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HUMANISTICA. I, moderno en debatlt CIUDAD, MODERNIDAD, MODERNIZACION’ Universidad Nacional de Quilmes, Argentina “La promesa alquimica del Modernismo de transformar cantidad en calidad a través de la abstraccién x la repeticién ha sido un fracaso, un engaito: magia que no furciond. (.) Una vergiienza colectiva tras ese fiasco ha dejado una importante laguna en nuestro entendimiento de la modernidad y la modernizacién Rem Koolbaas, Arquis mo parte dela Exposicidn “Imagens da gues como “O modemno em debate Este artculo es una rvisin de la ponencia presentada en el panel “O Nodemo enn Debate”, realizado Modernidade” en el Museu de Arte da Pampulha, Belo Horizonte, en noviembre de 1996. Fue publicado en p cidade, modernidade, modernizagao” en Wander Melo Miranda (editor), Narrativas da modernidade, huténtica Editor, Belo Horizonte, 1999, I HUMANISTICA PALABRAS CLAVE, Moderidad, modemizacién, vanguardia, siglo XIX, ciudades latinoamericanas, critica cultural. RESUMEN ‘Adrién Gorelik estudia la ciudad latinoamericana como un dispositivo modemizador desde tres momentos hist6ricos: la "moderizacién conservadora” de finales del siglo XIX; las vanguardias de los afios treinta y el desarrollismo de los afios cincuenta y sesenta, Se trata, entonces, de rastrear una saga constructiva en la produccién de imaginarios urbanos modernos ocupados en generar efectos modemizadores. De igual modo, Gorelik analiza las respuestas y evaluaciones antiurbanas y antimodemizadoras que suscité tal dispositivo en el subcontinente. KEY WORDS Modernity, Modernization, Vanguard, Twentieth Century, Latin American Cities, Cultural Criticism. ABSTRACT Adrian Gorelik studies the Latin American City as ‘modernising device’ departing from three historical moments: the conventional modernisation of the end of the nineteenth-century; the 30's vanguard and the development policies of the 50's and 60's. Gorelik tracks 12 down a constructive saga in the production of modem urban imaginaries which generate modernising effects, In addition, Gorelik analyses the possible anti-urban and anti-modernising evaluations and answers that gave rise to such a device in Latin America, Lerrenenee Latina es debatir la ciudad: la ciudad americana no s6lo es el producto mas genuino de la modernidad occidental, sino que, adem, es un producto creado como una maquina para inventar la modernidad, extenderla y reproducirla, Asi fue coneebida durante la Colonia, primero, para situar los enclaves desde donde producir el terrtorio de modo :moderno; en las replicas independientes, después, para imaginar en es0s teritorios las naciones y los estados a imagen y semejanza de la ciudad y su ciudadanfa; en los procesos de desarrollo, hace tan poco tiempo, para usarla como “polo” desde donde expandir la modemnidad, restituyendo el continuo rural-urbano segiin sus parémetros, es decir, dirigidos « produeir hombres social, cultural y politicamente modernos, En América, la modernidad fue un camino para llegar ala modernizacién, no su consecuencia; la modernidad se impuso como parte de una polftica deliberada para conducir ala modernizaci6n, yen esa polftica la ciudad fue el objeto privilegiado. Se sabe que Sarmiento, a mediados del siglo XIX, us6 la ciudad como anclaje polar de la civilizacién frente a la doble barharie de la naturaleza americana y el pasado espafol; y se sabe también que cuando escribié en el Facundo esa metifora de tanta resonancia futura todavia no habia conocido ta ciudad ‘modema” que le servia de modelo, Buenos Aires. Pero ese “desconocimiento” no hace mas que HUMANISTICA ‘mostrar la funcionalidad fiecional del artefacto ciudad en el pensamiento sarmientino y, me atrevo a deci, por extensiGn, en la cultura americana: no hace falta conocer la ciudad, ni hace falta que las ciudades realmente eaxislentes cumplan efectivamente con los principios de ese imaginario, ya que para él Ja ciudad es la modernidad y la civilizaci6n por definicidn, ms alla de Jas caracterstcas reales que encarne en cada momento. La ciudad, como concepto, es pensala como el instrumento para arcibar a otra sociedad —a una sociedad precisamente moderna; por lo tanto, su cardcter modélico, ideal, no puede ser puesto en ccuestién por los ejemplos de ciudades sin duds imperiectas que produce esta sociedad real; “Inventar habitantes con moradas nuevas” fue la consigna de Sarmiento que con mayor capacidad de sintesis muestra la citeularidad de la contviceiniluminista sobre las virtudes ceducativas de la modemidad urbana.” Esto significa que, en América, la ‘modernidad fue un earnino para Megar @ Ia modernizacién, no su consecuencia; ls modernidad se impuso como parte de una politica deliberada para conducit 2 Ja modernizaci6n, y en esa politica la ciudad fue el objeto privilegiado. Podiria hacerse una historia, por suupuesto, de los miltiples vaivenes en la valoracin de esa identidad ciudad- modemidad: pocas décadas después de Sarmiento, hacia el Centenario, ke ‘oposiién a la palabra civilizaci6n que encamaba la ciudad cambiaria de signo; yA no estaria emblematizada por la Jomingo Faustino Sarmiento, Obras completas, Buenos Aires: Editorial Luz del Dia, 1953, t XLIL, pig. 225. He desarrollado esta modalidad sarmientina en La grilla y el pargue, Espacio puiblico y cultura urbana en Buenas Aires, 1887- 1936, (1998). 