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Introducción
Sin duda, el tema es relevante para el país al contribuir con la reducción de las emisiones
de gases efecto invernadero si mantiene el 51% de su territorio, 578.000 km cuadrados de
selva. No obstante surge el interrogante sobre las implicaciones del uso de los aclamados
fondos en el contexto colombiano para evitar la deforestación de su territorio. El presente
artículo tiene como objetivo abrir la discusión sobre cómo el tema de deforestación en
Colombia se abordará en la nueva era Copenhague; así como cuestionar el mecanismo
financiero, esquema REDD por sus siglas en inglés “reducción evitada de emisiones de GEI
por deforestación” planteado para tratar este problema.
Si cambiar una economía basada en energía fósil a una basada en energía alternativa y
limpia es difícil, crear un esquema para que dicha economía siga en funcionamiento si
afectar el medio ambiente también lo es. De hecho, la idea del Mecanismo de Desarrollo
Limpio (MDL) en teoría, es práctica y libre de vacíos: un mecanismo donde invertir en un
proyecto de energía eficiente o eólica en un país en vía de desarrollo como Colombia,
haría que las compañías puedan lograr una reducción de emisiones más barato que en su
propio país mientras que paíseses como el nuestro tienen un empujón hacia la
sostenibilidad. Sin embargo, el MDL, para su primer período de compromiso 2008 - 2012
no ha mostrado los mejores resultados, entre ellos porque el mecanismo está sujeto a las
distorsiones de mercado tales como las libres asignaciones de créditos de carbono, que
han llevando a que el precio por tonelada caiga a niveles irrisorios que no compensan el
daño de una tonelada de carbono ni promueve inversiones en el campo. Además la
credibilidad de su efectividad se cuestiona y no deja de ser una idea fantástica para
algunos1.
1
Ver por ejemplo The Ecologist 2009 y Smith (2009)
Según el informe Stern2 con relación a que el precio del mercado no tiene ninguna
relación con sus costos ambientales y sociales, mientras que el daño real de una tonelada
de dióxido de carbono es de por lo menos US$85 por sus impactos en la agricultura,
inundaciones, pérdida de biodiversidad, entre otros; los precios del mercado de carbono
por mucho han sobrepasado los US$42, son volátiles, y en el período de crisis económica
cayeron a una tercera parte de su valor3.
De otro lado se ha argumentado sobre la verificación de los proyectos que en todo caso
hubiesen sucedido. Un estudio muestra como el 76% de los proyectos de MDL ya se
habían completado antes de que se aprobara su financiación a través del MDL, ejemplo
cercano el caso de Transmilenio en Bogotá, cuando de todas formas era un proyecto que
iba a suceder. Lo que es más preocupante, es que el esquema no ha estimulado del todo
la transición a energías limpias en los países contaminantes4.
De esta manera, el mecanismo tiene un falla estructural visible y es que no garantiza que
el esquema de mercado a través de ponerle precios a las emisiones de carbono detenga a
la economía para lograr las metas instauradas por Kioto5, ni mucho menos los se tocan en
el acuerdo de Copenhague6.
Pero entonces, ¿si una transición a una economía con infraestructuras de energía limpia y
eficiente toma tiempo, y el tiempo es limitado ante la problemática, qué solución existe
para el corto plazo? Esta fue una de las preguntas centrales que se trataron en
Copenhague, donde hubo un conceso de cómo la protección de los bosques, el gran
ausente de Kioto, son vitales para la regulación climática; su deforestación contribuiría
hasta en un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, nada
más rápido y económico que evitar que el bosque sea deforestado y se pague por evitar la
deforestación, en vez de continuar con solo el enfoque de restringir el uso energético e
2
Stern Review on the Economics of Climate Change, informe redactado por el economista Nicholas Stern
para el gobierno del Reino Unido, publicado el 30 de octubre de 2006.
3 b
The Economist , 2009.
4
Ibíd.
5
El Protocolo de Kioto es un acuerdo jurídicamente vinculante cuyo objetivo es que, en el período 2008-
2012, los países industrializados reduzcan sus emisiones colectivas de gases que causan el efecto de
invernadero en un 5,2%, respecto a 1990. (Ver, BBC 2005)
6
Entre ellos establecer un máximo de 2° centígrados de calentamiento. Y dentro de los que se habían
declarado aparece reducir a la mitad la emisión de gases de efecto invernadero en el mundo para 2050,
estableciendo 2020 como plazo límite para llegar al punto más alto en las emisiones mundiales.
Uno de los aspectos claves del mecanismo REDD es que implica pagos por la deforestación
que hubiese tomado lugar en ausencia del pago. Su fuente de financiación puede ser a
través de los mercados de carbono, donde los países industrializados compensan sus
emisiones por transferencia de fondos como los créditos de carbono a países en vía de
desarrollo. También puede ser a través de otros como un fondo7.
El esquema REDD es una idea que ya ha tomado fuerza incluso antes del reciente acuerdo
sobre el clima. Las Naciones Unidas, el Banco Mundial y gobiernos de algunos países como
Australia, Inglaterra y en particular Noruega, ya han destinado fondos de alrededor de
US$800 millones los últimos dos años para implementar proyectos REDD8.
