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Cápsula No. 1
Bogotá, abril 20 de 2009
AÑO 1808
Iniciamos nuestra primera entrega del recuento cronográfico de los hechos previos al
Grito de independencia en 1810.
Este año se considerado como el del inicio de los movimientos americanos separatistas que
lograron finalmente la independencia de España. Los hechos comenzaron en Europa
cuando entre 1807 y 1808 Napoleón Bonaparte invade España y logra que el entonces rey,
Carlos IV, abdique a favor de su hijo Fernando VII, príncipe de Asturias, quien más
adelante, en el mes de mayo a su vez dimite ante Napoleón, en el suceso conocido como la
abdicación de Bayona.
Mientras todo esto sucedía en Europa entre los meses de marzo a mayo de este fatídico año
de 1808, es hasta junio que en América se conoce el proceso de abdicación y la reducción a
prisión a que fueron sometidos los monarcas. Ya en el mes de agosto, la junta de Sevilla
envía a América dos representantes, Juan José Pando Sanllorente y Antonio Bacaro quienes
serían los encargados de informar los pormenores de los acontecimientos y buscar en el
Nuevo Reino de Granada apoyo económico para la junta de Sevilla y lealtad hacia
Fernando VII.
Después de llegar a Cartagena, Bacaro se dirige hacia Quito y Sanllorente hacia Santafé,
cuando llega a esta ciudad se organiza una reunión con el virrey Amar y Borbón y con las
principales personalidades y autoridades de la ciudad; en la reunión se estudian los
documentos traídos de España por el representante de la Junta y se decide apoyarla. Como
resultado de las decisiones se organiza una jura de lealtad al rey Fernando VII que se lleva
a cabo el 11 de septiembre en medio de grandes celebraciones. Ese mismo día muere José
Celestino Mutis, médico y sacerdote que se encargó de establecer la Expedición Botánica y
el Observatorio Astronómico de Santafé.
Contacto de Prensa
Karina Chalita
Cápsula No. 2
Bogotá, abril 27 de 2009
La buena nueva fue recibida en medio de manifestaciones de gozo y festividad dirigidas por
el virrey Amar y Borbón, quien ordenó iluminación nocturna por tres noches, descargas de
municiones del Batallón Auxiliar, celebración de misa de gracia y vivas al rey Fernando
VII.
La decisión más importante que tendría la Junta Central con respecto a América se dio por
el decreto emitido el 22 de enero de 1809, en el que se ordenaba que las provincias de
América debían tener también su diputado representante en Sevilla (sede de la Junta
Central), cada virreinato y capitanía elegiría un enviado; esto significaba que la Junta
estaría conformada en su totalidad por 36 representantes de las provincias españolas y 12 de
las americanas, situación que para algunos fue considerada injusta: “La injusticia no podía
ser más clara; provincias pequeñas de España habían elegido dos diputados, y los vastos
reinos de América, el de Méjico por ejemplo, que tenía la mitad de la población de la
Península, solamente enviaría uno: los diputados de España ascendían a treinta y seis, y la
América no elegiría más que doce.”
En febrero de 1809 se comienzan a conocer rumores sobre una posible revolución en Quito,
el entonces presidente de Quito, Manuel Huríes, se entera de la existencia de planes para
revocarles el poder a los españoles en caso que Napoleón subyugara definitivamente a
España. Las noticias produjeron revuelo y alteraciones y aunque existían acusaciones con
nombre propio no se pudieron comprobar, razón por la que nadie fue castigado.
Mientras esto sucedía en América, en Europa continuaban las luchas y batallas de España
contra Francia, los resultados de esos enfrentamientos llegaban tardíamente a América pero
eran recibidos con festejos o duelos según fuera el carácter de la noticia. Es así que el día
19 de abril llega a Santafé la noticia de que Napoleón había sido derrotado, la gente se
volcó a las calles llena de emoción y la celebración duró por más de dos días.
Contacto de Prensa
Karina Chalita
Cápsula No. 3
Bogotá, junio 9 de 2009
Para representantes por Santafé, se eligió una terna conformada por Camilo Torres, José
Joaquín Camacho y Luís Eduardo Azuola, en el sorteo realizado entre los 3 nombres, el 12
de junio de 1809, después de la celebración de una Santa Misa para bendecir el proceso
electoral, se eligió a Luís Eduardo Azuola, quien luego debería participar en las elecciones
finales con los demás representantes que se conocieran para las otras provincias del
virreinato. Dichas elecciones finales se llevaron a cabo el 16 de septiembre y se escogió
definitivamente al electo por la provincia de Cartagena, el mariscal de campo Antonio
Narváez y Latorre, quien finalmente nunca llegaría a viajar a España a ocupar su cargo.
