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MATXALEN LEGARRETA, SOCIÓLOGA E INVESTIGADORA EN LA UPV

"El trabajo doméstico valdría en la CAV más de 15.600 millones


de euros al año"
Las desigualdades también se miden en unidades de tiempo. Las mujeres trabajan más horas al día, duermen
menos, y cocinan más. En el siglo XIX esa realidad respondía a un modelo social en el que ellas tenían todos
los deberes y los hombres todos los derechos. En el XXI, no hay excusa

NOEMI CUETOS

VITORIA.¿En qué sentido es el uso del tiempo un elemento


clave en la situación de desigualdad de las mujeres?

Las mujeres son las que asumen el trabajo doméstico y el cuidado


de las personas del hogar, independientemente de su edad y de
que trabajen fuera de casa o no. Pero como todo este trabajo no
tiene un valor económico directo en el mercado, se invisibiliza y no
se tiene en cuenta, aunque sea imprescindible para la
sostenibilidad de la vida, de la sociedad y de sus niveles de
bienestar. En realidad, haciendo un cómputo de carga global de
trabajo nosotras trabajamos una hora más al día que los hombres.

Así que las mujeres trabajan más y cobran menos...

Eso es. Las mujeres trabajan de media cuatro horas al día en casa
y los hombres una hora y 22 minutos. Las encuestas de usos del
tiempo que hace el Eustat han calculado el valor que el trabajo
doméstico de las mujeres del País Vasco tendría en el mercado y
Legarreta ofreció una charla en el concluyen que superaría los 15.600 millones de euros al año, lo
seminario' Usos del tiempo'.FOTO: que supondría un 32% del PIB. Sin embargo, sigue siendo un
J.R.G. volumen de trabajo que no se considera productivo ni importante,
sino algo que tienen que hacer las mujeres por naturaleza.

Algunos colectivos abogan por remunerar esa dedicación. ¿Sería una solución?

Pagar un sueldo por el trabajo doméstico contribuiría a perpetuar la situación y subrayar que la casa es espacio
de las mujeres. Además, ¿quién lo pagaría? ¿El marido? ¿El Estado? Yo no creo que sea la solución. Lo que
hay que hacer es repartir las tareas y la responsabilidad.

¿Cómo distribuyen su tiempo en el día a día los vascos?

Casi doce horas las dedicamos al descanso, los cuidados personales y las comidas. El resto del día lo
repartimos entre el trabajo y la formación, tres horas y 23 minutos; el ocio, dos horas y 22; y los
desplazamientos, en los que invertimos una hora. Todavía nos queda otra hora para la vida social, 1,17 para el
ocio activo y el deporte, y dos horas y 39 minutos para el ocio pasivo, donde la principal actividad es ver la
televisión.

Cada vez hay más empresas que venden tiempo. Peluquerías a domicilio, estilistas que te dejan
preparada la ropa de cada día de la semana todas las mañanas o dietistas que te mandan por mensajería
el menú diario. ¿Qué le parece esta oferta para ahorrar minutos?

Es peligrosa porque los tiempos no se pueden racionalizar y ésa es una perspectiva muy economicista. Me
parece una visión más acertada la de los bancos de tiempo. La gente dice lo que oferta y se intercambian
actividades. Yo soy una buena pastelera pero no tengo tiempo para recoger al niño del colegio. Pues cambio
una tarta por ese recado. Se hacen trueques según necesidades y calidad, y funcionan muy bien. En España
hay varios bancos de tiempo y en Bilbao creo que también existe alguno. Los suelen gestionar asociaciones o
ayuntamientos.

El Ayuntamiento de Barcelona está especialmente concienciado con este tema y tiene hasta una
concejalía de Usos del Tiempo en la Ciudad. ¿En qué consisten las políticas públicas del tiempo?
Se trata de hacer las ciudades más habitables para todo el mundo y que no se basen sólo en las teóricas ocho
horas de descanso y ocho de trabajo, porque no todos los grupos funcionan así. La idea fue de un colectivo de
mujeres del partido comunista en Italia a finales de los años 80 que reivindicaba un aspecto más social del
tiempo y una regulación por parte de las instituciones públicas que fuera sensible a las necesidades de mujeres,
niños y mayores. Así surgieron las cronopolíticas, por las que la ley daba poder a los ayuntamientos para que
gestionasen el tiempo de las ciudades en materia de servicios públicos, comercio, transporte... El objetivo último
era hacer los municipios más amigables.

¿Tiene el tiempo una dimensión cultural también?

Sí, existen desigualdades en la gestión del tiempo en relación a las distintas formas de vida y culturas. La
eficiencia económica se dirige cada vez más hacia una racionalización del tiempo y las sociedades que no lo
conciben de esa forma se quedan fuera. Es otra forma de desigualdad.

© DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA


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