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15 /05
El Persistente Virus G”
Breve estudio sobre la persistencia del
destructivo “Virus G”, y de su nociva influencia en
el cristianismo a través de los siglos, para alertar a
los creyentes acerca de los modernos disfraces con
que se presenta en la culminación de esta presente
apostasía.
Cuando se advierte a los cristianos acerca de la influencia del virus G, que se presenta
disfrazado de triunfalistas iglesias modernas que todo lo saben y todo lo pueden, no se alarman,
pues desconocen la historia de la sutil herejía gnóstica. Por tal razón, hemos considerado que en
vez de sólo aludir al gnosticismo como una enseñanza errónea, es mejor desplegarla mostrando
todos sus rasgos característicos con mayor amplitud, a fin de demostrar mejor su peligrosidad.
Esperamos que usted, hermano lector, tenga gran deseo de documentarse para cumplir
su papel como defensor de la fe, a lo cual nos apremia Judas: “me ha sido necesario escribiros
para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos,
porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido
destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de
nuestro Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.” Judas 3, 4.
A lo largo del trabajo se encuentran unas referencias, que envían al lector a las últimas
páginas, donde hallará pequeños comentarios y explicaciones.
Las pequeñas sectas y grupos gnósticos compartían todos la convicción de que ellos
poseían un conocimiento secreto y misterioso, que en ninguna manera era accesible para los que
estaban afuera, y que no se basaba en la reflexión, en la investigación científica y en la
comprobación, sino en la revelación. Lo hacían derivar directamente de los tiempos del
cristianismo primitivo, del mismo Salvador, de sus discípulos y amigos, con quienes ellos
afirmaban estar conectados por una tradición secreta; o si no, lo hacían derivar de profetas
posteriores, de quienes se jactaban muchas sectas. Fue desplegado a través de diversos escritos
místicos, los cuales eran poseídos por los numerosos y distintos círculos.
En breve, el gnosticismo en todos sus varios aspectos, su forma y su carácter, cae dentro
de la gran categoría de las religiones místicas, que eran tan características de la vida religiosa de
la antigüedad decadente. Todas por igual se gloriaban de tener una revelación mística y una
sabiduría profundamente veladas para otros. Como en muchas religiones místicas, así también en
el gnosticismo, el objetivo final es la salvación individual, la seguridad de un destino afortunado
para el alma después de la muerte. Y como en las otras, así en ésta, el objeto central de adoración
es una deidad redentora quien ya ha caminado el camino difícil que los fieles tienen que seguir.
Pablo describe en I Cor.1:18-31, cómo los griegos se esforzaban por hallar respuesta a
sus interrogantes por medio de la sabiduría humana, porque les parecía vergonzoso, un estigma,
el aceptar por la fe el mensaje de la salvación por medio de la cruz de Cristo.
Alejandría, en Egipto, era el gran lugar de reunión para los griegos, judíos, egipcios,
romanos y orientales. En este gran centro de erudición, elementos culturales y religiosos de las
diversas naciones podían ser comparados, conciliados y fusionados en una escala mayor que en
cualquier otro lugar en el mundo. Alejandría llegó a ser el vivero donde surgió el gnosticismo
judío. Una rama particular del gnosticismo se desarrolló en Siria; y otra, en Samaria.
[2] Aunque nuestra mente finita no puede comprender toda la plenitud de Dios, Él nos ha revelado
lo suficiente para entenderlo, buscarlo, obtener la salvación y vivir la vida cristiana. Cuando
seamos transformados en el arrebatamiento o rapto, lo entenderemos aun más.
Juan 1:14, “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.”
Juan 14:6-11, “Jesús le dijo: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre
sino por mí. Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis y lo
habéis visto.’ Felipe le dijo: ‘Señor, muéstranos el Padre y nos basta.’ Jesús le dijo: ‘¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha
visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre y
el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el
Padre, que vive en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra
manera, creedme por las mismas obras.”
Rom. 1:18-21, “La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de
los hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó: Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace
claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas
hechas. Por lo tanto, no tienen excusa, ya que, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como
a Dios, ni le dieron gracias. Al contrario, se envanecieron en sus razonamientos y su necio
corazón fue entenebrecido.”
[3] Siempre, a la par de la revelación genuina, Satanás y sus adeptos han mantenido su propia
versión distorsionada acerca de Dios, del hombre, de las Escrituras y de la salvación. A lo largo de
la revelación que se fue recibiendo y acumulando en los días del Antiguo Testamento, las
religiones paganas, las religiones de misterios, y otras formas del ocultismo, ofrecían lo que
llamaban la verdadera revelación, oculta para las masas y privilegio de pocos escogidos, la
llamada gnosis.
La literatura judía de los dos siglos antes de Cristo, despliega los siguientes rasgos:
La gnosis fue una reacción del antiguo sincretismo contra el surgimiento del cristianismo
como la religión universal.
Durante los primeros tres siglos del cristianismo, los gnósticos fueron identificados como
un grupo de gentes que proclamaban la salvación por medio del conocimiento, en oposición a la
proclamación cristiana de la salvación por medio de la fe.
Clemente de Alejandría (200 d.C.) opinaba que el cristiano perfecto era el verdadero
gnóstico, pero también estaba consciente de que había grupos de gente religiosa fuera de la
comunidad cristiana, quienes también afirmaban tener una gnosis superior que conducía a la
salvación. En el Nuevo Testamento mismo (I Tim. 6:20), Pablo advierte contra una “falsamente
llamada gnosis”. Actualmente es conveniente reservar mejor los términos de gnosis, gnóstico y
gnosticismo, sólo para referirnos a ese movimiento religioso difundido por su primer maestro
conocido: Simón el Mago de Samaria (Hch. 8:9), y su último gran pensador: Mani (m. 276).
Los peligros y consecuencias del gnosticismo fueron considerados tan graves para la
iglesia naciente, tanto por los apóstoles como posteriormente por los llamados Padres de la
Iglesia, que buena parte de sus escritos tuvieron como principal objetivo combatirlo con la mayor
dureza y contundencia (I Tim. 4:1-5). Hubo muchos escritores, como Ignacio de Antioquía
(m. 107) en Siria; Ireneo (c. 130 – c. 200) en Galia; Tertuliano (c. 160 – 225) en África del Norte;
Hipólito (c. 170 –c. 236) en Roma; y Orígenes (c. 185 – c. 254) en Egipto; quienes escribieron en
contra de esta “falsa gnosis.”
Hoy se sabe que en los primeros siglos de nuestra era cristiana, el neo-platonismo, el
cristianismo y el gnosticismo competían proponiendo cada uno su sistema como un camino para
la salvación. Cada uno tenía su propia “teología” que explicaba qué era el hombre, su mundo y su
lugar en él; cada uno presentaba su forma religiosa de vida particular que ofrecía la salvación; y
cada uno ganaba sus adeptos al presentarse como una religión universal. De estos tres, fue el
cristianismo el que salió vencedor.
De las diferentes interpretaciones del cristianismo, ninguna fue tan peligrosa, ni estuvo
tan cerca de predominar, como el gnosticismo. Este movimiento vasto y amorfo, que existía tanto
dentro como fuera de la Iglesia, alcanzó prominencia a principios del segundo siglo; llegó a su
mayor altura después de la mitad de ese siglo, y después comenzó a declinar, aunque continuó
existiendo en los siglos siguientes entre los cátaros y los maniqueos. El maniqueísmo llegó hasta
el centro de Asia y a China. Después del siglo quinto el gnosticismo decayó rápidamente.
Sus enseñanzas reaparecieron en cierto grado en las doctrinas de los paulicianos del
séptimo siglo, los bogomiles de los siglos undécimo y duodécimo, y más tarde entre los
albigenses en el sur de Francia. Muchas de sus ideas sobrevivieron entre los místicos
posteriores, y aun hoy en la pequeña comunidad de los mandeos en Irak. Sin embargo, su
influencia dejó una huella indeleble en las diversas ramas del cristianismo hasta nuestros días.
Podemos afirmar con seguridad que el gnosticismo continúa vivo y activo hoy, y,
lamentablemente, seguirá atrayendo a muchos que buscan nuevas revelaciones y nueva guía
fuera de las Sagradas Escrituras. [ 5 ]
Para los gnósticos la palabra, gnosis tenía tres significados comúnmente aceptados:
3. Experiencia. El gnóstico conocía por haber tenido una experiencia de Dios, quien lo había
liberado de sus miedos, dudas e incertidumbres, por tener la seguridad de la salvación.
Por la gnosis había despertado y ahora sabía qué era, de dónde había venido, y el camino
para retornar a su hogar.
III. EL GNOSTICISMO “CRISTIANO”.
Aunque el gnosticismo absorbió los relatos hebreos, revirtió completamente sus valores.
Llegó a la conclusión de que puesto que el mundo es malo, Jehová, quien creó el mundo, debe
ser el malvado demiurgo; y que la serpiente, quien le dijo a Eva que comiera del árbol del
conocimiento del bien y del mal, es precisamente la gnosis que salva. Todas esas personas
exaltadas en el Antiguo Testamento, eran los siervos malos del malo Jehová; mientras que los
reprobados, como Caín, pertenecían a los iluminados.
Esta combinación del gnosticismo con el cristianismo produjo una terrible distorsión. Los
cristianos gnósticos creían en Cristo como el Redentor, pero ya que su función era liberar al
hombre de la esclavitud de la carne, Él no podía haber tenido ninguna carne, sólo parecía haberla
tenido. Su cuerpo era como un fantasma que solamente parecía existir. Sencillamente, este
enfoque trastornó toda la doctrina cristiana de la encarnación y la crucifixión. La más grande
lucha en la Iglesia primitiva fue establecer la humanidad de Cristo, no su divinidad. La
encarnación de Cristo ocurrió en una fecha específica y en Belén, pero los gnósticos buscaban
desarraigarlo o desligarlo del tiempo y del espacio; y al hacerlo, despojaron la historia de todo
significado. La muy difundida práctica actual de no celebrar la Navidad, tiene sus raíces aquí. [ 9 ]
7] Para muchos creyentes, los estruendosos servicios públicos del carismatismo, con su
despliegue de expresiones emocionales, ofrecimiento de sanidades en masa, milagros y
prodigios, atractivas enseñanzas sobre salud y prosperidad e impresionante crecimiento
numérico, son los rasgos del siempre esperado avivamiento. Y, sin mayor discernimiento,
adoptan las metodologías, enseñanzas y prácticas que, lamentablemente, son las mismas del
Movimiento de la Palabra de Fe, saturadas con las ideas del gnosticismo.
[8] Es lamentable que muchos no detecten la terrible distorsión que hacen de Dios, de Cristo,
del Espíritu Santo, de las Escrituras, del hombre y de la salvación las sectas del cristianismo, en
especial la Ciencia Cristiana, que es la “mamá” de la Escuela Unitaria del Cristianismo, del
Movimiento de la Palabra de Fe y las prácticas de la Sanidad Interior. Usan la misma
terminología de los evangélicos, pero con significados muy desviados y alejados de los
conceptos bíblicos..
[9] Una prueba de la creciente influencia del gnosticismo en la Iglesia Evangélica de hoy, es el
considerable descrédito y disminución de la celebración de la Navidad, y la considerable
disminución de la celebración de la resurrección de Jesucristo. Hace muchos años que ya no
hay una producción evangélica de música sobre los temas de la Navidad y la resurrección. Los
gnósticos niegan
Por ello Pablolaadvertía
literal encarnación de Cristo,
a los hermanos y se esfuerzan
de Corinto acerca del por desligar
peligro a Jesucristo
de las herejías: de sus
raíces hebreas y de su relación con Belén de Judea en la nación de Israel.
“Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean
también de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo, porque si viene alguno
predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que
habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis.” II Cor. 11:3-4).
[10] Los creyentes son engañados porque la forma general de culto: oración, canto,
predicación, ofrendas, misiones, etc., y el vocabulario usado, se parecen al del evangelio
histórico. Sin embargo, pocos detectan que los significados han cambiado. Cuando se habla
hoy de Cristo, es otro Cristo, con características no bíblicas; su muerte no es la muerte en
expiación, sino el “clímax de una vida de servicio”, por el cual llegó hasta el sacrificio, como
una muerte heroica o ejemplar; pecado es pensar negativamente; nacer de nuevo es darse
cuenta de que uno es un dios; sangre no es expiación, sino el costo que Cristo pagó por traer
la gnosis, o mensaje de que nuestro espíritu es divino, etc.
El gran problema de los gnósticos era cómo explicar que el Ser Supremo, al que
consideraban el bien espiritual absoluto, hubiera creado el mundo material, al que consideraban
malo. Para solucionar esa brecha hay varios relatos que, aunque coinciden en sus elementos
principales, difieren en otros secundarios, dependiendo de las distintas sectas o escuelas
gnósticas. Los siguientes son algunos ejemplos:
• Los eones. El Dios Supremo creó una serie de seres sobrenaturales, pero finitos,
llamados eones. Uno de estos eones era Sofía, una virgen, quien a su vez dio a luz
a un dios-creador defectuoso e inferior, el demiurgo. El demiurgo, quien creó la
tierra y sus formas de vida, era identificado por los gnósticos con Jehová, el Dios
del Antiguo Testamento; ellos lo despreciaban de corazón, por considerarlo
fundamentalmente malo, celoso, rígido, falto de compasión e inclinado al
genocidio. El demiurgo, decían ellos, “piensa que él es supremo. Su orgullo e
incompetencia han dado como resultado el triste estado del mundo como lo
conocemos, y la condición ciega e ignorante de la mayor parte de la humanidad.”
• Los siete poderes creadores. Otras concepciones gnósticas del universo hablan
de siete poderes creadores del mundo, a menudo considerados como ángeles y
como las últimas e inferiores emanaciones de la deidad. (Debajo de ellos se
hallaba el mundo de los poderes realmente diabólicos). En las sectas seguidoras
de Valentín, la figura del demiurgo toma el lugar de los siete.
En casi todos los sistemas una parte importante es desempeñada por Sofía o Sabiduría,
conocida también como la Gran Madre, quien aparece bajo las más variadas formas. La búsqueda
del origen de este personaje no está muy lejos. No se deriva de hecho del sistema religioso persa,
al espíritu del cual se opone completamente; ni sería correcto identificarla enteramente con la
gran diosa Isthar de la antigua religión babilónica. Pero hay pocas dudas de que la figura de la
Gran Diosa Madre o Diosa del Cielo, que fue adorada por toda Asia en varias formas y nombres
(Astarté, Beltis, Atargatis, Cibeles, la Afrodita siria), era un prototipo de la Madre de los gnósticos.
El carácter de la gran diosa del cielo está aún en muchos lugares claramente preservada en las
especulaciones gnósticas. Ella es la madre de las estrellas. [11]
Pero, dicen los gnósticos, ya que este mundo fue creado por un ser espiritual, hay todavía
“fragmentos” o “chispas” de espíritu en él. Éstos han quedado aprisionados dentro de los
cuerpos humanos y deben ser liberados por medio de la gnosis. [12]
[11 Algunos grupos gnósticos se referían al Ser Supremo como Él/Ella. El Movimiento de la Nueva
Era ha influido ya en algunos cristianos que ya se atreven a orar “Padre/Madre que estás en los
cielos...” Además, los ecologistas promueven a la diosa Gaia, la diosa de la Tierra; las feministas
ven en Venus, su modelo; mientras que la Iglesia Católica Romana, desde siglos ha atribuido a
María el papel de Madre de Dios y Reina del Cielo; y algunos grupos dentro de ella aun propugnan
por que se le eleve a la categoría de mediadora y aun co-redentora. El movimiento de la diosa,
ahora diverso por diferentes motivaciones, va a ir fundiéndose en uno solo, hasta culminar en el
futuro en un culto renovado a la diosa, el cual tendrá gran prominencia en los días del anticristo.
[12] En el movimiento gnóstico, y en su versión moderna en la Nueva Era, nacer de nuevo es llegar
a la conciencia de que tenemos un espíritu divino, y que, por lo tanto, somos dioses. Se nace así a
una nueva realidad. Compárese con lo que predican los líderes del Movimiento de la Palabra de
Fe, que somos dioses, de la clase de Dios, y que sólo debemos aplicar las leyes del mundo
espiritual para obtener lo que deseamos: declarándolo positivamente o visualizándolo.
