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Dislogos, N°1, 1999 Ensayos El objeto de la historia en el Pera Luis MiGueL GLAVE IEP-UNMSM. Las preguntas Pensar en el objeto de Ja historia nos lleva en tres direcciones, relacionadas y complementarias pero independientes. Una primera tiene que ver con los temas de los estudios: gqué aspectos de la vida en sociedad a través del tiempo interesan al historiador, se convierten en su objeto de estudio? Este es el ejercicio de la historiografia. Ta segunda cs un tema de filosofia de fa historia: apara qué hacemos historia en determinado momento? Incluye este horizonte la pregunta complementaria: ¢¢6mo. Ja hacemos? Ataiie pues al «lugar 0 «sition de la historia en una sociedad. Se puede observar desde Ja escritura de la historia hasta su recepeién o lectura. La tercera, de menor entidad o dimensién teérica -pero muy polémica cn determinadas circunstan- clas: tiene que ver con la utilidad de Ja historia. Historiografia Sobre historiografia no trataremos en esta oportunidad. E] mismo promotor de estas paginas, Humberto Rodriguez, solicit hace un tiempo una reflexién al respee- to, que hnego fue ampliada para otros eventos y finalmente se publicé en una tltima version’, No hice entonces un inventariv historiografico sino una reflexion, marcada por la propia experiencia personal, Los balances, que siempre son parciales, pueden tener la inclinacién al registro, mis o menos erudito, o hacia ka reflexion tematica, siempre marcada por la préetica personal de quien escribe. Asi ha sido la tendencia enel Pera, desde Riva Agiiero. En aquella reflexion a la que aliora se remite al lector, faltaron muchos autores, detectaron errores -que no solo ausencias- en determinados temas’, Pero convenia publicar el ((iltimo} trabajo para dar una imagen diferente a la que proyectaba un articulo de Heraclio Bonilla, referido a la histori omi presentado en un evento internacional organizado por los histori de Argentina’, Aparece ab el panorama de un colectivo de historiadores que no pudo dar una vision global de la historia econdémica y, luego de hacer ejercicios paces y Jimitados, abandond su practica encandilado por nuevas tendencias historiograficas cuyo desarrollo no es explicado. Bonilla antes habia hecho un balan- ce muy prolijo, que desperté una pequeiia polémica, sobre la que regresaremos'. Mientras en 1980, las decenas de trabajos, sobre todo de la historiografia peruanista en el exterior, basicamente norteamericana, habian wanslormado favorablemente Ja vision del Pera, en 1996 un incomplete registvo de historiadores peruanos aparecia como habiendo emprendido una tarea que no concluyeron. on Cuando se desarrollé esa polémica sobre la historiografia al final de la era de la renovacion de los 60 y 70, no tercié Pablo Macera, autor de las dos piezas bibliogra- ficas masa propésito para la reflexién sobre el objeto de la historia peruana’. Pero sus comentarios fueron y son wna referencia obligatoria de la historiografia. Con una mira mas circunscrita, Franklin Pease ha hecho un balance de los estudios ligados a Ja Pontificia Universidad Catdlica del Per’. Sobre bistoriografia entonces, remitimos a esa bibliogtalia. Nos toca pues abordar el objeto de la historia en el Pera desde las dos perspecti- vas restantes: la utilidad y el sentide. Utilidad Se tiene como una convencidn cominmente aceplada que la historia no tene una utilidad inmediata, «no es ith» a corto plazo. Su tarea es de largo aliento. No encontramos historiadores en las consultorias de los organismos internacionales des- tinados a la promocidn del desarrollo, salvo cuando ellos dejan dle lado Te que se supone su terreno natural, el pasado. Al mismo tiempo, constataemes las demandas inmedialas que constantemente se Ie presentan. Pucden apareces, de pronto, situaciones en las que los periodistas u otros especialistas en los problemas sociales, preguntan, y répido, a quienes se supone pueden ilustrar situaciones que anteriormente se han presentado. Un fenémeno ma- tural como «el nifie» por ejemplo. Los historiadoves han registrado eventos ealidos en el tiempo, sus caracteristicas, sus efectos. Lorenzo Huertas es un experto en la materia’, Historiadores conocedores de la historia regional nortefia como Susana ‘Aldana, Alejandi Diez 0 A.M. Hocqenghem poclrian dar otras tantas valiosisimas informaciones que las autoridades debieran tomar en cuenta para conocer y enlren- {ar estas eventualidades, Un gran encuentro internacional se realizé cn Lima, reuniendo a historiadores, arquedlogos y cientiicos fisicas, para discutir sobre este tema*, Ls historiadores haven un trabajo paciente, apoyado por algunos organis- mos internacionales y muy poco por el estado, pero sus aportes no son ni muy toma- dos en cuenta ni apreciados como se debiera. Hasta que el fenémeno se presenta. En otros Ambitos, come el desarrollo rural por ejemplo. Las necesidades de apli- car tecnologias apropiadas a un medio fisico complejo y uno social marcado por la pobreza y las formas sociales y culturales, digmosles, andinas, llevan a la consulta con los historiadores. Los andenes y su uso han sido estudiados por arquedlogos € historiadores, algunas veces en equipos. Hoy mismo los economistas hacen algunos studios respecto al posible rescate de los andenes. Debieran consultar con sus veci- nos respecto a mucha informacién que queda como registro erudito, Algunas veces ocurre. Los anteriores son situaciones de catastrofe Jos terremotos por ejemplo), que han merecido una historiografia «catastrofistay en muchos paises del mundo. Los‘otvos son también referidos al medio ambiente, al paisaje rural. Pero no es sélo en este terreno que las utilidades inmediatas del conocimiento histérico puede demandarse y apreciarse, En otras circunstancias, los especialistas de Ta cultura, la sociedad y Ta economia tocan las pucrtas de sus colegas historiadores, Piden los «antecedentes» de Jos fenémenos que estudian: la poblacién, la educacion, los movimientos de los pre- ios, las exportaciones, el producto bruto interno, las finanzas det estado, etcétera, 96 No sabemos cul sea la clase de perfomance de los historiadores, pero pareciera «que, siempre preocupado por la observaci6n de su utilidad, responde favorablemen- te -y bien- a los pedis, Pero siempre fe quedara una inconformidad.

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