13 palabra barbarie sino por otra de connotaciones nada desdefiosas, cultura, bajo la influencia del pensamiento alemn que comenzaba a computar las “pérdidas del progreso”. Pero es evidente que se trata de vaivenes internos al pensamiento moderno, al intento plenamente moderno por conducir y controlar la modemnizacién desde la cultura: no hay que olvidar que la ciltima y seguramente més audaz puesta en préctica de la oposicién cultura- civilizacin fue la realizada por un amplio sector de las vanguandias radicales, con figuraciones bastante diferentes de las del regeneracionismo nnacionalista del Centenario, pero que sintonizaban un comin malestar y buscaban dar respuesta a problemas anélogos. Esta répida introdueci6n al problema de la relacién ciudad/modernidad busca simplemente poner de manifesto algunas de los presupuestas del titulo que nas convoca, hacer evidente que someter a debate “lo modemo” supone luna instancia nueva, de ajenidad a ese pensamniento: leva implicto una distancia de la propia modernidad urbana, y es esa distancia lo que hace posible contemplarla como un artefacto en reposo, ya incapaz de conducir a formidables procesos de transformacién; como un escenario mas que como una maquina. Entonces, termin6 lo ‘moderno?; co estamos viviendo el momento de su maxima realizaci {o apenas una elapa més de su “proyecto inconcluso”? Es fécil reconocer en cada una de esas preguntas posiciones aguerridas del debate cultural de apenas una década atrés: post- modernismo, hipermodernismo (en sus variantes de critica a la ideologta o de antimodernismo heideggeriano) y modernismo enragé. Es ffeil coinc también, en que, al menos en lo que atafe ala ciudad y de acuerdo con el a HUMANISTICA paisaje de ruinas que emerge del vendaval neoconservado, e hoy suenan extra debate escoldstico cuando se han perdido sus claves de intelighilida. preguntas como suena un Debe reconocerse, sin embargo, que en América Latina ese debate implied un regreso a la tematizacién de la ciudad después de mas de dos décadas de lejamiento, Uno de lo ejes de este articulo es mostrar que los afios setenta implicaron en nuestra regién una reaccin antiurbana y antimoderna de ta que recign el debate suscitado por este clima de ide ist-moderno nos ha sustraido, produciendo un retorno masivo del interés cultural por la ciudad como clave de lectura de la modemidad. Pero voy a intentar mostrar, en segundo lugar, que se trata de un regreso mu} articular, que ya ha perdido todo contacto con aquella dindmica modernidad/modernizacién que, creo, le daba un sentido muy preciso a los imaginarios urbanos en nuestra regién Hoy vemos la ciudad, en cambio, deste la perspectiva del flaneur: enfocamos en sus fragmentos dspersos, la recorremos buscando el sentido auténomo de nuestros pasos, construyendo significados lierados de toda marca de la propia ciudad, encontrando en sus proyectos las seftas de una modernidad (que puede visitarse como las ruinas de las ciudades hist6ricas; prestando casi excluyente atenci6n a las redes simbélicas, a los rizomas, a las pricticas desterritorializadas; leyendo de modo ‘vanguartista los productos de la més crasa realidad del consumo urbano, convirtiéndolos en una nueva clase “arte en las calles”, de happening para disfrutar entre conocedores. Bl interés actual por la ciudad moderna se ha desprendido de la propia ciudad como dispositivo modemnizador, es decir, de lo «que [a ciudad ha significado Me propongo revisar cbmo se produjo ese = regreso y cues son sus implicanctas 14 actuales, al menos en lo que toca a una perspectiva deste ese rinoén sur de nGrica que es la Argentina. Para que esa revisiGn sea productiva, creo que debe hacerse por fuera coordenadas en que ese mismo regreso post-modemo a fa ciudad ha eolocado ta cuestién de la modernidad. Por eso, desde la citainicial de Koolla realizar un deslinde espectfico entre el modernismo, la modemnidad y la modernizaciGn que metece alguna aclaracién preliminar. 