Sobre los hombres están las esferas celestiales, cada una gobernada por un poder malo
cuyo fin es impedirles su avance al reino espiritual. A fin de alcanzar la “plenitud” espiritual,
deben abrirse camino a través de esas esferas. El único modo de hacerlo es tener el
conocimiento secreto que abre el camino – muy similar a una contraseña espiritual. El mensajero
celestial ha sido enviado precisamente a dar ese conocimiento, sin el cual no hay salvación. [15]
Los que han combatido a los herejes parecen mantener una y otra vez que las enseñanzas
de los gnósticos eran meramente filosóficas, no religiosas. Este punto de vista es falso. En el
sentido de los gnósticos, la gnosis es religión; el conocimiento es redención: saber es ser
redimido, y es posible sólo para el hombre espiritual que ha venido del cielo y está preparado
para la eternidad. De aquí que gnósticos y hombres espirituales lleguen a ser términos
sinónimos, y la gnosis es el don de la gracia la cual es impartida al hombre espiritual en su
misma cuna y se desarrolla con su crecimiento, resolviendo los enigmas que lo rodean:
“Somos liberados por el conocimiento de estas cosas: quiénes éramos, qué hemos
llegado a ser; dónde estábamos, y adónde hemos sido traídos; hacia dónde vamos
apresuradamente y de qué fuimos librados; qué es el nacimiento, y qué es la regeneración.”
Los medios para resolver estas preguntas variaban, en cada caso, de acuerdo con la
elevación espiritual del que hacía las preguntas, si era: dualista y panteísta; mitológico y pagano;
oriental y helenístico; místico y meditador profundo; las especulaciones contribuyeron con sus
muchas corrientes a conformar el tejido diverso del gnosticismo. Con todo, aun en productos tan
extraños como la filosofía desplegada en los Libros de Jeú, la redención siempre tendía a
explicarse utilizando la persona de Cristo, aunque en una versión muy diferente a la de la Biblia.
C. LA SALVACIÓN:
La salvación era la principal preocupación de los gnósticos. Ellos creían que toda la
materia era mala o, en el mejor de los casos, era irreal. Para ellos un ser humano es en realidad
un espíritu eterno que de algún modo ha quedado aprisionado en un cuerpo físico. Ya que el
cuerpo es una prisión para el espíritu, y ya que el cuerpo nos informa y guía equivocadamente en
cuanto a nuestra verdadera naturaleza, es malo. [16]
[14] Ya que siempre están naciendo niños, se deduce que la explicación gnóstica de espíritus que
quedan atrapados en materia, no sólo ocurrió una vez en el pasado, sino es un proceso
repitiéndose constantemente. El hinduísmo, el budismo, la Escuela Unitaria del Cristianismo
-influida por el hinduismo- enseñan la reencarnación. Los mormones y otras sectas creen en la
preexistencia de las almas, es decir que éstas ya existen antes que el cuerpo sea engendrado.
[15] Compárese esto con la “guerra espiritual” del carismatismo, atando demonios, lo cual no
está en la Biblia. Ésta enseña que debemos resistir al diablo con la Palabra de Dios y que él huirá.
Dios atará al diablo durante el Reino Milenial de Jesús y luego lo condenará para siempre
lanzándolo al Lago de Fuego, el castigo eterno. El atar y desatar de que habló Jesús se refiere a la
autoridad de la Iglesia a imponer disciplinas, a admitir o retirar de la membresía a los que no se
ajustan a sus normas. Nuestro Salvador Jesucristo, fue enviado para vivir una vida santa, a
entregarla en rescate por nuestros pecados y a enseñarnos que si aceptamos por fe Su sacrificio
expiatorio somos salvos.
[16] En I Cor. 6:18-20 dice que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y que debemos darle
gloria a través de nuestro cuerpo. En II Cor. 6:16, dice que somos templo de Dios; y en I Tes. 5:23
enseña que todo nuestro ser, incluyendo el cuerpo, pueden ser santificados. El cuerpo material no
es malo como lo enseñan los gnósticos. Un día será transformado o resucitado, será incorruptible
como el de Cristo, y por él tendremos contacto con el mundo material, que tampoco es malo. En
Luc. 24:30, 40-43 Jesús, ya resucitado, partió el pan; y más tarde comió pez y miel delante de sus
discípulos.
La Ciencia Cristiana, no sólo enseña que la materia es mala como los gnósticos, sino niega
su existencia, diciendo que es irreal, un producto erróneo de nuestra mente.
El mundo material fue creado por un dios menor, pero en el último instante, un dios
superior y mejor insertó en cada humano una chispa de su divinidad. Somos esencialmente
espíritus y estamos exiliados en este mundo; este mundo no es nuestro verdadero hogar sino
más bien un obstáculo para nuestra salvación. Este mundo material es una pesadilla de la cual
los gnósticos tratan de despertar y sólo por medio de la gnosis se obtiene la salvación.
La chispa divina atrapada en nuestros cuerpos está dormida y necesita ser despertada. Si
pudiéramos alcanzar suficiente conocimiento, gnosis, para sobreponernos a nuestro apego
ilusorio a la realidad material, podríamos librar a nuestros seres espirituales para unirnos a
nuestro real Padre en un lugar mejor. La resurrección del cuerpo era negada enfáticamente. [17]
Cuando una parte del mundo espiritual había caído y había sido incorporada en la
substancia material, los seres mediadores, o dioses inferiores, se reunieron en concejo para
determinar cómo podían ser redimidos estos elementos espirituales, y ser traídos al mundo de la
luz. Los dioses decidieron que cada uno contribuiría con lo mejor que tenía, y así crearon a un
nuevo dios, el Redentor. Su “humillación” consistía en dejar el mundo de la luz para descender a
nuestro mundo, a fin de poder reunir a los espíritus encarnados o atrapados en la materia.
A fin de alcanzar esa liberación, el mensajero espiritual o Redentor, vino a este mundo
para despertarnos de nuestro “sueño”. Nuestros espíritus están “dormidos” dentro de nuestros
cuerpos, siendo llevados por los impulsos y pasiones del cuerpo, y el mensajero espiritual que
viene desde el más allá, trae la gnosis, o conocimiento secreto e inspiración necesaria para la
salvación. En el gnosticismo “cristiano” ese mensajero es Cristo, quien llega a la tierra para
recordarnos nuestro origen celestial, para recordarnos quiénes somos realmente y llamarnos a
luchar contra nuestro encarcelamiento en el cuerpo físico. La tarea de Cristo es enseñar una
gnosis especial, o conocimiento secreto que dará la inspiración necesaria para la salvación por
un proceso intelectu[18]
[17] La influencia gnóstica puede detectarse en las iglesias que actualmente no enfatizan
suficientemente la resurrección del cuerpo, no celebran el Domingo de Resurrección y la Navidad.
[18] Travers and Jewel van der Merwe, en cuanto a la enseñanza gnóstica de que el hombre es
co-substancial con Dios, dicen: “Tan pronto como el hombre, por medio de la gnosis (auto
conocimiento) descubre y libera la divina chispa (el espíritu), él entonces comienza un ascenso
místico hacia la divina substancia y hacia dentro del “reino de la luz”. A través de la revelación
divina el conocimiento experimentado en el ser interior, el hombre llega a ser consciente de su
origen con Dios, su esencia como Dios y su destino trascendente –todo Dios. El yo inconsciente
del hombre (el espíritu interior aún no despertado) es co-substancial con la Deidad, es decir, tiene
la misma substancia o naturaleza esencial. Este es el pensamiento gnóstico central que ha guiado
a la criatura a ser deificada, adorada y servida más que el Creador.”
[19] Los gnósticos hablan de Cristo, pero lo definen en forma diferente del cristianismo bíblico
ortodoxo, el cual cree que Jesucristo, el Dios Eterno y humano perfecto, nació en Belén, en días
de Augusto César, sujeto a la ley, de una virgen en cuyo vientre el Espíritu Santo engendró al Hijo
Unigénito por Su poder. Él vivió una vida santa, y siendo el segundo Adán, hombre perfecto,
redimió a la humanidad del pecado en que la hundió el primer Adán, librándola del infierno. Esta
salvación se hace efectiva en aquellos que lo reconocen como Salvador y lo aman como Señor.
El gnosticismo “cristiano” realmente sólo introdujo una nueva figura en las teorías ya
existentes, es decir, la del Salvador Jesucristo histórico. Esta figura les proveyó un nuevo punto
de cristalización a las ideas gnósticas existentes, las cuales ahora se agruparon alrededor de este
punto en su multifacética diversidad.
También se enseñaba que el Dios todopoderoso enviaba a los humanos a varios otros
mensajeros con una sabiduría sobrenatural. Estos mensajeros compartían esta sabiduría oculta
para que las personas despertaran a su verdadera naturaleza. Los que aceptaban y despertaban
de ese sueño de ignorancia eran salvos para el reino espiritual. Muchas veces estos mensajeros
se auto-proclamaban “apóstoles” y se presentaban como el mismo Cristo. Por lo tanto, escuchar
“la sabiduría”de estos apóstoles gnósticos era como escuchar al mismo Cristo, quien
supuestamente moraba literalmente en ellos (un tipo de encarnación). [20]
Ya que los gnósticos creían que Jehová, el Dios de los cristianos, era la última emanación
del Dios Supremo, o sea el demiurgo-creador, entonces los apóstoles de Jesucristo eran
bastante inferiores a los apóstoles del Ser Supremo. Recordemos la lucha en el Nuevo
Testamento entre los apóstoles de Jesucristo y los que afirmaban ser apóstoles pero fueron
hallados falsos (II Cor. 11:12, 13; Apoc. 2:2). Los gnósticos consideraban que la revelación que
Jehová había dado a los cristianos en el Antiguo Testamento era muy inferior a la verdadera
“gnosis” o revelación que ellos obtenían directamente del Ser Supremo. [21]
Los sacramentos.
Y, como en todas las religiones místicas, el gnosticismo tenía también ritos y ceremonias
sagrados, actos de iniciación y consagraciones, todas esas cosas que llamamos sacramentos,
juegan un papel importante. Practicaban un bautismo en agua, un bautismo por el Espíritu, un
bautismo por fuego, un ungimiento con aceite, una cena, el sacramento de la cámara nupcial, etc.
Además, había fórmulas sagradas, nombres y símbolos que eran de la mayor importancia.
Constantemente nos encontramos con la idea de que el alma, al dejar el cuerpo, halla su
sendero al más alto cielo enfrentando la oposición de las deidades y demonios de los ámbitos
inferiores del cielo. Solamente cuando se está en posesión de los nombres de estos demonios,
cuando ya pueden repetirse las santas fórmulas apropiadas, se está preparado con el símbolo
correcto, y ya se ha sido ungido con el santo aceite, halla el espíritu su camino sin estorbos hasta
el hogar celestial. De aquí que los gnósticos deben, sobre todas las cosas, aprender los nombres
de los demonios, y equiparse con las fórmulas y símbolos sagrados, a fin de asegurarse
de un buen destino después de la muerte. [22]
[20] Hoy hay una proliferación de nuevos “apóstoles”, “doctores”, “profetas”, etc., que se arrogan
la autoridad para presentar sus pretendidas “revelaciones”, al mismo nivel de las Sagradas
Escrituras. Enseñan prácticas y doctrinas que no tienen base bíblica.
[21] Todas las sectas del cristianismo pretenden tener la Biblia como autoridad, pero la usan
solamente cuando pueden hallar base para sus enseñanzas, para lo cual toman versículos fuera
de contexto, aislados, o retorciéndoles con nuevas interpretaciones. También aceptan con
revelación las profecías y enseñanzas de los “nuevos apóstoles” de los últimos días.
[22] Jesús sólo una vez preguntó a los demonios cómo se llamaban (Luc. 8:30), y éstos
contestaron que se trataba de una legión. Enseguida Jesús los expulsó de un hombre, ellos se
posesionaron de un hato de cerdos a los cuales despeñaron en un acantilado.
En ninguna parte de las Escrituras se manda que debemos entablar conversación con los
demonios, les preguntemos su nombre o los atemos. Pero sí podemos ordenarles, como lo hizo
Pablo en Hch. 16:18, que en el nombre de Jesucristo salgan de una persona y la dejen libre. Esto
también hicieron los demás apóstoles, discípulos y cristianos a través de la historia.
Abundan los libros con nombres de demonios territoriales, y cuadros con sus jerarquías,
generalmente aportados por quienes han militado en el satanismo. Mientras que la Biblia sólo
nombra a dos: Gabriel, Dan. 8:16; 9:21; Luc. 1:19, 26; y Miguel, Judas 9; Dan. 10:13; Ap. 12:7.
Los ofitas enseñaban que aun el dios-redentor, para descender una vez a esta tierra y
levantarse de ella de nuevo, tuvo también que agenciarse de estos nombres y fórmulas en su
descenso y ascenso a través del mundo de los demonios. Restos de esta clase de ideas se hallan
en todas las sectas gnósticas. Ellas han sido coleccionadas en la forma más cuidadosa por el
investigador Anz, quien ve en ellas la doctrina central del gnosticismo.
E. EL DOCETISMO:
Cristo era el Redentor o mensajero celestial, pero como el cuerpo y la materia son malos,
la mayoría de los gnósticos cristianos rechazaban la idea de que él había tenido un cuerpo
humano real como el nuestro. Cristo, siendo el bien espiritual absoluto, no podía unirse con la
materia. La aseveración en el Evangelio de Juan 1:14, de que el “Verbo se hizo carne, y habitó
entre nosotros”, tuvo que ser explicada en diferentes formas, diciendo:
a. que Jesús tenía un cuerpo como un fantasma, con una “materia espiritual”
diferente de la nuestra, pero que milagrosamente parecía muy similar a un
cuerpo material (docetismo).
(Muchos negaban que Jesús había nacido realmente, pues esto lo habría
colocado bajo el poder del mundo material. Y de aquí se desprende que
tampoco sufrió en la cruz, ni resucitó con un cuerpo tangible). [23]
Estas ideas eran diversas versiones de lo que la Iglesia denominaba docetismo, nombre
derivado de una palabra griega que significa “parecer”, porque todas estas doctrinas implicaban,
en una forma u otra, que el cuerpo de Jesús parecía ser plenamente humano pero no lo era. [24]
F. EL DUALISMO:
La base de la religión y concepción del mundo de los gnósticos reside en un dualismo
decididamente oriental. En el dualismo del bien y del mal, éste último era coeterno con el primero;
de aquí el marcado dualismo en todos los sistemas gnósticos. En un agudo contraste se oponen
los dos mundos del bien y del mal, el mundo divino y el mundo material, el mundo de la luz y el de
las tinieblas. Se cree que el mundo material es el verdadero asiento del mal, lleno de energías
activas y poderes hostiles. [25]
[23] Hoy hay una tendencia a desarraigar a Jesucristo de sus raíces hebreas e históricas, para no
tener que aceptar su humanidad, sus sufrimientos físicos, su muerte expiatoria y resurrección.
[24] Si quiere detectar esta influencia gnóstica en un pastor, maestro de escuela dominical, o líder
de la iglesia, sólo pregúntele por su concepto acerca de Jesucristo. Si cree lo que la Biblia dice,
deberá admitir que Jesucristo es Dios eterno y hombre perfecto a la vez: Col. 2:9; Juan 1:14.
[25] El dualismo es una enseñanza persa, adoptada por el gnosticismo, que concibe el mundo y la
historia como la eterna lucha entre el bien y el mal, y que ambas son eternas. Si bien es cierto que
actualmente hay una lucha entre Dios el Creador y Satanás la criatura caída, ésta no ha sido
eterna, sino comenzó cuando este ángel quiso usurpar el lugar de su Creador. Además, terminará
cuando Jesucristo ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies, después de enviar a Satanás
al Lago de Fuego por la eternidad, Ap. 20:10.
Los maestros del Movimiento de la Palabra de Fe enseñan el dualismo, así: “Si usted habla
palabras de fe, usted activa el lado positivo de la fuerza; si usted habla palabras de temor, usted
activa el lado negativo de la fuerza.” Kenneth Copeland dice: “el temor activa a Satanás de la
misma forma en que la fe activa a Dios”. Citado en Cristianismo en Crisis, por H. Hanegraaff.
Los que enseñan este dualismo en el que se considera a Dios y al diablo al mismo nivel,
comparándolos con una fuerza positiva y una fuerza negativa, cometen tres pecados: rebajan la
personalidad y soberanía de Dios; elevan al diablo al equipararlo con Dios; y hacen del hombre un
dios que puede a voluntad mover a cualquiera de ambos lados.
