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Experiencia, recuerdo y saber, duracin y tiempo, espacio y movimiento, orden

y anarqua, agua y arena, se debaten y encuentran en la poesa de Mara


Gutierrez. En un dilogo mltiple de puntos cardinales, de sitios y regiones, de
afectos y de autores, de naturaleza y cultura, la memoria pasa como por una
puerta vaivn, no cierra nunca y no logra atrapar ms que retazos de un fluido.
Pero acaso es algo ms que eso el sentido?
Punto que simula fijo, tal como el sentido, tal como la Tierra en el espacio.
Parece esttico y crece con el tiempo, se une un verde al otro verde, el Ro de
la Plata se extiende al Sur entero, como hace 500 aos y como hace 25 siglos,
all en el Bsforo. As, entre lo horizontal y lo vertical, lo diagonal y lo dialogal,
lo que recorre, una rosa de los vientos, se abre y besa los extremos.
Sea el ro de Herclito o el de Parmnides, este ro de poemas encuentra un
punto que simula la partida y la debilidad -a mitad del libro, en Doblas. All
el mundo se dobla, como el libro. Se tuerce como un derrotero y se multiplica
como un desierto o un espejo de agua. Ofrece meandros como el curso de un
ro, se une al cielo en un dilogo de superficies.
Asir en un punto este libro no es imposible, pero s limitado. Pues cada poema
aqu est en movimiento y aun as imantado a su centro mvil. Forma lneas e
integra adems una constelacin que avanza. Cada poema, con su identidad
bien definida, parece fijar una situacin y apenas pasamos la pgina, pasa el
tiempo, y su estela deviene, pluridimensional como el recuerdo mismo,
contradictorio contorno creciente de la experiencia.
La palabra puntualiza, como el vrtice de una montaa (y no nos confundamos
aqu con la punta del iceberg) todo un monumento del sentido que se elev por
pura falla, puro terremoto del mundo. Su fijeza es entonces un teatro, una
simulacin con reglas imprecisas, las nicas coordenadas para el viaje de la
significacin. Y es que debajo de la palabra, todo tiembla, todo est oscuro y
prstino a la vez.
Romina Freschi

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