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LECTURA Nº 5-2 DEL MODULO DE TRABAJO

PERSONAL: PROGRAMA INTERUNIVERSITARIO


OFICIAL DE POSGRADO:

“AGROECOLOGÍA: UN ENFOQUE SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA


ECOLÓGICA”

TRANSICION AGROECOLOGICA EN FINCA


por
Gloria I. Guzmán Casado
INTRODUCCION

El proceso de transición de agricultura industrializada a agricultura ecológica puede ser definido


y estudiado en diferentes niveles de jerarquía (internacional, regional, local, predial,...), que
pueden posteriormente interrelacionarse. No obstante, dada la evidente complejidad y extensión
del tema, en este capítulo nos vamos a centrar en el predio, como nivel de análisis.

La transición agroecológica a nivel de finca, también llamada proceso de conversión predial,


implica la sustitución de tecnologías contaminantes y altamente dependientes de capital
(fertilizantes químicos, productos fito y zoosanitarios, etc.) y de técnicas de manejo degradantes
del medio físico (quema de rastrojos, laboreo profundo y/o a favor de la pendiente...), por otras
(abonos orgánicos, control biológico de plagas y enfermedades, compostado de desechos,
rotaciones de cultivo, uso de cubiertas vegetales, etc.) que, siendo, en general, menos
demandantes de capital y de mayor accesibilidad local, permiten el mantenimiento de la
diversidad biológica y de la capacidad productiva del substrato natural a largo plazo.
Gastó (1979) considera la agricultura como la serie de procesos de artificialización de
ecosistemas de recursos renovables con el fin de optimizar la calidad y cantidad de cambio de
estado canalizable hacia el hombre, y el proceso de artificialización como la transformación de un
sistema ecológico desde un estado Ei a otro Ej, en el que pueden haber sido eliminados elementos
valiosos para el funcionamiento del sistema. Desde este punto de vista, podemos considerar el
proceso de transición agroecológico a nivel predial como el paso del estado Ej a otro Ek, en el que
son restituidos al agroecosistema elementos que lo dotan de una mayor estabilidad y sostenibilidad,
tal y como son definidas por Conway (1985 y 1987). Tal restitución implica plasmar localmente los
tres principios esenciales de la Agroecología a nivel del manejo de los agroecosistemas:
diversificación biológica, reciclaje y control biológico natural. Ecológicamente, en función del
grado de especialización e intensificación que haya tenido lugar en la finca se requerirán mayores
esfuerzos para reintroducir biodiversidad y disminuir el peso específico de empresas individuales.
Económicamente, la situación financiera, la posibilidad de acceso a subvenciones específicas o
créditos blandos, y la estrategia de mercado previa puede comprometer o facilitar el cambio.
Socialmente, la existencia de estructuras de apoyo, tales como organizaciones de consumidores,
asociaciones de agricultores, etc. que promuevan de forma activa estas transformaciones; así como,
la revalorización del conocimiento y racionalidad campesina y de los mecanismos de transmisión
del conocimiento pueden facilitar enormemente este proceso.
Desde el punto de vista legal y comercial, la duración del período de transición para que una parcela
dada sea considerada en producción ecológica se establece de forma arbitraria, considerándose en
general entre uno y tres años, en función sobre todo del manejo anterior de la finca. La razón
principal es la existencia de sustancias químicas residuales, asociadas a técnicas convencionales de
producción, que pueden estar presentes en los alimentos de cosechas posteriores a la suspensión de
su empleo. Por tanto, se trata de garantizar al consumidor la completa ausencia de residuos de
productos químicos de síntesis en los alimentos.

Sin embargo, desde el punto de vista ecológico el proceso de conversión es definido como el plazo
de tiempo durante el cual el ecosistema del suelo se ajusta a un nuevo balance en sus componentes
bióticos y abióticos (Culik, 1983). Se considera el suelo por estar menos expuesto a la influencia de
las prácticas de fincas colindantes que el agua y el aire y por su mayor capacidad de tamponamiento.
La duración del período de transición es, desde este punto de vista, notablemente mayor, pues, como
demuestra Maire et al. (1990), hay parámetros biológico edáficos, como el ATP, que no quedan
estabilizados hasta veinte años después de iniciarse la transición hacia agricultura ecológica.
Evidentemente, el manejo anterior de la finca, las condiciones agroclimáticas, la estrategia de
conversión, etc. van a modificar este plazo.

ESTIMULOS Y BARRERAS PARA INICIAR LA TRANSICION

Las barreras para iniciar el proceso de transición son, según distintos autores, las siguientes
(MacRae et al., 1990; Boisdon et al., 1997; Alonso Mielgo et al., 1998)):

1. Carencia de información sobre la existencia de este modo alternativo de producción, y su


propuesta técnica. Así, en las comarcas andaluzas de Antequera y Estepa, el 53% de los
agricultores encuestados no habían oído nunca hablar de Agricultura Ecológica, y del 47%
restante, la gran mayoría (el 89%) posee un concepto erróneo, de abandono o “no echar nada”, lo
cual les lleva a pensar que es inviable. (Alonso Mielgo et al., 1998). Evidentemente modificar
este estado de cosas es previo a cualquier otra consideración. Por ello, son necesarias acciones
encaminadas a la difusión general y a la formación teórica y práctica de los agricultores.

2. La inexistencia de gabinetes de asesoramiento técnico públicos o privados.

3. Escasez de referencias técnicas adaptadas localmente, lo que es reflejo de la escasa


investigación existente en el marco de este enfoque.

4. Problemas técnicos concretos que consideran de difícil solución dentro de la propuesta


agroecológica, por ser considerados muy graves o por encontrar que sus recursos se hallan ya
muy degradados. Así, en la comarca de Antequera buena parte de los agricultores entrevistados
rechazan la posibilidad de reconvertir sus fincas debido a la gravedad de los daños efectuados por
el “gusano de alambre”, larvas de coleóptero de la familia Elateridae, que causan importantes
daños bajo tierra en cultivos de huerta, especialmente en patata, lo que les lleva de forma
sistemática a tratar con plaguicidas de alta y media toxicidad, como el lindano (Guzmán Cadado,
1998).

5. Dificultades derivadas del manejo de un mayor número de cultivos, tanto a nivel de


producción, como de almacenamiento, procesado y venta.

6. El agricultor enfrenta el período de transición en “soledad”, sin agricultores vecinos con los
que compartir el proceso.

7. Dificultades en la comercialización con la denominación de calidad de “producto ecológico” y,


por consiguiente, en el acceso al precio-premio que habitualmente conlleva, desestimulan a los
agricultores con similar orientación productiva. El sector ganadero ha sufrido especialmente estas
restricciones debido a la severa reglamentación sanitaria que exige instalaciones muy costosas
para realizar la manipulación y/o envasado de los productos ganaderos, fundamentalmente leche
y carne, y la dificultad de encarar estas inversiones dada la dispersión geográfica de los
productores. Ello ha dificultado la centralización de los procesos de acopio, transformación y/o
envasado y posterior distribución de la carne, la leche y sus derivados, de procedencia ecológica.
Por ello, se han visto obligados a vender sus productos en el mercado convencional (en el caso de
la carne incluso con un precio inferior al establecido en este mercado, al no responder a las
características que exige) o a encarar la transformación a pequeña escala, en el caso de la
producción lechera. Así, Stolze (1997) cita que el 94% de la leche ecológica producida en el área
oriental de Alemania durante 1994 era vendida a lecherías al precio convencional, siendo causa
importante de la situación desfavorable en que se encontraban los predios implicados.

8. Falta de suministradores de insumos “orgánicos” y/o alto coste de los mismos. De nuevo la
ganadería ecológica ha sufrido en mayor grado este problema, pues a pesar de que la carga
ganadera suele estar muy ajustada a la producción de alimentos de la finca, hay ocasiones, por
motivos climatológicos u otros, en que puede no bastar para mantener el rebaño. En estos
momentos ha sido patente la dificultad de encontrar alimentos de procedencia ecológica a precios
razonables, que les permitan adaptarse a los requerimientos legales para mantener su aval de
producción ecológica.