El dualismo, uno de los principales dogmas gnósticos, era lo que más se oponía y ofendía al
cristianismo ortodoxo. Éste puede verse en cada uno de los siguientes aspectos:
Los gnósticos insistían en una clara separación entre el mundo de la materia y el mundo
espiritual. Para ellos la materia era despreciable, pues siempre estaba asociada con el
mal, mientras el espíritu estaba asociado con el bien. Son dos mundos contrastantes de
luz y de tinieblas. El hombre es una criatura caída desde su misma creación, siendo un
espíritu atrapado en un cuerpo, una luz atrapada en las tinieblas.
2. Dualismo en la cristología: el divino eón, enviado desde lo alto para redimir lo espiritual
que está dentro de lo material, era Cristo. Pero se hacía una marcada distinción entre este
elevado Cristo celestial y el Jesús histórico terrenal. Unos decían que Cristo, el eón, se
unió con Jesús sólo temporalmente: entró en él en el bautismo, pero lo dejó antes de su
muerte. Otros afirmaban que el Jesús judío fue sólo la manifestación del redentor
celestial, quien fue obligado a asumir un cuerpo para hacerse visible. Otros más
explicaban que la entera aparición visible del redentor, su nacimiento, vida y muerte,
fueron solamente en apariencia.
b. los hombres espirituales, en quienes la porción divina que debía ser redimida vivía
atada a su porción material. Éstos eran los gnósticos pneumáticos, quienes poseían
la gnosis esotérica, y los únicos que llegarían al cielo.
Había además, en ciertos casos, los hombres “del alma”, o psíquicos, quienes
estaban destinados a ciertos grados de bendición. Para que ellos pudieran entender
las verdades sobre la salvación, éstas debían ser revestidas con su vestimenta
histórica. Algunos de éstos psíquicos podían salvarse también.
[26] Al diferenciar al Dios Jehová del Antiguo Testamento, llamándolo simplemente el Dios de
los hebreos, los gnósticos despreciaban también a Israel. Los grupos neo-gnósticos
promueven hoy también el antisemitismo u odio hacia los judíos, que son descendientes de
Sem. (Los árabes, quienes son también semitas, no son incluidos en el odio antisemita).
[27] Una predestinación que separa definitivamente a los que han de perderse por la eternidad.
[28] Los cristianos creemos en que el cuerpo es “templo del Espíritu Santo” y que la
temperancia es uno de los frutos del Espíritu en nuestras vidas. Nos oponemos al libertinismo,
porque Dios nos manda a que lo glorifiquemos en nuestros cuerpos, I Cor. 6:20. Igualmente
nos oponemos al ascetismo, que en algunas sectas llega impedir al cuerpo los goces
normales del comer, del placer sexual compartido con el cónyuge para expresarse amor – y no
solamente para la reproducción- y el restringir el gozo de reír y divertirse.
El microcosmos y el macrocosmos. Este tema ha sido considerado por algunos
investigadores recientes como la clave esencial para un estudio del gnosticismo. Así
como el hombre consiste de cuerpo, alma y espíritu, así el universo debe tener una
composición que corresponda a ésa:
1. nuestro mundo visible, limitado por el cielo de la atmósfera, corresponde al cuerpo
humano;
2. la región de las estrellas y los santos siete planetas corresponden al alma humana;
3. el tercer cielo, donde Dios y Sofía habitan, corresponde al espíritu humano.
Ésta era la doctrina que servía de base para dividir a los humanos en tres categorías:
a) los “hylicos” u hombres de la tierra, quienes no son capaces de ser salvos;
b) los “psíquicos”, u hombres del cielo, quienes podían ser o no ser salvos;
c) los “pneumáticos” u hombres de Dios, quienes eran los únicos seguros de su
salvación.
4. Dualismo en la soteriología (o doctrina de la salvación): la redención era la liberación del
espíritu de la cárcel de la materia:
a. comenzaba aun en el presente, por medio de la mortificación y el desprecio hacia
lo material: ascetismo; o por medio de darse a la sensualidad: libertinismo.
b. El proceso llegaba a completarse en el futuro. Se rechazaban todas las esperanzas
de los cristianos en cuanto a la resurrección del cuerpo. [29]
[29] La doctrina de la resurrección fue predicada por Cristo, Juan 5:25-29; y luego por Pablo en
forma más amplia en I Cor. 15.
b. Otros sostenían que, ya que el espíritu es bueno por naturaleza y no puede ser
destruido, debía permitirse que el cuerpo siguiera sus propias pasiones. Es decir que,
gracias al estado exaltado de la mente por poseer la gnosis o salvación, los humanos
estaban ya iluminados sobre su naturaleza divina, y eran libres para practicar toda clase
de actividad sexual y sensualismo. El hombre espiritual se considera a sí mismo exento
de toda responsabilidad con respecto a los hechos de su cuerpo, y le da rienda suelta a
sus deseos sensuales, ya que éstos no pueden manchar su espíritu (libertinismo). [30]
[30] Esto debe compararse con el punto de vista de los cristianos acerca del cuerpo como “el
templo del Espíritu Santo”, I Cor. 6:19, 20; y “templo del Dios viviente”, II Cor. 6:16.
A. Sectas:
Las primeras sectas no están asociadas con el nombre de algún fundador o líder. En los
escritos controversiales los llamados padres de la Iglesia los llamaban genéricamente gnósticos,
por los elementos comunes de la gnosis que todos afirmaban tener, sin importar las diferencias
entre los diversos grupos. Entre se hallan los ofitas, naasenos, perates, setianos, cainitas,
arcónticos, severianos, gnósticos de Barbelo, justinianos, nicolaítas y otras sectas más oscuras.
Las sectas conectadas con los nombres de los maestros personales reflejan el principal
desarrollo del gnosticismo en su alianza con el cristianismo, que aparece primero con Cerintio, a
fines del primer siglo y luego con Saturnino; con el extremo antinomianismo con Carpócrates; y
sobre todo en los dos grandes maestros, Basílides y Valentín. Ireneo conecta con Valentín las
doctrinas de Ptolomeo, Heracleón, Bardesanes y otros. Bardesanes, ha sido llamado el último de
los grandes maestros gnósticos.
Aparte de todos, se destaca Marción, quien fundó una comunidad religiosa que planteó
serios problemas a la Iglesia por más tiempo que cualquier otra secta gnóstica.
C. Tendencias:
Las sectas gnósticas eran de tendencias diversas: a) sectas oscuras mencionadas en los
escritos controversiales de los padres de la Iglesia, como los ofitas, naasenos, perates, secianos,
cainitas, arcónticos, severianos, gnósticos de barbelo, justinianos, nicolaítas, etc.; b) gnósticos
judaizantes, que eran los seguidores de Basílides, de Valentín, de Cerinto y de Bardesanes;
c) gnósticos anti-judíos, como Saturnino, Cerdo y Marción; d) una secta curiosa era la de los
arcónticos, fundada por Pedro, un ermitaño de Palestina; ellos creían que había siete cielos y
cada uno con un arconte o gobernante, de donde se deriva su nombre. Había también un octavo
cielo donde habitaba la “madre de la luz.” El gobernante del séptimo cielo era el Dios de los
Judíos, y el diablo era su hijo. Ellos rechazaban el bautismo, pero ungían a los muertos con aceite
y agua para protegerlos de los arcontes de los cielos inferiores. Finalmente estaban los
maniqueos y los neo-maniqueos.
D. Escritos numerosos.
Hasta recientemente, solamente se conocía la existencia de unos pocos ejemplares de
literatura gnóstica, entre ellos: El Pastor de Hombres, Esculapio, Las Odas de Salomón, El Himno
de la Perla, el Códice Brucianus y el Códice Askewianus. En el siglo XIX fueron publicados: el
códice Askewianus, el cual contiene la obra gnóstica Pistis Sophia; y el códice Brucianus que
contiene el Libro de Jehú. En 1955 se editó el códice Berolinensis, que contenía los llamados:
Evangelio de María (Magdalena), Sophia Jesuchristi, Hechos de Pedro, y el Apócrifo de Juan.
Los escritos gnósticos son de todo tipo: Evangelios (de Eva, María Magdalena, Judas,
Tomás, Felipe; de la Verdad, etc.); Apocalipsis (de Adán, Abraham, Nicoteo, Zoroastro, etc.);
Hechos (de Pedro, Juan, Tomás, Andrés y Mateo); himnos (Naaseni, Bardesanes, “Libro de Jeú”);
odas (Basílides); salmos (Valentín, Bardesanes, Marción); y homilías (Valentín). También había
tratados teológicos y filosóficos (Isidoro, Valentín, Teodotus, Bardesanes, Marción);
investigaciones críticas (Ptolomeo, Apeles); comentarios sobre escrituras sagradas y
revelaciones proféticas (Basílides, Heracleón, Isidoro); libros sobre misterios (Pistis-Sofía, Libros
de Jeú, etc.). De todos ellos, sólo unos pocos han sido preservados, pero son suficientes para
documentar cada una de las herejías que fueron refutadas.
Hay también referencias a las enseñanzas gnósticas en algunos escritos de los padres
apostólicos, quienes constantemente confrontaban y contrarrestaban dichas herejías. Tales
referencias se hallan en los escritos de Ireneo, “Contra las Herejías”; de Hipólito, “Refutación de
todas las Herejías”; de Epifanio, “Panarión”; y de Tertuliano, “Tertuliano contra Marción”.
Los apóstoles de Jesús: Mateo, Juan, Pedro y Pablo, enriquecieron la literatura sagrada
con sus escritos. Los gnósticos les adjudicaron varios otros escritos a éstos y a los demás
apóstoles (Felipe, Tomás, Andrés). Algunos maestros afirmaban que el mensajero celestial había
confiado su conocimiento secreto a un discípulo particular, que era el único verdadero intérprete
del mensaje. Así, varios grupos gnósticos tenían un libro que reclamaba presentar las verdaderas
enseñanzas de Jesús. Ejemplos de éstos son el Evangelio de Santo Tomás y el Apócrifo de Juan.
(En las págs. 3 a13 se hizo una síntesis o amalgama de diversos materiales procedentes de las fuentes
citadas en la Bibliografía con los números 4 a 9).
Él sentía que el judaísmo era malo y, por lo tanto, odiaba las Escrituras judías y al Jehová
descrito en ellas. Ya que Marción estaba convencido de que el mundo con sus dolores es malo,
“lleno de moscas, pulgas y fiebres”, llegó a la conclusión de que su creador debía ser o malo o
ignorante. Pero, en vez de proponer una larga serie de seres espirituales, o eones, como lo hacían
los gnósticos, Él propuso una solución más simple. De acuerdo con él, el Dios y Padre de Jesús
no es el mismo Jehová del Antiguo Testamento. Jehová era más bien el demiurgo malévolo quien
hizo este mundo, e impuso una sentencia de muerte sobre la humanidad cuando ésta no podía
cumplir con las imposibles altas normas de sus leyes. El propósito del Padre Supremo era que
hubiera solamente un mundo espiritual. Pero Jehová, ya sea por ignorancia o por mala intención,
creó este mundo y colocó a la humanidad en él.
Esto significaba que las Escrituras hebreas eran en verdad inspiradas por un Dios,
Jehová, quien no es el Padre Supremo. Jehová es un dios arbitrario, quien escoge a un pueblo
particular sobre los demás pueblos; es también vengativo y constantemente guarda un registro
de quienes lo desobedecen para castigarlos. [32]
[32] En nuestros tiempos, muchos predicadores están omitiendo en sus mensajes temas como:
ley, pecado, arrepentimiento, juicio final, castigo eterno, y se enfatiza sólo el amor y la
misericordia. Se ignora a Israel como pueblo escogido, sobre el cual gobernará Jesucristo en esta
tierra durante Su Reino Milenial.
En contra de Jehová, y mucho más elevado que él, está el “Dios de Jesús”, el Padre de los
cristianos, un personaje totalmente aparte y no mencionado antes. Este Dios no es vengativo sino
amoroso; no requiere nada de nosotros, sino más bien da todo gratuitamente, incluyendo la
salvación. Este Dios no busca ser obedecido sino ser amado. Es por su compasión hacia
nosotros, las criaturas de Jehová, que el Dios Supremo envió a Jesús, esta amorosa deidad que
apareció un día procedente del cielo, como un hombre ya adulto [33] durante el reinado de
Tiberio, para salvarnos del Dios vengativo. Quienes lo aceptan serán librados del pecado y
triunfarán sobre la muerte; los que no, permanecerán en las manos iracundas del Dios judío.
Naturalmente, al final no habrá juicio, ya que el Dios Supremo es absolutamente amoroso y
simplemente nos perdonará. [34]
[34] La doctrina del universalismo afirma que no habrá un juicio y que finalmente todos serán
perdonados y salvos. Mientras el aniquilacionismo, aunque admite que habrá un juicio y un
castigo, afirma que éste no será eterno, sino una aniquilación instantánea y total de la conciencia.
Marción predicaba que el cristianismo debía separarse de sus antecedentes hebreos y por
ello rechazaba el Antiguo Testamento; hizo a un lado las Escrituras hebreas. Si el Antiguo
Testamento era la palabra de un dios inferior, no debería leerse en las iglesias, ni usarse como la
base de la instrucción cristiana. Hizo una lista de libros que él consideraba las verdaderas
Escrituras cristianas; compuso su propio canon [35] de las Escrituras: un truncado Evangelio de
Lucas y diez de las epístolas de Pablo, quien, según Marción, era de los pocos que entendían
realmente el mensaje de Jesús. Marción afirmaba que las muchas citas del Antiguo Testamento
en Lucas y en las epístolas paulinas, habían sido agregadas por los judaizantes que trataban de
alterar el mensaje original. Fundó entonces su propia iglesia rival, que alcanzó cierto éxito por
algún tiempo. Y aun después de ser claramente derrotada, persistió por siglos.
[35] Las sectas han recurrido a diversas formas de apoyar sus enseñanzas falsas: la Iglesia
Católica Romana conserva 7 libros apócrifos, no inspirados, en su Antiguo Testamento, y,
además, se basa también en la tradición de la Iglesia. Los mormones agregan a la autoridad de la
Biblia, su Libro de Mormón; los adeventistas, los escritos de Helen White; la Ciencia Cristiana, los
escritos de Mary Baker Eddy; los Testigos de Jehová, los escritos de Charles T. Russell; los neo-
gnósticos, los libros descubiertos en Nag Hammadi en 1946; etc.
c. al elevar el prestigio de los obispos por medio de enfatizar su cargo, como el centro
de la unidad para los fieles contra la herejía. Esto, a su vez, llevó a que más adelante se
levantara en prominencia el obispo de Roma. Los apologistas tales como Tertuliano,
Ireneo e Hipólito, se involucraron en una controversia literaria para refutar el gnosticismo.
No había dudas, excepto entre los gnósticos y los seguidores de Marción, de que las
Escrituras hebreas eran parte del canon cristiano. Esto era importante como una prueba de que
Dios había estado preparando, a lo largo del Antiguo Testamento, el camino para el advenimiento
de Cristo y del cristianismo, y aun como un modo de entender la naturaleza del Dios que había
sido revelado en Jesucristo. La fe cristiana era el cumplimiento de la esperanza de Israel y no
una repentina aparición del cielo. En cuanto a lo que hoy se llama Nuevo Testamento, los cuatro
Evangelios fueron los primeros en obtener reconocimiento general. Es importante notar que los
primeros cristianos decidieron incluir más de un evangelio en su canon, e hicieron esto como una
respuesta directa al reto de Marción y del gnosticismo.
B. El Credo Apostólico.
La difusión del gnosticismo enfrentó a la aún débilmente organizada Iglesia con una grave
crisis. Lo que la Iglesia creía ser la real verdad tenía que ser formulado, y lo que no creía tenía
que ser refutado; y los que habían de ser recibidos en la Iglesia debían primeramente ser
instruidos en estos temas. Otro elemento en la respuesta de la Iglesia a las herejías fue el llamado
Credo Apostólico. Su texto básico fue redactado probablemente en Roma, alrededor del año 150,
y por entonces se le llamó “el símbolo de la fe”.
