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En el siglo XX, ambas dieron un giro radical a una de las características principales de la
fotografía: la ilusión de realidad, pues fabricaron escenas ficticias hechas a partir de “pedazos
de realidad”. Hacen evidente cómo la fotografía es susceptible de ser manipulada para
reorganizar o desorganizar la realidad
Recortar y pegar varias imágenes forma parte del universo de los pasatiempos populares.
Existen infinidad de postales cómicas, álbumes de fotografías, pantallas y recuerdos militares
realizados según la técnica que ahora llamamos “fotomontaje”.
Ambas técnicas también se han practicado también en el contexto de las bellas artes. En el
siglo XIX se acostumbraba utilizar una impresión combinada como método para añadir figuras
a una fotografía de paisaje, o bien para imprimir un cielo diferente. Además se utilizó esta
técnica para subsanar defectos.
Mediante estas técnicas se buscaba una nueva forma de expresión, que tuviera más
significado que la abstracción pero que no fuera el uso de formas tradicionales de pintura y que
fuera distinto del collage cubista.
Actualmente estas técnicas se han digitalizado. Eso ha cambiado algunos aspectos, mientras
en el método clásico no importaba que se notaran las “costuras” en la imagen final (el rastro del
recorte o disolvente), y la falta de integración visual entre los diversos elementos que
componían la imagen. Todo esto se justificaba en función del sentido que la imagen tomaba
como relato construido con una determinada intencionalidad. El falseamiento era evidente. No
había intención de engañar a nadie, y se asumía el carácter construido de la imagen.
Cada herramienta tiene unas características concretas que la hacen apropiada para una acción
determinada. En la actualidad estas técnicas siguen empleándose, pero el método de
realización ha cambiado. Ahora se dispone de programas informáticos de creación y
manipulación gráfica en los que las herramientas tradicionales han sido transformadas en
herramientas virtuales. Esto ha comportado algunos cambios, por ejemplo, la posibilidad de
corte o pegado erróneo ya no representan una preocupación debido a que mediante el
ordenador es fácil hacer y deshacer al antojo. Además se facilita la posibilidad de subsanar
errores y esto incrementa el ahorro de papel y de tiempo.
Pero como en todo existen pros i contras. Hasta ahora se han mencionado los primeros, ahora
se mencionaran las características de sus opuestos, cabe destacar que quizá la facilidad a la
hora de borrar medias partes, o simplemente marcar un CNTRL Z (deshacer el ultimo comando
aplicado) es decir poder hacer y deshacer a sabiendas de que son errores fácilmente
corregibles hace que el proceso de reflexión previo al trabajo se reduzca.
Por otra parte en la lista negra de los nuevos sistemas podríamos mencionar el hecho de que
muchas veces se crea un previo y sobre el mismo se van realizando cambios hasta llegar a un
resultado final grato. Si el resultado final resulta grato no es un gran problema, pero si no
complace y se han borrado todos los previos se tiene que volver a empezar de nuevo todo el
proceso, ya que todos los “esbozos” o ideas fugaces se han ido modificando.
A parte cabe mencionar que quizá la reducción del contacto físico con los materiales, que por
ejemplo se tenía en técnicas como el colage, pueda reducir la creatividad.
Probablemente la solución sería fusionar ambos medios, quedándose con lo positivo de cada
uno de ellos, los sistemas tradicionales para la creación gráfica son indiscutiblemente
adecuados, pero es también innegable el gran avance que ha supuesto en este campo la
aparición de programas informáticos, que aparte de ofrecernos un amplio abanico de
herramientas y posibilidades reducen en gran medida el uso de materiales, es decir, dinero(al
menos en el proceso de creación y formalización).