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ESTRABON GEOGRAFIA (HISPANIA Y GALIA) "TRODUCCIONES, TRADUCCION ¥ NOTAS. (MA, JOSE MEANA (Libro 11D) FELIX PINERO (Libro 1V) BIBLIOTECA Edvardo A. P°~2 Torre Dinector de a cole: “Aneoio Alegre Gor Prose de Historia dea Fla Greg dela Univeriad de Borlons Direc eivora: Dine gece: Joan Bale © Eaton Gredos, SA, ‘Biblioteca Clislca Gredos (© dela presente edkién, Editor Paneta-DeAgostn, S.A, (1998) 10 Edtorl Planeta Argentina SAC. Independencia, 1668 ~Capial Federal Disbaye en Capital Huxsca Sanabria, en Inari: D GP 1 filtorel Planeta Colombian, S.A. Carrera 68 A nf 25.85 Serta Fe de Boga ' Eciorol Planeta Eciador ihwrapery Orllora, 250 Quito (© aor Planeta Uroguy sf, Fibers, 2019 21 -Monieideo Depésito legal: £-17.383/95, ISBN: 84-3953743.3, ISBN Obra completa: 84-395-4007-8 Imprime: Cafosa, Senta Prptin de Mogode (Barcelona) rnd in Span Impreso en Esra - Octubre 1997 LIBRO III INTRODUCCION En el libro III inicia Estrabén la parte puramente des- criptiva de su Geografia, y lo hace con la regién mas occi- dental de la ecumene sighiendo una antigua tradicién ex- ‘priega que arrancaba de la Periegesis de Hecateo de principios del siglo v. Dicho autor daba una visién de las costas mediterrdneas comenzando desde el Estrecho de Gibraltar, recorriendo Ia parte europea y la zona del Mar Negro y volviendo luego por la costa africana al punto de partida, En el libro 11 5, 26, nos informaba el geégrafo de Amasfa de las razones que lo llevaban a tratar Europa antes que Africa: «es la mejor dotada por las cuatidades de sus hombres y por sus gobiernos, y la que proporciona a las otras regiones la mayor parte de sus propios bienes, porque toda la regién de Europa es habitable, con excep- cin de una pequefia parte inhabitada a causa del fio». Su primer libro corogratico, después de los dos anteriores consagrados a cuestiones de tipo mas general, Io dedica, pues, Estrabén a la Peninsula Ibérica: limites, accidentes ‘geogrificos, etnias, economia, salpicando aqui y allé la des- ctipcién con datos histéricos o referidos a la Administra- cién romana. De toda Ia ecumene o tierra habitada, Iberia era para Jos griegos la region més desconocida y exética, y esto por 10 croGRARIA rimera, por su alejamiento del foco cultural helénico, y segunda, por la presencia de cartagineses a par- tir del siglo v y durante todo el 1v y el m en nuestro suelo; antes de esas fechas, sin embargo, la literatura geografica sgriega da una idea bastante precisa de lo que eran nuestras costas; pero, al quedar definidas en el tratado ptinico- romano del 348 a. C. las respectivas areas de influencia, se hizo el silencio sobre el Mediterrdneo occidental, celosa- mente defendido y ocultado al resto del mundo, y sobre todo acerca del Estrecho de Gibraltar, del que los cartagi- neses difundian leyendas fantsticas y terribles encamina- das a proteger rutas comerciales antiquisimas, como la del estafto, practicadas por los tartesios y explotadas luego por clos. Con la Segunda Guerra Puinica y la aparicién de Ro- ‘ma, a finales del siglo 1, en la escena peninsular, empieza a ser més fluida la informacién y se abren las antiguas vias maritimas y terrestres. Comienza la conquista romana ¥, con Polibio, que sigue a Escipin en la guerra numanti- na, se desarrolla el concepto de geografia como disciplina réctica al servicio de generales y hombres de estado, orien- tacién que acompais a la geografia en el momento mismo de su nacimiento y de la que sin duda participa plenamente Estrab6n. El libro XXXIV de las Historias de Polibio, hoy lamentablemente fragmentario, era un tratado geografico que ilustraba las campafias de la conquista romana. Son, por tanto, paradéjicamente, autores griegos quienes pri- ‘mero investigan en este territorio de dominio romano, co- ‘mo el mismo Polibio, o como Asclepiades de Mirlea, Posi- donio de Apamea o Artemidoro de Efeso. El reproche de que justamente se hacen acreedores los autores latinos por parte de Estrabén (III 4, 19) es su falta de curiosidad y de continuidad en Ja tarea inyestigadora de los griegos, INTR, AL LIBRO 1 n Fuentes El capftulo de las fuentes para el libro III es intrincado y ha sido materia importante de controversia, pues son mu- chos los autores citados explicitamente por Estrabén. sin alcanzar un rango informativo de primera clase —algunos son més que nada ornamentales, como Filitas o Estesi- ‘coro—, mientras que otros son silenciados, hecho por otra parte no infrecuente en los autores antiguos. Los que nom- bra expresamente son: los gedgrafos Eforo, Piteas, Dicear- co, Timéstenes, Eratéstenes, Artemidoro, Asclepiades; los historiadores Ferécides, Herddoto, Sileno, Polibio, Posi- donio; Homero, Estesicoro, Anacreonte, Pindaro y Filitas, poetas; los fil6sofos Aristételes y Atenodoro, el gramético Crates y el astrénomo Seleuco, si bien es verdad que algu- ros de ellos no pueden ser encasillados con una denomina- cidn estricta, como ¢s el caso clarisimo de Posidonio y tam- bign de Crates, filésofo y cosmélogo a la vez que gramatico. De todos éstos, la mayorfa proporcionan una informa cién insertada ineidentalmente en el hilo de la exposici6n; no es desde luego el caso de Artemidoro, Polibio 0 Posi- donio, los autores més ampliamente utilizados por ser los que tuvieron un contacto personal con esta tierra: Estra- bon, que nunca pis6 nuestro suelo, escogié testimonios de primera mano de unos autores que, por otra parte, son rescatados para la posterioridad gracias a las referencias que de ellos nos hace en su obra. Hoy no obstante, después de las investigaciones de Morr y los estudios sobre lengua y estilo de Estrabén en compa: racién con Posidonio, parece claro que la fuente casi ex- clusiva de nuestro autor fue éste dltimo, a través del cual vierten en él datos e informaciones autores anteriores. Po- 12 GrOGRARIA sidonio de Apamea, fildsofo estoico, fue ademds un exce- lente historiador, gedgrafo y etndgrafo, y puso un especial interés en el estudio no s6lo de las costumbres, sino de In relacién entre éstas, el clima y el medio, siendo esto Ja raz6n por la que en Estrabén predomine el apunte etno- geogratfico, Posidonio visité Hispania hacia el aio 90 a. C. proce- dente del sur de Ia Galia, recorriendo Ia costa levantina y meridional y afincdndose durante un mes en Gades para observar el fenémeno de las mareas en