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U N I V E R S I D A D D E

SAN MARTIN DE PORRES

FILIAL NORTE – CHICLAYO

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

TEMA :

“Aspectos sub jet iv os de la


enf er medad ( dolo r – g r avedad y
tr ascenden cia)”

SECCION :
07 -A
CODIGOS :
2006500470
2006502883
2006500607
2007502481

.
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U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

INTEGRANTES :

CHAVESTA PUICON, Cindy


ORTIZ GUEVARA, Rocío
JARAMILLO NOLIVOS, Grecia
CHAPOÑAN SANDOVAL, Humberto

“No hay persona a la que el amor


no pueda curar, no hay alma a la que
El amor no pueda salvar”.

Anónimo
INTRODUCCIÓN

El ser humano es un gran misterio, aún no plenamente


develado y el amor, el trabajo y la cultura forman la trama
fundamental de su quehacer existencial. El dolor y el sufrimiento
cabalgan de manera inseparable en la existencia humana y
cualquiera que sea su carácter, ya sea físico o psíquico, es siempre
algo que nos embarga, que se apodera de nosotros nos invade y
domina, es un desplacer corporal localizado y definido.

El dolor está vinculado a la enfermedad. Puede tener diferentes


formas, ya que la percepción que tiene el paciente y la que tiene el
profesional son diferentes.

Para el paciente el dolor es un síntoma más, y para el


profesional lo es todo.

La percepción y la expresión del dolor están siempre


codeterminados por el grado de atención, el estado emocional, la
cognición, la personalidad y las condiciones de vida del paciente, sin
desvincular los eventos cerebrales dados por las complejas
interacciones entre los impulsos nocioceptivos en las vías
ascendentes y la activación de sistemas de inhibición descendentes.
Existen marcadas diferencias en cuanto a la actitud del individuo
frente a la experiencia dolorosa. En algunas sociedades el dolor y el
sufrimiento se soportan sin manifestaciones externas aparentes,
mientras que en otras se acostumbra a expresar públicamente las
emociones bien sean positivas o negativas.

El dolor es sinónimo de sufrimiento, actúa como serial para


buscar tratamiento y proporciona feed-back sobre el funcionamiento,
dificulta la relación profesional-paciente y es una experiencia
subjetiva (multidimensional e influido por factores biológicos).
I. Enfermedad

La enfermedad es un proceso y el status consecuente de


afección de un ser vivo, caracterizado por una alteración de su estado
ontológico de salud. El estado y/o proceso de enfermedad puede ser
provocado por diversos factores, tanto intrínsecos como extrínsecos
al organismo enfermo: estos factores se denominan noxas (del griego
nósos: «enfermedad», «afección de la salud»).

La salud y la enfermedad son parte integral de la vida, del


proceso biológico y de las interacciones medioambientales y sociales.
Generalmente, se entiende a la enfermedad como una entidad
opuesta a la salud, cuyo efecto negativo es consecuencia de una
alteración o desarmonización de un sistema a cualquier nivel
(molecular, corporal, mental, emocional, espiritual, etc.) del estado
fisiológico y/o morfológico considerados como normales, equilibrados
o armónicos

Por definición, existe una sola enfermedad, pero la


caracterización e identificación de variados procesos y estados
diferentes de la salud, ha llevado a la discriminación de un universo
de entidades distintas (entidades nosológicas), muchas de ellas son
entendidas estrictamente como enfermedades, pero otras no (cf.
síndrome, entidad clínica y trastorno). De esta forma, las
enfermedades y procesos sucedáneos y análogos, son entendidas
como categorías determinadas por la mente humana.

Cada persona vive su enfermedad de una manera diferente,


particular. Unas sienten más dolor que otras, por ejemplo en el parto
o en su primera relación sexual. Hay quienes no soportan una
inyección. Otros pueden caminar hasta el hospital con un cuchillo
atravesado en el cuerpo. La experiencia de estar enfermo y de
padecer un mal tiene un alto componente subjetivo en cuanto a sus
manifestaciones

1.1 Síntoma:

En Medicina, síntoma es la referencia subjetiva que da un


enfermo por la percepción o cambio que puede reconocer como
anómalo o causado por un estado patológico o enfermedad.
El término síntoma se contrapone a signo clínico, que es un dato
objetivable. El síntoma es un aviso útil de que la salud puede estar
amenazada sea por algo psíquico, físico, social o combinación de las
mismas.

