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¿Para qué saber el origen de la filosofía?

Si se conoce el origen de algo, es fácil identificar con seguridad que ese algo
existe, y que es inaceptable cualquier hipótesis, teoría, conclusión o argumento que trate
de considerarlo como imaginario, ficticio, o que se cree por fe.
Quien conoce el origen de la filosofía posee la razón por la cual todo humano
busca entender lo que le interesa, (más allá de conocerlo mediante una evaluación o
estudio superficial, observación o investigación científica); además de que tiene la
explicación verídica de por qué hasta él mismo comenzó a filosofar.
Opino que existen dos tipos de filosofía: la simple o natural, (que es practicada
por todo ser humano, gracias a la oportunidad de poder emitir juicio sobre todo lo
tangible o existente), y la compleja, (que es cultivada por los humanos intelectuales que
buscan constantemente el por qué de todo y la manera de entender ese todo que le es
mostrado en su vida).
No encuentro realmente que sea productivo o necesario saber el origen de la filosofía si
no eres un filósofo en cuerpo, espíritu y alma; porque conocer el origen de algo, es realmente
comenzar a comprenderlo…

¿Puede saciar la filosofía?


La filosofía simple o natural no brinda saciedad, porque no le permite a su practicante
sentir que su conclusión, determinación o descubrimiento, surgido de su reputar, (realizado
según sus capacidades y conocimiento), es información completamente irrefutable; por lo que su
conciente no logra identificar que su filosofar es innato y realizado por su propio sistema de
manera inconciente para poder comprender las operaciones o vivencias cotidianas que realiza
durante toda su vida; cosa que si evaluara, terminaría concientizándose de que filosofar es
indispensable para vivir. Si llegase a ignorar que el filosofar es indispensable para el hombre,
estaría constituyéndose un animal irracional que coexiste con el “mundo” gracias a su instinto,
costumbres o por lo que ve que hacen sus semejantes; y su ignorancia lo llevará a clasificar
cualquier producción intelectual que requiera profunda reflexión, como un trabajo innecesario
para poder subsistir (por cuanto “él se sostiene” sin hacerlo), o como una costumbre de “locos”
que tienen mucho tiempo para perder.
La filosofía compleja, tampoco puede ofrecer satisfacción al hombre, sino que despierta
una atracción poderosa en todo aquel pensante, hacia lo que es conocimiento puro; haciendo
que este no pueda jamás volver a su estado de inconciencia e ignorancia en el cual vivía antes
de reflexionar profundamente por primera vez. Pero la sabiduría, fruto de la verdad, satisface;
porque quien alcanza ser un filósofo por haberse constituido autodidacta, conoce claramente que
la vasta erudición y su continua búsqueda, es una experiencia más deleitosa y gratificante que el
mismo ayuntamiento carnal…

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