distinguir entre verdadera educacién y seudoeducacién nos estamos refi- riendo a tips ideales que no se realizan de manera pura en la realidad. Por el con- trario, lo que la realidad nos muestra es el intesjuego de factores de diversa indole cuyo resultado es la concrecién més o menos débil o més o menos fuerte de cada uno de estos tipos ideales, Asi, al hacer el examen de un determinado periodo his- t6rico a la luz de estos tipos ideales se nos revela el claroscuro de las relaciones de poder, las resistencias, las rupturas y los quiebres de una determinada normali- dad con vocacion de persistencia, Alexaminar, con base en estos supuestos, los fines educacionales implicitos en las politicas educativas del siglo x0x, hemos Ilegado a la conclusién de que e503 fines tienen un cardcter fandamentalmente politico y expresan una ideologfa andeo- cénttica a la que se opone, como desaffo, una posicién praxcol6gica que significa un punto de quiebre de la normalidad. La politica androcéntrica En la historia de la humanidad, las mujeres han constituido una especie de casta inferior. Las experiencias de vida que la sociedad les ofrece y les permite son pro- fundamente diferentes a las de los hombres. Durante siglos, en las sociedades sms diversas, las mujeres y los hombres han adquirido, por efecto de circunstancias sociales y culturales, una personalidad psicosexual que los diferencia y que se mani- fiesta en una supuesta superioridad del género masculino sobre el femenino; desi gualdad que, lejos de ser efecto de las caracteristicas biol6gicas, se fundamenta en un sistema de valores sancionado socialmente. Tales diferencias entre los géne. ros son culturalmente inducidas, pues como bien dice Millet, el status de superio- ridad de los hombres y de inferioridad de las mujeres es un producto social.' Una de las principales vias de induccién de estas diferencias han sido las {nstituciones educativas que han contribuido tanto al condicionamiento de los pa- peles diversos que cumplen las mujeres y los hombres, como a la socializacién del sistema de valores que fundamenta la desigualdad y la inequidad. En este sentido, las instituciones educativas se han convertido en aparatos ideolégicos de domi. nacién en detrimento de su funcién verdaderamente educativa "Che Kate Mile, Seo ais, pp 27-36 tan como puente entre el conocimiento y la acci6n del ser humano,’ puente fmplica una relacién volitiva entre la persona y el objeto al que tiende y en ‘que ha cescubierto un valor. La valoraciGn es requisito para que la intencién eleve al rango de deber ser. Por eso, toda norma implica un juicio de valor. La ona, cemo sujeto cognoscente, agente y valorante que determina lo fines a los Wuales tierce conforme a un criterio axiolSgico propio, es un sujeto autsnomo. Puesto que el ser humano no es abstracto e intemporal, sino un set concreto @ inserto en unas relaciones sociales determinadas, todos sus fines brotan de nece- Aidades e intereses concretos.* La necesidad manifiesta al ser humano como un ser aque padece, pues carece del objeto que necesita. El interés, en cambio, 0 mai fiesta como ser activo que tiende, por sus impulsos y sus fuerzas, ala obtenci6n de ‘fe Armes Hele Tora dela micas ox Mars, p45 Heme ata aes Se ee a ‘queen ge ldo Je sini A, Sanh ‘ibe, 339 i faea QUE EDUEARA LAS RES praxis educativa entendemos un proceso porel que, de manera deliberada, jueve el desarrollo del ser humano (educacién; de educare, sacar, desarro- lect “desarrollo de la persona” es también decir realizacién de la persona ser humano a partir de sus abjetivaciones y de la construccién de su sub- ad, > cual implica un trabajo de realizacién de valores, la conquista de su ncia, su libertad y su autonomfa. Esto no significa que el