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Hace casi tres años que dos de las empresas con más historia en el mundo de las TI
anunciaron una de las más comentadas alianzas en la comunidad de Internet. Microsoft y
Novell firmaron un acuerdo de colaboración para mejorar la interoperabilidad Windows –
Linux. Sin embargo a punto de cumplir su tercer aniversario ¿Realmente esta alianza ha
aportado algo de provecho, o fue solo cuestión de marketing?.
Desde que se hizo público, este acuerdo causó reacciones diametralmente opuestas. Para
los fanáticos de Linux y el movimiento Open Source, fue como si Novell hubiera vendido
su alma a diablo y sucumbido ante las presiones del imperio capitalista de Bill Gates.
Para los moderados representó un claro signo positivo que dos fabricantes líderes de
soluciones empresariales finalmente reconocían que las organizaciones requieren la
diversidad de plataformas y la transparente interoperabilidad entre ellas. Y para los de
corazón azul fue algo así como la victoria de Windows sobre Linux al verse forzado
Novell a reconocer la interdependencia con Microsoft.
Pero mas allá de las pasiones casi futboleras que desató este acuerdo, ¿ha traído
beneficios reales al mercado?. El alcance original consistió en trabajar conjuntamente
para mejorar la interoperabilidad, cooperación entre marcas para creación de estándares,
que Microsoft pudiera ofertar licencias de SUSE Linux a sus clientes, y el desarrollo
programas de mercadotecnia y soporte en conjunto.
Y bueno, el recuento de los logros ha sido francamente escaso. Es claro que Microsoft no
ha desarrollado campañas de mercadotecnia conjunta con Novell, ni tiene planes de
hacerlo. También es claro que los servicios de directorio de ambas empresas no hablan
entre sí. Es aun más claro que no existen herramientas de administración integradas que
simplifiquen la labor de los administradores de TI. En resumen, definitivamente no se ha
avanzado en interoperabilidad.