&| Canadian apres sale dlariamente de Mon-
treal, para efectuar un viaje transcontinental de
tres diag de duraci6n, por la tinea de ferrocarrt!
pancrénica mas larga del mundo. En Sudbury
se ung con oira tren que sale de Torento.
Proviste de vagones cor mirador panordmico, de
coches-cama y vagén-restaurante, se dirige ha-
via el oeste, @ través de lus ricas terras de
cultivo de Ontario, airavesundo enormes Manu
ras y bordeando jas inpresionantes Montaftas
Raeosas de Canadé, coronadas de nieve. en
direccion « Vaneuver, en Ta costa del Pacifico. Ba
total, ef viaje, ke 4.633 kilometres, duera setenta
¥ una horas 4 treinta y cinco minutos.
Al mismo tiempo, otro Canadian Express sale
twdos los dias de Vanciiver ex dtreccion al este.
Danrno eat paquete, alge hacia tic-tac.
Una bombn. Si, ‘Tom estaba segura de que
se trataba de una bormba. Observ6 el envol-
tarin de papel en ef que no habia nada
escrito, y acercé su cabeza.
Tie-tac. tic-tac.
Asustado, Tom dirigié su vista a la abarro-
tada estacidn de ferrocarril. 2Qué hacer? St
gtitaba «una bombal», podia cundir el pani-
co y fa gente saldria corriendo hacia las
puertas, donde las mujeres y los nifas morl-
rian pisoteados y aplastadas,
Tom observé de nuevo el paquete que
habia apacecida misteriosamente junto asa
maleta, unos minutos antes. cuando fuc al
servicio. Su aspecty era inctensivo, pero aquel
te-tac indicaba qne podria ser mortal.
‘Tom vio un hombre. con uniforme de re-
7visor, que cruraba la estaclén. Coreié hacta
éL. abriéndose paso entre la gemle que aguar-
daba para subir altren. y le sujet por elbrazo,
—1Por favor, sefiar —dijo jadeando—, ven-
ga enseguidal
i hombre miré a Tom con unos grandes
ojos azules, aumentadas por el grosor de las
gatas.
~-2Qué? —dijo, levandose una prano al
oido.
—iQue me ayudel —dijo Tom, temeroso
de gritar que se trataba de una bomba.
El hombre movié la cabeza.
—No te oigo, hijo. La estaciéa es demasia-
do ruldosa.
BY revisor parecié perder todo interés por
Tom y se puso a escribir en una bbreta de
notas. Durante un segundo, Tamm pensé mar-
charse y ponerse a salvo, peta, de repente, le
arrebati Ja Ioreta y salié corziendo.
= iablos! —grité el hombre.
Muchas caras se alvieron al verlos pasar
camo una flecha. Tom con ut pelo rojo, ¥ el
ravisor tras él. Aquel hombre era buent corre
dor i habia dado aleance a Tam cnan-
Hl paquete habia desaparecido.
imposible! Tom levanté la maleta, buscan-
do la bomba pendida. y en aquel momento
Regé el revisor y sujet a Tom.
—iMocoso!
Se produjo una enorme confusion, El revi-
sor arrancé la librete de notas de la raane de
Tom y Jos curlosos se agolpacon mirando.
Un perra comenzé a tadrar y Tom, de pron-
to, encontré la bomba...
En las manos de Dietmar Oban. Si, e! rival
de Tom sujetaba ef paquete con una mirada
9irénica en su rostro, al tiempo que se abria
paso etre las mlrones,
Tom habia sido engafiado y comprendis
que la .
—2Qué ha dicho? —pregunté Dietmar en
voz baja. cuando el camarera se hubeo ido.
1 iQue aproverhels Bi Iraneés en of original (A071
42
Tom se encogié de hambros. Miré los
objetos plateados y de porcelana que Lintinea-
ban por el movimlenta del tren y {uego abrlé
la carta.
—1Ob, no! —dijo—. Esté en francés.
—Jus de fruits * —leyé Dietmar, luchando
con las palabras—. ¢Quiere decir que sdte
hay zumos de frutos para desayunar?
~-Aqui esta en inglés —dijo Tom, sefialan-
do otra parte de la carta—. Yo voy a tomar
cereales con leche, wostadas y café.
—A mii no me gusta el calé.
—A mi tampoco, pero parece mejor cuan-
do lo ves escrito en la carta. —Repardé en un
block pequeio y un |épiz que habia dejado
sobre Ix mesa el souriente camarero—. Creo
que tenemos que escribir aqui lo que quere-
mos tomar.