En el mes de julio se mantuvo una gran tensión en América. En Santafé, el virrey tiene
noticias de posibles levantamientos contra el gobierno español, pero el acto más
representativo sucede el 10 de agosto en Quito, cuando los criollos de esa ciudad se
levantan contra el gobierno español del presidente de la audiencia el Conde Ruíz de Castilla
y se instala una Junta de Gobierno que jurando lealtad a Fernando VII, gobernaría en las
provincias de Quito, Guayaquil, Popayán y Panamá.
A finales del mes de agosto, la noticia del levantamiento de Quito es conocida en Santafé
por el virrey Amar y Borbón quien convoca una reunión con los notables y principales de la
ciudad para discutir la situación y tomar decisiones al respecto. La reunión se realiza el 9 de
septiembre y en ella se conocen dos posiciones: una la del virrey, que considera a los
quiteños rebeldes y propone el envío de tropas para acabar el levantamiento; la segunda
posición, liderada por Camilo Torres, Frutos Joaquín Gutiérrez y José Acevedo y Gómez
propone la creación de Juntas de Gobierno en cada provincia. A pesar de las diferencias el
virrey ordena el envío de tropas del ejército realista hacia la provincia de Popayán, donde
debían reunirse con el gobernador Miguel Tacón quien tendría organizado el plan de ataque
para retomar el poder.
Mientras tanto, varios patriotas organizaban un plan para emboscar las tropas que se
dirigían a Quito y de esa manea apoyar la insurrección. Entre ellos se encontraban, los
residentes en Santafé, Joaquín Ricaurte, Joaquín Borrero y Joaquín Castro, también estaban
Juan Nepomuceno Azuero, cura de Anapoima y José Antonio Olaya, vecino de la Mesa de
Juan Díaz. El plan no contó con suficiente apoyó y nunca se llevó a cabo.
Una de las acciones de la Junta de Quito provocó la batalla del Paso de Funes, en el actual
departamento de Nariño, el 16 de octubre. La Junta buscaba anexar a Pasto a su territorio y
se enfrentó en combate con el ejército realista conformado por campesinos e indígenas de
esta provincia quienes salieron victoriosos. Finalmente, la ofensiva española fue más fuerte
que la patriota y la Junta de Quito sólo duró unos días y para el mes de octubre ya se había
retomado el poder por parte del ejército español. Así de nuevo Ruíz de Castilla tomaba el
mando del Cabildo, disolviendo la Junta y asegurando no tomar represalias contra los
autores del levantamiento quienes fueron apresados. Más tarde, en agosto de 1810 fueron
pasados por las armas.
Mientras tanto, en Santafé, el virrey que había recibido una denuncia de Pedro Salgar, cura
de Girón, daba conocimiento al Real Acuerdo de una lista de individuos acusados de
reunirse clandestinamente para planear el derrocamiento del gobierno español. En la lista se
encontraban los nombres de Luis Caicedo, Pedro Groot, Antonio Nariño, el cura Andrés
Rosillo, José Acevedo y Gómez, Ignacio Herrera y José Joaquín Camacho.
A finales del mes de octubre y durante el mes de noviembre llegan a Santafé, por petición
del virrey, que se encuentra temeroso por las denuncias del cura Salgar, tropas provenientes
de Cartagena y Riohacha. Varios de los implicados en la lista que se dio a conocer a la Real
Audiencia huyen y otros como Antonio Nariño y Baltasar Miñano, son apresados. Otras de
las medidas tomadas por el virrey para evitar actos revolucionarios en la Nueva Granda fue
el nombramiento, realizado el 12 de diciembre, de españoles realistas en el Cabildo de
Santafé, los nuevos designados serían Bernardo Gutiérrez, Lorenzo Marroquín de la Sierra,
José Carpintero, Joaquín Alvarez, Carlos Burgos, Ramón Infiesta y Rozo.
Mientras tanto, el año cierra con una noticia llegada de Europa, donde Napoleón enterado
de los sucesos revolucionarios en América y preocupado por la guerra que sostenía con
Inglaterra, declara que apoya la independencia de las colonias americanas a cambio de que
estas cierren sus puertas al comercio con Inglaterra.
Cápsula No. 4
Bogotá, junio 26 de 2009
Además de este presagio, el año parecía iniciarse normalmente; el 1 de enero, como todos
los años se celebraron las elecciones de alcaldes en Santafé, fueron elegidos de primer voto
José Miguel Pey y de segundo voto Juan Gómez, nombres que serán importantes más
adelante, pues serán los alcaldes de la ciudad durante los acontecimientos el 20 de julio de
1810.
