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PLAN DE ESTUDIOS
EL RACIONALISMO:
Filósofo francés. Se educa con los jesuitas. Como militar viaja por el
mundo. Se aficiona por las matemáticas y descubre la geometría
analítica. Se retira a Holanda donde comienza a filosofar. Cree que
debe viajar para poder "leer el gran libro del mundo". Entra en
contacto con los pensadores más importantes de su tiempo con
quienes debate sus escritos. Es mirado con desconfianza por la
Iglesia. Sus obras más importantes son: Las Reglas para la Dirección
del Espíritu, EL DISCURSO DEL METODO, LAS MEDITACIONES
METAFISICAS, Los Principios de Filosofía y el Tratado de las Pasiones
del Alma.
LA DUDA:
"Pero lo que más me complacía en ese método era que, con él, yo tenía la seguridad
de usar en todo mi razón, si no perfectamente, sí al menos de la mejor manera
posible; aparte de que, al practicarlo, sentía que mi espíritu se acostumbraba poco a
poco a concebir más clara y más distintamente sus objetivos."
EL COGITO:
"Resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu
no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Inmediatamente advertí
que, mientras quería pensar así que todo era falso, era preciso, necesariamente que
yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa, y observando que esta verdad, 'yo pienso,
(luego) yo existo' era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de
los escépticos no eran capaces de hacerla tambalearse, pensé que podía admitirla
sin escrúpulo como el primer principio de la filosofía que buscaba."
Discurso de Método.
LOS SERES:
DIOS:
EL HOMBRE:
ETICA:
La evidencia intelectual
División a análisis: reducir un problema a los aspectos más simples
Síntesis
Hacer enumeraciones de los pasos que se van dando
LECTURA:
EL METODO
“Están poseídos los mortales de una tan ciega curiosidad que muchas
veces conducen su espíritu por caminos desconocidos sin motivo
alguno de esperanza, sino sólo por probar si tal vez se encuentra allí
lo que buscan, a semejanza de quien ardiera en ansia tan necia de
encontrar un tesoro, que anduviera sin cesar por los caminos
tratando de encontrar alguno que algún caminante pudiera haber
perdido. Así estudian casi todos los químicos, muchos geómetras y no
pocos filósofos; y no niego, ciertamente, que alguna vez vayan
errantes con tal suerte de que encuentren alguna verdad; pero,
entonces, no los tengo por más hábiles, sino sólo por más
afortunados. Es, por lo tanto, mucho más satisfactorio no pensar
jamás en buscar la verdad de alguna cosa que buscarla sin método;
pues es segurísimo que esos estudios desordenados y esas
meditaciones oscuras enturbian la luz natural y cierran el ingenio; y
los que de tal modo acostumbran a andar en las tinieblas debilitan
tanto la agudeza de la vista que después no pueden soportar la plena
luz lo cual también confirma la experiencia, pues, vemos muchísimas
veces que aquellos que no se dedicaron al estudio de las letras
juzgan con mayor solidez y claridad sobre las cosas obvias que los
que siempre frecuentaron las escuelas. Ahora bien, entiendo por
método, reglas ciertas y fáciles gracias a las cuales el que las observe
exactamente no tomará nunca lo falso por verdadero y llegará, sin
gastar inútilmente esfuerzo alguno de la mente, sino siempre
aumentando gradualmente la Ciencia, al verdadero conocimiento de
todo aquello de que sea capaz.
Siendo, pues, tan grande la utilidad de este método que sin él,
dedicarse al estudio de las ciencias parece que haya de ser
perjudicial, más bien, que provechoso, fácilmente me persuado que
ya antes ha sido de algún modo entrevisto, aunque tal vez sin otro
guía de la Naturaleza, por los mayores ingenios. Tiene en efecto, la
mente humana no sé qué cosa divina en la cual de tal modo han sido
arrojadas las primeras semillas de pensamientos útiles, que muchas
veces, aún desdeñadas y ahogadas por estudios que se le oponen,
producen espontáneo fruto. Lo cual se experimenta en la Aritmética y
Geometría, las más fáciles de las ciencias; pues vislumbramos
suficientemente que los antiguos geómetras utilizaron cierta especie
de análisis que extendían a la resolución de todos los problemas si
bien tuvieron recelo en comunicarlo a la posteridad. Y ahora empieza
a florecer un género de aritmética, que llaman Algebra para
conseguir, respecto de los números, lo que los antiguos hacían
respecto de las figuras. Y estas dos ciencia no son otra cosa que fruto
espontáneo de los principios ingénitos de este método; y no me
admiro que este fruto se haya realizado más felizmente en relación
con los objetos completamente simples de estas disciplinas que en
las otras, en donde mayores impedimentos suelen ahogarlo; pero
donde, no obstante, con tal que sea cultivado con gran cuidado
también, sin duda, podrá llegar a perfecta madurez.” DESCARTES.
Reglas para la Dirección del Espíritu.