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¿Qué es la presión arterial?

La presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes arteriales.
Cuando un doctor toma la presión arterial, el resultado de la lectura se registra con
dos números. El primer numero, llamado presión sistólica, mide la presión
mientras el corazón late. El segundo número, llamado presión diastólica, mide la
presión mientras el corazón se relaja entre los latidos. Presión arterial normal es
una presión arterial sistólica de no menos de 120 pulsos, y una diastólica de
menos de 80.

¿Cómo se mide la presión arterial?

El elemento utilizado para medir la presión arterial se denomina esfingomanómetro, o más fácil
tensiómetro. Es aquel que siempre vemos en el consultorio del médico o en los departamentos de
emergencias.

Consta de un manguito inflable que se coloca en el brazo y un reloj especialmente calibrado para
valorar los milímetros de mercurio de presión que corresponden a la arteria del brazo (humeral).

Es sobre esta arteria que el médico coloca el estetoscopio para escuchar el flujo a través de la
misma.

Escuchando los cambios en el sonido del pulso, se evalúa cuanto se debe inflar el manguito para
detener el flujo sanguíneo en ese sector.

Una vez inflado, el aire del manguito se deja escapar lentamente hasta el momento preciso en que
la sangre comienza a fluir nuevamente.

En este momento el tensiómetro registra lo que se llama presión Máxima o Sistólica de la sangre.

Luego se deja salir progresiva y lentamente el aire del manguito escuchando el pasaje de la
sangre, hasta que los sonidos se hacen inaudibles.

El tensiómetro ahora está registrando la presión Mínima o Diastólica de la sangre.

La presión MÁXIMA se corresponde con la contracción del corazón y la MÍNIMA es la que


encontramos cuando este se relaja.
Presión arterial alta (hipertensión arterial)

La hipertensión puede afectar a la salud de cuatro maneras principales:

• Endurecimiento de las arterias. La presión dentro de las arterias puede


aumentar el grosor de los músculos que tapizan las paredes de las arterias.
Este aumento del grosor hace más estrechas las arterias. Si un coágulo de
sangre obstruye el flujo sanguíneo al corazón o al cerebro, puede producir
un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.

• Agrandamiento del corazón. La hipertensión obliga al corazón a trabajar


con más intensidad. Como todo músculo muy usado, el corazón aumenta
de tamaño. Cuanto más grande es el corazón, menos capaz es de
mantener el flujo sanguíneo adecuado. Cuando esto sucede, uno se siente
débil y cansado y no puede hacer ejercicio ni realizar actividades físicas. El
corazón ha comenzado a fallar ante el esfuerzo. Sin tratamiento, la
insuficiencia cardíaca seguirá empeorando.

• Daño renal. La hipertensión prolongada puede dañar los riñones si las


arterias que los riegan se ven afectadas.

• Daño ocular. En los diabéticos, la hipertensión puede generar rupturas en


los pequeños capilares de la retina del ojo, ocasionando derrames. Este
problema se denomina «retinopatía» y puede causar ceguera.

Síntomas de la presión arterial baja


Letargo, debilidad, mareo

El paciente con presión arterial baja crónica puede padecer letargo, debilidad, fatiga y
mareo. El paciente puede sufrir desmayos, especialmente si la presión arterial es más
baja cuando asume una posición vertical. Estos síntomas están relacionados con en la
disminución del bombeo de sangre al cerebro, corazón, músculos del esqueleto y otros
órganos. El paciente con presión arterial baja crónica puede padecer letargo, debilidad,
fatiga y mareo. El paciente puede sufrir desmayos, especialmente si la presión arterial es
más baja cuando asume una posición vertical. Estos síntomas están relacionados con en
la disminución del bombeo de sangre al cerebro, corazón, músculos del esqueleto y otros
órganos.

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