A finales del mes, el 21 de enero, entra preso a Bogotá el cura Andrés Rosillo, quien había
mando ser encarcelado por el virrey desde el año anterior por pertenecer a la lista
denunciada por el cura de Girón, Pedro Salgar. Rosillo había huido hacia El Socorro donde
fue descubierto y puesto preso para luego ser trasladado a Santafé donde se ordenó que lo
recluyeran en el convento de los Capuchinos.
Mientras tanto, en España, el 29 de enero, se instala el Supremo Consejo de Regencia quien
en reemplazo de la Junta Suprema y también jurando lealtad a Fernando VII, asumió el
mando de España y sus colonias. La noticia fue conocida en América en mayo con la
llegada de los comisarios regios, Antonio Villavicencio designado para la Audiencia de
Santafé, Carlos Montúfar para la de Quito y José de Cos Iriberri para el Alto Perú.
Uno de los acontecimientos más importantes del año para la América española sucedió el
19 de abril, cuando en Caracas, al igual que había sucedido en Quito el año anterior, los
criollos de la ciudad, llamados Los Mantuanos desconocieron el gobierno español e
instalaron una Junta de Gobierno.
El mes de mayo estuvo lleno de eventos para la Nueva Granada, el 14 entraron a Bogotá las
cabezas de dos de los jóvenes patriotas que habían participado en unas revueltas en los
Llanos durante el mes de enero, sobre esos sucesos, el virrey había tenido noticias en
febrero y además de enviar tropas de refuerzo, pidió un castigo ejemplar para los
revolucionarios, razón por la cual, sin llevar un debido proceso, Vicente Cadena y José
María Rosillo fueron arcabuceados y decapitados con el fin de que sus cabezas entraran a
Santafé como escarmiento para los patriotas. El terrible acto produjo descontento en los
santafereños y fue necesario enterrar las cabezas para evitar disturbios.
En el mes de junio, las provincias del Caribe de este virreinato siguen presentando
manifestaciones de inconformidad. El día 24, en Mompóx, se sucede un levantamiento
popular contra un enviado del virrey el señor Vicente Talledo, quien era el encargado de
arreglar asuntos comerciales en la villa.
Finalmente, el mes de julio, presenta una agitada serie de declaraciones de independencia
en el virreinato: en Cali, el 3 de julio se instala Junta de Gobierno y se firma el acta; el 4
sucede lo mismo en Pamplona; el 15 del mismo mes en la villa de El Socorro, la instalación
de la Junta de Gobierno es precedida por una revuelta popular que deja un saldo de 8
muertos.
Todos estos son los antecedentes que se eran discutidos por los criollos capitalinos en sus
reuniones clandestinas en el Observatorio Astronómico dirigido por Caldas, donde se
encontraban la noche del 19 de julio planeando la manera de instalar una Junta de Gobierno
en Santafé.
Cápsula No. 5
Bogotá, julio 16 de 2009
La instauración de la Junta pretendía ser una solución a la crisis de gobierno que enfrentaba
España por la invasión de Napoleón, de esta manera, las colonias aseguraban su autonomía
frente a una posible invasión francesa. Cuando se instaló la Junta no se buscaba la
independencia de España, de hecho, el virrey Amar y Borbón fue el presidente de la misma
y en el Acta que se redactó y firmó en la madrugada del 21 de julio de 1810 se jura lealtad
al entonces rey de España, Fernando VII. La idea de independencia absoluta comenzó a
rondar después en algunos de los criollos que lideraban el movimiento independentista y el
Acta que proclama la independencia de España se firma el 26 de julio de 1810, en ella se
desconocía la autoridad del Consejo de Regencia sobre el virreinato de la Nueva Granada,
por esa razón, cuando entró a Santafé, Antonio Villavicencio el 1 de agosto, no fue recibido
en calidad de enviado del gobierno español.
Dentro de los sucesos importantes ocurridos en Santafé entre los meses de julio y agosto de
1810, se cuenta la prisión que se decidió dar al virrey Amar y su esposa el 25 de julio. El
virrey fue conducido al Tribunal de Cuentas donde en medio de una serie de beneficios
continuaba su trato como personaje importante, mientras la virreina, en las mismas
condiciones era conducida al Convento de Santa Gertrudis. La prisión con trato
preferencial duraría hasta el 13 de agosto, cuando a petición de los habitantes de la ciudad,
el virrey y su esposa son trasladados a la Cárcel de Corte y la Cárcel del Divorcio
respectivamente. En el tránsito entre uno y otro lugar de reclusión, la virreina es agredida
físicamente por un grupo de mujeres a las que no valió la custodia que llevaba por parte de
miembros de la Junta Supema.