Cuando se inelinaba sabre el black, Tom
percibié e) olur de un perfume. Levanté la
vista, con el curazdn Latiéndole de emocidn,
y viv que se acercaba la mujer guapa. Obser-
¥6, con gran sorpresa, que e! camarero la
Ilevaba divectamente hasla su mesa, que
apactaba una stla para ella, y colocaba al
marido frente a Dietmar. Después tomo ta
orden de Tom y se marché.
» ealimos de trutese,
4sLa mujer mird a Tar, que se puso rojo.
Furioso consigo mismo. baj
lando leer Ja carta.
Toat levanté Ta vista,
nA?
ES borbre sonris.
que leia la parte de la
francés.
--IOht -dijo Tom.
roja. sintienda las
La verdad es que trdavia Love puiales.
La aiitjar 0 115 de 2q
fa broma y Tum Ie
arreé un puntapié a Dietmar por deb:
mosa, pero erré el gelpe. KE b
alargé Sa mane a Tom
—Me tInme Richard Saks -—dljo--. Esta es
rai mujer, Catherine.
Tom estreché la mane del horabre, dando-
se cuenta, por su aspectu. de que no estaba
behido. Se 86 ca su pelo casiafio ascuro y en
+ aqktabha usted trancesie
4a
su bigote, y se volvié timidamente a la oiujer.
—Me Ilareo Tam Austen --dljo—. y éste
es Dietmar Oban.
-—Fncantada —la mujer bostexd y abrid
su bolso, de donde saci una pitillera de aro
y una boyullla. Colocé en ella an eigarrilla y
se lewd Ia larga y elegante boquilla a los
labios.
Qué vas 4 tomur, princesa? —pregunté
Richard Saks a su mujer.
Café.
Tom sonrié para si. eucantade do baber
pedido también café. Coundo fa mujer se
volvié para mirar la ventanilla, pudo obser-
var los diamantee refulgentes que levaba on
los dedos, el collur de perlus sobre el jersey
negro, y ef maquillale alrededer de sus ojos
maravillosos,
— Ademgs, ba sido
cetrella de cine. ¥ apueso a que usted av lo
ha sido munca,
‘antes de que la sefiora de las pastas
tuviera tiempo de expresar su opinion acerca
de Tas estrellas de cine, la senoca Ruggles se
dirigié a Diewnar, sorprendida.
dlistrella de cine? éQatén fa dicho eso?
— fila.
La sefora Ruggles chasqued los labios ¥
movld la cabeza.
fo papel en una pelic alal
= jbues esc ya es algo! —Dletunar se lewans:
t6 y arroid su carton de bingo. tPer qué
esta todo cl mundo tan nietviose cata noche
28s que hay luna Uena?
58
Yo le explicaré la causa de tudo dijo
ad howhre del malelio- — Es ese borracho...
Saks. No es una bnen persune.
—-2Cémo sabe usted su nombre? —Pregune
6 Tom,
La pregunta parecid desconcertar al hom-
bre.
--1Céira? Tei on acticulo en el periadico,
en tas notas de sociedad, Decla que el sefiot
y fa sefiora Saks ve iban de vacacanes @
Vancuver.
—-A Vicwela —dijo Tom. mirandole fifa.
mente a la cara
“Bueno. esta bien. re equivoaus.
Dernot hise guar vigarosamente el bombo.
Moris ¥ sehares! (Podemas segnir?
engo nus premics maravillusos para CEA
c come ut formidable firs de semana pari
dos perzonas en ta playa.
U hambre Baja y gordo se le
“Ya estoy nanty de esto! Ajo
goa abajo se carte y_ aboodonande
vagon.
—{liene gractat la schere Ruggles pa-
sed la mnirada sobre los otros pusuleros: No
Bi a ustedes, pero 4 mi, toda este fension me
destroza los nervl
Y~—Lo siento, scfiura ~--ijo Dermot, sonrien-
do despnés—, |Bueno, vamos a divertirus!
Fl Jucgo prosiguid sia ins intercupciones,
y Tom se alegré cuanda la sefiora Ruggles,
nerviosisima, fevanié su cartin y canté:
JBingal Kecibié como premio una novela ¢
insistid para que Dermot aceptara dos bom-
bones. Luego, se levanté.
~-Hay que retirarse cuando uno gana
—Alfjo. cogiendo el bustin —. Buenas noches
todos.
60
La sefiora Ruggles se alejé tambaleandase,
aumentada su dificultad para andar por el
balances del tren, Derinot aguardé cortés.
Inente a que se marchara y luego anoncid
otra partida.
Tom se cambié al asienta gue habia ocn-
pado [a sefiora Ruggles y miré ul hombre
misterioso,
—~2Qué lleva usted en ese maletin? —pre-
punts.