el Atlintico. De este autor utiliz6 las Historias (0 Continuacién de Poli- Dio), que cubrian el perfodo del 144 al 85 —es la tesis de Jacoby, pero segin Laffranque ' slo hasta el 96— y la Historia de Pompeyo, desde el 85 al 63, ademés de su tra- tado Sobre el Océano para la digresin sobre las mareas de Ciidiz. A través de este tamiz, pues, Estrabén recoge las aportaciones de gedgrafos tan importantes como Arte- midoro 0 Polibio. Artemidoro de Efeso escribié sobre el afio 100 a. C. tun Periplo que arrancaba del Promontorio Sagrado, consi- derado entonces como finis terrae, y describfa las costas ‘en direccidn Este, aunque también reseftaba costumbres y curiosidades de pueblos del interior, como vemos en 4, 17; ‘mas, a pesar de hallarse tan ampliamente citado en este libro tercero, prueba de que su aportaciGn esté mediatiza- da por Posidonio es que aqui, al contrario que en los li- bros Vy VI, no utiliza nuestro gedgrafo el estadiasmo, procedimiento perfeccionado por Artemidoro para calcu- lar con la mayor exactitud posible las distancias de puerto puerto, ademés del hecho de que siempre que es mencio- * Poseidonios a’Apamée, Paris, 196. INTR, AL LIBRO tL B nado lo es para ser refutado por medio de Posidonio (1, 4y 1, 5; 5, 7) 0 bien para apoyar teorias de éste (4, 3 y 17). La uniformidad estilistica demuestra también que otros autores como Bforo y Eratéstenes con su informacién so- bre las Casitérides, Polibio en lo que toca @ Lusitania, Cel- tiberia y Galicia, y Asclepiades en lo referente a Turdeta- hia, pasan a Estrabén a través de Posidonio. ‘Los datos suministrados acerca de las guerras civiles {que sostuvieron en Hispania César y los pompeyanos pro- vienen del historiador latino Asinio Polién, cuya obra abar- caba los aftos del 60 al 44, aunque es incierta la forma de acceso que tuvo Estrabén a la obra de éste: si hubiera, sido directamente, habria quedado alguna huella sintactica © estilistica en Ia Geografia, cosa que no ocurti6. Quiza actué de puente Asinio Polién de Trales, que tradujo al ‘iego la obra latina, 0 bien el compilador griego Timége- nes de Alejandria, teoria que, lanzada por A. Klotz, fue seguida fervorosamente por Schulten en su aplicacién al bro tercero. i ‘Quedan las informaciones relativas a la obra pacifica- dora de Augusto y Tiberio en Hispania, en tono general- ‘mente encomidstico, cuya procedencia es, por el momento, ignota. Se ha apuntado que su origen podria hallarse en los Comentarios de Vipsanio Agripa, que, sin embargo, se detienen forzosamente el ano 12 a. C., fecha de su muer~ te, o incluso en TimAgenes, del que no se esperaria un to- no laudatorio por haber tenido que apartarse de Roma al hhaberle caido en desgracia a Augusto. Carstudien, Leipeig-Berin, 1910, pigs. 57135 14 GzoGRAFIA Plan de la obra Son cinco capitulos que se reparten la materia siguien- do parcialmente un método heredado también de los anti- ‘Bus Periplos, y vigente en general en toda la literatura geo- ‘grdfica griega, consistente en describir In costa *. A las ob- servaciones meramente geogrdficas siguen cuestiones antro- polégicas 0 etnograficas, Capitulo 1: Introduccién y descripcién de la costa des- de el Promontorio Sagrado hasta el Estrecho de las Co- lumnas. Capitulo 2: Las tierras al interior de dicha costa: la Turdetania o Bética y sus recursos agricolas, pesqueros, mineros e industriales, Capitulo 3: La costa oeste con sus rios principales. El interior: Lusitania y pueblos del N.O. y N. Capitulo 4: La costa levantina y pueblos iberos. Celti- beria. Informacién sobre la divisién territorial y la admi- nistracién romanas. Capitulo 5: Islas: las del Mediterréneo, Gimnesias y Pi- tiusas, y las del Atldntico: Gédira, isla en aquel entonces, y las Casitérides, que Estrabdn, con su inclusién en este libro, adscribe evidentemente a Hispania, Pero ademés del tema principal se intercalan en el dis- curso de la obra varias digresiones que tienen poco que ver con lo narrado, como en 1, 5 la discusién sobre el tamafio del Sol en el ocaso y la duracién de éste, en 2, 12 y 13 sobre el valor de las afirmaciones de Homero en * F, J. Gowekesz Ponce, E periplo griego antigua, Sobre las posbles Ienteseriegas de la ‘Ora Marina ce Avieno, Tess doctoral, Sevilla, 19, De proxima publicacién, INTR. AL LIBRO MIL 1s ‘materia geogrdfica y, mas concretamente, sobre su conoci- miento de Tartesos, en 4, 3 y 4, sobre viajes de héroes ‘griegos y troyanos a nuestra peninsula, en 5, 5 y 6 sobre la naturaleza de las lamadas Columnas de Heracles, en 5, 7 sobre el anormal comportamiento de los pozos de Gi dira, y en 5, 8 y 9 sobre las mareas. Lengua y estilo ‘A tenor de lo dicho en el capitulo de Fuentes, debemos volver a insistir en que Estrabén es deudor sin lugar a du- das de Posidonio, a quien copia a veces literalmente refle- jando su estilo florido y retérico; mas el vivir en una épo- cca de reaccién arcaizante contra el periodo asidnico, carac- tetizado por su ampulosidad y barroquismo, hace que las ‘expresiones posidonianas queden barnizadas con un tinte de mayor sobriedad, y que incluso sean contempladas con tuna sonrisa benévola cuando se exceden en su lenguaje re- cargado e hiperbélico (cf. 2, 9). En cuanto a la lengua, ‘su época es Ja del intento de rescatar la pureza del Atico antiguo, Ia del llamado aticismo, pero en él coexisten tam- bién elementos de Koiné y vulgarismos, porque el uso fluc- tuaba entre una y otra tendencis Valoracion critica y repercusién en ta posteridad 1a) Comparacién con otras fuentes para el conocimiento de la Peninsula en la misma época. La importancia que adquiere Ia obra de Estrabén se evidenciara sdlo si la po- nemos junto a las otras que tratan el mismo tema, y de éstas las conservadas son las siguientes: 16 (GEOGRAFLA, — El De Situ Orbis de Pomponio Mela, geégrafo proce- dente de la Bética que describe en tres libros los Kimites ¥ contornos de los paises — La Naturalis Historia de C. Plinio Secundo, procura- dor de Vespasiano en Ia Bética, que describe sucinta- ‘mente, en el transcurso de esta magna enciclopedia so- bre el mundo natural, las naciones del orbe con sus principales ciudades, Es una fuente importante para el jento de las ciudades de la Bética, a las que agrupa por conventos juridicos *, — La Geografia de Tolemed, del s. 1 d. C., nos ofrece luna extensisima relacién de localidades con la anota- cién precisa, pero