La palabra símbolo significaba un medio de reconocimiento, como el sello que un general
daba a un mensajero, de modo que el receptor del mensaje pudiera reconocer a un legítimo
mensajero. De igual modo, el “símbolo” formulado en Roma era un medio por el cual los
cristianos podían distinguir a los verdaderos creyentes de aquéllos que seguían las diferentes
herejías, especialmente el marcionismo y las demás sectas gnósticas.
[36] La expresión: “descendió a los infiernos” debe entenderse a la luz de lo que dice en Luc.
16:19-31, al seno de Abraham, o paraíso, donde estaban los justos esperando la culminación de
su redención, en la que habían creído por medio de las profecías. Tras su crucifixión, Cristo
descendió allí a anunciarles que todo estaba consumado, y trasladó el paraíso al mismo cielo,
según Ef. 4:8-10. A él también se refiere Pablo en II Cor. 12:4.
Uno de los principales usos de este símbolo era en el bautismo, cuando se le presentaba
al candidato en la forma de tres preguntas:
Un examen más de cerca nos demuestra que este primer credo estaba dirigido contra
Marción y los gnósticos. En primer lugar, la palabra griega pantocrator, usualmente traducida
como “todopoderoso”, literalmente significa “quien todo gobierna”. Esto significa aquí que no
hay nada que escape a la soberanía de Dios, incluyendo obviamente el mundo material. Se
rechaza así la distinción entre una realidad espiritual que sirve a Dios y una realidad material que
no. Este mundo, su materia y cuerpos físicos, son parte de ese “todo” sobre lo cual Dios reina.
El más extenso párrafo del credo es el que trata del Hijo. Esto es así porque fue
precisamente en su cristología en lo que Marción y los gnósticos diferían más de lo que sostenía
la Iglesia. Primeramente, se nos dice que Jesucristo es el “Hijo de Dios”. Otras versiones
antiguas dicen “Hijo del mismo” o “Su Hijo”. Jesús es el Hijo de Dios quien reina sobre este
mundo y sobre toda la realidad. El nacimiento “de María la virgen” no se menciona
principalmente para enfatizar el nacimiento virginal –aunque ello se afirma muy claramente, por
supuesto – sino más bien para afirmar el mero hecho de que Jesús nació y no apareció
simplemente como un adulto sobre la tierra, como Marción y otros afirmaban. La referencia a
Poncio Pilatos no es para culpar al gobernador romano, sino más bien para fechar el evento e
insistir en que fue un evento histórico, en un tiempo y un lugar determinados. El docetismo es
refutado al declarar que Jesús “fue crucificado”, “murió, y se levantó de nuevo”. Finalmente, se
afirma que este mismo Jesús retornará “para juzgar”, un concepto que Marción jamás aceptaría.
La “Santa Iglesia” fue también reafirmada, porque los cristianos estaban comenzando a
desestimar la autoridad de la Iglesia. La mención de la “resurrección de la carne” es un rechazo
final de cualquier noción de que la carne es mala o de ninguna consecuencia.
Aquí, en directa contradicción con los preceptos gnósticos, se asegura que Dios creó el
mundo físico; que Cristo en realidad nació físicamente; que Él sufrió verdaderamente; que esto
aconteció en un tiempo definido en la historia (bajo Poncio Pilato); y que experimentó una muerte
real. Por medio de tales afirmaciones la Iglesia conservó la fe contra las perversiones. Esto en
ninguna manera era todo lo que los cristianos creían, pero por lo menos esta mínima declaración
de fe debía ser creída, y todo lo que fuera contrario a ella debía ser rechazado por quienes
profesaban el cristianismo. [37]
¿Sobre qué autoridad basaban los cristianos tales definiciones de su fe? Primero que
todo, ellos apelaban a la autoridad de las Escrituras hebreas, lo que entonces quería decir el
Antiguo Testamento, el cual se enseña que el mundo creado por Dios es bueno.
Pero Marción no podía ser convencido por el testimonio de un libro de que el mundo es
bueno. Él arguía que ya que el mundo es malo, el libro no es bueno; él reunió todos los pasajes
en el Antiguo Testamento acerca del carácter vengativo de Dios para probar que los actos de
Jehová eran contrarios a la ética cristiana. Los ministros de la iglesia contestaron que Marción
había exagerado su dicotomía demasiado. En el Antiguo Testamento Jehová no era solamente
iracundo sino también “abundante en amor constante”, y en el Nuevo Testamento Jesús no era
siempre tierno, porque Él prometió que en el juicio enviaría a los pecadores al fuego eterno. [38]
[37] Si una iglesia no tiene un credo mínimo sobre los temas esenciales de la fe cristiana, queda
expuesta a las influencias de las diversas corrientes falsas que hoy acosan al cristianismo. En el
entusiasmo que caracteriza al carismatismo, constantemente están entrando elementos de fe y
práctica procedentes de diversos orígenes que lo han contaminado. Esta tendencia de una
constante innovación está penetrando también en las iglesias evangélicas ortodoxas.
[38] El mensaje del Evangelio debe contener un balance al presentar los atributos de Dios:
amoroso, misericordioso, perdonador, pero a la vez santo, perfecto, justo, celoso. Hoy, ya sea por
seguir el modelo gnóstico, o como un recurso para “mercadear” el evangelio, sólo se menciona el
aspecto tolerante y perdonador de Dios. En el Antiguo Testamento hay suficientes pasajes que
muestran el amor, paciencia y cuidado de Dios para sus criaturas; y en el Nuevo Testamento hay
suficientes porciones para enseñar que Dios es castigador: “!Horrenda cosa es caer en las manos
del Dios vivo!”, Heb. 10:31; y en Ap. 5:9; 6:1, es el Cordero es quien abre los sellos del juicio.
Aunque el Antiguo Testamento daba base y apoyo para ciertas doctrinas cristianas, había
otras doctrinas que no se enseñaban en él, y para éstas era necesaria una literatura cristiana. La
mayor parte de lo que más tarde fue incluido en el canon del Nuevo Testamento había sido escrito
durante el primer siglo: los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de
Pablo a las varias iglesias y a individuos – Timoteo, Tito y Filemón. Dos cartas también llevaban el
nombre de Pedro, tres el nombre de Juan, y dos más llevaban respectivamente los nombres de
Santiago y Judas. La epístola a los Hebreos, aunque anónima, era respetada como inspirada. El
libro de Revelación o Apocalipsis fue escrito por un hombre llamado Juan. Cuáles porciones de
este material fueron escritas por las personas a quienes se han atribuido, no puede siempre
afirmarse; pero hay poca duda de que virtualmente todo este material vino de la comunidad
cristiana del primer siglo, con unas pocas porciones posiblemente escritas en el segundo siglo.
Una crítica del gnosticismo, desde un punto de vista escritural, pronto dejará claro que la
Iglesia fue sabia al atacar esta doctrina. El gnosticismo proponía dos dioses, el malo del Antiguo
Testamento para crear, y el bueno del Nuevo Testamento, para redimir. Consecuentemente,
fomentaba en la Iglesia el antisemitismo [odio a los judíos]. También rechazaba la realidad de la
humanidad, muerte sacrificial y resurrección física de Cristo, de quien Juan afirmaba que había
habitado entre nosotros para revelar la gloria de Dios. Con razón Pablo enfatizaba la plenitud de
Dios en Cristo en su carta a la iglesia en Colosas (Col. 1:19; 2:9). El gnosticismo también
fomentaba el orgullo espiritual con su enseñanza de que sólo una élite aristocrática gozaría el
placer de morar con la Deidad en el cielo. No tenía lugar para el cuerpo humano en la vida futura.
En este respecto se asemejaba al pensamiento de la mitología y la filosofía griega, la cual
tampoco tenía futuro alguno para el cuerpo humano más allá de esta vida. Su ascetismo fue un
factor contribuyente para el movimiento ascético medieval que conocemos como monasticismo.
Para fines del segundo siglo, el núcleo del canon fue establecido: los cuatro Evangelios,
el libro de los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de Pablo. Sobre los libros más cortos del
presente canon, no existió un consenso sino hasta una fecha muy posterior. Fue en la segunda
mitad del siglo cuarto cuando finalmente se logró un consenso completo en cuanto a cuáles
libros debían ser incluidos en el Nuevo Testamento.
En este punto, el concepto de la sucesión apostólica llegó a ser muy importante. Lo que
se debatía era simplemente que: si Jesús hubiera tenido algún conocimiento secreto que
comunicar a sus discípulos – lo cual de hecho Él no tenía – Él habría encomendado esa
enseñanza a los mismos apóstoles a los cuales Él había encomendado la Iglesia. Si esos
apóstoles hubieran recibido cualquiera enseñanza tal, ellos a su vez la habrían pasado a los que
debían seguirlos en liderazgo de la Iglesia. Por lo tanto, si hubiera tal enseñanza secreta, ésta
debería hallarse entre los discípulos directos de los apóstoles, y los sucesores de esos
discípulos, los obispos.
Pero la verdad del asunto es que ésos que en el segundo siglo podían afirmar la sucesión
apostólica directa, unánimemente negaban la existencia de tales enseñanzas secretas. En
conclusión, la afirmación gnóstica de que hay una tradición secreta, y que ésta les ha sido
confiada a ellos, es falsa. A fin de fortalecer este argumento, era necesario mostrar que los
obispos de ese tiempo eran en verdad los sucesores de los apóstoles. Esto no era difícil, ya que
varias de las iglesias más antiguas tenían listas de obispos conectándolos con el pasado
apostólico. Roma, Antioquía, Éfeso y otras iglesias tenían tales listas. Ya fuera a través de
obispos reales, o por medio de otros líderes (algunas de las primeras iglesias eran encabezadas
por concilios de “ancianos”), la iglesia ortodoxa del segundo siglo podía mostrar su conexión
con los apóstoles en una forma en la cual Marción y los gnósticos no podían hacerlo.
C. La Iglesia Católica [Universal]
La palabra católica significa “universal”, pero también significa “de acuerdo con el todo”.
Para separarse a sí misma de los diversos grupos heréticos y sectas, la iglesia primitiva comenzó
a llamarse a sí misma “católica”. Este título enfatizaba tanto su universalidad como su
inclusividad de todos los testigos sobre los cuales se basaba. Era la iglesia “de acuerdo con el
todo”, es decir, de acuerdo con el testimonio total de todos apóstoles. Solamente la iglesia
“católica”, la iglesia “de acuerdo con el todo”, podía reclamar poseer el testimonio apostólico
completo.
(Las págs. 14-17- son una adaptación del capítulo “Hallando la Verdad” - del libro “La Historia del
Cristianismo”, por Justo González. 1984 - reproducido en Christian History).
A. En el pasado.
El gnosticismo, altamente agresivo, llegó a ser tan ampliamente difundido dentro de las
iglesias cristianas, que por varios siglos, especialmente desde el segundo siglo hasta el cuarto,
amenazó con ahogar totalmente al cristianismo genuino. Muchos de los primeros Padres de la
Iglesia, especialmente Ireneo, hicieron grandes esfuerzos para suprimirlo y desarraigarlo. Los
líderes gnósticos fueron excluidos de la membresía en las iglesias locales, mientras que el
gnosticismo fue denunciado por la Iglesia entera como una herejía. El cristianismo fue influido
por el gnosticismo en por lo menos siete formas:
1. En medio de la confusión general introducida por los gnósticos, la Iglesia fue obligada a
establecer ciertos estándares que tenían que ser reconocidos por cualquiera que afirmara ser
cristiano. Estos estándares incluían el Credo Apostólico, la formación del Canon del Nuevo
Testamento, y el cargo u Oficio Apostólico, o sea el Episcopado histórico.
[39] Martín Lutero y Juan Calvino, los grandes reformadores del siglo dieciséis, dieron mucha
importancia a la música y al canto congregacional en el servicio público, lo cual fue continuado
hasta nuestros días por las iglesias evangélicas. En el movimiento carismático la música y el
canto han adquirido una mayor importancia. En algunos casos la música y el canto han llegado a
sobreenfatizarse hasta reducir el tiempo dedicado a la predicación; en otros casos, muchos ritmos
sensuales y populares han entrado en la iglesia, y junto con la danza, son utilizados para agradar
los sentidos de los asistentes, llegando a extremos de desorden e irreverencia.
La música es el medio para alcanzar estados alterados de la conciencia, que preparan cierto grado
de hipnosis para las lenguas, las profecías, las visiones, la visualización y otras manifestaciones
del carismatismo, no descritas en el Nuevo Testamento. Pablo aconseja en I Cor. 14:15,
“Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero
cantaré también con el entendimiento”; y en 14:40, “pero hágase todo decentemente y en orden”.
Cuando la música en la iglesia tiene mayor importancia que el mensaje, y cuando el ritmo
apela más a los sentidos que las palabras a la mente y corazón, algo anda mal en la experiencia
cristiana. La afición por la música en sí ha servido también para la exaltación de los intérpretes,
desarrollándose un ‘culto a la personalidad’ con rasgos muy similares a los que se dan en el
mundo secular.
4. El dualismo gnóstico, y su desprecio por la materia, prepararon el camino para la
renunciación ascética de los cristianos hacia las cosas terrenales, que más adelante
condujeron al monasticismo. En otros fomentó la actitud de que las cosas materiales eran
espiritualmente indiferentes y que la indulgencia sensual no hacía daño, lo que le ganó la
acusación de antinomianismo. [40]
[40] Antinomianismo: doctrina que afirma que los cristianos están liberados de cumplir la ley
moral en virtud de la gracia y la fe.
5. Los seres mediadores de los gnósticos prepararon el camino para el surgimiento de los
santos mediadores de la Iglesia Católica. Es de notarse la posición relativa de Sofía y de la
Virgen María en los dos sistemas.
En la segunda mitad del siglo XIX, las ideas gnósticas cobraron auge de nuevo,
difundiéndose con el surgimiento en Norteamérica del movimiento denominado Nuevo
Pensamiento, el cual originó a su vez diversas sectas que desde entonces han contaminado
seriamente el cristianismo.
Podemos afirmar, que en buena medida, la apostasía que según Pablo precedería la
segunda venida de Jesucristo (I Tim. 4:1; II Tes. 2:3), no es más que el actual neo-gnosticismo
sutilmente disfrazado como iglesias cristianas, que lamentablemente pocos pueden detectar.
Tristemente, las doctrinas del gnosticismo han subsistido a lo largo de veinte siglos, y su nociva
influencia a través de diversas sectas de nuestro tiempo, las cuales se presentan como iglesias
cristianas, no es menos grave que lo que fuera en el siglo II.
“El pasaje viene de algo llamado el Evangelio de Pedro. Usted probablemente no ha oído
de Pedro, porque por el año 350 d.C. los padres de la Iglesia lo habían etiquetado como herejía,
juntamente con decenas de otras escrituras tempranas con nombres como El Evangelio de María,
Los Hechos de Juan, Las Homilías de Clemente y el Evangelio de la Verdad. Así, Pedro y los
otros languidecieron en la ignominia, más o menos olvidados.”
El artículo trata del reciente interés en diversos escritos sobre la historia de Cristo,
excluidos del canon del Nuevo Testamento. Aunque no se consideran en la misma categoría de
los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, son leídos ávidamente por quienes buscan
“perspectivas alternativas de la historia de Cristo”: seguidores de la Nueva Era, y cristianos
inconformes con las enseñanzas tradicionales que ponen límites a las especulaciones teológicas
fuera del texto bíblico. Estos libros, relegados por siglos, están siendo leídos y discutidos hoy.
El reciente éxito de librería, “El Código Da Vinci”, de Dan Brown, con casi cuatro millones
y medio de copias impresas, recordó al público que la iglesia primitiva desechó varias decenas de
evangelios alternativos, calificados de “apócrifos”, y rechazados porque contienen pasajes falsos
que describen escándalos en la vida de Jesús. Otros textos presentan a María Magdalena, la
mujer pecadora que se convirtió a Cristo, como una prominente discípula suya, cuya importancia
rivalizaba con la del apóstol Pedro.
La Profesora Elaine Pagels, quien ganó el premio National Book Award en 1979, por su
libro Los Evangelios Gnósticos, explora en él esas interpretaciones alternativas de la historia de
Cristo. Su libro, un sorpresivo éxito de librería en EE UU, atrajo la atención hacia aquellos
escritos apócrifos rechazados por haberse considerado no inspirados. Diversos grupos en
muchas iglesias del país están usando las obras de Pagels como complemento a sus estudios
bíblicos tradicionales. [41]
Aun los seguidores de la Nueva Era están hallando en dichos escritos - que ellos
consideran “cristianos” - fundamentos para sus rituales religiosos.