FL hombre se volvié hacia Tor, parecté
dudar y Inego respondié:
Aunque no lu crea, en este maletin sdlo
hay papeles.
Ht hombre permaneci6 serio, muy seco.
Tom no se creyé aquella historia,
Observé el maletin y la cadena que ania
las esposas. . ,
—Deben ser papeles muy valtosos.
—-Pueden valer un‘millén de ddlares.
Tom swwyid Iu cabeza fingiendo seatirse
impresionado. Sabia que aquel bombre men
Ua. pero no se le acurtid ninguna otra
pregunta que le permitlera descubrir la ver
dad, ‘Tenia mucho que aprender ances de
Begar a ser un profesional como Krastk y foe
Hardy.
al—iNimero treinta y achol
‘Tom jugé algunas partidas mas, sin ganar,
y pronto empezaron a pesarle los parpados,
El mirar a través de ta ventanilla le hacia
sentirse salo.
Bostezando, se levanté. Le dio tae gracias
a Dermot y cruré ef vag6n, echande al pasur
un vistago al bar, para ver ai Richard Saks
continuaba alli,
Ti hombre estaba sentado junto @ une”
mesa pequedia, con el rusiro abotargado y
los ojus rojos. Vio a Tom. y agité una mano
temblorosa.
—Hbla, amigo! —dijo cou voz pastasa,
—iHolal —dijo Tom—. ;Come esti usted?
—No muy despejado, 2¥ usted?
—Muy bien. He perdido al bingo.
— Ot» perdedor! —dijo Richard Saks, mo-
iendo la cabeza, Levanté cl vase y beblé un
trago, pero aquella parecié eutristecerle a1
mas—. Avepte mi consejo, amigo, y no se
case nunca can una mujer hermosa.
—Si, schor —dijo Tom—. /Bueno, buenas
noches!
—No lo serén para mt -—dijo con vaz triste
Richacd Saks, mirande al vaso.
m siguid su camino por el tren. Ei
62
encnentro cot Richard Saks habi
8u senlimiento de soledad, y se aleyré al
Meyar a so departamento, Al meterse entre
tas blancas y limpias sébanas de su cama se
mejor; la locomotora lanzé un
silbida en la noche oseuca y Tom se sumié
en ua suet agitude.
Le desperté un grita,
Tom se incorporé ea la cura, azustado,
1.0 oyé de nuevo: era un grito terrible de
angustia. Se puso los pantalones y descarrié
jus cortinas de su litera. Eu ef pasillo todo
estaba tranquilo y por un momento dudé si
ne bubia sido una pesadila, Pero entences
aparecis, entre las cortinas de su litera, la
cara de la scaora de las pastas,
—wQué ba sido ese grito tan bomible?
—pregunté con la cara livida,
--No lo sé —respundié Tum-—. Voy a
averiguarlo, .
Se oy6 vite grite, seguide de unos sollozos
profundos, y Tom salié corriendo
lugar de donde provenian. At doblar
na del pasilic que conducta a los departamen
ws, se detuve horrorizade. Frente a él estaha
Richard Saks, sosteuiendo en las manos un
mauchado de sangre,
63Rucitaep sats estabo llorando.
~-iMI princesal —sollozaba—. [Mi prince-
sa esté muertal
Micotras lus lagrimas corrian por sus me-
s, Richard Saks no apartaba je vista del
cuchillo ensangrentade y, por un momento,
‘Tom creyé que iba a suicidarse. Pera solté el
cuchilla, que cayé al suelo, y se apoyé
Horando contra.la pared del pasillo.
Tom se acerod, con el corazén a punto de
estallar, y vio que la puerta del departamen-
to de la setiora Ruggles estaba abierta. Entrd
y la vio, apoyada en su bastin, con la cara
livida por fa impresion,
~-Sefiora Ruggles —dijo Tom-—. ¢sté us-
ted bien?
La sehora Ruggles se estremecté.
-—Graclas a Dios que has venida —mur-
65muri—. He estado gritando pidicnde ayuda,
Por favor. auxilien a esa pobre mujer.
Tom asintié. Fn ese momento se oyeron
unes plsadas répldas por ec! pasilla y unos
gritos confusos. Tom se volvié y via al mozo.
wiajo qne sujetaba a Richard Saks y le hacta
caer al suelo. Lucgo, el Lorbre baju y yordo
se ucercé a Richard Saks y le grité a fa cara.
—iEsté usted loco! —grit6—. eQué ba
hecho?
Fl marida de la sefiora de las pastas, que
llevaba puesto un batin, se dirigié hacia la
pucrte det departamento C y mir6 dentro.