9. Problemas de liquidez económica durante este período en el que es necesario realizar ciertas
inversiones (p.e. en infraestructura ecológica: setos, etc, maquinaria específica como
distribuidores de estiércol, etc.).

10. Necesidad de realizar inversiones adicionales en su predio en “sentido inverso” al que se


vieron obligados a realizar en las décadas anteriores. Esto es especialmente cierto para fincas
muy especializadas, tanto agrícolas como ganaderas. Así, los sistemas intensivos de ganadería
deben adaptar sus costosas instalaciones a un manejo más extensivo, que permita desarrollar a los
animales todos los aspectos de su comportamiento innato; y las fincas agrícolas dedicadas al
monocultivo, ven como la maquinaria e instalaciones especializadas les son insuficientes.

Razones que esgrimen los agricultores para iniciar la conversión agroecológica de sus predios

Los motivos que impulsan a los agricultores a iniciar la conversión hacia agricultura ecológica
son de índole variada, pudiendo agruparse en aquellos de carácter medioambiental, económico y
social. Entre los primeros cabe destacar la toma de conciencia de los problemas ambientales
provocados por el uso de plaguicidas y fertilizantes químicos, apareciendo el suelo como el
principal recurso a cuidar; el temor ante el deterioro de la salud humana y la búsqueda de una
mayor calidad de vida tanto para ellos, como para los animales. Entre las razones de tipo
económico se encuentran el disminuir los costes, captar el precio-premio, acceder a subvenciones
específicas, maximizar el beneficio económico y generar más empleo. Por último, dentro de las
razones sociales se encuentran la búsqueda de una mayor autonomía respecto a las
multinacionales que proveen de semillas y plaguicidas y el deseo de una distribución más
equitativa de los recursos entre los países industrializados y el tercer mundo.

Según MacRae et al. (1990) si al inicio primó como motor del cambio tecnológico hacia una
agricultura ecológica la salud humana y de la naturaleza, en los últimos años cada vez son más
los agricultores que realizan la transformación por consideraciones meramente económicas.
ESTRATEGIAS DE TRANSICION

La Agroecología plantea tres principios básicos de manejo de los recursos naturales para evitar su
deterioro que son los siguientes: 1º. Principio de diversidad. Supone que cada elemento incorporado
al agroecosistema optimiza varias funciones destinadas a frenar procesos de degradación de los
diferentes recursos naturales implicados, y que cada función está cubierta por diversos elementos,
generándose relaciones complejas de naturaleza sinérgica. Así, por ejemplo, para frenar el proceso
de degradación del suelo conocido como erosión, se pueden incorporar diversos elementos al
agroecosistema, ya sean de tipo físico, como las terrazas; biológico, como los cultivos en franjas
o las barreras de árboles y arbustos dispuestos en curvas de nivel; ó químico, como es la adición
de materia orgánica al suelo. Todos ellos son elementos que cubren la función de evitar la erosión
del suelo. A la vez, cada elemento mencionado tiene otras funciones que contribuyen a frenar
otros procesos degenerativos: las terrazas aumentan la infiltración de agua, las barreras de árboles
pueden ser fuente de enemigos naturales de las plagas de los cultivos, elevadores de nutrientes
hacia la superficie, etc. Según Gliessman (1997) la diversidad en un ecosistema presenta diferentes
dimensiones (Tabla 1), pudiendo enriquecerse el agroecosistema en una o varias de ellas. Dentro de
este principio tiene un papel estelar la biodiversidad, pues es un componente o elemento básico del
agroecosistema que permiten desarrollar múltiples funciones, y subsidiar el funcionamiento del
agroecosistema al proveer de servicios ecológicos tales como el reciclaje de nutrientes y el control
biológico de plagas. Desde este punto de vista la Agroecología explota las complementaridades y
sinergismos que surgen al combinar cultivos, árboles y animales en diferentes arreglos espaciales y
temporales (Altieri, 1995: 158-159).

Tabla 1. Dimensiones de la diversidad ecológica en un ecosistema (Gliessmann, 1997).


Dimensión Descripción

Especies Número de diferentes especies del sistema

Genética Grado de variabilidad de la información genética del sistema (dentro de cada especie
y entre diferentes especies)

Vertical Número de diferentes capas horizontales o niveles en el sistema

Horizontal Patrones de distribución espacial de organismos en el sistema

Estructural Número de localizaciones (nichos, roles tróficos) en la organización del sistema

Funcional Complejidad de la interacción, flujo de energía, y ciclo de materia entre los


componentes del sistema

Temporal Grado de heterogeneidad de los cambios cíclicos (diario, estacional,...) en el sistema

2. Principio de reciclaje de materia y energía. La Agroecología propone el uso de energías


limpias y renovables y el reacomodo de los materiales deteriorados en el proceso productivo al
interior del agroecosistema, a través de su incorporación a los ciclos biológicos. Por tanto, no son
descargados a la biosfera en forma de residuos como ocurre en la agricultura industrializada.

3. Principio de control biológico natural. Surge como consecuencia de los dos anteriores, al ser
favorecidos los mecanismos de regulación existentes de control de plagas y enfermedades en la
naturaleza, a través de tres mecanismos fundamentales: 1º. La intervención indirecta del hombre
construyendo una infraestructura ecológica basada en el manejo de la biodiversidad (Altieri,
1992); 2º. Una alta actividad biológica del suelo ligada tanto a la biodiversidad, como al reciclaje,
lo que permite el desarrollo de suelos con capacidad “supresiva” de plagas y enfermedades (Baker
et al., 1974; Lumsden et al., 1990); 3º. La mayor resistencia de las plantas al ataque de plagas y
enfermedades, motivada fundamentalmente por una alimentación equilibrada, obtenida a través del
reciclaje de materia orgánica y del abandono de los plaguicidas (Chaboussou, 1987).
Dado que buena parte de los predios de los países industrializados y de aquellas áreas del Tercer
Mundo donde la Revolución Verde tuvo mayor implantación practican una agricultura muy
especializada, de monocultivo, con gran dependencia de insumos de alto coste energético, no
producidos localmente, la transición hacia un manejo agroecológico implica fuertes cambios.

Según Altieri (1995) este proceso de conversión de agricultura industrializada a agricultura


ecológica debe constar de cuatro fases para ser menos traumático (Fig. 1). Este modelo implica la
introducción paulatina de biodiversidad a la par que supone inicialmente la eliminación y
racionalización del uso de agroquímicos, su posterior sustitución por otros insumos más blandos o
“naturales”, tales como insecticidas botánicos, lucha biológica, etc.; y por último, la total
eliminación de los mismos. Aunque se trata de un esquema racional, por diversas causas es, a
menudo, relegado. Por una parte, en numerosas ocasiones los agroquímicos son abandonados de
forma brusca, ante la exigencia de las certificadoras de no utilizarlos para comenzar a recibir la
denominación de “en reconversión”, lo que supone acortar el período de tiempo sin obtener un
sobreprecio en función de la mayor calidad de sus productos. Por otra parte, en ocasiones el
proceso de conversión se detiene en la fase de sustitución de insumos, sin llegar a materializarse el
rediseño del sistema, ni completarse el aumento de diversidad. Esto está motivado frecuentemente
por razones de orden económico. El incremento de cultivos dentro de la alternativa, o el paso del
monocultivo a la implantación de policultivos choca con el desconocimiento del manejo que
requieren y el riesgo consiguiente, con la necesidad de hacer modificaciones en la maquinaria o las
instalaciones, o con la disminución de la superficie dedicada a los cultivos más rentables. La
introducción de la ganadería en fincas agrícolas es a menudo desestimada tanto por las inversiones
que conlleva, como por el aumento de la dedicación que exigiría. La implantación de setos con
especies leñosas rodeando las explotaciones y/o las distintas parcelas supone una importante
inversión en un momento de cierta incertidumbre, cuando son necesarios, otros desembolsos. Por
ello, es importante que las políticas públicas consideren, si quieren favorecer la implantación de un
modelo agrícola menos perjudicial desde el punto de vista ambiental, el apoyo financiero durante
el período de transición y, fundamentalmente, el establecimiento de ciertas prácticas, como la
creación de setos, cubiertas vegetales, etc. que permitan completar la transición agroecológica.

