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2 LA EXPANSION EUROPEA DESDE LOS ORIGENES HASTA FINALES DEL SIGLO. XV Frédéric Mauro tor los rasgos caracteristicos de la ex- Bs earopea en el mundo desde los origenes hasta 1492. Con ello se estable- THesites espaciotemporales. Europa es una creaci6n de los carolingios Sr del imperio romano de occidente y de los principes de Moscovia @ partir set ramano de oriente. Con anterioridad no habfa existido expansion porque no habia Europa; la economia cerrada propia de la Alta Edad ona a Buropa cerrada sobre si misma. Naturalmente, antes y des- ‘Carlomagno se crearon en todo el mundo otros imperios que practica- conquista militar, la expansién comercial y la colonizacién de Iejanos te- matt gcurre con los Arabes, los chinos y los mongoles. La expansién de “nde alls de sus limites se inicia en el siglo Xm, preparada por su expan~ dena —-Furopa se «llena» de hombres y en el siglo it se produce su rena: sarbano__. pero también por la aventura de las Cruzadas que, en un fueron una guerra defensiva. Estos fueron los inicios. Pero existe un 3 en la Historia? Be ccialarse las principales fases de esa expansiGn europea? De 1200 a iprameros tanteos, con los lentos progresos de la navegacién, ermings Fas descubrimientos: es la fase de la «preexpansiGn>. De 1500 a 1873 informacion y a la decadencia de los grandes imperios coloniales. De if tne Iugar una nueva expansi6n europea, en parte «colonial». De tsa expansion se sustituye poco a poco por otra, como consecuen” Jeccolonizacién». En términos generales esas fases sucesivas corres” Scnilares de la evoluci6n econémica de Europa a partir de la Baja La preexpansién es contemporénea del renacimiento urbano y co feran expansion colonial, entre 1500 y 1873, va unida al triunfo del aaae cul, es decir, de un sistema econémico en que los sectores mas fa produccién estén dominados por los comerciantes, sistema qué do por una politica mercantilista en que el Estado interviens © dl ee en funcion de sus intereses. La segunda expansién europea feran parte por los avatares de la revoluci6n industrial y del nuevo sao el capitalismo industrial, en el que la gestion y los beneficios eto de este capitulo es exponer al lect 50 FREDERIC MAURO de la produccién estén en manos de una clase de hombres nuevos, los industria- les, distintos de los comerciantes. Por tiltimo, la nueva expansién que se esboza en nuestros dias se basa en la nueva revolucién industrial y cientifica y en la nueva sociedad tecnocratica. Asi pues, las grandes etapas de la expansién europea se ha- llan vinculadas a las grandes fases del capitalismo. Queda ademés la funci6n de las dos variables exégenas que han puesto de relieve los historiadores actuales: la de- mografia, cuyas variaciones, segiin la Sra. Boserup (Boserup, 1970), no son conse- cuencia sino causa de las variaciones econdmicas; y el clima que, como es sabido, pasé entre 1200 y 1850 por una fase de enfriamiento, con el paréntesis de los afios de 1550 a 1650. ¢Favoreci6 este enfriamiento la economia mediterrénea y facilité Ja acumulaci6n de los recursos necesarios para la expansién? Desde 1850, el reca- Ientamiento de la temperatura ha ayudado més bien a los paises de la Europa del Norte, cuyo papel en la revolucién industrial y en la segunda expansién ha sido de primer orden. Para que pudiera producirse la expansién europea, tenfan que reunirse las condiciones necesarias: una economia y una demografia lo suficientemente vigoro- sas, un retroceso 0 por lo menos una interrupcién de las expansiones no europeas, y las exploraciones, los descubrimientos y, en su caso, las conquistas europeas que abrieron el camino a la expansién. EXPANSION EXTERNA Y EXPANSION INTERNA La expansién externa que estamos estudiando empieza por ser la prolongaci6n natural de lo que se ha convenido en llamar expansién interna: en un espacio ce- rrado un gas