~ (Dios miol ~ exelamé con vox entrecor-
tada—. js horriblet
Tom traté de avercarse, pore el hombre
cerré la puerta y se dirigté a Richard Saks.
—iMerece usted que lo matent le gett6—.
2Como ha sido capaz de malar a usa pobre
mujer?
iM woud Richard Saks. Su cara
estaba palida y tenia unas sefiales rojas
como si le huhlesen golpeado--.
Fara entonces el pasilla ya estaba lleno de
pasajeros que empujaban y se apretujaban
tcatando de ver lo que habia sucedide. Dan-
dose cuenta de que podian pisotear a Richard
#6
Saks, el mozo Ié obligé a incorporarse y le
puso contra Ia pared. Al incorporarse el
sefior Saks, fom vio el cuchillo en el suelo.
—tTiene uo-pafiuelo? —te prepunté al
moz.
Fi hombre asizitié y sacé uno del bolsillo.
‘Yom se arrodillé, observando Ja fuerte hi
yel mango del cuchillo de cava. y lo envolvis
cuidadosamente en el pafuelo. Levanté la
mirada y vio cerca de él el rostro de Richard
Saks. y percibié el olor agrio a alcolaol de su
aliento,
67—iNo! —dijo Richard Saks con mirada de
desesperacion—-. No. amigo! (Yo no he sidot
Embustero! —Tl hombre baje y gordo
levante ka nano como para golpear a Richard
Saks--. (Yo le obligare @ decir le verdudt
se aveced a Richard S:
Brotegerle ve algin golpe, pero alguien suje
9 la mano del hombre bajo y gordo. Tom se
valvié ¥ vio aun hombre alte con uniforme
de revisor.
Bueno --dijo ef revisor. 2Qué pasa
aqui?
‘Todos contestaron al unisono, pero el re-
visor no parecié dame cuenta de la realidad
hasta que Tom desenvolvié el pafiuelo y le
enseiié el cuchillo ensangrentado. Inmedia-
lamenie se puso en acciém, empezande por
despejar cl pasillo de espectadores y condu-
cicado a Richard Saks al departamento §.
que estaba vacia. Crdend al mozo que se
quedara doutro vigilindale. cerré fa puerta y
se valvid a Tum y a los otros
—Vnelvan asus carnus, por favor —dijo--
Voy « llamar por radio a la proxima estaciéo
y la polivia estard alli cuando Hegue ef tren,
Me figure que querrin hablar con tudes
ustedes,
8
m parecia no llegar
Tom permanccia tumbado en su
cama, stn poder olvidar la impresién que le
habia producidy ver « Richard Saks empu-
fianda cl cuchillo ensangrentado, Por fin,
distinguié un peyuefie destella de luz a lo
lejos, en la oscuridad. La luz fue crecieudo
hasta que, finalmente, puda divisar las Iuces
de las calles y fos anuncioshuminosos de nedn,
fl tren entré en la estacin silbando y
hacicndo sonar la campana, como si quisiera
Dregonar Jos horrares que ucababan de
centr, ‘Tom se sent, y se estaba ponieude
los zapatos cuando distingulé algunos detalles
de 1a pequefia estacién. La mitad de In pobla-
cién debia estar en el andén, y diviad otras
Personas qne se dirigion corrtende hacia la
estaciém. al Herpo que ce detenia el tren.
Tp coche de la° policia, con, sus luces
intermitentes, estaba estacionado junta a la
estactin. Un policia bajé de a y se dirigi¢
hacia el ren; unos segundos despues, Tom
le oy6 hublac con ¢l revisor, micnteas cam
naban por el pasillo. Laego todo quedé en
lencio y Tum volvid a la ventanilla
A uiedida que pasaba el tlempa, erecia la
wultitud de fuera, Habian formada corrillos
69en los que se hablaba acaloradamente bajo
Ja escasa liuminacién de las Inces de] andén,
Un hombre que Uevaba ana camnisa de man.
Ba corta y laa manos en los bolsillos del
pantzlsn vio a Tom 7 le dijo algo,
—eQué? —dijo ‘Tom. que ne labia-podide
uirle a teavés del cristal de ia vertanilla,
El hombre se ilevé ls nanos u la boca a
modo de bocina. sta vez sv escucharon las
palabras a través de ia ventanifla,
— Qué ha pasado?
Tors bafé la vista hacia el cuchillo de cava
que atin sostenia entre sus manos. Sin puder
resistir la tentaciOn, ly sacé del paiuelo y lo
sujeté con fa punla hacia arriba, come si
fuera a apuralur a alguien. Los ojos del
hombre se abrieron de asombro, gril algo y
sehalé hacia Yom. Una excitacin, como si
se tramra de una descarga eléctrica, record
fa muliiiud, y todes se apretujazon bajo ia
vertanilla de Tom, peleéadose par ver cf
cuchillo ensangrentado.
