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Módulo I
Osvaldo Pugliese
Legajo N º 1917
América I
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional del Comahue
1) Analizar los conflictos internos del mundo español y del mundo nativo y
cómo influyeron en el conflicto general.
2) Caracterizar el Estado Premial a través de los aportes de los textos del
Módulo.
1-
El proceso de expansión y conquista desarrollado por la España a partir
de finales del siglo XV, tiene su lógica en las políticas desarrolladas por la
Corona española y en particular por los Reyes Católicos.
A partir de la Reconquista española, un sector de la sociedad feudal se
vio beneficiada económicamente al conseguir más tierras productivas, botines
de guerra y mano de obra de los moros. Esta avanzada peninsular a su vez
significó el triunfo de ideales religiosos cristianos sobre las abominables
prácticas de los moros.
Terminada la Reconquista, la frontera ibérica logro ser superada y la
experiencia de conquista logró su primer acierto ante la primera prueba que se
le había presentado. La continuidad de esta conquista fue la superación de la
frontera atlántica.
El dominio de las islas Canarias y la instalación de factorías portuguesas
en la costa occidental del continente africano, fueron muestras del avance
técnico y del desarrollo de estrategias que favorecieran al desarrollo del
mercado europeo y su economía feudal.
Con el descubrimiento europeo del territorio americano, abrió camino
para el desarrollo intensivo y extensivo de las formas de conquista
antecesoras. Primero con la conquista antillana y luego con la continental se
forjaron grandes debates al interior de la cultura europea y de las milenarias
culturas indígenas del Nuevo Mundo.
Las relaciones establecidas con el otro cultural, por ambas partes fueron
complejas y en diversos sentidos, motivadas por fuertes convicciones propias
de la producción de conocimiento que cada una de estas sociedades había
elaborado a través de su historia.
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codicia de ciertos conquistadores. El caso de Pizarro y la población nativa del
Perú fue el ejemplo predilecto para demostrarlo.
Sin embargo, Oviedo encontró en la figura de Hernán Cortés valores
nobles y de prácticas admirables propias de un caballero que contrastan con la
brutalidad y las incapacidades de Pizarro.
Cabe mencionar que si bien varias figuras destacadas por parte de la
Corona emprendieron la conquista, los réditos económicos que la misma
generaba sirvieron de motivación para segundones, comerciantes enriquecidos
y otros marginales sociales del sistema feudal. Pizarro era uno de ellos y esto
posiblemente influyó en la imagen que de él pudo hacerse Oviedo, no así en la
de Cortés, que contaba con mayor formación académica.
Asimismo, Oviedo atribuyó la destrucción de las Indias a las atrocidades
de los nativos cuyo castigo divino tuvo por instrumento a los españoles para
que les dieran castigo ante tales abominables pecados. Por eso toda práctica
del Evangelio cristiano debía ir precedida de la conquista armada.
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fundamentó la justeza de la conquista y del Imperio Español en el Nuevo
Mundo aludiendo a que los indios eran esclavos por naturaleza.
Los indios no habían desarrollado ciencia alguna, ni leyes, ni poseían
noción de propiedad privada, sometidos al despotismo de sus autoridades que
podían hacer de sus vidas lo que les plazca. Si bien habían desarrollado
ciudades esto sólo probaba que eran humanos y no otros seres, si bien
cualquier animal desarrolla este tipo de construcciones. Se trataba de seres
dominados por sus pasiones casi tan inferiores a los españoles como los
monos a los hombres. Sus formas sociales eran tan salvajes y feroces que sólo
la acción armada permitiría eliminar tales maldades para que luego se les
enseñase el Evangelio.
La bula alejandrina, ulterior y subordinada a los derechos de
descubrimiento y conquista, confirmaría la realidad en el Nuevo Mundo.
Los indígenas serían siervos por naturaleza de los españoles. Pueden
mejorar en un proceso de domesticación pero necesitan regirse del orden que
les brinda el español y no por la libre observancia de la ley. Estos homúnculos,
vestigios de humanidad, realizaban prácticas inhumanas como la sodomía, el
canibalismo y el sacrificio humano con brutal adicción.
Sepúlveda nunca pidió la esclavización de los nativos pero defendió el
heroísmo español en la conquista del Nuevo Mundo a través de la denigración
sistemática de los indígenas.
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significa suprimir a las autoridades temporales con el fin de cumplir con la
misión cristiana.