en expansién aumenta su presin antes de escaparse al exterior. Esta expansién interna es el resultado de una serie de grandes cambios geohist6- ricos y se traduce por una coyuntura de larga duraci6n de intensidad bastante fuerte. Los grandes cambios geohistoricos EI clima, repitamoslo, ha cambiado desde la caida del imperio romano. Desde el siglo V al x la Tierra se recalienta, al menos en occidente. Ello tiene dos efectos. En las regiones mediterraneas y subtropicales el clima se vuelve demasiado seco y la vida resulta demasiado dificil, lo que puede explicar la decadencia de la civi- lizacién romana y el avance de los arabes hacia el Norte, en busca de zonas fres- cas. En las regiones nérdicas, la nueva temperatura més alta hace que se fundan los hielos de los rios y de las costas, facilitando la navegacién (fue asf como los vikingos alcanzaron América del Norte) y, al contrario de lo que ocurre en el Mediterraneo, incrementando las cosechas y seguramente la poblacién. Esta fue la suerte que les tocé a los paises escandinavos, a los paises balticos, a Escocia, a Irlanda, a Groenlandia, a Alemania septentrional y a Polonia. En el siglo xml se inicia un periodo de enfriamiento de larga duracién que persiste hasta mediados del siglo XIX, con un recalentamiento pasajero entre 1550 y 1650. Durante esa época la economia y la demografia nérdicas se hallan BER EXPANSION EUROPEA 51 defensiva. En cambio, en la Europa del Sur, la temperatura media disminuye damente y las precipitaciones aumentan, con lo que aumentan también ‘cosechas y el 6ptimo demogréfico. Este periodo corresponde a la Reconquis- ‘de la Peninsula Ibérica y a la eliminacién de los musulmanes de la Peninsula (Le Roy Ladurie, 1967). La tecnologia se transformé profundamente durante ese periodo. En agricul- el viejo sistema que databa del Neolitico experimenta una auténtica revolu- collera para el caballo que ahora, al menos en los suelos profundos, puede del arado de rueda y de reja metilica, el hacha para talar en las roturacio- el molino de viento y de agua, un uso més general de los instrumentos de la rotaci6n trienal de cultivos y la introduccién de nuevas plantas. Todo que ya existia en 1200, experimenta en el siglo xi una enorme difusién: el p «clasico» de la Edad Media occidental es también el de un cierto apogeo Smico (Duby, 1962). ‘Como es de suponer, aparecen también muy rapidamente las nuevas técnicas mnales del hilado y del tejido en los talleres de los artesanos urbanos o rura- € incluso en las manufacturas para las operaciones de aviamiento, es decir, a el domestic system o el factory system en que el artesano trabaja para el jante que Ie financia. Al mismo tiempo vuelven a florecer y se perfeccio- gs viejas tradiciones artesanales del trabajo del cuero, del metal, de la pie- de la madera y de las construcciones navales (Wolf y Mauro, 1960). Por mo, el aumento de las cantidades producidas permite el desarrollo del comer- y, en particular, de las técnicas comerciales, ambito en el que Venecia, céle- ya por las téenicas de construccién néutica de su arsenal, hace gala de un innovador. En Venecia es donde nace la contabilidad por partida doble. Y idonde aparece la letra de cambio y el billete a la orden con sus accesorios: eval, cl endoso y el descuento. Es también en la ciudad de los Dux donde se olla por primera vez, en sustitucién del préstamo a la gruesa, un sistema 10 de seguros maritimos y donde se conciertan los primeros contratos de iad o de comandita. Venecia se halla en relacién con los distintos mercados occidente y con las ferias cuyos pagos periddicos son obras maestras de técni- fbancaria, técnica que Venecia y los demas puertos de Europa perfeccionan a 20 de los siglos. Todo esto existia antes del Descubrimiento de América por Sbal Colén; el siglo xvi s6lo aportara una novedad: un cambio de escala en “difasién de todas esas técnicas, en su