Stntiénduse avergonzado, Tom aparté el
cuchillo y bajé la cortina, Qué estupide:t
Iaya detective. que no sélo presumia ante
una moltitud de extraiios, sino que dejaba
sus buellas dactilares en una prueba eviden-
cn
le del caso! Rajo de vergiienza, envolvid de
nuevo e! cucbillu en el paiuela.
Una manu movid las cortinas de su litera.
El corazon empezé u tattle de miedo. Peco
sla se trataba del revisor, que miré dentro
¥ dijo
— Pox favor, cquieve acompaiiarme?
El revisor abrié la marcha hacta el coche-
mirador, donde ins otras iestigos de la trage-
dia se encontraban sentados Junta a las
mesas del restaurante. Vedos iban en buta,
exvepte el moze.
3 policts estaba sentado furito a wna de
las thesas, con un coaderno de notas en la
toan. Fra.muy joven. de ojos amtites brillan.
tes y pelo rable muy cortade
—Hkis éste ef altima testlgo? - -pregwaté al
revisor.
i
Fl policia mird a Tom.
5 el -
og
Yo na sé si lo utilizd » no, pero cuandoMegué ul pasilla to
luego Lo dejé caer.
ET horubre bao y gorda se adelanté:
7 iClaro que lo utilizét —dije con tone
enfadado— JEL nate a su mujer!
“~ePuede usted probarlo? —preguats Yom,
~ Naturalmente que si, Todas escuchamos
Ja pelea en el bar. ¥ luego €l dijo que no
questa verla.
‘er €80 NO es Una prueba —dijo Tom.
~—iPara mt st to esl
—Y para mi —dijo la sefiora de lax pastas,
cliiénduse la bata azul al cuerpo—. No se
olvide que la noche anterior también estuvic-
rou discutiendo en-su departamento.
~-Usted no estaba alli ¥. por tanto, no
Puede saber lo que sucedio —dija Tor,
—Few yo si que estaba —aija el mozo.
dirigiaadose alteruativamente a Voi yal
feviscr. cou une mirada nerviosa,
—Y yo también —dijo ta sentora Ruggles,
Uevaba una bata de lana sobre un camisén
blanco largo. y las lagrimas hahian desteai,
do sus mejillas—. Parecia una pole mny
violenta
— Si. suponge que asi fe —dijo ‘Com con
‘alma. Le repugnaba pensar que Richard
feuia cu sus manos y
Saks fuera ef asesing. Sin embargo. todas las
sospechas recaian sobre él. Y, para colmo de
mules. Tom record6 de pronta la conversa
clon mantenida durante ef desayuno. Lay
cosas se poucrian pear para Richard Saks,
Pero no podia ovultar ningtin detalle a la
policla—. Hay algo mas ~ «dijo contrariado,
—De qué se trata?
—Mi amigo y yo comamos esta mafanu el
desayuau con el sefior Saks ¥ su mujer. Fla
dijo que queria ser libre de nuevo para
volver a Hollywoud. y el sefior Saks parecié
muy enfadado,
Fl hombre bajo y gordo golped Iu mesa
con la mano.
“IAL Uene el motivol ~dijo akanda la
vor. Hl.sabia que iba a perder a sa mujer
¥ por eso la mato.
—Quizd —dijo ef policia, Miré su cuader-
no de notas.—. Déjenme un momento para
reconstruir los hechos.
Pac un lady, Tom sentia pena por Richard
Saks, peco, por otro. estaba entustasmado
por vivir tan de cerca ona invesligacion Dor
asesinato. Miraba fascinado al policia. mien-
tras este leia sus notas:
—Saks y su mujer discuueran en su depar-
74tameato. Ayer por la mufiana, durante ef
desayano. Ja mujer manifesto un cierto de-
sea de dejarle. Por la noche se les od
disculir en el bar y ella volvié sola a an
departamente —el palicis bize una pausa v
miré a su ulrededor—; 2Bs correcto hasta
ahora?
Algunas cabesas asinticron,
—A medianoche, Richard Saks abandond
el bar, muy bebido, y volvié a su departa-
mento, —#] policia levanté la vista hacia la
anciana—. A [a scnora Ruggles la desperié
el ruido de una violenta pelea ¥ luego oyd
sritar, aterrorizada, a Catherine Saks, Grité
Pidtende ayucia y el joven Tom Austen fue el
primero en acudir.