CONSECUENCIAS A NIVEL PREDIAL DE LA CONVERSIÓN A AGRICULTURA


ECOLOGICA

Consecuencias agronómicas

1. Incremento en el número de especies cultivadas por el establecimiento de rotaciones más


largas, implantación de policultivos, cultivos de cobertura, etc. Esta introducción de cultivos es
en muchos casos paulatina ante el reto que supone para el agricultor especializado el manejo de
nuevos cultivos.

2. Aumento de las malezas en la biomasa total y modificación del complejo de malezas existente.
El incremento de malezas perennes tales como Cirsium arvense, Sonchus arvensis o Rumex sp.
está considerado como uno de los principales problemas que aparecen durante la transición a
agricultura ecológica en zonas templadas, posiblemente asociado a la eliminación del arado de
vertedera y a su dispersión por las labores superficiales (Patriquin et al., 1986; Weller et al.,
1997; Fragstein, 1997 y David, 1997). En sistemas hortícolas de regadío del área mediterránea,
Díaz del Cañizo (1996) documenta que las especies de malezas más agresivas tras tres años de
transición a agricultura ecológica pertenecen al género Amaranthus en verano; muy competitiva
por tener el mecanismo fotosintético C4. Lanini et al. (1994) muestran mediante un ensayo de
cuatro años comparativo de manejo convencional, de bajos insumos y ecológico en California un
incremento de Echinochloa crus-galli y Portulaca oleracea en el sistema ecológico y de bajos
insumos, mientras que con manejo convencional prevalecieron Convolvulus arvensis, Solanum
sp. y Sonchus oleraceus, debido a su tolerancia a los herbicidas utilizados. El manejo no químico
de las malezas en los sistemas ecológicos es para muchos investigadores y agricultores uno de los
principales elementos a investigar y mejorar durante la transición (Temple et al., 1994, Guzmán
Casado, 1998)

3. Disminución de las enfermedades y plagas en la producción vegetal. Como expusimos


anteriormente, el abandono del uso de fitosanitarios, la introducción de biodiversidad y el uso de
fertilizantes orgánicos contribuyen a una disminución de la incidencia de enfermedades y plagas
insectiles. No obstante, cuando aparece algún problema, la lucha biológica, el uso de trampas y/o
el empleo de sustancias de origen vegetal (ej. piretrinas naturales provenientes de
Chrysanthemum cinerariaefolium como insecticida, infusión de ajo (Allium sativum) como
insecticida, bactericida, fungicida y repelente, etc.) suelen ser suficientes para lograr el control de
los daños hasta niveles aceptables.

4. Modificaciones en el suelo. Durante el proceso de conversión están descritos los siguientes


cambios en cuanto a parámetros físicos, químicos y biológicos en el suelo:

4.1. Modificación del pH. Al final del período de conversión a agricultura ecológica ha sido
documentado formalmente en la literatura un incremento del pH del suelo, así como de los
cationes Ca++ y Mg++ intercambiables. Las observaciones han sido realizadas en fincas que
partían de suelo ácidos (Pfeiffer, 1948, Patriquin et al., 1986, Labrador Moreno, 1993,
Andrews et al., 1990) o neutros (Scow et al., 1994) lo cual les permite mejorar la capacidad
de uso. Sin embargo, otros autores no encontraron diferencias significativas o hubo una
tendencia a la baja, aunque partían igualmente de suelos ácidos (Maire et al., 1990), neutros
(Weller et al., 1997) o básicos (Guzmán Casado et al., ).

4.2. Disminución de la salinidad. Maire et al. (1990) comparando los parámetros físico-
químicos y biológicos de suelos agrícolas en sesenta fincas con manejo ecológico durante
diez ó más años, con fincas convencionales observa que los niveles de elementos solubles en
la disolución del suelo son mucho más bajos en las primeras. Ello se traduce en unos niveles
de salinidad menores, denotando la manifiesta influencia de la desaparición de la fertilización
mineral. No obstante, en zonas áridas la escasa calidad del agua de riego, el mal drenaje, las
técnicas de ahorro de agua empleadas en los regadíos y la escasez de lluvias que no permiten
lavar el perfil del suelo, confieren un alto riesgo de salinización del suelo, que no se ve
contrarrestado por este abandono del uso de fertilizantes químicos, como lo demuestra la
experiencia de transición realizada en la finca El Romeral al final de este capítulo.

4.3. Fenómenos de fitotoxicidad. Patriquin et al. (1986) achacan a problemas de


fitotoxicidad los malos resultados obtenidos durante el proceso de conversión a agricultura
ecológica de cultivos como el centeno y el maíz debido a la descomposición de los restos
de las leguminosas que les precedían (habas y trébol, respectivamente). La síntomas de
fitotoxicidad incluyen la inhibición de la germinación, atrofiamientos, marchitez y muerte
de las plantas. Los efectos están causados en algunos casos por constituyentes originales de
residuos de plantas, pero más comúnmente parece que se debe a la acumulación temporal
de ácidos orgánicos, como el acético, resultantes del metabolismo microbiano de
polisacáridos en las fases más tempranas de la descomposición bajo condiciones de
inundación o en microzonas anaeróbicas. La aireación de suelo, que permite mejorar el
drenaje y aumentar la temperatura; así como la adición de estiércol, que activa la
descomposición de los residuos por los microorganismos alivian este problema.

4.4. Mejora de las propiedades físicas del suelo.

4.5. Incremento y modificación de la vida del suelo. La transición de agricultura


industrializada a ecológica estimula la población y actividad de los organismos que habitan
en el suelo, a la vez que promueve un cambio en su composición, como ya se señalaba en
el capítulo dedicado al suelo. Así, Sivapalan et al. (1993) en el experimento realizado en
dos fincas, una de ellas en transición a agricultura ecológica y la otra con manejo
convencional, pusieron de manifiesto la modificación de las poblaciones de suelo de
hongos, bacterias y actinomicetes. Las poblaciones microbianas eran más altas en las
parcelas en transición (el doble aproximadamente) que en las convencionales. La
abundancia y riqueza en especies de hongos zigomicetos, así como la potencial existencia
de antagonismo fúngico hacia los patógenos de las plantas era mayor en las áreas de
transición. Esto dio como resultado que una serie de patógenos de suelo sólo fuera
encontrado en áreas cultivadas convencionalmente. Entre estos patógenos cabe destacar
Alternaria brassicicola, Botrytis cinerea, Rhizoctonia solani, Sclerotinia sclerotiorum y
Stemphilium herbarum.

Por su parte, Scow et al. (1994) muestran un cambio en la población (cantidad,


distribución en el perfil y hábito de alimentación) de nemátodos en un estudio de transición
de cuatro años comparando parcelas con manejo ecológico, bajos insumos y convencional
en California. En los dos primeros sistemas la población total de nemátodos disminuyó,
siendo el porcentaje de fitoparásitos consistentemente menor que en el convencional de
dos años de rotación. Los nemátodos depredadores de nemátodos aunque a bajos niveles,
fueron más abundantes y constituyeron un porcentaje mayor en el suelo de las parcelas
ecológicas. En el sistema orgánico los nemátodos que se alimentan de microorganismos
fueron un 50% más numerosos en los primeros 15 cm de suelo que en las parcelas
convencionales, mientras que la proporción fue la contraria entre 15 y 30 cm de
profundidad, lo que refleja la acumulación de materia orgánica en superficie en el sistema
ecológico. Gliessman et al.(1990) muestra que durante el primer año de conversión a
manejo ecológico de la producción de fresa en California la población de nemátodos de
vida libre, saprófitos, parásitos y depredadores de nemátodos parásitos fue
significativamente superior a la medida en las parcelas con manejo convencional, aunque
no hubo daño en las plantas en ninguno de los sistemas.

Gliessman et al. (1990) y Swezey et al. (1994) muestran una diferencia significativa a
favor del sistema ecológico de fresas y manzanas en la colonización de las raíces por
micorrizas vesículo-arbusculares durante al menos una parte del ciclo, en el período de
conversión hacia agricultura ecológica.

La población de artrópodos depredadores y degradadores de materia orgánica también


aumenta durante la transición (hilar con lo nuestro al final.

