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SALVACION
Sexta Parte: LA PERSONA DEL SALVADOR_3
1 P 3:17-18
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Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que
arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. 18Antes bien, creced
en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria
ahora y hasta el día de la eternidad. Amén
Nuestro estudio de hoy es tomado de la teología de Lewis Sperry Chafer, para continuar
el tema de la persona del salvador. Hemos venido estudiando la persona del salvador
subdividiendo este tema en cuatro aspectos - (1°) las siete posiciones de Cristo, (2°) Los
oficios de Cristo, (3°) Sus filiaciones, y (4°) la unión hipostática.
En los programas anteriores hemos estudiado: las siete posiciones de Cristo y los oficios
de Cristo, en el programa de hoy nos toca examinar Las filiaciones de Cristo y la Unión
hipostática:
LA FILIACION DE CRISTO
1. EL HIJO DE DIOS. Las diversas teorías que pretenden que Cristo era: (1) Hijo de
Dios en virtud de Su encarnación - un Ser que contenía en sí mismo tanto la divinidad
como la humanidad y que no hubiese merecido el título ni de sólo Dios ni de mero
hombre; (2) Hijo de Dios en virtud de Su resurrección; o (3) Hijo de Dios por mero
título o por posición oficial, se vienen abajo ante el cúmulo de testimonios Bíblicos que
aseguran que era Hijo de Dios desde toda la eternidad. No se trata de la existencia
eterna de la Segunda Persona, sino más bien de si el aspecto de su filiación era una
realidad desde toda eternidad.
No todo lo que entra en el concepto humano de la relación padre - hijo, tiene también
lugar entre la Primera y Segunda persona de la Deidad, puesto que en ningún sentido es
la Segunda Persona inferior a la primera, ya que ambas son Uno en cuanto a su
existencia eterna, lo mismo que en cuanto a la posesión de cada uno de los atributos y
facultades.
Es así como "el Unigénito Hijo" ha dado a conocer a Dios a los hombres como dice Jn
1:18 “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le
ha dado a conocer”.
El Hijo ha dicho: "He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste"
en:
Jn 17:6 “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran,
y me los diste, y han guardado tu palabra”
Y también dice 1 Jn 1:2 “(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y
testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos
manifestó)”
De igual forma afirma 1 Jn 4:9 “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”
Estos versículos muestran que Jesucristo es el Hijo unigénito de Dios. Aunque todos los
creyentes son hijos de Dios, solo Jesucristo vive en esa relación de unidad. El apóstol
Juan abre su primera carta a la iglesia de la misma forma que lo hace con su Evangelio,
recalcando que Cristo (el «Verbo de vida») es eterno, que Dios vino a la tierra como
hombre, que él, Juan, fue un testigo personal de la vida de Jesús, y que Jesucristo ofrece
luz y vida
El amor explica (1) por qué Dios crea: como Él ama, crea personas para amarlas; (2) por
qué Dios se interesa: como las ama, se interesa en las personas pecadoras; (3) por qué
tenemos libertad para escoger: Él espera una reacción de amor de nuestra parte;. (4) por
qué Cristo murió: su amor por nosotros hizo que buscara una solución al problema del
pecado; y (5) por qué recibimos vida eterna: su amor es una expresión eterna
Por medio de sus palabras (Jn 14:10, 24) y de sus obras (Jn 5:36; 10:25, 38; 14:11;
15:24) Jesús ha revelado a Dios tal como El es a quienes de otra manera hubieran
permanecido ciegos a su realidad y naturaleza
2. EL HIJO DEL HOMBRE. Este aspecto de la filiación de Cristo tiene las variantes,
bíblicamente garantizadas de el Hijo de Adán, o el Hijo de Marta. El título de El Hijo
del Hombre, usado unas ochenta veces en el Nuevo Testamento, fue la designación casi
constante que de Sí mismo hizo Cristo, y se refiere primordialmente a Su humanidad.