escueta, de su longitud y latitud en ‘grados y minutos, utilizando el material que el gedgra- fo Marino de Tiro recopilara en su ciudad natal para la confeccién de un mapamundi, — Existe asimismo el poema Ora Maritima de Rufo Festo ‘Avieno, autor del s. 1v d. C. que utiliza no obstante noticias muy remotas. — Finalmente, los Itinerarios romanos, de naturaleza epi- ‘grdfica, recogidos y comentados por J. M. Roldan en Mineraria Hispana, Valladolid, 1975. b) Valor de sus fuentes. La valoracién de un texto ‘eografico para cuya redaccién no se ha practicado la autop- ‘sia pasa, indudablemente, por el andlisis de las fuentes uti- lizadas, y en este aspecto debemos reconocer el acierto de Estrabén al recurrir a buenos informadores en relacién di- recta con el escenario hispano, cuales fueron, recordamos, “ Textos recogidos por A. Gare y Bello en Espanta en el siglo 1 de muesira era segin P. Mela y C, Plinio, Madrid, 1947. INTR. AL LIBRO II 7 ademas de Posidonio, Artemidoro y Polibio, el maestro Asclepiades de Mirlea, que ejercid su profesién en la Béti- a y escribié una Descripcién de sus pueblos (4, 3), y Asi- nio Polién, que visité el valle del Guadalquivir, las cordi eras Béticas y la costa desde Cartagena hasta Gibraltar. Lo menos documentado, por otra parte, son evidente- ‘mente aquellas regiones de las que sus informadores no tenian experiencia personal, como Galicia y Lusitania, pa- ra las que Polibio habia tenido que recurrir a testigos ocu- lares, o las Baleares. Estos territorios estaban en gran me- dida aun por descubrir en la época en que escribe Polibio. En suma, se le puede reprochar el no haber utilizado fuen- tes orales que dieran una visién mds actual de los territo- rigs descritos, ya que 1o que nos trasmite es, en general, cl estado de la Peninsula en ef siglo ra. C., que es el de sus fuentes ©) Valoracién global. Hay errores que son imputables al gedgrafo de Amasia, entre los cuales se cuentan, cen- trandonos en el territorio peninsular, el no haber orienta- do correctamente el Pirineo y el Sistema Ibérico, con el agravante de que autores con la autoridad y antigiedad de Eratéstenes 0 Piteas habian marcado ya su orientacién Este-Oeste; 0 laguntas importantes, como Ia referente a la colonizacién griega en suelo hispano, de la que sélo men- ciona brevemente la existencia de poblados masaliotas en la costa levantina, haciendo Iuego una narracién, intere- sante pero insuficiente, sobre el proceso constitucional am- Puritano (4, 8). Pero ya, hablando en términos generales, comprende ‘mal a Posidonio en su explicacién del fendmeno de las ‘mareas (5, 8) y confunde los conceptos de clima y latitud, pero sobre todo se le puede acusar con toda justicia de 18 ‘GEOGRAFIA poco sentido eritico ¢ ingenuidad cuando defiende los co- nocimientos geogrificos de Homero aiin a costa de invali- dar investigaciones de excelentes navegantes que, como Pi- teas, osaran atentar contra la sacrosanta autoridad del le~ gendario Poeta; sus deficientes conocimientos en materia astronémica y matemética le llevan por otra parte a no entender las medidas establecidas por el marsellés en su exploracién del Océano, por lo que las dos veces que apa- rece éste citado en el libro Ill es para ser tachado de em- bustero y fabulador (2, 11; 4, 4). No obstante Io dicho, no es poco lo que debemos rela~ cionar en el capitulo de sus méritos: Estrabén es el mas importante gedgrafo de la Antigtiedad, y eso no sélo es cierto para la Peninsula, sino para todo el mundo conoci- do, pues en su labor compiladora recoge todos los conoci- mientos existentes anteriores a él y nos ofrece la primera geografia de los paises conquistados por Roma durante los dos siglos iiltimos antes de Cristo. Fue por lo demas un ‘buen historiador y etndgrafo y nos lega una obra donde prevalece un concepto moderno de geogratia, es decir, la descripcién del mundo habitado, con Ia reduccién de la cosmologia y la metcorologia al rango de ciencias auxilia- res (aparténdose con ello de la concepcién matematica de Hiparco y Eratéstenes) y eliminando de cada uno de sus redecesores el enfoque que entorpeciera la construccién de una auténtica geografia descriptiva, tanto en lo fisico como en Io humano y econdmico: practica un eclecticismo expositivo y doctrinario que no le obliga a seguir a pies Jjuntillas un método a expensas de otro, pero tiene un poco de todos ellos: el del periplo de Artemidoro, el sistema etiolézico de Posidonio, el gusto por el excurso y la anéo- dota de Herédoto. Es especialmente interesante su aporta- cién en materia de geografia econémica, pues anota con INTR, AL LIBRO 19 detalle las producciones agricolas, forestales e industriales ¥y las actividades comerciales, presentando en general a His- pania como una reserva de materias primas, Fecha de redaceién Segtin el parecer de E. Paris, Estrabén debié de publi- car una primera edicién de su obra el ao 7 a. C.; los escasos datos que oftece de los aflos entre el 7 a. C. y el 14 d, C., que van aumentando desde el 14 hasta el 19, serian prucba de una segunda edicién en vida'de Estrab6n, aunque para F. Sbordonne ello apoye su teoria de que hu- bo una revisién sobre un manuserito antiguo. Sea como sea, la fijacién regular de ciertos pasajes supuestamente aiadidos hace pensar en un trabajo de redaccién profun- do, por ejemplo la pax romana en Ill 2, 15, y 3, 8, y establece la hipétesis de que el ge6grafo compuso su obra cn partes, de las cuales algunas han quedado como esbo- 29s (libros VIIT y IX) mientras que otras fueron redactadas ‘© revigadas sobre el aio 18 de cara a una inminente publicacién (libros 1 al VI y XVII). La obra conservada dda pues a distintos autores una impresién de desigualdad, no slo en su conjunto sino también en distintos capitulos de un mismo libro. Su ultima revision debié de ser del aio 17 6 18 d. C., pues se menciona en el libro III 3, 18 una disposicién de Tiberio respecto a las tres legiones asignadas a Hispania, que tuvo lugar por esas fechas. Transmisién textual El cédice més antiguo es el palimpsesto de la Biblioteca Vaticana, pero tiene tan s6lo 68 paginas. De los posterio- 20 GEOGRAFIA, res, hay dos familias: una conserva los libros I al IX, y el cédice mas importante es el Parisino 1379 (A) del siglo XI, y la otra retiene los libros X al XVII, siendo su mejor representante el codex Marcianus 640 dle Venecia (D). So- bre este