Todo esto nos recuerda el conflicto sostenido por la Iglesia, en sus dos primeros siglos,
contra el gnosticismo y su gran producción literaria, que planteaba versiones distorsionadas,
“heréticas”, del verdadero evangelio apostólico enseñado por Jesús..
En el artículo se alude también a las serias críticas de los ultraliberales, que en los años
90 cuestionaron la veracidad de la Biblia, y minaron la imagen del Jesús histórico descrito en ella,
reduciendo sus enseñanzas a sólo los pasajes que les convenían -como sus sanidades- mientras
negaban enfáticamente su gloriosa resurrección.
Se están estudiando los libros que una vez se tuvieron como herejías, porque muchos
buscan “otra forma de ser cristianos”. Durante la contracultura de los 70, miles hallaron
inspiración en las religiones orientales. Y desde los 90, muchos cristianos, asimismo, han
buscado erradamente en lo que consideran sus raíces -el cristianismo de los textos apócrifos
excluidos del canon del N. T.- un camino interior para llegar a lo divino, como substituto de las
enseñanzas en las iglesias tradicionales que ya no les satisfacen. Así, nutren su mente y espíritu
con nuevos conocimientos y experiencias esotéricas, mientras siguen llamándose ‘cristianos’.
Prosigue el artículo de Time: “Los textos antiguos también responden preguntas –acerca
del mal y el sufrimiento en el mundo, acerca de la relación del cuerpo y el alma, acerca de la
simultánea cercanía de Dios y su aparente distancia de nosotros- que nunca parecen totalmente
resueltas en esta era de incertidumbre y sincretismo postmodernista.” [42]
[41] Los programas de estudio en la Escuela Dominical y en los servicios de doctrina de la Iglesia,
pueden ser seriamente afectados si no se mantiene un estricto cuidado. Deben examinarse el
contenido, las editoriales y las corrientes teológicas de los materiales que la iglesia adopta, pues
las corrientes modernas: el modernismo, el postmodernismo, el neo-gnosticismo, la Nueva Era,
etc., han invadido todos los ámbitos, y se necesita personas con discernimiento para detectarlos.
Como el apóstol Juan declara que “En el principio era el Verbo...y el Verbo era Dios”, “Y
aquel Verbo se hizo carne”, las escrituras de los ebionitas no incluían el Evangelio de Juan, sólo
el Antiguo Testamento y la mayor parte del Evangelio de Mateo, que enfatiza que Jesús era judío.
Pablo era considerado un enemigo por enseñar que la fe en Cristo hacía que la ley judía fuera
irrelevante para la salvación.
El entusiasmo causado por este nuevo enfoque, sin embargo, significó el abandono del
monoteísmo y aceptar a un Cristo totalmente de otro mundo, “quien al no respirar ni sangrar
como miembro de la raza humana, parecía negar su agonía en la cruz.” [45]
[43] Aunque los ebionitas admiten el sacrificio de Jesús por el pecado, no creen que Él era la
encarnación del Hijo del Dios eterno y una persona de la Trinidad. La doctrina de la Trinidad es
negada por todas las sectas del cristianismo. Los que hablan de la Trinidad, como los mormones,
distorsionan la naturaleza de las personas de ella.
[44] En estos días cuando se “mercadea” el Evangelio para atraer mayores masas de fieles, se
omiten muchas verdades bíblicas que pueden ahuyentarlas, tales como: la caída del hombre, el
pecado, la culpa, el arrepentimiento, el juicio, el Cristo se identificó con nuestra naturaleza
humana para llegar a ser nuestro Sumo Sacerdote, el castigo eterno, llevar la cruz cada día.
Hoy se canta “sana mis heridas” en vez de confesar “soy pecador, perdóname y límpiame”.
[46] Hoy se cree en lo que se experimenta, lo que se siente, se ve, se oye: visiones, éxtasis, voces
audibles, caídas al suelo, etc. Lo que la Biblia dice es secundario. Aunque se trate de hallar base
escritural para apoyarlo, la principal validación de algo es el hecho de haberlo experimentado.
47] Una de las principales características de la espiritualidad de la Nueva Era es que todo está
dentro de nosotros. La premisa principal, como en el gnosticismo, es que el hombre es un dios, y
en su ser interior y su mente se encuentra lo necesario para responder a cualquier interrogante de
la vida y para solucionar los principales problemas. La herejía gnóstica ha engendrado una amplia
gama de enseñanzas, desde el anti-semitismo, nuevos profetas y apóstoles, restauración, la
teología del reino ahora, y la más siniestra de todas: la filosofía de la Nueva Era.”
“Ella contrasta esto puntualmente con el énfasis del cristianismo tradicional en que la salvación
depende, entre otras cosas, de aceptar la divinidad de Cristo y su afirmación exclusiva, expresada
en el Evangelio de Juan, de que “nadie viene al Padre, sino por mí.” No hay ni una pequeña duda
en cuanto a qué afirmación es la que ella prefiere.”
Elaine Pagels dejó la fe evangélica que abrigaba cuando era joven, la que ahora califica de
“muy exclusiva y hostil”. Asegura que ha sido atraída de nuevo al cristianismo después de
muchas tristezas y frustraciones personales, pero después también de haber atemperado su fe
con las ideas que halló en los escritos descubiertos en Nag Hammadi, en 1946. En su entrevista
con Time ella afirmó que su estudio del Evangelio de Tomás “fue como abrir una ventana,
permitiendo más espacio para la apertura, para posibilidades.”
El artículo de Time concluye con aseveraciones que deberían alertar a la Iglesia en cuanto
al hecho de que las viejas herejías no ha muerto, más bien se podemos afirmar que “el
gnosticismo ataca de nuevo”:
“Se dice que ninguna idea, una vez concebida, jamás desaparece realmente. Y los ecos de
los cristianismos tempranos, sea intencional o subconscientemente, resuenan por todo el país
hoy. El crítico literario Harold Bloom ha afirmado por años que el intenso énfasis que los
americanos ponen en el contacto personalizado con lo divino, excede los límites del cristianismo
propiamente dicho y tienden hacia el gnosticismo. ¿Qué es el movimiento Judíos por Jesús,
sino un intento moderno para tratar de balancear el círculo judeo-cristiano que preocupaba a los
ebionitas?”
“Cuando los asistentes a una iglesia pentecostal moderna, hombres y mujeres, se ponen
en pie y profetizan, el movimiento del Espíritu que fluye libremente es algo que podría haber
recordado a los padres de la iglesia, como Tertuliano, de las reuniones gnósticas que ellos
criticaban. Y el impulso de la Nueva Era, que cada década penetra más en nuestro cristianismo
tradicional, no es sino obtener la iluminación fuera de un contexto convencional. De hecho, miles
de norteamericanos siguen el gnosticismo ávidamente en las publicaciones de la Nueva Era y
vuelven a recrear realmente, con toda su expresión, las prácticas espirituales de los textos
primitivos y otras tradiciones.”
En junio 2004, la revista Christianity Today (El Cristianismo Hoy), publicó el artículo “Why
the Lost Gospels got lost?” (¿Por qué se perdieron los Evangelios Perdidos?), por Ben
Witherington, (Profesor de Nuevo Testamento en Asbury Theological Seminary). En él el autor
aborda el tema del renovado interés en los libros apócrifos de los primeros siglos del
cristianismo, que fueron tenidos como no inspirados y excluidos del canon del Nuevo
Testamento. A continuación se presentan extractos y un resumen de su artículo.
Elaine Pagels reconoce que los escritos gnósticos fueron rechazados por los cristianos
ortodoxos, pero afirma que fue hasta el siglo cuarto, cuando se realizaron los grandes concilios
de la Iglesia, cuando se trazó la línea divisoria entre la “ortodoxia” y la “herejía”, y se definió
como hereje a todo el que se adhiriera los Evangelios prohibidos. El debate que hoy se ha abierto
es para determinar:
No se puede determinar con plena seguridad si hubo una lucha entre los ortodoxos y los
gnósticos desde el principio. Pero es muy probable que el primero de los documentos gnósticos,
el Evangelio de Tomás, fuera escrito algún tiempo después que el canon de los libros del Nuevo
Testamento ya se había establecido definitivamente, y éste era aceptado y usado por las iglesias.
Cuando se escribieron las epístolas pastorales (I y II Timoteo, y Tito), ya había una fuerte
convicción de lo que era y lo que no era doctrina sana, especialmente en lo que toca a la
salvación y a la persona de Jesucristo. La temprana iglesia reconocía las escrituras hebreas, el
Antiguo Testamento, como inspiradas y como autoridad, según lo demuestra II Timoteo3:16. El
Antiguo Testamento era citado ampliamente en el Nuevo. El gnosticismo fundamentalmente
rechazaba la teología judía acerca de que la creación era buena, y especialmente la idea de que
todas las naciones podían ser bendecidas a través de Abraham y su fe. [48] Cuando la iglesia
aceptó las Escrituras hebreas, implícitamente rechazó el gnosticismo antes que éste tuviera
oportunidad de iniciarse. Así, estamos ya en un momento crucial en el desarrollo del cristianismo
original, el cual no podía jamás permitir al gnosticismo como un desarrollo legítimo de la fe
cristiana.
[48] De nuevo el antisemitismo. Sin embargo, la Biblia abunda en promesas de que bajo el
gobierno de Cristo personalmente en esta tierra, Israel será de bendición a toda la humanidad.
Aun en toda su existencia, hasta hoy, a pesar del odio contra ellos, los israelitas han sido guías de
naciones –incluso sus enemigos y amos- custodios de las Escrituras, canales por los que Dios ha
bendecido al mundo con inventos, descubrimientos, tecnología, etc.
Ella pone su dedo en una de las principales razones por las que los textos gnósticos no
podrían haber sido incluidos en el canon del Nuevo Testamento: porque ellos rechazaban en gran
medida las Escrituras que los primeros cristianos afirmaban y obedecían, la Biblia hebrea.
En otras palabras, durante el período del Nuevo Testamento, había ya un cuerpo central
de documentos e ideas por las cuales los cristianos podrían evaluar otros documentos. Los
documentos del Nuevo Testamento ya manifiestan un concepto de “ortodoxia”, o por lo menos
criterios por los cuales la verdad y el error podrían ser distinguidos. Entre las listas de Escrituras
autorizadas en el segundo siglo, nunca aparecen listados los textos gnósticos – no lo hace ni el
mismo Marción, quien no era ortodoxo, alrededor del año 140. Nunca hubo un tiempo cuando
una amplia selección de libros, en la que se incluyeran los escritos gnósticos, fuera ampliamente
considerada aceptable.
Un buen ejemplo de esto es Serapión de Antioquía (obispo entre 190 y 211), quien permitía
a algunos de su congregación leer el Evangelio de Pedro en su iglesia –hasta que él mismo leyó
el libro. Él llegó a la conclusión de que tal libro contenía una cristología herética, enseñanzas
acerca de Jesús que no eran conforme a otros documentos apostólicos antiguos. Lo mismo
puede verse si se compara el Apocalipsis de Pedro con las descripciones que los Evangelios
canónicos hacen de la pasión de Jesús. El texto gnóstico describe a Jesús alegre y riéndose
sobre la cruz, como un ser radiante de luz gnóstica (81:10-11).
Los textos gnósticos nunca fueron seriamente considerados por muchos cristianos como
legítimas representaciones de la fe, lo cual contradice lo que Elaine Pagels sostiene.
Por ejemplo, considere por qué piensa ella que los códigos de Nag Hammadi (manuscritos
gnósticos de los siglos tercero al quinto, de Egipto) son tan cruciales para una revisión de la
historia del cristianismo primitivo: “Estos escritos son de importancia inestimable para descorrer
la cortina de posteriores perspectivas detrás de las cuales descansan los comienzos del
cristianismo, y para exponer la vitalidad y la diversidad de la vida y reflexión cristiana primitiva.
Ellos demuestran que leer la historia de los orígenes del cristianismo hacia atrás, a través de los
lentes del canon y el credo, nos ha dado sólo una historia de la formación de sólo un tipo de
cristianismo, y aun de éste sólo parcialmente. El cuadro más completo nos permite ver más
claramente cómo el cristianismo posterior se levantó de entre muchas diferentes posibilidades
por medio de la experimentación, la negociación y, muy a menudo, el conflicto”.
Aun poniendo a un lado los concilios y credos del cuarto y quinto siglo, la pregunta
esencial es, ¿qué dicen los más tempranos documentos acerca del cristianismo? Como cualquier
buen historiador sabe, los documentos más cercanos a la fuente del surgimiento del movimiento
probablemente son los que más revelan acerca de los orígenes de un grupo religioso. Los
documentos de los testigos oculares son nuestras fuentes primarias. Estos documentos resultan
ser el mismo Nuevo Testamento, además de unas pocos otras obras del primer siglo, como la
Didache y I Clemente.
El argumento de Karen King de que las primeras iglesias tenían una amplia gama de
creencias, es un argumento enteramente basado en el silencio. No tenemos evidencia de que los
marcionitas o gnósticos se movilizaran entre las iglesias del primer siglo. Esto no es ninguna
sorpresa, ya que la presencia judía en esas iglesias era aún considerable y los documentos del
Nuevo Testamento, con la posible excepción del Evangelio de Lucas y el Libro de los Hechos,
fueron escritos por judíos.
Karen King nos insta a “aceptar que la norma del cristianismo primitivo era la diversidad
teológica, no el consenso.” Ella también parece olvidar totalmente la existencia de un cuerpo
central de creencias acerca de Jesús, su vida y su muerte, y su resurrección que unía a las
primeras iglesias. Lo que Pablo dice en I Cor. 15:1-3 [49] tiene buenas razones para ser verdad.
Ésta era la tradición que Pablo y otros apóstoles estaban transmitiendo en todas partes acerca de
Jesús, su muerte y su resurrección.
[49] Las verdades básicas acerca de la muerte de Cristo por nuestros pecados, su resurrección y
la fe en ello para tener la salvación, es el núcleo básico, irreductible, sobre el cual descansa el
cristianismo. Si se niegan estos elementos, desaparece el cristianismo bíblico, y el gnosticismo ha
logrado desviar a muchos a través de distorsionar estos conceptos.
Ella ignora los estudios de personas con gran autoridad, como el de J.D.G. Dunn sobre La
Unidad y la Diversidad del Nuevo Testamento, el cual muestra que la diversidad teológica
difícilmente era la “norma” en la iglesia primitiva. Al contrario, el grito de batalla de la iglesia
temprana era muy similar a “E pluribus unum” (De la pluralidad resultó la unidad). Véase la forma
cómo lo expresa Pablo en Efesios: “un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos y por todos y en todos”, Ef. 4:4-6.
Pero, espere un minuto, dicen los críticos. No tenemos los documentos originales del
Nuevo Testamento. Todo lo que tenemos son copias de copias. ¿Qué si hubo monjes ortodoxos
quienes deliberadamente cambiaron el texto mientras lo copiaban, conformándolo de acuerdo a
su propia teología, de modo que nuestro Nuevo Testamento es una versión muy distante de los
originales?
Aunque tenemos casi 5000 manuscritos en el lenguaje original, que contienen textos de
parte o todo lo que ahora llamamos el Nuevo Testamento, no hay dos copias que sean
exactamente iguales. La cuestión para muchos, entonces, llega a ser si hubo una clase de
conspiración para cambiar los originales para hacerlos conformarse a la ortodoxia enseñada en
las iglesias en los siglos cuarto y quinto.
Como se hizo notar ya antes, esta cuestión ha tomado forma popular en El Código Da
Vinci, de Dan Brown, donde “miles de documentos” supuestamente registraron la vida de Cristo
como “un hombre mortal.” Constantino supuestamente destruyó estos evangelios y “retocó” los
cuatro Evangelios para hacer que Cristo apareciera más “divino”. ¿Hay alguna verdad en esto?