Hay varios ejemplos notables en que el apelativo Hijo del Hombre se usa en conexión
con realizaciones divinas y, viceversa, el apelativo el Hijo de Dios se usa unas pocas
veces en conexión con aspectos humanos. Al llegar a este punto, surge una pregunta
interesante: ¿por qué puso Cristo un énfasis tan chocante en aplicarse a Sí mismo un
nombre que tan a las claras mostraba su humanidad? ¿Fue quizás porque, desde el punto
de vista divino (y fuera totalmente de la valoración humana) era Su humanidad el
elemento nuevo y, por tanto, el más apto para impresionar?
La afirmación de que "El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros como dice (Jn
1:14), indica el principio en Cristo de una realidad que no tendrá fin, y lo que es verdad
acerca de Su encarnación es igualmente verdad de Su asociación con los Suyos, puesto
que, al estar ellos en El, nunca pueden ser separados de El. Así, pues, ambos hechos, el
de Su humanidad y el de Su identificación con los Suyos, no pueden menos de exigir su
supremo reconocimiento tanto en la tierra· como en el cielo.
"El señor se designa a Sí mismo de este modo como ochenta veces. Es el nombre racial
que El lleva en su carácter de Hombre representativo, según lo indicado por 1 Corintios
15:45-47 que dice: “45Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma
viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 46Mas lo espiritual no es primero, sino lo
animal; luego lo espiritual. 47El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo
hombre, que es el Señor, es del cielo”
Nuestro Señor usa continuamente este nombre de “Hijo del Hombre”, implicando que
su misión (ej. Mt. 11: 19; Lc. 19:10), su muerte y resurrección (ej. Mt. 12:40; 20:18;
26:2), y su segunda venida (ej. Mt. 24:37-44; Lc. 12:40) trascienden, así en su alcance
como en sus resultados, todas las limitaciones meramente judaicas.
Cuando Natanae1 le confiesa como “el Rey de Israel " la respuesta de nuestro Señor es:
' ... cosas mayores que éstas verás ... y a los ángeles de Dios que suben y descienden
sobre el Hijo del Hombre '. Al hablar de que sus mensajeros serían echados fuera por los
judíos, los pensamientos del Señor se trasladan al tiempo en que el Hijo del Hombre
vendrá a juzgar no solamente a Israel sino a toda la raza humana (comp. Mt. 10:5,6 con
v.23).
Es asimismo el nombre “Hijo del Hombre”, un nombre que indica que en El se cumple
la predicción del Antiguo Testamento acerca de las bendiciones a realizarse por medio
de Aquel que había de venir como consta en los siguientes textos:
Gn 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las
bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”
Gn 3:15 “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”
Este versículo nos enseña que Satanás es nuestro enemigo, él hará todo lo posible para
hacer que sigamos su camino de maldad y muerte. La frase «Tú le herirás en el
calcañar» se refiere a los intentos constantes de Satanás de derrotar a Cristo durante su
vida en la tierra. «Ésta te herirá en la cabeza», anuncia la derrota de Satanás cuando
Cristo se levantó de la muerte. Un golpe al talón no es mortal, pero uno asestado en la
cabeza sí. Ya Dios estaba revelando su plan para derrotar a Satanás y ofrecer salvación
al mundo por medio de su Hijo Jesucristo
Gn 12:3 “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra”
De la descendencia de Abram nació Jesucristo como Hijo del Hombre para salvar a la
humanidad. Por medio de Cristo, todas las personas pueden tener una relación personal
con Dios y ser bendecidas tremendamente
Sal 8:4 “Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre,
para que lo visites?”
Sal 80:17 “Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, Sobre el hijo de hombre que para ti
afirmaste”
Is 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”
Is 9:6,7 “6Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz. 7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de
David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde
ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”
Is 32:2 “Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra
el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco
en tierra calurosa”
Zac 13:7 “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío,
dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré
volver mi mano contra los pequeñitos”
El título “Hijo del Hombre”, que el Señor Jesucristo se lo aplica a sí mismo setenta y
nueve veces, es usado por Jehová noventa y una veces al dirigirse a Ezequiel.
(1) En el caso de Nuestro Señor el significado del título es claro: es su nombre racial
como el Hombre representativo. El mismo pensamiento, que implica un significado que
trasciende las fronteras del Judaísmo, aparece en el título “hijo del hombre” cuando se
le aplica a Ezequiel.