problema puede consultarse la obra de W. Aly, Neue Beitrige zur Strabo Uberlieferung, Heidelberg, 1931. Ediciones del libro I La editio princeps de Aldina data de 1516. En 1587 y 1620, Casaubon hace dos ediciones, Ia se- ‘gunda de las cuales sirve todavia actualmente para citar pasajes (C = edicién de Casaubon). tra es la del griego Coray, editada en Paris entre 1815 y 1819. ‘Con la de Kramer Ilegamos a la primera edicién critica, efectuada en Berlin entre 1844 y 1852. En Leipzig, en los afios 1851-52, y sin aparato critico, ‘aparece la edicién de Meineke. La de Milller, sin embargo, es especialmente valiosa, ‘aparecié en Paris entre 1853 y 1858 y levaba aparato criti 0, traduccién al latin y mapas La editorial inglesa Loeb hace aparecer, entre 1917 y 1932, la de H. Jones y J. R. S. Sterret, con traduccién, inglesa. En 1952 publica la suya Schulten en Barcelona, En 1957, W. Aly da a conocer la suya en Bonn, con la edicién ademas del palimpsesto vaticano: De Sirabonis ccodice rescripto con apéndice de F. Sbordonne. Finalmente, la edicién de F. Lasserre en Paris, 1966. INTR. AL LIBRO a Traducciones En cuanto a traducciones, ademés de las citadas en cl capftulo anterior, las mas importantes son: las de Guarino y Xylander, ambas al latin, en 1471 y 1571, respectivamen- te; la de Penzel, al aleman, en 1775; también al alemén, la realizada por Grosskurd en 1834, y la de Tardieu, al francés, en 1886, Mencién aparte nos merecen las traducciones espafio- Jas, entre las que no se cuenta ninguna de la obra comple- ta, aunque sf del libro IT. En 1787, J. Lépez realiza una traduccion de dicho bro no directamente del gricgo sino sobre la versién latina de Casaubon. ‘Tampoco se basan en el texto original las tradueciones de M. Cortés y Lépez para su Diccionario geogréfico- historico de ta Espana antigua de 1835, ni la de A. Bléz- quez de 1900, Descripcion de Iberia de Estrabén. Las dos tinicas traducciones fundamentadas en un ori inal griego son las de A. Garcia y Bellido (Madrid, 1945) ¥, paradéjicamente, la del aleman A. Schulten (Barcelona, 1952); ambas pecan de lo mismo, y es que el texto base no es lo suficientemente fiable, y para ello no hay més que comprobar, para el caso de la de Garcia y Bellido, pasajes como 2, 1 (situacién de Cérduba); 2, 13 (venganza Por vergllenza); 2, 15 (refiere a los turdetanos lo que en realidad es una afirmacién sobre los célticos); 4, 17 (omite Ja traduccién del participio kléthets), 0, por poner un ilti- mo ejemplo, el pasaje de 5, 11, donde inventa un «donde sabia que habian de seguirle los romanos» superfiuo. En cuanto a la de Schulten, las objeciones que podemos po- nerle sobre el establecimiento del texto provienen mas que 2 ‘GEOGRAFIA nada de lo arriesgado de sus conjeturas y de la arbitrarie- dad en el ctitetio a la hora de elegir una u otra lectura, efectos ambos que arrancan de sus prejuicios acerca de Estrabén y de nuestra propia historia. De todas formas, desde aqui expreso mi reconocimiento y mi deuda con es- tos dos grandes investigadores de la Hispania primitiva, que han sido mi apoyo y mi guia en esta tarea. Transeripciones El problema de la transcripcién de nombres propios en esta obra no he podido solventarlo sin mas adoptando ta- jantemente las normas establecidas por M. Fernandez Ga- liano, pues entonces htabrian quedado desfigurados muchos de ellos en los que la tradicién latina tiene para nosotros tun mayor peso. Asi pues, he aqui la relacién de nombres fen los que, a condicién de no transgredir gravemente di- chas normas, he preferido conservar la forma més familiar Cérduba en vez de la transcripcién literal Cordiba Ebuso >» » >» Bbiso Numancia» =» > Nomancia Viriato > » >» Uriato Aquitania > » > Acuitania Ligistien > » >» Ligistica Publio >» » » > Poplio Sicilia » > » > Sicelia Filitas > >» > » Filetas Lusitania > ©» » > Britana => > » 2, 18: arohdrot INTR, AL LIBRO LL 23 Nota textual El texto seguido para nuestra traduccién es el estableci- do por F. Lasserre, pero nos apartamos de él en varios pasajes que se relacionan a continuacién, en que seguimos conjeturas de otros autores o bien la lectura de los cédices, A Ia izquierda resefiamos las lecturas de Lasserre y a la derecha, consignando la procedencia, la utilizada en nues- tra versién, 1, 3: 16 "TBnpixoy 1, 6 dau, @27) 1B. 2,2: Alyoua , 4: dveimdéouoat oig vaDeApo1g ov ‘Inpixév (Corey) b@ Guarino) "Aoraovia (Klotz) dyeinvéoveay (Coray) aig vouxhnptars (Kra mes) -névag (Kramer) -éveng (Kramer) Siazeoutvas Und ... Kai mharods dxepratouévas (Meineke y Jones) pépovawy (Casaubon) pa eadérrioy dy (Tyr white) 6 qur6s (Chie Garcia) raraxouitonévar favaxconitousvar 2, St Bupyouévas bxd. al mhorov énepya- Conévov 2, 6: gépovaw 7: Rape Baldrray 72 2,8 6 wUnos 2, 13: yevouévey xai éx’ Tons neptyevouéwoy x Tons Kaxaodveov Kaxtdeavrog (Coray) ‘O8vaaé0s Meveadéag (Coray) ‘oyaror (Meineke) 3,2: bpav wepav (Schulten) 3,3: Geadtny) Kai thy Mav- (rg “TBnptas) rat ig povatay Mavpovotas (Schulten) Go) FA TBnpig [rf "Bnpig] (del. Kramer) LIBRO IIL SINOPSIS| 1. Struaci6w ¥ NATURALEZA DE 1A PENINSULA, RECORRIDO FOR {LA COSTA MERIDIONAL, 1. Propésito. — 2, Clima, relieve. — 3. Limites, extensién, 4. El Promontorio Sagrado. — 5. Controversia sobre el crepis- ‘culo. —6. Situacién de la Bética. — 7. La zona del Estrecho, — 8, De Calpe a Gidira, —9. De Gidira al Promontorio Sagrado, 2, Turperanta. 1. Limites y chudades principales. — 2, Otras ciudades. — 3, EE Betis y el Anas, navegables. — 4. Los esteros. — 5. Los cana les y la navegacién en el Mediterréneo, — 6, Materias primas ¢ industrias. El conejo. — 7. La pesca, — 8 La mineria, Obten- cidn del oro. — 9, Riqueza del subsuelo. El esta, — 10, Minas {de Cartagena, Obtencién de Ia plata. — 11. EI Betis y Tartesos. — 12, Homero conocié Tartesos. — 13, Griegos y troyanos en Ibe- ria. Comparacién con el Elisio. — 14. Prosperidad y longevi- dad. — 15, Romanizacién y latinizacién, 3. LAS COSTAS ESTE ¥ NORTE. EINIAS QUE LAS OCUPAN, 1. Del Promontorio Sagrado a la boca del Tago, — 2. Tribus del interior. — 3. Fronteras de Lusitania, — 4, Rios de Lusita- 32 ‘GEOGRAFIA, nia, — 5, Artabros y montafteses. — 6. Los lusitanos, — 7, Mon- tafleses del Norte. — 8 La paz romana, DE LAs COLUMNAS A Los PiRiNHos. TaisUs DEL INTERIOR, 1, Medias de la costa. — 2, Mélaca, Menace, Sexi, — 3. Fun- daciones miticas. — 4, Homero, gedgrafo. — 5. Individualismo de Ios iberos. — 6. Litoral Cartagena-Ebro. — 7. Tarracon.. 