Ejemplos de síntomas son: la distermia o sensación de tener un


trastorno de la temperatura corporal (sensación de fiebre, escalofrío),
el mareo, la náusea, el dolor, la somnolencia, etc.

Un síntoma es un indicio de enfermedad, dolencia, lesión o de que


algo no está bien en el cuerpo. Un paciente puede sentir o notar los
síntomas, pero difícilmente otra persona puede observarlos.

Por ejemplo, escalofríos, debilidad, dolor muscular, tos y dificultad


para respirar son síntomas que pudieran ser indicios de pulmonía.

Asimismo, un signo o una señal también es un indicio de


enfermedad, lesión o de que algo no está bien en el cuerpo. Sin
embargo, las señales se definen como observaciones hechas por un
médico, enfermera u otro profesional del cuidado de la salud.

La presencia de un síntoma o signo quizá no pueda proveer suficiente


información para indicar una causa. Por ejemplo, el sarpullido en un
niño pudiera ser un síntoma de un número de enfermedades,
incluyendo la exposición a plantas venenosas, una infección
generalizada como la rubéola, una infección limitada a la piel o una
alergia causada por la comida. Sin embargo, si el sarpullido está
asociado a una fiebre alta, escalofríos, dolor muscular y de garganta,
entonces todos los síntomas juntos proveen un mejor cuadro de la
enfermedad.

En muchos casos, los signos y síntomas de un paciente no proveen


suficientes indicaciones para determinar la causa de una enfermedad;
por lo tanto, puede que sea necesario realizar exámenes médicos,
análisis de sangre o una biopsia.

II. DOLOR

1.1 EL CONCEPTO DE DOLOR EN PSICOLOGÍA.

Definición de dolor de la IASP (Asociación internacional para el


estudio del dolor)
" EL DOLOR ES UNA EXPERIENCIA SENSORIAL Y EMOCIONAL
DESAGRADABLE, ASOCIADA CON UNA LESIÓN PRESENTE 0
POTENCIAL 0 DESCRITA EN TÉRMINOS DE LA MISMA".

Implicaciones de la definición del dolor de la IASP


• Considera el dolor como algo subjetivo.

• Invalida el concepto de dolor como modalidad sensorial,


presentándolo como una experiencia compleja.
• Otorga importancia al informe verbal del sujeto en la definición
del cuadro.
• Considera que la experiencia de dolor implica asociaciones
entre los elementos de la experiencia sensorial y un estado
afectivo aversivo.
• Considera parte intrínseca de la experiencia de dolor la
atribución del significado a los hechos sensoriales
desagradables.

1.2 CLASIFICACION:

El dolor puede clasificarse según el tiempo de evolución, según la


fisiología del dolor o según la localización del dolor; pero cabe centrar
la atención en la primera de las clasificaciones, según el tiempo de
evolución debido a su importancia.

Hay cierto tipo de discrepancias en cuanto al límite temporal que


marca el paso del dolor agudo al crónico; de este modo, hay dos
variantes principales. Según el subcomité de taxonomías de las
ALGIAS de la IASP este límite se cifra en un máximo de tres meses
para el dolor agudo, siendo denominado crónico a partir de dicho
periodo. Sin embargo, otros autores consideran que este límite está
en los 6 meses.

• Dolor agudo: Es el dolor que dura poco tiempo, generalmente


menos de dos semanas, como un dolor de muelas, o de un
golpe.
• Dolor crónico: Es el dolor que dura más de tres meses, como el
dolor oncológico.

A. Dolor agudo:
• Corta duración.

• Físico.

• Cambios en la actividad autonómica más o menos


proporcionales a la intensidad del estímulo nociceptico.
• Curso temporal previsible.

• Patrón general de respuesta es similar al de una reacción de


emergencia.
• Dolor biológicamente "útil" pues "avisa" la existencia de una
lesión o enfermedad.
• Suele desaparecer cuando se cura la lesión a la que va
asociado.
• La respuesta al tratamiento es buena.

• El estado emocional asociado suele ser la ansiedad.

B. Dolor crónico:
• Dolor continuo o recurrente.
• Asociado o no a un proceso de enfermedad.

• Se mantiene al menos durante seis meses o una vez curada la


enfermedad o lesión.
• Se repite durante intervalos de meses o años.

