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Galileo Galilei
Galileo Galilei
El señor Galileo Galilei nace en Pisa en 1564, un año después de que finalizara el Concilio de
Trento; en el que la Iglesia romana y católica cerraba filas contra las doctrinas protestantes que se
extendían por Europa y un rígido control en la interpretación de la Biblia y cuestiones doctrinales se
imponía mediante la Inquisición. Los jesuitas españoles forman parte importante de este Concilio y
se constituyen como milicia al servicio del Papa de Roma.
Entonces Josué habló a Jehová entregó a los amorreos ante los hijos de Israel, y dijo en
presencia de los israelitas: ¡Sol, detente sobre Gabaón; y tú Luna, sobre el valle de
Ajalón¡ Y el Sol se detuvo y la Luna se paró, hasta que el pueblo se hubo vengado de sus
enemigos. El Sol se detuvo en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.
El señor Copérnico, astrónomo polaco, había publicado poco antes de su muerte, en 1543, su libro
DE REVOLUTIONIBUS ORBIUM CAELESTIUM, en el que los movimientos aparentes del sol y
las estrellas, y los extraños movimientos de los planetas se podían explicar admitiendo el doble
movimiento de la Tierra: la rotación diaria sobre su eje y la traslación anual alrededor del sol.
Aunque el contenido del libro es presentado como una hipótesis matemática sin pretensiones de
explicar la realidad física, el libro es recibido con desconfianza por las autoridades eclesiásticas que,
no lo olvidemos, en estos tiempos detentaban el saber y defendían la concepción aristotélica-
ptolemaica del universo, la explicación que el sentido común daba del mundo que nos rodea.
Galileo se gana la vida como profesor de matemáticas y explica a sus alumnos la concepción
aristotélico-ptolemaica del mundo, que está constituida alrededor de dos ideas principales: la teoría
de los cuatro elementos y la teoría de los lugares naturales. Los cuatro elementos son: la tierra, el
agua, el aire y el fuego. La tierra, que es el elemento menos noble está en el centro, sobre ella esta el
agua, después el aire y a continuación el fuego. Todo ello constituye el mundo corruptible; luego
vendría la esfera de la Luna a partir de la cual todo estaría constituido por la quintaesencia, el éter,
que es perfecto, eterno e incorruptible. Después seguirían las esferas en las que estarían encastrados
el Sol y los planetas, y finalmente la octava esfera de las estrellas fijas, que sería el límite del
universo. El movimiento se transmite desde la última esfera hasta las mas internas haciendo presión
sobre el éter. Un mundo esférico y finito en el que la tierra es el centro y el hombre la criatura mas
privilegiada.
En 1598 muere Felipe II y el Imperio español es el más poderoso del mundo. En 1600, la
Inquisición romana condena a Giordano Bruno, fraile y librepensador que ha predicado contra el
Papa en todas las cortes europeas protestantes. Uno de los cargos contra Bruno es el de difundir que
los mundos son infinitos y que la Tierra no es el centro del Universo. El personaje que preside el
tribunal que condena a Giordano Bruno es el cardenal Roberto Bellarmino (1542-1621), jesuita,
teólogo y encargado de velar por la pureza de la doctrina Católica.
Descubrimientos astronómicos:
En 1600 Galileo descubre cosas sorprendentes cuando dirige su telescopio artesanal, construido por
él mismo, a los cielos estrellados. Desde hacía 15 años, Galileo secretamente se había convertido en
heliocentrista, es decir, que pensaba que la concepción copernicana explicaba mejor el Universo.
Pero era una convicción teórica que no estaba apoyada por el sentido común. Pero cuando Galileo
se pasa las noches mirando a los cielos con su telescopio, descubre cosas maravillosas nunca antes
vistas por los humanos:
"... que el sol está en el centro del Mundo y que la Tierra no lo sea y que no esté inmóvil es
una teoría absurda en filosofía y herética en cuanto a la verdad teológica".
Galileo prudentemente se retira de la vida pública a la espera de tiempos mejores...