8. Emporio y Rodo. — 9. La Via Augusta. — 10, La Idibeda y cludades del interior. — 11. Los cerretanos. — 12, Fronteras ¥ tios de Celtiberia. — 13. Tribus y ciudades celtiberas. — 14. ‘AL sur de Celtiberia. — 15. Iberia y 10s iberos. — 16. Algunas ccostumbres raras. — 17, Tocados. Dureza de los iberos. — 18. Plagas. Matriarcado. Devotio. — 19. Nombres de la Peninsula. 20. La division y administracién romanas. 5. Las usas, 1, Pitiusas y Gimmesias. — 2. Plaga de conejos. — 3. Gadi ra, — 4, Rebaios miticos. — 5. FundaciOn de la ciudad. Las Co- Iumnas. — 6. Razonamiento sobre toponimia. — 7. Régimen de las fuentes y pozos del Heraclion. — 8. Explicacién astronémica de las mareas. — 9. Influencia del Zodiaco en las mareas. — 10. Curiosidades botdnicas. — 11. Las Casitérides. Ruta del esta, 1. SITUACION ¥ NATURALEZA DE LA PENINSULA. RECORRIDO POR LA COSTA MERIDIONAL Una vez. que hemos trazado las prime- r ras lineas generales de la Geografia, es Propdsio _pertinente Ia exposicién que sigue acerca de cada territorio; porque asi lo hemos presentado ', y parece ser que, hasta aho- ra, la materia esta correctamente distribuida. Y hemos de empezar de nuevo por Europa y por esas partes de ella por Jas que antes lo hicimos, por tas mismas razones. Su parte primera por Occidente es, co- 4 ‘mo dijimos, Iberia *. De ésta, la mayor Cima, parte es dificilmente habitable, pues en ‘relieve una gran extension la pueblan montafias, bosques y Manuras de suelo pobre que ni siquiera disfruta del agua uniformemente. La parte sep- tentrional es extremadamente fra, a lo que se afiade la En Il 5, 18; 5, 26; 5, 27 7 El nombre de Iberia es ef dado por los griegos a la Peninsula y proviene del nombre de rio Boros, en la provincia de Huelva, bien cono: da ya entonces por su riqueza minera, «lberos» no abstante en tér- ‘mino equivoco en las fuentes griegis, ya Que designa tanto a los integran- 1s de pueblos del levante y sur peninsular, los Iberos proplamente di- hos, como, en general, a los habitants del interior, etnogricamente bien difeenciados. El témino Meri sigui6 siendo empleado incluso cusn- cm 34 ‘azOGRArIA ‘aspereza, y vecina del Océano, sumando a esto el aisla- miento y la falta de lazos con las otras regiones, de modo ‘que presenta pésimas condiciones de habitabilidad. Estas regiones son como decimos, pero en cambio Ja del Sur es casi en su totalidad fértil, particularmente la de mas alld de las Columnas *; ello se pondra de manifiesto en los ca- pitulos referentes a cada territorio, después de que haga- mos un esbozo de su configuracién y extensién. do yal latin habia implantado la forma Hispania, sobre cuyo origen Slo puede deirse que quizisestérelaionado con Hispalis. Oos nom- bres son Oftusse, dado por Avieno, Or. Mar. 148, restrngido ala cost nororiental, Otstrimnis por les foceos, que tuvieron relaciones comercia les con los tartesos, y Ligusic, noticia de EratGstenes que poteemos ‘racias a Esrean6n, I 1, 40, Para la historia y extension de los términos, ‘yer ScuuiTmy, «Der Name Spanien», en Forschungen und Fortschritte, 19M, $7 ss. Cr tambien A. Tovan, Ibersche Landeskunde 20, 24 y 25 »"«Columnas de Heracles» es el nombre miico que reciben dos pro- ‘montorios, Calpe (hoy Gibraltar) y Abilix (hoy Dschebel Musa), ef monte de Ceut; segin Ia saga, habrian sido ereidas por aquél en conmem cn de sus trabajos en la Peninsula y norte de Africa, Durante mucho tempo fueron los limites del mundo conocido, como reconoce PixDsno: 4aNo es ya Fell continua Ia travesia por el mar infrangueable mas alla de las Columnas de Heracles, que puso el héroesios como glorioss tes- tigos del confin desu navewaciSn» (Nem. Il 20-22, Trad, de P, Bdenas yA. Bernabé, Madrid, 1984) Véase también cap. 5, 5 upRO 35 Iberia se asemeja a una piel de buey A extendida a lo largo de Oeste a Este, con Limites, 108 miembros delanteros en direccién al extensién Este, y a lo ancho de Norte @ Sur *. De longitud tiene unos seis mil estadios * y de anchura cinco mil por su parte més extensa, aunque en algunos puntos mucho menos de tres mil, sobre todo en el Pirene *, que constituye el flanco oriental. Porque la cadena, que se extiende ininterrumpidamente de Sur a Norte, separa Céltica de Iberia, y siendo Céltica ¢ Iberia desiguales en anchura, la parte mas estrecha de una y otra, desde el Mar Nuestro 7 hasta el Océano, es a que mas se aproxima a cada lado del Pirene y forma golfos, uno en el Océano y otro en el Mar Nuestro, siendo mayores los célticos, que también Haman Galiticos, que hacen el istmo mas estrecho en comparacién con el lado ibérico *, “En I 1,30, y 113,27, habia efectuado ya la misma comparacién, tomada al parecer de Posidonio, con una piel de buey en la cual la parte el cuello se corresponderia con el Princo, que sen Estrabén no queda al Norte sino al Este en sentido Norte-Sur, Piteasy Eratéstenes hablan orientado correstamente la posiidn de los Piineos, pero Estrabén sive 8 Polibio, que desaprobé las conclusiones de aquéllos El propio Esirabon nos da la equvalenca de estado Atico en VIL 7,4, al airmar que es fa octava parte de la milla romana de 1.480 m., decir, que son 185 m. irene es la forma mas comin en grego, sunque en 4, 6 y 4, 10, también aparesen como «Montes Prineatn. Se ert derivacién de pyr “fuego; en esia eimolopa fas inca la fAbula de que con ocabén «de un incendo las entraas de la Tiera, que eran de plata, se fundieton Y Salieron a Ia superficie cual slo argénteo (vase cap. 2, 9). Hemera thalatte es radvcci6n de Mare Nosirum, l Mesierineo © Mar Interior por contraposicién al Mar Exterior u Océano, también llamado Mar Atlético, "GF. 115, 28: «.. em el lugar en que se exiende el golfo denominado Galdtico, donde estén situados dos clebresciudades, Maslia y Narbo. 