• Las medidas terapéuticas habituales no son eficaces.

• Si el dolor es persistente suele darse una habituación de la


respuesta autonómica.
• Aparece un patrón de signos vegetativos (alteraciones de
sueño, cambios de apetito, fatiga ...)
• No cumple ninguna función útil para el organismo.

• El estado emocional asociado suele ser la depresión.


• El dolor crónico, continuo o recurrente, supone una experiencia
aversiva constante que varía en intensidad e importancia a
través del tiempo, pero que siempre está presente.

1.3 TIPOS DE DOLOR:

1. Dolor Amenazador: vivido por el paciente como premonitorio


(aviso de muerte o enfermedad grave). Como en personas con
migrañas, si estos dolores aumentan pueden pensar que tengan una
enfermedad más grave como cáncer. La algofobia es la fobia al dolor
y sufrimiento corporal, y se extiende entre sanos y enfermos porque
no nos familiarizamos con el dolor por el avance tecnológico y
médico, y debemos aceptarlo y convivir con él en enfermedades
crónicas. La tanatofobia o miedo a la muerte, aparece cuando el dolor
se vive como mensajero de la muerte y si aumenta el dolor aumenta
también el temor.

2. Dolor Placentero: es vehículo de cierto placer por el paciente. Es


Paradójico. Sus consecuencias son la obtención de ganancias
secundarias como abandonar las obligaciones y responsabilidades y
la búsqueda de afectividad. Por el dolor obtenemos un beneficio, no ir
al trabajo por el dolor. Se da sublimación del dolor como en el parto y
se sublima el dolor una vez pasado el proceso.

3. Dolor de Espiritualización: busca la trascendencia en el sentido


existencial, metafísico y religioso. Es una sublimación positiva y
requiere como paso previo la integración de este. Se vive con sentido
trascendental. El dolor ayuda al paciente a tolerarlo porque tiene un
sentido, es una prueba.

4. Dolor Lacerante: Se dan reacciones de descargas motrices y


sobresalto. Es innato y primitivo e independiente de la personalidad y
la situación. Es el dolor puramente físico como el dolor de muelas.
También es independiente de factores psicosociales.

5. Dolor Frustrante y alienanto: el sujeto lo vive como un


obstáculo a su proyecto vital, éste puede reaccionar con conductas
agresivas, regresivas, negación, etc... No puede autorrealizarse
porque lo limita, hay falta de libertad.

6. Dolor Psicógeno: Está dentro de la mente pero no hay una causa


orgánica que lo justifique, aún así el paciente lo vive. Se dan círculos
viciosos que aumentan el dolor y disminuyen su tolerancia, se dan en
los crónicos donde la aumenta la tensión muscular. Se desusa la zona
dolorida y se da una respuesta como ansiedad, preocupación,
focalizando la atención en el problema del dolor y si esto sucede
aumenta su dolor.

3. COMUNICACIÓN NO VERBAL

Es menos propensa a la distorsión ya que es, comparada con la


comunicación verbal, más automática, lo que reduce su
independencia de los procesos conscientes y de la mediación
cognitiva. Este tipo de expresión incluye reacciones faciales,
vocalizaciones paralingüísticas, movimientos del cuerpo o de los
miembros, la actividad fisiológica visible y otros aspectos no verbales
del discurso (o conversación), como el volumen o el timbre utilizado.
Estas manifestaciones juegan un papel muy importante en la
comunicación del dolor, pero es imprescindible y vital cuando el
autoinforme no está disponible (como en el caso de bebés o personas
con discapacidades cognitivas severas).

La expresión facial es reconocida como particularmente


importante, ya que juega un papel crucial en los intercambios
sociales normales y puede contener una gran información destacable.
Las caras son extremadamente plásticas, tendiendo a cambiar
rápidamente, y pueden representar un campo de estados dramáticos.
El Sistema para la Codificación de la Acción Facial proporciona un
sistema basado anatómicamente, diseñado para una descripción de
los movimientos faciales que originan las expresiones faciales:
entrecerrar los ojos, subir las mejillas, parpadeo, elevación del labio
superior, descenso de la mandíbula y la separación de los labios son
las acciones más comúnmente relacionadas con el dolor.