4.6. Incremento del nivel de materia orgánica. Numerosos autores (Scow et al., 1994;
Labrador Moreno, 1993) muestran este aumento, aunque se trata de una medida
conservadora, que no refleja los cambios en la capacidad del suelo de nutrir a los cultivos
de forma óptima durante todo el ciclo.

4.7. Aumento de la fijación de nitrógeno, de la velocidad de mineralización de la materia


orgánica y de la disponibilidad de determinados nutrientes. El aumento de la fijación
simbiótica de nitrógeno por las leguminosas se debe fundamentalmente al abandono de los
fertilizantes nitrogenados. La fijación de N por bacterias libres también se ve perjudicada
por fertilizantes como el superfosfato (Primavesi, 1990).

Por otra parte, Maire et al. (1990) observa, comparando cinco fincas suizas en su 4-5 año
de transición a agricultura ecológica con otras tantas convencionales, que la mineralización
del carbono orgánico es significativamente más elevada en las fincas en conversión al
inicio del período vegetativo en primavera. La actividad biológica es, por tanto,
responsable de la nutrición de los cultivos ecológicos en estos momentos. Con el tiempo, la
estimulación biológica primaveral de las fincas en conversión acaba por ser generalizada a
todo el año. Estos resultados coinciden con los de Granstedt (1997) en Suecia tras 30 años
de ensayo con diferentes formas de fertilización, las parcelas con abonos orgánicos
duplican la capacidad de suplir con N orgánico durante el período vegetativo al trigo en
primavera. Sin embargo, en numerosas ocasiones aparece deficiencia de N durante todo o
parte del ciclo de los cultivos ecológicos durante la transición. Es necesario una mayor
investigación para relacionar la fertilidad con los parámetros biológicos, para entender la
dinámica de nutrientes en el suelo en estos sistemas y poder desarrollar nuevos métodos
para asesorar la fertilización orgánica (Scow et al., 1994; Alvárez et al., 1997).

Varias experiencias de transición recogen como resultado el aumento en la disponibilidad


de fósforo. Ello es debido a la adición de materia orgánica y, a veces, de roca fosfórica, a la
rotación de cultivos con distintas necesidades y al uso de abonos verdes especialmente
efectivos en la extracción de este elemento. El experimento sobre rotaciones con distinta
intensidad de manejo realizado por la Universidad de Nebraska muestra que tras tres años
la cantidad de P disponible en el suelo con manejo ecológico ya era significativamente
superior a cualquier otro tratamiento. Tras once años la diferencia era abismal: 96 ppm el
tratamiento ecológico frente a 22 ppm el tratamiento convencional más favorable
(Andrews et al., 1990). También Altieri et al. (1995b) muestran el notable incremento de P
disponible en suelos marginales de las Islas Chiloé (Chile) tras 4 años de transición (de 3 a
17 ppm), nivel que la rotación establecida de cultivos y pastos es capaz de mantener.

5. Disminución de la carga ganadera. El manejo agroecológico del ganado trata de ajustar el


número de animales a la capacidad de la finca para producir alimentos. Esto significa,
habitualmente, la necesidad de reducir la carga ganadera y, a veces, la introducción de especies o
razas con diferentes hábitos alimenticios para aprovechar al máximo todos los recursos.
Paralelamente, tiene como consecuencia la disminución del consumo de concentrados por el
ganado y el aumento del pastoreo, lo que conlleva una disminución importante de los costes de
alimentación como se aprecia en la Figura 2 que recoge la experiencia de una finca francesa de
ovino con 55 ha. manejada en producción ecológica (Bouilhol et al., 1997).

6. Aumento en la superficie dedicada a la alimentación del ganado. Se incrementa debido a la


pequeña o nula importación de alimentos desde el exterior y a la menor productividad de los
pastizales en esta etapa. Así, Weller et al. (1997) señala que la producción de pasto cayó, como
media de once fincas en Gran Bretaña, un 15% durante el primer año de transición, llegando al
93% de los valores de pre-conversión al tercer año.

7. Cambios en la composición de la pradera. Generalmente, hay un aumento del contenido de


leguminosas por el abandono del fertilizante químico nitrogenado. Weller et al. (1997) señala, en
el estudio mencionado, un incremento en el contenido de trébol en el pasto del 14,9% al 33,7%
tras tres años de transición.

8. Sustitución de las razas “superproductoras” por aquellas más rústicas, con mayor adaptación a
las condiciones locales y resistencia a las enfermedades. Esto, unido a la mejor calidad de vida
que se ofrece al ganado en estos sistemas, contribuye a que los animales presenten una mejor
situación sanitaria.

9. Disminución inicial de rendimientos que se recuperan al final de este período (efecto


transición). Existen hoy abundantes datos sobre el comportamiento del rendimiento de diversos
cultivos durante el período de transición. Parte de ellos provienen de ensayos de investigación
con repeticiones usando como testigo el manejo convencional. Otros datos han sido recogidos por
los investigadores de las experiencias de conversión de fincas manejadas por los agricultores.
Generalmente, se acepta que durante el período de transición hay una caída del rendimiento
motivada por el abandono del uso de los insumos químicos, y la lenta recuperación del
agroecosistema, hasta alcanzar un nuevo equilibrio en los ciclos biológicos que va acompañado
de una elevación de los rendimientos. Como demuestra Dabbert (1994) el tiempo bajo manejo
ecológico es uno de los muchos factores que explican la diferencia de rendimientos entre fincas
ecológicas. Sin embargo, como muestra la Tabla 2, la situación de partida del agroecosistema, las
exigencias del cultivo y la idoneidad del nuevo manejo son determinantes en el comportamiento
de este parámetro durante la transición. En la experiencia de Andrews et al. (1990) se observa
que la producción ecológica de maíz necesita varios años para recuperarse, mientras que los
rendimientos de la avena, un cultivo más rústico, son iguales o superiores a los convencionales
desde el inicio. En el caso de la manzana los rendimientos ecológicos son de nuevo superiores o
iguales a los convencionales durante los primeros tres años de transición. Las excelentes
condiciones microclimáticas, que impiden el desarrollo de ciertas plagas y enfermedades
contribuyen a ello (Swezey et al., 1994). Por último, en la experiencia desarrollada por Meco et
al. (1998) se pone de manifiesto la importancia del precedente cultural en el rendimiento, siendo
más favorable el precedente del girasol que da lugar a producciones por hectárea iguales o
mayores a las obtenidas en monocultivo de cebada con herbicida y fertilizante. No obstante, dado
que el contenido en agua de los alimentos convencionales suele ser superior al de los alimentos
obtenidos de forma ecológica diversos autores prefieren calcular el rendimiento en unidades
referidas a materia seca o energía, para establecer comparaciones reales.

Tabla 2. Rendimientos (Tm/ha) de diferentes cultivos durante la etapa de transición a agricultura


ecológica y con manejo convencional. Elaboración propia.

Swezey et al., Andrews et al,. Andrews et al,. Andrews et al., Meco et al.,
1994 1992 1992 1992 1998

Manzano Maíz Soja Avena Cebada

Rdto. Rdto. Rdto. Rdto. Rdto Rdto Rdto Rdto Rdto. Rdto. Rdto.
ecol. conv. ecol. conv. ecol. conv. ecol. conv. ecol.† ecol.‡ conv

Año 1 54,6* 41,3 2,7 3,45 0,87 0,94 1,90 1,94 0,48 0,331 0,199

Año 2 36,3 33,4 0,88 2,07* 2,35 2,96 0,82 0,82 3,135 3,092 2,831

Año 3 45,2* 35,6 8,34 8,78 1,61 2,02* 0,22 0,29 0,856* 0,25 0,148

Año 4 1,69 2,45* 1,61 1,75 2,69* 2,22 2,917 2,684 2,417

Año 5 4,83 4,52 2,69 2,76 - - 1,849 1,589 1,399

Año 6 6,09 7,53* 3,29 3,49 1,58 1,58

Año 7 5,83 6,65* 2,82 3,29* 2,54 2,29

Año 8 2,89 3,26 1,68 2,82* 1,90 2,22

Año 9 3,95 3,89 1,08 1,41 2,40 2,44

Año 10 7,34 7,03 2,62 2,62 3,73* 3,19

Año 11 6,4 7,15 2,89 3,02 4,05* 3,62

Año 12 5,58 5,52 2,49 2,62 2,97 2,72

Las cifras acompañadas con el símbolo * son mayores significativamente que aquellas a las que se compara. † La
cebada rota con girasol. ‡ La cebada es rotada con veza para forraje.