36 rocRArIA Y si el flanco oriental de Iberia lo constituye el Pirene, el meridional lo forma el Mar Nuestro desde el Pirene has- ta las Columnas y continuacién el Mar Exterior hasta el Promontorio lamado Sagrado °. El tercero es el flanco ‘occidental, casi paralelo al Pirene, que se extiende desde el Promontorio Sagrado hasta el cabo de la regién de los 4rtabros que llaman Nerio ™, y cl cuarto va desde alli has- ta los promontorios septentrionales del Pirene ". Pero hablemos ahora de cada regién ji en particular comenzando de nuevo des- £1 Promoniorio de el Promontorio Sagrado, Esta ¢s la cle- ‘Sepraéo_yacién mas occidental, no solamente de Europa, sino también de toda la tierra habitada ; pues por Poniente se halla ésta delimitada por {A este golfo se opone, por la parte opueste y en sentido invero, otro ‘que leva el mismo nombre de Galitico, y que mira hacia el Norte y hacia Britania, All Ia Céktica es extemadamente angostay est reduc, ‘un sumo de una lattud menor de 3.000 estadlos, pero mayor de 2.000% (lead, de lanacio Granero, Mactid, 1980). Son, sespectivamente, los gol- fos de Len y Vizcaya. *'F1 Cabo de San Vicente, "© Los drtabros 0, segin autores latinos, arrotcbas, ocupaban el t= ritorio hoy corubés de las rias de Ferro, Betanzos y La Corufa, Su sentlcio es celta, Estrabén no tiene buena informacién sobre esa zon ¥ desconoce sus ciudades més importantes: Bigantium, Novi, El Ca- bo Nerio (Fnistere), toma su nombre de la tibu de los nerios, estas cltados por Mela; sain Tovar, contlene una raizindoeuropea, la misma, {que aparece en a palabra grzga andr. Sin embargo, Monteagudo (Emér- 1a 28 {1957), ld $5.) Jo identiica con Cibo Touritén, BI Cabo Higuer y Punta Amuitz al Oeste (Norte sgn la confign- rca estrabonlana) de los Pirneos. "La ides de que el Cabo de San Vicente eel exiremo més oosiden- fal de la ecumene es comin ya desde AviENo, Or. Mar. 203, aunque teas habia descubierto en sus edmputos que en realidad Io era el Cabo de Roca, en Ia latitud de Lisboa upRO 37 los dos continentes con el promontorio de Europa y el sa liente de Libia®, de los cuales uno Jo ocupan los iberos y otro los maurusios ', pero la tierra ibérica se adelanta por el mencionado Promontorio unos mil quinientos esta- dios, y en concreto, a él y a la tierra de su vecindad la llaman en lengua latina Cuneus, que quiere decir «cutian ¥, Este mismo Promontorio que avanza en el mar, Artemido- ro '%, que segiin afirma estuvo en el lugar, lo asemeja ‘un navio, y dice que contribuyen a la figura tres islotes, ciss uno en Ia posicién de espolén y los otros, que tienen fon- deaderos adecuados, en la de ser orejeras de proa !. Ase- gura que no se ve alli santuario ni altar de Heracles (y "El topénimo Libye designaba a Africa en general, y mis conereta- mente, la zona septenrional al oeste de Egipto y Edopia. '™ Habitantes de Maurusia 0 Marruesos, meu para los romanos. Dos, hipbtesis sobre su etimologia: Garcia y Belido y Rabanal, entre otros, suponen que e nombre proviene del adjeivo griego mayras woscuro», mientras que Schulten afirma que e+ un nombre Indigena bic. °S Falea etimologis, En cealldad el ropdnimo procedia de los conios «© kyneres, también Iamades cynesios el pueblo mis occidental de Euro a segiin Herédoto de Halicaraso y que cabe localizar en In zona del Algarve portugues. Tambien dio nombre este pueblo ala ciudad de Co- nistorais, udiéndoseeeastearigualmeate a través del antropSnimo Cow neacurt(C.1.. 112390). Pueblo indoeuropeo prea, habrian sido em: pias hasta el sur de Portugal por la expansién de los cempsi '™ Artemidoro de Efeso, que tuvo su flruit en el 100 a. C. Su Ceo: rafournene 10s es conocida tan s6lo por un epitome de Marciano de Heracles, del siglo wv dC.» y por noticias de diversos gedgrafos. Rep sent una reascién contra el método astronémico-matemstico de Hiparco 1 Eratéstene, pretendiendo un compromiso ene la geogratia mater «a y In descriptive, Intenté renovar ef método det periplo con distancias mds exactas, y parece ser que inclaba su dscripcin en el Promontorio Sagrado, punto eel que es sepuido por Estrabon, que lo utiliza como fuente inditecta a través de Posidonio para este capiulo * Son les inlitas de Armapio, Leixio y Calxado, 38 GHOGRAFIA que en esto miente Eforo) "ni de ningin otro dios, sino Piedras esparcidas en grupos de tres 0 cuatro por doqui que los que llegan hacen rodar y cambian de sitio, después de ofrecer libaciones, segiin una costumbre ancestral; y que no est permitido hacer sacrificios ni acceder de noche al lugar, por decirse que en ese tiempo Io ocupan los dioses, sino que los que acuden para contemplarlo hacen noche en una aldea cercana y luego suben de dia, llevando consi- 0 agua por la falta que de ésta padece el lugar. Esto posiblemente sucede como Arte- 5 midoro dice, y hay que ereerlo; pero lo Conroversia que ha referido ateniéndose a la multitud crepiscuio _Y Al vulgo, no del todo, Pues dice Posi- donio * que la gente cuenta que cuando se pone el Sol en la zona vecina del Océano, aumenta de tamafio y emite un sonido muy semejante a como si el Foro, nacido en Cime, en Asia Menor, en els. rv a. C, Como ebarafo deriva de la cartografiaJonia y se mantiene en la ereencia de ‘Que la Tierra‘ un eilindro en cuyo disco superior se halle! mundo ‘once, Intent6 una fusidn entre narracén historia y deserpcion eeo- srfica, aunque, como manejé fuentes diversas en cuanto a cronotogia ¥ procedlnci, In vsibn que offese es « menudo anacrénica e eral. Heracles del que sepin Artemidoro hablaba Eforo cs el Melaart fenicio, 4ios con un culto muy arraigado en el Sur peninsular que iradiaba de su famoso santuario en Gade. " Posidonio de Apamea, Siri, ca. 135-50. C, Sieuiron sus dott nas estoeas, entre oiros, Clerén y Pompeyo. En sus Viajes de investiga dn Heg6 hasta Gades, donde permanesisteelnta dias estudiando el fe rnémeno de las mareas. Resultado en parte de cicha observacién es tratado Del Oedono, para et que también uli, probablement, el tata do del mismo nombre de Pitas. Estrabin to sigue, a vees al pie de 1a Tetra, en sus descipciones de Turdetana y en sus controversias con os autores, come la presente. Ademas de eederaoy fidsofa fue tam- én astrénomo ¢ hisoriador, publicando una Continuacidn de Polibio, ‘obra histéiea con notas googtéfcas, BRO 39 mar silbara en el momento de su extincidn al caer en las profundidades. En su opinién, es mentira tanto esto como. que la noche sobrevenga inmediatamente después del oca- 80, porque no seria inmediatamente, sino un poco después, ‘como ocurre en los otros grandes mares; pues en las regio- nes donde se oculta tras de unas montafias sucede que es ‘mayor el tiempo de claridad después del ocaso debido a Ia reflexion de Ja Iuz™, mientras que alli la claridad no dura tanto tiempo. No obstante tampoco comienza ense~ ‘guida 1a oscuridad, al igual que en las grandes llanuras; y en los mares aumenta la apariencia de su tamafio, lo ‘mismo en las puestas que