PONCE por las diócesis
Educación y amor
para salvar a la familia
VIVIAN Maldonado Miranda
v.maldonado@elvisitante.net
Una “educación de la familia auténtica”, don-
de se fomente la responsabilidad de los padres
con los hijos, los hijos con los padres y el amor
entre los esposos, es la solución que ofreció el Ar-
zobispo Emérito de Sevilla, Cardenal Carlos Amigo
Vallejo, para salvar a la familia.
Las expresiones del Cardenal Amigo Vallejo
surgieron durante la reunión del clero de la Dió-
cesis de Ponce que se llevó a cabo en las instala-
ciones de Casa Manresa en Aibonito. El Cardenal
estuvo a cargo de las meditaciones para los sacer-
dotes durante toda la semana.
“¿Por qué tenemos que vivir en la esperan-
za?”, preguntaba el Cardenal al clero de la diócesis
ponceña. “Porque es un derecho que Dios nos ha
dado. Tenemos derecho a la esperanza”, respon-
dió inmediatamente.
“La causa de nuestra alegría no es que las co-
sas nos vayan bien. (La causa de nuestra alegría) es
que Dios es bueno”, prosiguió.
En entrevista exclusiva para El Visitante, el
Cardenal compartió que su vocación sacerdotal
surgió por el “contagio”, luego que unos frailes
franciscanos se hospedaran en la casa de sus pa-
dres.
Su papá era médico y constituían una familia
de clase media, con 9 hijos. No había lujos pero
tampoco pasaban hambre. Recuerda que vivían
una fe sencilla, que iba “configurando una escala
de valores” en la vida de los hijos, con el ejemplo.
En principio, el contacto con los frailes como
personas “alegres, que tenían siempre una pala-
bra amable”, lo hizo pensar en su vocación como
fraile. Estuvo en un convento. Admite que nunca
“Tenemos que defender con uñas y dientes la familia, pero la mejor defensa que podemos hacer es cuidar la pastoral
familiar”, dijo el Cardenal Carlos Amigo Vallejo.
21 al 27 de febrero de 2010 ev: 19
pensó ser Cardenal de la Iglesia, pero “en la voca-
ción tiene que haber esta disposición de escuchar
a Dios y dejarse llevar por donde Él quiere que
vayamos”.
Esos mismos designios divinos lo llevaron a ser
nombrado Arzobispo de Marruecos, una diócesis
de mayoría musulmana, donde descubrió que los
sufrimientos de las familias son los mismos, no im-
porta la fe que profesen.
“Las madres musulmanas se quejaban que sus
hijas no querían usar los signos religiosos y los pa-
dres, de que sus hijos no iban a la mezquita. Mien-
tras, las madres cristianas se quejaban de cómo
visten sus hijas y los padres se quejan de que sus
hijos no van a misa. El sufrimiento del enfermo en
el hogar es el mismo”, destacó.
Ocho años después, el hoy Cardenal fue nom-
brado Arzobispo de Sevilla, donde permaneció
por 28 años. De allí, atesora la religiosidad popular
“espléndida”.
Fue en España donde libró sus más grandes
batallas por la vida y la familia, frente a la legisla-
ción que legalizó el “matrimonio” entre personas
del mismo sexo, así como el debate en torno al
aborto y la experimentación con embriones hu-
manos: el ser humano en sus etapas más tempra-
nas del desarrollo después de la concepción.
Sobre el particular, comentó: “Naturalmente,
tenemos que defender con uñas y dientes la fami-
lia, pero la mejor defensa que podemos hacer es
cuidar la pastoral familiar”.
En esa línea, enfatizó la importancia de “to-
mar el sentido de la familia cristiana”.
“Hay que insistir en la relación entre la parro-
quia, que es el modelo de cómo se vive la palabra
de Dios, con esa familia, en la que unos se ocupan
de otros”, concluyó.
(FOTO / VMM)