Israel había olvidado su misión como se afirma en (Ez 5:5-8 “5Así ha dicho Jehová el
Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de
ella. 6Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y
más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis
mandamientos, y no anduvieron en ellos. 7Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos
multiplicado más que las naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andado en
mis mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las
naciones que están alrededor de vosotros habéis andado. 8Así, pues, ha dicho Jehová el
Señor: He aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de
las naciones”).
Ahora, en la cautividad, Jehová no se olvidará de su pueblo, pero les recordará que ellos
no son sino una pequeña parte de la raza por la cual El también se preocupa. De ahí el
énfasis de la palabra “'hombre”. Los querubines tenían la 'semejanza de hombre dice
(Ez 1:5); y cuando el profeta contempló el trono de Dios, él vio “una semejanza que
parecía de hombre sentado sobre él” en (Ez 1:26).
(2) En cuanto a Ezequiel, el título indica no lo que el profeta es en sí mismo, sino lo que
él es para Dios: un hijo del hombre, (1°) escogido, (2°) capacitado por el Espíritu, y (3°)
enviado de Dios. Todo esto es también verdad en lo que se refiere a Cristo, quien fue,
además, el hombre representativo: la cabeza de la humanidad regenerada
En este pacto, Dios prometió que la dinastía real de David permanecería para siempre y
que el Hijo de David sería Hijo de Dios. Este pacto tiene su perfecto cumplimiento en
Cristo.
El término Hijo de David, llegó a ser, una de las referencias más usuales del Mesías, así
lo vemos en los siguientes textos:
Mat 12:23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?
De esta manera el término Hijo de David se aplica repetidas veces a Jesús desde el
mismo comienzo del NT (Mat_1:1; 9:27; 15:22; 20:30, 31; 21:9, 15)
Mat 1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham
Mat 9:27 Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y
diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
Mat 21:9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!
Esta designación de Jesús como Hijo de David es con motivo de las profecías del
Antiguo Testamento que anunciaban el dominio firme y glorioso de un descendiente de
David como se puede ver en los siguientes textos:
Isa 9:7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de
David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia
desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto
Jer 23:5 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David
renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia
en la tierra
Amo 9:11 En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré
sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;
Mateo y Lucas, los dos Evangelios que tratan acerca de los detalles del nacimiento de
Jesús, enfatizan su genealogía, como descendiente del rey David. Un problema que
surge es que en tanto que ambos Mateo y Lucas indican la genealogía de José, los
nombres son diferentes en las dos listas desde David hasta José. Esto ha llevado a
críticos a suponer que hay errores en las listas. Sin embargo, las dos listas pueden
conciliarse concluyendo que Mateo da la genealogía de José mientras que Lucas da la
de María.
Suponiendo entonces que Lucas da la genealogía de María, ella descendía del rey David
a través de su hijo Natán. José, por el otro lado, descendía de David a través de
Salomón.
Por cuanto María era la madre natural de Jesús, el hecho de que ella descendiese de
David hacía que Jesús perteneciera al linaje físico de David. Pero a la luz del nacimiento
virginal, ¿cuál es la significación de la genealogía de José? Por cuanto él no era el padre
físico de Cristo, ¿qué diferencia hay en que José fuese también descendiente de David?
En primer lugar, el hecho de que José fuese descendiente de David hizo necesario
que él y María fuesen de Nazaret a Belén cuando Cesar ordenó que se llevase a cabo
el censo;
En segundo lugar, José pudo por ello conferir a Jesús, por adopción, el derecho legal
al trono de David
En realidad, ¡si Israel hubiera sido en aquel tiempo una monarquía independiente, José
podría haber pretendido al trono como rey, por cuanto era del linaje regio de los reyes
que habían reinado en Jerusalén! Pero Israel no era independiente, sino que estaba bajo
el imperio de Roma.
Además, el Señor mismo había pronunciado una maldición sobre la dinastía davídica,
anunciando al último rey reinante del linaje real, Jeconías, que ninguno de sus
descendientes se sentaría en el trono en Jerusalén, esto lo encontramos en:
Jer 22:28 ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un
trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y
echados a tierra que no habían conocido?
Jer 22:29 ¡Tierra, tierra, tierra! Oye palabra de Jehová.