Bart Ehrman es un especialista en la crítica al texto del Nuevo Testamento –el estudio de
manuscritos parciales y completos para reconstruir textos originales. En su obra Corrupción
Ortodoxa de la Escritura (1997), Ehrman meticulosamente explora lo que él llama las corrupciones
ortodoxas de la Escritura. Esto lo capacita para documentar cómo, en respuesta a varias herejías
(incluyendo el gnosticismo), algunos escribas agregaron o quitaron del texto para realzar la
verdadera humanidad o verdadera divinidad de Cristo. Yo enfatizo la palabra realzar, porque
Ehrman no sugiere, como lo hace El Código Da Vinci, que nuevas ideas fueron simplemente
introducidas dentro del texto. Por ejemplo, algunas veces la palabra Cristo es agregada al nombre
Jesús para enfatizar su status exaltado aun desde su nacimiento. La vasta mayoría de estos
énfasis o ampliaciones no se encuentran en nuestras traducciones modernas (NIV, NRSV, New
Living) porque los críticos a los textos han demostrado que no eran parte de los originales.
La observación más importante que debe hacerse es que ninguna de las “corrupciones” o
correcciones fue llevada a cabo en una forma sistemática. No tenemos evidencia de una
conspiración sistemática por la iglesia ortodoxa para modificar el texto del Nuevo Testamento,
particularmente los Evangelios, a fin de sostener una nueva cristología. Ehrman muestra que
ciertamente había individuos con mucho celo quienes aun estaban preparados para crear
falsificaciones para sostener su propio punto de vista de la ortodoxia. Pero ya antes de establecer
el canon del Nuevo Testamento, muchos cristianos habían establecido el testimonio apostólico
para evaluar la autoridad – o no autoridad – de las diversas copias que circulaban por todos
lados.
De hecho, en general, los escribas cristianos eran notablemente conservadores en cuánto
a cómo ellos manejaban sus copias. Preocupados por la posibilidad de que un versículo pudiera
ser mal entendido, algunas veces ellos buscaban cómo clarificar aquello que podría ser pasado
por alto, distorsionado o mal interpretado. Algunas veces ellos hallaban formas alternativas de
redacción en los márgenes de los manuscritos de los que ellos estaban copiando, e incluían las
dos redacciones, no fuera que omitieran la que era correcta. Estos escribas tenían un profundo
sentir de que ellos estaban copiando las Sagradas Escrituras, y de que ellos no querían omitir
nada que el inspirado autor original había incluido.
La nueva fe gnóstica.
Unos 20 años después de publicar Los Evangelios Gnósticos, Elaine Pagels escribió
bellamente Más allá de la fe. En una parte de su libro, que es especialmente cándida y de
confesión, Pagels habla acerca de cómo ella se había alejado de la fe cristiana en la escuela
secundaria: ella era parte de una iglesia evangélica cuando una amiga judía murió, y sus
compañeros cristianos le dijeron que ya que su amiga no era nacida de nuevo, ella iría al infierno.
Aunque esto la alejó de la iglesia, Elaine mantuvo un vivo interés en estudiar el Nuevo
Testamento y la iglesia de los primeros días. Mientras hacía un trabajo doctoral en Harvard, ella
tuvo una revelación. Ella estaba leyendo el Evangelio de Tomás cuando se encontró con este
dicho de Jesús: ““Eso que vosotros tenéis os salvará si lo extraéis de vosotros mismos”
Ella comenta: “La fuerza de este dicho es que no nos dice qué creer sino nos reta a
descubrir lo que reposa escondido dentro de nosotros; y con un impacto causado por tal
reconocimiento, me di cuenta de que esta perspectiva me pareció que era en sí evidentemente
verdadero.”
Su comparación del Evangelio de Tomás con el Evangelio de Juan nos revela cuán bajo
había descendido en este camino. En Juan hay una relación “Yo y tú”, una relación de la vid y sus
ramas, que involucra una conexión integral entre lo divino y lo humano sin identificación de el
“Yo” con el “Tú.” Pero en Tomás, es un asunto de “Yo soy tú.” El yo ego es deificado (endiosado)
y visto como línea final de la fe. Aquí hallamos la apelación a las impresiones personales o la
experiencia como la autoridad final. Al creyente no se le pregunta que crea cosas específicas que
vienen de afuera (por revelación), ni que se someta a cierta autoridad sino a su yo. En vez de ello,
nosotros debemos ser la medida de nosotros mismos y hallar nuestras propias verdades dentro
de nosotros. [50]
[50] El antiguo ofrecimiento del diablo a Eva, en Gén. 3: 5, “serán abiertos vuestros ojos, y seréis
como Dios, sabiendo el bien y el mal,” sigue siendo la invitación de la Nueva Era al enseñar que
podemos sacar de nuestro interior todas las respuestas. La gnosis apela más al ego del hombre,
que aceptar por la revelación de las Escrituras.
Pagels no es una erudita desinteresada cuando ella escribe acerca del gnosticismo. Su
viaje espiritual la seduce para ver en los textos gnósticos en una forma particular, y para postular
una temprana y difundida autoridad para ellos – y entonces para sugerir que el proceso para
establecer el canon del Nuevo Testamento fue arbitrario.
El autor concluye con estas palabras: “Los eruditos ortodoxos son tentados similarmente
en su propia dirección. Yo sé que yo lo soy. De modo que somos sabios al reconocer este
prejuicio potencial al evaluar cualquier argumento. Pero al final, todavía tenemos que argumentar
basados en la historia, no basados en el silencio.”
1. La fuente de autoridad. Mary Baker Eddy, fundadora de la Ciencia Cristiana, afirmaba que la
Biblia era su “único libro de texto” y su “única autoridad”. Sin embargo, afirmaba también que la
Biblia tiene miles de errores: 30,000 en el Antiguo Testamento y 300,000 en el Nuevo Testamento.
Ella decía tener la “última revelación” de Dios. Sus seguidores dicen que su libro Ciencia y Salud
es inspirado por Dios (aunque contiene muchos plagios y revisiones). Una persona no debe leer
la Biblia si no tiene primero la clave para entenderla, y esta clave es el libro Ciencia y Salud.
Según esto, se implica que Dios no podía transmitir su mensaje al hombre, sin pasar por la
interpretación de M.B. Eddy; y que el mundo andaba en tinieblas hasta que ella vino.
2. Adán. Nuevos significados han sido asignados a muchas doctrinas teológicas tradicionales.
Por ejemplo: “Adán no fue una persona real que fue creada por Dios y cayó en pecado. ‘Adán’
significa error; una falsedad; la creencia en el ‘pecado original’, enfermedad y muerte; mal; lo
opuesto al bien”.
[51] Las nuevaeristas resienten el “machismo” el cual, dicen, halla base en identificar a Dios
como Él. En su lucha por un ultra-feminismo, declaran que ya es tiempo de verlo como madre.
[52] En el ambiente carismático se habla mucho del Espíritu Santo y Sus manifestaciones. Sin
embargo, muchos entre ellos, y todos en las sectas, niegan que Él sea una persona de la
Trinidad. Se le define como una fuerza, una energía, un dinamismo, la Ciencia Cristiana o divina
ciencia; pero no una persona. Los atributos y obra del Espíritu Santo en la Biblia son los de una
persona: no habla, enseña, revela, guía, reprende y consuela, y también se constrista.
Dios es visto así como un “Principio Divino” impersonal, una concepción de la mente de
nuestra mente. Ella escribió: “Dios es incorpóreo, divino, supremo, infinito, mente, espíritu, alma,
principio, vida, verdad, amor”, pero carente de toda personalidad.
La CC no sólo niega que Jesucristo es Dios encarnado, sino también niega que Jesús es
una persona con dos naturalezas – plenamente Dios y plenamente hombre. La CC presenta a
Jesucristo en términos de un dualismo gnóstico: “El Cristo espiritual era infalible: Jesús como
humanidad material no era Cristo.” “Cristo como el ideal espiritual, es el ideal de Dios ahora y por
siempre...” “El Cristo es incorpóreo, espiritual...” mientras, “El hombre Jesús corpóreo [físico]
era sólo humano.
Sin embargo, “la materia es un error mortal ...la materia es irreal [53] y temporal.” Así, que
la conclusión real de la CC es que la humanidad física de Jesús era sólo una ilusión, “como
parecía a la vista de los mortales.”
5. Espíritu Santo. La CC niega que el Espíritu Santo sea una persona. Enseña que el Espíritu
Santo es la Ciencia Cristiana. Dice M. Eddy: “Este Consolador, entiendo yo, que es la Ciencia
Divina.” Es el despliegue o revelación de los pensamientos y la mente infinita de Dios. Así, Dios
Espíritu Santo, no puede habitar en una persona. [52]
6. La Resurrección. Es obvio que si Jesús nunca murió físicamente en la cruz para expiar los
pecados que la humanidad no puede cometer, entonces la resurrección debe tener también un
significado único en la CC. M.B. Eddy explica: “ Cuando Jesús reprodujo su cuerpo después de
ser sepultado, él desmintió el mito o falsedad material del mal; mostró la impotencia del mal para
destruir el bien, y la omnipotencia de la Mente que sabe esto. El reveló el error de creer que hay
vida en la materia, y la substancia del bien que poseemos, el cual es de espíritu, e inmortal.” La
resurrección de Jesús manifestó el error de creer que existe el mal. Él demostró que el pecado y
la muerte son ilusiones y que si uno desea deshacerse de esas imaginaciones, sólo necesitan
negar su realidad.
[54] La sangre y la muerte de Cristo, el hecho básico para la redención de la humanidad, que tiene
consecuencias aun en la restauración de toda la creación, según Rom. 8;18-23, es el más atacado
por las sectas, dejando al hombre con la creencia de que él mismo tiene que hacer algo para
salvarse, o con la convicción de que el humano es un dios que no necesita salvación de nada.
[55] Hoy hay miles que, aunque se estén muriendo desgarrados por la enfermedad, confiesan o
declaran estar sanos, creyendo en el supuesto poder que tienen las palabras habladas; se niegan
a tomar medicina y finalmente mueren como todos. Sin embargo, siempre creemos que en
algunos casos, cuando es Su voluntad, Dios hace el milagro de sanar cualquier enfermedad.
La CC dice que el verdadero problema del hombre es el creer en el pecado, y que “Cristo
vino para destruir la creencia en el pecado.” M.B. Eddy, en una sección de preguntas y
respuestas escribe: “Si no hay pecado, ¿por qué vino Jesús a salvar a los pecadores?” Ella
responde, “Jesús vino a buscar y a salvar a los que creen en realidad de lo irreal; a salvarlos de
esta falsa creencia; de modo que ellos puedan echar mano de la vida eterna...” En otras
palabras, ¡Jesús vino a salvar a la humanidad de la falsa creencia de que el pecado es real! La
obra salvadora de Jesús fue ejemplificar el hecho de que la muerte es irreal, que el pecado es
solamente una ilusión o falsa creencia, y que negar su existencia es nuestra más alta tarea.
9. El Infierno. La CC niega la existencia del infierno y el castigo eterno, y, por lo tanto, no existe
ningún diablo. El infierno se define como “creencia mortal; error; lascivia; remordimiento; odio;
venganza; pecado; enfermedad; muerte.” Ellos creen que el infierno es una “angustia mental”
auto-impuesta, que emana de la culpa del pecado que uno mismo imagina. [57]
[56] El diablo ha inventado esta enseñanza, porque él sabe que cada salvo por la muerte de
Cristo, se constituye en un hijo de Dios, quien con el poder del Espíritu Santo y la autoridad de las
Escrituras, puede derrotarlo a él y a sus ángeles caídos. Heb. 2:14 dice acerca de Jesús que “por
cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir
por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”.
[57] Unos niegan la existencia del infierno totalmente. Otros admiten que existe, pero aseguran
que es sólo temporal, o que habrá una aniquilación completa, sin que nadie sufra eternamente.
Jesús, quien más habló del infierno, lo describió como un lugar “donde el gusano de ellos no
muere y el fuego nunca se apaga”, Mr. 9:46.
10. El Destino del Hombre. La CC enseña que ya que Dios es todo bueno y nada que sea real
existe fuera de Él, entonces el pecado, la enfermedad y la muerte son error mortal o una ilusión.
Cristo, como la verdad, por lo tanto, vino para liberar al hombre de estas falsas creencias por
medio de sus enseñanzas y ejemplo. La CC niega la muerte propiciatoria, expiatoria y substitutiva
de Cristo, diciendo que “La sangre material de Jesús no era más eficaz para limpiar del pecado
cuando fue derramada sobre el ‘maldito madero,’ que cuando estaba fluyendo en sus venas
mientras él cumplía diariamente los negocios de su Padre.” “Jesús enseñó el camino de la Vida
demostrándolo él mismo. No hay sino sólo un camino al cielo; y Cristo en la Ciencia Divina nos
muestra este camino.” “La salvación universal descansa en el avanzar y ser probados... Ningún
juicio final aguarda a los mortales...”
11. Enfermedad y muerte. La CC afirma que la enfermedad no existe, y que “la causa de la así
llamada enfermedad es mental”; ‘la creencia en el pecado es, por lo tanto, la causa de ella’, “una
creencia equivocada.” Ellos dicen que nuestros cuerpos físicos no existen, y entonces la
enfermedad y la muerte son sólo ilusiones. [Por el contrario, la Biblia enseña que el pecado, la
enfermedad y el mal no son una ilusión, sino un resultado del escogimiento voluntario del
hombre a rebelarse contra un Dios Santo; y que la muerte (tanto física como la eterna separación
espiritual de Dios) es el resultado del pecado (Rom. 3:10, 23; 5:12-14; I Jn. 1:8-10).]
La CC afirma haber restablecido los principios de la sanidad divina de Cristo por medio de
sus prácticas de sanidad mental. La sanidad llevada a cabo por la CC involucra ayudar a una
persona a negar la realidad de su enfermedad, y, por lo tanto, cualquier fracaso en sanar se debe
a una inhabilidad de la persona para vencer su creencia, su equivocado modo de pensar.
M.B. Eddy afirmaba tener este poder sanador (llamado Ciencia Divina), aunque ella nunca proveyó
una prueba tangible de ello.
12. El “Evangelio” de la Ciencia Cristiana. Jesús, quien poseía la conciencia de Cristo, como
todos los hombres pueden hacerlo en un grado menor, [58] fue a la cruz, no para obtener el
perdón del pecado, porque el pecado es una ilusión, sino más bien para demostrar que la muerte
es una ilusión. En la mañana de la resurrección, el supuesto cuerpo físico de Jesús fue
reproducido en su forma original ilusoria, porque toda la materia es pura ilusión, y por lo tanto,
demostró a la humanidad que todos podían hacer lo mismo por medio de negar la realidad del
pecado y la muerte. La muerte “aparente” de Jesús no tenía la intención de pagar por nuestros
pecados, sino probar que el pecado, la enfermedad y la muerte no son reales. La Biblia está llena
de errores. Las palabras de Jesús fueron registradas por “apóstoles sin agudeza mental ...en un
lenguaje decadente,” [59] y deben ser interpretadas espiritualmente por medio de la CC.
13. Conclusión. La Ciencia Cristiana ofrece este atractivo: ser un método que pretende ser
“espiritualmente científico” para obtener sanidad, victoria sobre las circunstancias de la vida, y
salvación garantizada. Todo lo que uno tiene que hacer para recibir estas bendiciones es estudiar
los escritos de M.B. Eddy y obedecerlos al pie de la letra, pues ella era la mensajera de Dios para
este tiempo y sus escritos son considerados infalibles. Justamente obedecer su enseñanza, y
aprender a pensar como ella pensaba, y uno será victorioso.
Los peligros físicos de la Ciencia Cristiana son obvios, ya que a sus seguidores se les
enseña que aprender acerca de sus cuerpos es espiritualmente dañino, por lo cual están mal
equipados para entender los síntomas de la enfermedad. A menudo sufren innecesariamente de
males que podrían ser tratados médicamente, y descuidan las condiciones físicas que amenazan
sus vidas, las cuales podrían ser curadas si fueran tratadas en sus etapas tempranas.
[59] Aunque Mary Baker Eddy decía basarse en las Escrituras, cuando ésta no le convenía a sus
enseñanzas, la ridiculizaba. Lo mismo hacen las demás sectas del cristianismo.
[60] Es triste que las iglesias evangélicas adopten las formas de culto, metodologías del llamado
“iglecrecimiento”, modas y aun enseñanzas de un sistema que se ha nutrido ampliamente del
paganismo.
