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Poesa bovina

Mil golpes
Timo Viejo
@Timo_Viejo
Escribir poesa no es sencillo. Mucho menos escribir un libro de poesa con una vaca
como piedra angular. Es una singularidad que dos poetas de distintas generaciones
hayan abordado en sus libros a sus abuelas y a un par de vacas manchadas de
emociones. Lo ms extrao es que los libros que surgieron a partir de estas ideas
hayan sido premiados a nivel nacional. El primero es el del guerrerense Jess
Bartolo Bello (1970), Una vaca tengo. El segundo es el de Karen Plata (1986),
Retratos de Familia. Es anormal encontrar similitudes en un bvido que slo
podemos vislumbrar entre lneas. Un bvido que se transforma en los ojos de un
nio, o que pudo haber sido la abuela. En el caso de Bello, su poesa es un
martillazo que conmociona el alma. Mientras que Plata, como lo dice el texto de la
contratapa, desubica la poesa, la vuelve visual, como si atestiguaras cada verso. En
ambos casos los animales sirven para dibujar la familia, su memoria, colorear el
enorme pasto, la playa, tener los recuerdos a la mano, observarlos, olerlos,
devorarlos, tragarlos y, por horas, tendidos en el sol, rumiarlos en el corazn.

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