Tom se esforua por parecer mudesto,
—Tom Austen vio a Richard que levabe
0 sus manos un cuchillo ensangrentado,
gue Iuego dejé caer. Segundos después. af
hombre fue ceducido por el mozo del tren y
se descubrié a Cathorine Saks en su departs
mento, muerta a puftaladas,
Tom se esiremecié, alegréndase de no
baber visto el interior del departamento ¢
Era una cosa horrible imaginarse a aquella
bella mujer tendida en un charco de sangre.
74
——Hn descargo de Kichard Saks —prosiguié
el policia—, hay que seBalar que ¢l nlega
haber asesinada a si mujer. Dice que la
envgntrd suerta, que cogié el cachtlla y que
salié ul pasillo para pedir ayuda, Reconoce,
sin embargo, que estaba bebido y afirna que
tiene un recuerdo muy borroso de Jos hechos.
Tom se acordé.de Richard Saks, sentado
en el bar, mitando:su vaso. St al menus st
kubiera ido a la cama cuanda él se detivo
para durle las bueuas noches... Desgraciada-
racate, Tom recordé de repente otro detalle...
—Verdone. seftor —dijo--, pero acabo de
recordar alge. Esta noche, cuando le di las
buenas noches a Richard Saks, me'malrd con
tristeza y me dijo que para é no than a ser
tan buenas. .
Fl hombre bajo y gordo wlr6 al policia.
=-1¥ uhora qué? ~~ pregunid,“eamo si se
dirigicra @ un nifte—. /Me va usted’a hacer
caso ahora y va a acusar a Saks de asesinata?
ciy. Bra eviderte e quiéa Je hubtera encanta-
do pover entre rejas...
dijo Voy a detence a Richard
Saks bajo soxpecha de asesinale.
—kso esté mejor. --Fl hombre miré alre:
73dedois. Tadbs nosotros somos contribuyen-
#28, porto que tenemos derecho a asegurar_
nos de: que Ta palicia aci da eficamnente.
La‘seliora de las pastas asinns y ss puso
46 ple.;
~ePodémos imos ya? -—proguntd al polt-
ela—. Nos bam tenido sin docmir media
~-8ie ya pueden irse.
Mientvas salia le gente. Tom observ que”
el policfo. movia la cabeua disgastado. No era
96 extrafier. no fe gustaba que se Interlirlo-
ran cuande se trataba de aclurar les hechos
teladionados:con un ascyinate. ‘Tom regresb
850 litera, poofundamente tmpeéstonade por
los sucesos de aquelia noche. La cara de
Dietmar asm pur entre las costinas.
nels vardisd que ban matado a Catherine
Saks? —-peegunté,
Tam adcté.
ocEspere que uhorquen «4 cue tipa,
EA, quiéae.
~—~A sit mario.
Como sabes. t@ que lx ha matado él?
~-Hs evidente. Se parece a los asesines que
se ven-en latelevision.
Muy. listo, Dietmar...
76
‘Yom sabia a
a ¥ inité por una
ia la multitud de gente
que habia en el andén. Sentia deseos do
bajar del tren para respirar un poco de aire
fresco, pera, squé pasaria st lo reconocian
‘hacho del cuchillo?
varia un porn, Salt6 de la cama y
sacé de su qraleta unas gafas de sol y una
chagueta de entretianpd. Se los puso ¥ se
dirigié hasta el final-“del vagon-restaurante,
dispuesto a bajar tranquilamente del teen. La
Duerta estaba abierta y Tom, descendié los
escalones.
‘Lodes los rostros mirabar bacla el covbe-
cama donde Catherine Saks yacia muerta, y
nadie se dia cuenta de que Tom bajaba del
tron. Vio nn chico con une bicickta y se
a él
~-Hola —dijo—. 2
—iHu habido un asesinatol —dijo ¢l mu-
chacho con. vos emosionada.
—2Qué dices?
—iVes ese vagéa? —dijo el chicu, senalan-
do el coche-cama de Tom,
si.
—Pucs un muchachy ha matado ahi a
sn madre « pofalades. Le eacceraron en wndepartamento hasta que ef trint Hegara aqnri,
pero se escapd e hirié-a unas personas que
Intentaron detenerle.
Tom miré al muchache, sin poder creer bo
que ofa.
—tVes esa ventanilla? Abi es donde Hank
Sayer vio al muchacho, que agitaba un
enorme cuchillo cherreando sangre. Tenia la
mirada perdida, como si estuviers loca. Al-
guien sujet6 ectonces al muchacho, pera se
escap6, y ahora dehe ander escondido en
algtin lugar det tren.
HI chico dejé de hablar, con la respixacion
entrecortada por la emocién.
—~Por qué a0 te var a casa? —1e dijo
Yom—. Hse muchache puede escaparse del
tren y herirte con ef cuchillo,
El chico se eché a noir.
