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LA VIDA, LA GRAN MISERIA Un camino lleno de tumbas, rboles secos, hojas marchitas, sueos quebrados, la fe aplastada por el llanto,

la vida maltratada hecha aicos por un mazo. Duele la vida, duele caminar, duele atreverse a soar, duele el hecho de respirar, inhalar clavos y astillas que pasan entre la garganta cortando y desangrando, provocando una hemorragia interna que se alarga y poco a poco acorta la existencia, esperando el oscuro final el desenlace fatal, el fin perfecto al melodrama ms longevo y contemplado por la humanidad. Si! Darle fin a los caminos de muertos en vida, darle fin a los rostros marcados por la vida misma, darle fin al sufrir de los animales al comer carroa, la sangre embarrada en el pavimento dando forma a un llamado de misericordia al ser supremo y ms malvolo jams encarnado! Gritar clemencia al que no escucha, pedir ser visto por el que no ve, ser un mendigo rogando por amor tener hambre de libertad y de piedad, caminar descalzo entre los cuerpos putrefactos por el odio, amanecer y desfallecer entre campos llenos de desdn, caminar sin ser visto, llorar hasta igualar el agua del mar. Vagar perdida entre las sombras de mis propios parpados que permanecen cerrados al no querer enfrentar la realidad de la vida, al no querer ver la gran miseria. Tiempo despus mis ojos inundados de dolor son lastimados por un pequeo rayo de sol que a la distancia se percibe perdido entre las negras nubes alejado en el horizonte, podra ser la claridad y el amanecer que jams pens que podra ver? Ser que los gritos al cielo fueron respondidos y al fin la oscuridad de esta peste se fue? Han pasado las horas y el rayo sigue ah aumentando su esplendor minuto a minuto, llegando el momento en que da y noche estn juntos reunidos: luna y sol en un mismo cielo, vida y muerte en un campo de batalla. Aparece un halo dorado en el cielo dndole fin a las penumbras

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