en las salidas, porque los vapo- res se elevan de las aguas en gran cantidad: la vista“, quebrindose a través de ellos como a través de vidrios, recibe las imagenes ampliadas, como cuando ve, a través de una mube delgada y sutil, ponerse 0 alzarse el Sol 0 la Luna, momento en que el astro aparece también rojizo. Cuenta que refuté el error cuando pasé treinta dias en Gi- dira® y observé las puestas. Artemidoro afirma que el Sol se pone con cien veces su tamatfio y que la noche sobre~ viene al instante. Ahora bien, que él viera esto personal- % aunque paraphoriemde suele traducitse por «refracclin, e rm ‘no Sptico coresto esol de eefleion», aunque podria también uilizarse el de ediracciony, fendmeno que ocurre cuando un rayo luminoso se ‘desvia al rozar el borde de an cuerpo opaco, en este caso las montana ® Gpsis tiene tub en grego el sentido anfibolgico que tiene en ‘espanol el vérmino «visay: “imagen contemplada’ y ‘acién y facultad de er. Sin embargo Posidonio esté utlizando s6lo el segundo, pues para él son nuestros ojos los que agrandan ef Sol. Bs na inulin del Fenémeno de la reftaccién de la luz * Céiz, Ciudad fenica fundada por los tis, sein una tradici6n, iseatida hacia el 1100 a, C. La traduceén, tradicional en la hitoriogra: fia por «reducto, foraleza» es jgualmente disutible. Véase A. Tovan, Ther, Landeth,, ly pg. 37. cn» 40 GEOGRARLA mente en el Promontorio Sagrado no debemos admitirlo si atendemos a su propia declaracién, puesto que dijo que de noche nadie subia, de modo que tampoco podria nadie subir al ponerse el Sol, si es que realmente sorprende al unto la noche; pero tampoco hay que creer que lo viera ‘en otro lugar de la costa ocednica, pues también Gadira std en el Océano y atestiguan en contra Posidonio y otros autores, Del litoral que arranca del Promonto- ig rio Sagrado, Una parte sefala el comien- Siwwacién 20 del flanco occidental de Iberia hasta de Béica Ia desembocadura del rfo Tago y la otra. al det flanco meridional hasta otro rio, el Anas #, con su desembocadura. Uno y otro vienen des. de la zona de Levante, pero el primera va a dar directa: mente a Occidente y es mucho mayor que el Anas, mien- tras que éste se desvia en direccién Sur, delimitando Ia tie- ra entre rfos que ocupan en su mayor parte celtas y algu- nos lusitanos deportados por los romanos de allende el Ta- go ™. En las regiones del interior viven carpetanos, oreta- ® Los ios Tajo y Guadiana % La poblacién cela de la Peninsula, sus origenes, expansiiny zona 4e ocupacién, asi come el andisis de sus componentes, son cuestiones ‘que rebasan ct marco de estas notas. Estrabén se es refiendo a un ‘rupo particular con el que aparecen mezclados elementos lustanos. Pero tos lustanos también son considerados pueblos desire celta por algu- ‘os autores. Posilemente se trata de un problem terminolégico y cut ‘al, Dela ectura de dstntos autores eliscos que tratan temas relacionae os con estas poblaciones indoeuropeas (Avieno, HerSdoto, Herédoro, foro, Potbio, el propio Estabén, Mela, Pino, et.) se obtine la ima ‘Ben de un complejo fendmeno inmigratorio sometida a condiciones dis Dates que determinan diferencias eulturales,y estas diferencias condici- ran la apreciacién de los clisicos que legan una diversidad de términos ‘Que mueve a confusin: comps, cli, kelkianol,rurdul, eats, lsita BIBLIOTECA Fituardo A. Pérez TOTES isk in at ‘nos y numerosos vetones **. Ese pais es moderadamente préspero, pero el que viene a continuaci6n, situado al Su- reste, no permite hipérbole si se lo compara con todo el mundo habitado, gracias a su fertilidad y a los bienes de la tierra y el mar. Bsa regién es la que recorre el rio Be- tis %, que tiene su nacimiento en los mismos parajes que el Anas y el Tago, y que por su tamatio se encuentra en. iedio de estos dos. Del mismo modo que el Anas, corre al principio en direccién Oeste, volviéndose luego hacia el Sur y desembocando en la misma costa que él. A la regién. la denominan Bética por el rio y Turdetania por sus habi- ‘no, etamanoi, etc. Todo podria responder a una sola realidad éaica subeividda en grupos que a ox vee pudieron fragmentars, absorbers, esplazare, ete, ¥ ve son lamados con denominaciones gentricas 0 particulares poivalentes, y usadas a diserecion. Son poblaciones de es ‘queras genilisios muy vivos aun eh época elisea, Jo que diffe trandemente el control por parte de Koma. De ahi in politica seguida ‘veces de desplazara grupos no blen sometdos, de To que es un em lo el testimonio de Estrin. Los lusitanos mencionados aguf, alada- dos dese la orila norte det Tajo, no sabemos si lo fueron por Bruto, tras su campana entfe Ios galacos en el 138 a. C., 0 por César ® Carpetanos: ocupaban desde ef Guadarrama hasta La Mancha, al sur de los eetfberos ytenfan como clos principales Toletum y Com plutum, Su prosperidad material les hizo vicimas de frecuentes incursio: ‘es de Tusitanon y coltberos. Los oretanos se extendian entre le orl norte dl Guadalquive y ol Segura y sus cludades eran Céstulo en Jaén, ria (Grandiwa)y Sisapo en Ciudad Real. Tenian un origen indoeuro: eo, per al estar asentados en zona de influenciaibrica, se veron muy Afectados por ella, Su terriorio fue un importantimo disrito miner. ‘Los vetones ocupaban desde Helméntic hasta Turgalium (Trujillo) y Mi rébriga (Ciudad Rodrigo), dividido su teritoro por ls seras de Gata ¥ Gredos, Fueron el nicleo de Ia conacida como wcultura de los vera cos, jabs, torosy oso tallados toscamente en peda y que son ind ‘los de cultos ganaderos. BI Guadalquivr, con a ral bérica Bat, arf, que a ido a trans- formazse en muesca Vor castllana «vega». 