Ante la agresión, la Junta decide apoyar a un grupo de habitantes de Santafé que deciden
excarcelar a los virreyes y sacarlos a escondidas de la ciudad con rumbo a Cartagena, donde
debían embarcarse de regreso a España.
Para conocer información detallada sobre los sucesos ocurridos entre julio y agosto de 1810
en Santafé, no olvide consultar “Contexto histórico”, en
www.bicentenarioindependencia.gov.co
Cápsula No. 6
Bogotá, agosto 5 de 2009
No se debe olvidar, sin embargo, que antes que la de Santafé, ya se habían asumido juntas
en Cartagena, Cali, Pamplona y El Socorro, a las que se sumaron, después del 20 de julio, y
tan sólo en lo que resto de 1810, las de Tunja, Neiva, Girón, Mompóx, Santamarta,
Popayán, Sogamoso, Quibdó, Garzón, Ibagué, Rioacha, Antioquia y Nóvita.
La propuesta hecha por la Junta de Cartagena cambió el rumbo de las cosas, y comenzó la
división entre centralistas y federalistas, que era vista también como una división entre
americanos y españoles; pues los que votaban por un gobierno central, apoyaban también la
independencia total de España y el desconocimiento de la autoridad del Consejo de
Regencia; mientras que, por el otro lado, los federalistas, no estaban a favor de la
independencia de España ni del desconocimiento del Consejo de Regencia y la monarquía
de Fernando VII.
Esta división no sólo provoco división entre las provincias, sino también al interior de ellas,
pues entre las diferentes villas y ciudades existían también diferencias de opinión política,
tal es el caso de Mompóx que instaló su propia Junta de Gobierno independiente de la de
Cartagena, Girón que se independizó de Pamplona y Sogamoso que no queriendo depender
de Tunja nombró un representante para negociar una dependencia directa de Santafé. Éste,
sería el inicio de los diferentes enfrentamientos armados en el recién creado país y la causa
por la que el periodo de tiempo comprendido entre 1810 y 1816 es conocido como Patria
Boba.
Se tiene entonces que el mismo año en que los patriotas inician el proceso de independencia
con los acontecimientos del 20 de julio, es el inicio de una serie de guerras y
enfrentamientos entre hermanos, situación que aún debería durar varios años.
Para tener información detallada sobre lo sucedido entre julio y diciembre de 1810 consulte
www.bicentenarioindependencia.gov.co, en su pestaña “Contexto Histórico”.
Cápsula No. 7
Bogotá, septiembre 22 de 2009
1811
El año de 1811 es importante para la historia de la independencia por ser el momento en
que se comienzan las luchas armadas contra los ejércitos españoles, además se viven
intensas diferencias políticas entre los granadinos, bien sea por la forma de gobierno, entre
centralistas y federalistas, o bien sea, por la aceptación de la autoridad de la Regencia
española.
En los primeros meses del año, continúan los enfrentamientos entre el Congreso General
del Reino y la Junta Suprema de Santafé, y a su vez, al interior del Congreso, por decidir si
se aceptan o no los delegados de las provincias que se han declarado independientes.
Mientras eso sucede, precisamente en el mes de enero, al norte del país se da un
enfrentamiento militar entre Mompóx y Cartagena, pues la primera había decidido
declararse provincia independiente en el segundo semestre de 1810 y Cartagena se negaba a
aceptar tal declaración, por esa razón decide mandar un ejército que se encargue de someter
militarmente a los momposinos, quienes tras perder la batalla admiten volver a ser parte de
la provincia de Cartagena y enviar un delegado representante a la Junta Provincial.
Pero además de las batallas que se libraban entre los mismos neogranadinos, tratando de
someterse unos a otros, en marzo, tiene lugar la primera batalla entre los patriotas y los
realistas. Se trata de la batalla del Bajo Palacé, que tuvo lugar el 28 de marzo en cercanías
de Popayán. La provincia de Popayán apoyaban la causa realista y a petición de las
Ciudades Confederadas del Valle, Santafé envió tropas al mando de Antonio Baraya para
que expulsaran de la provincia al Gobernador Tacón. El encuentro militar tuvo resultados
favorables para los patriotas, Tacón abandonó Popayán huyendo hacia Pasto, sin embargo,
la opinión de los habitantes de la zona, especialmente en Pasto y Patía seguía siendo de
apoyo hacia la conservación de la monarquía.