—No ine perderia este por nada del raundo.
—Hlien, vay 2 echar an vistazc.
—De acuerdo,
Tom se metié las manos en fos bolsillos de
la chaqueta y se puso a pasear por el andén.
Hubo un poquefio revuelé en la multitud y
vio a dos Lombres que se acercaban con una
camiila. Se oyeron murmullos y la gente se
puso de puntillas para uurar, mientras jos
78
hontbres subian al tren. Minntos después,
alguien cercano al tren exclamd:
iAbf vienent
Aparecierois. los hombres de la camilla,
que bajaron su earge con cuidado. La gente
enotudecté. sin apartar ia vista de le manta
iris que cubria el cnerpa de Catherine Saks.
Algunos bombres se quitsron el sombrero y
yom vio w nua raujer ilevarse un paduclo a
fos ojos. Mientras Hevaban fa camilla ¢ una
ambulancia gue aguardaba cerca, silo se ofa
el ecxoplide de la magnina,
Todo el mundo estaba pendiente de ta
mnbulancie. en la que introdujecon f4 cau
Va. pero a ‘Tom se !e ocuarié mirac hacia el
tren y vio al policta que descendia con
Richard Saks las esculeritias det coche-carua.
Los dos hombres pasaron por dcivas de 1a
genic y so @rteteron al cache de la policia.
Desease de ver por dittma ven # Richard
, Tom se dirigid com bia vl coche
y Mego « el cagude el polivia abria fa porte:
sola,
--Buena suerte te dije a Hichard Saks:
pobre hombre par cer con
icuhtad a Tom, pero «: ha
Tse CACT COR RESTO VUd
79sado ea cl wsienta del coche. Fn6 luego el
policia, puso en marcha el motor y arrance
rapidamente, levartando las ruedas una au-
be de polvo en el aire temnplado de la noche.
Tom se dio la yuella y regresé despacic al
ten, sitt poder olvidar la trisLena que refleja-
ban los ojos de Richard
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ALA Matas iguicnte el sol
brillaba
con fuerza. ‘Tom se desperté, poco a poco,
tecordandy el asesineto con una cnorme
angastia en el corazén. (Pobre Richard Saks!
Abrié los ojos y eché un vistazo por la
ventanilla. Una inmensi y maciza montain
se elevaba hacia el cielo, Se santé. pragun-
téndose qué habria sido de la Hanura, cuan-
do cayé en ia cuenla de que el tren estaba
atravesanda las Montahas Rocosas.
La montafia que tenia ante si era una
enorme mole pétrea. cuya cima se olevaba
hecta las nubes. A sus laderas se alerraban,
verdes bosques, que sc extendian por el valle
que tl Canadian Express crazaba.
Tom se visti. disfrntando al mismo tiem-
bo de la vista, Ti tren subié con esinerzo una
pensfiente empinada, y knego siguid con pre-
1sigaiere was
le hum! o
Si despectae & Dig
Pocos pasajeros estaba l
we. Une de ellos era
gles; Hevaba un vestie a
acampanadas y un. chal
‘Tom & su esi.
-~-Risenos digs —it}o eb
que se ex i
—-St que io es —dijo Tom, echanito
mmicada & su veloj—. Me parece que la inves
ha beeko que cl tren
Tom encarg6 cereal con leche y unas
tostadas. y luego se puso a mirar por la
veatanills.
—Me gustarta que Richard Saks pudiese
estar mirando ests montafas, ea lugar de
estar pudriéndose en una celde.
—Si, pobre hombre —la sefiora Rugetes sc
estremeclé—. Pero. por favor, no hablemas
de vso. {Donde vives?
—En Winnipeg. Mt padre es poticia.
—-Yo también vivo en Winnipeg. Ticnes
qve ir a verme un dia y tomaremos juntos
el te.
as—iNo tom usted ol tren an
—Si, fai alti a visi
Abora voy a fa costa, a
—uijo la sefora Ruggles, s
Estoy deseatido verios.
‘Yom se sirvid un poce de leche en el plato
de cereales ¥ tomé la cuchara, ¢
ta luz del sol.
—-¢Tiene usted una foro de
~-We quiénes?
—De sus nietos.
—No, me pareve que no,
—JQué raro! —dijo Tom soriendo- —. Mis
abuelos Henea miles de focos mias y de mi
bengane~. Empeud a desayunar. Levanté la
. donde se
{a blancuca helada
seme
cayS un despertador al rin y mtn sigue
andande —bramed,
“No me
—Bucag, es que es muy dificil que un ria
se pare.
Ta anciana se rid.
~-¢Conoces lus chistes de Bubita? *
Jalrnito iN. 7.)