Algunas pruebas muestran que hay diferencias reales en las


específicas acciones faciales y su cronometraje entre espontáneas y
falsas exhibiciones del dolor, y hallazgos han indicado que la gente no
puede suprimir totalmente las reacciones del dolor físico. Los
observadores pueden distinguir entre expresiones de dolor genuinas,
suprimidas y exageradas.
La conducta no verbal representa la única forma de expresión del
dolor para el conocimiento del dolor en poblaciones que no tienen el
lenguaje como un tipo de comunicación viable (ej.: bebés, niños y
adultos con problemas cognitivos y severas discapacidades
psicológicas, ancianos padecientes de demencia senil).

La comunicación no verbal del dolor ha sido explorada


sustancialmente en bebés, que expresan la aflicción a través del
llanto principalmente, así como de la expresión facial y movimientos
de cuerpo y miembros. El Neonatal Facial Studying Coding System ha
sido desarrollado como medida del dolor de los bebés. El patrón de la
expresión del dolor en bebés es: ojos entrecerrados, boca abierta,
ceño fruncido (exageradamente). Vocalizaciones: el paciente puede
gritar, quejarse, o expresar vocalmente su aflicción cuando sienten
dolor. Varios estudios han examinado la validez de una serie de
comportamientos asociados con el dolor (ej: posición de defensa,
frotar el área afectada...).

4. EL DOLOR DESDE LA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA

Fenomenológicamente el dolor se acompaña de múltiples


vivencias elementales que le matizan y le dan complejidad. Cuando
enfrentamos una enfermedad, los médicos la entendemos como un
proceso biológico que supone una alteración estructural o funcional,
un proceso psicológico que conlleva sufrimiento y dolor, y un proceso
social porque supone una invalidez. El dolor no es considerado como
una simple respuesta ante determinados estímulos, sino una
experiencia emocional, sensorial y personal, lo que conduce a
considerar la dimensión de lo psicológico. Rísquez (2004) menciona
que desde el punto de vista psicológico y práctico, el dolor viene de
adentro por falta de amor y de afuera por falta de adaptación. La
tendencia general de la población ante el dolor, es negarlo,
minimizarlo, no expresarlo, hasta enmascararlo tanto para sus
semejantes como para sí mismo. Este dolor puede ser provocado por
un sin fin de razones. Sordo (2003) y Bejarano (2005) mencionan a
las pérdidas traducidas en duelo, enfermedades, crisis individual y de
pareja entre otros. Asimismo, expresan que existe una errónea
valorización de los procesos de sufrimiento y dolor que se perciben
como algo negativo, con la creencia de que si lo expresamos
aumentará nuestra pena y con ella la depresión.

No todas las personas tienen la misma tolerancia al fenómeno del


dolor, muchos individuos hacen resistencia para reconocer su propia
debilidad; esto hace que el médico reflexione y comprenda el
significado del dolor de manera individual y actúe con extrema
sutileza, pues las expresiones del dolor sólo pueden ser interpretadas
en el contexto biográfico del paciente (Marín, 1997). Por otro lado,
Barcia (1998) cita algunas diferencias de género con respecto a la
percepción del dolor, asegurando que “la mujer afronta el dolor con
más madurez” pero en vista de la complejidad del dolor mismo, sería
muy difícil hacer comparaciones significativas de validez universal
entre culturas, grupos de edad o género.

El dolor y el sufrimiento son subjetivos, personales, se relacionan con


el pasado de la persona, con su cultura, con sus vínculos afectivos,
sus roles, sus necesidades, su cuerpo, sus emociones, su vida secreta
y su futuro; circunstancias que influyen por ser áreas susceptibles se
ser lesionadas y que se expresan a través de sus afectos: tristeza,
rabia, soledad, depresión, aflicción, infelicidad, aislamiento (Fonegra
de Jaramillo, 2004). Ésta autora afirma que la única forma de
conocer qué causa el dolor y el sufrimiento, es preguntándoselo a
quien lo sufre, y sólo entonces se puede ofrecer una atención
completa, integral y personalizada.

