He decido no verte, dejar de mirarte y ponerme a leerte.
Si el pincel de tu ndice marca una
sonrisa burlona sobre tus labios, tus ojos desorbitados se salen de asombro y no consiguen cruzar el puente de arcos entre tus cejas. Feliz vista!, la de quien saca la cabecita de la gorguera y sin gafas subvierte la ptica de su propia ceguera. Ponte gafas!, mi Arlequn de sonrisa blanca y sombra negra. Que se te ve el plumero!, Bufn de Palacio, cuando tu cara cabalga en silla de manos por los corredores del espacio y de mi pensamiento. Yo, bien s de ilusiones y realidades, y que los sueos son espritus burlones que asoman por el camino del claroscuro sin pies ni patas, pero con mucho vuelo al aire de los deseos.