No sólo al sur la población apoyaba a los españoles, también en Santa Marta se estaba
conformando un fuerte fortín de la causa realista. Varios españoles, comerciantes y
militares, se establecían en esa ciudad después de ser exiliados de otras del virreinato. La
situación provocaba enfrentamientos con otras ciudades cercanas, especialmente con
Cartagena con quien incluso llegaron a tenerse enfrentamientos militares.
Esta era la situación del virreinato mientras en Santafé se hacían adelantos en materia
política. El 28 de febrero se instaló el Colegio Constituyente que tendría como presidente a
Jorge Tadeo Lozano y como vicepresidente a José María Domínguez. El 30 de marzo, el
Colegio Constituyente, sancionaría la primera constitución del que entonces sería el Estado
de Cundinamarca, estaba inspirada en las constituciones francesa y estadounidense y en ella
además de reconocer a Fernando VII como soberano, establecía la división del poder en
tres ramas: ejecutiva, legislativa y judicial.
La otra batalla política que se libraba era la que debía determinar la forma de gobierno
correcta para gobernar la nueva república. Los bandos se dividían entre centralistas y
federalistas, encabezados a su vez por Antonio Nariño y Camilo Torres respectivamente.
Aunque ya se había decidido y así lo demostraba la constitución sancionada por
Cundinamarca, que se instalaría un gobierno federalista, Antonio Nariño no cesaba en
argumentar que no era una forma de gobierno apta para un país que apenas iniciaba y que
por consiguiente, contaba con pocos recursos tanto económicos como humanos para asumir
tal desafio. Para exponer sus ideas en contra del gobierno y del federalismo, en julio de
1811, Nariño emite el primer número del periódico La Bagatela, con el cual logró ganar la
atención de los habitantes de Santafé y ser escuchado incluso en otras provincias, al punto
que fue La Bagatela, el medio que sostuvo una fuerte lucha con el Argos de Cartagena por
considerar esta ciudad simpatizante de La Regencia, mientras Nariño abogaba
fervientemente por la total independencia de España.
Tal fue la influencia que tuvo La Bagatela en el público de Santafé, que el 19 de septiembre
de 1811, gracias a un ejemplar extraordinario, titulado Noticias muy gordas, en el que se
denunciaba la falta de firmeza del presidente Lozano, se logró la renuncia presidencial y los
habitantes de la ciudad exigieron poner a la cabeza del estado de Cundinamarca a Antonio
Nariño. Desde su nuevo cargo, Nariño se encargó de organizar un ejército y aumentar y
organizar los impuestos que la anterior Junta Suprema y la administración de Lozano se
habían encargado de reducir dejando sin fondos al erario público. Incluso siendo presidente,
Nariño continua escribiendo cada semana de forma anónima La Bagatela.
Cápsula No. 8
Bogotá, octubre 16 de 2009
1812
En 1812 continuaron los enfrentamientos políticos entre las provincias de la Nueva
Granada y entre los partidos que decidían por la mejor opción para gobernar la nueva
república independiente: Centralistas y Federalistas. Sólo que a estas diferencias y disputas
ideológicas que se representaban en escritos y algunas veces motines en algunas ciudades,
se sumaron los enfrentamientos militares.
Y mientras los neogranadinos se batían entre sí, los realistas aprovechaban el desorden
causado por las luchas internas para atacar en ciertas partes del actual territorio colombiano.
Los sectores afectados por enfrentamientos durante 1812 fueron básicamente 4: Las
provincias de Cartagena y Santamarta, las provincias de El Socorro y Pamplona, la
provincia de Popayán y las provincias de Tunja y Santafé.
La tercera zona en cuestión es la provincia de Popayán. Se recordará que desde 1811, esta
zona estaba dividida entre patriotas y realistas. Los primeros organizados en la ciudad de
Popayán y los segundos en la de Pasto. Aunque para 1812, ya se había conseguido, gracias
a la ayuda de Cundinamarca y Baraya, recuperar a Pasto para los patriotas, el ex -
gobernador Tacón logró reforzar su ejército, ocupar de nuevo la ciudad y continuar en una
avanzada que dominó gran parte de la provincia. A pesar que los patriotas sureños pedían
desesperadamente ayuda a Cundinamarca, esta provincia estaba enfrascada en sus propios
enfrentamientos y no envió refuerzos. Por un momento existió una luz de esperanza cuando
el estadounidense Alejandro Macaulay llegó a reforzar y reorganizar el ejército de la causa
libertadora y ganó de nuevo la ciudad de Pasto y otros territorios, sin embargo, en una mala
batalla, fue apresado y de nuevo los realistas tuvieron dominio sobre una vasta extensión de
la provincia. Así terminó el año, con las tropas españolas ganando terreno en el sur del país,
mientras en el centro, se sostenían guerras civiles entre centralistas y federalistas.