Cuando el dolor tiene matices de sufrimiento mental pareciera que es


peor, porque invalida más aún que el físico, hasta inhibir al ser
humano y limitarle su participación en la cotidianidad diaria. Malpica
(2003) cita a Frakl, quien afirmaba que “es el análisis de la existencia
el que nos descubre el sentido real del sufrimiento, el que nos revela
que el dolor y la pena forman parte con pleno sentido de la vida, del
mismo modo que la indigencia, el destino y la muerte.”

Las consecuencias del dolor forman parte de un conjunto de


elementos tales como el sensorial, motor, vegetativo, emocional y
motivacional, aspectos que el clínico debe conocer para manejarlo de
manera integral.

La forma como piensan los sujetos, afecta sus sentimientos y, al


cambiar su forma de pensar acerca de dolor, es posible que cambien
su sensibilidad, sus emociones y sus reacciones ante el dolor y el
sufrimiento. En la conducta del dolor según Morris (1997), Burk y
Díaz (1998) se ha observado que la expresión de las dolencias puede
estar influenciada por el aprendizaje social; por tanto, la conducta
ante el dolor, así como la intensidad de su percepción está sujeta al
aprendizaje vicario. De manera que la vivencia de patrones donde se
maneje el dolor controladamente, tendría efectos positivos en la
presentación y percepción de este fenómeno.

5. EL DOLOR DEL MÉDICO

El dolor de enfrentar el dolor y no poderlo expresar, de inhibir


respuestas, de reprimir reacciones, de justificar acciones que incluso
causa más dolor, es parte del dolor del médico, los médicos también
se enferman, sienten dolor, comparten el dolor y se preocupan más
por el dolor del otro que por el de sí mismos y el de los suyos. Este
sentimiento se produce cuando la atención al paciente se ofrece de
manera personal, íntima, informada e individualizada, cuando hay
comprensión y compenetración con el que sufre. Sin embargo, por lo
general desde el pregrado en las escuelas de medicina pareciera que
se privilegia la tecnología antes que involucrarse con el enfermo, por
consiguiente, se aprende a ignorar o minimizar las señales de
sufrimiento del paciente. Para Rebolledo (2003), el dolor humano
tiene la función trascendente de hacernos conscientes de nosotros
mismos y de la existencia y sufrimiento del otro. No es solamente
una respuesta básica de defensa, porque enfrentar el dolor y el
sufrimiento de un paciente, con todas sus implicaciones nos expone a
tener que admitir nuestros propios temores, vulnerabilidad y
limitaciones, a veces no reconocidas por nosotros mismos. Rebolledo
afirma que cuando los médicos asumimos el fracaso ante el dolor, se
nos coloca frente a esa justicia irracional del amor propio, y así se
sucede el juicio de la inconsistencia sintiéndonos culpables del delito
de no poder ser más de lo que somos, y sin reflexión, el fracaso nos
hace sentir culpables.

Particularmente, como seres humanos vulnerables, hemos sentido el


impacto del dolor tanto el de índole biológica (orgánica) como el
psicosocial. Ambos son muy complejos, sólo que, para el primero hay
analgesia, pero, para el segundo, ése que no se puede explicar, ni
expresar, ése que nos enmudece, que nos aísla, donde no hay
enseñanza, que nos ha permitido crecer, mirar hacia el interior y ser
más reflexivos, y a veces a ver el dolor con amor. Con seguridad
hemos vivido y compartido el dolor de nuestros semejantes, con
nuestros seres queridos, entre ellos los pacientes, constituyendo una
experiencia muy compleja, pero que agradecemos ya que nos
permite compartir con el paciente y su familia, lo que nos hace ser
más humanos.

Se ha descrito el síndrome de aniquilamiento, citado por Rebolledo


(2003), relacionado con la dificultad en el manejo de la vida, que
suele presentarse frente a la ignorancia en el manejo del proceso
terminal por el equipo de salud. El aniquilamiento se manifiesta como
el dolor, el dolor del médico que sobrepasó sus expectativas o que se
encontró con una profesión que no le dio la respuesta esperada. Un
aspecto de este síndrome es precisamente el dolor que trasciende a
nuestros tratamientos, pues una de las razones más importantes por
la que el médico y enfermo fracasan en el manejo del dolor, es la
dificultad para apreciar que el dolor no es simplemente una sensación
física, sino una combinación tanto de la percepción de la sensación
como de la respuesta emocional del paciente ante ella, así, la
depresión poco a poco va acabando con la autoestima generando un
quiste de resentimiento hacia todo lo que les rodea.