En 1623 su amigo el Cardenal Barberini (1568-1644) es nombrado Papa con el nombre de Urbano
VIII y Galileo cree que ha llegado el momento de continuar la lucha por sus ideas. Publica Il
saggiatore, libro en el que polemiza agriamente con el jesuita Orazzo Grassi sobre la naturaleza de
los cometas. Poco a poco se va enemistando con los poderosos jesuitas, que apoyan las buenas
relaciones del Papado con España. Por otra parte, Urbano VIII simpatiza con Francia, una potencia
emergente que se opone a la hegemonía española. Galileo recibe el permiso del Papa para escribir
un libro en el que quedarían explicados los dos sistemas del mundo. Pero es advertido de que sólo
podrá hablar de la hipótesis copernicana como una mera hipótesis matemática sin pretensiones de
que sea una explicación física. En 1632 Galileo publica Diálogo sobre los dos máximos sistemas
del mundo. En él, Galileo ridiculiza a los defensores del sistema geocéntrico. Las autoridades
eclesiásticas se sienten traicionadas y el propio Urbano VIII monta en cólera y decide procesar a
Galileo. En 1633 Galileo con 69 años y semiciego es obligado a abjurar de sus teorías y es
condenado a reclusión domiciliaria hasta el año de su muerte en 1642. Hay que esperar hasta 1992
para que Juan Pablo II reconozca, y con él, oficialmente la Iglesia católica y romana, la tremenda
injusticia que se cometió con Galileo.
En la constitución de " la nueva ciencia " se pueden considerar tres grandes períodos, el primero se
inicia con Copérnico en la 1ª mitad del siglo XVI, un periodo intermedio de consolidación
representado por Galileo y Kepler; y una tercera fase posterior en donde la figura principal es
Newton. El sistema copernicano es iniciado por Copérnico, quien abre el camino hacia la nueva
astronomía, aunque mantiene determinados postulados correspondientes al sistema ptolemaico.
Entre sus innovaciones podemos señalar:
Sin embargo, mantenía ciertos postulados del periodo anterior como: · El movimiento uniforme y
circular. · La existencia de esferas celestes. La obra astronómica de Galileo supone la divulgación
de la astronomía copernicana. Emplea los numerosos descubrimientos obtenidos gracias al
telescopio (los primeros datos astronómicos cualitativamente nuevos desde la antigüedad) como
argumentos en favor de Copérnico, y es capaz de descubrir lo siguiente:
Podemos decir que la ciencia moderna empieza con Galileo, que es el iniciador de una auténtica
revolución científica. No sólo por su verdad central (geocentrismo, heliocentrismo), sino que sienta
las bases de una verdadera ciencia. La ciencia es la que influyó más decisivamente en el período del
Renacimiento en dos aspectos: * TÉCNICAMENTE: La ciencia aplicada es fruto de la modernidad.
En la época griega la ciencia no afectó a la vida social. Ahora se aplica a la ingeniería , a la
medicina, a la guerra, etc. El Renacimiento supone una revolución intelectual y el comienzo de una
nueva manera de hacer ciencia. * INTELECTUALMENTE: El mundo de la cultura civil y religiosa
no aceptó fácilmente el heliocentrismo. Se ponían dificultades obvias:
• El movimiento de la Tierra suponía aceptar unas distancias enormes en relación con las
estrellas fijas. Eso era admitir un poder inusitado en la razón humana que era difícil de
aceptar, y que seria lo que ha facilitado la ciencia moderna.
• Los textos de la Escritura, en los que se aferraban la Iglesia católica y la protestante que
tomaban la Biblia como única autoridad.
• La autoridad de la Iglesia quedaba en entredicho, ya que seguía manteniendo el
geocentrismo.
La conclusión es que no hay filosofía que pueda enseñarnos la verdad de la naturaleza mejor que la
experiencia. Galileo, eliminando toda consideración finalista de la naturaleza, y basándose solo en
la experiencia ha llevado la ciencia moderna a su madurez.
El cosmos aristotélico:
A Aristóteles debemos también la creación del sistema Geocéntrico, es decir, con la Tierra en el
centro de todo el Universo. Este universo presenta cuatro características importantes: el
geocentrismo; la jerarquía; la heterogeneidad; lo finito. En relación con el Geocentrismo ya
habíamos visto que consistía en que la Tierra ocupa el centro del Universo aristotélico. La cuestión
de la Jerarquía explica la ordenación del Universo por grados de perfección: el mundo físico
terrestre, el mundo físico del cielo y el Primer Motor Inmóvil. Este Universo era además
heterogéneo en la medida en que los mundos estaban compuestos por materias diferentes. Así, el
mundo terrestre estaba formado por los cuatro elementos; el mundo del cielo, por el éter, y el
Primer Motor Inmóvil era energía pura, sin forma ni materia. Y, por último, el Universo era Finito
porque acababa en la esfera de las estrellas fijas.