El MPF puede ser el sistema falso más peligros que ha surgido del movimiento
carismático hasta ahora, porque muchos carismáticos están inseguros de la autoridad terminante
q“Los maestros del movimiento de la Palabra de Fe tienen como antepasados a grupos como la
Ciencia Cristiana, el Swedenborgianismo, la Teosofía, la Ciencia de la Mente y el Nuevo
Pensamiento. Éste revela que en su naturaleza interna, las enseñanzas de la Palabra de Fe son
corruptas. Innegablemente se deriva de las sectas falsas, no del cristianismo. La triste verdad es
que el evangelio proclamado por el Movimiento de la Palabra de Fe no es el evangelio del Nuevo
Testamento. La doctrina del MPF es un sistema ue es la Escritura.” [61]
[62] Vea la conexión, cómo cada movimiento hereda al otro la herejía: el gnosticismo----- a la
ciencia cristiana------ al movimiento de la palabra de fe------ a las iglesias evangélicas mal
doctrinadas e incautas.
[63] Friedriech Anton Mesmer, medico alemán, (1734-1815), célebre por su doctrina del
magnetismo animal. De él se deriva el término “mesmerizar”, o hipnotizar; y a menudo se le
considera el “padre” de la hipnosis moderna.
Los estudios de Phineas Packhurst Quimby sobre el mesmerismo, espiritismo y
fenómenos similares, constituyeron la base para una nueva estructura en el mundo del
pensamiento.
A Quimby se le considera el padre del Nuevo Pensamiento, el cual revestido de la
terminología evangélica / carismática, llegó a ser lo que hoy se conoce como la Declaración o
Confesión Positiva: “lo dices, recibes”, “dilo y obténlo”.
Quimby sanó a Mary Baker Eddy (entonces Mary Baker Patterson) y ella plagió mucho de sus
ideas para darle forma a lo que llamó laCiencia Cristiana.
Los principales exponentes del Movimiento de la Palabra de Fe son: William Kenyon,
Kenneth Hagin, Kenneth Hagin, Jr., Kenneth y Gloria Copeland, Benny Hinn, Frederick Price,
Robert Tilton, John Avanzinni, Marilyn Hickey, Jerry Savelle, Charles Capps, Norvel Hayes, John
Osteen, Robert Schuller, Norman Vincen Peale, Paul y Jan Crouch (TBN), Oral Roberts, Lester
Sumrall, David (Paul) Yonggi Cho y Morris Cerullo.
!Cuidado con sus escritos y programas de televisión a través del Trinity Broadcasting
Network - TBN- y otros canales! [64]
[64] Por más atractivos que parezcan los programas radiales y por televisión, así como su
literatura, no deben servir como guía a los cristianos fieles, porque detrás del disfraz de
cristianismo, estos maestros difunden muchas enseñanzas que no están de acuerdo con la Biblia.
No se detallarán aquí todas las aberrantes doctrinas de este movimiento, sólo nos interesa
enfatizar dos puntos claves:
b. exponer la blasfema y errada versión que el MPF enseña de la expiación efectuada por
Jesucristo. Sólo esta doctrina desviada basta para descartar todo este movimiento, sin
importar sus pretendidos milagros y su atractiva doctrina de “la salud y la prosperidad.”
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Kenneth Hagin plagió las principales doctrinas de Kenyon, a las cuales les agregó su
propia teología obtenida durante sus días en el pentecostalismo original y en los avivamientos de
los sanadores por fe. Las cinco doctrinas centrales del MPF son: conocimiento por revelación;
identificación, fe, sanidad y prosperidad. Todas fueron tomadas de los escritos de Kenyon, un
hombre que a menudo se nutrió de las sectas metafísicas, especialmente del Nuevo Pensamiento
y de la Ciencia Cristiana.
B. El MPF enseña que Jesús el hombre nacido en Belén, vino a este mundo sólo como
hombre; que Jesús asumió la naturaleza satánica sobre la cruz; que solamente Su preciosa
sangre no proveyó la expiación o propiciación por nuestros pecados, sino que Jesús sufrió una
doble muerte sobre la cruz –espiritual tanto como física; y que la redención del hombre fue
completada en el infierno, donde Jesús, se afirma, llegó a ser ¡el primer hombre nacido de nuevo!
[65] A esta doctrina falsa y blasfema se le llama “identificación”. La Biblia enseña que el sacrificio
del cuerpo de Cristo fue la única expiación que bastó para pagar por el pecado y redimirnos.
E.W. Kenyon, el originador de la mayor parte del Movimiento de la Palabra de Fe, enseña
que la sangre derramada de Cristo ¡no afectó el asunto del pecado en absoluto! Él afirma que la
muerte física de Jesús nunca podía erradicar el pecado y la enfermedad, ya que éstas son de
origen espiritual. Él también declara que la muerte física de Jesús fue solamente el principio de
su obra redentora, y no una marca de su completación.
Frederick Price dice: “¿Piensan ustedes que el castigo por nuestro pecado fue morir en
una cruz? Si ése fuera el caso, los dos ladrones podría haber pagado nuestro precio. No, el
castigo fue ir al mismo infierno y pasar un tiempo allí separado de Dios.” El MPF enseña que en el
infierno Jesús fue asaltado por los demonios y allí padeció durante tres días, para que nosotros
no tuviéramos que sufrirlo.
Los maestros del MPF afirman que el hombre redimido tiene la naturaleza de Dios y que el
hombre caído tiene la naturaleza de Satanás. De acuerdo con estos maestros, Jesucristo
voluntariamente tomó sobre Sí la naturaleza del hombre pecador y su misma naturaleza cambió.
También enseñan que cuando el hombre Adán se rebeló, como ellos a menudo lo expresan,
“cometió alta traición”, él no sólo asumió la naturaleza de Satanás, sin traicionó a Dios por
entregar a Satanás lo que Dios le había dado a él. Así que, a fin de redimir a la humanidad y la
creación del control legal de Satanás, Jesús como el segundo Adán, tenía que morir no sólo
físicamente sino también espiritualmente. De acuerdo con estos falsos maestros, Jesús tomó la
misma naturaleza de Satanás en la cruz, murió espiritualmente, y mientras completaba el plan de
redención en el infierno, nació de nuevo. [65]
En resumen, en la teología de los maestros del MPF, no era suficiente que Cristo muriera
físicamente a fin de quitar nuestra naturaleza satánica y restablecer nuestra naturaleza divina.
Jesucristo tuvo que morir tanto espiritualmente como físicamente. Luego tuvo que descender al
infierno y, mientras estaba en el infierno, Él nació de nuevo y por medio de este acto de nacer de
nuevo, Él conquistó al diablo.
Ahora veamos brevemente lo que las Escrituras dicen sobre la cruz y la expiación:
Pablo dijo en Gál. 6:14, “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.”
Pablo no se gloriaba en ninguna muerte espiritual mítica de Cristo, ni nunca habló de una
gloriosa redención completada en el infierno. Fue en la cruz que Pablo centraba su atención y se
gloriaba. Y es en la cruz en lo cual la Iglesia de Jesucristo se ha gloriado siempre. Ha sido
sabiamente afirmado que las raíces de la Iglesia están en la cruz –en la muerte expiatoria de
Jesús. “La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a
nosotros, es poder de Dios”, I Cor. 1:18. “… y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo
pecado.” I Juan 1:7.
La expiación por la sangre, de acuerdo con las Escrituras, es de capital importancia para
la fe cristiana, y cualquiera que minimiza su papel, camina sobre terreno extremadamente
peligroso. “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio
diferente del que habéis recibido, sea anatema. ¿Acaso busco ahora la aprobación de los
hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no
sería siervo de Cristo.” Gál. 1:9-10.
Heb. 9:22 afirma: “Y según la Ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento
de sangre no hay remisión.” Ef. 1:7 dice: “En él tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados.” Jesús fue el que llevó el pecado del hombre, pero Él no estaba contaminado con la
naturaleza pecaminosa del hombre y la naturaleza de Satanás como enseña el MPF. [66]
[66] Hank Hanegraaff, su libro Cristianismo en Crisis, advierte a los que se atreven a torcer la
enseñanza de la expiación en la cruz: “No puedo enfatizar demasiado fuertemente que la
expiación es crucial la fe cristiana histórica. Interesantemente, la palabra ‘crucial’ viene de la
palabra en latín ‘crux’ o cruz. Así, cuando digo que la expiación es el punto crucial del
cristianismo, estoy en efecto diciendo que así como la cruz permanece en el centro de toda la
historia, así también nuestro entendimiento de la expiación es central para la fe. Manosear y
trastocar la doctrina de la expiación es el camino más directo del cristianismo al reino de las
sectas – y, para alguna gente, hacia adentro del mundo de lo oculto.”
La Biblia habla de que Jesús fue al infierno, Hades, el cual se presenta como el lugar de
las almas o espíritus separados del cuerpo, Lucas 16:19-31. La Biblia describe este lugar como
constituido por dos áreas distintas: Un área es el lugar de tormento para los malvados; la otra es
un lugar de felicidad conciente para los justos (al cual se le llama “paraíso” o “el seno de
Abraham”). Ambos eran sólo un sabor anticipado de lo porvenir.
Que Jesús fue al Hades, específicamente a la sección llamada el “paraíso” es evidente en
I Pe. 3:18-20. Aquí Jesús proclamó la conclusión de su expiación en la cruz a los “espíritus
encarcelados”. Y entonces, como leemos en Ef. 4:8-9, sacó a los justos del Hades, es decir del
seno de Abraham, y los trajo al trono de la gracia de Dios. De hecho, II Cor. 12:2-4 enseña que el
paraíso ya no está en el Hades, sino está ahora en el mismo trono de la gracia de Dios.
A los injustos que permanecen en el Hades, les espera el día del juicio, cuando se
presentarán ante Dios para recibir su sentencia final. Entonces la muerte y el Hades serán
echados en el lago de fuego, el cual es la segunda muerte. Ap. 20:14.
Jung apoyaba la parapsicología, que es el estudio científico del ocultismo; usaba las
mandalas, o formas geométricas para realizar la meditación ocultista; predecía la suerte usando
el método chino de adivinación llamado I-Ching. Se ha comprobado que practicaba el espiritismo,
es decir, entraba en contacto con espíritus; y practicaba la necromancia, o sea recibir información
de los espíritus de personas ya fallecidas.
En sus escritos puede leerse que él tenía varios espíritus guías, que él a menudo
“internalizaba” y aceptaba como funciones psicológicamente “normales” de su conciencia.
Según parece, algunas veces era poseído por espíritus que hablaban a través de él, en la forma
que la Nueva Era llama hoy “canalización” de espíritus. Creía en la astrología, asistía a sesiones
espiritistas, y simpatizaba con las creencias religiosas orientales. Sus biógrafos revelan que él
era gobernado por el capricho, los sueños y las visiones –y por los espíritus, de los cuales él
derivaba mucho o la mayor parte de sus teorías. En su autobiografía, Memorias, Sueños,
Reflexiones, hay información de lo que Jung creía y las experiencias ocultistas que él tuvo.
Muchas de sus teorías disfrazan ingeniosamente las entidades demoníacas, y
reinterpretan la actividad espiritista explicando que se trata sólo de fenómenos psicológicos. Sus
conceptos sobre el “yo”, sus ideas acerca de los arquetipos, el inconsciente colectivo, la
sincronicidad, la imaginación activa y la individuación, son usados por algunos de sus
seguidores para explicar sus experiencias ocultistas o espiritistas. Jung usaba algunas de estas
teorías para explicar sus propias experiencias con espíritus. Todo esto evidencia que él estaba
seriamente involucrado en el ocultismo y que sus experiencias ocultistas le dieron forma a sus
teorías psicológicas. [67]
[67] Gran parte de la psicología enseñada en las universidades hoy, está fuertemente influenciada
por las teorías de Carl Jung, así como la Sanidad Interior aplicada en muchas iglesias.
b. El ocultismo de Carl Jung está influenciando la Iglesia.
Las teorías Carl Jung han influenciado las enseñanzas de algunos cristianos en el área de
la psicología. También han provisto un marco mental “cristiano” sobre los poderes de la mente.
Por ejemplo, algunos cristianos usan las teorías para enfatizar la importancia de temas tales
como la mente inconsciente, la sanidad interior, estudios sobre los sueños y visualización. [68]
Antes de adoptar los puntos de vista de la psicología de Carl Jung, los cristianos deberían usar
su discernimiento, porque, después de todo, él admitía su involucramiento con espíritus. Sobre
sus experiencias ocultistas él admitió: “constituían la materia prima de mi trabajo científico.” No
hay que olvidar que se burlaba del Dios de la Biblia y del cristianismo histórico.
c. Las prácticas de sanidad interior y uso de guías interiores no deberían usarse en la iglesia.
El siguiente es un resumen adaptado de lo que dicen John Ankerberg y John Weldon, en
el capítulo: Falsa Enseñanza en la Iglesia, de su libro: Vigilancia sobre las Sectas, sobre la
Sanidad Interior y uno de sus exponentes, Carl G. Jung:
La sanidad interior es una forma de consejería que busca corregir los recuerdos del
pasado que han dañado a las personas. Su método es hacer que las personas vuelvan a vivir en
el presente las situaciones que les causaron traumas psicológicos en pasado, por medio de la
visualización y otras técnicas, usando generalmente a Jesús como un “consejero interno” o
“guía interior”. Este método está basado en gran medida sobre las teorías de Freud y Jung, y a
menudo, en las prácticas del misticismo religioso. [69]
[68] La psicología usada en el mundo secular no debería ser usada en la Iglesia, porque está toda
edificada sobre bases falsas: no toma en cuenta al Dios de la Biblia, ni la enseñanza de que el
hombre fue creado por Dios a Su imagen y semejanza; no acepta las normas morales de las
Escrituras, ni sus conceptos de la caída del hombre, del pecado, del castigo eterno, de la
salvación en Cristo, del poder limpiador y santificador del Espíritu Santo, ni el poder de la oración,
ni la vida eterna. Si los psicólogos seculares se basan en la teoría la evolución, que considera al
hombre solamente el animal más evolucionado, todas sus soluciones para los problemas
emocionales, espirituales y morales de las personas, no tendrán consistencia sólida.
El problema con la mayor parte de las prácticas de la sanidad interior es que está basada
en el concepto no comprobado de que hay una mente inconsciente, la cual actúa en una supuesta
conexión con Dios, o como parte de Dios. La mente inconsciente ha llegado a ser el medio para
conocer a Jesús y para ser santificado.
Además de exponer a los cristianos a las teorías ocultistas de Jung, la sanidad interior
puede conducirnos al mismo ámbito de lo oculto, por medio de escuchar a los llamados guías
espirituales, que son realmente demonios. Él era anti-cristiano; era gnóstico y promotor del
gnosticismo. [70] El problema del uso de los “guías interiores”, que están siempre presentes en
la psicología jungiana, en la sanidad interior y en algunas psicoterapias ‘cristianas’, es que
generalmente no se puede distinguir de la práctica de contactar espíritus guías en el ocultismo.
[70] El único guía espiritual que el cristiano verdadero debe obedecer es el Espíritu Santo, el
Consolador. Juan 14:16, 17 y 16:13: “Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que
esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.”
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
Algunos “guías” interiores pueden ser, o bien genuinamente imaginarios (como en los
sueños), o bien pueden ser realmente fenómenos espiritistas. El cultivarlos puede también ser
progresivo, e ir desde lo imaginario hasta el verdadero espiritismo. Así, hay un creciente interés
en lo que puede ser denominado “espiritismo de la imaginación”, en el cual la imaginación llega a
ser el vehículo para contactar espíritus, ya sean buscados deliberadamente o no (aunque a
menudo bajo otro nombre).
Mary Watkins es una psicoterapista que usa la “imaginación activa” y el diálogo interno
con los “guías” interiores en las terapias con sus pacientes. Según su libro Huéspedes Invisibles:
el desarrollo de diálogos con imágenes, ella cree que la psicoterapia debería estimular el
surgimiento de “presencia de seres imaginarios”, y que el paciente puede beneficiarse al ahondar
su relación con ellos. Ella cree, al igual que Jung, que estos consejeros psíquicos no son
espíritus sino meramente “indicadores del proceso de personificación que ocurre
espontáneamente en el inconsciente.” En otras palabras, son vistos como arquetipos
jungianos. [71] Sin embargo, tanto Jung como ella experimentaron directamente que éstas son
“entidades” autónomas. [72] La Dra. Watkins admite que “El otro imaginario puede tener tanta
autonomía como los así llamados otros reales con los que yo me encuentro en el espacio
consensual.” En su autobiografía Jung describe a uno de sus arquetipos, “Filemón”, siendo “muy
real, como si fuera una personalidad viviente”, y compara sus experiencias con Filemón con la
antigua práctica de contactar a un dios. De hecho, él admite que tanto Filemón y otra figura
arquetípica llamada “Ka”, encajan perfectamente en la categoría de espíritus guías.”
