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Cantar de las horas

Con oscuras miradas se miran los amantes, los rubios, los radiantes. En la
yertas tinieblas se enlazan grciles los anhelosos brazos.
Se desgarraron en prpura las bocas de los felices. Sus redondos ojos
espejan el oro oscuro de la tarde en primavera,
linde y negrura del bosque, en la verdura terrores vespertinos,
acaso indecible vuelo de pjaros, la senda
del no nato bordeando sombros pueblos, solitarios estos,
y del azul en ruinas surge a veces mortecina figura.
Quedo murmulla el amarillo trigal.
Ruda es la vida y blande el labriego la acerada guadaa.
Ensambla el carpintero recias vigas.
Se tie de prpura el follaje en otoo; el espritu monstico pasa por das
serenos; madura est la uva y gozoso el aire en las anchurosas granjas.
Las frutas amarillentas exhalan ms dulce olor; ligera es la risa
del jubiloso, msica y danza en umbrosas bodegas;
en la penumbra del jardn los pasos, el silencio del muchacho muerto.

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