"Si el Hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, ¿cómo explicar la existencia de
tantas razas y pueblos diferentes?", "En un mundo siempre creciente, que parece no tener
fin, ¿cuál será el lugar para Dios?".
Con Galileo Galilei surge el nuevo concepto de Ciencia moderna, con la técnica aliada a la
investigación, que posibilitará más y mejores avances en el campo tecnológico.
Surge un nuevo ideal de Ciencia, con un nuevo objeto de estudio y también un nuevo método.
Galileo se preocupa ahora más de los fenómenos (lo que se nos aparece) que de lo metafísico, y lo
hace desde las explicaciones y las fórmulas matemáticas, sobre las que tenía total dominio y
confianza. Con el apoyo de su telescopio, construido por sí mismo, Galileo consigue observar los
cielos y descubrir que el sistema cosmológico aristotélico-escolástico no pasa de ser una falsedad
mal fundamentada y explica todos aquellos movimientos irregulares de los astros partiendo del
principio de que es el Sol el que se encuentra en el centro del Universo (Heliocentrismo). La Iglesia
ve ahora que su reputación desciende de nivel y que su jerarquía puede ser discutida, y condena a
Galileo, que fue obligado a abjurar de todo aquello que había afirmado y descubierto.
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Paulo III, entre sus medidas, logró reunir en Trento (Italia) un Concilio General de la Iglesia, el 13
de diciembre de 1545, que trazó los lineamentos de la Contrarreforma. Se contó con la presencia de
veinticinco obispos y cinco superiores generales de Órdenes Religiosas. Las reuniones, que
sumaron en total 25, con suspensiones esporádicas, se prolongaron hasta el 4 de diciembre de 1563.
El espíritu e idea del concilio, fue plasmada por la gestión de los jesuitas, Diego Laínez, Alfonso
Salmerón y Francisco Torres. La filosofía le fue inspirada por Cardillo de Villalpando y las normas
prácticas, sobre sanciones de conductas, tuvieron como exponente principal al obispo de Granada,
Pedro Guerrero.
En este concilio, que culminó bajo el mandato del Papa Pío IV, se decidió que los obispos debían
presentar capacidad y condiciones éticas intachables, se ordenaban crear seminarios especializados
para la formación de los sacerdotes y se confirmaba la exigencia del celibato clerical. Los obispos
no podrían acumular beneficios y debían residir en su diócesis.
Los santos fueron reivindicados al igual que la misa, y se afirmó la existencia del purgatorio. Para
cumplir sus mandatos, se creó la Congregación del Concilio, dándose a conocer sus disposiciones a
través del “Catecismo del Concilio de Trento”.
Se reinstauró la práctica de la Inquisición que había surgido en el siglo XIII, para depurar a Francia
de los herejes albigenses. Ya restablecida en España desde el año 1478, se propagó por varios
países europeos bajo la denominación de Santo Oficio, que usó la tortura para obtener confesiones.
Si ese método no daba los resultados esperados, de arrepentimiento del hereje, éste quedaba en
manos del poder civil, que lo condenaba generalmente a la muerte en la hoguera. El protestantismo
debió soportar la Inquisición en varios estados, pero fue principalmente efectivo en España, Italia y
Portugal.
También creó el Índice, en 1557, por el cual se estableció una censura contra la publicación de
pensamientos que pudieran ser contrarios a la fe católica, y se quemaron muchos libros
considerados heréticos.
Posterior al Concilio, en 1592, se publicó una edición definitiva de la Biblia, sosteniéndola como
fuente de la revelación de la verdad divina, pero otorgando también dicho carácter a la Tradición,
negándose su libre interpretación, considerando ésta, una tarea del Papa y los obispos, herederos de
San Pedro y los apóstoles, a quienes Cristo les asignó esa misión.