[71] Los arquetipos, según Carl G. Jung, son personificaciones de los distintos fenómenos que
ocurren en la naturaleza y en la vida humana. Estas imágenes son innatas y pasan de una
generación a la otra a través del inconsciente colectivo, el cual es común a toda la humanidad.
Pueden ejemplificarse con las personificaciones con que la mitología griega explicaba todos los
aspectos de la existencia: el amor, el sueño, la sabiduría, la primavera, la muerte, la inspiración
para el arte, etc. Generalmente se ven en forma gráfica en el arte, los sueños, la imaginación, y
son transmitidos por los cuentos, las leyendas, la mitología.
[72] Aunque Jung los presenta como producto de la imaginación, o del inconsciente colectivo, él
comprobó que son “entidades autónomas”, es decir, tienen existencia real. Creemos que son
espíritus demoníacos; y aunque la psicología jungiana diga que algunos son sólo imaginarios, es
una trampa para que los humanos entren sutilmente en contacto con los ángeles caídos.
Cuando la iglesia acepta los métodos de Jung y otras técnicas dudosas, está caminando
por un camino muy peligroso. ¿Qué normas objetivas hay que nos ayuden a distinguir los guías
interiores imaginarios, de los espíritus que primero asumen tal categoría para poder efectuar
después contactos e influencias negativas? Tales métodos son, de hecho, estimulados por el
mismo mundo espiritual diabólico que los utiliza, porque ellos sirven para enmascarar el contacto
con espíritus bajo el disfraz de la psicoterapia. Debemos contestarnos seriamente la pregunta:
¿Están algunos sectores de la iglesia, por inocencia o por ingenuidad, por lo menos en
algunos casos, ayudando a sus propios miembros a contactar espíritus?”
En su libro Más allá de la seducción, Dave Hunt hace diversas alusiones a Carl G. Jung.
Éstas son algunas:
“Reflejando su propia implicación en ocultismo y misticismo oriental, Carl Jung llamó al
yo el ‘Dios dentro de nosotros.’ Cuando los humanistas se refieren al ‘Dios’ o a ‘lo
Divino’, no se refieren al Espíritu Santo que vive en los pecadores salvados por la gracia por
medio de la muerte y resurrección de Cristo; se refieren a un yo deificado [endiosado] que
suplanta al Dios de la Biblia. Es un falso evangelio que no ofrece ninguna verdadera esperanza.”
“La mayoría de los psicólogos cristianos, que están sinceramente dedicados a Cristo y a
ayudar a otros, afirmarán la suficiencia de la Escritura. Sin embargo, en su práctica diaria niegan
que la Biblia tenga todas las instrucciones necesarias para la vida diaria. Se ha de consultar
también Freud y Jung y un ejército de otros humanistas.” “Los que rehusaron la tentación de
ajustar la interpretación bíblica para alinearla con Darwin han sucumbido finalmente al engaño
aun más mortífero de integrar a Freud, Jung, Mesmer y Maslow en el cristianismo.”
“Morton T. Kelsey fue durante un tiempo pastor de Agnes Sanford en Monrovia, California.
Él y el hijo de Agnes ‘Jack’ (John Sanford) fueron a Zürich, Suiza, para estudiar en el Instituto
C. G. Jung y volvieron totalmente jungianos. Sus numerosos libros desde entonces han
expandido las enseñanzas de Jung, revistiéndolas de ropajes cristianos y pasándolas a una
incauta iglesia.”
“Es imposible negar que Jung fue un ocultista intensamente endemoniado desde la
infancia hasta la edad adulta, y su relación con las prácticas de ‘sanidad interior’ y de
‘visualización’ dentro de la Iglesia es demasiado clara para exigir adicionales comentarios.”
“Cuando los dos grandes maestros Freud y Jung se reunieron, en 1909 y otra vez en 1912,
Jung provocó de manera deliberada una ‘actividad poltergeist’ [manifestación de ‘espíritus
burladores y alborotadores’ ] que asustó de tal forma a Freud que se desmayó en el acto.
Después del segundo episodio, Freud acusó a Jung de abrigar deseos de muerte contra él (Freud
tenía un temor obsesivo a la muerte), lo que Jung llegó a creer cuando en un sueño dio muerte al
héroe vagneriano Siegfried. En su estado de demencia, Jung interpretó Siegfried como
significando ‘Sig’ Freud, y quedó abrumado de temor. Durante seis años después de esto, Jung
estuvo al borde de la locura.” [Sigmund Freud había sido el maestro Carl C. Jung]
[73] Si “Algunos
algún profesional cristiano
quizá se dan desea
cuenta, comodesarrollar
lo reconoce unLeanne
curso Payne,
de consejería
que ‘las cristiana bíblica,
presuposiciones
deberá partir
[de Jung] desde
no son cero, edificando
cristianas enteramente
–son gnósticas [como]sobre los postulados
él lo confiesa bíblicos mencionados
abiertamente...” [73] en
la nota [68], que son ignorados por los psicólogos no cristianos. Ni siquiera deberían utilizarse los
términos “psicología cristiana” o “psicología bíblica”, por las contaminaciones que esta disciplina
ha sufrido y por las implicaciones negativas que hemos asociado con ella.
Además de exponer a los creyentes con las enseñanzas de la antigua herejía gnóstica y
otros peligros espirituales, los practicantes de la sanidad interior olvidan que Dios dice en las
Sagradas Escrituras: “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas
por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.”
II Pe. 1:3. “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra.” II Tim. 3:16-17.
Las Sagradas Escrituras aplicadas eficazmente con amor y oración por obreros
consagrados, son suficientes para la salud espiritual de los cristianos.
En un artículo obtenido por medio de Internet, en el sitio Apologetic Index, puede leerse:
“Se usa lo que llaman ‘Consejería por medio de la Oración’, que está basada en las
enseñanzas básicas de John y Paula Sandford y otros. Ed Smith ha negado que la Consejería
Teofóstica esté ligada a la sanidad interior, sin embargo, un examen cuidadoso muestra que
ambos enfoques son muy similares. Se niega firmemente que la Consejería Teofóstica incluya
una forma de imaginación guiada y visualización, la posible aceptación de memorias
recuperadas, y la creencia del Dr. Smith de que los cristianos pueden ser habitados por
demonios.”
MacArthur afirma: (el énfasis al subrayar y resaltar con itálicas, fue agregado)
“Ahora la Iglesia coquetea con errores doctrinales serios. Los cristianos buscan con
desespero revelaciones ajenas a la Biblia en forma de profecías y sueños.”
“El movimiento contemporáneo de iglesias al gusto del consumidor apunta a todo lo contrario. En
lugar de despertar el temor a Dios intenta presentarle como un ser divertido, jovial, transigente,
sin complicaciones, y hasta permisivo. Los pecadores arrogantes que deberían acercarse a Dios
con terror (cp. Lc. 18:13), se envalentonan y presumen de su gracia. Ahora los pecadores no oyen
una sola mención a la ira divina. Esto es algo tan erróneo como predicar herejías abiertas.”
“Líderes cristianos que se identifican como evangélicos están empezando a cuestionar doctrinas
cardinales como el infierno y la depravación humana”.
“Uno de los movimientos más populares en la actualidad acoge una doctrina conocida
como “inmortalidad condicional”, que es semejante a la idea de aniquilación. Es la idea de que
los pecadores no redimidos son desarraigados de la existencia en lugar de pasar una eternidad
en el infierno.” [74]
“De hecho, evita las convicciones fuertes porque se consideran divisorias, indecorosas o
inapropiadas. Rechaza la doctrina como algo académico, abstracto, estéril, amenazador o
simplemente impracticable.”
“Debe quedar claro que la iglesia es una obra sobrenatural. Es Cristo mismo, no la aplicación del
conocimiento de mercadotecnia, la astucia humana o las técnicas de iglecrecimiento, quien añade
personas a la iglesia, genera su crecimiento genuino y la bendice con salud y vitalidad.
“El crecimiento numérico por sí solo no asegura que se tenga una iglesia saludable.”
“La mayoría de las iglesias gigantes orientadas a satisfacer la demanda del mercado insisten en
que jamás harían concesiones doctrinales. Son atractivas para los evangélicos debido a que
alegan ser ortodoxas en su doctrina en la misma medida en que no son ortodoxas en su
metodología. Hay multitudes que derivan una seguridad suficiente de esas promesas y están
listas para abandonar sus facultades críticas, aumentando así su vulnerabilidad. Es triste, pero el
discernimiento real es casi inexistente entre los evangélicos modernos.”
“Como los modernistas de un siglo atrás, las iglesias en el movimiento de darle gusto al
consumidor han decidido que la doctrina crea divisiones y que la paz es más importante que la
sana doctrina.”
MacArthur comenta el artículo “Cambios enormes en la iglesia evangélica”, por Robert Brow, en
la revista Christianity Today (Cristianismo Hoy) del 19/2/90.
“el nuevo modelo de teología evangélica presenta una nueva definición de la palabra infierno.
‘Es imposible que haya alguien en el infierno que prefiriera estar en el cielo’, afirma la nueva
ideología. De manera que ya no se piensa en el infierno como un lugar de tormento eterno. En
lugar de eso, se trata de un refugio exclusivo de la presencia de Dios, abierto únicamente a
quienes estén determinados a ir y quedarse allá.”
“Es no es todo. ‘Pecado, también es una palabra que cambia de significado...’ “Es decir, Dios
jamás citaría el pecado como una razón para enviar a algún ser humano al infierno.”
“el precepto central de la teología liberal... [es que] ...la obra salvadora de Cristo no fue una
expiación substitutiva sino el habernos dado su ejemplo moral.”
“Su repulsión a la controversia les coloca en una posición en la que no pueden oponerse a
doctrinas falsas que se disfrazan de verdades evangélicas.”
----------------------
El gran reto de las iglesias bíblicas ortodoxas de hoy debe ser: cómo crecer en número
sin comprometer la sana doctrina bíblica. Este es un reto a la espiritualidad y a la creatividad de
los cristianos responsables, que cuentan con los recursos de la oración, las Sagradas Escrituras,
la dirección del Espíritu Santo y la bendición de Dios. ¡Que Dios nos conceda la sabiduría para
trabajar diligentemente y crecer en número y proveer a esas masas la sana enseñanza de todo el
consejo de Dios! Amén.
En el artículo ¿Qué es el gnosticismo? de Travers and Jewel van der Merwe, aparece el
siguiente resumen que es una adaptación de ¿Cuál Jesús sigue usted? Escrito por M. Dauer.
C. ¿CUÁL CRISTO?
Hasta hace algún tiempo, decir “Yo creo en Jesucristo”, generalmente identificaba el
testimonio de los cristianos evangélicos y al Jesucristo bíblico. Lamentablemente hoy ya no es
así. Si alguien nos dice: “Yo creo en Cristo”, los cristianos evangélicos tenemos todo el derecho
de preguntar con cortesía: ¿Cuál Jesucristo? ¿El Jesucristo de la Biblia? ¿El Jesucristo que...
• Es Persona de la Trinidad: el Verbo que en el principio estaba con Dios y era Dios. Jn. 1:1
• Es también Dios Creador que participó en hacer el universo. Jn. 1:1; Mat. 28:18
• Es el Hijo de Dios quien antes de Su encarnación apareció en el Antiguo Testamento
muchas veces en forma angélica, que los teólogos llaman “teofanías”. Gén. 12:7; 18:1.
• Es el Hijo de Dios, quien fue engendrado por el Espíritu Santo como humano en la virgen
María de Nazaret y nació en Belén de Judea. Mat. 1:18-22; Luc. 1:26-38.
• Vivió sujeto a las leyes físicas como hombre perfecto durante treinta y tres años. Fil. 2:6-8.
• Predicó que debemos pedir perdón a Dios por el pecado. Luc. 11:4; Juan 8:21-23; 34-36.
• Habló del arrepentimiento, nacer de nuevo, y ya no pecar más. Luc. 24:45-47.
• Enseñó que hay un infierno, que es un tormento sin fin. Mat. 23:33; 25: 41, 46; Luc. 12:5.
• Predijo una resurrección corporal para vida eterna y otra para condenación eterna.
Juan 5:26-29; 6:39-40.
• Prometió que Su Espíritu Santo traería convicción de pecado y nos guiaría a toda la
verdad. Juan 14:26; 16:7-13; 14:16, 17.
• Fue hombre perfecto y a la vez el Dios eterno y poderoso. Juan 1:14; Col. 1:19, 2:9.
• Se entregó voluntariamente a muerte en expiación por nuestros pecados para darnos
salvación del infierno y vida eterna, si creemos en Él. Jn.10:17-18; I Juan 1:7; Rom. 3:25.
• Enseñó que el sacrificio de Su cuerpo nos daba salvación del pecado. Isa. 53:4-11.
• murió no por accidente, ni martirio, ni clímax de una vida ejemplar, sino como el cordero
que pagó por los pecados de toda la humanidad. Juan 1:29; Heb. 10:5-7; 12:2; Mat. 26:28.
• Resucitó de la tumba al tercer día venciendo para siempre a la muerte. Rom. 8:11.
• Después de aparecerse con cuerpo glorificado a muchos, ascendió al cielo y se sentó a la
diestra del Padre, donde intercede por nosotros. Cor. 15:3-7; Luc. 24:50-51; Heb.7:25.
• Vendrá a arrebatar a Su Iglesia y luego establecerá su Reino Milenial. Jn.14:3; Apoc. 10:6.
• Juzgará a los vivos y los muertos, a los ángeles caídos, y, al poner a todos sus enemigos
bajo sus pies, reinará con el Padre en la Nueva Jerusalén por siempre. I Cor. 15; Ap. 20-22.
• Reveló la fe cristiana que ha inspirado a la humanidad, como no lo ha hecho ninguna
religión, para excelsas manifestaciones de amor, de sacrificio y solidaridad. Jn. 17:22, 23.
¿Es éste el Cristo en que usted cree?
Si alguien no cree en todo lo anterior, que es el Cristo descrito en la Biblia, no podemos
llamarlo hermano tan sólo porque menciona a Jesucristo. Él debe aclarar a qué Cristo se refiere.
Bibliografía:
1. “Finding the Truth” (Hallando la Verdad). Artículo por Justo R. González, de su obra La
Historia
del Cristianismo. 1984. Reproducido por Christian History.
2. “Why the lost gospels got lost. (Por qué se Perdieron los Evangelios Perdidos) Artículo por
Ben Witherington, publicado en Christianity Today, junio, 2004.
3. “The Lost Gospels”. Artículo publicado en la revista Time, diciembre 22/03.
4. Gnosticismo. Artículo en la Enciclopedia Británica.
5. Gnosticismo. Artículo en la Enciclopedia Americana.
6. Gnosticismo. Artículo en La Nueva Enciclopedia Religiosa Schaf-Herzog.
7. “Christianity” ( El Cristianismo) por Roland Bainton.
8. Christianity through the Centuries” (El Cristianismo a través de los Siglos) por Earle Edwin
Cairnes.
9. “A History of the Church” (Una Historia de la Iglesia) por Lars P. Qualben.
10. “False Teaching in the Church” (Falsa Enseñanza en la Iglesia) Artículo en Cult Watch
(Vigilancia sobre las Sectas) por John Ankerberg & John Weldon.
11. “Cristianismo en Crisis” por Hank Hanegraff.
12. “La Seducción de la Cristiandad” por Dave Hunt.
13. “Más allá de la Seducción” por Dave Hunt.
14. “La Batalla por el Control de la Mente” por Dave Hunt.
15. “Explosión Carismática” por Wolfgang Bühne.
16. “Estudio de las Sectas” por Josh McDowell.
17. “Los Carismáticos” por John MacArthur.
18. “Avergonzados del Evangelio” por John MacArthur.
19. “Influencia del Gnosticismo en Diversas Sectas Modernas” por Luis Carlos Reyes.
20. “El Reino de las Sectas” por Walter Martín.
21. “The Ancient Paths” (Las Sendas Antiguas) por Craig Hill.
22. “Broken Bondage”. (Ataduras Rotas) por Craig Hill.
23. Materiales por Internet en el sitio Apologetic Index (Índice Apologético) por varios autores
citados en el texto.
Carlos H. Marroquín Vélez Nov./2004