1813
Al igual que 1812, 1813 fue un año lleno de enfrentamientos militares, pero esta vez todos
tenían un enemigo común: los ejércitos realistas.
Pero las diferencias entre patriotas debieron darse una tregua, debido a las noticias funestas
sobre la asolación de diferentes provincias de la Nueva Granada por los realistas
comandados por oficiales españoles.
En el norte, Cartagena había logrado retomar el control sobre Santa Marta en los primeros
días de enero, pero los excesos y malos gobiernos de Labatut, quien había quedado al frente
de la ciudad, hicieron que el 5 de marzo varios grupos indígenas de la zona se levantaran en
protesta. El francés Labatut regresó a Cartagena abandonando Santa Marta, que fue
retomada para la causa del rey. En esta zona comenzaron de nuevo repetidos
enfrentamientos que se dieron en los meses de mayo y agosto, de los cuales los patriotas
comandados por Manuel Rodríguez Torices, presidente de Cartagena, salieron siempre
perdedores.
Mientras tanto, otra zona asediada por los realistas era el valle de Cúcuta. Al principio del
año estaba en total poder de los españoles, pero el 28 de febrero Simón Bolívar,
respondiendo el pedido de ayuda del jefe militar de Ocaña Manuel Castillo, logró derrotar a
los realistas y recuperar en su totalidad el valle de Cúcuta para los republicanos. Después de
su victoria, Bolívar permaneció en Cúcuta organizando un ejército que habría de partir el
15 de mayo hacia Venezuela con el fin de intentar librarla del poderío español.
Sin embargo, la libertad del valle duraría tan sólo unos meses, pues el 12 de octubre el
grupo al mando de Francisco de Paula Santander fue derrotado en la batalla de Carrillo por
las guerrillas de Casas y Matute y el ejército al mando del español Lizón quien, embriagado
por su victoria, se encargó de hacer una gran matanza en toda la región.
Finalmente, y tal vez, como el más grave conflicto, se encontraba la provincia de Popayán,
la cual luego de haber sido retomada por los patriotas en 1812, se había descuidado en su
defensa militar y no fue difícil para Sámano recuperar la ciudad capital el 1 de julio,
después de vencer en la batalla de Palogordo. La incursión de Sámano pretendía cubrir toda
la provincia, e incluso, tenía planes de llegar a Santafé, acabar con Nariño y restituir el
poder del rey en toda la Nueva Granada, planes que hizo saber oportunamente a través de
comunicados que enviaba al presidente de Cundinamarca.
La primera avanzada enviada por los patriotas fue una columna antioqueña, al mando de
José María Gutiérrez, quien para el 8 de diciembre ya había ganado a los realistas toda la
zona del valle del Cauca. Cuando llegó la tropa comandada por Nariño, avanzaron hasta
Popayán y el 30 de diciembre se enfrentaron con Baraya en la batalla del Alto Palacé,
donde salieron ganadores los republicanos que el 31 de diciembre, entrando victoriosos a la
ciudad para hacer posesión de ella.
Así pues los neogranadinos se veían divididos en los que apoyaban y los que rechazaban la
causa republicana, pero todos coincidían en participar en la innumerable cantidad de
eventos religiosos que se organizaron alrededor de las luchas, bien fuera en acción de
gracias por las victorias o para pedir un resultado a favor.
1814
1814 es un año definitivo para los procesos que intentaban la unidad de las provincias de la
Nueva Granada. Ante la ausencia de Antonio Nariño en la presidencia de Cundinamarca,
quien decidió encabezar el ejército que marchó hacia la expedición del sur, el encargado del
poder ejecutivo de la provincia, Manuel Bernardo Álvarez, quien a pesar de ser tío de
Nariño no poseía sus mismas habilidades políticas, no supo llevar a buen término las
negociaciones que se entablaron desde el mes de julio de 1814, respondiendo a una
propuesta realizada por Camilo Torres desde el 21 de junio del mismo año, en la que
explicaba la necesidad que tenía la Nueva Granada de tener todas sus provincias unidas
debido a los ataques de los realistas que para ese momento llevaban sus victorias en
aumento.
