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Saturno devorando a sus hijos data de 1819 – 1823 y es una pintura de oleo sobre revoco
transladado a lienzo que mide 146 x83 cm. Podemos contemplar esta obra en el Museo del
Prado, Madrid.
Se trata de una pintura muy cruel, llena de dramatismo, sobre todo visto en dos puntos: la boca
del dios desgarrando la carne de su propio hijo y la mancha de color rojo representando la
sangre. Esta última es verdaderamente desconcertante, ya que es una simple mancha, sin dibujo,
resaltando el carácter espontáneo.
De fondo negro, nos representa de cuerpo entero a un personaje desdibujado, cuya deformidad
es evidente y produce mucho más dramatismo en la escena
Goya representa al dios como un verdadero monstruo, con unos ojos saltones y atormentados,
locos de ira. Así, representa al tiempo como un animal inexplicable que nos devora ferozmente.
Sería una imagen del tiempo melancólica por parte de Goya, que ya mayor representa su
nostalgia por el tiempo pasado.
Simboliza el paso del tiempo ya que Saturno era el dios del tiempo. Así el tiempo nos devora
inexorablemente y de forma cruel, algo que atormentaba a Goya.