4
—Bo —mintié Tora—-. 2dulere contarme.
alguna?”
~-De ueuerdo —dijo la setiora Ruggles,
encantada—. Para qué & ilevé Bobito ave-
aa a Ja cama?
No sé... Me doy por vencida
>—Pura-alimentar sas guefios.
Tom se rié.
Muy bueno —dijo.
Sonriendo, Tom puso aa poco de merme.
fede en la tostada y difo:
—Adan, Eva y Pellizcame fieron a} elo a
nedar. Adan y Eva se ahogaron, zquién se
salvé?
~Pellfacame. .
s-De aenerdo dijo Tom, alergando Je
de ligeraments ala anciana
“44h, picarot —fjo In seflora Ruggles
Hiénduae, Tormtad af 18, cogis of hastéar ¥ se
ae ple, Ya
0, Tow,
depurtamento luego y
bones y contereros chistea,
—De acuerdo -—aljo Tom—-, La vert tnego,
Ve anciana se fue coleande, apoyandose
en su bastén. Cuando se hube ido, font mins.
as
daré unos bom-abajo, al valle, donde sc divisuban unos
coches pequefiitus clrculande por una auto-
pista. Luega, todo se velvid oscure.
Se encendieron las luces del vagon-restau
rane y Tom comprendié que el tren Labia
entrady en an tinel, Se acercé a ja ventanl-
ile y vio que las Iuces dei tren producian
destellos en las rocas dentadas de la pared
del tone}. Poros minutos después. la luz del
sul dio de Heno sabre el rostro de Tom.
motesténdole en los ojos. Termind su tosta-
da, se levanté y se dirigio hacia su vagou.
Al Uegar a él vio, a fa puerta de un
departamento, a un nip gue Jlevaba una
gorra de béisbol. £1 mozo viejo estaba hacien-
do las camus. El ntiio se volvié hacia Tom y
sacé uaa pistala de agua.
--fAlto! —grité.
Sonslendo, ‘Tom levatité Jos brazos. EE chi-
co dispars, mofaude Ja camisa de Tor, y
lucgo se dio media vuelta y se fos corriendo.
| mow se cob a reir
—fse chicg Reva una hora dandome ls
lata, Le cortaria las manos..
‘Tom soncié cortésmente, revordando con.
desaprado ef cuchillo que se habia ublizado
contra Catherine Saks.
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—:Hay alguna noticia mas del asesinatc?
—preguale
—No, ningune —ijo cl moze, con aquel
silbide especial debido al hueco que tenia en
las dientes supeviores—. Me liguro gue ese
tipo pasari el resi de su vida en prisidn.
‘for miré hacia el pasill y vio al caico
que se acercaba cautelosamenie hacia a
con la pistola. Descubierto, el chico disparé
rapidamente y rerracedid. Secandese el agua
de la cura. Tom se pregumté come podia
alguien parecer lan inocente y ser, en Tei
dad. un incordic tan grande.
Una vez que termind su trabajo ea el
departamento, el mozo encendié un cigarrill
—Anoche, mientras dectaraba, estaba muy
nervioss dijo.
~2Par qué?
Hombre. se supone que por la noche yo
deberia estar sentado en un asiento que hay
en el pasillo. por si alguien desea alguna
cosa. Si anoche yo fnbiera estado en mi sitto
habria escachado ‘a pelea y hubiera podido
evil si
—:Dénde estaba usted?
—tehande un sucha en el departamen-
to B. Tl mezo aspiré de su cigurrillu ¥
387Iuego movid la cabeza—. Si el revisor |
averigua, me a gana.
—Bueno, yo 10 se lo voy a dectr -—dij
‘Tom, Ya se iba a marcbar, cuando se volvié
con curiosidad——. Me figuro que seria ho
ble ef aspecto del departamento de aquetia
mujer, éno?
—Figarese; habla sangre por todas partes
¥ vomitos sobre el cuerpo.
~~¢Vémitos? —preguntd Tom, sorprendi-
do—, Creia que la habian matado a puis.
Tadas.
Es cierto. Pero me figuro que aquel tipo
se sentiria mal y se pondria enfermo.
Tom miré atentamente al mozo.
~ ~Recuerdaalgin olorespeciaten el depar-
tamento?
Claro que si; era horrible, cou. todos
aqnelios vomites. la.sangre...
--¢No noté an.slor a alriendras?
moze mind sorprendido a Tam,
—Oigal 2Céme le sabe? ckntes usied ano-
che en el departumento?
Muy nervioso, pero haciendo porque no se
Je notara, Tom se encogié de hombros.
—=No, no estave alli, Digame. fesia usted
seguro?
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