3s, intento Al menos desde el conocida libro de Marshall Berman, All That Is Solid Melts Into Air, se ha generalizado una definicién en que la Modemidad como la dialéctica entre la modernizacién —los procesos duros de transformacién, econdmicos, sociales, insttucionales~ y el modetnismo las visiones y valores por medio de los cuales Ja cultura intenta comprender y condutir esos procesos~; para Berman, esa dialéctica fue muy rica e intensa en el siglo XIX y deeay6 en el XX por causa de la fragmentacin de las esferas. Fue en cierto sentido, un nueva planteamiento dentro del marco puesto por Max Weber, en el que los valores culturales hacian de clave para entender el origen de los procesos de -ansfomacién modemno-capitalistas; un regreso culturalista a Weber ~que habia quedado cristalizado por tanto tiempo en Jas lecturas funcionalistas-, andlogo al que habfa realizado varios ios antes de Berman, con objetivos muy diferentes, Daniel Bell, en st lapidario juicio sobre una modemidad que habia perdido sus races culturales que tuvo en su momento la caracterizacién de Serman ~su Marx modemista, por ejemplo, es brillar te: colocar la Marshall Berman, all that is Solid Afelts into the air. The Experience of Modernity Simon and Schuster, New York, 1982; Danie Bell, The Cultural Contradictions of Capitalism, New York: Basic Books, 1976. densidad de la experiencia modema en Ja dialéctica modernismo/modernizacién, implic6 una ingeniosa oposicién al reduecionismo de las leeturas 8 que mezclaban, por conveniencia pero sobre todo por ignorancia, diferentes momentos y ientes del madernismo y les nsferfan las connotaciones propias de los procesos de moderniz proponiendo como novedad ~como post-moderno— una serie de claves de cin, lectura de esos procesos que, en verdad, provenian de muchas de aquellas ‘erties plenamente modernists. Pero, aun coincidiendo con aquella intencién, creo que hoy conviene precisar el modernismo no como una respuesta “esencial” de la cultura moderna ademés, nos retrotrae 2 vetlo como “respuesta posiciones rmecanicistas sobre la relacin cultural estructura movimientos fechados en un ciclo agotado dentro de la modemidad, La situacién ereada después del agotamiento del modernisme entre el propio modemnismo que no se podia hacer cargo de st agotamiento, y ue se autoconsich esencial”, yun post-modemismno que invir pero manteniendo el reductivismo de considerar al modemisino como equivalente a la modemitdad -y por lo tanto sélo dijo donde antes se haba dicho ien-bien”, sostuvo alguna vez Franco Rella-, esa situacién, es justamente lo que ha producido la laguna en nuestro entendimiento de la modernidad y la modernizaci6n, a la que referimos en Ja cita inical, EI modemnismo, en todo caso, debe ser analizado como una de las canteras de respuest en la modernidad pata entender la modemizacién sino como un manojo de bifurcada ba la “respuesta 1a valoraci “mal-mal as explotadas La modemidad es tomada aqu, entonces, como el ethos cultaral m general de la época, como los modos de vida y 01 ranizacién social HUMANISTICA generalizandose ¢ institucionalizéndose esde su origen racional eruropeo en los sighos XV y XVI (y aqui re apoyo en un autor como Giddens), y Ja modemizacién, como aquellos procesos duros que siguen transformando materialmente el mundo. Colocar la ciudad como objeto de indagacién, precisamente, por sa combinacién fotima y constitutiva de procesos materiales y representaciones sin pausa culturales, lleva aver el funcionamiento conjunto de esas dos categorias, obliga a tratar de entender sus légicas reciprocas Fn ese sentido, cuando digo que en la ciudad latinoamericana la modernidad fue un camino para Ja modemizacién, intento presentar la voluntad ideol6y} de una cultura para producir un determinado tipo de teansformacién estructural, América se caracter como un terrtorio e para los conflctos modernos: porque si en Europa los conilictos de valores se van generando y densificando a lo kargo del tiempo, en relaci6n més directa con los estimulos que producen los procesos de transformacién material 0 menos muchas veces notamos en la historia americana que las euestiones valorativas y conceptuales aparecen en el mismo momento, o incluso antecediendo a los procesos que las generaron en sus lugares de origen. Muchas veces, 8 ideas y los climas culturales, demuestran viajar més répido que los objetos y procesos a los que refieren, y en eso radica buena parte de la riqueza potencial de una historia cultural local, en la posibilidad de explotar ese desajuste permanente, para notar que sus resultados no originales y especificos, nsisto, jeden sino ser Mi pregunta sobre el momento actual en todo caso, es si no deberfan buscarse