Las negociaciones tuvieron como delegados a Jorge Tadeo Lozano por Cundinamarca y a
José Fernández Madrid por parte del Congreso. Los representantes lograron un acuerdo
beneficioso para las dos partes que debía ser ratificado por los dos presidentes para iniciar
su ejecución, Camilo Torres, presidente del Congreso, ratificó el acuerdo de manera
inmediata y concedió 20 días para que se cumpliera igual ratificación por parte del
presidente de Cundinamarca, sin embargo, Álvarez consideró que los términos del acuerdo
no eran buenos para la provincia a su cargo y nunca llevó a cabo la ratificación del pacto.
Ante esta decisión y presionado por la situación militar y de orden público que se vivía en
toda la Nueva Granada el Congreso de las Provincias Unidas decidió someter por la fuerza
a Cundinamarca tomándose su capital, Santafé. Para hacerlo ejecutó un plan secreto que
debía ser llevado a cabo por el general Rafael Urdaneta, quien a finales del mes de octubre
fue notificado del mismo en Cúcuta, ciudad donde se encontraba con sus hombres después
de haber llegado de Venezuela donde había sido parte del ejército de Bolívar que había sido
derrotado por los realistas.
Urdaneta llegó a Tunja acompañado de Simón Bolívar quien por decisión del Congreso fue
puesto al mando de la expedición que debía tomarse Santafé. Y fue así que el 10 de
diciembre, entrando por el barrio Santa Bárbara las tropas de Bolívar se tomaron la ciudad.
Hacia el final del día, Manuel Bernardo Álvarez decidió realizar una negociación y con el
fin de acabar con las hostilidades entregó la ciudad y el mando de la provincia a Bolívar
como representante del Congreso. Desde ese momento todas las provincias de la Nueva
Granada formaron una sola unión que buscaba resistir y vencer a los ataques realistas.
Mientras todo esto sucedía en el centro, hacia el sur, en la provincia de Popayán, Antonio
Nariño, que desde 1813 había partido desde Santafé con un ejército conformado por
miembros de todas las provincias de la Nueva Granada, libraba varias batallas que
buscaban posicionar a los patriotas en el mando de la región. En diciembre de 1813 ya se
había obtenido el triunfo sobre la ciudad de Popayán, y en los primeros meses de 1814 se
organizaban las tropas para continuar avanzando hacia Pasto, considerado el fuerte realista
de la provincia.
En ese sitio, el 19 de abril de 1814 se libró una fuerte batalla contra las tropas realistas al
mando de Aymerich, es difícil establecer quien salió con victoria del enfrentamiento, los
dos ejércitos sufrieron grandes pérdidas y continuaron sus estrategias de guerra, los
patriotas por lograr la entrada a la ciudad y los realistas por impedirla.
Los patriotas avanzaban de manera victoriosa entre pequeñas batallas y refriegas, hasta que
el 10 de mayo de 1814 fueron derrotados en los ejidos de Pasto. La tropa que conformaba la
retaguardia del ejército patriota, al mando del coronel Rodríguez nunca llegó a reforzar a
Nariño y este fue vencido totalmente, unos pocos hombres lograron escaparse, entre ellos el
mismo Nariño quien permaneció escondido por varios días esperando que algunos de sus
oficiales lograran restituir el ejército y continuar hacia Pasto, pero la espera fue en vano.
Rodríguez ya se encontraba rumbo a Popayán y los pocos hombres que habían logrado
escapar estaban diseminados por todo el valle.
El 14 de mayo de 1814 Antonio Nariño decide entregarse a los realistas, pretendía lograr un
armisticio y un acuerdo con los realistas del sur y así, estando preso consiguió la confianza
del jefe realista Aymerich quien le permitió escribir un comunicado con la propuesta del
acuerdo a Cundinamarca y al Congreso el 4 de julio de 1814. Los acuerdos nunca se
lograron y Nariño fue conducido como prisionero a Quito, luego a Lima y finalmente a
España, su prisión duraría casi dos años que lo salvarían de la muerte durante la reconquista
de Morillo en 1816.
El año termina con noticias de guerra y desolación por todas partes, sin embargo existe la
esperanza de un nuevo ejército y una nueva fuerza con la unión de las provincias.
