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ENRIQUE GIMBERNAT ORDEIG Catedritico de Derecho Penal en la Universidad de Ale {Qué es la imputacién objetiva? En 1962, en mi tesis doctoral de Hamburgo (1), traté de demostrar que el finalismo, en dltima. ins: tancia y a pesar de todas sus ambigiiedades y recti- ficaciones, legaba a un resultado coincidente con el de la teorfa causal de la accién: la cualidad de accion estaba vinculada a que el autor hubiera querido algo (tipico 0 extratipico), pues, también para el finalis- mo, la no persecucién de, por ejemplo, el objetivo “matar”, tinicamente exclufa la presencia de una ac- cién de matar, pero no la de cualquier otra clase de accién: el concepto genérico de accién del finalismo era, por consiguiente y en el fondo, el mismo del de la teorfa causal de la accion. En 1962 podia preverse que iban a seguir procesos semejantes el concepto de causalidad (al principio, fue la teorfa de la conditio sine qua non; después, se la traté de combatir con tearfas narmativas de la cau salidad; finalmente se impuso la idea correcta —des- (1) Che. Die innere und dle dussere Problematik der inaddqueten Handtungen in der deutschen Strafrecktsdogmatit, 1962, pp. 87 ¥ 8 110 y ss; en castellano, wianse mis elitr cualificados por el resultado Y cauralidad, 1966, pp. 78 y ss. 105 y ss. asf como mi aticulo “Elsie. ‘ema del Derecho penal en la actualidad”, Estudios de Derecho penal, 28 ed. (1981), pp. 138y ss 169) pugs de décadas de discusién en gran medida estéri- les— de que la causalidad era un concepto ontolégi- co, de que, por consiguiente, habfa que desnormativi- zatla y volver, con ello, a los orfgenes, esto es: a la teorfa de la equivalencia) y el concepto de acci6n: al principio, fue la teorfa causal de la accién; después, se la trato de combatir con teorfas normativas (final © social); finalmente, tendrfa que imponerse la idea correcta de que la acci6n era un concepto ontologico, de que, por consiguiente, habfa que desnormativizar- la y volver. con ello, a los origenes, esto es: a la teorfa causal de la accién. Al comienzo de este trabajo me he ocupado de la ambigiiedad del planteamiento finalista que unas ve- ces hablaba —fundamentalmente cuando de lo que se trataba era del delito imprudente 0 de consideracio- nes genéricas sobre Ia accién— de la acci6n en sf co- mo acontecimiento dirigido a una meta (cualquiera), y otras veces hablaba —fundamentalmente cuando se ccupaba del delito doloso— de la accién ripica como obrar dirigido a la meta (previamente seleccionada sobre la base de consideraciones normativas de des- valor) de un resultado tipico. La doctrina de los aftos 60 puso de manifiesto, con razén, el normativismo que encerraba esta otra lectura de la teorfa final (2); pero en lugar de denunciar ese normativismo, aveptd que el concepto de accién era uno valorativo, y supe- 6 el finalismo, no restaurando el concepto ontolégi- co de accién, sino aftadiendo ulteriores elementos axiolégicos a los que ya estaban contenidos en una de las interpretaciones que se podis dar al concepto de aceién de Welzel. {@) Sobre ilo es fundamental el aticulo de Roxin, “Zur Ket der finalen Hundlangschte™, ZS1W 74. (1962), pasim = Sivafrechtliche Grundlegenprobleme, 1993, pp. 72122) 170 Mientras que en las décadas de los 40 y de los 50 el protagonismo correspondid a los conceptos causal y final de la accion, y la teorfa social nunca paso de desempenar en todo ello un papel secundario, siendo el argumento decisivo que se manejaba entonces, co- mo clave para decidir la polgmica, el de cual de aque- Hos dos conceptos era ef més conforme con la estrue- tura ontologica de la accién, desde mediados de los 60 Ia discusién da un giro imprevisto: Ia teoria social inicia una marcha triunfal, entierra al causalismo y al finalismo, y afirma que hay que dejarse de ontologias, de naturaleza de las cosas y de estructuras légico-rea- les, dado que el concepto de accién s6lo puede ser “itil” y “fecundo” para el Derecho penal si se le entiende como un concepto normativo (3). () Che. Roxin, Literaturbercht, ZStW 80 (1968), p. 700; “Un cone cepto de acci6n det cuat se haya arrancado la dimension de la valora- ‘in juridicasexé necesariamente infecundo Juridicamente”; el mismo, Eimige Bemerkuncen 2um Verhiltnis von Rechtsidee und Rechisstozf in der Systematik unseres Strafrechts, Gediehtnisserift fir Gustav Raubruch, 1968, p. 262: “La unidad de lo que en Derecho penal rmamos una “aceibn’ no reside en lo material (en la “voluntariedad’, en 1a ‘causlidad’, 0 en algo semejante, sino en la normativo, en el taro espiritual”; Herzbere, Die Uncelassung im Strafrecht und das Garent- enprinzip, 1972, p. 184: “.. el concepto juridicopenal de accién es prccisamente uno jusdicopenal, no uno prejuridica”, Behrendt, Die Unterlessung im Strafrecht, 1979, p. 136: "Sin embargo, no se ha al canzido una ontologizacién plena dol concept de accion, Pero ella 6 imaginable ni tampoco deseable, El concept de accidn del Derecho faltaren 61 completamente clementos normativos”;Jakobs, Strajrecht,

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