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Ulises Angel Olgoso

Ulises
ngel Olgoso
Yo, el paciente y sagaz Ulises, famoso por su lanza, urdidor de engaos, nunca abandon Troya. Por nada del mundo hubiese regresado a taca. Mis hombres hicieron causa comn y ayudamos a reconstruir las anchas calles y las dobles murallas hasta que aquella ciudad arrasada, nuevamente populosa y prspera, volvi a dominar la entrada del Helesponto. Y en las largas noches imaginbamos viajes en una cncava nave, hazaas, peligros, naufragios, seres fabulosos, pruebas de lealtad, sangrientas venganzas que la Aurora de rosceos dedos dispersaba despus. Cuando el bardo ciego de Quos, un tal Homero, cant aquellas aventuras con el nfasis adecuado, en hexmetros dctilos, persuadi al mundo de la supuesta veracidad de nuestros cuentos. Su versin, por as decirlo, es hoy sobradamente conocida. Pero las cosas no sucedieron de tal modo. Remiso a volver junto a mi familia, sin nostalgia alguna tras tantos aos de asedio, me entregu a las dulzuras de las troyanas de nveos brazos, ustedes entienden, y mi descendencia actual supera a la del rey Pramo. Con seguridad tildarn mi proceder de cobarde, deshonesto e inhumano: no conocen a Penlope.

Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com

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