IV: Celebrada el 8 de abril de 1546. Aceptación de los Libros Sagrados y las tradiciones de los
Apóstoles. Se declararon la Tradición y las Sagradas Escrituras como las dos fuentes de la
revelación. La Vulgata se consideró la traducción aceptada de la Biblia.
V: Celebrada el 17 de junio de 1546. Decreto sobre el Pecado original.
VII: Celebrada el 3 de marzo de 1547. Cánones sobre los sacramentos en general. Cánones sobre el
sacramento del bautismo. Cánones sobre el sacramento de la confirmación. Reforma de
pluralidades, exenciones y asuntos legales del clero.
VIII: Celebrada el 11 de marzo de 1547. Se acepta el traslado a Bolonia para huir de la peste.
XXI: Celebrada el 16 de julio de 1562. Doctrina y cánones sobre la comunión bajo las dos especies
y la comunión de los párvulos. Reforma de la ordenación, el sacerdocio y la fundación de nuevas
parroquias.
XXII: Celebrada el 17 de septiembre de 1562. Doctrina acerca del santísimo sacrificio de la Misa.
La Eucaristía se definió dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio en el que el pan y
el vino se transformaban en la carne y sangre auténticas de Cristo. Reforma de la moral del clero, la
administración de fundaciones religiosas y los requisitos para asumir cargos eclesiásticos.
XXIII: Celebrada el 15 de julio de 1563. Doctrina y cánones sobre el sacramento del orden (la
ordenación). Jerarquía eclesiástica. Obligación de residencia. Regulación de los Seminarios.
XXIV: Celebrada el 11 de noviembre de 1563. Doctrina sobre el sacramento del matrimonio. Se
reafirmó la excelencia del celibato. Reforma de obispos y cardenales.
XXV: Celebrada los días 3 y 4 de diciembre de 1563. Decreto sobre el purgatorio. Se reafirman la
existencia del purgatorio y la veneración de los santos y reliquias. Reforma de las órdenes
monásticas. Supresión del concubinato en eclesiásticos. Se dejó al Papa la tarea de elaborar una lista
de libros prohibidos, la elaboración de un catecismo y la revisión del Breviario y del Misal. De la
Trinidad y Encarnación (contra los unitarios). Profesión tridentina de fe. Clausura del concilio.
Comentarios finales
Aunque no consiguió reunificar la cristiandad, el Concilio de Trento supuso para la Iglesia Católica
una profunda catarsis.
Se convocó como respuesta a la Reforma Protestante para aclarar diversos puntos doctrinales.
También abolió los ritos eucarísticos locales, respetando solo aquellos que atestaban de más de dos
siglos de antigüedad (Rito mozárabe, rito lionés, rito ambrosiano) y estableció el rito de la ciudad de
Roma conocido como Misa Tridentina, como rito de toda la iglesia latina. Desde un punto de vista
doctrinal, es uno de los concilios más importantes e influyentes de la historia de la Iglesia Católica.
1) Contra los protestantes, que admitían como única autoridad la de las Escrituras, afirmando que la
tradición (las interpretaciones de los Padres de la Iglesia, los papas y los concilios) constituye, con
las Escrituras, uno de los fundamentos de la fe, y que el único texto auténtico de la Biblia es la
Vulgata, traducción latina hecha por San Jerónimo, sobre un texto griego del siglo IV.
2) Confirmó y definió los dogmas y prácticas rechazadas por los protestantes (presencia real de
Cristo en la Eucaristía, justificación por la fe y por las obras, conservación de los siete sacramentos,
las indulgencias, la veneración de la Virgen María y los santos, etc.), fijando con rigor la frontera
entre la ortodoxia y la herejía, consumando la ruptura entre la Iglesia Católica y los protestantes.
3) Corrigió los abusos y adoptó medidas para asegurar a la Iglesia un clero más moral y más
instruido (prohibición del casamiento de los sacerdotes, prohibición de acumular beneficios,
obligación de residencia para obispos y curas, creación de seminarios para la formación de
sacerdotes, etc.)
4) Fortificó la jerarquía y, con ello la unidad católica, al afirmar enérgicamente la supremacía del
papa, «Pastor Universal de toda la Iglesia» e, implícitamente, su superioridad sobre los concilios. El
Concilio de Trento tuvo importancia capital, y de las decisiones que adoptó, surgió la Iglesia
Católica Apostólica Romana «tradicional».