Consecuencias económicas.

En términos generales se puede concluir que durante el proceso de conversión a agricultura


ecológica, desde la agricultura industrializada, se produce:
1. Disminución de los costes variables. Cuando la estrategia de transición ha conllevado un
aumento de la diversidad y del reciclaje, se produce una caída de los costes variables debido al
mayor aprovechamiento de los recursos prediales y al menor uso de insumos externos,
fundamentalmente plaguicidas y fertilizantes (Tabla 3). Aunque esto es así en términos generales,
puede ocurrir lo contrario si básicamente la conversión ha consistido en una sustitución de
insumos, ya que el precio de los productos orgánicos permitidos por las certificadoras suele ser
mayor al de los insumos químicos convencionales.

2. Incremento de la mano de obra empleada. La conversión a agricultura ecológica requiere


dedicar más horas al manejo de la finca, lo que se traduce en un aumento del coste debido al
empleo de mano de obra. Al final de la transición, una vez ajustado el nuevo modelo, puede
haber una disminución del trabajo necesario, pero suele mantenerse por encima del nivel de
empleo generado con el manejo convencional en un 10-25% (Padel et al., 1994).

3. Aumento de los costes fijos. Este incremento es debido fundamentalmente al mayor empleo de
mano de obra, al coste de certificación y a la depreciación relacionada con la inversiones
realizadas durante la transición (Padel et al., 1994).

4. Incremento de los precios obtenidos por el agricultor. Durante el plazo legal de conversión
predial (de uno a tres años) los agricultores no pueden vender sus productos con aval de garantía
“ecológico”. No obstante, dado que en muchas ocasiones la demanda excede a la oferta, el aval
intermedio de “reconversión” es suficiente para obtener muy buenos precios en los mercados
específicos de estos productos, sobre todo si se trata de cultivos que, como la fresa, son asociados
por el consumidor a un uso intensivo de productos químicos de síntesis. En la Tabla 3 se observa
que el sobreprecio de este producto alcanza el 150% del establecido para el producto
convencional durante el primer año de transición.

5. Posible descenso de los ingresos debido a la caída del rendimiento comercial al inicio de la
conversión. Gliessman et al., (1990) en un ensayo en California muestra que el fruto de fresa
comercializable para el mercado en fresco fue del 61% en parcelas en el primer año de transición
respecto a las convencionales. Los menores costes de la producción ecológica (93,3% del coste
de la producción convencional) no bastan para compensar las pérdidas de ingresos debidas a la
menor producción obtenida (Tabla 3). Para paliar esta posible caída de ingresos durante el
período de transición, los países de la Unión Europea cuentan, desde 199...., con la posibilidad de
establecer ayudas a los agricultores que deseen la transformación de sus predios (........).

6. Incremento del margen neto al concluir la etapa de transición. La recuperación del


rendimiento, el aumento del precio recibido y la caída de los costes variables da lugar a un
incremento de los márgenes obtenidos por el agricultor. No obstante, como se aprecia en la Tabla
3 esta situación es muy variable, no sólo por cultivo sino también por el tamaño de finca (Zanoli
et al., 1998) y el nivel de intensificación (Baars et al, 1997).

7. Realización de inversiones. Como veíamos en el epígrafe anterior, la diversificación y el


cambio de técnicas de manejo suele aparejar la necesidad de dedicar capital a la compra o alquiler
de maquinaria e instalaciones, fundamentalmente. Cuando el cambio de modelo productivo va
acompañado de un mayor procesamiento de los alimentos dentro de la finca, como está
ocurriendo en numerosas ocasiones, esta necesidad de invertir aumenta.

Tabla 3. Resultados económicos comparativos de diversas experiencias de producción ecológica


versus producción convencional. Elaboración propia.

(Ecológico/Convencional)×100

Sweezey et al. Zanoli et Haniotakis Baars et al., Gliessman et


(1994) # al. (1997) ƒ (1997) § (1997) ♣ al. (1990) ♠
Manzana Cultivos Olivar Vacuno de Fresa ‡
anuales leche♦

Precio/Unidad de producto 100† 133,3 121,1 150

Ingresos brutos/Unidad de área 132 170 92 92,8

Costes variables/Unidad de área 62 99,5

Coste de trabajo/Unidad de área 109,5 120 105-110 115,3

Costes fijos/Unidad de área 174 126

Coste total/Unidad de área 113 120,5 116 93,3

Margen bruto/Unidad de área 115 133,3

Margen neto/Unidad de área 235 1424 84 115,5 91

Entre los autores puede haber variación respecto al método de cálculo de las diferentes partidas. # Datos procedentes de
ensayo en California. ƒ Resultados de 28 predios de la región central italiana. § Los datos se refieren a Grecia. ♣ Datos
referidos a predios holandeses. ♠ Datos procedentes de ensayo en California. † Primer año de transición sin acceso a
sobreprecio. ‡ primer año de transición con acceso a sobreprecio. ♦ Datos establecidos por Kg de leche producido.

PLANIFICACION Y EVALUACION DEL PROCESO DE TRANSICION


AGROECOLOGICA

La planificación implica conocer exactamente la situación de partida de la finca y del entorno


para establecer los cambios pertinentes en el manejo de los recursos, en la estrategia productiva y
de mercado, previendo los posibles problemas, y adelantando soluciones. Supone definir una
situación objetivo y temporalizar su consecución, a la vez que disponer de mecanismos de
retroalimentación que permitan modificar el plan, si ello es necesario. En la planificación deben
quedar involucrados los gestores del predio, lo que puede facilitarse mediante el uso de
metodologías que promuevan su participación, tales como la Investigación Acción Participativa o
el Diseño Participativo de Tecnologías (ver Cap.....). Los pasos a seguir durante la fase de
planificación podrían ser los siguientes:

1. Captación de información sobre agricultura ecológica en general, y sobre el proceso de


conversión en particular.

Esta búsqueda es conveniente realizarla a dos niveles. Por un lado, las publicaciones científicas
especializadas en agricultura ecológica aportan información sobre numerosas experiencias de
investigación en procesos de transición en muy diferentes condiciones ecológicas y
socioeconómicas que arrojan luz sobre las posibles barreras, cuellos de botella, consecuencias
positivas y negativas que son, en ocasiones, sorpresivamente coincidentes. En el otro extremo,
pero más necesario, si cabe, conviene conocer de cerca experiencias ya realizadas localmente, a
través de visitas a fincas e industrias de productos ecológicos, mediante entrevistas a técnicos
competentes en el tema, organismos de control, asistencia a jornadas, etc.. También se pueden
realizar experiencias previas en parcelas pequeñas, pero como señala Lampkin (1990) esta
estrategia presenta los inconvenientes de que muchos de los procesos biológicos que son
necesarios para el funcionamiento del sistema agroecológico pueden fallar a tan pequeña escala;
no permite ajustar las técnicas de manejo y el uso de la maquinaria; y, además, observar los
efectos lleva varios años de dedicación, lo que acaba siendo desestimulador para el agricultor.

2. Análisis de la situación inicial de la finca.


Para alcanzar este objetivo se pueden utilizar las siguientes herramientas:

2.a. Inventario de la finca. Dado que la agroecología pretende maximizar el uso de los
recursos internos, minimizando la entrada de insumos desde el exterior, conocer cuales son
los recursos naturales y humanos disponibles en el predio es muy útil. La importancia de la
participación del agricultor en esta tarea es obvia. El Cuadro 1 recoge los componentes
clave que, según MacRae et al. (1990), debe contener este inventario predial. Algunos de
ellos como los residuos tóxicos acumulados en el suelo son difíciles de evaluar de forma
directa, pues su detección es cara y no siempre fácil, ya que pueden permanecer en un
grado intermedio de degradación; sin embargo, puede ser sustituido por el historial de
tratamientos efectuados por el agricultor. Como indicadores de la actividad biológica del
suelo puede emplearse la actividad enzimática o respiratoria de los microorganismos, en
cuyo caso hay que acudir al laboratorio, o lo que es más barato, al uso de trampas pasivas
de artrópodos de suelo o a la estimación de la población de lombrices a través de métodos
sencillos como el de Raw (1959). En fincas en la que la ganadería no se halla inicialmente
integrada, el inventario de las fuentes de materia orgánica potencialmente utilizables
(abonos verdes, estiércol, residuos de cultivos, etc.) es básica.