divulgacién (Wolf y Mauro, 1960; He- 1963). El miimero de seres humanos aumenta también, gracias a la mejora de la ericultura en superficies mas amplias obtenidas por roturacién. Hacia 1350, Seidente alcanza su poblacién éptima, habida cuenta del estado de las técnicas. hombres se alimentan mejor y, por consiguiente, son més fuertes. Por otra dominan mejor la fuerza animal y la energia del agua y del viento. El siste- ‘cristiano ¢ imperial, la organizaci6n feudal y sefiorial moderada por la Igle- el espacio que las Cruzadas ofrecen a los individuos turbulentos y la relativa g que reina en Europa, concurren a incrementar el mimero y el bienestar de los es humanos. Se puede asi, relativamente, afirmar que es un placer vivir en la France en tiempos de San Luis. Pero Europa se ha convertido en un mun- 52 FREDERIC MAURO do «repleto». Un nuevo crecimiento de 1a poblacién origina jnevitablemente un desbordamiento, una expansion mas alla Fe ios mares o hacia el Este. iEs posi- tle un Drang nach Osten, oe cerorsignd del mowimient© se inicié en tem pos del Bajo Imperio Romano? La respuesta ¢S vnegativa; mas adelante ‘yeremos por qué. in embargo, hacia 1350 Jas cosas cambian. En 1328 ha comenzado lo ave més tarde se llamaré Goo de los Cien Afios, entre ‘Francia ¢ Inglaterra. En "1348 estalla la famosa Upeste Negra que duraré ‘dos aiios. Bl golpes terrible, tarda mucho en CUFaISE: eVeamos Catala. El punto de partida del gran reflu- jo: 1333: el mal any primer (el primet ‘nal afio), Entre el apogeo ae representa MT fin del siglo xm y el pUnte mas bajo de comienzos Gel xv, el descenso ¢ del orden de mas de 2.2 1. Habra que esperar al siglo xvm para ave Se reconstituy@ tin tejido comparable. ‘Conocidas son las ‘apasionadas discusione’ que en Francia se produjeron en toro & ia mvacion de las parrod™l?s Y fas familias en 1328. Un abanico razonable ‘de entre 12,5 y 15,6 Pi ihenes: Perey en 1928 Fro se reeupera dificilmente de Ja terrible hambruna de 1315-1317, la primera del tris- te siglo XIV- BI nivel de finales del siglo XI fue sensiblemente mejor. Veamos la Provenza como tertitonio ‘constante: 70000 hogares °F 1315, 30.000 en 1471, 130000 en la epoca de Expilly (1765). Habida cuenta de una teduccién bastante Constante de los hogares, ejacién con la disociacion ge la gran familia agnd- fica, no se vuelve all “rivel del siglo xut hasta fines del siglo xvi 0 incluso comien- zos del XVII. ‘Dicho brevemente, Ja poblacion de la Cristiandad gislada del Me- Girerraneo y orientada hacia el Norte tiene, rnediados del siglo Xill, nivel sensiblemente comparable al que ‘alcanz6 en el mismo espacio a mediados del siglo xvi. Una Cristiandad latina de 40 45 millones de almas con densidades de 2530 habitantes POF ilémetro cuadrado y nunca sefessoeea x 56a a peae ria. Ahi radica su suerte” (Chaunu, 1969: 78-79)- ‘Ast pues, el punto de partida demogréfico de Ja expansion se sitta mas bien a mediados del siglo Xml gue 2 rmediados del XV. Pero iBijuso, a mediados de este “iltimo, los recursos 10 estan totalmente adaptados a la poblacion, Recordemos ‘qui la teoria de la Sra, ‘Boserup citada anteriormen’® (Boserup, 1970: 78-79). Fe normal que los hombres traten de mejorar mmarchandose de su tierra, El siste- mma econdmaico que resulta de esta evolucién multiple se basa en #725 t#POS de es- sructuras: @) La vieja organizacion feudosedorial creada en I ‘Alta Edad Media Par sic de la «villa» carolingia due se convierte en el seviorio fen el que el ségien se- Forial regula las rclacione® entre el sefior y SUS campesinos) ¥ vambién a partir Mel vasallaje, que establece 10 jerarquia y una solidaridad protectora entre los sefiores hasta el supreme * perano, rey 0 emperador. b) Las estructuras artesanales que desde los sefiorfos, donde existe una a tesania doméstica, transmiic® ésta a las ciudades, creando intercambios entre la ciudad y el campo seeanddante, BL puro srtesane {que trabaja solo 0 con ayuda “je unos cuantos compafieros Y aprendices posee hherramientas, no maquinas- No ene, pues, necesidad de Pertis y, por tanto, tamPor? ide pedir prestado. préstamo con interés s6lo sirve a los disolutos Pav pagat sus deudas © Pat ‘cone riper otras: es inmoral. El pequefio comerciante © también un artesano. LA EXPANSION EUROPEA 53 ©) Las primeras estructuras capitalistas aparecen con el progreso técnico, que obliga a los artesanos a pedir prestadas a los comerciantes m4quinas y materias primas y a recabar de ellos salida para sus productos, con lo que caen bajo su tute- ‘a, originéndose asi una separacién entre la posesién de los medios de produccién y la fuerza de trabajo. Esta clase de los comerciantes se enriquece y, mediante la compra de tierras, se apodera también de una parte de la produccién agricola, Por altimo, domina los astilleros navales y los transportes maritimos gracias al présta- mo a la gruesa, a la comandita y a los seguros maritimos. Tras su eclipse feudal, las realezas nacientes se apoyan en esa clase y con ella recrean el Estado. Una coyuntura de larga duracion bastante destacada Aparte de las roturaciones, del incremento de las subsistencias y de la poblaci6n, y de la expansi6n de las ciudades, y antes de la expansién de Europa més alld de sus limites, el desarrollo del comercio interno en esa misma Europa puede constituir un buen criterio de la coyuntura econémica de larga duraciéneEs ese desarrollo el que hace que Europa pase del crecimiento de la produccién y el consumo a su explosién ms alld de sus fronteras. La fase A de 1200 a 1350, fase de la prosperidad, se caracteriza por el desa- rrollo del comercio matitimo y del comercio terrestre intraeuropeos. La evolucién del comercio maritimo pasa por dos etapas. Durante largo tiempo los espacios maritimos costeros de Europa estén aislados unos de otros, bien a causa del retraso técnico de la navegacién, bien como resultado del avan. ce musulman que, extendiéndose por toda la Peninsula Ibérica y el Sur de Italia, separa el Mediterraneo occidental a la vez del Atlantico y del Mediterraneo oriental. El enfriamiento del clima en el Norte de Europa, que bloquea durante largo tiempo los puertos con el hielo, desempefia también de cierta manera el mismo papel. En ese periodo cada espacio maritimo, cada mar es un pequeio Mediterréneo que vive replegado sobre si mismo y unido a los dems por las rutas terrestres: esa dualidad y las rupturas que origina constituye un freno para el comercio maritimo, En una segunda fase la Reconquista de Espaiia, las Cruz: das que sustraen a los arabes la Ilave del Mediterraneo y el progreso de las técni cas maritimas y nduticas permiten desarrollar las relaciones maritimas entre los distintos «mediterraneos» de Europa. Dos imperios comerciales dominan por entonces sobre los demés: el italiano y el aleman. El imperio comercial italiano, esencialmente de los venecianos y los genove- ses, ejerce un papel de considerable importancia fuera de Europa. Pero, incluso en Europa, las naves italianas penetran mas 0 menos en todas partes, «..La Reconquista castellana de Andalucfa, durante la primera mitad del siglo xi atrajo cada vez mas a las naves del Mediterréneo hacia las costas del Atlintico, primero a Cadiz y Sevilla y més tarde a La Rochelle, Southampton, Londres, Sluys (el puerto de Brujas) y otros puertos del Mar del Norte. Ya en 1277 las ga. leras del genovés Benedetto Zaccaria, almirante, mercader e industrial célebre en todo el levante, ponian rumbo hacia Inglaterra; y en 1281 una galera de Mallor- ca echaba el ancla en ese pais. En 1291 el mismo Zaccaria, ahora al servicio del rey de Castilla, barria los iltimos vestigios de la barrera musulmana en las Co- 54 FREDERIC MAURO lumnas de Hércules aplastando la flota marroqui en el estrecho de Gibraltar. A comienzos del siglo xIVv los municipios de Génova y