El inadecuado control del dolor se debe a la renuncia del médico o al


desconocimiento de quienes lo manejan, en la aplicación de las
pautas para su alivio, pudiéndose afirmar que el temor a la adicción
de potentes analgésicos más que un conflicto del paciente es un
problema del médico. Entonces la falta de una preparación adecuada
y del apoyo de otros integrantes del equipo de salud, entre éstos los
especialistas en el manejo del dolor, produce un sentimiento
progresivo de frustración provocando estados alterados de las
relaciones psicoafectivas del médico.

Enfrentar el dolor y la muerte de sus pacientes y el duelo de las


familias, los errores en el tratamiento o los efectos del trabajo en la
vida cotidiana, llevan a un sinnúmero de trastornos que socavan su
propia salud. No obstante, existe prevención para este síndrome. Leal
y Mendoza (1997) plantean que debe existir un equilibrio en el
desempeño febril y apasionado de la profesión, desquiciado a veces
del punto medio que debiera tener. Considerando la comprensión y el
respeto hacia el dolor del paciente, así como su manejo adecuado
tanto del punto de vista físico como psíquico, sólo el sentido de una
real responsabilidad, reflexiva y consciente podrá centrar en la
balanza al profesional para que no desborde de su cauce y no
comprometa una o varias de las dimensiones de su persona.

6. EJEMPLOS

Algunos ejemplos para comprender mejor sobre signos y síntomas :


ejemplo síntomas de cáncer y de dolor de cabeza

El cáncer y sus síntomas:

El cáncer es un grupo de enfermedades que puede causar casi


cualquier señal o síntoma. A medida que el cáncer progresa, pasa por
muchas etapas, lo que hace que produzca síntomas. Estos síntomas
dependen del tamaño del cáncer, su localización y de los órganos o
estructuras a su alrededor.

Si un cáncer hace metástasis (se propaga), entonces los síntomas


serán muy diferentes, dependiendo una vez más del tamaño, la
localización y las estructuras cercanas. A medida que el cáncer se
desarrolla, éste comienza a ejercer presión en los órganos cercanos,
vasos sanguíneos y los nervios. Esta presión ocasiona algunas de las
señales y síntomas del cáncer.

Si el cáncer se encuentra en un área crítica, como en ciertas partes


del cerebro, aun el tumor más pequeño puede producir síntomas en
los comienzos de la enfermedad.

En ocasiones, los cánceres se forman en lugares donde los síntomas


no se manifiestan hasta que la enfermedad se encuentra bastante
desarrollada. Por ejemplo, algunos cánceres del páncreas no
producen síntomas hasta que comienzan a crecer alrededor de los
nervios cercanos, causando dolor de espalda. Lamentablemente, para
el momento en que un cáncer del páncreas causa dolor de espalda,
por lo general, ha alcanzado una etapa avanzada.

Un cáncer puede causar síntomas generalizados, tales como fiebre,


cansancio, pérdida de peso, etc. Las células cancerosas pueden
segregar sustancias que alteran el metabolismo, o el cáncer puede
ocasionar que el sistema inmunológico reaccione de manera que
cause estos síntomas. Algunas veces, las células cancerosas segregan
sustancias al torrente sanguíneo que causan síntomas que
generalmente no se asocian con el cáncer. Por ejemplo, algunos
cánceres del páncreas pueden emitir sustancias que afectan la
coagulación sanguínea y causan coágulos de sangre en las venas de
las piernas; algunos cánceres de pulmón producen unas sustancias
parecidas a las hormonas que afectan los niveles de calcio en la
sangre, lo que resulta perjudicial para los nervios y los músculos,
causando que el paciente sienta debilidad y mareos.

No obstante, recuerde que las pruebas de detección temprana son


tan importantes como informarle a su médico sobre cualquier
síntoma que se presente. Algunas veces la persona ignora los
síntomas, ya sea porque está atemorizada por las situaciones que
puedan surgir, rehusa buscar ayuda médica o porque no le da
importancia al síntoma. Es muy fácil para las personas pensar que un
dolor de espalda o el cansancio es "algo común", o que una masa en
el seno es probablemente un quiste que desaparecerá por sí solo.