El cambio de agricultura industrializada a agricultura ecológica supone una modificación


importante en las condiciones de crecimiento de los cultivos y del ganado, para las que
pueden estar más adaptadas las variedades locales y razas más rústicas. La disponibilidad
de éstas, sus características productivas y la aceptación por el mercado al que van a ir
dirigidas deben ser evaluadas previamente. El historial de cultivo y del ganado de la finca,
así como de las plagas (insectos, malezas, etc.) y enfermedades más habituales es básico a
la hora de establecer una nueva rotación y el plan de manejo de los cultivos y del rebaño.

El manejo en las fincas ecológicas requiere optimizar el tratamiento del estiércol para
evitar la pérdida de nutrientes y disminuir posibles impactos negativos (quema de
plántulas, aporte de semillas viables de malezas, presencia de organismos causantes de
enfermedades, contaminación de acuíferos) que puede acarrear si se encuentra mal
compostado. Esto unido a la necesidad de realizar una eficaz distribución en el campo
puede llevar aparejada la necesidad de inversiones fundamentalmente en maquinaria, si no
está presente en el predio. Otro tipo de maquinaria (desbrozadoras, picadoras de residuos
de poda, etc.) puede ser necesaria en determinados casos.

Cuadro 1. Componentes clave de un inventario predial (MacRae et al., 1990, modificado).

Geo e hidroestructura

Tipos de suelo

Materia orgánica del suelo

Estado de fertilidad (CIC, balance de cationes, problemas de microelementos, etc.)

Disponibilidad de agua y calidad de la misma

Propiedades físicas

Vida del suelo

Residuos tóxicos

Fuentes de materia orgánica y calidad de la misma


Bioestructura

Historial de cultivo

Semillas empleadas y posibilidad de acceder a otras más adaptadas a la producción


ecológica

Historial de malas hierbas

Bosques, arbustos y cortavientos

Plagas insectiles o no, y vida salvaje

Historial del ganado y sus enfermedades

Factores climáticos

Temperatura

Radiación solar

Precipitación

Evaporación

Características microclimáticas

Tecnoestructura

Maquinaria

Alojamiento

Posibilidad de envasado y/o procesamiento

Disponibilidad de préstamos y alquileres

Socioestructura

Agricultor/a y familia

Trabajadores fijos o eventuales

Mercados empleados

2.b. Análisis de sistemas agrarios. La identificación de los diferentes componentes del


sistema predial, y la cuantificación y el análisis de los flujos entre componentes, y entre
éstos y el entorno (entradas y salidas de materia -nutrientes, agua, etc.-, capital y energía -
trabajo, combustible, etc.-) pueden ayudar inicialmente a identificar las pérdidas e
ineficiencias del sistema agrícola que deben ser reducidas durante la conversión predial. La
realización en años sucesivos del mismo ejercicio da una idea clara de si se está logrando
una mayor integración de la producción (Fig. 3).
2.c. Diagnóstico clínico ecosistémico. La metodología de diagnóstico clínico para el
desarrollo de ecosistemas prediales (Gastó et al., 1987) aprovecha las nuevas tecnologías
de información del territorio para detectar las unidades geográficas de similares
características, con el fin de realizar propuestas de manejo adecuadas. Es útil sobre todo si
se trata de fincas de mediana o gran dimensión y/o con una cierta complejidad
biogeoestructural. Permite profundizar en algunos aspectos recogidos en el inventario; y,
sobretodo, visualizar en el espacio la estructura del predio, ya sea, biofísica o tecnológica.
Dado que esta metodología se presenta de forma extensa en un capítulo aparte
(Capítulo....) no será desarrollada más ampliamente aquí. No obstante, cabe decir que
consta de dos fases, la primera de las cuales facilita el análisis de la situación inicial de la
finca, y consta de los siguientes pasos:

Fase 1: Examen

Incluye: 1. Visita preliminar a la finca. 2. Análisis de la finca mediante el uso de fotos


aéreas de la mayor resolución posible en base a cuatro niveles de estudio: biogeoestructura
(fundamentalmente aspectos edáficos y de cobertura vegetal), tecnoestructura (cercas,
líneas eléctricas, etc.), hidroestructura (pozos, redes de acequias, manantiales, etc.) y
unidades de manejo (áreas de pastizal, cultivos perennes, herbáceos, etc.). 3. Trabajo de
campo para elaborar una base de datos sobre la finca. 4. Digitalización de la finca y
elaboración de los mapas temáticos: cobertura de suelos, pendiente, pedregosidad, etc. 5.
Reuniones con los agricultores para integrar su punto de vista sobre la finca.

3. Definición de la situación objetivo y la estrategia a seguir.

La segunda fase o fase de diagnosis de la metodología de diagnóstico clínico pretende el diseño


de una finca “modelo” o finca “objetivo”, que corrija las “enfermedades ecosistémicas” de la
situación de partida (ver Capítulo ). En esta tarea es imprescindible la participación del
agricultor, que será en último término quien lleve a cabo la empresa.

Una vez definida la situación objetivo, habrá que elaborar la estrategia para alcanzarla,
planificándola en el tiempo y en el espacio. Ello incluye:

3.a. Plan de mejora del suelo

3.b. Diseño de la rotación y alternativa de cultivos

3.c. Ajuste carga ganadera a la capacidad de producir alimentos para el ganado de la finca

3.d. Creación de “infraestructura ecológica”: setos arbóreos o arbustivos, áreas de


vegetación silvestre, etc.

3.e. Creación de infraestructura vial, instalaciones, etc. necesarias para el nuevo plan de
manejo.

3.f. Otras.

4. Valoración de los insumos o servicios externos que es necesario incorporar. Tales como
semillas de nuevos cultivos o variedades, nuevas especies o razas ganaderas, estiércol u otras
fuentes de materia orgánica, maquinaria y edificaciones, alimento para el ganado, productos fito
o zoosanitarios permitidos por la legislación vigente en Agricultura Ecológica, capital, trabajo,
técnicos expertos, veterinarios especialistas en medicinas alternativas, mercados convencionales
y especializados, etc. La situación inicial de especialización va a determinar la importancia de
este capítulo.
5. Inventario del entorno. Al igual que se hizo al comienzo con el predio, conviene ahora hacer
una relación detallada de lo que nos ofrece el entorno de aquello que necesitamos.
Desgraciadamente muchos agricultores ecológicos constatan la dificultad de encontrar en las
proximidades a su finca aquellos insumos o servicios externos que pueden necesitar durante la
transición. Por ello, a veces el inventario ha de hacerse a escala regional o nacional.

Dentro de este apartado hemos de considerar la elaboración de un listado previo de las personas e
instituciones relacionadas con la Agricultura Ecológica. Ello puede agilizar la captación de
información y la resolución de problemas que vayan surgiendo durante el proceso de transición.

6. Plan de comercialización. La transición a Agricultura Ecológica nos obliga a menudo a hacer


modificaciones en la estrategia de comercialización, sobre todo si pretendemos que nuestros
productos sean reconocidos por el consumidor como ecológicos. Ello básicamente ha implicado
(ver Cap. ):

6.a. Diversificar y generar el propio mercado, habitualmente a nivel local, comarcal o


regional.

6.b. Acudir al mercado de exportación

6.c. Procesar y/o envasar los productos cosechados

El plan de comercialización a menudo origina modificaciones en los apartados anteriores. Dado


que se dedica un capítulo específico a la comercialización no se insistirá aquí en este tema.