Para que la conversión de los indígenas fuese pacífica, el rol ocupado
por sus autoridades era primordial para lograrlo. “La prédica del Evangelio a
punta de espada era una herejía digna de Mahoma; tal como era, los indios
consideraban a los conquistadores más como agentes del Diablo que de
Cristo.”1
La obra de Bartolomé de Las Casas significó una fractura respecto a la
visión del otro. A pesar de ello, su objetivo final fue el desarrollo de la
conquista, con una variante tonal respecto a la noción de conquista violenta
propuesta por Sepúlveda.
En sí, el “El Gran Debate” fue el producto de las contradicciones
presentes entre la evangelización y el dominio del territorio americano, sus
riquezas y su población.
Su repercusión más relevante ha sido la bula otorgada en 1537 por el
papa Paulo III. La misma declaró entre otras cosas “que los indios son
verdaderos hombres” capaces de recibir la fe católica y que “no pueden ser
privados de la libertad por medio alguno, aunque no estén en la fe de
Jesucristo”2. Asimismo, la Corona elaboró varias normas legales que regulaban
las condiciones de explotación de los indígenas.
A pesar de ello, estas normas entraban en conflicto con la realidad del
Nuevo Mundo y afectaba en especial a los conquistadores, aventureros y
beneficiados por la Encomienda. Éstos veían a sus formas de explotar a los
nativos, el territorio y sus riquezas, como derechos ganados por sus proezas
realizadas y legitimadas por la Corona.
1
BRADING, David, El orbe indiano, México, F.C.E, 1991; Cap. VI, p. 115.
2
DE RAMÓN, Armando, Urbanización y dominación. Reflexión acerca del rol de las ciudades
en América Latina (1535 -1625); en Boletín de Historia y Geografía. Universidad Católica Blas
Cañas, 1999, Nº 12, p. 27.
3
Ibid., p. 28.
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La ciudad, elemento sistémico funcional a los intereses de la Corona, ha
sido absorbente y excluyente a la vez. Grandes migraciones (forzosas y
voluntarias) tuvieron por destino a los nacientes centros urbanos. Esto se vio
acompañado de la estratificación y las divisiones espaciales dentro de las
ciudades, con la conformación de una élite urbana y barrios de indígenas.
La violencia simbólica instaurada a través de la occidentalización del
mundo nativo, se evidencia con la transformación del espacio (con las distintas
construcciones propias del mundo español y formas nuevas de exclusión en el
espacio), la conquista de los imaginarios indígenas, en la que la Iglesia tuvo un
rol central.
La transformación del culto con la imposición de imágenes cristianas
difusoras del mensaje cristiano (dogma, historia sagrada, simbolismo e
iconografía), tuvo emparentadas las conversiones, la conformación de la familia
cristiana con la imposición del matrimonio, y la resultante mutación traumática
del tejido social indígena.
Las confrontaciones entre conquistadores y la burocracia urbana
tuvieron solución a partir de un acuerdo tácito entre la Corona y los
encomenderos, en particular. El mismo consistía en la ostentación de la
exclusividad del poder político, la administración de vastos territorios, el
privilegio de dictar leyes y la ordenación de una estructura económica a acorde
a sus intereses por parte de la Corona. Por su parte, los conquistadores debían
someterse a la autoridad metropolitana pero gozando de cierto poder que les
permitía usufructuar los distintos recursos del continente americano y pudiendo
hacerse con toda la mano de obra que considerase necesaria, a través de la
mita y otras instituciones.
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totalidad, con los dioses y el mundo. La palabra ritual se prioriza por sobre
otras expresiones, conformándose en el vehiculo de la memoria colectiva.
El presente y el futuro se plantean como formas del tiempo ha descubrir:
ya existen, no se pueden adulterar, pero sí se las puede conocer. De esta
manera, la vida social azteca (a diferencia de aquellas vociferaciones ibéricas
que clamaban por el caos de estas sociedades) se hallaba minuciosamente
reglamentada por la tradición, por el pasado. De igual manera, el individuo no
es nada considerándolo como ser aislado, es la colectividad la que lo
determina. Así, los sacrificios humanos son entendidos en sentido social: “el
beneficio que rinde la sumisión a la regla del grupo pesa más que la pérdida del
individuo”4.
4
TODOROV, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro. España, Siglo XXI, 1982
(1995), Cap. 2, p. 74.
5
Ibid., p. 113.
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Podemos entender al lenguaje, entonces, como un instrumento de
integración social, como lo concibe Moctezuma. Pero a su vez, puede ser un
instrumento de manipulación, como lo implementa Cortés para dominar a los
aztecas.
El imperio azteca albergaba en su seno una serie de conflictos internos
sobre los territorios dominados para el tributo.
La guerra tenía por finalidad obtener el tributo del pueblo vencido. El
español la entenderá de maneras más violentas que la dominación económica
y tributaria.