ser humano pueda gar sus fuerzas y superar su indigencia axiol6gica por sf solo, puesto que no {ndivduo aislado, sino un ser social que se reliza en sus relaciones con la na- za-y con los dems seres humanos. Entendido de esta manera, el desarrollo Ja uro ~que no es un progreso lineal ni simple sino signado por negacio- requiere del desarrollo social y redunda en él. Por esto, “desarrollo de la per- significa también “desarrollo del ser humano”. La praxis educativa consis- facilitar cl despliegue de las capacidades de la persona en sus elaciones con turaleza y con los dems seres humanos? ixis educativa y seudoeducacién [Persona es aut6noma en tanto sujeto capar de proponerse a si mismo fines que jsdera valiosos y de tender libremente a la realizacién de éstos. Los fines se pre- ois de os demas ex desarrollo lina. CContebaciéa a una diakétea del fnaliad, p58, ‘Mala TERESA YUREN CAMARENA aquello que satisface su necesidad. Necesidad e interés constituyen la pasion hu- ‘mana. La persona es, pues, un “ser apasionado”, es decir, un ser que “tiende ené sgicamente hacia su objetivo”® y su propio desarrollo es su pasién més radical Laverdadera educacién requiere de un conjunto de actividades que tiene por objeto la transformacién de la propia persona, transformacién orientada por un fin, eto es, por un producto ideal que anticipa una realidad posible y deseada. Por lo que se refiere a la verdadera educacién, ese resultado ideal no es otro que la persona desarrollada y auténoma. Asi, la educacion que tiene como efecto la trans- formacién a la que nos referimos es praxis educativa, y los fines que la orientan puesto que no son acciones, sino productos ideales~ tienen un carfcter praxeo Iogico De acuerdo con lo anterios la verdadera educaci6n de las mujeres es un proceso por el cual se promueve la adquisici6n de conocimientos y actitudes, y el desplie- gue de las capacidades que le permitan descubrir sus intereses y necesidades concretas, determinarse normas y fines de accién, y lograr el cumplimiento de los intereses y a satisfaccién de necesidades que traducen la necesidad radical de desarrollo auténomo. En otras palabras se trata de una praxis cuyo objeto por transformar es la propia persona, en este caso la mujet: sf, el fin de la educacién ces la mujer realizada conforme a su deseo; desarrollada, auténoma; es, como reza utilizado la pensién que tan bondadosamente se sirvié concederme ppara que perfeccionara en Europa, los estudios que hice en la Escuela Nacional de Medicina, y por otra parte no queriendo molestarlo, distrayéndole un tiempo, que Usted tan bien utiliza en bien de la patria. Ruego a usted se sirva aceptar la presente, como una resperuosa despedida, reiterdndole un sincero agradecimien- ‘Colecelin orfiio Da, lepao 34, aa 3, docurento 001282, ao de 199, Moti Gres Navarro of ity 414 1eMivian Valens, Noking Women Mec dang the Pfr, 180-1910, p17. a or] BON HHISTORIAS DE MUIERES QUE INGRISARON A105 ESTUDIOS SUPERIORES, 1876-1540 a UU ELENA GALAN Lara En estos expedientes no resaltan los estudios de las normalistas debido Ja Escuela Normal para Profesoras no figuraba entre las escuelas de educacién, rior de la época, ya que para ingresar a la Normal no se necesitaba haber idiado Ia preparatoria, sino solamente la primaria superior. Sin embargo, toy ponigndome, como siempre, incondicionalmente a sus 6rdenes. Soledad df Régules.!! rs tics las mujeres no se conformabay atl estudios que hoy en dfa podrfamos denominar de posgrado. Ott a, se dedieaban al magisterio. 