7. Plan financiero.

8. Evaluación del proceso de transición. Consiste en la valoración del proceso de transición a


través de indicadores, cuya medición nos dé información sobre las tendencias, logros y
dificultades que van surgiendo durante este período. La elección de estos indicadores debe
hacerse en base a nuestras posibilidades (tiempo y medios humanos y materiales
fundamentalmente), buscando aquellos relacionados con la recuperación del agroecosistema
respecto a los procesos de degradación más significativos en el predio. El Cuadro 2 recoge, sin
ánimo de ser exhaustivo, posibles indicadores que pueden emplearse.

Cuadro 2. Indicadores para la evaluación del proceso de transición agroecológico a nivel predial.

Ecológicos

Eficiencia energética

Relación de entradas y salidas de los nutrientes principales

Indices de biodiversidad

Biomasa producida

Agronómicos

Rendimiento

Calidad del producto obtenido

Evolución de la población de determinadas plagas y/o insectos auxiliares


Eficiencia en el uso del riego

Calidad del agua (ej. nivel de contaminación de las aguas tras su uso en el riego, etc.)

Calidad del suelo (Ver Cap. )

Tasa de Tierra Equivalente

Daños por plagas y/o enfermedades

Económicos

Costes fijos y variables

Beneficio bruto y neto

Mano de obra empleada

ESTUDIO DE TRANSICION PREDIAL: EL CASO DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA


ANDALUZA EL ROMERAL

El Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC) llevó a cabo el Proyecto de


Investigación “On-Farm Research, Development and Evaluation of Organic Farming Systems:
The role of livestock and agroforestry”, estudio del período de transición predial de agricultura
industrializada a ecológica desde el otoño de 1993 hasta finales de 1996 financiado por la Unión
Europea y la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología española (CYCIT). La Fig. 4
esquematiza la metodología empleada. Para una mayor información ver Guzmán Casado (1998).

El objetivo central de la investigación fue detectar las barreras de carácter ecológico, económico
y social que podían frenar en las zonas de estudio la conversión predial hacia una agricultura
menos agresiva desde el punto de vista ecológico en Andalucía, y diseñar la transición a nivel
predial de fincas de regadío. Para ello se eligieron tres comarcas andaluzas en base a la presencia
de movimientos sociales con potencial agroecológico que pudieran apoyar el proceso de
transición tanto desde el punto de vista de la producción como del consumo y/o la existencia de
instituciones que apoyaran el proceso. En cada comarca pasaron a formar parte del estudio cuatro
o cinco fincas de producción hortícola. Así, se eligió la zona de Antequera (Málaga)-Estepa
(Sevilla), comarcas limítrofes donde tiene implantación el Sindicato de Obreros del Campo
(SOC), sindicato jornalero caracterizado en estudios anteriores como un movimiento social de
alto potencial agroecológico (Sevilla Guzmán, et al., 1993); la Campiña Baja de Córdoba, donde
tienen cierta presencia las organizaciones ecologistas Confederación Ecologista Pacifista de
Andalucía (CEPA) y la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (AEDENAT); y la
Sierra de Segura, donde se halla la Escuela de Agricultura Ecológica “Sierra de Segura” que
prestó su infraestructura para el proyecto de investigación.

La metodología que enmarcó el estudio fue la Investigación-acción participativa y su desarrollo


durante el proyecto puede dividirse en dos fases:

1ª Fase: De Observación Participante. La Observación Participante es un método de


investigación en el cual el observador se involucra en los procesos y eventos que definen la realidad
estudiada. Presupone la inmersión del investigador en la realidad y una gran medida de interacción
con los actores sociales directos. Durante esta etapa en el presente proyecto se trató de:
1.1. Comprender las circunstancias particulares de cada participante, su estrategia productiva
y de comercialización.

1.2. Realizar un pequeño inventario de los recursos del predio y del entorno y evaluar la
situación inicial de la finca en base a la Metodología Clínica de Diseño Predial.

1.3. Discutir la estrategia de transición con cada participante.

2ª Fase: Investigacion-acción participativa. Este período supuso la ejecución del plan previsto,
la evaluación del mismo y la generación de información “in situ” que permitiera la modificación del
manejo en el caso de que esto fuera necesario. Esta 2ª fase comprendió:

2.1. Estudio de determinados procesos que tienen lugar durante el período de transición a
nivel de finca, en dos de los componentes del agroecosistema: ecológico y económico.

2.2. Búsqueda de soluciones a problemas concretos surgidos, que podrían limitar el


proceso de transición.

El caso de la SCA El Romeral

Para ejemplificar la planificación y la evaluación del proceso de transición nos vamos a centrar
en la Finca “Peñuelas”, gestionada por la Sociedad Cooperativa Andaluza El Romeral en la
comarca de Antequera (Málaga). El Romeral está compuesto por diez familias jornaleras del
Sindicato de Obreros del Campo (SOC) que recibieron concesión para el cultivo de la finca
“Peñuelas” (110 has) durante un período de diez años.

1ª Fase: De Observación Participante (1er año). Lo más destacable del inventario aparece
recogido en la Tabla 4, en la que se menciona además el origen de la información obtenida.

Tabla 4. Resumen del inventario la finca “Peñuelas” gestionada por la cooperativa El Romeral.

Estructura predial Origen de la información

Geo e hidroestructura

Textura arcillosa o franco arcillo-arenosa, según parcela Análisis de laboratorio

Nivel aceptable de materia orgánica (entre 2-2,95%) Análisis de laboratorio

pH alto (entre 8 y 8,39) Análisis de laboratorio

Porcentajes de caliza activa y carbonatos muy altos Análisis de laboratorio

Suelos no salinos C.E.1/5 (mmhos/cm) (entre 0,2 y 0,46) Análisis de laboratorio

Agua de riego abundante procedente de acuífero Entrevista a los cooperativistas

Problemas de drenaje Entrevista a los cooperativistas, observación


propia

Bioestructura

Escasa infraestructura ecológica Observación propia

Nula integración ganadera Observación propia


Olivar, espárrago y cultivos herbáceos extensivos y Entrevistas a los cooperativistas
hortícolas

Semillas procedentes de casas comerciales Entrevistas a los cooperativistas

Plagas insectiles: “gusano de alambre” Entrevistas con los cooperativistas, otros


agricultores de la zona y agentes de extensión
agraria.

Infestación de malezas media, con predominio de Entrevista a los cooperativistas, observación


especies anuales (Ej: Amaranthus sp., Chenopodium sp.) propia

Tecnoestructura

Ausencia de esparcidor de estiércol Entrevista a los cooperativistas, observación


propia

Escasez de maquinaria para el control de malezas Entrevista a los cooperativistas, observación


propia

Posibilidad de manipulación de los productos en la finca Entrevista a los cooperativistas, observación


propia

Buena infraestructura de riego localizado Entrevista a los cooperativistas, observación


propia

Socioestructura

Integran la cooperativa diez familias Entrevistas a los cooperativistas

Presencia de mano de obra agrícola desempleada en la Entrevistas a los cooperativistas, analisis de datos
zona secundarios

Existía relación previa con la Asociación de Entrevistas a los cooperativistas


consumidores y productores ecológicos “La Ortiga” de
Sevilla.

Paralelamente se fue realizando el Diagnóstico clínico ecosistémico, cuyos resultados aparecen en


las Figuras 4 a 7.