2 zooRaria tantes, ya los que en ella viven los aman turdetanos y fuirdulos, que unos creen que son Jos mismos y otros que son distintos, y entre los ultimos se cuenta Polibio *”, que dice que los ttirdulos son vecinos de los turdetanos por Ja parte Norte; pero actualmente no parece haber entre ellos ninguna separacién. Estos son los tenidos por mas cultos de entre los iberos, puesto que no sélo utilizan escritura, sino que de sus antiguos recuerdos tienen también erénicas hist6ricas, poemas y leyes versificadas de seis mil aftos *, segin dicen. También los otros pueblos iberos utilizan es- critura, cuyos caracteres no son uniformes, como tampoco es una la lengua ®, Esta regién de mas acd del Anas se ® Polibio de Mezalépots (co. 208-126 a. C.). Fue en su Juventud Ievado entre otros rehenes a Roms, donde jntims con Escipién, a quien ‘compan en sus campaiias de Cartago (146) y Numancia (13), Fl Ibo 234 de sus Historias era un tratado geogréfico destinado a hacer compren- sible su relato sobre Is gueras elibricas yIustanas, Psiblemente los ‘irduos eran poblacions de esirpeotca que habltaban el reborde mon- taoso de Sierta Morena, * La opinion general es que la cifra no debe entenderse lieralmente, sino en el sentido de «muy antiquatn. Tales texosjurdico, 0 no existe on nunca, o se han perdido, y solo quedan de fase tartésica gafios sobre cerdimica y eselas, datadas muy eierentemente por los ditintos ‘xtuosos, desde e segundo mileno, anteriores la legada de os fen- clos, sein propone M. Gémez Moreno, hasta el siglo vt, como quiere 4J. Maluguer. Pero no esd demostrado que la lengua de estos gratis sea la misma de las eselas. Hasa la fecha, permanecen indescfradas Y conssin en un sistema mixio, un alfabeto-sisbaria dil de explieat, I mejor y mds reciente resumen de todas las hipdtess, con un buen apéndicebiblogrifico y una decantaciin por una fecha mas bien tard, Sobre los siglo ym Io hallamos en J. Usranan, «Lenguas y unida. des poicas del sucocsehispénico en época prerromanan, en De Tarte 05 a Cervantes (edtado como separata), Colonia-Viena, 1985 Aparte del sistema tartesioturdctano, se identiican: el de Levante, cl meeeibérico del S.E. y el liio-enico. upRO a extiende en direccién Este hasta Oretania y en direccién Sur hasta la costa comprendida entre la desembocadura del Anas y las Columnas, Acerca de ella, as{ como sobre las tierras vecinas, es preciso tratar mas por extenso todo. aquello encaminado a dar a conocer la bondad natural y la riqueza de los lugares. Desde esta costa en la que desembocan i el Betis. y el Anas y desde los confines to zona de Maurusia hacia el interior, el Mar ‘del Esrecho thntico penetra y configura el Estrecho de las Columnas, por el que el Mar In- terior se une con el Exterior. Hay alli un monte que perte~ rece a los iberos llamados bastetanos ™, a los que también aman bastulos, el Calpe *!, no muy grande si se atiende y hay gran confusién so- ci, EsTRARDN oftece sobre ellos datos aparentement con tradietorios, ya que en un pasaje (12,1) los stia entre Calpe (Gibral- tar) y Gades, mientras que en os (I 4, 1 y TI 4, 14) tos coloca hacia el interior desde las seras dela provincia de Cz asta Granada, l= sando casi hasia Malaga. Por su paste Tolemeo (4, 6 ls divide en os grupos, béstulo-poenos al Oeste y basetanos al Este. Con lo bstu- Jos quizi haya que poner en relaién alos blastfenices, una denomina- {dn mds antigua, que no serian otros que los libiofenices, Es posible ‘que los bastetanos dominaran los miclos rurales mietras qu los bast- os, denominacién equivalente pero mas antigua, ocuparian las civdades costeras. La principal poblaciéa bastetana era Basti (Baza), destacando ‘también Tuugi Galera). Una problemaicarlacionada con este complejo ‘poblaciona bastetanor-béstulos-bastofenices es lo que aportn Hecaten, {que sitia en Ja misma repli a los mastienos. Puede tratarse simplemente de un problema de cronologia en la fuentes. «Mastinos» seria una de- rnominacién mds primitive que todas las anteriores, comin a una pobla- cidm que paulatinamente va ecbiendo despues apelativos mds individua- lizados a medida que van siendo mejor conocidos. ™ Vease nota 3, Sobre el topdalmo Calpe, ver A. Tovan, Mbersche Landestunde, 1, pig. 72 44 GBOGRAFIA, 4 su perimetro, pero tan alto y escarpado que de lejos pa- uo rece como una isla. Para los que navegan desde el Mar ‘Nuestro hacia el Mar Exterior queda éste por consiguiente a la derecha, y junto a él, a cuarenta estadios, estd Ia ciu- dad de Calpe **, antigua y digna de mencién, que fue en tiempos puerto maritimo de los iberos. Algunos sostienen que también ella fue fundada por Heracles, entre los cua- les se cuenta Timéstenes *, quien afirma que antiguamen- te incluso tenia por nombre Heraclea y que mostraba una gran muralla y darsenas, primer sli an fuera de i, Funda ene 171 albeear a 4000 soldadosrmanosy fos to abides con avs. So unas 6 encuenan boy et tine de San Ree en Citi I Minerario Antonina 40,3, nombra ya Calpe Cateye Vise A. Tova, 0, pl 7 2 Gera del siglo m 2 C, react un cailogo de pues, Iwiofomacin acca de niea Penis leg indvectement vis de Pas 0 de alg ot. BRO Mm 45 Después viene Menlaria ™, que tiene sa- . laderos, y a continuacién el rio y la ciu- De Calpe dad de Belén '. De alli es de donde par- @Gadira ten generalmente las travestas hacia Tin- tis © de Maurusia, y es puerto comercial y saladero, También Zelis ” era vecina de Tingis, pero los romanos la trasladaron a la orille opuesta, afiadiendo is luso algunos habitantes procetentes de Tingis; enviaron también colonos propios y denominaron Iulia Ioza a Ta ciudad, Luego est Gédira, una isla separada de Turdeta- por un estrecho brazo de mar, distante de Calpe sete- cientos cincuenta estadios aproximadamente (otros dicen que ochocientos). Esta isla no se diferencia en lo demés nada de las otras, pero por el valor de sus habitantes en empresas navales y por su amistad con los romanos fue tanto su crecimiento hacia todo tipo de prosperidad que, a pesar de estar situada en el extremo de la Tierra, es Ia ‘mis renombrada de todas, Pero de éta ya hablaremos cuan- do tratemos de las restantes islas. Sobre diversas localizaciones que se han dado para este mle vid [Ac Tovnn, Iber. Land, I, pe. 68, Mat ecientemente M. Marly BUE- 7 CHE.G., vol. 1, Madrid, 1988, pée, 86, la sia junto @ Punta Paloma, erea de Baelo. En las fuentes aparece coma factoria de salazo- res pero su nombre latino hace referencia la produccién de mil 2 Beldn o Bacio, Bolona, aldea costera a 15 km. al O. de Tass ‘Su fabrica de salazén fue In mds importante junto ala de Linus (Lara- che) en Marruecos, por a excelente stuacién en la trayestria de los “tunes, que pasaban del Atlntio al Mediterraneo siguiendo la eocrien- tes marinas (véase A. TOVAR, 0c, pigs, 66s.) La ciudad fue priviegia- da por Claudio, * Tanger 5 Hoy Atsila, Su poblacion fue asentada donde la actual Tarifa con 1 nueve nombre de Ilia 1o2a 0, lo que es lo mismo, Iulia Tradueta, tx tempos de Augusto, en una poi de deslazamiento de poblasiones feon el fin de pacificar y clillzar més féiimente

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