Jer 22:30 Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de
descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su
vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de
David, ni reinar sobre Judá.
“una vasija despreciada y quebrada” Conías fué en otro tiempo idolatrado por los
judíos; de ahí el que Jeremías exprese en la persona del pueblo su asombro tocante a
uno de quien tanto se había esperado, al verlo ahora completamente desechado.
¿Es un trasto que nadie estima? Es la expresión del Salmo 31:12 “He sido olvidado de
su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado”; Hos_8:8). La
repuesta a esta pregunta se da en Rom 9:20-23
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Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el
vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? 21¿O no tiene potestad
el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro
para deshonra? 22¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su
poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
23
y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de
misericordia que él preparó de antemano para gloria
dice “ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David”, esto explica
en qué sentido hay que tomar la frase “ninguno de su descendencia”. Pese a que la
sucesión en el trono fracasó en su línea, con todo la promesa hecha a David (Sal 89:30-
37) se cumplió en Zorobabel, y se consumó en Cristo, como lo afirma el
Sal 89:30-37 Si dejaren sus hijos mi ley,
Y no anduvieren en mis juicios,
Si profanaren mis estatutos,
Y no guardaren mis mandamientos,
Entonces castigaré con vara su rebelión,
Y con azotes sus iniquidades.
Mas no quitaré de él mi misericordia,
Ni falsearé mi verdad.
No olvidaré mi pacto,
Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
Una vez he jurado por mi santidad,
Y no mentiré a David.
Su descendencia será para siempre,
Y su trono como el sol delante de mí.
Como la luna será firme para siempre,
Y como un testigo fiel en el cielo
Así, por adopción José pudo conferir el derecho legal al trono a Jesús, sin transmitirle la
maldición de Jeconías, mientras que María le transmitía la descendencia física de David.
David, hijo de Abraham". Este evangelio del Rey trata primordialmente de Su relación
con Israel (Mt 10:5-7; 15:24,26); pero, consiguientemente al rechazo de Israel, se
vuelve hacia la obra redentora descrita en los últimos capítulos del Evangelio, y, en este
servicio redentor, Cristo el Hijo de Abraham - proporciona bendiciones a todas las
familias de la Tierra.
LA UNION HIPOSTATICA
Es un término técnico que designa la unión de las dos naturalezas, divina y humana, en
la persona de Jesús. Cristo es Dios en la carne (Juan 1:1,14; Col. 2:9; Juan 8:58; 10:30-
34; Heb 1:8). El es plenamente Dios y plenamente hombre (Col 2:9); así, tiene dos
naturalezas, la de Dios y la humana. Decididamente, NO es "mitad Dios, mitad
hombre". Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo
Puestos a conocer a Cristo, como prescribe el Apóstol Pedro (2 P 3:18 “Antes bien,
creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea
gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”), y a reforzar de esta manera nuestra
convicción sobre la Persona que lleva a cabo la salvación de los hombres, nuestra mente
debe estar siempre alerta para reconocer conjuntamente Su divinidad y Su humanidad.
Todo pensamiento acerca de esta Persona del Hijo debe ajustarse a la presencia en ella
de una extensión del Ser que abarca dentro de Sí una participación, sin mezcla ni
confusión, en dos esferas - divinidad y humanidad.
Hay que confesar que, en este punto, las opiniones de los teólogos difieren
notablemente, y probablemente haya situaciones que desafíen todo análisis final de
parte de unas mentes finitas; sin embargo, todo lector reflexivo de los Evangelios ganará
mucha luz con ello, y esta investigación puede llevar al estudioso hasta cotas muy altas
en las andanzas interminables que nos conduce al conocimiento profundo del Salvador.
Puesto que las dos naturalezas que constituyen juntamente la única Persona de Cristo
son distintas, el Espíritu de Dios, como describe (Jn 16:14 “13Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de
venir. 14El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”). Este texto
declara que el Espíritu Santo al hacer saber a los creyentes las cosas de Cristo tiene a
bien el presentar al Salvador de una manera más real a quienes preserven con el cuidado
más exquisito el reconocimiento de estas dos naturalezas, que se diferencian entre sí
tanto como se diferencia lo infinito de lo finito.
CONCLUSION