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Ensamble(s), cuerpos permeables y afecto(s)

por Ralph Whiner

Ensamble: ¿Cómo se conectan procesos socio-biológicos que ponen límite a la vida con la producción de
cuerpos como sujetos-enfermos/objetos-médicos, con un conocimiento médico específico y unas series de
tecnologías que intervienen en esos cuerpos? ¿Cómo se transforma la ‘familia’ en algo distinto al estado
anterior de no-enfermedad; aún si todavía es una unidad domestica conectada por lazos biológicos,
sociales y emocionales, y que debe transmutarse en un actor central de cuidado atravesado por el
conocimiento/acción médica que se necesita rápidamente entender? ¿Cómo se dan estas asociaciones
entre objetos, técnicas, actores humanos y actores no-humanos en esta red biomédica?

La noción de trabajo, entendida como una transformación que no es solo producida por humanos, es
central en relación al ensamblado de todo tipo de elementos como una clase especifica de trabajo. Por
ejemplo: ¿qué tipo de trabajo hace el ensamblado de elementos heterogéneos que producen el final de la
vida de un cuerpo? El tumor, un cuerpo, el cuerpo enfermo (cuerpo + tumor), la familia, el cuidado
paliativo, el hospital, la sociedad argentina, etc., todos son ensambles. Y lo que interesa ver es qué cosas
hacen los ensambles y cómo funcionan y no interesa tanto saber qué significan.

En los términos de Latour, la idea de ensamble implica al menos dos cosas: primero, una simetría
generalizada, la cual considera que todos los elementos de la red, humanos y no-humanos deben y
pueden ser caracterizados en los mismos términos. La relación al interior de la red no debería ser
presupuesta. Por esta razón Latour llama a su sociología una ‘sociología de las asociaciones’, en lugar de la
clásica ‘sociología de lo social’ que prioriza explicaciones que dan por sentado ‘lo social’. El segundo
elemento es la noción de ‘actants’, que implica actores humanos y no-humanos en una red de relaciones.
¿Qué clase de asociaciones podemos encontrar entre objetos, técnicas, humanos y otros elementos de la
red? Lo que tenemos que explicar/entender son las asociaciones que están aconteciendo entre elementos
heterogéneos sin presuponer un contexto. El reensamblado de lo social ocurre al final, nunca al principio.

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Cuerpos Permeables: Transformaciones del `paciente’ que implican que el cuerpo es siempre visto desde
afuera en las evaluaciones físicas que alteran/perturban sujetos sociales convirtiéndolos en objetos
médicos, que son intervenidos por múltiples profesiones medicas con tecnologías particulares, y así la
subjetividad/interioridad de la persona debe constantemente exteriorizarse y sacarse (a)fuera. En esta
relación continua entre interioridad/exterioridad, los cuerpos como sistemas abiertos se transforman en
un medio fundamental para las intervenciones medicas, familiares y sociales. El rol y los patrones del
(con)tacto. El tacto como umbral, membrana y borde de los cuerpos.

Los cuerpos permeables (en plural, son siempre colectivos) no tienen nada que ver con la noción clásica
de la fenomenología de “embodiment” (individual, a-política, a-histórica). Los cuerpos son agujereados,
chorrean y rebalsan líquidos, son fluctuantes y están en constante fluir; atravesados por fluidos corporales
los límites de los cuerpos se tornan difusos. Los cuerpos tienen historia y género. Los cuerpos son limites
y potencialidades.
Julia Kristeva (1982) y Judith Butler (1993) han mostrado la naturaleza porosa de los cuerpos. Kristeva ha
señalado la correlación entre el agujereado y fluido cuerpo y la abyección producida por la incapacidad
de controlar la entrada/salida de los flujos; pero el ‘uno’ depende de estos bordes para constituirse en
‘uno’. Existe una dinámica incesante de rechazo y reconocimiento entre el otro/abyecto y el uno. Butler
va más allá y dice que lo abyecto esta dentro del sujeto. Si concebimos a los cuerpos de este modo resulta
claro que estos cuerpos están atravesados por afectos, constantemente están siendo re-ensamblados, pero
también en procesos continuos de contactos hacia fuera/hacia dentro. Estos cuerpos están enredados en
redes de conocimientos médicos, tecnologías, concepciones sociales e intervenciones externas. Por esto
resulta difícil entender un sujeto como una entidad individual, o un sistema biológico que tiene a la piel
como su limite. El contacto de los cuerpos que continuamente des-ensamblan y re-ensamblan cuerpos a
través de conexiones y asociaciones. Es crucial preguntarse sobre el rol del (con)tacto dentro de la
biomedicina y en las múltiples formas en las que los cuerpos físicamente afectan otros cuerpos y son
físicamente afectados por otros cuerpos (Spinoza 1996). En este sentido, el (con)tacto es el territorio de
interioridades que continuamente se desdoblan/despliegan y exteriorizan a través del contacto (Nancy
2006).

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Afecto: La capacidad de un cuerpo que resulta del encuentro con otro cuerpo. Intensidades afectivas: lo
que los afectos hacen con los cuerpos.

En los últimos años ha habido un creciente interés en estudiar la noción de ‘afecto’. Yo concuerdo con
varios autores con la idea de que para que uno pueda hablar sobre las emociones primero uno tiene que
meditar sobre qué está ‘antes’ de cada emoción. Para algunos autores (Massumi, Deleuze, Latour), el
afecto es anterior a la simbolización que es luego personalizada en una cierta emoción. En lugar de (solo)
ver `sentidos’ o ‘representaciones’ creo que deberíamos también observar como las personas incrementan
‘sus capacidades practicas, el momento presente, el cuerpo y sus intensidades de sentimientos, como
también la acción no-humana, porque el mundo se despliega mientras estas practicas encarnadas
acontecen” (Morton, 2005: 664).

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Corpor(e)alidad: Elizabeth Grosz (1994) propone una desviación radical de las filosofías y teorías dualistas
o monistas sobre el ‘cuerpo’ y la ‘mente’. Ella centra su análisis político y filosófico en la corporalidad.
Para Grosz es perentorio re-enfocar los cuerpos en relación a las subjetividades; de hecho, “Todos los
efectos de profundidad e interioridad pueden ser explicados en términos de inscripciones y
transformaciones de la superficie corporal del sujeto” (vii). La subjetividad no debería ser concebida en
términos de profundidad o latencia, sino como una superficie cambiante en relación a la colonización del
cuerpo por la biología y la medicina. En efecto, “Los cuerpos no son inertes; ellos funcionan
interactivamente y productivamente. Ellos accionan y reaccionan. Ellos generan lo que es nuevo,
sorprendente e impredecible” (xi). Grosz propone un modelo usando la imagen de la cinta de Moebius.
En contraste con las teorías dualistas o monistas, los cuerpos y mentes no son diferentes sustancias o dos
tipos de atributos de la misma sustancia, sino que son algo que está en el medio de las dos opciones. Ella
sugiere que “La cinta de Moebius tiene la ventaja de mostrar la inflexión de la mente dentro del cuerpo y
del cuerpo dentro de la mente, las maneras en que, a través de algo como un torcer o una inversión, un
lado se transforma en el otro” (xii). Y esto ocurre porque vectores o derivas incontrolables atraviesan el
interior hacia el exterior y el exterior hacia el interior. Estos movimientos constantes del sujeto, esta
interioridad psíquica y corporalidad externa son los que producen los cuerpos. De hecho, “solo existen
cuerpos –masculino o femenino, negro, marrón, blanco, grande o pequeño- y las gradaciones entre
medio” (19).

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