Cuando aparece un síntoma, no se debe pasar por alto. Esto es


especialmente cierto, si los síntomas han estado presentes durante
un período de tiempo, como por ejemplo semanas.

7. SINTOMAS GENERALES DE CANCER

Es importante conocer cuáles son algunas de las señales y síntomas


generales (no específicos) del cáncer.

Estos incluyen:

Pérdida de peso inexplicable

Fiebre

Cansancio

Dolor

Cambios en la piel

8. DOLOR DE CABEZA
Algunas veces el dolor de cabeza puede ser un síntoma de un
problema de base muy serio como una embolia o tumor cerebrales
que requieren de atención médica inmediata.

Un dolor de cabeza serio es aquel que aparece de repente y de


intensidad fuerte, asociado a convulsiones, pérdida de conocimiento o
confusión mental, descrito como un golpe en la cabeza o dolor en el
ojo, en una persona que previamente no lo tenía

Cuándo se debe consultar al Médico

No todos los dolores de cabeza requieren de atención médica.


Algunos son el resultado de saltarse una comida o por tensión
muscular ocasional y se pueden remediar fácilmente. Pero algunos
tipos de cefaleas son signos de alteraciones más serias y requieren
un pronto cuidado médico.

Estas son un dolor de cabeza: •

• Súbito y severo

• asociado a convulsiones

• acompañado por confusión o pérdida del conocimiento

• Seguido de un golpe en la cabeza

• asociado a dolor en el ojo ú oído

• Persistente en una persona que antes no lo tenía

9. TIPOS COMUNES DE DOLOR DE CABEZA:

Cefalea Vascular

La migraña es el tipo de cefalea vascular más frecuente;


produce un dolor pulsátil en uno o ambos lados de la cabeza,
acompañada de otros síntomas como náusea, vómito, sensibilidad al
ruido y a la luz, fiebre, escalofrío, sudoración. Algunas personas
tienen señales de advertencia previas a la aparición de la migraña,
como disturbios visuales. El ataque de migraña puede durar desde
unas horas hasta días y e incluso recurrir varias veces en la semana o
una vez cada varios años.

La cefalea tóxica es la segunda causa de cefalea de tipo


vascular, producida por fiebre. La neumonía, el sarampión, las
paperas y la amigdalitis son algunas de las enfermedades que pueden
causar cefalea vascular tóxica severa. Las cefaleas tóxicas también
pueden resultar por la presencia de químicos extraños en el cuerpo.

Cefalea en "racimo", llamada así por su forma de ocurrencia


repetida en grupos ó racimos, la cual principalmente afecta a
hombres, son una serie de punzadas súbitas, de un solo lado,
extremadamente dolorosas de 15 hasta 45 minutos de duración.
Pueden presentarse otros síntomas del lado afectado como
congestión nasal, irritación del párpado y lagrimeo. Este tipo de
cefaleas es causado por aumento en la presión arterial.

A. TRATAMIENTO DEL DOLOR DE CABEZA

Para la mayoría de las personas con dolor de cabeza, los analgésicos


comunes pueden brindarles alivio. Un tratamiento consistente en
terapia con medicamentos, técnicas de retroalimentación, reducción
del estrés y la eliminación de ciertos alimentos de la dieta son los
métodos mas comunes para prevenir y controlar las migrañas y otro
tipo de cefaleas vasculares.

Signo:

En Medicina, se entiende por signo clínico a cualquier manifestación


objetivable consecuente a una enfermedad o alteración de la salud, y
que se hace evidente en la biología del enfermo. La Semiología clínica
es la disciplina de la que se vale el médico para indagar, mediante el
examen psicofísico del paciente, sobre los diferentes signos que
puede presentar.

Un signo clínico es un elemento clave que el médico puede percibir en


un examen físico, en contraposición a los síntomas que son los
elementos subjetivos, percibidos sólo por el paciente.

Por ejemplo: la fiebre, el edema, el enrojecimiento de una zona del


cuerpo, son signos clínicos. En cambio, el dolor, la astenia, los
mareos, son síntomas.

La presencia de un síntoma o signo quizá no pueda proveer suficiente


información para indicar una causa. Por ejemplo, el sarpullido en un
niño pudiera ser un síntoma de un número de enfermedades,
incluyendo la exposición a plantas venenosas, una infección
generalizada como la rubéola, una infección limitada a la piel o una
alergia causada por la comida. Sin embargo, si el sarpullido está
asociado a una fiebre alta, escalofríos, dolor muscular y de garganta,
entonces todos los síntomas juntos proveen un mejor cuadro de la
enfermedad.