de Venecia organizaron una red de convoyes que debian recorrer el Mediterraneo y el mar Negro con escalas preestablecidas y horarios regulares, en la que se inclufa una linea que comuni- caba con Flandes e Inglaterra. Hasta alli Ilegaba la penetracién maxima hacia el Norte de un imperio comercial que iba de Londres y Brujas a Ts'inancheu y Pe~ kin» (Lépez, 1962: 299). El imperio comercial aleman es mas tardio, pero desempefia en el Norte un papel simétrico al del imperio italiano en el Sur. En efecto, mas all de Gibraltar, los italianos tratan de transportar sélo mer- caderias lo suficientemente valiosas para que sus galeras sean rentables, El vino y la sal de Francia y de Portugal viajan en modestos veleros de cabotaje pertene- cientes a estos paises. Mads al Norte se repite el mismo fendmeno en lo que atafie al arengue, al stockfish, a la mantequilla, a la madera y al grano. Con estos vele~ ros la ruta maritima es cuatro veces mas lenta que la de tierra. Esa ruta maritima la fueron colonizando poco a poco los alemanes que llegaron hasta Londres al Oeste, Bergen al Norte y Novgorod al Este. Las ciudades libres alemanas $e apro- vechan de la debilidad del mundo escandinavo para imponerse en la region. Al Este aprovechan el avance de los caballeros teut6nicos que fundan Riga en 1201. Estas ciudades saben ponerse de acuerdo para dominar. Pero la «Liga hanseati- ca» s6lo se constituye oficialmente en 1369, incorporando ademids a Colonia y a otros puertos fluviales del Rin. Liibeck seguia siendo la capital de la Liga gracias a su situacién en la zona que unia por tierra el Mar del Norte con el Baltico. Vemos asi el papel que durante largo tiempo desempeiié el comercio terres- tre, aunque s6lo fuera para unir entre si los espacios maritimos locales. La nave y el agua se convirtieron con gran rapidez en los medios de transporte mas rp' dos para las mercancias pesadas, a condicién de pagar el precio necesario y de no dejarse retrasar por las peripecias del cabotaje; en cambio, el comercio terres- tre permite evadir los pasos maritimos en poder del enemigo. Este comercio no duda en utilizar los rios e, incluso cuando sus instrumentos quedan reducidos a Ja rueda y al lomo de las caballerias, transporta con bastante facilidad las mer- cancfas no pesadas y de gran valor. En las montafias, ademas de las caballerias, hay que contar con el hombre mismo que transporta en oro el mismo valor que un mulo transporta en plata. Por otro lado, el comercio terrestre exige menos capitales. La distincién entre artesano, comerciante, detallista y mayorista no es muy neta. Los riesgos son menores que en el transporte por mar. No obstante, en el siglo Xin hubo modestos negocios familiares que se convirtieron con el tiempo en grandes com- pafias. Citemos, en 1260, a Salimbe Salimbeni, miembro de una de las mayores compaiiias de Siena, que regala a su patria 118 000 libras sienesas para ayudar a sufragar los gastos de la guerra contra Florencia y se compromete a entregar una nueva cantidad un poco después. Pues bien, la suma que abona en 1260 equivale al triple del valor estimado de los bienes mobiliarios ¢ inmobiliarios del dux veneciano Riniero Zeno a su muerte, riquezas que provenian esencialmente del comercio maritimo. Se trata sdlo de un ejemplo, pero significativo, de la impor- tancia del comercio terrestre. LA EXPANSION EUROPEA 55 Estas rutas terrestres trazan en la Europa de la Baja Edad Media una ver- dadera reticula. Particularmente importantes son ciertas encrucijadas; las «fe- rias» periddicas, con sus g| ‘[e101 ofuHop un auodns ors “Ins jap voLyY eIsey aquaUE R!AVP fans pmae| ap oOE $0] ¥ awtd"YOIeNUOD vj 1a809 4 aisophg/a1saoI0N [e aussopns/eisoP4ON [9p eID eun rod SorsyTe so] 9p euOZ e] res9AIIE “CUON] ENDKG 1 2uuOYy SPA809 Sb] 2p atuouTePEsaqijap asreyrede anb Avy eIOYY “euIeE) vp ODseA 4 sei] nawojoueg wos eurn> A ov ofo1q ap ‘ezoavutsd