1 que también salid al extranjero fue la maestra Rosaura Zapata quiet Ta lectura de esta documentacién, también nos revela algunos datos sobre Primero reali un viaje alos Estados Unidos y después a Buropa, con el obj ituacién socioecondmica en que se encontraban varias de estas mujeres Ue tperfecionarse y estudiar los métodos més avanzados relacionados con la inera de ejemplo podemos mencionar que en 1870 una alumna solicitaba educacifa. de pérvulor? le por estar en “estado de insolvencia”, ya que su Gnico patrimonio era su ‘Al ingresar al mercado de trabajo, la mujer empez6 por ser profesora, luego si6n y tenfa que sostener a su madre y hermanos menores, se le permitie- empleada de los comercios que se empezaban a fundar y, finalmente, profesior que su titulo fuera extendido en papel de cuatro pesos, y no de 16 pesos nista, De este modo y en contra de las ideas més generalizadas, las mujeres marcaba la ley. En la respuesta se le decia que eso no era posible por ser en un espacio que, anteriormente, estabi a “dispensa de ley que no puede conceder el Ejecutivo”.§* De este modo, indo finalmente esta mujer se iba a recibir de maestra de obstetricia, no lo Jo hacer por falta de recursos econsmicos para poder comprar el papel para empezaron a trabajar eficazmente reservado para los hombres. LUNA MIRADA & LA DOCUMENTAGION QUE OUARDA EL Fistulo. ‘Acivo Histonico DE LA UNIVERSIDAD En otro expediente, consta que una alumna originaria de la ciudad de NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO ico haba ingresado en 1892 a la Escuela de Medicina para estudiar enferme- En 1893 pidis que “por no contar con los recursos necesatios” pata terminar estudios,se le concediera una pensién para concluit su carrera de partera, que s6lo le faltaba un afio més. Finalmente se le dio una pensién de 100 jos mensuales.'* Por cierto que, para esa época, 100 pesos mensuales era una lad muy alta, Con objeto de que el lector tenga una idea, podemos hablar I salario de una maestra de educacién primaria elemental, el cual oscilaba tre 40 y 50 pesos mensuales; y sélo llegaban a ganar entre 80 y 100 pesos suales después de varios aftos, cuando finalmente eran nombradas diree- is de alguna escuela urbana de educacién primaria superior. ‘Otro de los casos revisados es el de una alumna nacida en la ciudad de iGxico, que en 1896 ingresé a la Escuela de Medicina para estudiar enfermeria. 1897, comentaba que debido a las “circunstancias angustiosas que no me per- La documentacién que celosamente guarda este archivo, nos brinda un panorama ‘nds amplio sobre la educacion superior de la mujer durante el porfriato. Su lectura nos muestra que la mayoria de las mujeres que ingresaron a realizar studios y que al rerminarlos se incorporaban al mercado de trabajo, eran oriundas de la ciudad de México, sélo una venfa del estado de Querétaro. En cuanto a Ja edad que tenian al ingresat a ls diversas “carreras cortas” de la 6poca, encontré que ésta oscilaba entre los 13 y los 26 afios de edad. El primer expediente que revisé data de 1870, Aguillén, oriunda de Querétaro, ingresé a la Escuela de Medicina para estudiar obstetricia. De hecho el mayor porcentaje de los documentos revisados (e1 82 por ciento), revela que las mujeres estudiaban principalmente para enfermeras, le sigue la misica con un 13 pot ciento y farmacéutica con un 5 por ciento. afio en que Maria lrinea Archivo Fbeéreo dela UNAM, nstnero de enenta: 9870, af de 1870. Laer asi ated 98 Archivo Fistdrico de la UNAM, niimero de cuenta 11572, afto de 1892. Se ct Ds caja 9, documento 000538, afin de 1908, "2 Galeccn Pf Dis Io 3 Pe Fi LUZ ELENA CAWAN LARNREA ISTORIAS DE MUJERES QUE NGRESARON A LOS ESTUDIOS SUPERIORES, 1076-1940 miten ver realizados mis deseos, que estén acompatiados del justo ideal di bajo; sin embargo impulsaron su combatividad, por lo que empezaron a ratse a diferentes movimientos politicos. De este modo, obreras, maestras, sabfa que el gobierno tenfa “especial benevolencia para la mujer que bus liantes y empleadas, realizaron diversas actividades durante el movimien- ampato y porvenir en el estudio y honradea”. Se le concedié una beca de 45 Wolucionario. Otras mis, continuaron con sus estudios profesionales, incluso mensuales.'