En muchos casos, los signos y síntomas de un paciente no proveen


suficientes indicaciones para determinar la causa de una enfermedad;
por lo tanto, puede que sea necesario realizar exámenes médicos,
tales como rayos X, análisis de sangre o una biopsia.

10. EJEMPLOS DE SINTOMATOLOGIA EN PACIENTES CON


VEISALGIA (Resaca)

Los síntomas físicos tales de taquicardia, temblor, ortostasis y la


alteración de las funciones cerebrales entre las que se cuentan los
trastornos del aprendizaje o del análisis de relaciones temporo-
espaciales, no son en realidad los problemas que el paciente percibe
como más apremiantes.

Buena parte de los síntomas relacionados al guayabo son subjetivos


para cada individuo, y los mismos varían entre un episodio y el
siguiente, razón por la cual ha sido difícil llegar a estandarizar una
definición.

Algunos grupos de trabajo han definido el guayabo como la presencia


de al menos dos síntomas, los cuales se presentan luego del consumo
de alcohol y su metabolismo completo, con suficiente severidad, para
alterar el cumplimiento adecuado de las responsabilidades diarias.

Además de los síntomas físicos ya descritos que ayudan a llegar al


diagnóstico de la entidad, el guayabo se acompaña de otra serie de
cambios, que por no ser tan notorios como las alteraciones físicas,
pueden pasar desapercibidos para el paciente ya que no capturan su
atención por no ser de marcada intensidad, o discapacitantes.

11. SIGNOS Y SÍNTOMAS DE LA HEPATITIS


Un chico puede tener hepatitis asintomática, es decir no presentar
absolutamente ningún síntoma, también puede tener síntomas
compatibles con una gastroenteritis leve: fiebre, nauseas, diarrea,
pérdida de apetito y decaimiento o un cuadro más severo con
síndrome febril prolongado, astenia, adinamia, anorexia, vómitos y
coloración amarillenta de piel y mucosas (ictericia). Esta presentación
clínica suele ir acompañada de materia fecal clara y pastosa (acolia) y
orina amarilla oscura (coluria).

Salvo los recién nacidos que pueden presentar ictericia fisiológica


(normal), todo chico con coloración amarillenta de la piel debe ser
estudiado.
CONCLUSIONES
• La concepción actual del dolor y su abordaje han sufrido
grandes transformaciones desde lo místico y sobrenatural de la
antigüedad, hasta el uso de la más alta tecnología de nuestros
días, sin embargo, el componente cultural sigue presente en el
ser humano.
• Existen dificultades cuando desde el punto de vista clínico, no
se evalúa a la persona con dolor y sufrimiento de manera
integral.
• Debemos aceptar las dificultades que tenemos para interpretar
nuestras reacciones, el asombro que nos causa el
reconocimiento de nuestros sentimientos, emociones y
percepciones, el enigma del por qué actuamos como lo
hacemos.
• El abordaje de los individuos debe ser único e irrepetible por
esas características propias de cada uno, haciendo que se
impulse a los médicos a reconocerse a sí mismos, recorriendo
un largo camino para tratar de descubrir lo insondable de su
propio ser.
• El tiempo en horas, que dedican los profesionales de la salud,
específicamente los médicos a la atención integral de los seres
humanos en circunstancias difíciles, como son la pérdida de la
salud de ellos mismos o de uno de los integrantes de su grupo
familiar, nos proporciona oportunidades para la continuidad de
la atención y de esta manera acceder a su intimidad física y
comprender con más profundidad el origen y la complejidad del
dolor cuando éste se presenta, sea de carácter físico y/o
psíquico. Pero a su vez, a través de ellos podemos
reconocernos, mirar hacia nuestro interior y aprender a ser más
humanos.
• Frente al dolor y al sufrimiento que ocasiona la enfermedad,
existen situaciones que parecieran no trascender. Pero ellas
también producen dolor, por tanto el médico tiene que brindar
apoyo y solución, aceptando que, definitivamente, no existen
soluciones universales y teniendo siempre presente la relación
médico-paciente y médico-enfermo-familia.

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