P| aqueinp aqua rinks “epnied y| woo zsh uo amouepruila eroray os edeio exsg “ey seipuy SPI ooIPuy ouep00 Je “eDLFY op yl[e spur ‘osnpuOD anb oDTUBID0 e “euzoq v| ap orsezt|an wsouad 4 exe] By UIs 2}q's0d $9 ‘Satreistio> Opel ap oquata ja 0 edod ua o1atA jp UoD “eauInE ap oyfo8 Pp 4 peSnuzog auius expana & epr ap afera fq -souoizeasa sey reiadsox aiqesuadsip air aiuauleanjosqe so Bloyy “SoUsayTe SoIU9IA Soy ap uoISoI F] Ua [enue BAIN ULIB 1 2P “Sram 25 18 £0 vfafdison myo, | ap exes os mby “oftuor ja eisey “(sgh “9bbL) PuoaT vasaIs ap vaso ey epesed zaa vun ezuatos edex eiosr= Py “ug}oeisa Jainbjend ua asz01I0901 apond anb “ouzoa2s ja “ajduns rio v] ap vie 9s mnby ‘suauepides 2ou9A as pbbt-per1) SPA ogre TP JOpelog oqeo jap “edera vpunfas e| ‘eusa]qord iso onjansayy “Pogsry rasey ‘a1sq |e oquins soaeu se] amuoureromp eaaq] anb a1 “MpEsTODEAUOD b] PISEY “ToqUNso ap ope Jap omus4A ‘soIsife so] ap IMy A “sasanSny sod so] tes29p Ouro 24704 ¥] ‘ojnost> uesB [9 reze: anb ey ‘oqe> PP zeonbueay ap sandsap ‘raajoa ered 4 teasoo ¥] ap asrelape anb dey “eaenuod aittorsi00 auony bun sod oprpusjap ‘sopelog ogeo jo svanbuey exed ‘seuape ‘sour soy aquout hg tne Zezi[Em Zepod ezed epejosap opeysewiap euerzeqes wasoo vp & aptress op ZESeuDP $9 BlouEssIp e] anb eX “osoj24 tin eusazou as opelog oquo [9 IvanbuEsy sepod vivg “zepne sousur o spur afeioqes un e vant] as opor aonb us soavues 2p ose bun 9p eae 26 “(PE pL) JOpelog ogra Je eIqop as anb ua omwouOW! fe (<1 pT) med ap wut | ap eA ede esoUIEd eT zmumeYL) axLalg vey Seq]> ap anb uoLL “ISGT [2 Woo souOUIpUaILIO[ -sepfoouod uaIq uos ojduiad aisa ap sedeya se] “Vaud ap ojdtrad Jo ‘«ofdizad» oaanu jap ua8 30 [o $9 21s “PHEYS [9 TeaUOIUOD ap vapr Bf Jye aq] “euLTBUI B| :eBleA sEzINb onb eno eq ‘esroeyy eueureyes eins ey anb ua epipauy v] uy -eogsry 10d eouagy Stnsuruod P| eroey ‘Terored souaur [e “ugroerasap ns A OUBDLAFe OFsIOULOD 989 3p es “uoTut spui Uo!edisnzed | $9 2159 ap vasmbuod vy ap A sooanzseyy uoD sannsod orosowO® [oP Souo7eA Se] ap PUA “vouINs ap o;[08 jap souDsaqui sasted so] ap apo oid edomngy ua ezyyan 28 anb o10 jap auzed eum ‘sand ysy “sone|asa f O10 tod! ueiq “weor0Inl 98 apuop eIBaNI PoUyy [e UPB] ON Jap voLsFy 10d seadoma seioues Zam Sel A wepns one a & ordis'y 20d antiazi0 ap sorsnpoid soy iau0Ny [e Ing rp A ms |v auoN Jop eoH>exd as o|>iaut0o [q “saoat0 soy weaUosasdar sojjaures ap 6 vad0un3 NOISNWaxd v7 —<—$——————————__ 70 FREDERIC MAURO modo de la navegacién a vela. Para conseguir ese dominio se han necesitado tres cuartos de siglo de esfuerzos...» (Chaunu, 1969: 129-132). Quedan asi abiertos los caminos a la vez hacia el Sudoeste, es decir, hacia las ‘Américas, y hacia el Sudeste, 0 sea, hacia el océano Indico y Asia. Quedan asi superados los terrores que embargaban el alma de los marinos acerca de los ex- tremos de la Tierra. Ahora se comprende perfectamente el sistema de los vientos atlinticos. La brijulla, el astrolabio y las tablas de navegacién permiten determi- nar mas 0 menos exactamente la posicién de la nave en la inmensidad del mar. La nao y la carabela sustituyen con ventaja a la galera y a sus derivados frente a las olas del océano. Los europeos se muestran Avidos de saber lo que ocurre més alld del mar y los Estados recobran una paz y una prosperidad relativas. El terre- no esta expedito para los grandes descubrimientos. Pero lo mas importante es que al alcanzar la Costa del Oro, en el golfo de Guinea, los portugueses captan la corriente de metal precioso y de esclavos que atravesaba el Sahara hasta Africa del Norte y Europa. Utilizando una expresin de los geégrafos, puede hablarse realmente de un «fenémeno de captura». Sélo persiste una corriente derivada hacia Egipto. En 1482 se erige la fortaleza de San Jorge da Mina, centro de estos nuevos traficos. Y a Lisboa llega el oro que finan- cia la expansién. a

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