Sin duda el país se embarca en el discurso del cambio climático, una nueva justificación
para continuar con la lucha antidrogas y el discurso de la guerra contra el terrorismo; es
como si fuera la continuación de una serie de discursos que han tomado hegemonía
mundial en por lo menos los últimos 50 años: la guerra contra la pobreza, el subdesarrollo,
el terrorismo y hoy el cambio climático.
Nada más diciente que las palabras del presidente Uribe en la reciente cumbre de
Copenhague:
7
Ver por ejemplo IIED 2009.
8 b
The Economist 2009.
"En Colombia las familias guardabosques protegen la selva contra la droga que
depreda, en el mundo podrían preservar los árboles para atenuar el cambio
climático".
De esta manera, se puso de manifiesto en la cumbre que la convicción del gobierno es que
habrá que pagarle a la comunidad campesina que deforesta para el cultivo de drogas
ilícitas. No en vano se proponen una reducción de la deforestación más exigente que la
planteada en la cumbre, del 25% para el año 2025 y se censuró que el acuerdo de la
cumbre no incluyera medidas sancionatorias. Nada de extraño tiene cuando se estarían
hablando de recursos adicionales para el país de por lo menos 18 mil millones anuales a
partir de 2015 que provendrían del fondo que lideran: Australia, Noruega, Estados Unidos,
Japón y el Reino Unido.
En últimas lo que se aduce es que Colombia corre un alto riesgo de deforestación por la
siembra de cultivos ilícitos o como lo ha argumentado el ministro Costa acerca de los
recursos provenientes del REDD: “no es una donación para compensarnos por el pasado.
Es para frenar la deforestación o las amenazas a la deforestación”9.
No obstante, ante el nuevo discurso que se configura, vale la pena mencionar dos
aspectos. En primer lugar las tasas de deforestación del país no son tan críticas como si
pasa en otros países de Sur América ver Tabla 1. No con esto se justifica la inacción ante
un problema potencial pero si se debería analizar si la solución de pago propuesta no sería
perversa para promover la deforestación.
9
Ver por ejemplo Correa 2009
En términos generales el esquema REDD ha sido sujeto de diversas críticas que también
incumben al país. Una de sus principales es que las naciones ricas, estarían delegando la
responsabilidad de reducir las emisiones de carbono a países en vía de desarrollo para
continuar con sus industrias contaminantes.
Otra crítica, es que aquellos países que ya han tomado acciones para prevenir la
deforestación como Costa Rica, estarían excluidas del esquema; de manera que premiaría
a los países con la peor administración de sus bosques porque serían ellos en donde el
esquema aplicaría mejor por la amenaza que representan. En Colombia por ejemplo un
proyecto de desarrollo como el de la iniciativa IRSA en el Amazonas10 podría representar
una alta amenaza de deforestación alrededor del mismo, luego sería más probable
acceder a fondos del esquema con tal justificación.
El país deberá entonces, considerar otras estrategias y mirar con cuidado el esquema
REDD si lo que quiere son soluciones de fondo que no agraven los problemas en un
mediano plazo. Un mecanismo como el que se propone tiene diversos desafíos de
10
http://www.iirsa.org/index.asp?CodIdioma=ESP
11 b
The Economist 2009
Por último, vale la pena mencionar que dentro de las estrategias alternativas a las
convencionales de mercado no se pueden dejar de lado, los últimos avances de la
literatura económica en cuanto al manejo sostenible de aquellos bienes como los bosques
que comparten las características de los recursos de propiedad común. Autores de la línea
de la reciente premio nobel de economía, Elinor Ostrom, han cuestionado el principio de
racionalidad individualista de la gente local, donde se ha demostrado que si es posible
lograr comportamientos de cooperación basados en la confianza y la reciprocidad para la
administración de los recursos naturales. Según, Juan Camilo Cárdenas, “la evidencia
recogida en el trabajo de campo sugiere que en las comunidades donde la pobreza y la
falta de oportunidades presionan a los hogares se presentan esfuerzos adicionales por
invertir en los procesos comunitarios para evitar la denominada “tragedia de los
comunes”, dada la mayor dependencia de los ingresos de esa cooperación” Cárdenas
(2009) . Así pues, es clave que se propongan estrategias con base en la identificación de
aquellos factores que podrían amenazar los acuerdos locales y no promover la
cooperación, para llegar a soluciones desde y con la gente, de carácter de largo plazo que
toquen las raíces del problema para la buena administración de los bienes naturales.
Referencias bibliográficas
Correa, P 2009. Varias ONG otorgan a Colombia el Premio Fósil del Día. Periódico El
Espectador Diciembre 16
International Institute for Environment and Development (IIED) 2009. REDD: Protecting
climate, forests and livelihoods. URL: http://www.iied.org/natural-resources/key-
issues/forestry/redd-protecting-climate-forests-and-livelihoods.
Smith, A. 2009. A toothless cap-and-trade scheme is a planetary wrecking ball. Revista The
Ecologist. 10 de diciembre de 2009.
The Economista 2009. Touch Wood. Revista The Economist. Diciembre 17.
The Economistb 2009. Last gasp for the forest. Septiembre 24.
The Ecologist 2009. Carbon markets not working, says Deutsche Bank. Noviembre 2