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Con la llegada de Pizarro y los conquistadores la ira contra el Cuzco
brotó abiertamente. Huancas y españoles pactaron una alianza. Se sumaron
todos los dominios incaicos menos el Cuzco.
Los indígenas veían en los españoles la posibilidad de liberarse de las
exigencias cuzqueñas, mientras que los españoles se proveían de todo lo
necesario para derrotar el centro de lo que era concebido por los europeos
como el más grande imperio de Sudamérica.
Curacas, ayllus, guerreros, poblaciones enteras colaboraron con los
españoles para liberarse de lo opresión incaica. No veían la magnitud de la
invasión armada y conquistadora de los españoles. Éstos últimos aprovecharon
la coyuntura para destruir las formas de dominación existentes e instaurar
nuevas.
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dimensiones de los universos que se enfrentaban, facilitó la transición de un
formación fractal generada por la conquista” – en el Estado Premial – “hacia
una sociedad cristalizada con sus formas y lógicas específicas. Fue a la vez
consecuencia directa y respuesta inventiva al proceso de occidentalización.”6
Este proceso de mestizaje “empezó en el suelo mexicano, más
exactamente en la ciudad de México, haciendo del surgimiento de la Nueva
España la clave de la historia del continente y, cabe subrayarlo, uno de los
orígenes históricos del mestizaje planetario que hoy en día afecta a todas las
sociedades del globo, sin ninguna excepción”7
2-
El Estado Premial es una construcción teórica utilizada para definir el
período iniciado con la llegada de los españoles a fines del siglo XV, cuyo fin
ronda a mediados del siglo siguiente. Asimismo, posee un desarrollo histórico
que da marco al proceso de conquista. El mismo se inicia con el
“descubrimiento” español, con el consecuente choque cultural y el proceso de
aculturación desatado.
La lógica de este proceso histórico de conquista y de desarrollo del
Estado Premial hasta el establecimiento de un Estado Colonial Consolidado
sigue la misma lógica de expansión nacida en la Reconquista española.
Los actores sociales, protagonistas de este estado, fueron los
conquistadores (en su mayoría segundones, sujetos con causas judiciales en
España o compañías privadas en busca de riquezas) y los indígenas (con
variadas expresiones culturales y varios conflictos internos destabilizadores).
El premio para los conquistadores era la encomienda: el derecho a
usufructo y de poder sobre las riquezas y personas que habitaran la zona
conquistada. “Los encomenderos eran una especie de señores feudales con
una corte de criados españoles contratados y vasallos indígenas” 8, pero a su
vez las prácticas esclavistas no escaseaban a lo largo y ancho del continente.
Así, la encomienda reproduce la división de clases existente en el
continente europeo, pero con mutaciones propias surgidas del choque de dos
universos culturales distintos.
Nos encontramos, con una sociedad cuya economía y centro de poder
político se encuentra en la encomienda y cuyas normas sociales y rasgos
culturales pueden definirse como formaciones fractales9: sociedades de
aspecto caótico e inestables, dadas las transformaciones imprevistas y
variadas a las que se halla sujeta. Se trata de sociedad híbridas con elementos
españoles yuxtapuestos a los de carácter indígena; es decir, eran sociedades
mutiladas previas a su síntesis mestiza.
Además del desarrollo de la encomienda, para que existiera un estado
de carácter premial fue necesaria la ausencia institucional del estado colonial.
La misma se evidenciaba en el derecho consuetudinario de los encomenderos
6
GRUZINSKI, Serge, Las repercusiones de la conquista: la experiencia novohispana, en:
BERNARD, Carmen (comp.), Descubrimiento, conquista y colonización de América a
quinientos años, México, F.C.E, 1994, p. 170.
7
Ibid., p 170.
8
LOCHART, James, Los encomenderos y mayordomos; en: El mundo hispano-peruano (1535
– 1625), México, F.C.E., 1986, Cap. 2, p. 22.
9
GRUZINSKI, Serge, Ibid., p.151.
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para la libre explotación de las riquezas, del territorio y de las poblaciones
nativas, dada la lejanía de autoridades que pudiesen regular esta situación.
Pero a su vez, los procesos indígenas de resistencia a la conquista
española y de liberación del yugo dominante de las élites imperiales del “Nuevo
Mundo”, constituyeron otro elemento inestable para el establecimiento de
instituciones coloniales propias de un estado consolidado.
La conquista cultural tendrá por cierre el fenómeno del mestizaje, la de
carácter económico político verá nuevas formas de poder que suplantarán a la
encomienda, y el producto de estas mutilaciones dará inicio al desarrollo
institucional de la colonia en América, a partir de mediados del siglo XVI. -
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