* inte estos 10 afios que duré la Revolucién Mexicana. Al inaugurarse la En estos dos iltimos casos, el gobiemo sf pudo intervenir favorablemel sidad National de México en 1910, también abrié sus puertas a las mujeres. ayud6 para que ambas estudiantes pudieran terminar su carrera de enferiig Bere ce Saracen nlp mene rine Esto nos indica que los problemas econémicos por los que atravesaban ls a jeres que querfan estudiar eran muy graves y que, en ocasiones, dejabast Util ala sociedad y a mi familia”, peda una beca para conchuir su carr Ié la Revolucién. Este movimiento trajo consigo muchos problemas para las eres cue deszaban estudiar, ya que se vivian momentos de tensién y de lucha, imer expeciente de una mujer que ingresé a la universidad en ésta época, sponde al afio de 1911. Estos expedientes nos permiten conocer un poco més las alumnas, como el hecho de que la mayorfa eran oriundas de la ciudad féxico, sin embargo algunas de ellas venfan de diversos estados de la Repiibli- fexicana como Veracruz, Guanajuato, Guerrero, Zacatecas y Tlaxcala. estuclios por falta de recursos pecuniarios. De aqui que el motivo por el cul mujer estudiaba alguna “earrera corta” durante esta época, se relacionsari con la necesidad econémica, que con el deseo de superacién. Era asf comdy vencer todos los obstaculos ideol6gicos, las mujeres mexicanas se incl por carreras que, en pocos afios, las integrardn al mercado de trabajo con obj de mejorar su posicién econdmica. (Otras mujeres en cambio, aquellas cuya posicién econémica era mis hel casos, aun cuando son pocos, representan el 15.4 por ciento del total de adientes revisados, En cuanto a su edad de ingreso durante este periodo, ésta uaba entre los 14 y 35 afios. De este modo, aun cuando la edad de la més joven, uy parecida a la que encontramos durante el régimen de Porfirio Diaz, tuna importante variacién de 10 afios con relaci6n a la edad de la més dla, ingresaban a estudiar medicina o leyes, como ya dijimos anteriormente, este modo, nos asomamos al mundo de la educaci6n superior de la mujer dh zante el Porfriato, sin embargo estoy consciente de que no he agotado atin t9 Ja informacin al respecto y de que todavia falta mucho mas por invest) sobre esta época ce Las mujeresque hahian logrado estudiar durante este periado, posteriormen- Huvieron problemas con sus titulos, en especial las que estudiaron durante el jierno del usurpador Victoriano Huerta. A manera de ejemplo, podemos a pcionar el caso de una alumna que habia ingresado a la Universidad en 1911 durante la Revolucién fa estudiar enfermeria. En 1914, obtuvo su titulo de partera, el cual estaba Jo por el rector Ezequiel A. Chavez. Al terminar la Revolucién su titulo “nulificado sor haberlo expedido una administracién ilegal”. De aqui que Hicitara otro titulo el cual, finalmente, le fue expedido en el afio de 1928." Las carreras que durante el periodo revolucionario ofrecia la recién inaugu- la universi eran mucho mds variadas que las que se impartian durante porfirinto, como se pueden observar en este cuadro: Y las mujeres contindian sus estudios El descontento y la mala situacién socioeconémica en que se encontraban Joy mexicanos a principios de siglo, se manifestaron de diversas maneras durante él movimiento revolucionario. En lo que a la mujer se refiere, desde los albores del siglo xx empez6 apoyar las huelgas en las que los obreros luchaban por sus derechos, Dichoy movimientos fracasaron, ya que no lograron obtener mejores