1815
Apoyado por los realistas de Santa Marta, Morillo sitió Cartagena, desde el 18 de agosto
hasta el 6 de diciembre, completando 108 días. Las tropas realistas sellaron por tierra y mar
a la ciudad, impidiendo la entrada de cualquier vehículo o embarcación que pudiera proveer
a sus habitantes de municiones o alimentos. Ante el desespero y la hambruna varios de sus
habitantes lograron salir de la ciudad en barcos piratas que habían podido burlar el cerco de
Morillo, esto les garantizó escapar de los realistas pero no de la muerte. De las casi 15
embarcaciones que partieron de Cartagena, sólo se conoció el paradero de 3, las demás al
parecer naufragaron o sus habitantes fueron asaltados, engañados y hasta abandonados por
sus piratas que de salvadores pasaron a verdugos. El abandono de Cartagena por muchos de
sus habitantes permitió a Pablo Morillo y su ejército tomarla el 6 de diciembre, logrando la
victoria, pero hallaba una ciudad desolada y fantasmal que era necesario reconstruir y
repoblar.
Pero el Caribe no era la única zona del país en aprietos militares. Durante todo el año la
provincia de Pamplona, vecina con Venezuela, estuvo defendiéndose de los ataques
realistas, los que se intensificaron desde el mes de mayo cuando esa frontera entró a formar
parte de los planes de Morillo para la reconquista de la Nueva Granada. Joaquín Ricaurte,
Rafael Urdaneta y Francisco de Paula Santander tuvieron que arreglárselas para lograr
defensas y ataques en la zona con ejércitos mal dotados y mal alimentados, pues los
auxilios que solicitaban al gobierno central no llegaban. En Santafé aunque se conocían
estas noticias, no se dimensionaba la real situación de las provincias, las preocupaciones
capitalinas giraban en torno a la organización política del poder.
El balance al final del año no fue el mejor; el país estaba políticamente débil al igual que
sus ejércitos, y Morillo había recuperado el Caribe a la causa del rey avanzando de manera
vertiginosa hacia la capital mientras era apoyado por los realistas venezolanos. El futuro no
era el más prometedor para la causa republicana y sus adeptos
1816
El año de 1816 es conocido como el del inició de la “época del terror”, la misma que para
los españoles significaba la reconquista, la pacificación.
Después del sitio de Cartagena en 1815, Pablo Morillo se tomó la ciudad y comenzó a
impartir órdenes en contra de quienes habían simpatizado o participado con la revolución
iniciada en 1810. Sin importar su origen, bien fueran americanos o españoles, cualquiera
que fuera considerado patriota debía sufrir la pena capital. Sólo algunos sacerdotes se
salvaron de la muerte, amparados por su calidad eclesiástica fueron condenados al
destierro.
Fue en la ciudad amurallada donde iniciaron las ejecuciones y mientras esto sucedía,
Miguel de La Torre, oficial español, había sido enviado por Morillo a Santafé para que,
como una avanzada, fuera repeliendo cualquier grupo de insurgentes que pretendiera
impedir la entrada de la representación real a la capital de la Nueva Granada. Cumpliendo
las órdenes encomendadas, de La Torre entró en Santafé el 6 de mayo de 1816, donde fue
recibido con vítores por los realistas que habitaban la capital y también por los patriotas que
querían salvar su vida. Morillo entraría en calidad de jefe supremo 20 días después.
Como ya se dijo, los únicos grupos que subsistían dando la batalla eran las guerrillas del
Casanare, aunque en Pore había representación del gobierno militar de Morillo y por
Pamplona se veían acosados por Calzada. Sin embargo, estos grupos subsistieron y
recibieron entre ellos a varios de los patriotas que pudieron huir de Santafé.
Para Morillo, que desconocía la autoridad civil de virrey Montalvo que operaba desde
Cartagena, la pacificación debía darse a través del gobierno militar y así lo ejecutó. Tras su
llegada a Santafé se implementaron una serie de tribunales de guerra que debían encargarse
de rejuzgar y sentenciar a los múltiples presos acusados de patriotas que, por lo menos en
Santafé, habían comenzado a ser recluidos por La Torre desde el fatídico día del 22 de
mayo. Para ese momento, en Cartagena ya habían sido varios los fusilados. Día tras día
varios grupos de patriotas pasaron por los patíbulos de diferentes ciudades del país. Las
órdenes indicaban que debían ser fusilados y luego colgados, y en algunos casos,
descuartizados para poder exponer sus partes a manera de escarnio público, tal como
sucedió con Camilo Torres.
En el mes de noviembre, el general español decidió partir hacía Venezuela; consideraba que
su misión de pacificar y reconquistar para el rey de España el territorio de la Nueva
Granada, era una labor terminada. Ahora debía continuar hacía Venezuela, en donde, según
noticias que había recibido, se encontraba Bolívar intentando establecer de nuevo la
rebelión. Antes de partir, ordenó que Juan Sámano dejara Popayán y se desplazara a
Bogotá para dejarle encargado el mando militar del territorio.