Una vez obtenida la información, y discutida con los socios designados por la cooperativa
procedimos de forma conjunta a definir el plan de transición. Se decidió comenzar el proceso en
otoño de 1993 con una parcela (la nº 5 del mapa de Unidades de manejo-Fig. 7) de 4 ha dedicada
hasta ese momento al cultivo de especies anuales, tanto cultivos herbáceos extensivos, como
hortícolas. Como estrategia de transición productiva se llegó al acuerdo de iniciar el proceso
mediante un abono verde invernal de veza-avena, para seguir con una rotación de cultivos herbáceos
hortícolas y extensivos que fuera con el tiempo complejizándose, a medida que ellos aprendieran el
manejo de los nuevos cultivos incorporados a la rotación. Así mismo, se pensó en iniciar la
reconstrucción de un seto arbóreo de especies frutales (separación con la parcela vecina) y forestales
(borde del camino inferior) para incrementar la biodiversidad. Para la obtención de la materia
orgánica necesaria para la fertilización se decidió acudir a los ganaderos de la zona de forma
prioritaria, aunque se aceptó incluir a título de experiencia piloto 300 gallinas ponedoras, manejadas
en parque y según los requisitos exigidos por la normativa de Agricultura ecológica. En cuanto a la
maquinaria, se decidió la adquisición de un remolque estercolador de segunda mano. Por último,
dada la evidente imposibilidad de la Asociación de consumidores y productores de productos
ecológicos “La Ortiga” para absorber el producto de 4 ha de huerta, se decidió desde un comienzo ir
abriendo nuevos puntos de venta, priorizando el mercado interior frente a la exportación. Para ello,
puesto que este mercado interno era prácticamente inexistente, trabajamos ampliando los puntos de
venta directa (en finca y en el mercado de abastos del pueblo), en la creación de nuevas asociaciones
de consumidores en las ciudades cercanas y en la búsqueda de tiendas especializadas (de dietética
principalmente) con interés en la venta de estos productos.

2ª Fase: Investigacion-acción participativa (Año 1º, 2º y 3º).

Constó de las dos etapas siguientes:

1. Evaluación del proceso de transición a través del seguimiento de indicadores seleccionados


previamente.

La duración de esta fase fue la misma que la del Proyecto (3 años).

Dada la reciente reconversión a campesinos con tierra de los socios de la cooperativa, carecían
inicialmente de experiencia productiva y comercializadora. Por ello, en la selección de los procesos
a profundizar durante el período de transición intervinieron aparte de los miembros de la
cooperativa, los agentes de extensión agraria comarcales y agricultores “expertos” reconocidos
por su buen hacer en agricultura convencional. Todos ellos fueron entrevistados para conocer la
problemática agraria de la zona: productiva, económica y social. En segundo lugar, se acudió la
revisión bibliográfica de otras experiencias de transición recogidas en la literatura, y cuyos
resultados se hallan expuestos con anterioridad. En base a toda la información obtenida, y
teniendo en cuenta las limitaciones presupuestarias, se seleccionaron aquellos aspectos que
podían ser relevantes para el fracaso o el éxito de esta experiencia, y se definieron los parámetros a
evaluar durante los tres años de investigación. Fueron las siguientes:

a) Componente ecológico

a.1. Respecto al suelo. El objetivo era evaluar indicadores sencillos que pudieran facilitar
información sobre el “estado” del suelo a lo largo de los tres años de proyecto. Se eligieron
los siguientes:

a.1.1. Parámetros químicos: pH, fósforo y potasio asimilable, materia orgánica, CIC,
Ca++, Mg++, K+ y Na+ intercambiables y salinidad.

a.1.2. Parámetros biológicos: Artrópodos: clase insecta (familias: Carabidae,


Staphylionidae, Formicidae, Tenebrionidae y Elateridae) y arañas.

Como resultados de este seguimiento hay que destacar una ligera bajada del pH en dos de los
tres tipos de suelo en que se podía dividir la parcela y un ligero aumento de la materia
orgánica y del P y K asimilable. Sin embargo, la salinidad subió de forma preocupante debido
a la escasez de lluvia durante esos años, el mal drenaje, la presencia de una capa freática muy
alta y el abuso del riego.

En cuanto a los parámetros biológicos es de resaltar el aumento en los campos de cultivo en


conversión de la población de Staphylinidae, Tenebrionidae, Formidae y Crustacea, y
fundamentalmente de Arhanida y Carabidae, que son importantes depredadores. Sin
embargo, no hubo un cambio significativo en la población de Elateridae. En los setos, los
niveles de Arhanida, Carabidae, Anthicidae, Tenebrionidae, Formidae y Crustacea fueron
mayores que en el interior de la parcela de cultivo en transición. Además, la población de
Arhanida y Crustacea, y en menor medida la de Carabidae se incrementó durante el
período de transición en los setos, no así la de Elatéridos que permaneció sin variación
significativa.

a.2. Respecto a la parte aérea.

a.2.1. Estudio de la evolución del complejo de malezas. El objetivo era ir generando


información que en caso necesario nos permitiese proponer modificaciones en el manejo
del agroecosistema. Se utilizaron como indicadores la infestación global de malas hierbas
en cada cultivo, el índice de abundancia, el grado de cobertura y el estado fenológico de
las especies más importantes de malezas en función de la fecha de siembra; y grado de
cobertura y estado fenológico de los cultivos (Saavedra,). Este seguimiento alertó sobre la
infestación progresiva de malezas de la parcela en transición.

b) Componente económico

b.1. Estudio de costes-beneficio de la producción agrícola ecológica durante el período de


transición. El objetivo fue identificar aquellas partidas que la encarecían y que podían
comprometer la viabilidad económica de la producción ecológica, con el fin de buscar
estrategias alternativas tanto de producción como de comercialización. Ver resultados de este
estudio en el Capítulo.... .

2. Búsqueda de soluciones a problemas concretos surgidos, que podrían limitar el proceso de


transición.

En esta segunda etapa de la fase 2 de la metodología expuesta anteriormente, se hizo el intento de


superar situaciones que eran vistas como problemáticas por los cooperativistas, cuya gravedad
quedaba confirmada por la evolución de los indicadores. Se consideraba que estas dificultades
podían comprometer la viabilidad del proyecto de transición. Estas fueron por un lado productivas
(excesiva invasión de malezas y alto coste para su control; dificultad de incluir determinados
cultivos de interés económico en la rotación debido a la inducción de clorosis férrica por el alto
contenido en carbonato y caliza activa -caso de la fresa- y por los daños de Agriotes -caso de la
patata-). Por otro lado existían dificultades derivadas del escaso desarrollo del mercado ecológico
interior y de la falta de formación inicial de los cooperativistas. En esta etapa se llevaron a cabo
estudios o ensayos específicos, y acciones directas encaminadas a la resolución de los problemas
concretos. Paralelamente se fueron tomando decisiones relativas al diseño de la rotación,
adquisición de maquinaria, etc.

2.a. A través de estudios o ensayos específicos.

2.a..1. Componente ecológico

2.a.1.1. Propuesta de manejo de la flora arvense en tres cultivos hortícolas: col y


calabacín en base al período crítico de competencia y el estado fenológico de las
malezas. (Ver Capítulo...)

2.a.1.2. Valoración de la eficacia de tres correctores de clorosis férrica en dos


variedades de fresas cultivadas acorde con los principios de la Agricultura Ecológica
(Guzmán et al., 1998)

2.a.1.3. Valoración de cuatro rotaciones, sin repetición, en la comarca de Antequera en


función de los daños realizados en patata (Solanum tuberosum L.) por el gusano de
alambre (Agriotes sp)

2.a.2. Componente económico


2.a.2.1. Estudio de mercado para productos ecológicos: estudio del segmento de
demanda de los centros permanentes de consumo en la provincia de Málaga. (Ver
Cap.....)

2.b. A través de la acción.

2.b.1. Componente económico

2.b.1.1. Generación de Asociaciones de consumidores y productores de productos


ecológicos. Se organizaron charlas y debates en los que participaron diversos
movimientos sociales urbanos que se consideraron a priori con mayor potencial para
poner en marcha dichas asociaciones. Las personas inicialmente interesadas se
articularon jurídicamente bajo la figura de Asociación sin ánimo de lucro (Ver
Cap.....)

2.b.2. Componente social

2.b.2.1 Creación de espacios de debate y de búsqueda de información que permitieran


ir profundizando en las causas de la crisis agrícola actual, tanto ecológica, como social
o económica, desde una perspectiva histórica, y que supusieran avanzar en la
propuesta de soluciones y actuaciones factibles que puedan ser motor de desarrollo
endógeno. Esto se hizo a través del mantenimiento de reuniones periódicas con otras
cooperativas de jornaleros dedicadas a la producción en Agricultura Ecológica o en
transición hacia ella.

2.b.2.2. Organización de monográficos específicos y cursos de formación sobre


técnicas de manejo de los recursos en Agricultura Ecológica en el que participaron
los cooperativistas.

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