nnoevamente en Ja cultura algunas de claves para entender las trauméticas transformaciones en curso, Ya que mi "Yer Anthony Giddens, The Conseque Modernity, London: Polity Press/Basil Blackwell, 1990. es of 15 hhipétesis es que, por el contrario, los estudios culturales actuales de la modemidad urbana se han distanctado de toda posibilidad de comprender esa relacin reciproca, esa produccién mutua de sentido, y enarbolando ese desinterés como oposici6n a la modernizacién, terminan acompaitando —justficando— la modemizacién actual que se niegan a comptender 2 Si no es la modemidad como categoria de época, lo primero que habria que deinir entonces es qué es To que ha terminado para que hoy podamos debatir “lo moderno”; cual es ese paisaje aque debe observarse hacia ats para ver Jos mensajes que guarda para nuestro tiempo. Especialmente refiriéndonos a la ciudad, creo que hoy puede afirmarse que lo que terming es un cielo fundamental de la modernidad, que en el tltimo siglo y medio se consustancié ccon ella; especialmente en América, porque en su transcurso se construyé casi toda nuestra historia moderna. Bemardo Secchi ha planteado que en los afios setenta de este siglo entré en crisis, una serie de pardémetros estructurales de todo un ciclo de la ciudad moderna: el crecimiento y la expansién ilimitada Crecimiento que result6 por largo tiempo concentraci6n en el espacio: “concentracién del trabajo en la Fabrica, de Ia poblacién en la ciudad, del dominio en una clase..."; en la simetria de la expansién y la concentracién se constituy6 el ciclo progresista de la ciudad moderna, su tensién adelante “como tentativa de dominio del devenir”. A partic de ese dingndstico, podria decise que lo que caracteria6 al ciclo expansivo fue una triple tensién reformista: hacia afuera en el territorio, hacia adentro en la sociedad y hacia adelante en el tiempo. Bs decir, la expansidn urbana, la “Bernardo Secchi, “Le condizione sono cambiate” (1984), en Un progetto per Furbanistica, Binal, Turin, 1989 HUMANISTICA integracin social y la idea de proyeeto. En el marco de esa triple tensiGn reformista, modemnizante, progresista en sentido estricto, no sélo crecieron las ciudades, sino que proliferaron en Occidente los socialismos municipales y la urbanistica como profesién, como gestin¢ ideologa publica. Ese marco de expansion continua definié las ptopias hipétesis fundacionales de la modernidad urbana, formé su universo con la certeza tan intima de Ia necesidad de derrbac las frontera terrtoriales y sociales: se trata de una expansin que no puede imaginarse sino como inclusiva porque el mercado urbano moderno, el mercado residencial, la clave que convierte a la ciudad en una industria capaz de competi con las otras industrias yno s6lo hacerles de see, es tun mercado que supone un ciudadano; siguiendo a Weber, es un mercado que supone la ficcin de la equivalencia como part necesaria de su dindmica expansiva América Latina ~el “otro Oecidente” segtin Ia figura de Merquior-, presenta tuna particularidad dentro de ese ciclo expansivo occidental, que podtta resumirse en dos cuestiones culturales que lo recorren y deinen: la cuestién del vacio, como metifora de la neoesidad de reemplazo radical de una sociedad tradicional y de apropiacién de una naturaleza amenazante; y la cuestin de Ja reforma “desde arriba”, la definicién del estado como agente privilegiado de la © Sobre a reinterpretacin de Weber, ver Paolo Perull,Alante metropolitan. It ‘mutamento sociale nelle grandi ita I Mulino, Bologna, 1992; sobre la tsis de la “indusria-cindad!”, ver Italo Insoera, “Europa XIX seoolo: ipotes per na nuova efinizione della cit”, en Alberto Caracciolo, Dalla cittapreindustiate alla citadel capitalism, I Mulino, Bologna, 1975. * José Guilherme Merquior, “El otro ‘occidente”, en F.Arooenay Bde Leén {coinpiladores), complejo de Prsper, Ensayos sobre cultura, modernidad y ‘modernszacin en América Latina, Nintén Editor, Montevideo, 1991, 16 produecién de aguella triple expansién. Entre ambas se define la vocacién tan especificamente constructiva de la rmodernidad en a regi6n, la relacion fnvima entre modernidad y modernizacién encarnada en la ciudad. Creo que es importante, para analizar la peculiar “recuperacién” cultural de la ciudad en esta actualidad post- expansiva, revisar previamente, aunque sea de modo suscinto y ain a riesgo de parcialidad y esquematisino, las claves principales de los tres momentos que, a ‘mi juicio, muestran Ja expansién en su maximo despliegue: el momento de la “modernizacién conservadora” de finales del siglo XIX; el de las vanguardias de los afios ieinta y el del

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