condiciones eh Archivo HisGica de bs mA, exer de evens 12064, fio de 1896 UsArchivo Hise de UNA niet de evenea 2575, ao de 1911 229 FiSTORAS DE wUeRES QUE NGRESARON & tos STUDIOS SLiPeRIORES, 1676-1940, LUZ ELENA GALWAN LARC jatir clases de anatomfa en las escuelas secundarias. De nuevo regres6 a su b Carreras oe ido natal, Veracruz, en donde finalmente se desempefié como maestra de Taleo % laria y no como médica, Pomel = Baste ejemplo nos da una idea de cémo, aun cuando la mujer logré legar em ‘ Ja universidad a pesar de sus malas circunstancias econdmicas, la sociedad ee 9 spidi6 que ejerciera su profesién, por el hecho de ser mujer. Esto nos explica iecee 4 qué, durante muchos aos, cuando la mujer Hegaba a realizar estudios ora + riores escogia carreras que se consideraban “propias de su sexo”, como el ma- eres 4 rio © la enfermerfa, ya que en otros campos le era muy dificil ingresar al jeado de trabajo. De este modo, se present6 un panorama general relacionado con algunas de ‘mujeres que durante el movimiento revolucionario lograron ingresar a la Wversidad Nacional para estudiar diversas carreras. De ninguna manera se ‘agotado roda la informacién que existe. Estoy consciente de que aun falta hho por investigar: Desgraciadamente no es ffeil encontrar estos materiales, Jo que en este capitulo doy a conocer tan sélo los primeros avances de estudio, De este modo podemos ver que la carrera de enfermeria seguta teniendo t ‘gran aceptaci6n, quizé ésto podtfa deberse, entre otras cosas, a que el movimieli to revolucionario requeria enfermeras con objeto de atender a todos los heridoi que a consecuencia de la guerra civil se encontraban en los’ hospitales. Por otf ado, no hay que olvidar que esa profesién segufa siendo una actividad femenini Durante esta época, el pats en general atravesaba por una fuerte crisis ec némica, la cual por supuesto, repercutfa también en las mujeres y en sus estudiony “Atmanera de ejemplo podemos citar el caso de una alumna originaria de Veracrily quien en 1917 llegé al Distrito Federal para estudiar medicina. Al inscribirse ef ee ora de mujeres en a poe dep riamente pobre”, ya que no posefa bienes de is de pines clase y, adem, terminar la Revolucién Mexicana, la mujer Ilevaba mucho camino recorrido: era “huérfana de padre”."” En la otra carta se decfa que esta alumna era “sum log i at i cae ti le fal i z 4 s ue a educaciGn superior se refiere, sin embargo ain le faltaba mucho mas. osu aeote serch manu eStats ae ‘ovimient revolcionari haba sacado a flote diversas inquietuds, al pesos mensuales y habitaba en tna casa en donde no pagaba renta. Posteriormene ee hdc ak fer en el afio de 1924, a los 28 atios de edad estaba ya por reibirsey solicit ee ideas sobre la educaciGn de la mujer empezaron que se le hiciera un 75 por ciento de descuento, a fin de que sslo pagara un 25 pene , por ciento para su examen profesional. La Universidad le concedié su petici6ny En medio de importantes innovaciones, como la creaci6n de la Secretarfa de lucacién Pablica, la fundacién de Misiones y Misioneros Culturales y la iniciacién solamente pagé 25 pesos. 7 sl naizr sus estudio, egres6 a su estado natal para ejercer como médica, Ja campafia contra el analfabetismo, se hablaba también de la educacién de mujer sin embargo no encontté trabajo por el hecho de ser “mujer”, de aquf que tu» u viera que regresar de nuevo a la universidad para estudiar un curso con el fin de En el estado de Chiapas, por ejemplo, hacia 1925 se establecieron las carreras taquimecandgrafa, contabilidad, cometcio y enfermeria, para mujeres. También "Archivo Hinérco de n UNAM, nsinero de even 45393, ao de 1917 WC, Le Sena Galvan, Lon masts yl educa pica en Mc.

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